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Mercy rain por kozzha

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Notas del capitulo:

Hola!

Si, sigo viva XD.

Feliz navidad, feliz año nuevo y felices reyes queridas lectoras.

Espero que hayan inicia muuuy bien el año y les deseo salud, oportunidades para crecer en tooodos los sentidos, amor y mucha felicidad XD.

Bueno, pues no sé si les guste éste nuevo capi...lo que si sé es que terminarán con cara de O.o jajajajaja XD.

Este capítulo va dedicado para mi amiga Mariana, quien me ha apoyado en tooodo y sin esperar nada a cambio. Es una persona especial para mí, pues a pesar de que somos muy disitintas me respeta y acepta tal cuál soy y pone atención cuando le platico de mi adicción (el anime y el manga) y no pone cara de O.o cuando hago mis locuras y mucho menos grita-Verónica!!-mirándome como bicho raro cuando estoy feliz y río XD.

Gracias amiga, éste capítulo; aunque tal vez ni le entiendas va para tí.

Besos

 

 

 

-Muchas gracias por acompañarnos-dijo Hiromi, haciendo una leve inclinación.

 

-No hay nada que agradecer-sonrió Tatsuha.

 

-Despídete-farfulló la chica en tono amenazador a su hermano, quien ya estaba abriendo la puerta de entrada del hotel.

 

-Adiós...-murmuró escueto, entrando al hotel.

 

-Ay ese niño...-bufó Hiromi.

 

-No te preocupes, está en la edad difícil-rió Tat, divertido.  

 

-Creo que si-suspiró la chica. Miró a Kaname y sonrió con dulzura. Se arrodilló y alborotó el cabello rubio del niño-Nos vemos pequeño.

 

-Adiós tía.  

 

-¿Tía?-pestañeó la mujer-¡Que lindo eres mi amor!-vociferó la chica, apretujando al pequeño.

 

-Me lastimas-gimió Kaname.

 

-Lo siento-se alejó del menor y se puso de pie.

 

Tat rió de nuevo.

 

-Bueno...gracias de nuevo...yo...-no alcanzó a terminar la frase, pues alguien que salía del hotel  a toda prisa   la empujó accidentalmente, provocando que se estrellara contra Tatsuha.

 

-¿Estás bien?-preguntó el moreno.

 

-Si...lo siento...creo -el par miró al culpable de esto. Tat quedó estupefacto al reconocer a la persona. 

 

-No puede ser...-musitó en un hilillo de voz-Ryu...-sintió un fuerte apretón en su mano derecha, por lo que desvió la mirada hacia su sobrino, quien se encontraba tenso. Sacudió su cabeza y lo cargó-Hasta luego señorita Hiromi.

 

-Adiós-musitó la chica, sobándose el hombro que le habían golpeado por accidente.

 

 

 

Capítulo 18

Un sorpresivo secuestro.

 

 

 

Después de un largo tiempo sumido en sus pensamientos; Shuichi salió de su letargo. Intentó enderezarse pero un terrible dolor de cuello le hizo desistir.

 

-Maldición-gimió.

 

 La doctora Naoko le había indicado que usara el collarín por una semana más, pero el chico, tan sólo había puesto un pie fuera del hospital y se lo había arrancado, ignorando las instrucciones de la mujer.

 

Se fue de rodillas hacia la mesita de noche, en busca de su analgésico pero se detuvo a mitad de camino. Había estado bebiendo en esos dos días, sería fatal para él si se tomaba el analgésico.  Se recargó en el colchón de la cama y esperó un rato hasta que el dolor se le pasara.

 

 

 

En todo el camino a la casa, Tatsuha no pudo dejar de pensar en el castaño.  

 

-¿Taz bien tío?-preguntó Kaname, mientras el moreno le quitaba los zapatos.

 

-Si Kaname-sonrió el mayor.

 

-Tío Eidi ya está en casa-señaló el niño, al ver los zapatos del rubio en el recibidor.

