IV. ARMA
-Pero no estoy aquí para hablar de mí -continuó-. Lo que me importa ahora es este chico. Un paciente fuera de serie desde el punto de vista científico, un muchacho extremadamente vulnerable desde la perspectiva humana.
-Estoy de acuerdo en eso, no tengo malas intenciones para con él si fué eso lo que insinuó -dijo Harry.
Usher lo observó críticamente, luego su expresión se hizo más simpática:
-¿Podemos tutearnos? -preguntó.
Harry asintió callado.
-Bueno, no tienes malas intenciones con él porque todavía no sabes lo que significa ni el poder que puede llegar a tener -prosiguió el médico-. Él, en sí mismo, está tan desarmado, o más incluso, de lo que era la última vez que lo viste, no puede hacer uso directo de la fuerza que ahora tiene, este poder nuevo está condicionado por una norma muy estricta: no puede hacer nada para sí mismo, no puede ayudarse. Lo que haga tiene, forzosamente, que ser para otros.
"Por eso es un arma.
"Un arma muy delicada, y usarlo, en toda circunstancia, significa matarlo.
Harry se tensó inmediatamente; al perecer, la muerte estaba rondando a su alrededor como una fiera hambrienta que se negaba a retroceder, se acercaba en la obscuridad, lanzaba un zarpazo o un mordisco, tomaba su porción y luego, volvía a ocultarse en las sombras, pero nunca, nunca desaparecía.
-¡Hey! -exclamó el chico- Jamás podría hacer algo que pudiera matarlo. No soy esa clase de persona, no podría usarlo como una herramienta para dejarlo morir después. No soy tan egoísta.
Usher se rió con un rictus desagradable.
-Eso es exactamente lo que te hace tan peligroso como Voldemort para ese chico -dijo-. Sé que no te consideras egoísta, probablemente no lo seas, pero estás metido en una guerra, llegará un momento en que las cosas se pondrán tan tensas que no soportarás la presión y buscarás una solución lo antes posible, antes de que más gente siga muriendo, antes de que veas a todos tus amigos destrozados, quizá a tus propios hijos muertos o condenados; pensarás en todo, en cada detalle, y el fragor de la guerra te gobernará, te sentirás tan responsable de cuanto pasa que desearás morir aunque esta no sea la respuesta...y entonces...
"No, te lo haré saber ahora mismo para que el remordimiento te haga reflexionar aunque sea demasiado tarde, para que pienses en ello antes de que te veas dispuesto a tomar una determinación desesperada: este chico puede acabar con el Lord sólo con desearlo, pero para ello tiene que morir.
"Si haces que muera, te condenarás por toda la Eternidad porque él no llegó a ser lo que es ahora sino por el sufrimiento más espantoso.
El chico de los ojos verdes no pudo evitar un estremecimiento de sorpresa y de miedo.
-¿Es tentador? ¿Cierto? -articuló Usher, encendiendo otro cigarrillo- Claro que es muy tentador, el camino fácil siempre lo es; yo podría haber adorado al demonio y alimentarme de niños perdidos para sentirme saludable, pero preferí estudiar durante veinte años. Tú podrías aprovechar la debilidad de este chico y obligarlo a suicidarse en lugar de aceptar lo dura que es una guerra.
-Me tratas como si fuera un delincuente -masculló Harry mirando el piso.
-No, te trato como un ser humano, y todo ser humano tiene derecho a dudar, y la posibilidad de sufrir y de caer -sentenció Usher-; tú no eres la excepción, no eres un santo, y tampoco eres dios para hacer uso de la vida de otros sólo porque hacerlo va a salvar un país o el mundo. No se trata de economía, eso no tiene nada que ver con esto; se trata de sentimiento, de conciencia, de responsabilidad.
"Ahora ya lo sabes, ahora entiendes que tener a este chico en tu casa y hacerte cargo de él es tener la tentación demasiado cerca. Salvar el mundo requiere de entrega y capacidades, salvar a una vida significa aprender el valor que tiene y ser también un poco egoísta.
"¿Te das cuenta que hubiese sido muchísimo más fácil para todos que este chico muriera solo en el bosque? Sin embargo, está aquí, bajo tu techo y te debe la vida. Tal vez trate de suicidarse mañana, quizá llegues un día y le encuentres desangrado, o colgando de una viga del techo, como si no importara su existencia o la del resto del universo, y entonces dirás "fue un maldito inconciente, un maldito malagradecido", y pensarás que debiste haberlo obligado a cumplir una misión que te pertenecía a tí.
Sin que se diera cuenta, Harry comenzó a sollozar y luego las lágrimas le arrasaron los ojos; el cuarto se convirtió en una masa borrosa, se cayeron sus anteojos, se limpió nerviosamente las lágrimas de las mejillas sin lograr quitarlas de su rostro.
Usher se inclinó y recogió las gafas y esperó un instante hasta que Harry dejó de sollozar.
-¿Por qué haces ésto? -reclamó el chico- ¿Por qué me hablas así?
-Porque no quiero que olvides que nunca debes moralizar a este chico, alguien con las alas de la condenación debe actuar por motivos propios; no influyas en sus decisiones, no le enseñes nada, no le pidas nada, no lo hagas partícipe de tus problemas. Él ya está fuera del mundo, las leyes que rigen a los demás no corren para él; la soledad y la inconciencia están bien para alguien que ha dejado de ser completamente humano porque otros hombres lo han arrastrado a ello.
