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Mercy rain por kozzha

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Notas del capitulo:

Hooooola, kozzha de regreso.

Hoy me mojé y me requete mojé, pero me inspiré, por algo de llama Mercy Rain mi fic ¬¬.

Así que hoy mismo escribí el cap. Ni idea tenía de como empezar pero después pusshu!!!!

Sé que vas a odiar el inicio, como te lo advertí en el fb, sí te hablo a ti ¬¬.

Y para mis demás lectoras lindas :), si odian a Hiromi...creo que van a detestar al nuevo personajes :(.

Y si lo odian, pufff lo van  a querer matar en el próximo capítulo.

Este capítulo es pura comedia, así que disfrútenlo.

Todas las locaciones que pongo en éste capítulo si existen, por si quieres visitarlas :)

Para las que leyendo el fic de: Cuando vayas a morir, estoy escribiendo mi novela y tiene a Esog como protagonista, con el mismo papel. Les daré mayor información para el próximo capítulo :)

Besos mil.

-Lo he decidido-dijo con seguridad Hisoka aquella  calurosa tarde del sábado 27 de Junio.

-¿Decidir qué?-preguntó un distraído Tatsuha, sin despegar la mirada de la pantalla. Aquél día era de maratón de películas y el tema había sido “Cameron Diaz”.  Miraban  la película de “Loco por Mary”.

-He decidido declarármele a Maiko.

Tatsuha le puso pausa y miró serio a su amigo.

-¿Estás seguro?

-Si…-asintió con la cabeza.

-¿Y si te rechaza?

-No me importa… correré el riesgo.-Tatsuha torció la boca y oprimió el control, sintió que  un frío le recorría la columna y los cabellos de la nuca se le erizaban. Nunca había experimentado esos molestos sentimientos llamados: celos.

 

 

Capítulo 34

Una peculiar intérprete.

 

 

La primera semana que estuvo en la capital de México, el joven se la pasó encerrado en su habitación del hotel. La decisión de viajar a un país tan lejano la había hecho el día de los premios Tanizaki; por lo que no tenía contemplado muchas cosas, como por ejemplo, el cambio de horario. Entre Japón y México había una diferencia de 14 horas. Aquella primera semana fue para adaptarse al cambio tan drástico de horario y como aún no estaba de ánimos para salir y conocer el exterior, no hizo mucho esfuerzo para acoplarse rápido a ese cambio.

Para mediados de la segunda semana, Yuki fastidiado de estar encerrado en la habitación, optó por salir y conocer el hermoso hotel. Hizo amistad con una pareja de ancianos paisanos, aquella pareja le sugirió algunos lugares por conocer; por lo que el rubio-seguro de sí mismo-salió a la aventura en aquella caótica ciudad.

Regresó arrepentido en su primera salida, pues se topó con que  poca gente hablaba inglés y ni qué decir del japonés, por lo que le resultó difícil entablar diálogo alguno con los mexicanos.  Optó por contratar un guía personal y les pidió alguna sugerencia a la pareja de ancianos.

La señora de nombre Lin, le recomendó a la persona que los había acompañado en su viaje por el ombligo de la luna.

-Es muy agradable y conoce muy bien su país-le había dicho al joven Eiri-no es de ninguna agencia, trabaja por su cuenta y está disponible las 24 horas.

-Si te interesa, pueda darte su teléfono-le dijo el anciano de nombre Takao-Mañana regresamos a Japón, por lo que ella ya estará disponible.

-¿Ella?-preguntó Eiri.

-Sí, es una jovencita-dijo Lin.

-Te va a caer bien-Takao le frotó la espalda al joven.

-Si dicen que es muy buena-el rubio se encogió de hombros.

Al día siguiente- antes de partir- Takao le dio los datos de la guía turística. Después de la comida Yuki decidió localizar a la mujer.  Se sorprendió al escuchar la voz de la mujer, pues tenía el mismo timbre de voz de su sobrino Kaname, sumando que hablaba el japonés con fluidez. Acordó la cita para el día siguiente por la mañana –un lunes-, sería la prueba del añejo y dependiendo de eso  la contrataría o no.

