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Tòmalo oTòmalo, Asì de Simple por Nessa Yaoi

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Capitulo II -   Petición del más aquí...

 

      El ojiazul permanecía inmóvil en la entrada de la habitación, su rostro  blanco como el papel junto con el temblor de su cuerpo indicaba que algo extraño estaba pasando en el interior del lugar.

- ¿Qué sucede, Naruto? - pregunto Chihaya corriendo hacia el gitsune.

- L-Las paredes y el techo e-están brillando, ¿S-Son letras? - comenzando a temblar irremediablemente.

- "Deseo una boda en esta casa" es lo que dice - comento el moreno a espaldas del gitsune - Tal vez es la única forma de que el espíritu descanse en paz, ¿No les parece? Ya que todo lo demás ha fallado, no se pierde nada con intentar - poniendo su mano sobre el hombro del rubio.

- Naruto, ¿Qué te parece si tu y yo...? No te lo pido solo porque sea la solución a este problema, en verdad me gustas mucho y quiero... - decía el joven Chihaya.

- Es que yo... la verdad, la verdad es que estoy comprometido con Shino... eso es "Oh, por dios, ¿Cómo se me pudo ocurrir decir algo semejante para salir de este embrollo? Con decirle que no era de mi gusto bastaba... ¿Ahora que voy hacer? Por salir del paso inmiscuí  a otra persona sin pensarlo siquiera" - mirando de reojo al moreno - La verdad... - tratando de corregir lo dicho anteriormente.

- Es esa, sin duda alguna - dijo el Aburame terminando la frase y agarrando al rubio por la cintura.

- Comprendo, hablare con mi padre al respecto, si tiene que haber una boda para acabar con esta situación, serán ustedes los que se casen entonces - dando media vuelta para volver a su habitación.

- ¿Qué? ¡Espera! ¡Nosotros aun no... ¡ ¿Y ahora que vamos hacer? No podemos decirle que no al señor feudal si se empeña en casarnos, ahora si que la hice buena - dejándose caer en la cama notando que las letras fosforescentes habían desaparecido - Esto es un desastre, ¿Dónde esta la vieja Tsunade cuando la necesito? Aunque pensándolo bien, podríamos decir que queremos casarnos en Konoha y...

- Sabes que eso no es posible - sentándose junto al ojiazul.

- Perdóname, Shino, no pretendía causarte problemas, fue lo primero que se me vino a la cabeza para quitármelo de encima, yo y mi bocota,  nunca pensé que fuera a salirnos con algo semejante...  esto es como un mal sueño - suspirando.

- "Al contrario,  es la situación perfecta para conseguir lo que quiero, y eso eres tú, Naruto, todo conforme a mi plan, nunca una misión había sido tan provechosa como esta, regresaras a Konoha siendo mío,  este es el mejor impedimento para que  dejen de acosarte a miradas lujuriosas y llenas de deseo por parte de cuantos te rodean,  mi cajita de sorpresas"  Hay que cumplir la misión sin falta y si eso implica  tener que juntar nuestras vidas... pues que así sea - asomándose a la ventana donde sus fieles insectos esperaban nuevas ordenes.

      Efectivamente, lo del mensaje fantasmal en la habitación había sido cosa suya, los encargados del trabajo fueron unos insectos especiales que segregaban una sustancia luminosa con el propósito de atraer a las hembras de la misma especie, indudablemente, usaría lo que estuviera a su alcance para arrinconar al ojiazul y llevarlo a decidir lo que ya era inevitable, a la mañana siguiente se iniciaron los preparativos para llevar a cabo la tan inesperada boda entre los ninjas de Konoha, el señor se presento en la casa luego de ser informado por su hijo de la solución definitiva para acabar con el problema que los aquejaba, mientras tanto, el gitsune dormía tranquilamente a pesar de que había pasado casi toda la noche dándole vueltas al asunto en busca de otra solución menos extrema, hasta que al final se quedo dormido de tanto pensar, ese no era precisamente su fuerte.

- Naruto, despierta, ¿No querrás llegar tarde al día de nuestra boda, cierto? - susurro el moreno en su oído.

- Mmm... ¿Boda? ¿Cuál boda? ¡Rayos! - despertándose del todo - ¿E-entonces no fue un sueño? ¡Maldición, que alguien me despierte de esta pesadilla! Y tú ahí tan tranquilo...  no puedo creerlo- tapándose la cara con la almohada.

- Dejaron esto para ti - señalando las prendas a los pies de la cama.

- ¿Y eso para que o que? ¿No querrás decir...? - observando lo que seria su atuendo nupcial.

- Es tu traje de bodas, la ceremonia comenzara  dentro de dos horas, deberías usar  las aguas termales para  relajarte un poco, creo que lo necesitas.

- Lo único que necesito ahora es un milagro, algo que nos saque de este problema y podamos regresar a casa... demonios, creo que Kami-sama no esta de mi lado el día de hoy - levantándose sin ánimos.

- "Pero si del mío,  cuento los minutos que faltan para que seas solo mío,  serrar el cerco con alambre de púas a nuestro alrededor para que nadie ose acercarse a ti, poner mi marca en tu cuerpo para que todo el mundo sepa que me perteneces solo a mi, ponerle en claro a todos que eres algo intocable para cualquiera de ellos"  Te esperare en el altar que esta dispuesto en el jardín, se puntual - caminando hacia la puerta de la habitación.

