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Mercy rain por kozzha

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Mika aspiró todo el aire que pudo y caminó erguida hacia el vehículo.
-¿Todo bien señora?-preguntó Sora mirando el semblante tranquilo de la castaña.
-Si…llévanos a casa-musitó la mujer como si nada hubiera sucedido. El secretario asintió y encendió el vehículo.
Cuando llegaron a la mansión, Sora subió al pequeño Kaname quien aún seguía dormido, ausente de todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. Mika subió a su habitación tambaleante y cuando cerró la puerta sus fuerzas se desvanecieron y soltó en un doloroso llanto.

Capítulo 23
Un cabo suelto.


Se paseaba de un lado a otro, creyendo que así podría borrar todos los recuerdos del encuentro romántico que había tenido con su ex pareja.
-Mierda…-mascullló, dejándose caer sobre su cama.
Lo primero que había hecho al llegar al hotel fue bañarse para así borrar el olor impregnado de Yuki, ese olor que en estos momentos le provocaba náuseas.
El tímbre del teléfono le hizo dar un respingo. Dudoso de contestar dejó que el teléfono sonara.
-De seguro es él-dijo con desdén.
Inmediatamente que dejó de sonar el teléfono, comenzó a timbrar el móvil del jovencinto. Curioso de saber quien estaba tan insistente tomó la llamada sin siquiera mirar la pantalla de su móvil.
-¿Diga?
-¿Dónde demonios estás?-vociferó su manager furioso.
-No me grites-musitó, alejándo su aparato de la oreja-Estoy en el hotel.
-Bien…-moderó un poco su voz-Te tengo buenas noticias…he encontrado un apartamento que te puede gustar.
El rostro de Shuichi se iluminó, saltó de la cama y sonrió.
-¿En serio?
-Si, he pedido una cita para hoy...dentro de una…de una hora aproximadamente.
-Bien, bien…ahora mismo me alistaré y nos vemos en una hora en la recepción.
-O.K.
James cortó la comunicación. Shuichi saltó de emoción olvidando todo lo ocurrido en ese día.
-Es mi oportunidad de librarme de él.


Tatsuha entró a la casa tarareando, dejó sus zapatos en el recibidor y colgó sus llaves. Al entrar a la estancia y ver todo en penumbra dejó de canturrear y resopló.
-Percibo un aura negativa aquí…-se chupo un dedo y lo alzó al ire-Si…definitivamente algo malo pasó.-se dirigió hacia el estudio de su hermano que se encontraba debajo de las escaleras, titubeó un poco en tocar pero pudo más su curiosidad, antes de que su puño golpeara con la puerta el rubio se adelantó.
-No estoy de humor…-dijo Eiri del otro lado de la puerta.
-Bien…-el chico se giró y siguió su camino, se detuvo a unos pasos del estudio y regresó -¿Y Kaname?
-¡Te dije que no estoy de humor!-vociferó Yuki.
-Bien, bien…lo siento…por buda, que mal carácter-Tat se dirigió hacia su habitación-De seguro se peleó con Mika…ay que hermanos tan problemáticos tengo…-cuando llegó a su cuarto y vió su cama sin sábanas ni edredón arqueó una ceja- ¿Pero que demonios pasó?


Shuichi recorrió todo el apartamento seguido por las miradas expectantes de James y del casero.
-Me gusta…-musitó. El casero suspiró aliviado.-La ubicación es buena, la vista maravillosa-Shu se acercó al ventanal de la sala, los muebles están en buen estado, es amplio y tiene suficiente espacio para mi piano-el moreno le lanzó una mirada a James.
-¿También quieres un piano?
-Es parte del trato-Shu se cruzó de brazos.
-Está bien-el norteamericano se rascó la cabeza.
-Entonces…cerramos el trato-terció el casero.
-Si-dijo un Shuichi sonriente.


