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Mercy rain por kozzha

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Notas del capitulo: Dedicado a Luffisa.




Miraba el reloj de la sala de espera. Ya había pasado más de tres horas desde que su hermano había ingresado a la sala de urgencias. Para no llamar la atención de los medios de comunicación ni de los paparazzi, el menor de los Usegui había llevado al rubio a un hospital privado, exactamente al hospital MIG; en donde siempre habían atendido al escritor en sus crisis además de tener un trato de confidencialidad con Touma Seguchi.

El tic tac del reloj comenzaba a desesperarlo y cuando ya estaba a punto de tomarlo y hacerlo añicos, el Dr. que había recibido a Eiri; hacía acto presencia en la sala de espera con su rostro frío y un aire déspota.

-Familiares de Eiri Usegui-habló con voz neutra. De un salto el moreno se puso de pie y a grandes zancadas se dirigió hacia el hombre.

-Soy su hermano-fue lo único que atinó a decir el nervioso monje.

-La cirugía de la mano de su hermano fue todo un éxito-Tat embozó una sonrisa, todo iba a salir bien, pensó ante aquella noticia-la herida no fue tan profunda por lo que el tendón salió ileso.

-Bien.

-Desgraciadamente…-el hombre se aclaró la garganta, los oscuros ojos del jovencito miraron con incertidumbre al doctor-desgraciadamente por el estado de shock en el que llegó su hermano fue tan grave que éste a entrado en un estado de coma….

-¿Está en coma?-preguntó con un hilillo de voz el menor de los Usegui.

-Así es…-el chico tomó asiento en una banca cercana-Por la presión arterial tan baja que presentó el señor Eiri, tuvimos que entubarlo pues su respiración por sí sólo era deficiente-continuó el inexpresivo hombre. Miró el expediente que tenía en sus manos-Sabemos todo el historial clínico de su hermano y esto no nos indica alguna razón por la que él esté en ese estado-tomó asiento junto a un ausente Tatsuha-quisiera saber si su hermano presentó algún ataque de migraña, se golpeó la cabeza o tal vez probó alguna sustancia desconocida.

-No…no lo sé…últimamente ha comido poco, no a tomado sus antidepresivos y…hace una semana desapareció de casa, una amiga lo encontró y por lo que me dijo, Eiri estuvo bebiendo de más.

-Posiblemente tal vez fue el exceso de alcohol o …¿alguna vez vio a su hermano probar alguna droga?

-¡Eiri no se droga!-vociferó ofendido el moreno.

-Está bien-comentó parco el doctor que se hacía llamar Misaki- entonces la razón es una incógnita-lanzó un suspiro y se puso de pie dispuesto a irse. El monje lo imitó y aún nervioso se acercó a Misaki.

-¿El despertará?

-No lo sé.

-Tiene que hacer todo lo que esté en sus manos-instó el chico, tomando del cuello de la bata al doctor, ignorando los murmullos de las demás personas ahí presentes en al sala.-él pronto va a regresar y …-un nudo en su garganta le impidió hablar-y…-las lágrimas empañaron sus ojos-y Eiri tiene que estar bien para que estén juntos de nuevo, falta poco…-el moreno soltó en llanto; mientras que Misaki se soltaba del agarre del joven.

-Lo siento.-dicho esto salió del lugar, dejando a un Tatsuha llorando desesperadamente.

Después de un rato de llorar se dio cuenta que con eso no solucionaría nada por lo que, cabizbajo salió de la sala de espera y se dirigió hacia los teléfonos públicos que se encontraban a la entrada del hospital. Por la urgencia el chico había olvidado cargar con su celular, afortunadamente aún en su bolsillo se encontraba el dinero de la comida de esa tarde. Tomó la bocina y marcó un número.



Llegó a su departamento agotado, fastidiado y un poco malhumorado. Tan sólo deseaba relajarse un poco e irse directo a la cama a descansar. Tal vez una ducha en la tina en compañía de su prometida le ayudaría un poco, embozó una sonrisa pícara.

