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Mercy rain por kozzha

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Notas del capitulo:

Hola!!!!

Como les había informado, éste es un extra :).

Estoy taaaan feliz de mi cap jajaja. Ya lo añoraba.

Surgió un día en que me dije: Q pasaría si Hisoka fuera la damisela en peligro?? se imaginan??? jajaja

El principio nada que ver con el climax ;).

Éste extra está basado en el capítulo 37 de Sailor Moon R ;)

besos

-¿Okinawa?-preguntó Shu secándose el cabello con una toalla.

-Si…-musitó Yuki, recargado en el marco de la puerta del baño.

-Pues…-el menor se llevó una mano a la barbilla-La verdad es  que nunca he ido, dicen que es una isla muy bonita.

-Entonces ¿Eso significa que si te gustaría ir?

-Sip.

-Bien, haz las maletas –el rubio salió de la habitación- por la tarde nos vamos.

-¿En serio?-exclamó el chiquillo.

-Si…-el mayor se regresó-por cierto-se asomó a la puerta-Puedes invitar a tus amigos, la casa que alquilé es muy grande.

-¿De verdad?-los ojos violetas se iluminaron-Wiiiii…-sin pensarlo dos veces salió del baño con una toalla en la cintura y llamó a los hermanos Ono y a el matrimonio Hiroki, invitó también a Hiro y a Fujisaki.

Lo que no contaba Yuki; es que Hisoka invitaría a Tatsuha y éste le diría a su hermana, quién le diría a K y al matrimonio Ukai.

-¡Pero que carajos!-vociferó Yuki al ver a todos ellos en la sala de su casa.

-Esto se va  a poner emociónate-dijo jovial Shu.

Todos viajaron en ferri para la isla de Okinawa, algo que agradeció Hisoka. Llegaron  a la isla al anochecer, cansados y hambrientos. Durante la cena se organizaron en la distribución de habitaciones, Tatsuha se apresuró en elegir como compañero de habitación a Hisoka, mientras que K y Fujisaki serían compañeros, por su parte, Mika al ver las intenciones perversas de su hermano menor, mandó a Kaname a dormir con el par; ella y Hiromi serían compañeras de habitación. Como era de esperarse, Shuichi y Yuki eligieron la habitación más grande y con mejor vista.

Después de cenar, todos se fueron a sus respectivas habitaciones para dormir.

Al cerrar la puerta de su habitación, Yuki decidió que esa noche no dejaría dormir a Shu como castigo de haber invitado a tantas personas.

-¡Eiri!-gritó el moreno cuando sintió la mano del escritor sobre su pene-Pero que…

-Este será tu castigo-le susurró al oído. Shu soltó un gemido al sentir la mano de su amante, que acariciaba su miembro por encima de la ropa.

Se acercó al rubio  y le besó. Jugaron con sus lenguas hasta que su cuerpo exigía oxígeno.

En un abrir y cerrar de ojos, los dos yacían desnudos sobre la cama, sus manos  viajaban por el cuerpo del otro. A Shuichi le estaba gustando ese castigo. Sin pensarlo dos veces, Yuki penetró de un solo movimiento al moreno, quién arqueó la espalda al sentir la invasión dentro de sus entrañas. Olvidándose por completo que no eran los únicos en aquella casa, hicieron el amor de una manera salvaje.

Por su parte, en la habitación de al lado, Hisoka se encontraba completamente rojo al escuchar los gemidos de senpai; a su costado Kaname dormía plácidamente, algo que agradeció el mestizo. Cerró los ojos e  intentó conciliar el sueño pero la voz de Tatsuha le interrumpió en su conteo de borreguitos.

-Ese par de golosos presumidos-masculló el hombre.

 

 

A la mañana siguiente, en el desayuno, tanto Hisoka como Tatsuha miraban molestos a la sonriente pareja de Shu y Yuki.

Todos desayunaron en silencio. Después de sugerir varias cosas, el grupo decidió bucear y disfrutar de los arrecifes que los nativos de la isla presumían. Todos quedaron maravillados ante semejante belleza.

Al chiquillo Ono se le olvidó lo molesto que estaba al ver el mar. Nadó junto con su hermana hasta el cansancio, mientras era observado por los ojos oscuros de Tatsuha.

Mika invitó a comer a todos a uno de los restaurantes que estaban a orillas de la playa. Después de degustar de los platillos originarios de la región. Recorrieron los alrededores y tomaron fotos a la anciana más longeva de la isla, la cual presumía de tener 110 años.

Shuichi le insistió a su novio de que entrara  en un concurso en el que tenían que beberse un gran tarro de cerveza en tan sólo 10 minutos. Tatsuha y K también se animaron. Como era de esperarse, Yuki ganó.

Regresaron a la casona al anochecer. La casera les  esperaba con una fogata en la playa y pescado asado. Después de comer, salieron a la fogata para comer malvaviscos al carbón. Los Ukai y Hiroki se disculparon y cada pareja regresó a su habitación.

Tatsuha sugirió que se contaran historias de terror, aprovechando el escenario que se prestaba a eso.

-No estoy muy segura-masculló Hiromi.

-Yo estoy de acuerdo con ella-continuó Shu, Ayaka asintió con la cabeza.

-Cobardes-les dijo Yuki, al ver que a su sobrino le brillaban los ojos de emoción.  Hiromi torció la boca.

-Bien…-dijo decidida.-Yo contaré una…

Ayaka se aferró al brazo de su marido, mientras que Shu tragó saliva.