 

-Es cierto.

 

-Quiedo jugar con él.

 

-Bien, mientras yo preparo la comida.

 

 El niño corrió hacia el estudio de tío, el cuál se encontraba debajo de la escalera.

 

Tat dejó la mochila azul de  su sobrino sobre la mesita del recibidor. Lanzó un hondo suspiro y se dirigió hacia la cocina. A lo lejos escuchó la voz de Yuki y del niño.

 

Sacó los ingredientes y como si de un robot se tratara, se puso a preparar la comida.

 

-¡Onigiris!-vociferó jovial Kaname, sacando de su ensimismamiento al monje.

 

-¿Cómo?

 

-Vamos a comer onigiris.

 

-Eh...-Tat miró lo que sus manos sostenían y notó que era una bola de arroz-Ah...si...vamos a comer onigiris rellenos de anguila.

 

-Wiiii...que bien...le diré a tío Eidi-el pequeño salió corriendo de la cocina. 

 

-Onigiris...-murmuró el moreno taciturno-desde esa vez que no preparo onigiris...-remembrando lo sucedido entre él y Sakuma.

 

 

 

Había decidido pasar el fin de semana en Tokio y darle una gran sorpresa a Ryuichi. Sonrió con picardía.

 

La relación con el vocalista de Nittle Gasper aún no estaba definida, no eran novios-oficialmente-pero des vez en cuando salían y la pasaban muy bien, sobre todo en el sexo y al parecer el par estaba de acuerdo con llevar ese tipo de relación.

 

Por tal motivo, Tat se había tomado la libertad de esperarlo en su casa, mientras el cantante se encontraba trabajando.

 

Ryu no le había dado la llave de su casa, pero el astuto monje tenía una copia. Entró a la gran mansión con bolsas del súper. Echó una mirada al reloj de pared de la amplísima estancia.

 

-Perfecto, aún tengo tiempo-y sin más se encaminó a la cocina.

 

Prepararía onigiris para la comida y después de comer, tendrían una linda sesión de sexo para finalizar con la declaración de amor que Tat había planeado toda aquella larga semana.

 

Poco tiempo después, Tat tenía la comida lista y la mesa del comedor presentable. Tal vez la decoración no era muy romántica pero de seguro que a Ryu le encantaría.  

 

-Sólo es cuestión de esperar-musitó ansioso, pues no veía al castaño ya más de un mes.

 

 

No pasó mucho tiempo cuando escuchó la puerta abrirse, de un salto se puso de pie y salió corriendo para recibir a su amor.

 

-Bienvenido-exclamó Tat.

 

-Tatsuha-musitó Ryu sorprendido-¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?

 

-Vine a pasar el fin de semana contigo.

 

-¿Cómo?-Ryu se quitó los zapatos-¿Quién te dio llave de mi casa?-comentó escueto.

 

-Ah yo...sorpresa-rió el chico.  Ryu le miró serio.

 

-Creo que estás entendiendo mal las cosas.

 

-¿Qué?

 

Ryu pasó de largo a un sorprendido Tatsuha.

 

-¿A que te refieres?-el moreno le siguió.

 

-No somos novios...

 

-Eso...eso ya lo sé pero...por eso vine...

 

-Creo que no entiendes-paró en seco y le encaró-No me gustas...y ni creas que me voy a enamorar de un Usegui...son de lo peor-masculló con desdén.

 

-Ryu...¿Por qué? Es por lo que  sucedió entre Shuichi y mi hermano-lo tomó del hombro pero el chico lo empujó.

 

-No tengo por qué darte explicaciones-le dio la espalda-vete y no me molestes más y  por favor deja la llave antes de irte. -subió las escaleras.  

 

-Ryu...

 

-Si no te vas, llamaré a la policía, tú decides...

 

Tat no dijo nada, tan sólo se limitó a tomar su pequeña maleta y antes de salir de la casa, le dio una última mirada a Ryu que sin si quiera mirarlo permanecía a mitad de las escaleras.

