Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mercy rain por kozzha

[Reviews - 542]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola. 

Pues que les digo. El fic ha llegado a su fin y yo con mi nudo en la garganta. 

Éste es mi bebé de cinco años. Tantas cosas pasaron en éste lapso de tiempo y pues pufff...en verdad me duele acabarlo, con tooodo mi corazón pues sus personajes fueron mis compañeros en momentos difíciles pero también en buenos.

Ésta no es una despedida definitva, pues aún faltan los extras, así que nos veremos en otros ...tal vez cuatro capítulos más, si ustedes lo desean.

Se les estima y pues ya las dejo de leer que sé que es lo que quieren ;)

 

Soltó una risilla, divertido. Después de que Mika le llevara ciertas fotos de su esposo en el baby shower de Ayaka, Shuichi se había dispuesto a ponerlas en el nuevo álbum de fotos que había comprado. En éste estaban recopiladas las fotos de recuerdo de su boda en adelante. Tomó una de las tantas fotos en donde se mostraba un Eiri ceñudo a quién le estaban cambiando el pañal.

-¿Por qué no fui?-se recriminó Shu haciendo un puchero-Hubiera dado todo por ver así a Eiri.

Pero por fortuna, Nana, amiga de Ayaka, se había encargado de capturar con su cámara de video todos los detalles del baby shower de la castaña.

Después de acomodar todas las nuevas fotos, el muchacho cerró el álbum de fotos y lanzó un hondo suspiro. Nynakotaro, que estaba hecho ovillo a su lado, se estiró y se giró sobre su propio eje y se volvió a recostar.

-Ne, iré a ver a tú papá-musitó el moreno, poniéndose de pie del sofá. Con paso ligero se encaminó hacia el estudio del rubio, quién se encontraba sumergido en su trabajo. La puerta estaba entreabierta y Shuichi aprovechó esto para espiar a su esposo. Esbozó una sonrisa al ver a Yuki tan sumergido en su escrito. Jamás creyó después de tanto sufrir, la vida le recompensaría con una hermosa familia la cuál consistía en su querido esposo y su hijo minino.

 

 

Capítulo 65.

Una pareja bajo la lluvia de la misericordia.

 

 

-En definitiva-asintió Hiromi con la boca llena-Eres el mejor cocinero del mundo, Tat. Me da tanto gusto de que seas mi cuñis.

-¿En serio?-el monje se rascó la cabeza, cohibido-Muchas gracias, desvió su mirada hacia Hisoka, quien comía en silencio-¿Tú qué opinas, Hiyoko?-el aludido dio un respingo y con las mejillas arreboladas musitó:

-Estoy de acuerdo con Hiromi, eres muy buen cocinero pero-miró ceñudo a su hermana-No es necesario que diario nos prepares la cena.

-Él se ha ofrecido-se encogió de hombros la muchacha.

-Así es Hiyoko, soy feliz de prepararles la cena a mí querido novio y a mi querida cuñada-y abrazó a Hiromi que es la que estaba más cerca de él.

-Yo también te quiero cuñis-correspondió al abrazó la mestiza.

-Puff…cuando éste par se junta, no hay como detenerlos-musitó Hisoka.

 

 

Kaname, con ayuda de Mr. K, trataban de hacer un muñeco de nueve en el parque Ueno.  Eran mediados de febrero y el invierno crudo se hacía presente en las calles de Tokio. El cielo, de un tono grisáceo, pronosticaba una fuerte nevada en las próximas horas.

Aquél domingo, como ya se había hecho costumbre, Mr. K pasaba a desayunar a casa de Mika, después, la pareja, en compañía de Kaname, salían algún lado sugerido por Kaname. En ésta ocasión había sido el zoológico. Después de recorrerlo y comer, el niño le había pedido a K que le ayudara a hacer un muñeco de nieve.

Mika, que estaba sentada en una banca del parque, curvó sus labios en una bonita sonrisa. Estaba feliz, feliz de que su hijo se viera tan contento en compañía de la persona de la cual se había enamorado.

-Por fin tengo a la familia que he deseado-susurró.

-¡Mami!-gritó Kaname-Mira mamá, K ya hizo la primera parte del muñeco.

-Lo sé-dijo la mujer, poniéndose de pie y caminando hacia el par.

-¿No es genialoso? K es mi héroe-ante éstas palabras, al norteamericano se le pusieron rojas las orejas, carraspeó y miró en otra dirección muy lejos de los ojos de la castaña.

-Sí, K es el mejor hombre del mundo-dijo con ojos brillosos.

 

 

Shuichi miraba gustoso el álbum de fotos cuando Yuki entró a la recámara que compartían.

-¿Sigues mirando esas fotos?-replicó.