Cuando el lunes llegó, Yuki se alistó y desayunó ligero. Espero a la mujer en la recepción, como habían acordado.  Una de las primeras cosas que le calificaría a la mujer, era la puntualidad, algo de la que él carecía, si soy sincera. La hora fijada había sido a las diez de la mañana, por lo que la mexicana tenía media hora para llegar. Mientras esperaba, Yuki hojeó una revista norteamericana, al menos entendería de lo que escribían.

Al cuarto para la die;  la misma vocecita de niño le había interrumpido en su no muy entretenida lectura.

-Buenos días, ¿Usted es el señor Eiri Uesugi?-preguntó.

-Ese soy …-las palabras quedaron al aire al ver a la dichosa guía. Yuki quedó atónito ante el aspecto de la mujer, más bien, de la jovencita.

-Mi nombre es Alicia Karma -la chica hizo una pronunciada inclinación -Encantada de conocerle.

La joven Alicia era de poca estatura, muy escasa, para ser exacta. Delgada y de senos grandes. Su cabello castaño era recogido en dos trenzas haciéndola tener un aire añiñado. Su tez era morena y era poseedora de unos grandes y brillosos ojos castaños; característica que llamó la atención de Eiri. Ni que decir de su vestimenta: llevaba puesta una falda  de mezclilla color fiucsa  de corte A arriba de las rodillas, una blusa amarillo pollo que mostraba bien el hermoso escote de la jovencita. Tenía una perforación en la nariz; en la aleta izquierda que se conectaba por medio de una cadena de plata  a la oreja del mismo lado. Sus manos estaban llenos de anillos de mil colores y lo más peculiar era que llevaba calcetas nones, como también sus converse.

-Es una niña-pensó el rubio, boquiabierto y sin poderlo evitar, recordó a Shu y su manera tan extravagante con la que se vestía años atrás.

-¿Sucede algo señor Uesugi?-preguntó Alicia, ante la reacción del rubio.

-No, para nada…-carraspeó el rubio y se puso de pie. Comprobó que la jovencita medía unos centímetros más que su sobrino. Miró su reloj y vio que era diez para la diez de la mañana, la chica había llegado antes de lo acordado y por tal razón él no había tenido que esperar tanto tiempo, algo que detestaba. Un punto para ella, de hecho la niña ya tenía tres puntos: la puntualidad, la manera en cómo se vestía y aquellos ojos pícaros.

-¿Ya desayuno señor?-le preguntó la joven. Ante la palabra “señor” Eiri sintió que los pelos de la nuca se le erizaban.

-No me digas señor-se quejó-me haces sentir viejo-bufó.

Alicia dio un respingo ante la queja y volvió a hacer una pronunciada inclinación.

-Lo siento mucho, ¿Cómo desea que le diga?

-Eiri.

-¿Eiri-san?-preguntó dubitativa.

-Eiri-repitió él, parco-Desayuné ligero, por lo que deseo comer bien.

-¿Y qué desea comer?

-¿Qué más? Comida mexicana-masculló.

-Lo siento-la chica hizo otra inclinación.

-Deja de hacer eso, me haces sentir incómodo-se volvió a quejar.

-Lo siento…-la chica iba  a hacer otra inclinación, pero Yuki le detuvo la cabeza. Alicia se tensó.

-En serio…déjalo.

-Si…-dijo en un hilillo de voz-Entonces quiere comer la verdadera comida mexicana.

-Así es…

-Sígame por favor-le sonrió y Yuki se cautivó con su sonrisa. La chica ya tenía cuatro puntos a su favor y uno en contra, odiaba a la gente sumisa.

Fuera del hotel estaba  aparcado un pointer plateado, la chica le abrió la puerta del copiloto.

-Suba  por favor-le invitó aún sonriente.  Yuki obedeció y subió al pequeño vehículo.

Alicia rodeó el auto y antes de llegar a la puerta del conductor, su sonrisa se borró.

-Maldito el día que acepté trabajar para un hombre gruñón-masculló.

Se subió al auto y le volvió a dedicar otra de sus hermosas sonrisas al rubio, quién no pudo evitar sonrojarse.

En el camino sintió un poco tensión y al ver que la chica no tenía intención de romper el hielo, Yuki tomó la iniciativa, algo que a él mismo le sorprendió.

-Así que te llamas Alicia Karma.

-Ajá-respondió con parquedad la chica.

-Karma es un apellido raro, ¿Ne?