 

Lo curioso de todo eso fue que el monje jamás sintió rencor por Sakuma, era de esperarse aquella reacción pues el castaño era muy buen amigo de Shuichi y tenía que serle leal.

 

Después de eso odió a su hermano, cortando de tajo su buena relación, pues lo culpaba de que Ryu  rompiera toda comunicación con él. Ni si quiera podía tolerar escuchar su nombre porque enfurecía. Se dedicó por completo a la universidad y su a trabajo de monje; hasta que en una ocasión, el señor Usegui mandó llamar a Yuki para que le ayudara con una ceremonia budista que se realizaría en un funeral. Ahí fue donde se encontraron los hermanos. Al principio Tat lo repudió pero al ver que  su hermano se encontraba demacrado, ido y triste, Tat sintió  lastima por él. Fue en ese momento que el chico aceptó la propuesta de Mika y decidió mudarse a Tokio para hacerse cargo de Yuki.

 

 

 

-Tanto tiempo ha pasado-musitó, apretando los labios. Sus ojos se empañaron. Apretó la bola de arroz y con el dorso de su brazo se limpió unas lágrimas.

 

No tardó mucho en llamar a Kaname y a Eiri a comer.

 

-Onigiris...onigiris...-cantó Kaname, mientas Yuki lo sentaba en una silla y el monje se dedicaba a lavar los trastos que había ocupado.

 

Yuki tomó asiento y notó que Tat había preparado comida para dos personas.

 

-¿No vas a comer?

 

-No tengo hambre-musitó, saliendo del lugar sin atreverse a mirar a su hermano. Yuki no quiso insistir.

 

Mientras tanto, Kaname miraba con el ceño fruncido el plato de onigiris que, curiosamente no tenían la forma triangular, si no que parecían una masa extraña de figura indefinida.

 

-Que feos están -masculló decepcionado.

 

 

 

Después de dejar a Hisoka descasando en su habitación y de informarle a James de la alta del joven Ono, Hiromi decidió tomarse un descanso y comer tranquilamente.

 

Entrando al restaurante del hotel se topó con un solitario Shuichi, quien se encontraba limitado de sus movimientos por el collarín que llevaba puesto, provocando que no pudiera degustar del todo su sopa estuviera malhumorado.

 

-¡Hola! Por qué esa cara larga-tomó asiento.  

 

-Hola...-respondió escueto el jovencito.

 

-Yo creí que por ser día libre estarías con tus amigos.

 

-Si...yo también creí eso-suspiró Shu-¿Y tú?-le dio un sorbo a la sopa -no deberías estar con tu hermano.

 

-Se me olvidaba-la chica sonrió-ya dieron de alta a Soka.

 

-Vaya...eso está bien.

 

-Si, ahora mismo lo dejé descansando en su habitación-miró a su compañero quien tenía toda su atención en su comida-Bien, creo que iré a ver que hay en el buffet- sin más se puso de pie y se fue a la barra de alimentos. 

 

Cuando se hubo servido los guisos que deseaba, dudó en sentarse con Shu, pues al parecer el chico deseaba estar sólo, iba a tomar asiento en otro lugar cuando.

 

-¿A dónde vas?-preguntó Shu, quien se acercaba con un plato.

 

-Ah...pues...voy por un poco de ensalada-balbuceó.  

 

-Bien. Nos vemos en la mesa-Shu se sirvió un poco de sushi-por cierto, te recomiendo la sopa de miso.

 

-Gracias.-la chica sonrió y sin más siguió a Shu.

 

Platicaron de trivialidades mientras comían. Aquélla tertulia hizo que mejorara el estado de Shindo, quien había olvidado por completo los molestos acontecimientos de horas atrás.

 

-Por cierto...-Shu le dio un sorbo a una gaseosa de fresa-Dentro de una semana mi amigo Hiro se va a casa, ¿Lo recuerdas?

 

-¿El chico de cabello largo y rojizo?