- ¿No te lo estas tomando demasiado en serio? Después de todo,  solo es una representación, recuerda que nos están obligando hacer esto - saliendo al pasillo con él.

- ¿Tomarlo en serio? Una boda siempre lo es - alejándose.

- Baka, no deberías tomar todo al pie de la letra,  demonios - susurro tomando la dirección contraria hacia el estanque de aguas termales - "Por eso no quería hacer esta misión con él,  siempre que estoy con Shino algo extraño pasa,  primero,  lo del ataque de risa,  después lo del estúpido insecto para encontrar a Sasuke... aunque eso fue culpa mía, y ahora esto, quien me iba a decir hace dos días que regresaría a Konoha como el señor "Uzumaki Naruto de Aburame" hasta decirlo cuesta,  es cierto que me gusta... un poco, esta bien,  lo admito... me gusta bastante,  pero de ahí a casarme con él  ¡Rayos, rayos y más rayos! ¿Por qué me empeño en pensar en eso? De seguro la vieja Tsunade puede hacer algo al respecto cuando volvamos a la aldea,  por ahora,  solo hay que seguir la corriente de los acontecimientos y ya me preocupare de solucionarlo después" - sumergiendo la cabeza bajo el agua caliente.

      De vuelta en la habitación, se quedo observando la vestimenta blanca dispuesta para la ceremonia, en su ausencia, habían dejado un ramo de flores silvestres de la región atadas con un lazo blanco y una cinta, del mismo color, para su frente, de pronto se sintió un aroma dulce, que no pertenecía a las flores, junto con un ambiente cálido llenando la habitación, se abrazo a si mismo recordando la tibieza que los brazos del moreno le proporcionaban  cuando se acurrucaba en ellos, sonrió un poco a la vez que comenzó a ponerse nervioso ante lo que significaba el atar su vida a alguien que conocía tan poco, echo a un lado sus inquietudes y comenzó a vestirse para su día especial.

- Ya es hora, Naruto - dijo Chihaya al otro lado de la puerta.

- Casi termino - colocándose la cinta donde solía usar su protector, suspiro hondo y tomando el pequeño ramo de flores abrió la puerta.

- Vaya, te ves hermoso  y a la vez radiante, hasta diría que estoy celoso de Shino - ofreciendo su brazo al gitsune - Al menos déjame tener  el privilegio de escoltarte hasta el altar y al que desde ahora será tu pareja y compartirá su vida contigo.

- Gracias,  creo que no se me olvida nada - echando un último vistazo a la habitación.

- ¿Nervioso? Es natural, Shino me comento que regresaran a Konoha en cuanto acabe la ceremonia y ya que ese es el deseo de Shinobu,  creo que todo quedara solucionado al fin - saliendo al jardín donde el señor feudal y el Aburame lo esperaban bajo un arco de flores donde se llevaría a cabo el enlace matrimonial.

- Creí que ya estarías a kilómetros de aquí - le susurro en el oído el moreno.

- No creas que no lo pensé, pero como tú lo dijiste, hay que acabar con la misión - susurro a su vez el ojiazul dejándose tomar la mano por el moreno.

El amo de la casa carraspeo llamando la atención de los dos chicos - ¿Están listos? Entonces,  comenzare con la ceremonia - el moreno metió la mano en el bolsillo de su pantalón negro.

- ¿De donde sacaste eso? - susurro viendo dos anillos en la palma de la mano de Shino.

- Es el regalo de Chihaya, son los mismos que usarían él y Shinobu en su propia ceremonia, pero si no te parece bien...

- Es un lindo presente, gracias - sonriéndole al joven señor.

      La ceremonia continuo su curso, cuando llegaron al punto donde tenían que colocarse los anillos, pétalos de flores blancas comenzaron a caer de la nada sobre los novios, algo que sin duda sorprendió a todos los presentes.

- Es hermoso - dijo maravillado el ojiazul.

- Nos esta dando su bendición, es lo que creo - ratifico a su vez el Aburame.

- Y por la ley que ejerzo en la región, yo los declaro unidos en matrimonio, pueden besarse y con eso daremos fin a la ceremonia - abriendo sus brazos con solemnidad.

- ¿Besarnos? Oh, c-cierto... el beso - con las mejillas sonrojadas y mirando al moreno, éste acerco sus labios a los del rubio para un beso suave y casi superficial, ya se desquitaría después.

      Todos aplaudieron, especialmente los sirvientes, ya que con eso saldrían de esa pesadilla para volver a sus días cotidianos y sin sobresaltos, luego de darle las gracias al señor feudal, por una ceremonia obligada, véase la ironía,  se vistieron con sus ropas habituales para emprender el viaje de regreso a la aldea, luego de cumplir con una intrincada e insólita misión, el gitsune observaba el anillo en su dedo como si se tratara de algo lejano y a la vez tan propio, como un principio y al mismo tiempo el final de un todo difícil de ignorar o cambiar.

- ¿Listo para irnos? - entrando en la habitación.

- Listo e impaciente - terminando de serrar su mochila - ¿En serio quieres irte sin que comamos algo antes? Prepararon una comida especial para celebrar nuestra boda, seria un total desperdicio - saliendo al pasillo.

- Prefiero comerla solo contigo - mostrándole un paquete envuelto en un paño.

- Ya lo dije antes, te tomas muy en serio esto del matrimonio - caminando hacia la salida.