Sora condujo hasta la zona roja de la capital de Japón. Aparcó no muy lejos del lugar en sería la reunión de “negocios”. Cómo el leal secretario y la mano derecha de Touma Seguchi, se sentía comprometido a seguir con los asuntos turbios de su jefe.
Entró al bar de mala muerte y esperó a que llegarán.
El extraño de la gabardina-quien conseguía información confidencial a Touma- entró acompañado de un sujeto de aspecto rudo y vago. El primero le susurró algo a la mesera, la cuál señaló hacia Sora, el investigador pestañeo y con la boca torcida se acercó al secretario.
-¿Dónde está el señor?
-Sigue en el hospital.
-Sólo con él hablamos-dijo con desdén, dándose la media vuelta.
-Soy su secretario y si el se llega a enterar que se negarón a darme información se enfadará mucho.
El de la gabardina frunció el ceño y sin más tomó asiento, le silbó al otro, quien acosaba a a la pobre mesera.
Cuando los tres estuvieron sentados en la mesa, Sora habló.
-¿Cómo va el asunto de los hermanos?
-No he podido lograr nada-comentó el bándalo-La mocosa siempre va acompañada y frecuenta lugares muy concurridos, sería riesgoso.
Sora bufó.
-Aparte tenemos un gran problema-terció el hombre de la gabardina.
-¿Cuál es?-masculló con fastidio el secretario.
El investigador sacó un sobre y se lo tendió a Sora.
-Son del día de cuando el mocoso fue dado de alta.
Sora tomó el sobre y sacó su contenido. Eran varias fotos en donde salían tanto Hisoka como su hermana Hiromi.
-No entiendo a que se refieren-dijo un poco desesperado.
-Siga viendo-le ordenó el hombre de la gabardina.
Sora abrió los ojos cuando miró una foto en donde salían no sólo el par de hermanos, si no que también Kaname-el hijo de Touma-y Tatsuha Usegui.
-Pero que demonios-exclamó.
-Al parecer son cercanos al hijo del señor-habló el vago-Pues llamó al mocoso “Tío”
-Y éstas son las del día de hoy-continuó el investigador estirándole otro sobre.
Sora abrió el sobre y sacó más fotos; las miró una por una. En ellas aparecía Hisoka, Hiromi y Tatsuha comiendo en una cafetería.
-Maldición-masculló el secretario-éstos mocosos en verdad son probelmáticos.
-Por la información que pude conseguir, el cuñado del señor visitó al niño varias veces en los días que estuvo hospitalizado…será más difícil de lo que pensabamos el seguir con los planes.
-Lo sé, lo sé-Sora se frotó el rostro en señal de frustración-creo que será mejor dejarlo así por el momento…


Los insistentes golpes en la puerta la hicieron despertarse, no supo en que momento se había quedado dormida en el duro suelo.
-Señora Mika, ¿Está usted bien?-preguntó la ama de llaves del otro lado de la puerta.
La castaña se levantó del suelo aún aturdida, se frotó el rostro.
-Si Hana, estoy bien-respondió con voz ronca.
-El señorito Kaname ya despertó y pregunta por usted.
El rostro de Mika se iluminó cuando escuchó el nombre de su hijo.
-Bien, en un momento salgo.
-Está bien señora-la ama de llaves se alejó del lugar, mientras en la habitación la señora Seguchi se retocaba el arruinado maquillaje, tratando de disimular lo mejor posible sus ojos hinchados; producto del llanto. Le dio una ultima mirada a su reflejo en el espejo, se cepillo el cabello y alisó lo más que pudo su traje sastre y salió de su habitación con pasos seguros y una pose engreída.
Entró a la habitación de Kaname, quien estaba jugando con unos muñecos de acción.
-Hola bebé-susurró la mujer, Kaname voltó y con ojos brillosos miró a su mamá y sin poder evitarlo corrió hacia ella.
-Mami-excalmó el pequeño, aferrándose al cuerpo de Mika.
Ante la reacción inesperada la castaña se quedó estupefacta, pues el niño era muy introvertido y escueto en la presencia de sus padres, todo lo contrario a las reacciones que tenía con sus tío.
-Te extrañé mucho mami.
-Yo también bebé-la mujer se aferró al cuerpo del niño.
-Mami…-musitó el niño dubitativo-y papá…¿También está en casa…?-preguntó nervioso el niño.
-No bebé, el sigue de viaje-ante aquella respuesta, Kaname se relajó y disfrutó de los brazos de su mamá.


Dresde movía una de sus piernas impaciente. El ruido de la puerta del baño al abrirse le hizo girarse y hacer una exclamación.
-¿Qué tal?-preguntó Hiromi, modelando el vestido que había comprado para la boda de Hiro.
-Te vez preciosa-exclamó la rubia-pareces una princesa.
-¿De verdad?-preguntó ilusionada la soprano.
-Si…
-Qué bien…espero que a Shuichi le guste. Caminé mucho y soporté las quejas de Hisoka-hizo un puchero Hiromi.
-Créeme, le va a encantar.
-¡Ay Ashi! Ya quiero que sea sábado…no puedo aguantar más-Hiromi tomó asiento junto a su amiga.
-Tan sólo falta unos cuantos días, no comos ansias.
-No creo poder aguantar…me volveré loca…
-Parece como si fuera tú boda-rió Dresde.


Mika entró a la habitación en penumbras. Después de jugar un rato con su hijo, acompañarlo a cenar y acostarlo, había decido regresar al hospital para ver a su marido.
Tomó asiento junto a la cama del paciente y le miró con tristeza. Había algo que le inquietaba y que no la dejaba en paz y era lo que le había dicho su hermano.
-¿Por qué Eiri dice que no te conozco?-le susurró al inconsciente de Touma-Díme…¿Qué secreto es el que guardas? ¿Hay algo que me estás ocultando?…porque yo…-la voz se le cortó a causa del nudo que se iba formando en su garganta-Porque yo no sé que pensar…










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