-Es una historia real, nos pasó a mi hermano y  a mí cuando éramos pequeños-Hisoka miró a su hermana con extrañeza.

Todos los ahí presentes se acercaron más para poder escuchar la historia.

-Se dice que la brujas mexicanas se trasforman en guajolotes para pasar desapercibidas…

Shuichi se mordió las uñas, mientras que Ayaka temblaba.

-Un día, Hisoka y yo nos encontramos a una que se estaba quitando las piernas de guajolote…

-¿Cuándo paso eso?-le interrumpió Hisoka.

Todos dieron un respingo ante la voz grave del chiquillo.

-Manis…no interrumpas-le instó la mujer.

-Pero es que yo no me acuerdo haber visto a una bruja…

-¡Agh niño!

Todos se relajaron al ver que el cuento de la niña era falso.

-Pésimo Ono, pésimo-dijo Yuki negando con la cabeza. Hiromi chasqueó la lengua.

-Bien, si alguien tiene una mejor historia, cuéntela-espetó.

-Yo…-dijo Tatsuha con un brillo peculiar en sus ojos.

Hisoka sonrió, ahora si escucharía una verdadera historia de terror.

-Esto si es verídico-y le lanzó una miradita a Hiromi quién chasqueó la lengua de nuevo.

-Fue hace unos tres años, Eiri y Mika lo han de recordar bien-los aludidos le miraron, Yuki resopló mientras que Mika asentía.

-Ya sé a cuál te refieres…-continuó la castaña-Cuando te exorcizamos…

Shuichi y Hiromi soltaron tremendo grito que asustaron a Ayaka. Hisoka abrió los ojos de sorpresa al igual que Hiro y Fujisaki. K lanzó un bostezo.

-Mami…-interrumpió Kaname-Tengo sueño.

Mika suspiró y se puso de pie, K se ofreció  en acompañarlos. Aprovechando que ellos iban hacia la casona, Ayaka se les pegó, pues necesitaba ir al tocador.

-Continua…-le dijo Hisoka con los ojos abiertos como un par de platos.

-¿Estás seguro?-le preguntó con una sonrisa macabra.

-Si…-dijo con seguridad.

Suguru apretó los labios y se repegó un poco a Hiro, quién no chistó ante la acción de su amigo, mientras tanto Shu se abrazaba a Hiromi, que estaba a su costado, ignorando a un ceñudo Eiri.

-Me habían dicho que había un youkai en la casa de la anciana Kaede…-continuó el monje-Por tal motivo es que fui a ver lo que sucedía. Después de revisar la casa y hacer las oraciones adecuadas para invocarlo, éste nunca apareció…-y volvió a sonreír-o al menos eso creí.

-¡Ya no puedo más!-vociferó la chica-Me oriné del susto-chilló.

-¡¿Qué!?-corearon todos.

-Pero si apenas empecé…-dijo Tatsuha.

-Soka, acompáñame a  la casa-le ordenó a su hermano menor.

-Si…-el chico ayudó a su hermana a ponerse de pie y la cubrió para que no se viera la gran mancha de orina en su short.  Ignorando las risillas de Yuki y Tat, los hermanos se encaminaron hacia la casa, la chica no se dio cuenta de que pisaba algo y cayó de bruces sobre la caliente arena.-¡Hiromi!-exclamó el jovencito, ayudando a su hermana a ponerse de pie.

-Pero que carajos-masculló la niña  al ver lo que había provocado su caída.

Ahí, entre la arena había un gran y pesado libro con pasta de piel. Hisoka se arrodilló y lo tomó, el par de hermanos examinó la extraña pieza. En medio de la pasta yacía algo redondo que salía de ésta y unas palabras raras en color rojo sangre.

-Olbri in oncbal…-leyó Hisoka.

Ante estas palabras aquella cosa redonda se abrió, mostrando un ojo de color rojo, que parpadeó varias veces.

El gran grito de Hiromi hizo que todos los que estaban en la fogata corrieran hacia la casa.

El primero que llegó fue Shuichi, quién vio a su amiga llorar en los brazos de Hisoka, el cual  estaba un poco pálido.

-¿Qué paso?-preguntó Tatsuha, quién había llegado detrás del cantante.

-El libro…-susurró Hisoka.

-¿Cuál libro?-corearon los dos.

-Ése…-les señaló el libro que estaba en la arena.

Shuichi saltó a los brazos del monje al ver que el objeto tenía un ojo que pestañeaba.

Hiro, Fujisaki y Yuki llegaron después. El pelirrojo estaba por levantar el objeto cuando Yuki se lo impidió.

-Será mejor que yo me lo lleve-dijo serio. Lo tomó con desconfianza y le lanzó una mirada a Tat, quién tenía en brazos a su novio, pálido.

Al ver que Hiromi estaba más tranquila, el grupo caminó hacia la casa, que estaba a unos metros de ahí.

Estando en la sala de la casa, los hermanos Uesugi miraban con desconfianza el libro que yacía sobre la mesa de centro.

-Se siente un aura muy pesada alrededor de él-dijo Tatsuha.

-Si…-coincidió Yuki.

Hiro y Fujisaki abanicaban a Shu mientras que Hiromi bebía una taza de té. Hisoka miraba con curiosidad a los hermanos.

-Ya están aquí-dijo Ayaka, provocando que todos dieran un respingo.

-Si amor…-respondió con un hilillo de voz Nakano. La chica vio la cara de todos los ahí presentes y arqueó una ceja. Iba a preguntar algo cuando K y Mika también aparecieron.