-Si…

Y de nuevo el silencio invadió el auto.

-Vamos, cuéntame un poco más de ti-dijo desesperado Yuki.

-¿En verdad quieres saber?-preguntó con incredulidad la chica.

-Si-Eiri se cruzó de brazos. Él no estaba de humor para contar de su vida  pero tampoco quería estar en ese incómodo silencio, por lo que era mejor escuchar a la chica, aunque tenía que admitir que tenía cierta curiosidad por la joven.

-Vivo sola con mi hermana, estudié la carrera de Lingüística, se hablar tres idiomas (sin contar el español) y tengo 25 años.

-¡Tienes 25!-exclamó Yuki, sorprendido.

-Si…-respondió molesta la chica.

-Wow…-fue lo último que dijo el rubio antes de llegar a su destino.

Lo llevó a una zona muy alejada del lujoso hotel. Era una de las colonias populares de México. Cuando llegaron al lugar en donde comerían; Eiri agradeció a Buda por estar sano y salvo. El tráfico en aquella ciudad era tan caótico, sumando la gente loca y desesperada que conducía. Aparcaron frente a la fonda en donde desayunarían.

-No hay mejores chilaquiles que los de Doña Lucha-dijo la joven, entrando al lugar.

Yuki observó el lugar y sacó como conclusión del por qué la chica se vestía así. Aquél lugar estaba lleno de colores que no armonizaban, las sillas eran de diferentes diseños, como también la mayoría de las cosas ahí. Había algunos comensales, todos hablando en voz alta. Tomaron asiento en una mesa que tenía un colorido mantel de plástico; encima de ésta había un servilletero, un salero y algo verdoso que resultó ser salsa, le había explicado Alicia.

La hija de doña Lucha-una joven que parecía no pasar de los veintitantos-se acercó a ellos para darles el menú.  Alicia le leyó el contenido y le explicó de que trataba cada platillo.

-Quiero esos chila no sé qué…-dijo seguro Yuki.

-¿Estás seguro?-preguntó Karma-¿No se te antoja un huevito a la mexicana?

-No…-respondió tajante.

-Bien, bien-llamó a la joven y dio la orden.

A Eiri le llamó mucho la atención la manera de como hablaban las jovencitas, parecía que en vez de hablar estaban cantando.

-Dice que si quieres algo de tomar-le sacó de sus cavilaciones Alicia.

-¿Tiene café?

-Sí, solo o con leche.

-Solo. ..

-Es de olla.

-¿De qué?-preguntó Eiri, frunciendo el ceño.

-Olvídalo, te va  gustar-terminó de darle la orden a la chica y ésta después de anotar todo se fue a la cocina.

-¿Tú que pediste?

-Nada.

-¡Cómo!¿Voy a comer solo?

-Yo sólo vengo a acompañarte y a servirte como guía e intérprete-se encogió de hombros la chica.

-No, pide algo.

-No te preocupes, comí…

-Es una orden-le instó.

-Bien, bien…si tanto insistes aceptaré unos deliciosos chilaquilitos-y volvió a hacer aquella sonrisa cautivadora.  La chica ya tenía un punto más a su favor, estaba consciente de su trabajo y no abusaba. Karma llamó a otra de las meseras y pidió una orden de chilaquiles con un huevo estrellado y un jugo de naranja.

Al poco tiempo llegó la hija de doña Lucha con las dos órdenes de chilaquiles.

-Buen provecho-corearon los dos.

Yuki engulló un poco y sintió que le quemaban la boca, se puso rojo y comenzó a toser.

-¿Estás bien?-le preguntó Alicia con la boca llena. Eiri sólo asintió.

Al tercer bocado explotó. La mexicana tuvo que pedir una jarra con agua. Eiri tenía los ojos llorosos y halaba todo el aire que podía.

-Por eso te dije que pidieras otra cosa-le susurró la joven.

-No…no puedo más-habló por fin. El pobre hasta sudaba.

Karma pidió un vaso de leche fría y le indicó al rubio que la bebiera de un solo sorbo.  Al instante sintió el alivio, le miró sorprendido.

-¿Mejor?

-Sí.

-Bien-sonrió la mexicana y a Eiri se le olvidó lo enchilado que estaba.

-¿Quiere otra cosa?

-El huevo a la mexicana-musitó.

