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El destino de un ángel por licherni

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Notas del capitulo:

weno ya estoy aki de nuevo

siento la tardanza estaba de examenes, castigada y con la compu jodida, (to a la vez)

me alegro de ke gustara el capi anterior y siento aberlo dejado asi ^.^

no os preocupeis ke este trae compensacion ^.^

disfrutadlo

Kisses

 

Capítulo 7:

 

(Narra Harry)

 

Bajamos corriendo hasta la recepción y espero a que la recepcionista que está al teléfono cuelgue, pero al parecer está hablando con una amiga y no tiene ganas de ello.

-Disculpe- la llamo.- Disculpe, ¡disculpe!

-¿Qué?- responde de malos modos mirándome directamente a los ojos y quedándose asombrada en un momento.- ¿Qué desea?

-El número de habitación de Michael Stuar, por favor.

-202.

-Gracias.

 

Llamamos al ascensor pero como tarda demasiado en bajar subimos corriendo por las escaleras. Al llegar a la puerta podemos oír los gritos de Michael y nos esperamos lo peor.

-¿Esperabas salir indemne después de intentar quitarme el puesto? Que te entre en la cabeza, yo soy su estrella y tú no vales nada- de una patada abro la puerta y la escena me deja momentáneamente helado.- Harry, ¿vienes a unirte a la fiesta?- me pregunta Michael con una sonrisa sádica y el látigo en la mano.

-No, Michael, vengo a buscar lo que me pertenece, tu obsesión ha llegado demasiado lejos, suelta a Draco- respondo mirando el cuerpo de Draco atado por cuerdas a la cama, una mordaza en la boca y la ropa desgarrada.

-Lo siento, Harry, pero yo te pertenezco a ti, soy tu estrella y si no quieres aceptarlo por las buenas tendrás que hacerlo por las malas- dice agitando el látigo y dándome con él en el brazo. La punta con la cuchilla me hace un corte al rozar mi piel pero yo sin inmutarme la agarro antes de que se me escape y tiro para quitarle el látigo cortándome la palma en el proceso.

-Nev, desata a Draco por favor, yo me encargo de éste- le digo a mi amigo arrancando la cuchilla de un tirón.- Luego te arreglaré el látigo.

-De acuerdo- dice cerrando la puerta, se acerca a Draco para empezar a desatarlo, Michael se acerca para intentar impedírselo pero yo blando el látigo y le doy en la cara.

 

Vuelvo a blandirlo y lo hago enroscarse en el cuello de Michael para acercarlo a mí y darle un buen puñetazo con la otra mano. Tiro y lo desenrosco haciendo que Michael dé cuatro o cinco vueltas alrededor de su eje para luego caer al suelo estrepitosamente. Vuelvo a agitar el látigo, le doy en la cara, luego en los brazos, en el pecho, en la cara de nuevo, vuelvo a bajar al pecho, los chasquidos resuenan en la habitación una y otra vez hasta que la mano de Nev se posa en mi hombro. Su mirada me pide que pare, asiento con un suspiro y me vuelvo hacia Draco. Tendido en la cama y con el conocimiento perdido, me acerco a él para observarle las heridas.

-Sólo tres son profundas, el resto por suerte son bastante superficiales pero está perdiendo mucha sangre y hay que cerrarlas rápido. Necesitaré que me traigas tu crema para los cortes, lo llevaré a mi habitación.

-De acuerdo, espérame arriba.

-Gracias- le digo antes de que se vaya. Cojo a Draco en brazos con sumo cuidado y suspiro, luego cojo como puedo el látigo y la cuchilla.- No te vuelvas a acercar a él, no lo mires, no lo toques, ni pienses en él, te quiero a más de cien metros de él y como me entere de que me has desobedecido vas a morir de manera muy dolorosa y nadie sabrá nunca quién fue el culpable. No eres indispensable para nadie, tus dotes son fácilmente superables- con esta última frase me doy la vuelta y salgo de allí.