-Lo siento-se apresuró a cerrar el álbum. Hizo un esfuerzo por no soltar una carcajada-Es inevitable.

-No debí de haber ido a esa reunión-bufó el rubio. Se dirigió al vestidor seguido por los ojos violetas de su esposo. Después de cambiarse la ropa, Yuki salió al encuentro del menor. Se recostó en la cama y le arrebató el álbum, lo lanzó lejos y se posicionó sobre el moreno-He tenido mucho trabajo, ¿Sabes?-susurró sobre sus labios-No me haría nada mal que me ayudaras a relajarme un poco.

-Con mucho gusto, señor Uesugi-unió sus labios con los del rubio y se hundieron en un beso lleno de fervor.

Eiri coló una de sus manos por debajo de la camisa del pijama de Shuichi, rozó uno de los pezones provocando que el otro gimoteara.

Sumergidos en el deseo, ambos hombre ignoraron el timbre del teléfono. El aparato sonó más de veinte veces, después enmudeció para volver a sonar. Pasaron unos diez minutos cuando el celular de Shuichi comenzó a sonar.

-Mi…mi celular…-gimió Shu, sintiendo como Yuki le quitaba la ropa interior.

-Ignóralo-instó el otro.

-Pero…-el moreno dejó que sonora, después de que éste sonara por más de un minutos, un silencio reinó en la habitación, provocando un sentimiento de desasosiego en Shuichi.

Yuki, al notar que su esposo estaba distraído y no reaccionaba ante las caricias que le proporcionaba, se enderezó y miró con los ojos entornados al moreno.

-¿Qué sucede?

-¿Y si era una emergencia?

-¿Emergencia? Pero…¿Quién?

-Eso es lo que quiero saber-musito serio. Yuki soltó un bufido y se recostó en la cama, frustrado. Shuichi estaba por tomar su celular y verifciar el número cuando éste volvió a sonar. Lo tomó rápidamente y miró la pantalla.-¡Es Hiro!-exclamó el moreno.

-¡Wu!-exclamó con sarcasmo el escritor.

Inmediatamente, Shu tomó la llamada.

-¿Hiro? ¿Qué sucede?

-Shuichi…menos mal que me contestas-la voz del pelirrojo se podía escuchar un poco alterada.

-¿Estás bien, amigo?

-No, Ayaka ha comenzado con las contracciones. Mi moto no funciona y el último Shinkansen ha salido hace veinte minutos. Necesito llegar lo antes posible a Kioto-habló atropelladamente.

-No te preocupes, le diré a Eiri. Estaremos en veinte minutos en tu casa.

-Gracias.

Los amigos cortaron comunicación, Shuichi miró a Yuki, quien se encontraba de brazos cruzados y le miraba ceñudo.

-¿Qué fue todo eso?-replicó.

-Ayaka está por dar a luz y Hiro…

-¿Ayaka?-abrió los ojos de sorpresa-Pero aún le falta casi un mes.

-Lo sé…

-Anda-se puso de pie-Tenemos que llevar a Nakano con su esposa.

-Gracias, Eiri-sonrió Shuichi.

La pareja se alistó y salió deprisa de la casa. Como le había dicho Shu, llegaron exactamente en veinte minutos a la nueva casa de Hiroshi, éste ya les esperaba en la puerta.

En cuanto vio el auto del rubio, corrió hacia éste y en cuanto se detuvo, se montó en él.

-Muchas gracias-les dijo con voz trémula.

-Tranquilo amigo, todo va  a salir bien, llegarás a tiempo-le consoló Shuichi.

Hiro sólo asintió. El pobre hombre se veía blanco como la misma nieve que estaba acumulada en la avenida. Eiri arrancó el auto.

Sumergidos cada quien  en su pensamientos, ninguno de los tres habló en el camino. Fue cuando estaban a mitad de camino, que Hiro entró en pánico y dando un grito histérico, pidió que detuvieran el auto.

-¿Qué sucede?-corearon con desconcierto tanto Shu como Eiri, mirando al pelirrojo.

-No puedo…-musitó en un hilillo de voz-No puedo ser papá, aún no estoy listo…esto es una mala idea, será mejor que me regrese a casa.

-¿Pero qué carajos estas diciendo?-masculló Yuki-¿Piensas abandonar a Ayaka en medio de todo esto?

-Es que no estoy listo.

-Pero si estabas listo para meter su pene en ella, ¿Verdad?

-¡Eiri!-exclamó Shu.

-¡Qué! Sólo estoy diciendo la verdad, jamás creí que fueras a ser tan irresponsable, Nakano.