Mientras desayunaban, Yuki le comentó los lugares que deseaba conocer y con esa información; la intérprete hizo su tour.

El escritor se sorprendió del gran estómago que tenía la joven, pues no sólo se había comido su gran plato de chilaquiles, sino que también se había comido los que el mayor había dejado.

-Tengo estómago de guerrero-había dicho al ver la cara de asombro que había puesto el japonés.

De los tantos lugares que el rubio quería conocer, el que estaba más cerca era la “Plaza de las tres culturas” Llegando allá, el rubio-como todo turista-comenzó a tomar fotos del lugar, Alicia le explicó la razón del por qué se llamaba así.  De ahí se dirigieron al “Templo mayor”. Aprovechando que estaban en el centro capitalino, el par visitó algunas de las iglesias. Estando en la calle de “Madero”, a Yuki se le abrió el apetito y le dijo a Alicia que deseaba comer.

-¿Qué quieres comer?

-Mole-dijo sin más el joven. Ante ésta respuesta, la joven soltó una gran carcajada, gesto que molestó al rubio-No le encuentro lo gracioso a eso-dijo indignado.

-Es que…-la chica se dobló de la risa-Es que…-se llevó las manos a su vientre y rio más.

-Ay que niña-masculló Eiri. Como era de esperarse, Yuki recordó a Shuichi, que era igual de escandaloso que su “guía”. Sonrió disimuladamente.

-Lo siento…-la chica se enjugó una traviesa lágrima-En verdad lo siento pero es que…quieres comer mole, empezando que hay muchos tipos de mole y…-apretó los labios para no reírse más-si no toleraste los chilaquiles, me temo que no podrás comer mole.

-Bien-Yuki fingió seguir enojado-Tú eres la experta, entonces llévame a comer algo que tolere.

Alicia le dio a elegir entre ir a comer tortas o tacos al pastor, eran las dos únicas opcionesque tenían. Yuki eligió a los famosos tacos.

El japonés se quedó maravillado con los tacos y emocionado se comió más de 10-oh gran error-pues terminó indigesto.  Alicia tuvo que llevarlo al hotel, le ayudó a bajar del auto y lo condujo  a su habitación. Lo recostó en la cama, en donde el joven se retorcía  por la molestia. La mexicana pidió al servicio de la habitación un vaso con agua y un salero. Cuando llegó su encargo, la chica le vació la mitad de la sal al vaso, la revolvió y le obligó a beber de eso al desesperado rubio.

-¿Qué es?-musitó dolorosamente.

-Un remedio, te ayudará-el rubio tomó el vaso-bébelo todo.

Uesugi obedeció y bebió todo, al instante sintió unas horribles náuseas y se fue corriendo hacia el baño, en donde vació su estómago.

-Agh…que horror-se quejó el hombre.

-No debiste de comer tanto-dijo la mujer, recargada en el umbral de la puerta del sanitario.

-Tu comiste la misma cantidad.

-Recuerda que yo tengo estómago de guerrero.

-Y, ¿Qué acaso yo tengo estómago de princesa?-masculló, poniéndose de pie con mucho trabajo Y dirigiéndose hacia el lavabo.

Alicia se encogió de hombros, el rubio le lanzó una mirada fulminante y se enjuagó la boca.

-Será mejor que lo dejemos por hoy, descansa. ¿Quieres que venga mañana?

Yuki asintió, la chica había pasado la prueba.

-Muy bien, entonces te veo mañana-Alicia se dirigió a la puerta.

-Espera, tu pago de éste día.

-Oh…no, olvídalo. No fue el día completo así que…

-No digas tonterías y acéptalo-vociferó  el rubio. La chica se puso roja. Eiri le tendió unos billetes y como agradecimiento la chica sonrió.

-Paso por ti mañana a la misma hora, ¿Vale?

Yuki le respondió con un monosílabo.

-Si te sigues sintiendo mal no dudes en llamarme, por favor-fue como se despidió la jovencita.

Ya estando solo, Eiri sacó una libreta y comenzó a escribir. Desde que había llegado  a México, el rubio llevaba un diario de vida y éste iba  dedicado a Shuichi, a su Shuichi.

El resto de la semana, el par recorrió todo el centro histórico. El japonés probó los tamales, pambazos, los sopes, las quesadillas, las tortas y el pozole y eso porque según su guía, los estaba entrenando para cuando comiera el famoso mole.