 

En la puerta de mi habitación me espera Luna para echarme una mano por orden de Nev, saca de mi bolsillo la llave y me coge el látigo y la cuchilla sin preguntar por la cantidad de sangre que sigue chorreando por mi brazo herido. Me abre la puerta y después de dejar las cosas encima de la mesita me deja a solas con Draco mientras lo acuesto con cuidado y lo vuelvo a observar evaluándolo. Nev llama casi enseguida, le abro la puerta y lo dejo pasar.

-Sólo podrá cerrar las superficiales, de las otras tendrás que encargarte tú.

-No hay problema, muchas gracias Nev.

-No es nada, llámame si necesitas algo más.

-De acuerdo, gracias- se va cerrando tras de sí la puerta.

 

Me acerco a Draco y tiro de la camisa totalmente desgarrada para quitársela por completo, mis ojos observan horrorizados las marcas que surcan su pecho. Untando los dedos en crema la voy extendiendo con delicadeza por todos los cortes superficiales mientras que al paso de mis dedos se van cerrando sin dejar marca alguna. Dejo el botecito de la crema a un lado y miro los tres cortes que quedan, uno en el brazo y otros dos en los costados. Paso la lengua por el del brazo para limpiar la sangre que cae, cuando la hemorragia para coloco encima una mano y dejo pasar mi magia a ella para cerrar el corte. Repito el proceso con los otros dos cortes mientras oigo jadear y gemir inconscientemente a Draco al sentir el contacto de mi lengua con su piel.

 

Al terminar lo meto entre las sábanas y lo dejo descansar mientras que sentado a su lado arreglo el látigo volviendo a poner la cuchilla en su lugar y limpiándola. Es entonces cuando me doy cuenta de que tengo el brazo derecho cubierto de una capa de sangre a medio secar. Me meto en el baño para secarme y quitarme la camisa empapada también por la sangre pero no me da tiempo a secarme el brazo totalmente curado cuando oigo a Draco llamarme. Me acerco corriendo y me doy cuenta de que sólo es una pesadilla, lo levanto y lo abrazo acunándolo.

-Ya está Draco, ya pasó, estás a salvo, es sólo una pesadilla.

-¿Harry? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy?

-Estás en mi habitación, sospeché que algo pasaba y fui a buscarte, no pude llegar a tiempo para que no te hiciera lo que te hizo, pero no te preocupes más, estás a salvo y no se volverá a acercar a ti.

-Tuve miedo, mucho miedo- me dice sollozando.

-Lo sé, pero no volverá a pasar- le aseguro. Lo vuelvo a acostar y me meto en la cama a su lado para seguir abrazándolo.

-¿Estás enfadado?- pregunta después de un rato en silencio.

-Sólo decepcionado, ¿por qué, Draco? ¿No confías en mí?

-No es eso, confío ciegamente en ti Harry pero tenía miedo de que te enfadaras. ¿Sabes? Cuando me dijiste lo que iba a pasar no terminaba de comprenderlo todo, entendí lo que querías decir cuando mi cuerpo me pedía a gritos ser tuyo, cada fibra de mí me gritaba que me metiera en tu cama y me dejara hacer todo lo posible, y todavía me lo pide. Mi sensibilidad aumentó hasta tal punto que no necesitaba más que mirarte para morirme casi de placer. Las erecciones eran casi hasta dolorosas y muy difíciles de bajar pero sólo habían pasado dos días y pensé que eso era poco tiempo y que te enfadarías diciendo que podía aguantar más. Entonces Michael me propuso ayudarme, no me pareció mala idea y con tal de no hacerte enfadar daría cualquier cosa.

-Me entendiste mal, yo te dije que cuando tuvieras verdadera necesidad, no cuando me pareciera a mí, a parte de que también cuando estuvieses mentalizado.

-Pero era tan poco tiempo.

