Estaba el castaño acabando de recoger la cocina, lo tenían a turnos y ese día le tocaba e él. Y mientras fregaba los platos recordaba, no pudo evitar una sonrisa boba y feliz al saberse cerca de su amado. Aunque fuera increíble, y que su mejor amigo Sirius aún lo negara, Lucius Malfoy se había pasado al bando de la luz junto a su hijo, su esposa había fallecido meses atrás. Y ahora convivían los cinco en la antigua casa Black. Sirius, Harry, Draco, él y... Lucius, su serpiente, que luego de dos semanas de convivir juntos se le volvió a insinuar, sutilmente, como años atrás cuando aún estaban en el colegio, en su último año, repitiendo el mismo patrón... primero una caja de ranas de chocolate del 97% de cacao, un sabor fuerte pero que a él lo enloquecía, dudó de quien le mandaba ese presente pero no le dio importancia, eran chocolates y punto. Luego, al llegar el segundo, fueron varias las reacciones, primero shock, luego sorpresa, y por último grata felicidad seguida de una boba sonrisa que no abandonó sus labios en varios días...
-Hasta Sirius estuvo insistente preguntado el porque de la sonrisa –se rió el castaño, soltando el comentario al aire.
Pues grato fue ese segundo regalo, una marca que indicaba “Remus, soy yo de nuevo quien vino a conquistarte” ese segundo regalo fue un libro de criaturas mágicas “Los hombres lobo. Criaturas mágicas sorprendentes. Parte II” ese era el título del libro, la segunda parte del tomo que recibió años atrás. Un libro que en su momento le indicó que su admirador sabía de su enfermedad y no le daba temor el echo. Y ahora le seguía recordando lo mismo... Y luego el tercer y último... este si que cambió un poco, esperaba que como años atrás le llegara un jersey de cuello alto color canela junto a una nota pidiendo cita para hablar y conocerse, en su tiempo fue, aún sin conocer al admirador, él ya estaba enamorado, pero... esta vez fue diferente, si que le llegó el mismo jersey, de una calidad sorprendente y una talla mayor que le quedaba al dedo, pero por más que buscó no encontró la nota... eso lo desconsoló... ¿Habría sido coincidencia? ¡No! Se negaba a pensar en eso, el terco con sus esperanzas, aunque mayores eran cuatro días atrás, ahora... pasaban los días y no notaba reacción alguna en la rubia serpiente... ninguna mirada... y empezaba a perder las esperanzas...
No pudo evitar una oleada de tristeza con sus pensamientos que, una vez más, le demostraban que no lo había superado, y que nunca lo haría, el amor que le profesó al rubio era infinito y jamás caería... aunque años atrás se viera truncado por su boda con Narcisa Black... otro chorro de tristeza que le carcomía el corazón y machacaban sus recuerdos, recuerdos en los que Lucius le susurraba al oído, en la oscuridad porque según el rubio eso lo hacía ser más receptivo y sensible...
Cerró los ojos y dejó escapar un profundo suspiro mientras recargaba su espalda al lavamanos y se deslizaba hasta quedar sentado en el suelo, no quería llorar, no de nuevo, no después de tantos años...
-Remus... te quiero...
Y un estremecimiento tras ese susurro, y más tristeza al no poder evitar el recuerdo, un recuerdo que lo seguía por más años que pasaban...
-Remus... te amo... –otro susurro...
Abrió los ojos sobresaltado pero no vio nada. ¡¿Quién había apagado la luz?! Pero al instante lo supo, aún con temor a ser otra alucinación pero... no, no podía ser una alucinación... esa frase no era un recuerdo, él... jamás... hasta ahora...
-Te amo Remus... –volvió a repetir una voz ante el.
-Lu-lucius... –susurró acongojado –Lucius yo... –pero no acabó, unos labios lo acallaron, sintiendo de nuevo lo que años les prohibieron, el hormigueo en el estómago, la felicidad absoluta... se querían y en ese tiempo ya nadie se lo impediría...
FIN de Susurro