En aquél país latino, el verano estaba en su plenitud; por lo que Alicia le sugirió al joven que cambiara sus  finas camisas y pantalones de vestir por algo más fresco; Yuki le obedeció y optó por usar camisas de manta -bordadas a mano por indígenas-pantalones vaqueros y guaraches de piel, hechos a mano.  También le había dicho que no dejara de usar bloqueador solar y que procurara usar lentes de sol; mientras que Alicia había agregado un accesorio más a su  extravagante atuendo, una sombrilla que en vez de armonizar un poco su arreglo, lo hacía ver más incoherente.

Cada día, Karma le preguntaba al mayor que era lo que quería conocer de su país y el rubio siempre le respondía:

-Todo…

Aquél viernes, a finales de Junio, después de haberlo dejado en el hotel; la  chica le habló a su celular.

-Aún no te has dormido, ¿Verdad?-le preguntó la mujer.

-No-respondió parco el japonés.

-Bien, paso por ti en media hora. Te veo en  la recepción-dicho esto colgó.

-Pero qué demonios…-bufó el rubio.

Aunque no entendía la razón, Eiri obedeció y esperó a la chica en la recepción.

Alicia llegó después de 20 minutos, se disculpó con el rubio, argumentado que el tráfico estaba muy fuerte.

La chica no condujo muy lejos del hotel del rubio, aparcó frente a una casa de dos pisos de color moka. Los dos apearon del vehículo.

-Ésta es mi humilde casa-dijo con orgullo la chica-Pero eso no es lo que quiero mostrarte-desinhibida la chica, tomó de la mano al rubio y lo guio a unas calles lejos de su casa. Yuki notó que los hermosos ojos de la chica centelleaban.

Como iban avanzando se podía escuchar más el bullicio. Llegaron a un pequeño parque en donde la gente corría mientras llenaba de espuma a sus conocidos. La música estaba a todo lo que daba.

-Hoy es la fiesta del “Sagrado corazón de Jesús”-dijo en voz alta.

-¿De qué?-preguntó Yuki, agachándose para poder escuchar mejor a la joven.

-Es la fiesta de la iglesia de la colonia, para que entiendas-le gritó.

-Oh…-asintió-¿Vamos a entrar a misa?-Alicia rio y negó con la cabeza.

-Soy atea y me quemo si entro a una iglesia-Eiri no entendió el chiste de la chica-Te traje paras que vieras lo que es una feria en México.

Lo volvió a tomar de la mano y cruzaron el parque.  El japonés se quedó fascinado al ver tantos puestos tan coloridos en aquél lugar. Para que el rubio no vomitara, optaron por subirse a los juegos primero. El par se subió a la canoa, en donde la chica gritó hasta quedarse afónica.  La chica tenía tanto parecido al Shuichi de  años atrás. Se sintió nostálgico.

Se subieron a todos los juegos de la feria. Alicia se detuvo en un puesto en el que tenías que reventar tres globos y te llevabas un premio, la chica hizo el intento pero no logró reventar ni uno. Alicaída se alejó de ahí y sin poderlo evitar, Yuki sintió que el estómago se le estrujaba; desde que la conocía, la chica nunca se había visto triste. Decidido, Yuki sacó un billete de a $500 y se lo tendió al encargado, el hombre le dijo algo que él no entendió y con gestos le pidió los dardos. Sin hacer esfuerzo alguno el hombre reventó los tres globos, se irguió orgulloso y aceptó los aplausos de la gente de alrededor, eligió una Hello Kitty de alcancía y buscó a la jovencita. Karma estaba en una banca del parque.

-Hey…toma-le tendió la alcancía.

La niña al ver el regalo no pudo evitar saltar de la emoción.

-¡Gracias!-exclamó.

-No es para tanto-se encogió de hombros el rubio.

Después de ese incidente, el par decidió ir a  atacar los puestos de comida. Comieron algodones de azúcar, papas fritas, banderillas y hot dogs.  Yuki estaba gustoso de comerse un pay de limón casero, cuando sintió que alguien se impulsaba con su espalda  y  algo se tronaba en su cabeza y el confeti caía de ésta. Desconcertado volteó su cabeza y se topó con la pícara mirada de Alicia, quién le enseñaba la cáscara de un huevo para después mezclase entre la gente.