-Lo sé, cada uno tiene su autocontrol, cuanto más tiempo pasa más fácil resulta pero las primeras veces el aguante es mínimo, no tienes que preocuparte por ello, entiendo a la perfección lo que has sentido.

 

(Narra Draco)

 

El olor a canela de su piel empieza a nublarme la razón, todos mis sentidos empiezan a centrarse en su piel dorada contra la mía, sus brazos abrazándome con ternura y sus labios sobre mi pelo.

-Ahora, la pregunta clave es si estás mentalizado.

-Si no lo estuviera no me habría presentado en esa habitación esta noche.

-No me lo recuerdes ¿vale?- me pide poniendo mala cara.

-¿Qué ha pasado con él?

-Mejor no lo sepas, sinceramente, espero que nunca me veas en ése estado.

-¿Por qué?

-Porque no soy yo y tendrías más miedo del que le has tenido a Michael, ¿estás seguro de que estás preparado?

-Lo estoy desde que me entró la curiosidad- respondo, él suspira y se levanta.

-Está bien, quédate ahí un momento- entra en el armario y empieza a rebuscar. Enseguida vuelve con dos botes en la mano, uno rosa y el otro amarillo.- Relajante muscular y dilatador en spray- me explica al notar mi mirada sobre los botes. Vuelve junto a mí después de dejarlos sobre la mesita de noche, me mira preocupado.- ¿Estás seguro de esto Draco? En cuanto empiece ya no podré parar.

-Tengo tantas o más ganas que tú de hacer esto, Harry, por favor.

-De acuerdo, lo que tú quieras Dragón.

 

Sus labios se vuelven a posar en los míos en un beso mucho más demandante que los que me dio para el hechizo. Sin querer se apoya en una de mis muñecas y yo hago un gesto de dolor. Él se da cuenta enseguida y me besa ambas muñecas y tobillos traspasándome algo de magia y quitándome el dolor. En cuanto me doy cuenta de que no me duele lo hago volver a subir a mi altura para seguir degustando sus labios. Sus manos recorren mi cuerpo deshaciéndose de la molesta ropa que me cubre, mientras tanto las mías pasean por su piel dorada apreciando su bien formado cuerpo.

-No te contengas por favor- me pide con la voz ronca antes de bajar hasta la altura de mi erección y engullirla de golpe.

-¡AH! ¡Sí! ¡Harry más rápido! ¡Necesito más!- él obedece subiendo la velocidad hasta que llego a mi límite y me corro en su boca gimiendo su nombre.- Lo... lo siento Harry, tenía... que haberte avisado, perdón.

-No te disculpes, no pasa nada- me vuelve a besar jugando con mi lengua hasta que nos quedamos sin aire.- Me toca- dice con una sonrisa quitándose los pantalones y los bóxers tan rápido que apenas los veo volar antes de caer al suelo. Abro los ojos como platos al ver lo que tengo delante.- ¿Qué ocurre?

-¿Pretendes metérmela entera? ¡Si es un arma de destrucción masiva! ¿Qué cifra tiene? Cuarenta seguro.

-Exagerado, sólo son 28 centímetros de nada- parece que mi cara no muestra tranquilidad y eso lo hace dejar las bromas a un lado. Se acerca a mí gateando por encima de la cama y con una mirada felina.- Vamos Dragón, te prometo que no te va a doler nada y que vas a tocar el cielo con los dedos- lo miro buscando la verdad de sus palabras.- Te lo juro por lo que más quiero, si te hago daño tienes permiso para hacerme lo que quieras en compensación.

-De acuerdo.