-¿Qué es eso que miran?-les preguntó K y se acercó a los hermanos, mientras que Mika tomaba asiento junto a los hermanos Ono, ignorando por completo al libro-¡No lo toques!-vociferaron Tat y Yuki, pero K les ignoró y lo alzó.

-¿Qué les pasa?-preguntó curiosa la hermana mayor de los Uesugi al ver la reacción del par.

-Qué raro…-dijo el norteamericano, los dos hermanos dieron un grito ahogado.

Al ver que nada pasaba, Tatsuha se dejó caer de rodillas mientras que Yuki resoplaba aliviado. K abrió el libro, lo hojeó y chasqueó la lengua.

-No tiene escrito nada…-dijo.

-¡¿Cómo?!-corearon todos, todos los ahí presentes se acercaron al rubio.

-K, será mejor que lo dejes en donde estaba-pidió con nerviosismo Mika, al sentir la energía negativa del libro.

Por primera vez, K desobedeció las ordenes de su jefe, siguió hojeando el libro y llegó hasta la primera página.

-Aquí tiene escrito algo…-dijo.

Mika se lo arrebato furiosa y observó las letras en rojo.

-Ovinco a ols uripites rapa ueq neruesidet toncdie ed teste olbri…-leyó. El extraño libro flotó en el aire y  se abrió a la mitad, mostrando sus hojas en blanco, un fuerte de viento sacudió la sala.

-¡Mika!-vociferó Yuki, abrazando a Shu-Acabas de invocarlo…-

-¿Cómo?-gritó la castaña.

Aquél viento rodeó a Shuichi, Yuki, a los Ono, Hiro, Ayaka y Fujisaki y en un abrir y cerrar de ojos, el libro se tragó a todos ellos.  Calló en el suelo haciendo un ruido seco. Mika se dejó caer de rodillas con los ojos desorbitados.

-Pero…¿Qué he hecho?

 

 

Abrió aquella gran puerta y caminó con paso seguro por la alfombra roja, a lo lejos, cerca de un trono de color dorado yacía un joven de espaldas.

-Mi rey, ¿Me mandó llamar?-preguntó con voz seria y bajó la cabeza. Ante el movimiento, su espada-que colgaba de su cadera-rechinó.

El joven se giró y sonrió al ver a su guardián.

-Si Tatsuha…-éste alzó la vista. El guardián notó una marca en el cuello del jovencito y apretó los labios.

-Estoy para servirle, mi querido rey-Tatsuha se puso de rodillas y besó la mano del otro.

-Me temo que tengo malas noticias…-dijo cabizbajo el joven-El príncipe Diamante nos ha declarado la guerra.

-¿Cómo?-Tatsuha se puso de  pie y le miró-¿Él fue quién le hizo esa marca?-preguntó ceñudo.

El rey se llevó una mano por inercia a su cuello y se sonrojó.

-Yo…-desvió la mirada del otro.

-Mírame Hisoka-le ordenó el guerrero guardián, tomando la barbilla del jovencito y obligándolo a mirarlo.

-No pasó nada grave-trató de tranquilizarlo.

Tatsuha enfureció y olvidando su papel de simple sirviente, tomó de la cintura al rey Hisoka y lo besó bruscamente. El más pequeño se quedó estático ante la acción inesperada de su guardián.

-No permitiré que nadie más te toque-susurró sobre los labios hinchados del otro-Eres sólo mío…

-Tatsu…-el guerrero volvió a besar al rey, quién forcejeó.

-Sólo mío…-habló entre sueños y poco a poco esa imagen se fue alejando. Abrió los ojos con  pesadez y miró a Shuichi y a su hermano que lo miraban preocupados.

-¿Quién es tuyo?-le preguntó con curiosidad el cantante.

-¿Eh?-Tatsuha se enderezó y miró con sorpresa a su cuñado y hermano. Los dos vestían atuendos un poco raros.  Shuichi llevaba un short de color naranja, al igual que sus botas, la playera era blanca y de tirantes; en su frente llevaba una tiara con un diamante color naranja también. Por su parte, Yuki llevaba un pantalón sastre de color rojo, una camisa blanca y la misma tiara que Shu, pero en ella, el cristal que tenía en medio era de color rojo-¿Por qué están vestidos así?

Shu se encogió de hombros.

-No lo sé, pero me agrada más tu disfraz…-el monje se observó y abrió los ojos. Llevaba una armadura, botas de metal, y a su cadera se aferraba una espada segura en su funda.

-Wow-exclamó el Uesugi.

-Al parecer estamos en otra dimensión-respondió Yuki ceñudo-Esa tonta de Mika abrió el portal que estaba sellado en ese libro-rugió.

-¿En otra dimensión?-musitó Tat. Recordó su  extraño sueño-¿Y Hisoka?-preguntó, poniéndose de pie.

-No lo sabemos-dijo cabizbajo Shu-Por suerte caímos a ésta dimensión nosotros juntos.

Tatsuha miró en su derredor y vio que estaban en un risco. A lo lejos se podía observar una ciudad congelada.

-Andando-ordenó Yuki-Tenemos que buscar a los demás y ver la forma de regresar a nuestro mundo. Shuichi siguió a su novio.

Cuando el monje-ahora guerrero-comenzó a caminar y seguir los pasos de los otros, el ruido de sus botas hizo eco. Bufó  al ver que Shu y Yuki le miraban ceñudos.

-¿Qué quieren que haga?-espetó-No puedo andar caminando sin zapatos.

En el camino se encontraron con Fujisaki, Hiro y Ayaka, la cuál había sido transformada en un pequeño gato negro con una media luna en la frente.