 

-Así es. Y bueno...-Shu centró su mirada en el vaso-yo quisiera saber si...-aclaró su garganta y miró a los ojos a su amiga-¿Te gustaría ir conmigo a la boda?

 

-En serio...-la chica le miró con ojos grandes.

 

-Si.

 

-¡Claro que sí!-exclamó la soprano-Amo las bodas y me encantaría ir contigo.

 

-Que bien.

 

-Tendré que comprarme un vestido bien lindo y usaré zapatos altos y...tengo que decirle a Dresde de esto-la chica sacó su móvil. Shindo esbozó una pálida sonrisa, pues sabía perfectamente que Hiromi iba a reaccionar así.

 

 

 

Suguru miró su celular y lanzó un hondo suspiro.

 

-Por fin.-entró a la sala de grabaciones.

 

-Hey Fujisaki, ¿Qué tanto haces?-se quejó Hiro.

 

-¿A que te refieres?-tartamudeó el menor, nervioso.

 

-No dejas de estar hablando por celular.

 

Mr. K y Sakano se miraron.

 

-Lo siento...

 

-Si sigues de enamorado, nos atrasaremos en las grabaciones-dijo Nakano.

 

-¿Enamorado?-preguntó, incrédulo.

 

Mr. K rió.

 

-No debe de alterarse joven Nakano-terció Sakano-tenemos tiempo a nuestro favor.

 

-En eso tiene razón Sakano-continuó K-relax, take easy-frotó la espalda del pelirrojo-bien...si me disculpan, tengo que hablar de algo muy importante con Fujisaki-sin decir más haló al tecladista y lo sacó de la habitación.

 

-Algo anda mal aquí-musitó Hiro, receloso.

 

Sakano se tensó.

 

-Y bien child-murmuró K, cerrando la puerta del baño de hombres.

 

-Ya les avisé a todos los conocidos de Hiro.

 

-Good

 

-Pero...Creo que somos muy pocos.

 

-¿Cuántos?

 

-Siete.

 

-Mmmm...contraté todo el club para mañana para que sólo vayamos siete.-K se rascó la barbilla-Necesitamos a  jóvenes deseosos de mujeres voluptuosas...

 

-No sé me ocurrió a quien más invitar. Sakuma no responde al celular y mi primo está de viaje...-guardó silencio-¿Cómo? ¿Jóvenes deseosos?

 

-Descuida, conozco a alguien que puede ayudarnos-lo calló el norteamericano.

 

-¿En serio?-le miró con desconfianza.  

 

-Si, yo me encargo de esto.

 

-Bien.

 

-Vaya, esto si que va  a ser un gran festejo-K soltó una carcajada.-Se me queman las habas.

 

 

 

Mika acariciaba el rostro pálido de su esposo inconsciente. 

 

El ruido de la puerta al abrirse llamó su atención.

 

-Buenas tardes señora Seguchi-saludó un hombre maduro, de semblante serio y gran porte.

 

-Hola Sora-musitó la mujer con desánimo.

 

-¿Podemos hablar?

 

-Claro-la mujer se enderezó y siguió al hombre fuera de la habitación.

 

Se dirigieron a la sala de espera la cuál estaba desierta.

 

Sora Ooki era el secretario de la familia y la mano derecha de Touma. Se dedicaba a administrar el dinero y demás cosas de la  familia Seguchi.

 

-¿Cómo va todo?-preguntó la mujer.

 

-Seguimos investigando el caso del señor Seguichi. He contratado a los mejores detectives.

 

-Gracias. ¿Y los medios de comunicación?

 

-Siguen sin saber el caso. Al parecer nadie ha infiltrado  información de la situación del señor.

 

-Bien-suspiró.

 

-Respecto a la disquera. Todos los empleados se creyeron la mentira de que el señor se fue de viaje.

 

-¿Incluso K?

 

-Si, incluso el señor Winchenster creyó la farsa.