- Este papel dice que es muy en serio y por la actitud del señor feudal, yo diría que también permanente  - mostrándole el contrato matrimonial firmado por el señor feudal, los testigos y ellos mismos.

- Solo es un trozo de papel - ya puestos en el camino.

- Un papel oficial con el sello del feudal  del país del fuego, no puede haber nada más oficial que esto - guardando celosamente el papel que significaba su felicidad y la unión con su ojiazul.

- La vieja Tsunade, de seguro, podrá hacer algo al respecto - su estomago comenzó hacer ruidos.

- A pesar de ser la Hokage, no puede revocar ningún documento firmado por el señor feudal, solo el mismo señor puede anularlo y francamente no creo que lo haga, ¿Eso es hambre o malestar? - refiriéndose al concierto de ruidos del estomago del rubio - Este es un buen lugar para detenernos  a comer - Hablando de un claro rodeado de arboles como a cincuenta metros del camino, mientras lo seguía hasta allí el rubio comento...

- Todo eso que mencionas... ¿Por qué me da la ligera impresión de que no te importa en lo más mínimo,  el que  ahora estemos casados y sin  posibilidades de revertirlo? - caminando unos pasos atrás del moreno.

- Por el simple hecho de que así quise  que fuera - volteándose  rápidamente,  lo agarro  por la ropa y presiono sorpresivamente sus labios con los del ojiazul.

      El gitsune quedo como estatua  ante el sorpresivo proceder del Aburame, el moreno dejo caer la bolsa de la comida al suelo para así poder rodear con sus brazos el tan ansiado cuerpo de su rubio de ojos azules,  le acariciaba el cabello y presionaba su nuca  mientras trataba de colar su lengua en la boca del inmóvil rubio, por un momento, éste se dejo llevar por lo que comenzaba a sentir por el Aburame, más sin embargo...

- ¡¿Q-Que haces?! ¡¿Se puede saber a que vino eso?! - apartándose del moreno.

- ¿Tengo que explicártelo? Puedo entender que  no quieras en este momento, se que tienes que hacerte a la idea de que ahora me perteneces, pero será mejor que no tardes mucho... porque reclamare los derechos  que tengo sobre ti como tu esposo, Naruto - recogiendo la bolsa del suelo.

- ¡¿Acaso estas loco?! ¡Este matrimonio solo existe  en el papel y en tu mente! ¡Fue algo que me obligaron hacer por culpa de esta estúpida misión! Derechos... ¡Ja! No me hagas reír - caminando de vuelta al camino.

- ¿Se te quito el hambre? - pregunto con sarcasmo al caminar  detrás de su rubio.

- ¡Vete al cuerno! ¡No parare hasta llegar a Konoha, así caiga desmayado! Shino baka - caminando a toda prisa.

- Como quieras, pero en nada cambia la situación, igualmente sigues siendo mío - siguiéndole el paso.

- ¡Ya cállate! Creo que los insectos te comieron el cerebro, baka... - aumentando el tamaño de sus zancadas - "¿Por qué reacciono de esta manera? ¿Ahora que mate a la fiera le tengo miedo a la piel? Y que sus derechos... ¿Pues que se cree? ¿Piensa que voy a participar en ese estúpido jueguito del matrimonio? Ciertamente me gusta mucho ese idiota, lo sentí al estar en sus brazos y cuando me beso hace un rato... ¡Aaaah, rayos! Todo fue  muy precipitado,  tengo que pensármelo  concón cabeza fría y en calma,  como si eso fuera posible... ¿Esta sonriendo? Por Kami...  de ahora en adelante,  tendré que dormir con un ojo serrado y el otro abierto" - mirando sobre su hombro al moreno.

      Durante todo el día y parte de la noche, el gitsune no paro de caminar desde que dejaran la mansión  del señor feudal, con el pasar de las horas su marcha  se torno  lenta y el coro de sus gruñidos estomacales más audibles.

- Deja de comportarte como un niño y descansemos un poco, además de que tienes que comer algo, necio - dijo el moreno agarrándolo por el brazo.

- ¡¿A quien le dices...?! Aaahtg, tengo tanta hambre que no puedo ni gritar, para colmo, la noche esta tan fría que hasta los pingüinos se sentiría en su ambiente - abrazándose así mismo  hasta que sintió la chaqueta del moreno sobre sus hombros y los brazos de éste alrededor de su cuerpo.

- No quiero que te enfermes, es trabajo del líder cuidar a sus subordinados, pero más que nada, es deber de un esposo cuidar de su pareja - tomándolo de la mano y refugiándose entre la arboleda fuera del camino principal.

- Lo de subordinado te lo acepto, pero eso del esposo aun no puedo tragármelo, ¿Sabes? Supongo que a cada quien su fantasía, aunque déjame decirte que  nunca llegue a imaginar que fueras de los que...

- No lo soy, no saques conclusiones precipitadas - colocando una manta sobre la hierba cerca de un gran árbol.

- Entonces, ¿Por qué aceptaste la...? Ah, lo olvidaba, cumplir la misión es lo primero para ti - sentándose con una de las bandejas de comida sobre sus piernas - Y lo de querer besarme, abrazarme y l-lo otro... debe ser un bono extra, lo que no tiene sentido si no te gustaran los...

- Escucha, Naruto,  no es lo que estas...

- ¿Encenderás una fogata? Hace mucho frio - cerrando más la chaqueta sobre sus hombros.