Tanto Shu como Tat no pudieron aguantar la risa al verla maullar. Como resultado de eso, los dos terminaron con la cara rasguñada. Después de que Yuki les explicara que estaban en otra dimensión, el trío se quedó más tranquilo.

Las vestimentas de Suguru y Hiromi no eran del todo diferentes a las de Shu y Yuki; Nakano llevaba puesto un pantalón entubado de color verde, una playera de cuello V blanca y el cristal de su tiara era verde y Suguru llevaba un pantalón corto de color azul cielo, una playera tipo polo blanca y unos tenis azules y el diamante de su tiara, como era de esperarse, de color azul también.

-¿No han visto a los hermanos Ono?-preguntó Tatsuha, sobándose los arañazos de Ayaka.

-Me temo que no-musitó Hiro.

Tatsuha se preocupó por el par y aún más por Hisoka, si el sueño que había tenido  era real, eso significaba que Hisoka era el monarca de aquél reino congelado y por consiguiente, estaba en peligro.

-Me temo que tengo malas noticias… El príncipe Diamante nos ha declarado la guerra-y recordó las palabras del “rey”

-El príncipe Diamante...-masculló.

Caminaron por largo rato, hasta llegar  a una ciudad, la cual estaba en ruinas y bajo el hielo..

Como iban avanzado, una espesa niebla surgía de entre los edificios en ruinas.

-No se separen-les ordenó Yuki. Todos le obedecieron.

Detuvieron su andar cuando de entre la niebla aparecieron dos siluetas, una  más pequeña que la otra, la más grande llevaba en brazos lo que parecía ser otra persona.

Sin entender el porqué, todos se pusieron en guardia.

-Tranquilos…no les pienso hacer nada-aquella voz era igualita  a la de Tatsuha.

-¿Cómo?-preguntaron con desconcierto y miraron al monje.

-Yo no fui.

De entre la niebla apareció otro Tatsuha que llevaba en brazos a un inconsciente Hisoka, a su lado, Hiromi caminaba con los ojos llorosos.

Yuki soltó una carcajada al ver a la soprano, la chica no era más una jovencita de veintitrés años, ahora era una niña de 6 años, vestida con un  vestido blanco. En su frente llevaba marcada la misma luna que Ayaka.

-Shuichi-chilló la niña y corrió a los brazos de su amor.

-¿Hiromi?-musitó el cantante, con desconcierto.

-No  esperaba verlos en Tokio de cristal-dijo el otro Tatsuha.

-¿Qué le paso a Hisoka?-preguntó el monje, sacando su espada.

-Me temo que fue un gran impacto el que sufrió al caer en esta dimensión-y miró al jovencito inconsciente con ojos brillosos.

-Suéltalo-le instó.

-No lo lastimes Tatsuha-se apresuró a decir Hiromi-Él nos ayudó a mi hermano y a mí.

-Bien…-dijo el joven y guardó su espada. El otro Tatsuha dejó en sus brazos al joven Ono.

-¿Tú puedes ayudarnos a salir de aquí?-le preguntó Yuki.

-Por supuesto…-y sonrió-Pero con la condición que ustedes me ayuden a mí.

-¿Cómo?-corearon Hiro y Yuki.

-Que ustedes venzan al príncipe Diamante…-el menor de los Uesugi abrió los ojos y recordó el sueño que había tenido.

Hisoka se removió en los brazos de su amigo y lentamente abrió los ojos.

-Manis-gritó de felicidad la soprano.

-Mi cabeza…-se quejó Ono.

-¿Estás bien?- el joven asintió. Tatsuha bajó al chiquillo. Ono miró a todos y arqueó una ceja.

-Pero que está…-pestañeó varias veces y lanzó tremendo grito cuando su vista se centró en su hermana-Hiromi…¿Eres tú?

-Waaaa, manis…me convirtieron es una niña-chilló.

-¿Quién?-preguntó ceñudo.

-Yuki…-mintió la niña y señaló al escritor. Hisoka miró furibundo al rubio.

-Hey, yo no lo hice…

-Veo que está muy bien, mi querido rey…-la voz del otro Tatsuha le detuvo.

-Sí, gracias.-respondió al aire hasta que cayó en la cuenta de que había dos Tatsuhas.

-Waaaaaaa-gritó y señaló a uno y luego a otro.

-Me temo que ahora yo solo soy una simple ilusión-dijo el guerrero-Mi cuerpo yace demasiado débil que no puedo moverme…-se dejó caer de rodillas-Y por tal motivo no pude rescatar a mi rey-se lamentó.

-Basta de dramas-interrumpió Yuki-Dinos dónde está ese tal príncipe Cristal.

-Diamante…-le corrigió Fujisaki.

-Como sea-puso los ojos en blanco el rubio-Nosotros nos encargaremos de él-se tronó los dedos de las manos y sonrió.

-Vamos Eiri-le dio ánimos Shuichi y Ayaka.

-Gracias, pero antes de eso…necesito contarles todo lo que ha sucedido aquí…

Shuichi, Hiromi y Ayaka asintieron con ojos brillosos, mientras que Hiro y Yuki lanzaron un bufido. Tatsuha se daba su taco de ojo con Hisoka, quién llevaba puesto un frac de color gris.  El único indiferente en todo era Fujisaki.

-Ne Shu, ¿Sabes que en ésta dimensión yo soy la princesa heredera?-dijo la soprano, orgullosa.

-¿En serio?-la chica asintió.

El Tatsuha de esa dimensión los guio hacia el castillo del rey Hisoka.