"Él se recuperará tarde o temprano y cuando lo haga, tiene que marcharse muy lejos de todo; desaparecerá.
A través de las lágrimas, Harry sonrió:
-Me desharé de él y olvidaré que existe -dijo-; tiene familia, que se ocupen ellos; bastante he hecho ya.
-Has hecho bastante, cierto -asintió Usher, sonriendo también mientras dejaba la colilla en el cenicero-, y espero que en verdad puedas librarte de él y de lo que significa. Sólo procura que nadie sepa lo que te he dicho aquí, que la persona que se haga cargo de él hasta que se recupere...o se muera, no vea lo que tú y yo vimos aquí, que nadie sepa que existen las alas de la condenación a menos que confíes perfectamente en esa persona, hasta las últimas consecuencias. Este chico es como una bomba que puede desactivarse a sí misma una vez transcurrido un tiempo prudente. Enemigos y amigos son idénticos cuando la tentación es tan grande.
Harry se limpió los ojos y se mostró muy aliviado.
-Eso es verdad -concedió-. Gracias por el consejo.
-Bueno, hay algo más -tentó Usher-. Puedo ver que tú y él no eran amigos en el colegio, fueron sólo conocidos o hasta enemigos, mas, no dejes que eso te afecte. El chico es una carga, un paquete peligroso, pero en sí mismo ha cambiado; pasarán unos días difíciles, si continúas cerca de él, y bueno...cuentan que un ser así es muy especial y fascinante, como los unicornios y las sirenas. Procura ser amable y él te recompensará, y te sentirás además bien contigo mismo...esa es la compensación.
"No todo es tan terrible. Ánimo.
Usher se levantó, tomó de su maletín una botella y se la extendió a Harry:
-Dos gotas en una cucharadita de agua cada seis horas -le indicó-, esto remitirá el dolor, y hay que evitar moverlo a toda costa; que beba leche tibia los tres primeros días, sólo dieta líquida por una semana. Que no se levante, que intente no hablar, que no se esfuerce en nada, es necesario que alguien le acompañe al cuarto de baño y que no le pierdan de vista porque es probable que intente suicidarse de nuevo.
Luego le extendió una targeta:
-Ésta es mi dirección, por la noche estoy en casa, en el día, me encuentras en el hospital; cualquier emergencia, vendré de inmediato -prosiguió-; y recuerda: ojala nadie sepa lo que sucede.
"Cuídalo.
Usher y Harry caminaron hasta la red flu y el médico desapareció rápidamente, dejando al chico solo con Malfoy.
"Estoy solo con Malfoy", se dijo Harry, mientras caminaba lentamente hasta el sofá sin poder asumir todo lo que estaba pasando. Quizá necesitaba comenzar a fumar cigarrillos como Usher para pensar en todo más fríamente o beber una poción que parecía sangre para olvidar que Malfoy había dejado de ser su enemigo acérrimo para convertirse en una víctima que debía cuidar.
Sólo en ese instante se dio cuenta que no sabía cómo deshacerse de Malfoy.
Decidió rápidamente que la única que podía saber ésto era Hermione, y que si era imprescindible hacerse cargo de él, sólo ella podría conocer la información que le había dado Usher.
Salió silenciosamente de la casa y buscó una cabina telefónica, en casa de la chica había aparatos muggles y tenía su número; marcó rápido los dígitos y esperó.
-Hola, ¿se encuentra Hermione?- preguntó.
-Espere -dijo una voz, que seguro era su padre.
Luego de un momento, ella tomó el auricular.
-¿Hermione?
-Sí, Harry ¿Qué sucede? -inquirió la chica.
-Bueno...¿Sabes cómo puedo contactar a la familia de Malfoy? -preguntó.
-¿No lo sabes? -dijo ella, asombrada.
-¿Saber qué?
-Lucuis Malfoy está en Azkaban y a su madre la encontraron muerta la misma noche que murió Dumbledore, su casa de incendió hasta los cimientos -repuso ella.
Harry se quedó de una pieza.
-Espera ¿por qué quieres saber?
Él se demoró un poco en contestar.
-Encontré a Malfoy -sentenció.
-¿Y está vivo? ¿Lo capturaste?
-Está más muerto que vivo -reconoció él- No tuve que capturarlo, estaba agónico cuando lo hallé.
- ¿Y qué vas a hacer con él? ¿Vas a entregarlo?
-No puedo, la situación es muy delicada, si lo hago, esto podría convertirse en un infierno, literalmente.
-No te entiendo ¿Quieres que vaya contigo?
-Mañana, si puedes. Necesito ayuda porque esto se me escapa de las manos. Y por favor, no lo comentes con nadie, ni siquiera con Ron. ¿De acuerdo?
Ella pareció vacilar detrás de la línea.
-De acuerdo -finalizó-. Te veo mañana en la guarida.
-Bien, hasta mañana.
-Hasta mañana.
No habían pasado ni diez minutos de que se marchara Usher y él ya había comentado el asunto con alguien, con la esperanza de que ese alguien fuese lo suficientemente cuerdo como para guardar el secreto. Confiaba ciegamente en Hermione.
De vuelta a la casa, compró un paquete de cigarrillos y por primera vez en su vida, tosió con el humo y descubrió que era desagradable y agradable a la vez, como un golpe dado con cariño o una reprimenda amable.