- No quiero llamar la atención de nadie, luego de que termines dormirás un poco quieras o no - sonando a orden.

- Solo porque estoy cansado, no porque tú lo... - refunfuñando.

- Naruto... - mirándolo fijamente.

- ¡Bien! Ya entendí, olvide que eres el líder - en tono cantado y con una mueca.

      Luego de terminada la comida, el moreno se sentó con la espalda apoyada en el tronco del gran árbol donde acampaban. 

- Ven aquí - abriendo sus brazos.

- ¡C-Claro que no, mantén tu distancia! ¿Me oyes?- señalándolo con el dedo.

- No seas tonto, solo quiero protegerte del frio.

- Ya lo hiciste - agarrando las solapas de la chaqueta del moreno.

- No será suficiente, ¿Qué hay de mi? También necesito  tu calor.

- Entonces te la devuelvo - intentando quitarse la prenda de encima.

- ¿Por qué eres tan terco? - jalando el brazo del rubio para que cayera sobre su pecho y abrazarlo después - ¿Lo ves? No es algo tan difícil, quédate así... duerme - susurro suavemente al oído del gitsune.

- Esto es solo  un capricho de tu parte,  solo espero que no te acostumbres... "Porque yo ya lo hice, que calidez tan agradable, me gusta que me abraces así..." - quedándose dormido rápidamente.

- "Puedes decir lo que quieras,  pero yo se lo que sentí de tu parte cuando te bese, no te obligare a nada,  aunque me este quemando en mi interior por el deseo de amarte y hacerte mío de una vez,  Naruto,  pero seguiré presionándote hasta que te des cuenta por ti mismo de que no te soy del todo indiferente,  que hay una chispa dentro de ti y lo único que necesito es avivarla" - acariciando el cabello de su ojiazul y palpando el anillo en su dedo, el símbolo indiscutible de su naciente unión, era lo que pensaba.

Pasadas unas horas...

- Despierta, dormilón, es hora de seguir, si partimos ahora llegaremos a Konoha antes del atardecer - susurro en la oreja del gitsune.

- Mmm... ¿Por qué? Un poco más, me siento tan bien con tu calorcito... - restregándose en el pecho del moreno.

- ¿En serio te gusta el calor de mi cuerpo, Naruto? - estrechándolo un poco más.

- ¡Por eso digo que hay que partir de inmediato! ¡Quiero llegar ya! ¿A que estas esperando? ¡Sera mejor que empieces a mover tu trasero o te dejare atrás! Baka- levantándose cual resorte y enrollando la manta como un ovillo se la entrego al moreno junto con su chaqueta - "Parezco un demente,  definitivamente creerá que me falta un tornillo, aunque...  prefiero eso a que se de cuenta lo mal que me pone estar tan cerca de él,  quiero decir,  bien pero mal,  ¡Aaahh,  demonios! Ni siquiera yo entiendo lo que estoy pensando,  por Kami" 

      Esta vez prefirió correr en lugar de caminar, al moreno no le quedo mas remedio que seguirle el paso para así llegar juntos a Konoha y al despacho de la Hokage, no quería que su rubio montara toda una pataleta a causa de todo lo que había pasado en el cumplimiento de la misión,  al mismo tiempo,  el ojiazul pensaba que no valía la pena preocuparse por algo que no tenia solución por el momento, lo único que deseaba era llegar y refugiarse en su casa para aclararse así mismo sobre su nueva situación, las puertas de la aldea estaban a la vista al igual que las intenciones del rubio de seguir derecho a su casa y no tener que pasar por el riguroso control de la Hokage.

- ¿A dónde crees que vas? La oficina de Tsunade-sama es por aquí - agarrándolo de la ropa - Tenemos que presentar el informe y tú iras conmigo, Naruto.

- ¡No me necesitas para eso! Además...  ¡Tengo ganas de ir al baño! ¡Suéltame, Shino! Me vas hacer caer al suelo - siendo arrastrado hacia la torre de la rubia - ¡Rayos, te digo que me sueltes! - los que los veían ni siquiera se inmutaban, ya estaban acostumbrados a los espavientos de Uzumaki.

- Adelante - la puerta del despacho se abrió - Ah, Shino, Naruto, ¿Qué tal les fue? Supongo que todo bien - echando hacia atrás su espalda en el asiento.

- Ni siquiera preguntes, fue un completo desastre - dijo el ojiazul de mala gana.

- ¿Shino? - al ver la actitud del rubio.

- La misión fue cumplida en su totalidad...  con algo extra - entregándole el papel en discordia a la rubia, los ojos de Shizune se abrieron como platos al ver el contenido.

- Esto es... quiere decir que ustedes dos... - tapando su boca para no romper a reír.

- Eso es, búrlate todo lo que quieras, supongo que me darás unos días libres como regalo de bodas,  ¿Cierto? digo... por lo de la luna de miel y todo eso - ironizando la situación.

- Jajaja, lo siento, por supuesto que si, dalo por hecho, ¿Y quien se mudara con quien? Jajajaja... perdón - sin poderse contener, la cara del Aburame seguía impasible ante las risas de la Hokage, lo siguiente que se escucho fue un fuerte portazo y el rubio había desaparecido.

- Con su permiso - dijo el moreno.

- Claro, ve tras tu esposo, nuestro Naruto... todo un señor casado jajaja, esto es increíble - seguían escuchándose las risas de las dos mujeres en el despacho aun después de que el moreno serrara la puerta.