 

 

En un reino muy lejano, el príncipe Diamante, junto a  su hermano Zafiro miraban por un espejo lo que sucedía en Tokio de cristal.

-¡No puede ser!-exclamó al ver al joven Ono-Es igualito al rey Hisoka…

-Hermano-le miró receloso Zafiro-¿A caso ya despertó el rey?

-No…no lo creo-dijo serio Diamante-él aún sigue bajo el efecto del cristal de plata.

-No te preocupes hermano, yo iré a detenerlos.

-¡No!

-Pero…-Zafiro le miró con desconcierto.

-Por tu descuido el guerrero Tatsuha invocó a unos guerreros de otra dimensión para que le ayudaran a derrotarnos. Has fracasado en tu misión, hermano.

Zafiro desvió la mirada y apretó los puños.

-Iré yo mismo-salió de aquella habitación-Se parecen tanto...-pensó. Detuvo su andar y miró hacia el techo de su palacio-Tal vez sea él …el rey Hisoka de otra dimensión-sonrió-Si es así…te haré mío, cueste lo que cueste.

 

 

Todos abrieron los ojos al ver a otro Hisoka dormido dentro de un cristal.

-¿Qué hago yo ahí?-preguntó Hisoka.

-Él es mi rey-dijo cabizbajo el Tatsuha de la otra dimensión-El rey Hisoka era el poseedor del mayor poder de estas tierras, el cristal de plata.

-Wow-corearon todos.

-Por tal razón, los reinos vecinos deseaban tener ese poder. Atacando constantemente nuestro reino. Diamante-el único aliado-estaba enamorado de mi rey.

-¿Cómo?-exclamó Tatsuha.

-¿Qué?-Hisoka se llevó las manos a la cabeza y se puso rojo.

-Waaa…-gritó Hiromi.

-Ese sujeto…-masculló, haciendo todo lo posible por contener su furia-en una ocasión se quiso sobrepasar con mi rey y al ser rechazado por éste, le declaró la guerra.

Todos lanzaron exclamaciones, mientras que Hisoka se sentía mareado.

-Casi me viola un hombre-pensó.

-Diamante se unió a los demás reinos enemigos y así fue como comenzó una terrible guerra-guardó silencio y cerró los ojos, recordando aquellos momentos dolorosos-Perdimos la guerra…incluso los guardianes del reino murieron. Diamante no conforme con todo, secuestró a la pequeña princesa, pues sabía perfectamente que mi rey la adoraba y la mató.

Hiromi se dejó caer de rodillas.

-No es justo-chilló-Duré muy poco en el cuento-Fujisaki le frotó la espalda.

-Mi rey al ver que lo que deseaban era el cristal de plata, el cuál formaba parte de su corazón; se lo arrancó con la idea de dar fin a la terrible guerra…al hacer esto quedó sumergido en un profundo sueño.-unas lágrimas salieron de sus ojos oscuros-El cristal de plata lo tiene Diamante, y con él ha sometido a los demás reinos. Si logramos vencerlo y recuperar el cristal, mi rey despertará-los ojos le brillaron.

Tatsuha le miró ceñudo y después observó a Hisoka que pasaba del color rojo, al cetrino.

-Si dices que ese hombre está detrás de Hisoka, eso significa que él-y señaló a su amigo-está en peligro.

-No se preocupen, me puedo defender solo-rio con nerviosismo el joven Ono.

-Si manis, demuéstrale a ese tal Diamante quién eres.

-Agh…ya me estoy fastidiando-le susurró Yuki a su novio.

-Tengo hambre amor-chilló Ayaka.

 

 

 

Mientras tanto, en la casona que había alquilado Yuki, Mika oraba enfrente del libro, siendo observada por K, el matrimonio Hiroki y el Ukai, quienes se habían despertado ante tanto ruido.

-¡Listo!-grito la mujer-Líberalos-y dio un golpe al libro. Un aura verde rodeó a la mujer.

Todos se quedaron boquiabiertos al ver tan impactante escena.

Mika pestañeó varias veces al ver que no sucedía nada.

-Agh…¡K!-le gritó al rubio-Tráeme mi bolso.

-Yes muy lady.

Después de lo que le había sucedido a Tatsuha, años atrás; Mika siempre llevaba pergaminos  y su rosario en el bolso.

 

 

Zafiro entró a su habitación y abrió una caja de oro, ahí yacía el cristal de plata, el cual había robado hace varios años con la intención de reinar por toda esas tierras.

Su hermano desconocía eso, creyendo que el gran preciado tesoro se había perdido. Aquella joya era tan valiosa para él, pues no sólo significaba el poder absoluto, sino que también tenía el control de ese chiquillo molesto que acaparó toda la atención de su querido hermano.

-Jamás…jamás despertarás Hisoka, de eso me encargo yo…-masculló, viendo la preciosa joya.

 

 

-No se preocupen chicos-dijo Hisoka-Yo solito venceré a ese hombre pervertido-ante ése comentario, el monje se sintió ofendido, pues él también amaba y deseaba a Ono.

-Vamos manis-le animó su hermana.

El guerrero Tatsuha miró con asombro al chiquillo, era tan diferente  a su querido rey.

-Bien, si éste mocoso dice que él puede solo, adelante-dijo Yuki tomando en brazos a su novio-Shuichi y yo iremos a un ligar privado.

-Ah…Eiri…-se sonrojó el cantante.

-Pero dijiste que no nos separáramos –se quejó Hiro.

-Si bueno, cambié de parecer.

