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La Casa de Campo por katzel

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Danna se apresuró con el nudo de la corbata pues deseaba bajar para proteger a Olivert de los tiburones que le rondaban en la planta inferior.

"No puedo descuidarme ni un segundo... hay tanta competencia...  que me dan ganas de... me dan ganas de..."

Llamó a todos los dioses germanos en su auxilio para no desesperar ni destruir la casita de Osten Square a pesar de las barrabasadas que Bryan pudiese cometer y de las acciones de su propio padre pues lo conocía muy bien.

Giró velozmente la manija de la puerta y se encontró cara a cara con lady Rosse.

Ambos se midieron con la mirada y volvieron a encerrarse en sus cuartos.

"¡Pero qué demonios!... por qué debo sentirme amenazado por esa tonta..." - pensaba Danna moviendo los brazos enérgicamente.

Tomó mucho aire y abrió los ojos con determinación.

"Si la ataco frontalmente encontrará la manera de hacer que Olivert se enfade conmigo... siempre sabe cómo parecer una pobre víctima"

Volvió a abrir la puerta pero esta vez por partecitas.

"Ánimo Danna... buenos modales... buenos modales... buenos modales..."

- Bu... bu... buenos días, miss Rosse - dijo casi traumatizado por tener que saludarla. "Brujaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa"

- Buenos días, Danna - respondió ella sorprendida.

"¿Qué andará tramando...?"

- ¿Ya... se... encuentra... mejor de sus nervios? - Danna estaba llegando a su límite de buena educación. "Locaaaaaa histéricaaaa, acaso tenemos la culpa de que tengas un hermano con el vacío mental de una malaguaaaaaa anda desmáyate en tu casaaaaaaaa"

- Um...

Ambos miraban el inicio de la escalera disimuladamente pues escuchaban la voz de Olivert discutiendo con Bryan y lord Adrien Eichmann.

- ¡Se dejan de apostar de inmediato mi ropa interior!

Bajo la fingida cortesía se lanzaban rayos y chispas eléctricas.

Danna apuntó con el dedo hacia atrás.

- ¡Mira! ¡Un Olivert sin nada! ¡Como Dios lo trajo al mundo!

A pesar de la imposibilidad de que Olivert se desdoblara en dos para andar desnudo por la segunda planta, Miss Rosse cayó en ese antiguo truco (en realidad toda la casa hubiera caído) y se distrajo tratando de ver algo.

Danna logró llegar sin problemas hasta la escalera y bajó sentado sobre la baranda aterrizando sobre la espalda de Olivert a quien se aferró inflando los cachetes.

El maestro rubio sintió el bulto y de pronto se vio convertido en un "cargador de Danna"

- ¡Danna!... hum...pero qué estás haciendo... te parece que esta es manera de saludar...

Danna sólo lo apretó más e infló más los cachetes.

- Haz el favor de bajar...

- Niet...

Olivert suspiró preguntándose que le pasaba al archiduquesito y por qué cada vez los enredos empezaban más temprano sin respetar la sacrosanta hora del desayuno.

- ¿En verdad no vas a bajar Danna?

- Es mi última palabra. Ni Hércules con sus tenazas podría arrancarme de aquí.

"No voy a bajar hasta que vea a Rosse a mil kilómetros de distancia"

- Ohhh a Oli le ha salido un raro tumor alemán en la espalda - dijo riéndose Bryan señalando con el dedo fino al alemancito.

- grrrrrrrrrrrrrrrrr hermano-de-Olivert... en cuanto estés cerca te asesinaré.

- Prefiero que me castigue Oli - respondió guiñando el ojo - apuesto a que sus castigos son i-nol-vi-da-bles.

- ¡Waaaaaaaaaaak!, descarado, ven acá.

Bryan se adelantó quedando cerca como para que Danna intente arañarlo con sus manitas pero sin rozarle un sólo cabello.

Mientras tanto Olivert se balanceaba de un lado a otro según el peso al que su espalda lo inclinaba.

- Danna... por favor... vamos a desayunar...

- ¡Ya he dicho que no me bajo y punto!

- No seas caprichoso.

- ¡Qué no has visto el título de esta serie! dice : "El uke caprichoso" ¡ese soy yo!

- Pero...

Lord Eichman tomó a Olivert entre sus brazos sin importarle que Danna estuviese adherido ahí.

- No puedo esperar a empiece nuestro día de campo... tenemos que compartir tantas cosas... el aire puro, las plantas, la naturaleza y...

El archiduquesito le arrancó tres pelitos y lord Eichmann se alejó tocándose el espacio vacío.

- Ayyyyy...

- Ehhhh mucho cuidado viejito... - Danna le hizo una seña de "te estoy vigilando" -... y recuerda que aún no me has explicado lo de mamá...

- Errrrr...