- ¡Espera, Naruto! - alcanzando al ojiazul y agarrándolo del brazo.

- ¡Me voy a mi casa! ¡Solo! Seguiré abrazando la almohada como de costumbre.

- ¿Prefieres la almohada que a mi? No tiene extremidades que puedan abrazarte y darte calor ¿Sabes? en cambio yo...

- ¡Ni de loco! ¿Comprendes? Buscare la manera de... ¡He dormido solo hasta ahora y eso no va a cambiar! Márchate a tu casa.

- Solo por hoy, solo por esta noche, te dejare en paz, pero antes... - agarrando de nuevo al rubio entre sus brazos y besándolo con gran pasión y durante largo rato - Duerme bien - pasando sus dedos por las mejillas de su ojiazul.

- Ya t-tengo que irme "Antes de que mis piernas no me sostengan más, vaya que besa delicioso el condenado,  es como si me derretía por dentro ¡Wahou,  sentí que mi cuerpo se quemaba a fuego lento,  hasta me dio la impresión de que echaba humo por mis orejas! Solo dile adiós con normalidad y... ¿Quién dijo que esto es normal por todos los cielos? N-nos vemos - tambaleándose de un lado al otro como un borracho - "¿Sera verdad que esta noche podre dormir sin sus brazos rodeándome? Hare el intento, y si eso no funciona...  ¡Me enrollaré en la alfombra,  maldición!"  

      Entro en su habitación y zarandeo  con enfado su mochila sobre la cama, se quedo observando la ropa que uso en la ceremonia de su boda con el moreno,   tomo con delicadeza  las prendas y colocándolas sobre su cuerpo se miro al espejo.

- Ni siquiera se si me veía bien con esto, todo fue tan rápido, ¿Me vería atractivo? Ya cállate,  pareces una chica en su primer baile, baka - echando descuidadamente las prendas a un lado.

      Un buen baño, algo de ramen para la cena y luego a la cama, esperaba dormirse rápidamente para no tener que pensar en el moreno, pero como no siempre obtenemos lo que queremos, el ojiazul se paso toda la noche dando vueltas en la cama y la almohada junto con él, era casi de madrugada cuando decidió utilizar su ultimo recurso, enrollarse en la alfombra como si fuera un paquete de entrega inmediata, en la mañana su cuerpo estaba entumido como el de una momia, comenzó a escupir sin saber en que momento se había puesto a lamer la dichosa alfombra,  con la cara desencajada, la lengua pastosa y el cabello revuelto como si hubiera estado en una pelea de gatos, se metió al baño,  luego del aseo personal y desayunar lo que quedo de ramen de la noche anterior salió a la calle para decidir en que gastaba el tiempo libre que la Hokage le había dado, y de paso, echar un vistazo por hay  para ver si encontraba al moreno, y si lo hacia, mostrar que había sido por pura casualidad.

- "Al final no pude dormir casi nada por culpa de ese baka,  echo mucho de menos su calor, su contacto, sus... ya estoy de nuevo con lo mismo, ¿Y si hago un trato con él para que duerma en mi casa? ¡Pero nada más dormir, eh! Rayos, eso suena igual que comprarse  un abrigo de doble capa  para que te quite el frio,  soy un idiota de lo peor" - pensaba mientras caminaba sin rumbo fijo.

- ¡Al fin regresaron! Ya era hora - grito Kiba acercándose al Aburame, el cual se encontraba no muy lejos de la casa de su ojiazul - Lo que quiere decir que Naruto esta desocupado, vamos Akamaru - encaminándose hacia la casa del rubio.

- Detente ahí, quiero que lo dejes en paz - con voz retadora.

- ¿Dejarlo en...? ¿De que estas hablando, Shino? ¿Qué te pasa? - no entendiendo el pedido, o más bien la orden,  de su compañero de equipo.

- ¿Ves esto? Él tiene uno igual - mostrando el anillo en su dedo.

- ¿Y eso que significa? - una imagen vale más que mil palabras, pero al parecer, eso no funcionaba con el Inuzuka.

- Quiere decir que estamos casados, Naruto es ahora mi pareja, es mío,  Kiba, se acabaron los jueguitos de manos entre ustedes dos - ajustando sus lentes oscuros.

- ¡Jajaja, que gracioso! Vaya que para ser broma, es bastante rebuscada, ¿No te parece? ¡Oe, Naruto! - llamando la atención del rubio que caminaba con la mirada en el suelo y la cabeza no se donde - ¿Quieres escuchar algo gracioso? - saliendo a su encuentro y poniendo su brazo sobre los hombros del despistado ojiazul.

- ¿Qué sucede, Kiba? Shino... - mirando al culpable de su desvelo.

- A que no te imaginas la última del amante de los insectos aquí presente jajajaja, es como para morirse de risa, fue capas de decirme que ustedes dos estaban casados, ¿Verdad que es una buena broma? Algo no muy típico de...

- Es cierto - sin dejar de mirar al moreno.

- N-Naruto, ¿Qué fue lo que dijiste? - totalmente anonadado.

- Dije que es cierto,  él dice la verdad - sacando la mano del bolsillo para mostrar el anillo gemelo al del moreno.

- No puede ser... ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo? Así de repente... - negándose a creerlo.