-Por favor-el guerrero  Tatsuha se puso enfrente de Yuki y se arrodilló-Ayúdenme…

-Oh…que lindo-se conmovió Shuichi.

Yuki puso los ojos en blanco.

-Está bien-bajó a su novio-Te hice una promesa-y le miró serio.

Una ráfaga de viendo hizo que la habitación vibrara.

-Conmovedor…-dijo con sarcasmo el príncipe Diamante quién flotaba cerca del techo, le lanzó una mirada retadora al guardián quién se la devolvió.-¡Diamante!-vociferó el guerrero, poniéndose en guardia.

El enemigo era un noven guapo, de tez blanca al igual que su cabello. Presumía de un gran porte y ojos azules,  hipnotizantes

-¿Es él?-preguntó Hisoka.

-Será mejor que huyas con la princesa, mi rey-dijo el otro Tatsuha.

-Has lo que te pide, Hisoka-le dijo Tatsuha.

-Agh, ya les dije que yo puedo solo-espetó el jovencito.

Diamante sonrió al ver al chiquillo.

-No me puedo mover-se quejó Fujisaki.

-Yo tampoco.-dijo  Shu.

Yuki apretó la mandíbula, iba a ser todo un lío vencer a ese sujeto.

-Manis, tengo miedo-Hiromi se puso detrás de su hermano.

-No te preocupes, yo te protegeré -y miró ceñudo a Diamante.

-Esa mirada…-pensó el hombre-es la misma mirada que me dedicó cuando me rechazó-torció la boca-Pero esta vez no será así…serás mío…-el príncipe tenía la misma luna que Hisoka y Hiromi pero invertida y de color negro, esa misma luna se trasformó en un ojo rojo-Tú vendrás conmigo…-Ono flotó en el aire.

-Waaaa-gritó, tratando de mantenerse en el suelo.

-Hermano-gritó Hiromi.

-Hisoka-corearon los dos Tatsuha.

Diamante lo tomó con firmeza de la cintura y por más que forcejeaba no lograba soltarse de él, por una extraña razón sus movimientos eran torpes.

-Suéltame-bufó, mientras forcejeaba.

Tatsuha le lanzó su espada con la intención de herir a Diamante, pero no alcanzó al hombre.

-Creo que es momento que duermas, mi querido rey-el ojo brilló y provocó que Hisoka perdiera el conocimiento. Cayó inconsciente en los brazos del príncipe-Por fin estás en mis brazos-lamió la mejilla del jovencito.

-Agh maldito-gritó furioso Tatsuha.

El enemigo soltó una carcajada y desapreció en medio de una ráfaga de viento.

-¡Hisoka!-gritó con desesperación el menor de los Uesugi.

 

 

Los ahí presentes miraban con ojos grandes a Mika, quién tenía su aura a un nivel muy alto. La mujer oraba un mantra en silencio. Con decisión tomó su rosario y golpeó con éste al libro.

Todos aguantaron una respiración y esperaron a que algo sucediera, pero desafortunadamente no pasó nada.

-¡K!-vociferó la mujer ceñuda-Pásame los pergaminos.

-Yes muy lady-el rubio le extendió unas tiras de papel.

 

 

-Las cosas han empeorado…-dijo Diamante, dejando su taza de té encima de la mesa,  Hisoka le miró y asintió. El par de amigos disfrutaban de la tertulia en aquél salón asignado para las visitas.

-Me temo que estamos por perder la guerra-suspiró.

-Hisoka…-el otro le tomó de la barbilla y le obligó a mirarlo-No te preocupes, recuerda que yo siempre estaré contigo-dijo con voz pastosa.

-Gracias amigo-sonrió. Diamante le soltó.

Diamante le miró por largo rato, deseaba a ese chiquillo más que a otra cosa. Ansiaba probar aquellos suaves labios, besar la curvatura de su cuello, probar su esencia. Hipnotizado ante la belleza del joven rey de Tokio de Cristal, no lo pensó más y besó esos labios. Hisoka se quedó estático al sentir los labios húmedos del otro.

-Diamante-dijo al alejarse del otro-Pero …-se llevó unas manos a la boca, desconcertado.

-Te deseo-ronroneó el mayor.

-¿Cómo?

El príncipe de no dijo más y volvió a besar al chiquillo, quien forcejeó.

-¡No espera!-le alejó sin mucho éxito. Diamante lo arrinconó e inmovilizó. Recorrió el cuello de Hisoka con sus labios y dejó un chupetón en éste.

-Diamante-gritó el otro la sentir como lo despojaban de sus prendas.

-Serás mío…

-¡No!-juntó de todas sus fuerzas y empujó  al otro, furioso le abofeteó-¿Pero qué te sucede?-le dijo.

Diamante se sobó la mejilla y le miró con los ojos entornados.

-¿No te gusto?-le preguntó con tono mordaz.

-Yo…-desvió la mirada-Sólo te quiero como amigo.

El otro apretó la mandíbula.

-¿Es por él?-masculló-Me rechazas porque estás enamorado de ese simple guerrero, ¿Verdad?-espetó.

Hisoka no pudo disimular su sonrojo.

-No sé de qué me hablas…

-Mientes-gritó, furibundo-Veo como le miras, él no se separa de ti y siempre están juntos.

-Es mi guardián.

-¡Patrañas!-se acercó de nuevo al chiquillo-Dime…-susurró y acarició el miembro del menor-¿Él ya te tocó aquí?

Hisoka abrió los ojos y le volvió a abofetear.