Abrió la puerta de su casa y lo primero que encontró al entrar fue unas cuantas maletas en el recibidor, con rapidez se quitó los zapatos y con la incertidumbre invadiendo su ser, entró al departamento.

-A…¿Ayaka?-preguntó nervioso pero el pelirrojo no recibió respuesta alguna. Miles de preguntas invadieron su mente, ¿A caso la joven deseaba dejarlo?, ¿Se había encontrado a alguien más? O tal vez lo había pensado mejor y ya no deseaba casarse con él, Hiro tragó saliva y con paso vacilante se dirigió a la habitación que compartía con la joven Usami. De la nada apareció la castaña, asustando a su novio.

-¡Hola mi amor!-saludó jovial Ayaka, besando a Nakano-que bueno que llegaste.

-Ho…hola-habló desconcertado el joven-¿Por…porque hay unas maletas en el recibidor?

-Lo haz olvidado

-Olvidar que…

-Me lo imaginaba-suspiró la joven-recuerda que hoy quedamos de ir a Kyoto a cenar con mis padres.

-¡Kyoto!-exclamó el guitarrista-no puede ser…se me olvidó y no le avisé a K-se dejó caer en la cama-me va a matar cuando se entere que no iré a trabajar por unos cuantos días.

-De hecho quedamos de quedarnos una semana.

-¡Una semana!...no creo sobrevivir y yo que en verdad me quería casar contigo.

-No exageres, el comprenderá que tu ausencia fue por razones importantes.

-Eso espero.

-Vamos amor, no querrás perder el tren-Hiro se levantó de la cómoda cama y siguió a su novia. Cuando la pareja salió de su apartamento el teléfono sonó, después de unos cuantos timbrazos la contestadora se activó y la voz desganada del menor de los Usegui se oyó por el lugar.

-Ayaka…Eiri está en el hospital.



Capítulo 6
Un buen hermano.



Jugaba con sus manos, inquieto. A cada rato miraba la puerta de entrada de la sala de espera; Mika y Seguichi tardaban mucho. Después de tratar de localizar Ayaka y sin obtener buenos resultados, el monje había decidido avisarle a su hermana pues no podía manejar eso sólo.

-Tatsuha-se oyó una voz familiar a lo lejos, rápidamente se puso de pie y se encaminó hacia la entrada de la sala en donde se encontraba una mujer castaña con el dejo de angustia enmarcando su rostro y otro hombre con rostro añiñado; un gran alivio invadió el corazón del menor. Abrió los brazos para recibir a su hermana, esperando algún gesto de consuelo por parte de ella; pero lo único que recibió fue una gran bofetada por parte de la mayor, dejándolo entre aturdido y desilusionado, su hermana nunca cambiaría-¡Eres un inútil!-encrespó la mujer-¿para eso te dejamos vivir con él?... para que lo descuidaras y ahora mira las consecuencias-Tatsuha sólo se limitó a escuchar el rapapolvo cabizbajo.

-Mika-la voz apacible de Touma tranquilizó a su esposa-no hagas una escena, estamos en un hospital.

-Tienes razón-suspiró. Mika Seguchi tomó asiento, ignorando las miradas que se centraban en ella. Seguchi se acercó al moreno que aún mantenía la misma postura cabizbaja.

-No se podía esperar mucho de ti-comentó en tono soez el rubio productor, el moreno apretó los puños; con pasos rápidos salió de la sala, airado.

Aunque no deseaba poner un pie en el departamento de su hermano, decidió regresar a la escena del desastre pues no tenía a donde ir y sobre todo, tenía que ver como estaba Nyankotaro, el felino con el cuál su hermano había formado una relación simbiótica.

Cuando llegó al lugar, los recuerdos de lo sucedido horas antes golpearon su mente; aún podía ver la figura de Eiri llorando mientras se repetía una y otra vez lo tonto que había sido. Con desesperación comenzó a recoger aquel desastre dejando los muebles rotos en una esquina de la estanca, recogió los trozos de vidrio y después de esto se dedicó a lavar la mancha de sangre que yacía en la costosa alfombra. El minino temeroso, salió del oscuro rincón en donde se había escondido después del incidente y con sigilo se acercó a un decaído monje.