-Hiro-musitó Shu, girando todo su cuerpo para poder ver mejor a su amigo-Sé que no es fácil lo que estás pasando y menos de la manera tan repentina en como sucedió, pero no tienes por qué ponerte así, vas a ser papá. Es algo maravilloso, es una bendición. Aquella bebé es el resultado del amor que se tienen. No temas amigo, todo va  salir bien-le dijo en tono pastoso.

-Para ti es muy fácil decirlo, tú no eres papá.

-¡Hey!-vociferó, ofendido-Claro que soy papá, soy papá humano de Nyankotaro y créeme, ese minino no es nada fácil. El sólo limpiar sus popis  radioactivas no es una tarea fácil-dijo sumamente ofendido.

-Así es-asintió Yuki.

-Anda Eiri, arranca éste auto, tenemos que llevar a éste irresponsable con su esposa-masculló Shu.

-Por supuesto-el rubio obedeció y así fue como retomaron la marcha hacia Kioto.

Llegaron al hospital central de Kioto pasadas de la media noche. Los suegros de Nakano le esperaban fuera del quirófano.

-¿Cómo está Ayaka?-preguntó el pelirrojo, aún más pálido de cómo estaba.

-Bien, acaba de ingresar al quirófano. Ya está muy dilatada, no tarda mucho en dar a luz-dijo la señora Usami-ella te está esperando.

-Pero…

-Anda, entra-le empujó la mujer.

Tanto el señor Usami como Shu y Yuki le miraron con ojos amenazantes, Hiro sólo asintió y con paso trémulo entró al quirófano.

Pasó una hora cuando Hiro salió del quirófano. El muchacho se veía como su hubiese visto a un fantasma.

-¿Cómo están-preguntaron a coro, ambas parejas.

-Bien-forzó una sonrisa-A pesar de ser prematura, Sakura pesó tres kilos doscientos gramos y está en perfectas condiciones y Ayaka está bien, cansada, pero feliz.

-Menos mal-suspiró la señora Usami.

-Nuestras princesas están bien-terció el señor Usami.

-Si…lo sé-musitó Hiro antes de caer desmayado.

-Que muchacho tan debilucho-se quejó el señor Usami.

 

 

Ya las noches de desvelo comenzaron para el matrimonio Nakano. No suficiente con es, la pareja tuvo que batallar con las miles de visitas que recibía a diario por parte de familiares y amigos.

Exactamente aquél viernes, Ayaka y Hiro se disponían a tomar una pequeña siesta junto a su hija, cuando el timbre de la puerta sonó. La inesperada visita resultó ser la pareja conformada por Fujisaki y Rei. Con una sonrisa forzada, el matrimonio Nakano recibió a sus amigos. Ante las voces, la pequeña Sakura se despertó, alegrando a Rei quien moría por cargarla.

-Fujisaki, mira, está hermosa. ¿No quieres cargarla?-insistió Rei.

-No, gracias.

-Pero…

-¿Qué tienes en contra de mi hija?-preguntó ofendido Nakano.

-Nada…sólo que…-carraspeó-Los bebés no son mucho de mi agrado.

-¿Cómo?-corearon Ayaka, Hiro y Rei, sorprendidos.

-¿En serio?-dijo con incredulidad su novia.

-No es que me desagraden del todo-aclaró-Bueno…es que les tengo miedo…-y se sonrojó ante semejante confesión-Son tan pequeños y frágiles, no sabes que pasa por su mente, en verdad son aterradores. Los ahí presentes soltaron una gran carcajada-¡No es gracioso!-espetó el muchacho.

-Pues para que se te quite el miedo-Hiro quitó de los brazos de Rei a su bebé y se la tendió a su amigo-Anda, carga a tu sobrina.

-Pero…-con pánico, el muchacho tomó a la bebé. Le miró con ojos grandes mientras controlaba el temblor en sus brazos.

-¿Ves? No pasa nada, son indefensos.

De repente la bebé hizo un puchero y comenzó a llorar, alterando a Fujisaki quién intentó dársela a su padre, antes de que lograra llegar a brazos de Nakano, la bebé vomitó, ensuciando la impecable camisa de Suguru.

-¡Por eso es que no me gustan los bebés!-vociferó, asqueado, mientras los demás reían a carcajadas.

 

 

El que las calles estuvieran deshelándose era signo que la primavera estaba por llegar. Para principios de marzo, las nevadas habían desparecido, dando paso a las lluvias con granizo.

Hiromi, Dresde, Tamaki, junto a la nueva pareja conformada por Tatsuha y Hisoka se habían reunido en un restaurante para festejar el cumpleaños de Hisoka. La hermana mayor del muchacho había reservado el lugar para que fuera más íntima la celebración.