 

-O sea que sólo están enterados de esto Noriko, Ryuichi y mis hermanos.

 

-Al parecer si.

 

-Ya veo...-la mujer guardó silencio.

 

-¿Cómo se encuentra el señor?

 

-Estable...-musitó cabizbaja-afortunadamente no ha empeorado.

 

-Eso está bien.

 

-Si.

-Cuento conmigo en lo que necesite señora Seguchi.

 

-Gracias Sora.

 

 

 

Se  encontraba sentado en un rincón de su  habitación sumergido entre la penumbra, el humo del cigarro y los espectros de un pasado doloroso; de un amor no correspondido.

 

Jamás creyó él sentirse así, pues la última vez que Ryu y él se habían encontrado, el había actuado de una manera violenta. Pero ahora...todo era diferente, sentía remordimientos por el golpe que le había dado.

 

-Creí que lo había superado...-musitó. Pero la verdad era distinta, pues jamás olvidó a Ryu ni mucho menos el doloroso rechazo, simplemente huyó de esa dolorosa realidad.

 

Se dedicó de lleno  a cuidar y motivar a Eiri proyectándose con la situación que su hermano vivía provocando su infelicidad; algo que él negaba admitir.  

 

El piteo de su móvil cortó de tajo el terrible silencio que reinaba en la habitación, pero el moreno no hizo ningún intento en tomar la llamada.

 

La persona insistió varias veces hasta que terminó por fastidiar al monje, quien farfullando tomó su móvil. -Espero que sea algo en verdad importante-pensó.

 

-¿Diga?

 

 

 

Al día siguiente...

 

Dresde y Tamaki dormían plácidamente enredados uno con él otro, la noche había sido caliente y activa para la pareja.

 

Todo estaba perfecto hasta que unos fuertes golpes en la puerta los alejó de los brazos de Morfeo.

 

-¿Quién molesta a estas horas?-musitó el hombre, acurrucándose aún más en el pecho desnudo  de su esposa.

 

-No lo sé...-bostezó la mujer.

 

Los golpes siguieron.

 

-Dresde...abre-susurró el hombre, sin abrir los ojos siquiera.

 

-No, abre tú...

 

-Amor-cantó y la miró a los ojos-tuve una noche muy agitada, estoy cansado.

 

-¿Y crees que yo no?-Tamaki la miró e iba a refutar pero ante los ojos grises de la inglesa, optó por guardar silencio.

 

Los golpes cesaron y el matrimonio suspiró.

 

-¡Ashi! Ya estoy lista-se oyó una voz chillona al otro lado de la puerta.

 

-¿Hiromi?-abrió los ojos de sopetón la rubia.

 

-¿Qué quiere?-preguntó ahora con fastidio Tamaki.

 

-Dios-resopló-se me había olvidado-se rascó la cabeza-...le prometí que hoy iríamos de compras.

 

-¡Qué!

 

-Lo siento.

 

-Pero-él se enderezó- tan sólo nos hemos visto dos días, después de estar separados por meses y...¿Te vas de compras con una amiga?-bufó indignado.

 

-Lo siento...se lo prometí...

 

-Bien-Tamaki se giró y le dio la espalda-Vete y abandóname...

 

-Ashi, ¿Todo está bien?-se oyó de nuevo la voz de la jovencita Ono.

 

-Ahora resulta que tú eres el indignado-la rubia se enderezó-No puedo salir de compras y ni nada por el estilo por que el señor de enoja.

 

-Era nuestro día...

 

-¿Nuestro día? Claro...tenías todo planeado. Pasarla conmigo durante el día y en la noche, mientras durmiera te irías con Shuichi de parranda.  

 

-¿De que hablas?-Tamaki la encaró.

 

-¿Ashi?-insistió Hiromi.

 

-¡Ya voy Hiromi!-gritó molesta Dresde. La soprano no habló más.

 

-¿Cómo sabes lo de Shu?-preguntó Tamaki.