Una semana había pasado desde que el escritor Yuki Eiri había entrado en estado de coma y en todo ese tiempo el joven no había presentado mejoría alguna. Para no tener que ver a su hermana y cuñado, Tatsuha iba a visitar a su hermano a la primera visita la cuál era a las seis de la mañana, sabiendo que tanto su hermana como Seguchi no eran muy madrugadores.

Salió del hospital cabizbajo y sin muchas ganas de ir a la universidad se fue hacia el centro de Tokio, metió las manos en los bolsillos de su pantalón, el cuál no había cambiado desde hace un par de días, sacó el contenido de los bolsillo: un par de monedas, unas pelusas y un par de boletos para un concierto, para ser exacta, el concierto de Delerium del cuál tan sólo faltaba menos de un mes para que el grupo se presentara en Japón.

-Faltaba tan poco…-murmuró el moreno.



Se encontraba alistando las maletas para regresar a la capital, para su desgracia la visita con los suegros se había prolongado dos semanas. Afortunadamente su manager había comprendido la situación por la que el guitarrista se había ausentado ese tiempo, no si antes instarlo se que si no regresaba antes de un mes iría hasta Kyoto y lo mataría. Lanzó un gran suspiro agradecido por que todo había salido como el deseaba, hasta el momento. Ayaka había salido con su madre a comprar algunos souvenir para los amigos por lo que el guitarrista se encontraba encerrado en la habitación de huéspedes pues no deseaba quedarse sólo con el escueto suegro.

El piteo de un celular llamó su atención, se dirigió hacia la mesita de noche de donde provenía el sonido y se percató de que su prometida había olvidado su teléfono móvil. Entrecerró los ojos cuando vio el nombre de Tatsuha Usegui, ¿Qué es lo que quería ese hombre con su novia? Con la curiosidad invadiendo su ser, el pelirrojo tomó la llamada.

-Ho…hola-tartamudeó el monje al notar que no era la voz de su amiga.

-Ayaka no se encuentra, ¿Qué se te ofrece?-contestó con tono acerbo Nakano.

-Ah…bueno…sólo marcaba para avisarle que Eiri se encuentra en el hospital.

-Mmm…ya veo…-contestó con voz neutra-yo le avisaré-dicho esto cortó la llamada.



Dando saltos un jovial Ryuichi paseaba por una de las principales calles de la capital de Japón. En una mano llevaba una paleta de caramelo; mientras que en la otra cargaba con su inseparable amigo Kumagoro.

Notó que al otro extremo de la acera, se encontraba sentado en la mesa de un pequeño café el hermano de la persona que más detestaba en todo el mundo. Al ver a Tatsuha tan demacrado y taciturno recordó lo sucedido hace un tiempo, cuando al ser rechazado rotundamente por Shuichi quien ya se encontraba en Nueva York haciendo una nueva vida, el vocalista de Nittle Gasper había lastimado los sentimientos del moreno, diciéndole que no quería saber nada de los Usegui y que sobre todo; nunca se enamoraría de alguien como el monje. Sabía perfectamente que lo que había hecho había sido lo peor pero no se arrepentía, la vida no era justa como el mismo lo había comprobado al no ser correspondido por la persona que mas amaba. Su semblante cambió a uno serio y sin poderlo controlar sus pies lo llevaron hacia el moreno, quien se encontraba tan sumergido en sus pensamientos que no había notado la presencia del cantante.

-Tanto tiempo sin verte-habló Ryuichi, el joven Usegui alzó la vista y sin poderlo disimular mostró un dejo de antipatía hacia el castaño.

El moreno pidió la cuenta del café que seguía intacto, dejó el dinero y sin importarle el cambio, se puso de pie y salió de aquel lugar, ignorando al mayor quien lo siguió.

