CAPÍTULO X “PERDIENDO EL TIEMPO”
Las cosas iban de mal en peor. Al menos esa era una buena forma de comenzar. La estadía en la enfermería fue corta, pedía no regresar allí.
Hay personas que son controladoras. Muy mal hecho. Se tira tanto de la cuerda que se rompe. Si asfixias demasiado a quien amas, sólo conseguirás que se aleje más de ti, no que te acepte a su lado, a menos que seas lo suficientemente masoquista para aceptar ese gran dolor.
Eso es lo que está pasando ahora, y esto es lo que ha pasado en estos cinco días restantes que le quedaban al rubio para quedarse con el corazón de su león.
DÍA 1
HOGWARTS
SECTOR DEL LAGO
-Al fin has salido de esa enfermería- dice el sly, quien estaba sentado en el pasto, no sin antes de colocar su capa en el suelo, por la humedad.
-No quiero volver allá, tenlo por seguro- dice el gry con cierto tono sarcástico.
-Parece que te agrada mucho, sobre todo porque ese marcador no dejó de ir a visitarte.
-No vi a Alex y no es marcador.
-Como sea, no hay que fiarse de ese chico.
-Eso tengo que verlo yo no tú.
-Estoy seguro que él no podrá ganarme.
-¿Cómo puedes estar tan seguro?, tú no sabes lo que pasa por mi cabeza o lo que pienso de Alex.
-¿Desde cuando para ti es Alex y no “Marker”?- pregunta el rubio, mirando inquisidoramente.
-Desde hace poco, ¿te importa?, o vas a seguir perdiendo tu tiempo y de paso, el mío.
-Ese tipo es un pesado, quién diablos se cree, ahora es todo un gigoló dentro del colegio.
-Haber Malfoy, ya me aburriste, que Alex sea mejor que tú en ese aspecto, parece que te tiene bastante mal- le mira fijo- tal vez debería comprobarlo- se levanta del suelo- se acabó tu día, prefiero jugar con Ron al ajedrez mágico que escuchar tu voz- se va.
-Nadie me deja solo, cara-rajada, regresa- comienza a reclamar Draco- tú te lo pierdes, gryffindor tenía que ser- se levanta del suelo- creo que iré a buscar diversión con otro- se fue a las mazmorras para desahogarse.
DÍA 2
EL GRAN COMEDOR…
Draco, ya más “calmado”, se llevó a Harry para territorio de las serpientes para desayunar.
Parecía un campo de batalla.
Harry miraba hacia la mesa de gryffindor y podía percibir la mirada de Alex. Una de odio para Draco y otra de total deseo y lujuria para él.
-Draco, ¿qué te parece si hoy vamos a la torre de astronomía?- pregunta el pelinegro, captando un poco de su atención.
-Vamos- se acerca a su oído- ni creas que te me escaparás- le muerde el lóbulo de la oreja.
A decir verdad, el profesor de Pociones, Severus Snape, estaba que se arrancaba los ojos con un destornillador por el espectáculo tan deplorable que daba su ahijado.
-Draco, no hagas eso, todos nos están mirando- dice el moreno, avergonzado.
-Que miren, los ojos están para mirar o si no que se los saquen- responde el ojigris, robándole un beso.
Las chicas estaban entre tristes y otras golpeándose la cabeza contra la mesa.
Alex, ya había roto algunos palillos que tenía guardado en sus bolsillos. Aunque no lo crean, los lleva para liberar tensiones.
Terminado el desayuno que dejó a más de uno lesionado, los chicos se fueron a la torre de astronomía. Ahora les dio por vagar en vez de estudiar.
-La vista es muy linda- dice el ojiverde- me gusta mucho este sitio.
-Como si nunca hubieses venido aquí, Potter- dice molesto el ojigris.
-¿Y ahora qué demonios te pasa?- pregunta Harry muy molesto, la actitud de su ex Némesis, era para golpearlo.
-Nada, Harry, nada- se acerca y lo arrincona a una pared.
-¿Qué vas a hacer?- pregunta el pelinegro que podía sentir que sus mejillas estaban rojas.