 

Me sonríe con dulzura antes de coger el spray y hacerme abrir las piernas, siento el líquido frío al principio para que luego empiece a darme calor. Harry mete uno de sus dedos lubricados en mi entrada con facilidad, por suerte gracias al dilatador apenas lo noto. Enseguida los tres dedos dejan de ser suficientes para seguir dilatando por lo que Harry extiende el lubricante a lo largo de toda su extensión y entra en mí de una sola estocada después de darme la mano. Aprieto un poco su mano entrelazada con la mía al sentir la molestia en mi interior, él se queda quito un rato hasta que me acostumbro y pido más. El ritmo desenfrenado me hace gemir como un loco, besando a cada rato sus labios, sintiendo sus manos alrededor de mi sexo, es como si me estuviera quemando de manera agradable y placentera, muy placentera. En el último momento su orgasmo llega con una de sus estocadas que lo hace pronunciar mi nombre en un gemido tan ronco como excitante que yo lo sigo segundos después pronunciando también el suyo.

 

Sale de mí besándome todavía y se tumba a mi lado para abrazarme con los ojos cerrados mientras intento normalizar mi respiración.

-¿En serio, me has metido 28cm de golpe?- se ríe contra mis labios sin abrir todavía los ojos.

-¿Te ha dolido?- pregunta habiéndolos.

-No, sólo has sido la molestia del momento. Me has hecho tocar las estrellas de verdad, qué harías con cinco centímetros más.

-No me es necesario ni un centímetro más para llevarte donde quieras Draco, puedo demostrártelo cuando quieras.

-Cuando a ti te apetezca, si por mí fuera sería ahora mismo.

-Ahora estás demasiado cansado, las primeras veces necesitarás descansar, ya te acostumbraré, voy a aprovechar que me has dado carta blanca porque nunca he encontrado a nadie que me ponga como tú.

-¿Eso es que repetiremos?

-Si no tuviera miedo de romperte algo te zumbaría una y otra vez sin parar hasta que vinieran a buscarnos por haber desaparecido. Voy a serte sincero, ahora mismo me encantaría volver a chupártela y oírte gemir mi nombre como lo has hecho antes, me encantaría que mi nombre en tus labios fuera siempre ese excitante gemido porque es algo a lo que no me puedo resistir.

-Nunca pensé que diría esto pero oír tanta palabra blasfema me pone bruto.

-Se siente, hoy toca dormir.

 

Salimos del ascensor arreglándonos el pelo y la ropa mientras los de la dirección nos miran extrañados. No puedo evitar sonrosarme ante las insistentes miradas que piden explicaciones de por qué el ascensor no se ha movido durante una hora de entre el sexto y quinto piso. Desde que me entregué a él no paramos de hacerlo, sinceramente, su cuerpo es lo mejor que he probado nunca en mi vida. Es demasiado excitante, no puedo negarme nunca a él, pero bueno, luego está eso de que me hace sentirme querido, nunca nadie había conseguido hacerlo ni siquiera mi madre. No quiero apresurarme en mis suposiciones pero creo que estoy sintiendo algo más que amistad y deseo por Harry, puede que tal vez me esté enamorando de él. Nos sentamos en una mesa apartada con los platos llenos, yo suspiro y él me mira preocupado.

-¿Ocurre algo?

-Nada de importancia, quería contarte algo y no sé por donde empezar.

-Empieza por el tema, ¿qué quieres contarme?

-Es sobre el cascabel y todo eso, quería contarte el motivo por el que busco el cascabel, me pareció que siendo amigos como somos es una tontería ocultártelo.

-Eso es tu decisión, bien, dime qué le quieres pedir.

-Quiero que liberen a mi madre, absuelta de todo.

-Es un buen deseo, la echarás de menos seguramente.

-Sí, mucho, ella era la única que me quería de verdad pero bajo las órdenes de mi padre le era imposible hacer lo que quisiera, siempre intentó protegerme, ella no merece estar ahí- digo bajando la cabeza, su mano agarra la mía, al mirarlo me encuentro su sonrisa más dulce.

-Con cascabel o sin él ella estará fuera dentro de poco, no te preocupes más por eso, no me gusta que te deprimas, eres más guapo con una sonrisa.

 

(Narra Harry)

 

Como cada noche me espera en su balcón, bajo flotando hasta quedarme a su lado, él sonríe desde el sillón que ha sacado para esperarme.