-Me he enterado de que tu hermano está en el hospital -sin mirarlo, el menor de los Usegui siguió su camino, lo que menos deseaba era hablar con aquel que jugó con su corazón-por lo que me ha comentado Touma, está en coma y no saben para cuando va a despertar-ante la indiferencia de su fan #1, Sakuma se molestó- tu hermano es afortunado pues aún está vivo, pero para mi parecer él debería estar muerto y re muerto-ante aquellas palabras, el menor se erizó e iracundo se giró y su puño fue a dar directamente al rostro perfecto de Sakuma Ryuichi, tirándolo por el fuerte impacto. Un gran escalofrío recorrió la espalda del mayor al ver la mirada gélida que le dedicaba el moreno, la misma expresión de su hermano Eiri. Ryuichi se quedó estupefacto ante la inesperada reacción del monje. Tatsuha dio media vuelta y siguió su camino.

Llegó al hospital antes de la tercera visita del día y agradeció de no encontrarse con su odiosa “familia”. Tomó asiento en una de las banquitas de la salita y esperó hasta que por el interfón se escuchara que la hora de visita había iniciado. Cuando la juvenil voz de una enfermera se escuchó por toda la sala, el joven moreno se puso de pie y a grandes zancadas se encaminó a la sección de terapia intensiva, a la habitación #23 en donde se encontraba su hermano. Estaba a punto de entrar cuando escuchó una voz de mujer la cuál no reconoció, curioso abrió la puerta y se adentró a la habitación, topándose con una enfermera de edad mediana quien revisaba a Eiri que seguía igual, inconsciente.

-Joven Eiri, su hermano ha venido a verlo-comentó la mujer.

-¿Qué hace?

-Hablo con él.

-Pero…el está en coma, no la escucha.

-Mucha gente cree eso. Por tal motivo los pacientes en coma se dejan vencer y mueren, por que creen que sus familiares los han olvidado.

-O sea, ¿que ellos si escuchan?

-Así es…-acarició el varonil rostro de Eiri-mañana continuamos con nuestra platica joven- le dijo al inconsciente escritor antes de salir de la habitación.

Tatsuha se quedó un largo tiempo mirando a su hermano en silencio, lanzando una que otra vez una mirada a los aparatos que controlaban los latidos del corazón del enfermo.

-De seguro que te a de lastimar eso-comentó en voz baja señalando el tubo con él que el rubio se ayudaba a respirar. Trato de no hablar más pues sentía que si abría la boca se iba a soltar llorando y nunca iba a parar pero no pudo-Eiri-musitó con un puchero-por favor Eiri…despierta…no sé que haríamos sin ti Nyankotaro y yo…-se limpió unas traviesas lágrimas, respiró profundo para tratar de aguantar un poco más su llanto-si no lo haces por mí, hazlo por el gato, él depende de ti hermano…-y sin poder aguantarse más soltó en un doloroso llanto, tomó la mano vendada del mayor-no tienes idea de cuanto me haces falta…sólo te tengo a ti hermano…-por el interfón se escuchó una voz, anunciando el final de la visita de medio día por lo que a regañadientes el moreno se enderezó y miró a su hermano quien a pesar de su inconsciencia profunda, lloraba-Eiri…-soltó la mano del rubio y un poco más animado dijo-mañana vendré a verte y si es posible entraré a todas las visitas-dicho esto, Tatsuha salió de la habitación, esperanzado.

No se quedó para las demás visitas pues tenía que hacer una tarea y no deseaba toparse con su hermana; por lo que regresó al detestado departamento y ansioso se dedicó a dar vueltas por el lugar, si su hermano había llorado por lo que él le había dicho, tal vez necesitaba más motivación para que despertara, su rostro se iluminó y rápidamente se fue hacia el estudio del escritor, lugar prohibido para él, revisó todo el lugar, tratando de encontrar algo que le ayudara.

-Lo tengo-exclamó cuando encontró un disco compacto de la antigua banda de Shuichi, Bad Luck. Lo puso en el componente de la sala y comenzó a escuchar las canciones, buscando una en particular, después de decidir cual era la más significativa se dedicó a memorizarla, ignorando la tarea de la universidad.