-Hace mucho que quería hacer esto- le besa, apegando más su cuerpo.
Ese era el Draco que quería, no aquel que se llevaba hablando de su contendor cada cinco segundos.
Pronto se quedaron sin aire en los pulmones, aún así no se alejaron, más bien volvieron a besarse con aquella pasión contenida.
-Al fin volviste, Draco- dice el pelinegro como si anduviera en las nubes.
-Beso mucho mejor que ese marcador ¿o no?- dice Draco, arruinando la atmosfera romántica en todo el sentido que existe.
Harry, muy molesto, lo golpeó en la parte baja. Dicho sea, sus partes nobles, si es que tiene una parte noble y se fue del lugar.
-Demonios, obviamente que beso mucho mejor que él- dice, mientras espera a que se le pase el dolor.
DÍA 3
TORRE DE GRYFFINDOR…
Harry no quería salir de su cama. Ron le tiraba las mantas al suelo y él volvía a taparse.
Era el día más fatal de su vida.
-Sabes que ese hurón de cuarta es un cretino sin corazón, lamentablemente piensa con lo que no es para pensar- dice el pelirrojo- anímate Harry, sólo te quedan dos días, nada más.
-No quiero salir Ron, déjame tranquilo- decía el pelinegro, fingiendo que dormía.
-No sacarás nada con quedarte acostado.
-Déjame- se da vuelta, dándole la espalda.
-¿No te piensas levantar cara-rajada?, son más de la una de la tarde- dice la más que conocida voz Malfoy.
-¿Qué diablos haces aquí Malfoy?- pregunta Harry, desconcertado- tú jamás pisarías este terreno.
-Sólo por hoy, no te acostumbres, ya vete a bañar- le tira la ropa a la cara- a ver si te quitas esa cara de embobado que tienes- se retira.
-¡Eres un cretino!- tira la ropa al suelo, y no se levanta.
-Harry, sé que es un cretino, un tipo de lo más odioso que existe, tú lo escogiste- dice Ron.
-Gracias, Ron, eso no me consuela- termina de decir el pelinegro, levantándose de la cama.
-Tal parece que no has tenido mucha actividad física- comenta Ron.
-¿Por qué lo dices?, he ido a los entrenamientos.
-Parece que tú necesitas entrenamiento y urgente- le apunta a la entrepierna.
-¡Lo siento!- se tapa y se encierra en el baño.
UNA MEDIA HORA DESPUÉS…
Harry está listo, bañado, vestido y con un problema, menos.
-¿Podemos irnos ya?- dice Draco, quien esperaba a las afueras de la torre.
-Está bien- responde Harry no de muy buen humor.
-¿Qué quieres hoy?- pregunta el sly, mientras caminaban.
-Primero quiero almorzar, luego, podríamos ir a pasear.
-Entonces sujétate- llegan al traslador- iremos a otra parte.
Harry sintió que su cuerpo fue absorbido y se cayó al llegar a Londres muggle.
-¿Estamos en Londres muggle?- pregunta, sin entender.
-Así es- dice sarcástico- primero vamos a almorzar, luego podemos ir a otra parte.
-Gracias, tengo mucha hambre.
Ambos chicos caminan por las calles de Londres no mágico. Ahora no iban vestidos como magos, así que podían pasar más desapercibidos entre la gente. Draco había cambiado dinero, por lo que, no habría problemas para cancelar la cuenta.
Llegaron hasta un restaurante italiano muy elegante. Se sentaron en un lugar más privado.
Harry estaba algo nervioso, eso de estar en lugares tan refinados, no iba mucho con él.
Se cohibió un poco y eso no ayudaba mucho a la situación.
Los últimos días vividos con Draco, desde la ida a la mansión hasta ahora, han sido complicados. No entendía el cambio de actitud del rubio. A veces era muy sexy, otras, frío como un témpano y un genio de los mil demonios. Siempre en mente la competencia con Alex.
-¿Qué vas a ordenar?- la pregunta de Draco lo saca de sus pensamientos.
-Macarrones con salsa mediterránea- responde, sin mirar mucho la carta.