Lord Eichman puso sus brazos tras la espalda y fue al comedor silbando sin contestar la pregunta de su hijo.

- Fiuuuuuuuuuuuuuuu fiu fiuuuuuuuuuu

Olivert, sin resignarse a que su casa pareciese sucursal del psiquiátrico fue a sentarse a la mesa.

- Desayunaremos... sí o sí, que no se diga que en Osten Square hemos descuidado las formalidades.

El joven que traía prendido de su espalda vigilaba la aparición de miss Rosse.

"Estoy segurísimo que intentará acercarse hipócritamente a mi querido Olivert... pero me prepararé para contrarrestarla..."

- Si me dices qué sucede entonces podremos arreglarlo, no creo que la respuesta sea que te mudes a mi espalda...

- Shhhhh descendiente de mapaches, yo se lo que es mejor para los dos... yo te protegeré, no importa el frío, el calor, la nieve o la lluvia...

"Ese es el lema de los bomberos..."

"En verdad me encantaría saber por qué se le ha metido esa idea entre ceja y ceja"


Bryan entró cerrando las hojas de la puerta como si estuviese a punto de hacer una presentación triunfal.

- ¡Atención! ¡Atención!... con ustedes... la máxima cumbre de la sofisticación y el glamour, salido de los talleres Kenwood y de la profunda inspiración de quien les habla... una visión para deleitar la vista y elevar el espíritu.

Redoble de tambores.

- Presentando con orgullo aaaaaaaaaaa ¡Ditter! versión "Mary tenía un corderito"

El de cabellos castaños dejó pasar al calabacito disfrazado perfectamente para ir al campo.

Un vestido de varios volantes y fustanes con blonda descendía desde el lazo grueso y brillante de una cinta atada a la mitad de su cuerpo, los moños en las mangas y el pecho estaban a la orden del día, pequeñas botas de pie delicado con un taco apenas perceptible completaban el atuendo y por si fuera poco tenía un sombrero de alas anchas y un llavero en la mano.

- ¿Dónde están mis ovejitas? lalalala - Ditter cogiendo los volados del vestido entró sutilmente.

Liru lira liru lira...

- ¿No les parece perfecto?... y siempre tiene buenas ideas sobre el acompañamiento...

- ¡Eso es por que Lohegrin siempre me ayuda...!

Lord Eichman aplaudía.

- En verdad que os habéis superado... incluso los fustanes son de primera calidad...

Olivert fue a jalar la oreja de su hermano menor.

- No tienes conciencia, jugar con un niño como si fuera una muñeca, será mejor que subas y le pongas un traje adecuado... pero cómo se te ocurren esas cosas es algo que no alcanzo a comprender...

- Ohhhhh mi Oli... ya sé... seguro que crees que le prestaré más atención a este verraquito que a tu hermosa presencia... intentas celarme a tu estilo... no te preocupes, soy devoto por entero a ti...

- Wiiiiiiiiiiiiiiii soy un verraquito - dijo Ditter dando pasos de ballet.

- ¡Guarda silencio, perverso hermano de Olivert! - se quejó Danna desde los altos amenazando la cabeza de Bryan con el tenedor de abrir el pan.

- Tienes toda una fierita montada ahí jijijiji - Bryan se reía de muy buena gana.

- ¡Espera a que te entierre este cuchillo vamos a ver si sigues riendo!

Olivert estaba rojo con el verbo "montar", no era para nada bueno usarlo a la hora del desayuno.


Miss Rosse ingresó buscando con la mirada al tutor para sentarse a su lado pero lo que encontró fue a Ditter vestidito como muñequita de porcelana.

- ¡Oh Ditter!

Ya la tenían desmayada en el piso otra vez.

A Bryan le pareció una ofensa al buen gusto que la señorita fingiese así en la presentación de uno de sus trajes.

- Mph... bueno eso sólo me demuestra que hay gente que nunca estará a la vanguardia de la moda...

El maestro deseaba ayudar a la joven pero Danna jalaba de sus cabellos hacia atrás.

- Deja que se levante sola...

- Debemos ayudarla...

- Que noooooooooooooooooooooo.

Lord Eichman sin esperar al resto empezó a despacharse la mesa a su gusto.

"Es de mala educación despreciar las delicias de la casa"

 

Fue el menor de los Kenwood quien se inclinó hacia miss Rosse abanicándola con el periódico.

- Ya deje eso...

La lady abrió los ojos sorprendida de ser auxiliada de esa forma.

- ... ¿mister Olivert?

Los cabellos de Bryan de un color oscuro lo diferenciaban de su hermano mayor.

- Um...

En voz baja le dijo algo antes de colcarla sobre una silla.

- Ni se le ocurra interrumpir ese romance... si lo intenta nuevamente... no seré amable...