 

-Ayer en la noche, mientras te esperaba en la tina los escuché y tú-señaló a su marido-aceptaste ir al club nudista Aoe.

 

-Si...pero...-balbuceó Tamaki-te lo iba a decir.

 

-¿Cuándo?

 

-En el desayuno.

 

-Por favor...-masculló la mujer, cubriéndose con una bata que yacía tirada-Odio que me mientas.

 

-En serio amor...te lo iba a decir...pero...no se presentó el momento indicado y...la verdad acepté porque Shu se va a sentir solo e incómodo, tú sabes...

 

-Claro...te vas a sacrificar por tu amigo-farfulló, apretó con fuerza la cintilla alrededor de su cintura-No permitiré que me aplique "La ley de embudo"-le señaló-así que si tú te vas de juerga, yo también lo haré- le miró con sus profundos ojos grises, casi blancos.

 

-Mi amor...-Tamaki quiso abrazarla pero...

 

-No me toques...-le empujó, el hombre no insistió pues podía ver una oscura aura alrededor de su esposa. Tragó saliva y no insistió.

 

Dresde caminó a grandes zancadas hacia la puerta y abrió. Hiromi la miró con ojos avergonzados.

 

-En un momento estoy lista, nena-habló con voz pastosa.  

 

-Ah...claro Ashi...te espero en el vestíbulo.

 

-Bien-sonrió con dulzura.

 

La inglesa cerró la puerta y Hiromi se quedó por un corto tiempo parada en medio del pasillo.

 

-Creo que acaba de suceder la tercera guerra mundial en esa habitación-musitó.

 

 

 

Como aún le dolía el cuello, Shindo optó por pasarse toda la mañana descansando en su habitación para estar listo en la noche y festejar junto con sus amigos, los últimos días de soltería de Hiro.

 

Había visto a Tamaki la noche pasada  y aprovechó la ocasión para invitarlo al festejo. Hiromi le instó al moreno que también llevara a su hermano menor, pues el chico había salido del hospital con un pésimo humor y; según su hermana, le ayudaría mucho el salir y distraerse.

 

-Ja...si Hiromi supiera que vamos a ir a un club nudista, no creo que hubiera insistido tanto-murmuró Shu, viendo un programa en el televisor.

 

 

 

Horas más tarde en casa de los hermanos Usegui...

 

Tatsuha daba vueltas en la estancia mientra llamaba por el móvil.

 

Eiri sentado en el sofá, fingía que leía en el periódico mientras que miraba con perspicacia a su hermano menor. Kaname ausente de todo lo que sucedía a su alrededor, se dedicaba a jugar con el Wii.

 

-¡Por Buda!-vociferó Yuki, exasperado-¿Qué diablos te pasa?

 

Tat le miró y cortó la llamada con una escueta despedida.

 

-No sé a que te refieres-respondió indiferente.

 

-Oh, si que lo sabes-se enderezó y botó el periódico en el sofá-desde ayer por la tarde haz estado muy extraño. No comiste y ni bajaste a cenar y te la pasaste encerrado en tu cuarto y hoy-tomó aire-no hablaste nada en el desayuno y me atrevo a  asegurar que no comiste nada y sólo revolviste el desayuno y desde ahí te la haz pasado haciendo llamada tras llamada sin dejar de dar vueltas.

 

Tatsuha apretó los labios.

 

-Estoy ayudando a un amigo-respondió escueto.

 

-¿Y por eso estás así?

 

-Si...

 

-Bien...-Yuki oprimió su sien-bien, no insistiré. Haz lo que quieras-tomó asiento y tomó con brusquedad el periódico.

 

-Por cierto, en la noche saldré. Quisiera saber si podrías prestarme tu auto.

 

Yuki le miró incrédulo.

 

-Si te lo presto, ¿Me dirás que carajos tienes?

 

-No...

 

-Entonces creo que tendrás que irte caminando.

 

-Está bien-sin más Tat se fue hacia su habitación.