-¡No me vuelvas a tocar!-le instó mirándole con fura.

-Bien…-se irguió y le miró con rencor-Si esa es tu decisión... A partir de ahora tu y yo seremos enemigos-se alejó del chiquillo y caminó hacia la puerta del salón-Prepárate para perder…Hisoka-dicho esto, Diamante salió de la habitación.

Hisoka abrió los ojos lentamente.

-Mi cabeza…me duele-se quejó, acariciándose la sien. Su vista estaba nublada y por qué trataba de enfocar no lo lograba-¿En dónde estoy?-miró en su derredor y notó que estaba en una habitación y estaba recostado en una amplia cama.-No recuerdo que pasó…-Se enderezó y notó que estaba desnudo, sin poderlo evitar se sonrojó y cubrió hasta el cuello.

-Has despertado…-se oyó una voz de hombre. Hisoka miró por todos lados hasta que se encontró con la mirada llena de deseo de Diamante-me temo que mi palacio no es el mejor lugar para despertar, ¿Verdad Hisoka?

-Quién…¿Quién eres?-preguntó el chiquillo, receloso.

-Mi nombre es Diamante-caminó despacio hacia la cama en donde estaba el otro.

-Es el pervertido que quiso violar al rey…-pensó el chiquillo-Si te acercas, te golpearé tan fuerte que te botaré los dientes-instó Hisoka. Diamante soltó una carcajada, enfureciendo a Ono quién le lanzó una almohada, el príncipe la esquivó. Cuando estuvo cerca del menor, éste lo quiso abofetear pero se llevó una gran sorpresa, había perdido por completo las fuerzas.

-Mi palacio tiene un gran efecto en la gente como tú-musitó a unos centímetros de su rostro-Absorbe la energía de cualquier persona ajena a éste recinto-sin decir más besó los labios de Hisoka. El chiquillo quiso alejarlo pero a cualquier movimiento brusco, perdía más energía-¿Por qué te resistes?-susurró sobre sus labios, extasiado. Mientras una mano aprisionaba las muñecas de Ono, la otra viajaba por todo el delgado y virgen cuerpo de Hisoka.

-No…suéltame-chilló el jovencito.

Diamante le ignoró y volvió a besarlo pero ahora con mucho más fuerza. Dejó los labios para marcar un camino de su boca al cuello y de éste a la clavícula.

-Tat…Tatsuha ayúdame…-musitó con debilidad Hisoka, despertando la ira del príncipe.

-¿Qué dijiste?-vociferó Diamante, tomando de la mandíbula a Hisoka-¿Por qué nombras a ese sujeto?-le espetó, furibundo.

-Me…me lastimas-se quejó Hisoka, con algunas lágrimas en los ojos.

-Entiende una cosa…ahora me perteneces-se enderezó y comenzó  a desabrocharse el pantalón-Veo que no hay de otra manera para hacerte entender…-Diamante sacó su miembro ya erecto.

-Espera…que piensas…-Hisoka trató de alejarse, pero el otro lo inmovilizó y sin prepararlo lo penetró de una sola estocada. Hisoka lanzó un grito de dolor y apretó las sábanas.

-No…due…duele-murmuró con la mandíbula apretada. Diamante ignoró las súplicas del menor y lo embistió con fuerza. Lágrimas de dolor salían de los ojos grises de Ono, mientras que de su boca sólo salían gemidos de dolor.

-No importa lo que tenga que hacer, haré que te olvides de ese bastardo. ¿Entiendes?-al ver la cara del chiquillo se sintió más excitado y lo penetró aún más fuerte.

Después de un tiempo, Hisoka se desconectó de su cuerpo y dejó que su mente viajara a un lugar lejano, en donde Tatsuha y él veían películas y comían pizza.

 

 

Tatsuha junto a los demás iban montados en unos pegasos que los llevaban hacia el reino del enemigo.

-Espera un poco más…Hisoka.

Llegando al castillo del príncipe Diamante se dispersaron, mientras Yuki, Shuichi, Suguru y Hiro distraían a los guardias, Tatsuha iría en busca de Hisoka; por su parte Hiromi y Ayaka tan sólo tenían que esconderse y esperar a que todo se solucionara.

El Tatsuha de esa dimensión les había dado algunos tips para que pudieran despertar sus súper poderes. Yuki controlaba el fuego, mientras que Shu controlaba el viento. Fujisaki el agua y Hiro los relámpagos y truenos.

-¡Fuego de marte!-gritó Yuki y lanzó una bola de fuego a unos soldados.

-¿Sabías que te ves muy sexy haciendo éste tipo de poderes?-le dijo Shu, pegando su espalda a la de su novio.

-¿En serio?-arqueó una ceja.

-Muy sexy…

Yuki esbozó una risa y se giró con la intención de besar a Shu, pero unos cuantos soldados aparecieron. El rubio chasqueó la lengua.

-Agh…malditos-lanzó unas bolas de fuego a esos hombre-¿Por qué interrumpen en un momento así?

Por su parte, Suguru y Hiro le abrían camino a Tatsuha. Hiromi y Ayaka se escondieron en una alcoba.

-Wow…que grande es-dijo Hiromi, impresionada.

Ayaka hurgaba en las cosas que estaban en el tocador del lugar, sin poder controlar su cola, la gatita tiró una caja que había ahí.

-Wow-exclamó Hiromi al ver un diamante del tamaño de su puño-Qué bonito es-lo tomó y observó con detalle.

-Si…-respondió con ojos brillosos Ayaka.

De repente el piso tembló y Hiromi soltó el cristal, el cuál al caer se partió en mil pedazos.