-Unos fettuccini con salsa boloñesa- pide el ojigris.
-Muchas gracias, de inmediato traigo sus pedidos- se retira el caballero.
-¿Te comieron la lengua los ratones?- pregunta el rubio, bebiendo de su copa con agua.
-Nada de eso, es que este lugar…
-Es uno de mis lugares favoritos- responde Draco.
-No sabía que te gustaran este tipo de comidas.
-Algo bueno que hagan los muggles- dice con cierto desdén.
-¿Por qué me trajiste aquí?- dice el moreno.
-Porque sólo de esta forma, podemos estar libres de ese marcador y porque, no quiero perderte.
-Sé que te involucraste con otro.
-Todos tenemos necesidades.
-No me vengas con esas, porque si yo tengo necesidades, entonces también podría hacerlo con otros.
-Eso ni hablar Potter, sólo yo te tocaré.
-Entonces, no me hagas a un lado.
Draco estaba algo confundido. Por un lado, mientras traían la comida, decidió llevarse a Harry al baño y encerrarse con él adentro.
-Sólo yo te tocaré, así que, no permitas que nadie más lo haga o te aseguro que ni tú ni él vivirán para contarlo- dice mientras le besa con fiereza y se va hasta ese cuello.
Le saca el sweater y se dedica a recorrer ese torso, yendo a los pezones, succionando, marcando cada parte hasta bajar al ombligo.
Para Harry, todo se nubló, segundos más tarde.
Cuánto había deseado estar entre sus brazos, al fin podía sentirse vivo. Sólo con él, se sentía vivo, que ese fuego que surge desde sus entrañas, lo envuelve, lo tortura, lo funde con ese cuerpo que es tan frío, perfecto, suave y fuerte.
Ese era el mejor día, y no lo olvidaría…
Después de todo ese acto pasional, y luego de vestirse y limpiarse, se escaparon por la ventana y regresaron a las calles.
Fueron hasta una heladería y llegaron a un parque, donde mirando las hojas caer, el tiempo voló.
Palabras, estaban demás, se las decían a través de las miradas furtivas y de las manos, que no se soltaban.
DÍA 4
MAZMORRAS SLYTHERIN
Draco despertaba y no solo. Esta vez, había un chico moreno, de cabellos negros azabache y ojos verde esmeralda que ya estaba despierto.
-Buenos días- dice el gry.
-Buenos días- responde el sly, restregándose los ojos.
-Draco, ya sólo queda hoy y mañana- dice el moreno, con cierto tono melancólico.
-Ni creas que te dejaré salir de esta habitación, al menos hasta que se cumpla el plazo- dice Draco, acercando a Harry de la cintura.
-Tenemos que ir a desayunar.
-Después, hoy serás tú mi desayuno- dice, besándole y volviendo a poseerlo.
DÍA 5
MAZMORRAS SLYTHERIN…
Harry seguía acostado en la cama del príncipe de las serpientes. Hacía poco que había culminado una nueva sesión de lujuria y le dolía todo el cuerpo. Sus labios estaban hinchados, secos y tenía mucha hambre. A hurtadillas se escapó al baño para vestirse e irse, pero no le sería tan fácil.
-Ya lo sabes, ese marcador no se atreverá a tocarte- dice el rubio, sólo con una delgada sábana que cubría su cintura.
-Terminó tu plazo, ahora tengo que irme a descansar y comer- dice el gry, despidiéndose con un fogoso beso.
Harry se fue corriendo, lo más que pudo y lo que su cuerpo le permitió.
Milagrosamente llegó sano y salvo a la Torre de Gryffindor. Cuando creyó que podría descansar por lo menos todo el día, en su camita calentito, se encontró con su camita, fue transformada en una especie de cobertor de rosas. Muchos pétalos estaban desperdigados en la superficie de la cama y una nota, al centro.
-Ahora es mi turno, Harry, entre mis brazos, morirás cada noche- nota de Alex Marker.
Harry se encerró en el baño. Para él, otra semana difícil estaba a punto de comenzar.
Continuará…