 

-Mocoso tonto-refunfuñó Yuki.

 

-Tío Eidi...-habló Kaname sin despegar la mirada del televisor-¿Regañaste a tío Tasuha?

 

-No...

 

-¿Entonces por qué lo castigaste y lo mandaste a su cuarto?

 

-¿Eh?-miró con incredulidad a su sobrino, quien parecía hipnotizado con el videojuego.

 

-Sigue jugando Kaname-le dijo, acariciando la cabeza del niño.

 

 

 

Horas más tarde en  casa de los futuros esposos...

 

Después de haber degustado de una deliciosa comida preparada por las dulces y amorosas manos de su prometida.

 

Hiro preparaba palomitas mientras que Ayaka elegía la película que iban a ver.

 

-¿A que hora dices que te vas?-preguntó Hiro vertiéndole salsa a la botana.

 

-La señora Noriko me dijo que iba a pasar por mí dentro de una hora.

 

-Bien-Hiroshi engulló un puño de palomitas-Entonces aún tenemos tiempo de estar juntos.

 

-Si-sonrió Ayaka-Me da mucho gusto que K te haya dado el fin de semana libre.

 

-Bueno...a mí me preocupa que haya tomado esa decisión-la castaña rió.

 

-Te parece si vemos "El diario de una pasión"

 

-Si-Nakano salió de la cocina y se fue hacia la sala, la cuál estaba a unos metros.

 

Ayaka puso la película y el par se puso cómodo.

 

-¿No te molestó de que me organizarán una despedida de soltera? preguntó Usami, recargando su cabeza en el hombro de su novio.

 

-Para nada, me alegra que te vayas a festejar.

 

-¿En serio?

 

-Claro.

 

-Prometo no hacer nada malo.

 

Hiro soltó la carcajada  y besó a la castaña.

 

-Confío en ti.

 

-Gracias-se dieron un beso apasionado hasta que una llamada por parte de K los interrumpió.

 

-Maldición-masculló Hiro, tomando la llamada-¿Qué sucede?

 

-Hiroshi, urge que te presentes en la disquera-la voz de su mánager se escuchaba preocupada.

 

-¿Por qué?-el pelirrojo se enderezó, ante la mirada curiosa de Ayaka.

 

-Te digo cuando llegues, nos vemos en la sala de grabaciones. Adiós-y sin más el norteamericano cortó la llamada. Nakano miró su celular con extrañeza.

 

-¿Sucede algo?-la pregunta de Usami lo sacó de sus pensamientos

 

-No lo sé...-pestañeó-pero K se escuchaba muy acelerado. Me pidió que vaya a buscarlo a la disquera.

 

-Ay no...espero que no sea algo malo.

 

-Yo tampoco...-alzó la mirada hacia la joven-Lo siento tanto Ayaka...

 

-No te preocupes-tomó de la mano a su prometido.

 

-Pero...

 

-Anda, ve...te espera.

 

-O.K.-Hiro tomó su casco y las llaves de la moto-diviértete amor.

 

-Gracias-la chica lo besó-ten cuidado.

 

-Si-musitó cabizbajo-te veo en la noche.

 

-Claro-la chica sonrió.

 

Hiro se puso su zapatos y antes de salir dio un último beso a su prometida.

 

No tardó mucho en llegar a la disquera, la cuál estaba muy solitaria. Entró a la sala de grabaciones, que estaba sumergida en la penumbra. Dudó en entrar, pues tenía un raro presentimiento.

 

Tragó saliva y con pasos titubeantes entró.

 

-¿K?

 

No hubo respuesta, lo único que sintió fue un fuerte golpe en la nuca y de ahí todo fue oscuro para el guitarrista.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Si tienen dudo respecto a "La ley del embudo" con gusto se las explico XD.

Besos

Otra cosa!!! en el capi 14, en el video en donde sale Shu bailando en ropa interior. La canción se llama we are golden y es del cantante Mika, lo pueden disfrutar en youtube.

 


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