Estaba sonriendo mientras apreciaba a su Oli tratando de hacer que Danna se baje.

- ... está tan contento, mírelo bien, señorita Rosse ¿quién se detiene cuando se trata de la felicidad de un hermano?,

- Ohhh

Efectivamente, el tutor giraba por la habitación y lo que parecía ser un gesto de enfado realmente era una señal de pequeña complicidad.

- No juzgue a Olivert superficialmente... no le conoce y no tiene idea de las cosas que son importantes para él... me gustaría que comprenda que usted jamás será la señora Kenwood...

Miss Rosse se sorprendió de la forma madura en que hablaba Bryan, él que siempre parecía tan dado al juego y tan irreflexivo cuando en realidad tenía una forma diferente de ver las cosas.

- No me rendiré sólo por que usted lo dice - suspiró - ... pero lucharé honestamente y sabré cuándo retirarme...

- Esa es la forma correcta, deje de fingir... sabe, ahora no me cae tan mal señorita Rosse... sólo que yo estoy en el bando enemigo... tengamos una buena batalla, limpiamente y sin trucos... Olivert lo vale...

- Así será...


Bryan se dirigió hacia Ditter.

- ¡Representación Olivert-Danna!

- Wiiiiiiiiiiiiiiiiiii ¡a la orden!

Ditter se subió a la espalda de su Lohegrin y empezó a patalear.

- ¡Soy el monstruo arrasa mapaches! gruaaaaaaaaaaa gruaaaaaaaaaaaaa... ¡sientan mi ira!

- Y yo el apetecible maestro... ohhh qué horror no me dejan desayunar... qué será de mí...

- ¡Estoy celosooooooooooooo! - gritó Ditter - ¡De todos... de Lohegrin, de mi padre, de la tonta de Rosse y de mí mismoooooo!

Bryan lo deslizó hasta sus brazos.

- No lo estés... yo te amaré por siempre...

Una taza se estrelló cerca de ellos.

- No nos vemos así ni a patadas, actores de mala muerte cómo se atreven a realizar otra parodia de nosotros... ¡no se los perdonaré!

- ¡Heyyy no puedes censurar al arte!... ¡Es un mundo libre!

- Mundo libre waaaaaaaaaaaaaak du bist eine...!!!! ****************

La lanzadera de lisuras se volvió a escuchar en casa y el padre para ayudar a una mejor comprensión entre bocado y bocado traducía las bellas palabras de su hijo.


Los sirvientes llegaron a avisar que el coche estaba listo.

- Será mejor que desayunemos de una buena vez.

En la mesa no quedaba absolutamente nada.

- ¡Qué...!

Lord Eichmann terminó con la última rebanada de pan.

- Gracias, ha estado delicioso...

- ¡Pero si devoró todo lo que había!

Adrien tomó las manos de Olivert.

- Lamento mi falta de delicadeza pero soy una maquinaria fuerte, imparable y bien aceitada, por eso para mi correcto funcionamiento necesito cantidades industriales de alimento... ya sabe lo que dicen de los tipos que son insaciables...

El cuchillo del pan le rebanó esta vez un mechón entero de cabello.

Danna tenía los ojos vigilantes.

- Te lo advertí viejito... si no quieres morir será mejor que te apartes... grrrrrrrrrrrrrrr... o que me cuentes de mamá...

- Fiuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu fiu fiuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu

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Se dirigieron al coche para llegar temprano a la estación del tren.

El grupo era de lo más disfuncional e iban en evidentes discusiones por lo que no se escuchaban los unos a otros.

El pobre señor de la boletería sólo vio una mancha disforme llegar hasta él y gritar : ¡Véndame el boleto al lado del rubio super- simpático ese de ahiiiiiiiiiii!

El despachador tenía una gota resbalando por su frente y de inmediato comprendió la situación de Olivert.

Todos ocultaron sus números de los demás e hicieron una ronda dejando al maestro al centro.

- ¿Qué número te ha tocado? - preguntaron ansiosos como si estuvieran apostando a las carreras.

- El 18...

Danna miró el suyo : 16

- Noooooooooooooo y quién va conmigo...

Rosse descubrió su número.

- Me temo que nos toca juntos... tengo el 17...

Se volvieron a ver como grandes rivales.

Bryan sonreía.

- A veeeeeeeeer... yo tengo el... ¡14! ¡Qué injusto!

- Soy 15 - dijo Ditter haciendo una pequeña reverencia - ¡Ohhh Lohegrin!

Todos voltearon a ver la sonrisa inhumana de lord Adrien Eichman y sus ojos que lanzaban fuego.

- Yo... tengo... el 19... wajajajaja... wajajjajaja.. WAJAJAJJAJAA...

Olivert bajó la cabeza y empezaron a sonar las llamadas para el tren de las once.

Iba a ser un largo viaje.


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