-¿Aún no llegan Shuichi y Eiri?-preguntó Tatsuha, después de regresar del baño.

-Me temo que no-resopló Hiromi-Hisoka está un poco inquieto-ambos mirando de soslayo al moreno, quién, con una corona de cartón,  estaba sentado en la cabeza de la mesa y charlaba con Tamaki, mientras que Dresde centraba toda su atención en su celular.  La inglesa dejó sobre la mesa el aparato y se acercó a su amiga.

-Le he mandado un mensaje a Shu, espero y lo responda pronto.

-Gracias Ashi.

-Si vemos que no llega, pedimos que sirvan la comida.

-Creo que será lo mejor-terció Tatsuha.

Y así pasaron más de veinte minutos, en los cuáles, Hisoka poco a poco se fue desanimando.

-Esto no puede seguir-masculló Tatsuha, poniéndose de pie y caminando hacia la tarima en donde estaban unos instrumentos. Le dio una indicación a un mesero de que le conectaran el micrófono, el muchacho asintió y lo encendió-Su atención, por favor-los ahí presentes centraron sus miradas en Tatsuha-El siguiente poema lo he escrito especialmente para el festejado-señaló a su novio quién inmediatamente se sonrojó-Espero y sea de tu agrado, mi Hiyoko-sacó un pequeño papel del bolsillo de su pantalón, se aclaró la garganta y leyó:

 

Te amo una vez…

Te amo dos veces…

Te amo más

Que a las pasas y a las nueces…

 

-Muchas gracias-hizo una leve inclinación y bajó de la tarima.

Hiromi se quedó boquiabierta y musitó:

-¿En serio? Es broma, ¿Verdad?

Por su parte, Dresde hacía un gran intento por no reír y su esposo, definitivamente fue débil y soltó tremenda carcajada, mientras que Hisoka se cubría  avergonzado el rostro.

-Veo que les gustó-dijo orgulloso Tatsuha.

 

 

Shuichi se quitó de encima de su esposo y se ajustó la ropa. Regresó a su lugar en el asiento del copiloto, mientras tanto, Eiri se abrochaba la bragueta del pantalón. Iban de camino a la fiesta de Hisoka cuando simplemente un ligero roce despertó sus pasiones más bajas.  

-Hace un rato sonó tu celular-dijo Eiri, encendiendo el auto.

-Lo sé-suspiró Shu, pasándose las manos por su cabello-Hiromi me va  a matar.

-¡Que va! Tatsuha nos va  a matar-dijo Eiri.

-Será mejor que nos apuremos-el rubio asintió y arrancó el vehículo. Desafortunadamente, a mitad de camino comenzó a llover, provocando que el tráfico aumentara. Shuichi se apresuró en mandar un mensaje a Dresde para informarle de que iban atrasados a causa de la lluvia.

-No te preocupes, hemos decidido empezar sin ustedes-le había respondido la inglesa.

Al leer el mensaje, Shu se sintió un poco aliviado.

Cuando lograron salir del embrollo, Yuki tomó un atajo. Esperaban a que el semáforo cambiara a verde cuando el rubio miró  lo lejos un parque. Lo miró por largo rato para después centrar sus ojos en las gotas que se estrellaban contra el parabrisas. En cuanto el semáforo se puso en verde, Eiri se desvió y tomó la calle que daba al parque. Sorprendido de la acción inesperada de su esposo, Shu le miró interrogativo. Aparcó enfrente del parque y sin decirle nada a Shu, apeó del vehículo.

-¿Eiri?-le gritó el moreno desde el auto-¿Qué haces? Vamos a llegar tarde y aparte está lloviendo, te vas a mojar.

-Lo sé-dijo el rubio sonriente- Cerró los ojos y dejó que la lluvia le mojara el rostro-Anda Shu- le tendió la mano-vamos a mojarnos juntos.

-Pero…

-Ven-insistió Yuki. Al verlo lleno de jovialidad, Shu se contagió y decidió salir del auto. Corrió hacia Eiri. En cuanto Shu estuvo cerca, el rubio saltó en un charcom salpicando a su esposo.

-¡Eiri!-vociferó el otro. Éste sólo soltó una carcajada-¿Crees que es muy gracioso? Pues mira-Shu saltó en otro charco y mojó las piernas del rubio.

Una dura batalla se desarrolló en medio del parque, en donde ambos luchaban por ver quien mojaba más al otro. Después de un rato, la pareja terminó empapada pero llena de adrenalina por lo que ni quiera sintieron el frío.

Ambos se abrazaron y unieron sus labios en un dulce beso, ahí, bajo la lluvia de la misericordia.

Fin.

 

Notas finales:

Espero y el final haya sido de su agrado. 

besos miles. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).