- Digamos que fueron las circunstancias, algo inevitable y completamente inesperado, pero totalmente un hecho - dando media vuelta - ¿Quieres dar un paseo?

- Naruto - advirtió el moreno.

- Es contigo que estoy hablando - empezando a caminar.

- Sabes perfectamente que si - poniéndose a su lado.

- ¿Qué es lo que pasa? ¿Están casados y no viven juntos? Algo extraño esta pasando - murmuraba Kiba viéndolos alejarse.

- ¿Dormiste bien?

- Como un bebe.

- Tu cara dice lo contrario, ¿Estas enfermo? ¿Hay algo que te haga sentir mal? - mientras caminaban por el puente rumbo al río.

- ¡Ya basta! ¡¿Qué quieres que te diga?! ¿Qué no pegue el ojo en toda la noche? ¡Pues bien, tú ganas! ¡Así fue! Por todos los diablos... - arrojando una piedra al rio.

- ¿Hasta cuando dejaras de actuar como un niño?  Solo tienes que decirlo.

- ¿Decir que cosa? El que me guste tu calor, no quiere decir que yo... solo es una buena forma de dormir, es todo - bajando la cabeza y apretando sus puños - Tengo que irme - corriendo de regreso.

      Antes de encerrarse de nuevo en su santuario, o sea su casa, decidió pasar por el Ichiraku  para comprar algo de ramen para llevar, mientras esperaba...

- Ah, Naruto, tiempo sin verte, oye... ¿Es verdad lo que Kiba...? Cielos - dijo el Nara al ver levantar la mano al gitsune para mostrarle el anillo en su dedo sin pronunciar  palabra - Vaya, entonces es cierto, espero que te valla  bien, lo digo en serio - palmeando la espalda del ojiazul y despidiéndose después.

      Recogió el pedido de ramen,  se marcho a su casa y paso el resto del día hiendo y viniendo de un lado para el otro del departamento,  un rato en la cama,  otro en la ventana, sentado a la mesa, acostado en el piso, mirando pasar las nubes desde el pequeño balcón de la habitación. Sentía que algo le faltaba y sabia exactamente lo que era, el calor, las atenciones y presencia de su moreno de ojos gris oscuro, pero no tenia la menor intención de reconocerlo ante él ni ante si mismo, paso las horas muertas,  sin moverse para nada,  en el pequeño balcón de su habitación hasta pasado el atardecer, ni siquiera atendió al pedido de su estomago para que lo alimentara  a pesar de los sonoros ruidos que éste hacia,  pensaba que ya ni el ramen, que tanto le gustaba, tenia el mismo sabor de antes  sin la compañía del Aburame.

- Maldición, si esto sigue así, será mejor que me lance por un precipicio o... me meta de lleno en esto del matrimonio - murmuraba con sus piernas colgando entre los barrotes de la baranda de hierro - Creo que estoy pensando demasiado y lo que debería hacer es no pensar para nada, a ver, a ver, a ver... ventajas muchas, comer juntos, vivir juntos, dormir juntos, cuidarnos mutuamente, es lo que significa formar parte de la vida de alguien - poniendo todo en perspectiva - Desventajas, que quiera decidir por mi  lo que puedo o no hacer, aunque no parece ser de esos castradores de la personalidad de sus parejas,  lo único que me aterra,  es la parte de compartir la cama... y no necesariamente para dormir que digamos, vaya, nada más pienso en eso y se me sube la sangre a la cabeza... ¿Y ahora quien será? - oyendo toques en la puerta - Malditas las ganas que  tengo de ponerme hablar con...  de seguro es Kiba - caminando a la puerta - ¿No tienes algo mejor que hacer, Kiba? Hoy no tengo ganas de...  - abriendo la puerta - Ah, eres tú, ¿Qué quieres? - dejando la puerta abierta.

- ¿Te hace visitas a domicilio? - quitándose sus lentes oscuros.

- Ummh, de ves en cuando, ¿Vas a decirme a que viniste? - sin querer mirarlo directamente.

- ¿Acaso necesito una excusa para verte? Tengo derecho a...

- ¡derechos, derechos, derechos! ¡Olvídate de eso! ¡¿Quieres?! Demonios... - gritando y agitando sus brazos entro en la habitación - Escucha, nunca fuiste de mis personas favoritas, ¿Comprendes? Luego está esa estúpida misión donde todo resulto en desastre, mi vida cambio de la noche a la mañana, ¡Y todo es por tu culpa! - caminando de un lado al otro de la habitación como perro con pulgas.

- Continua - dijo de lo más tranquilo el moreno con sus brazos cruzados y apoyado en el marco de la puerta.

- Ah, ¿Quieres oír más? Eres como una enfermedad contagiosa para la cual la única cura que existe eres tú mismo ¡Ni siquiera dormir puedo! ¿Tienes idea de lo que tuve que hacer anoche para conseguirlo? ¡Y el colmo de todo es, que ni el ramen puedo comer a gusto,  es como si estuviera comiendo tierra en lugar de mi platillo favorito! Definitivamente, eres dañino para mi salud y mi cordura - cruzando sus brazos de espaldas al moreno, éste se le acerco y lo rodeo con sus brazos.

- No esta mal que hayas sentido un poco de todo lo que he sufrido desde que te conozco, Naruto, ¿Quieres que te diga como se llama esa enfermedad? Es amor, Naruto - estrechándolo aun más.

- O el capricho de no querer perder con nadie, así como Sasuke...