-Hola ángel, ¿cómo te ha ido el día?

-Ha sido interesante, y a ti, pareces muy contento a parte de cansado.

-Sí, he tenido mucha movida divertida, Harry me da mucha caña- responde con una sonrisa divertida, algo de fuera me golpea en el alma al pronunciar mi nombre. Me sujeto el pecho sorprendido, él deja de sonreír y se acerca a mí.- ¿Estás bien?

-¿Qué ha sido eso? ¿Qué has pensado al nombrar a Potter?

-No lo sé, deseo y algo mezclado con él, calor, felicidad y tranquilidad, una mezcla de los tres y un cosquilleo en el estómago.

-Eso se llama amor, ¿te has enamorado de Potter?- le pregunto angustiado.

-Creo que sí- me confiesa avergonzado, evito soltar un gemido angustiado al oír eso e intento mantener mi mente entera y ordenada.- ¿Pasa algo por ello?

-No, nada. ¿Has oído la profecía que habla de mí?

-Sí, estaba allí cuando salió.

-Voy a contarte algo sobre eso, Draco, tengo dos formas de morir. La primera es que renuncie a mis alas por quedarme junto con mi amor, la segunda es decir a alguien que lo amo y que ése alguien me diga que me ama y que ambas sean verdad. Hazme un favor, no te encariñes mucho de mí y tampoco de Potter porque tarde o temprano nos perderás a los dos, no voy a poder evitar enamorarme y Potter se apartará de ti en cuanto encuentre a tu pareja perfecta. Ten cuidado con lo que dices Dragón, puedes hacer mucho daño, a los de tu alrededor y a ti mismo, piensa bien las cosas y no te dejes llevar siempre por tu corazón, no a todos nos ha ido bien eso.

-¿Por qué me dices ahora esto?

-Porque yo también creo que me he enamorado de alguien y que soy correspondido, tal vez le diga lo que siento y después renuncie a mis alas para que no se sienta culpable porque haya muerto al decir que me ama, o no se lo diré, de cualquier forma moriré para que sufra lo menos posible y pueda hacer una vida nueva. Lo tengo asumido, por eso no volveré hasta dentro de dos semanas, no se te ocurra pedir que vuelva a convertirme en persona normal porque antes de que antes de esa noche yo ya estaré muerto. Ahora que te he contado todo esto, quiero hacerte un último regalo, agárrate muy fuerte por favor, no quiero que te caigas.

-¿Qué vas a hacer?

-Ya lo veras- lo agarró con fuerza y despliego las alas para después saltar balcón abajo y remontar el vuelo casi a ras del suelo. Vuelo durante un rato sin rumbo ninguno.- Mira a tu alrededor- le pido. Él despega su cara de mi pecho y se queda mirando el paisaje que le muestro.

-Es maravilloso.

-Sí, es lo que veo todas las noches gracias a la luna, es una de las pocas cosas buenas que tiene esto, agárrate, vamos a aterrizar- giro en dirección al claro.

 

Lo dejo de pie en la roca más grande mientras yo termino de bajar hasta la superficie del lago donde me poso con delicadeza sin hundirme en el agua.

-¿Cómo lo haces?

-Magia pura y dura, Dragón, con entrenamiento tú también podrías hacerlo. Quédate donde estás, por favor, quiero mostrarte algo- se sienta mirándome fijamente mientras yo me aparto un poco y cierro los ojos. Elevo las manos y formo seis bolas de agua para después iluminarlas con un chasquido. Me acerco a él y toco su cuello con dos dedos.- Canta- le pido.

-¿Cómo?

-Que cantes, verás qué ocurre.

 

Empieza a cantar, las bolas empiezan a moverse a su son, él abre los ojos encontrándose con el espectáculo. Las bolas iluminadas siguen su voz, bailando unas con otras por todo el lago y a su alrededor, la imagen más bella que tendré de él.

Notas finales:

dejadme algunos reviews, espero ke os aya gustado

Kisses


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