-Ups…sólo espero que no haya sido algo muy importante-se encogió de hombros ante la mirada ceñuda de la gata Ayaka.

 

 

Mika rezó otro mantra, mientras en una de sus manos tenía un pergamino.

Tetsuya Ukai roncaba, mientras que su esposa lanzaba un bostezo, aburrida. Los únicos entretenidos era el matrimonio Hiroki. K observaba con los brazos cruzados.

El aura de Mika se expandió y con el ceño fruncido pegó el pergamino en el libro y como había pasado las veces anteriores, no sucedió nada.

-Agh…me rindo-gritó la mujer, dejándose caer de rodillas.

K se acercó al objeto y sacó su pistola, apuntó al libro y disparó.

-Waaaa, ¿Pero qué carajos haces K?-le recriminó Mika.

Tamaki y Dresde se abrazaron asustados, mientras que Tetsuya Uka se despertó pata ver en su derredor y volverse a dormir, Noriko puso los ojos en blanco.

 

 

 

Diamante se corrió dentro de Hisoka quién yacía con la mirada perdida.

-Delicioso-ronroneó en el cuello del menor-en verdad eres delicioso.

-Hisoka-Tatsuha tumbó la puerta y se quedó boquiabierto al ver semejante escena-Maldito…-masculló-¿Cómo te atreviste a  hacerle eso?

Diamante salió de Hisoka y se alejó de ahí. Se acomodó su cremallera y sonrió.

-Lo he marcado de por vida…ahora él me pertenece.

-¡Basta!-Tatsuha corrió en dirección del príncipe con su espada en alto. Diamante lanzó uno de sus poderes y botó lejos al moreno, éste se golpeó con la una de las paredes y cayó en seco sobre el duro piso.

-Ja…qué débil eres…-caminó hacia Hisoka lo envolvió con una sábana y lo tomó en brazos. El jovencito aún tenía la vista en el vacío y de sus ojos salían varias lágrimas.  Diamante estaba dispuesto a huir cuando una bala atravesó su pecho, soltó el cuerpo inerte de Ono y calló de rodillas-Mal…di…ción…

El piso rugió y comenzó a temblar, Tatsuha se puso de pie y camino dando trompicones hacia Hisoka, estando a unos pasos, el piso se partió y el jovencito cayó al abismo.

-¡Hisoka!-gritó Uesugi, lanzándose al vacío.

 

 

Todos los ahí presentes se quedaron boquiabiertos al ver como el libro flotaba y de éste salía una luz. Tembló y varios relámpagos cayeron cerca de ahí. El libro cayó al suelo hecho mil pedazos.

-Los hemos perdido…-dijo resignada Mika.

Dresde y Tamaki bajaron la cabeza, tristes.

-Waaaaaaaa…-un grito se oyó a lo lejos.

Dresde saltó del sillón y corrió hacia la salida.

-Es Hiromi-dijo.

Su esposo le siguió. Mika y K corrieron detrás de la pareja hacia la playa.

Ahí, a la orilla del mar, Hiro ayudaba a ponerse de pie a Fujisaki, mientras que Ayaka halaba todo el aire que podía.  A los pocos minutos, surgió  Yuki del mar, con un inconsciente Shuichi en brazos.

-Maldición-masculló y comenzó a darle respiración de boca a  boca a su novio. A los pocos segundos, Shindo escupió toda el agua que se había metido a sus pulmones.

-Ei…Eiri…-susurró con debilidad.

-Tranquilo, todo está bien-y le abrazó.

-¿Y nuestros niños?-preguntó con angustia Tamaki.

-Eiri, ¿Dónde está Tatsuha?-preguntó preocupada Mika.

-No lo sé…de hecho no sé qué carajos nos pasó.

-Nuestra Hiromi y nuestro chibi…¿Dónde están?-insistió Tamaki. Dresde bajó la cabeza.

-Ahí vienen-dijo K, señalando el mar.

De entre las olas surgió Tatsuha, Hiromi se aferraba a su cuerpo, detrás de ellos les seguía Hisoka.

-Están bien-corearon los Hiroki.

-Estoy muerto-dijo Tatsuha dejándose caer en la arena.

-Por primera vez el mar me dio miedo-bufó Hisoka.

Los Hiroki, Mika y K les preguntaron sobre lo que les había sucedido después de que el libro se los tragara, y para sorpresa de ellos, ninguno recordaba nada.

En él baño, Hisoka secaba su cabello negro, mientras que el monje lo hacía con una toalla. Ono apagó la secadora y miró su reflejo. Se acercó al espejo y miró una marca en su cuello.

-¿Y esto?-se preguntó.

-¿Qué pasa?-le preguntó su amigo.

-Nada, creo que un bicho me picó-y volvió a encender la secadora.

Tatsuha le miró y se encogió de hombros.

Mientras tanto, en la habitación de Yuki y Shuichi, éste último era torturado por los labios y lengua  del rubio quién lamía toda la extensión del pene de Shu.

-Ahh…Eiri…por favor…

-¿Qué sucede Shu?-preguntó el rubio, fingiendo no entender.

-Por favor…quiero tenerte dentro de mí…-se retorció de placer.

-A la orden-el rubio dejó el miembro del chiquillo y se posicionó encima de éste. Puso su punta en la entrada del moreno y entró despacio.

-Ahhh…mmm…si…así…-gimió Shu.

Yuki le embistió lenta y pausadamente.

Aquella noche, nadie durmió a causa de los gritos de placer de Shuichi.

 


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