- Tenías que nombrarlo, ¡¿No es así?! Ese... - girando el cuerpo del ojiazul y agarrándolo por los brazos - ¡Debí estar allí el día que fuiste tras él para evitar que te hiciera daño! ¡Es algo que me he reprochado una y mil veces desde entonces! cuando te trajeron con todas esas heridas en tu cuerpo, desee  matarlo con mis propias manos - el rubio escuchaba anonadado lo dicho por el moreno - No sabes, no sabes lo que he tenido que soportar en todo este tiempo sabiéndote enamorado del Uchiha,  tu partida con Jiraiya-sama,  la espera interminable para volver a verte,  celos por  todos los que recibían tus sonrisas o atenciones, la amargura de que no me reconocieras al verme y si a los demás,  ha sido un infierno, Naruto - estrechándolo aun más.

- Shino, yo nunca...

- Es verdad que me aproveche de la situación en ésta misión,  de tu miedo, tu ingenuidad, prepare todo de tal modo  que te vieras forzado a aceptarme como tu pareja,  la sombra en las aguas termales,  el mensaje en la habitación,  todo fue hecho por mis insectos para tener la oportunidad de atarte a mi... como era mi deseo, se que no jugué limpio, ¿Pero quien lo haría al tratar de conseguir a la persona que ama con toda el alma? Quise darte un tiempo para que te acostumbraras a la idea, pero mis ansias por ti le ganaron a la razón y el deseo de estar contigo  sobrepaso mi límite de tolerancia, lo siento, todo esto deben parecerte excusas, pero... no existen excusas cuando del amor se trata,  te amo, Naruto - apoyando su frente en el hombro del rubio - Si después de saber todo esto, aun quieres que me marche, lo hare, te dejare en paz y no volveré a molestarte, seguiremos casados aunque sea solo de nombre, es algo que no puedo ni quiero cambiar, al menos así, soñare que sigues siendo mío ante los demás - soltando al ojiazul y dándole la espalda con sus puños apretados - ¿Qué dices?

- ¡¿Qué que digo?! ¡Digo que eres un condenado tramposo! ¡Te aprovechaste de mí como si fuera un idiota descerebrado! El tonto de Naruto que todo se lo cree,  el iluso que siempre piensa bien de los demás aunque lo golpeen... el ciego que no se fijo antes en lo maravillosa persona que eres - abrazando al Aburame por la espalda y apoyando su mejilla en ella - En lo agradable que es tu calor, en lo delicioso que son tus besos,  en lo limpio de tu mirada y en lo necesario que eres para mi, Shino - el moreno serró sus ojos para impregnarse de la melodía de las palabras de su ojiazul - Tus manos cálidas, tu contacto,  en lo loco que me vuelves y en lo dependiente que me hiciste a tu presencia...  puedes callarme cuando quieras - serrando el cerco en torno a su moreno, ¿Qué dices tú?

- Lo que quiero decirte, no lo hare con palabras - metiendo sus manos bajo la camiseta de su gitsune y despojándolo de ella.

- Al menos esta noche no tendré que dormir enrollado en la alfombra - serrando sus ojos ante el toque de las manos de su moreno.

- Ni ésta, ni ninguna otra - echándolo sobre la cama con él encima.

- Oye, jamás he hecho esto  y no se si...

- Más te vale si no quieres ver a un Shino extremadamente celoso y enfadado - quitándose la ropa apresuradamente, ya había sido mucho la espera.

- ¿Y tú puedes enfadarte? Por tu carácter se diría que ni eso  bastaría para sacarte de tus casillas - observando al moreno mientras se desvestía.

- No me pruebes, cuando se trata de ti no puedo quedarme tranquilo, pierdo mi compostura al tenerte cerca - recostando su pecho desnudo sobre el del rubio.

- Es bueno saberlo, aunque eso me hace ver como si fuera una mala influencia para ti - acariciando la cara del Aburame - Shino, en verdad me asusta todo esto, el que yo goce de tanta felicidad no es algo normal en mi vida, tengo miedo de que todo se desvanezca al despertar en la mañana - mirando a los ojos gris oscuro.

- Te prometo que seguiré aquí mañana y todas las mañanas de tu vida, mi Naruto.

- Más te vale si no quieres ver a un zorro endemoniado fuera de control - casi repitiendo las palabras del Aburame.

      De allí en adelante las palabras sobraban, y aunque hubieran querido, sus bocas estaban demasiado ocupadas para ello, casi no tomaban respiración entre beso y beso, sus lenguas estaban enzarzadas en una lucha de dominio por parte de ambos, el Aburame, lentamente, despojo al rubio de la ropa que le quedaba, que no era mucha, pero si de la parte más importante del cuerpo, incluso en esa situación y a pesar de sus ansias y deseo, prefirió actuar suavemente y a conciencia, deseaba que su ojiazul sintiera al máximo los sentimientos que provocaba en él.

- S-Shino... - susurraba el gitsune mordiendo sus labios al sentir las manos del Aburame acariciar sus muslos.

      El moreno trazaba caminos con su lengua en el cuerpo tembloroso del ojiazul mientras sus manos no dejaban de recorrer cada centímetro de piel del rubio, los pezones erectos se convirtieron en el siguiente punto de ataque del moreno, los cuales disfrutaba chupando y mordiendo como si fueran una buena y deliciosa fruta, la boca de Shino viajaba de cualquier punto hacia la boca del Uzumaki para evitar que éste hiciera sangrar sus labios de tanto morderlos.