Al día siguiente llegó al hospital exactamente a la primera visita del día, con un par de ojeras enmarcando sus ojos oscuros pero una amplia sonrisa llena de esperanza adornado su jovial rostro. Entró a la habitación y un poco inseguro por lo que estaba apunto de hacer; se puso a dar vueltas hasta que se decidió, se acercó lentamente a la cama del escritor.

-Quiero que sepas que lo hago por que te quiero-se acercó tímidamente al oído del inconsciente y comenzó a cantar la canción Glaring dream de Bad luck. Al finalizar se alejó un poco para poder contemplar a Eiri-sé que no soy un buen cantante pero hago mi esfuerzo-estaba consciente que el mayor no iba a despertar tras la rara interpretación de aquella canción pero tal vez eso ayudaría un poco a su recuperación-si tan sólo “él” estuviera aquí…las cosas serían diferentes-se quedó pensando lo que acababa de decir y olvidando la promesa que le había hecho a Ayaka se acercó de nuevo al oído del rubio y susurró-tienes que despertar, pues Shuichi pronto va a regresar a Japón-y como si hubiera dicho algo indebido, el moreno se cubrió la boca-lo siento Ayaka-murmuró. Miró su reloj de pulsera y lanzando un suspiro se dirigió de nuevo a su hermano-la hora de visita no ha terminado pero tengo que irme pues necesito entregar un trabajo, es tan molesta la universidad-se despidió del escritor y salió de la habitación.

Los siguientes días el moreno no pudo ir a visitar a Yuki por la escuela pues las tareas y exámenes se le habían acumulado, saturándolo. En ese tiempo no supo nada sobre el estado de su hermano, inquietándolo. Podía marcarle a Mika y preguntar pero era más su orgullo que mejor había decidido aguantarse hasta que estuviera libre.

Cuando vio una oportunidad, el moreno se apresuró a ir al hospital, ninguna hora de visita estaba cerca pero eso no le importaba pues esperaría hasta que la hora llegara y pudiera ver a su mayor. Mientras esperaba se dedicaba a escuchar una canción de Bad luck; “ In the moonlight”, la canción que Shu había escrito especialmente para su hermano. Aquel día le cantaría esa canción, tal vez su hermano se pondría feliz al escucharla. Tan sumergido estaba memorizando la canción, que no se percató de que un doctor se plantaba frente a él. Al ver la bata blanca, Tat se quitó los audífonos y con miraba consternada miró a aquella persona.

-¿Usted es familiar del señor Usegui?-pronunció pasmtosamente el doctor.

-S…si…-pronunció nervioso el joven. Aún no era hora para el informe médico, por lo que la presencia de aquel hombre indicaba que algo anda mal o tal vez no.

-Buenas tardes, soy el psiquiatra Terada- Tat lo miró con ojos escrutadores, aquel sujeto era todo lo contrario al soez doctor Misaki.

-Tatsuha Usegui, hermano menor de Eiri-habló neutral.

-Vengo a informarle que su hermano a despertado del coma-ante la noticia el menor se quedó estupefacto, parecía que era un sueño muy bonito, que eso no era real-pero antes de que vaya a verlo necesito hablar con usted de algunos asuntos- el hombre tomó asiento junto al moreno-ahora mismo el doctor Misaki lo está revisando en compañía de la neuróloga Rei-el moreno asentó con la cabeza, indicando que comprendía lo que el psiquiatra le decía-por lo que pude notar, su hermano no recuerda lo que sucedió antes de que entrara en coma, por lo que creo que tampoco a de saber el motivo de su catarsis así que le recomendaría que si el señor Eiri pregunta algo, usted miéntale sobre el incidente pues creo que si los recuerdos llegan a su mente posiblemente su reacción sea aún peor que esta.

-Entiendo.

-De todos modos yo estaré revisándolo constantemente y posiblemente le mandé algún antidepresivo.

-Está bien.

-Bueno…eso es todo, creo que es momento que vea a su hermano-y con un cálido golpe en la espalda el doctor Terada le dio ánimos a un ido Tatsuha.