Miró en su derredor y notó el puesto de una señora mayor que vendía de aquellos huevos extraños. Se comió el pay en dos bocados. Le tendió un billete de $500 a la mujer y tomó una bolsa de huevos. La anciana miró con ojos grandes el billete, quiso alcanzar al rubio pero éste ya había desaparecido entre la multitud.

Siguió a la chica y cuando estuvo a unos pasos de él, extendió su brazo y le reventó uno huevo en su pequeña cabeza. La chica ante el inesperado gesto dio un respingo, Yuki sonrió complacido y a partir de ese momento que inició la guerra de huevos de confeti.  Miraron los fuegos artificiales, como el castillo iluminaba la imagen del “Sagrado corazón”  y de “La vírgen María” ; a  media noche, el par degustaba de  un par de  elotes  sentados en una de las bancas del parque.

-Por cierto…¿Cómo se llama éste parque?-le preguntó Yuki a Alicia.

-El parque de los cocodrilos.

-¿En serio?-el japonés le miró con ojos entornados.

-Bueno…así es como le llamamos todos, pero en realidad se llama María Teresa.

Eiri asintió.

-Gracias por éste día-le dijo Yuki-En verdad me la pasé muy bien, como hace mucho no lo hacía.

-Me lo imaginé-soltó sin más la joven. El rubio la miró ceñudo-No te ofendas, pero eres muy enojón.

Ante lo dicho por su compañera, el japonés soltó una risilla.

-Creo que tienes razón-admitió- Sabes, no sólo me hiciste pasarla bien, sino que también hiciste que recordara viejos tiempos-musitó nostálgico.

-Eso es bueno.

-Supongo…

Regresaron al auto que estaba fuera de la casa de la menor. Unos perros comenzaron a ladrar.

-Ahora regreso nenas-les dijo Karma, pegándose al portón de su casa.

-¿Tienes perros?-le preguntó  curioso.

-Si-los ojos castaños le brillaron-tengo dos perritas y dos gatos, ¿Quieres conocerlos?

-¿No hay problema?-musitó inseguro el mayor.

-Para nada, mi hermana no está-dicho esto, Alicia sacó sus llaves y abrió el portón, le cedió el paso a Yuki quién entró tímido. Fue recibido con efusividad por dos perras, una french poodle blanca y una maltés de dos colores ( negro y blanco).

-Ella son Solina y Hitsuji.

Yuki sonrió y acarició gustoso a las perritas.

En la entrada había un altar con la foto de una pareja, Yuki supuso que eran los padres de su intérprete.

-¿Son tus padres?

-Ajá-Alicia tomó en sus brazos a Hitsuji que la llenaba de besos, mientras que Solina era cargada por Yuki.

-¿Y dónde están ellos?-preguntó por curiosidad, pues la casa aparentaba ser más grande de lo que se veía por fuera.

-Pues en el panteón…-dijo con frialdad la chica.

-¿Cómo?-preguntó sin entender el hombre.

-Mis papás están muertos Eiri.

El rubio sintió que el corazón se le estrujaba, aquella jovencita llena de vitalidad y que siempre estaba feliz y sonriente, era huérfana.

-Lo siento, yo…-no supo que decir el mayor.

-No te preocupes-sonrió la chica, aunque aquella sonrisa no subió a sus hermosos ojos-Ya hace 6 años de eso.

El maullido doloroso de un gato negro los interrumpió, Solina  y Hitsuji saltaron y se fueron a besar al minino.

-Ay Magdaleno, ¿Por qué sufres ahora?-bufó la chica. El gato le respondió con otro maullido doloroso-Él es Magdaleno-lo cargó-Vive en un eterno calvario-el gato chilló-Misifus es antisocial, por lo que no creo que vayas a conocerla-torció la boca la chica.

Yuki agradeció al peculiar minino, pues así el ambiente se había relajado un poco.

Alicia llevó a Eiri al hotel.  Estando ya en su habitación, Yuki comenzó a escribir, narró todo lo que había sucedido en ese día; incluso la triste historia de su intérprete y la última frase que escribió antes de irse a la cama fue:

Como desee que estuvieras viendo los fuegos artificiales junto a mí.

 


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