- No hagas eso, te harás daño - pasando su lengua por los labios de su gitsune.

- N-No puedo evitarlo, e-esto es... lo que e-estoy sintiendo es... - besando con furor la boca de su moreno.

      El Aburame, dándose cuenta de la prominente erección del miembro del gitsune, decidió que era hora de entrar de lleno en la materia, beso la punta del soldado en guardia con cariño al tiempo que lo acariciaba con su mano, su boca lo tomo en un asalto sorpresa que hiso que el rubio arqueara su cuerpo por el placer y comenzara a moverse con desespero pidiendo más contacto, el moreno sujeto sus caderas para tener el absoluto control de la situación.

- Ya no p-puedo... - enterrando sus dedos en la cama.

      Shino apresuro las embestidas de su boca en el miembro de su agitado ojiazul hasta que éste estallo en un orgasmo sublime e incomparable, los espasmos y respiración del gitsune duraron por largo rato, mientras tanto,  el Aburame se dedicaba a lamer la esencia que se había derramado luego de tragar la que había caído dentro de su boca, al tiempo que se ocupaba en eso,  sus dedos masajeaban con esmero la entrada de su rubio bonito para preparar el camino que lo llevaría a la gloria y a la total pertenencia  de la persona que había anhelado desde que recordaba, sus dedos fueron entrando uno por uno junto con algunos de sus insectos, sin que el rubio lo notara, para que se encargaran del trabajo en lo que eran especialistas,  dicho trabajo consistía en segregar una sustancia que dormía, en algo,  la zona donde fuera puesta, algo muy inteligente de parte del moreno, eso facilitaría la entrada de su miembro en la cavidad del rubio, éste se retorcía de placer y nada de dolor,  ni siquiera se dio cuenta del momento cuando el moreno se hundió en él hasta el final de su hombría, por lo que no necesito esperar a que el rubio se acostumbrara a su invasión, coloco las piernas del rubio alrededor de su cintura y comenzó con sus embestidas al tiempo que busco con desesperación la boca y lengua del rubio,  los cuerpos se acoplaban en una danza erótica y sublime como una pareja en una pista de baile con los gemidos y palabras de amor como música, las pieles perladas por el sudor simulaban dos estatuas en movimiento a la luz de la luna que se colaba por la ventana,  voces etéreas murmurando un te amo al abrigo de la dueña de la noche para celebrar su primera unión y consagrar lo que para ellos seria eterno.

- N-Naruto, ¿E-Estas bien? - respirando como caballo al final de una carrera.

- Espera, aun no e-estoy seguro de que haya r-regresado - respirando igual.

- ¿De donde? Espero que de el mismo lugar que yo - recostando su cabeza sobre el pecho del rubio.

- Si te refieres al cielo... es el mismo lugar - acariciando el cabello negro.

- Dime, ¿Sientes algún dolor?

- Eso es lo extraño, creí que seria aterrador, pero lo único que acudió a mi cuerpo fue placer, o eres demasiado experto en la materia, lo cual significaría que ya lo has hecho antes y eso no me agradaría para nada, o yo soy...  en verdad no me lo explico.

- Me encargue de que no sintieras ningún malestar haciendo que mis insectos anestesiaran primero tu entrada antes de poseerte.

- ¡¿Qué hiciste que?! ¿Metiste insectos en mi interior? Oh, dios... - sintiendo un escalofrió recorrer su cuerpo - No siguen ahí... ¿Cierto? - pregunto con algo de repugnancia.

- No seas tonto,  solo los use para eso,  aunque no puedo asegurarte que no sentirás los efectos  de todo este ajetreo en la mañana - acostándose junto al gitsune y abrazándolo a su cuerpo.

- Si es así, puedes usarlos todas las veces que quieras, prometo que no me quejare.

- Es precisamente por eso, para que no te quejes cada vez que te haga el amor, mi tontito, parece mentira que alguien que ha aguantado heridas mortales le tenga miedo a un poco de dolor amoroso.

- No compares, no me importan los golpes porque se como se sienten,  pero esto... es otra cosa, algo que no conozco y que me asusta - acurrucándose en el pecho del moreno.

- Mi rubio cobarde,  te amo - besando la frente de su ojiazul.

- No lo soy - haciendo morros - Oye, ¿Cómo tomaron tus padres esto del matrimonio? - asustado por el rechazo de la familia de su esposo.

- Bueno... - poniendo nervioso al gitsune - ... están encantados contigo, y si no hubiera sido de esa manera, no me hubiera importado en lo más mínimo, absolutamente nadie me separara nunca de ti, Naruto, nadie - besando sus labios - ¿Es verdad que te enrollaste en la alfombra? Debiste haberte visto muy gracioso- sonriendo.

- ¡Baka! - mordiéndole una oreja al moreno.

      Dos vidas unidas en una sola comenzaban,  dos caminos separados se juntaban y dos corazones anhelantes de amor y compañía latían en resonancia con lo que significaba una convivencia en común y para siempre.

 

 

Fin.

                                                                Nessa Yaoi

 

 

Notas finales:

¡Hola a todos! espero hayan disfrutado el final de este fic ¡Escribanme sus opiniones!

hasta otra historia, que sera pronto

besossss y chaito.

                                                        Nessa Yaoi


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