Después de unos minutos en que esperaba reaccionar y darse cuenta que todo eso era real, el moje se puso de pie y con pasos trémulos se encaminó hacia la zona de terapía intensiva. Afuera de la habitación de su hermano se encontraba Misaki y otra joven doctora quien al verlo se acercó con una amplia sonrisa.

-Buenas tardes joven Usegui, soy la neuróloga Rei y he estado revisando la condición de su hermano, por lo que he visto no hay ningún daño neural pero aún así deseo hacerle una resonancia para verificar mi teoría.

-E…está bien.

-En general el joven Eiri se encuentra en muy buenas condiciones-terció el doctor Misaki- pero no queremos correr riesgo por lo que aún lo mantendremos en observación por un par de días para verificar de que respire por sí sólo entre otras cosas.

-Bueno- el par de doctores se despidieron con una inclinación y se retiraron. Tatsuha tomó la perilla de la puerta y con decisión la giró hasta que esta cedió y le dio paso a la pequeña habitación #23. Frente a él estaba un Eiri con los ojos completamente abiertos que miraba con miedo todo a su alrededor; hasta que se centraron en los ojos oscuros de su hermano, el menor avanzó hacia el rubio y sin poder contenerse más se dejó caer cerca de la cama de su hermano y soltó en llanto, un llanto lleno de tristeza, alegría, desesperación, etc-lo siento…soy un llorón…pero es que en verdad…en verdad pensé que te perdía…y yo no sé que haría sin ti…eres mi única familia Eiri-sorbió la nariz y continuó-tal vez fue mucho egoísmo de mi parte desear que te despertaras cuanto tu tal vez ya no lo deseabas pero…-miró a su hermano con ojos acuosos-pero la vida no es tan mala hermano- Yuki tomó una libreta que le había dado una enfermera para que se pudiera comunicar pues el tubo en su boca le impedía hablar. Garabateó algo y se lo mostró al menor. Tat leyó lo escrito y con un puchero habló-lo sé, soy un tonto llorón.

El menor le contó a Yuki lo que había sucedido, obviamente recordando la advertencia del psiquiatra por lo que el joven inventó que el departamento del escritor había sufrido de un fuerte incendio por lo que en un intento de salir del lugar, Eiri se había lastimado la mano.

No pasaron ni dos días cuando le retiraron el tubo al rubio dejándolo con una voz ronca ante la fuerte invasión de aquel aparato había hecho en sus cuerdas vocales. El resultado de la resonancia había salido bien, ningún daño en el cerebro se había presentado. A Yuki lo pasaron a otra habitación en donde terminaría de recuperarse en todos los sentidos; pues había presentado un cuadro agudo de anemia, mientras que había perdido un poco de fuerza en piernas por haber estado tanto tiempo en cama; pero eso no fieron problemas para es rubio quien en poco tiempo progresó mucho en las terapias gracias a su hermano y Ayaka y para casi finales de mes el rubio había sido dado de alta.

Cuando Eiri salió del hospital, Touma le informó que le había conseguido un departamento nuevo cerca de la torre de Tokio por que Nyankotaro, Tatsuha y Eiri se fueron a vivir a aquel lugar tan grande.

Tan sólo faltaban unos cuantos días para el gran concierto de Delerium cuando Tat se enteró que la gira había sido atrasada por unos cuantas semanas pues uno de los miembros había enfermado. Ante tal noticia el moreno se molestó tanto que en un ataque de histeria tomó la radio en donde había escuchado tal cosa y de un golpe la rompió, ante tal escándalo un furioso Eiri salió de su estudio y con mirada retadora reprendió a su hermano.

-Vete hacer ese tipo de cosas a otro lado-vociferó el rubio.

-Lo siento.

-A la próxima vas a dormir en la calle con todas tus cosas acompañándote.

-No volverá a pasar-Eiri se giró y volvió a entrar a su estudio, azotando la puerta en el acto. El monje sonrió complacido, su hermano volvía a ser el mismo y posiblemente sería feliz cuando se encontrara con Shuichi.








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