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Alguien tiene que ceder por sherry29

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Notas del capitulo:

 

Como insisten en perder su tiempo  en este fic aquí tiene un nuevo cap. Espero les guste.^^

 

 

 

 

 

El sonido apagado de la carretera les indicaba que era casi de madrugada, habían desperdiciado toda una noche en una absurda discusión que no encontraba camino de solución y que solo lograba manifestarles lo inmadura que seguía siendo su relación pese a que ellos creían que por haber superado tantas barreras lo suyo era un amor inquebrantable.

 

¿Cómo es posible que dos personas puedan enfrentar al mundo y sus prejuicios pero no puedan enfrentarse a ellos mismos y a los propios? Es ridículo y patético. Es… infantil. Pensaban al unísono mas sin embargo dejaban que el mutismo perfecto de su orgullo hablara por ellos.

 

 

Y seguro hubieran permanecido así durante lo que restaba de noche, acostados uno al lado del otro mirando fijamente el mismo punto; un póster de animé japonés yaoi que Alejandro trajo consigo en su último viaje a Japón. En la pintura dos chicos desnudos de facciones finas atados con sogas trataban de estirar lo más posible sus cuerpos, lastimándose en el intento para conseguir poder darse un beso. Era tan inquietantemente semejante esa escena a su situación real que no pudieron evitar un escalofrió de estremecimiento.

 

 

Alejandro alargó su mano tanteando sobre las sabanas buscando entre las sombras la diestra de su amado Esteban. La encontró no muy lejos, algo temblorosa y húmeda por el sudor… estaba igual de nervioso que él.

 

- ¿Encontraremos una solución para esto verdad? – Preguntó Esteban apretando la mano de su Alejo con una entonación casi al filo de lo agónico.

 

- Más nos vale – Contestó el pelinegro- Aunque si tan los tuviéramos una señal… solo una señal.

 

El castaño abrió los labios como para agregar algo más pero en ese momento el sonido agudo del timbre lo frenó en seco. Era increíble como se intensificaban las vibraciones sonoras a esas horas.

 

-¿Esperas a alguien? – Interrogó Esteban cuando Alejandro encendió la luz para dirigirse a la sala y ver quien podía ser a esas alturas de la madrugada.

 

 

- Si, a los siete enanos. Ibamos a hacer una orgía – Le sonrió el moreno atravesando la lujosa estancia brincándose uno de los negros sofás de cuero para cortar distancia hasta la puerta.

 

 

Esteban sonrió, Alejo recordaba que el primer día que salieron le había dicho que él parecía la versión masculina de Blancanieves por el fuerte contraste de sus negros cabellos y su pálida piel absurdamente blanca.

 

 

El moreno acercó su orbe celeste al ojo mágico de la puerta de su departamento viendo a través de el la imagen distorsionadamente gorda de su mejor amiga. A veces se la pasaba minutos jugando con el dichoso efecto óptico antes de abrir, riendo de cómo la imagen de la persona que se hallaba al otro lado cambiaba de contextura según el alejara o acercara su mirada.

 

 

-Abre de una vez – Le pidió su novio conociéndole ese gusto – No te pongas a tontear a estas horas.

 

 

- Es Mariana – Le advirtió su pareja antes de abrir – Y se nota algo rara.

 

 

-¿Mariana? – Preguntó incrédulo.

 

 

El moreno asintió y abrió la puerta con tranquilidad, poco a poco la figura menuda de una bella pelirroja se hizo inconfundible. La chica frotaba sus manos tratando de darse calor y le sonreía avergonzada. El frío le daba un hermoso carmín a sus mejillas regordetas proporcionándole un brillo especial a sus ojos verdes.

 

- Mariana por Dios pasa, vas a congelarte – El moreno alargó un mano arrastrando a la recién llegada al interior del Penh house.

 

 

La chica obedeció al mandando ingresando al salón descubriendo la presencia de Esteban y sonrojándose aún mas, lo que menos quería era haber sido inoportuna. Pero al reparar en sus anfitriones los vio impecablemente vestidos, así que o se había acicalado muy rápido o se la habían pasado toda la noche jugando con la castidad.

 

 

- Lo siento, espero no ser inoportuna – Acotó abrazando sus brazos incomoda – Si es así puedo volver en otra ocasión – E hizo ademán de irse.

 

 

-¿No como crees? – Replicó Alejandro deteniéndola por un brazo – Por Dios Mariana. Si has venido hasta acá a estas horas es porque algo grave sucede, dinos que ha ocurrido.

 

 

La pelirroja dio un rodeo sentándose en todo el centro del sofá de cuero negro, desprendiéndose de su bufanda ya amparada por la calefacción del lugar.

 

 

- Necesitaba hablar con alguien y pues tu eres mi mejor amigo – Dijo mirando a Alejandro comenzando a sollozar.

 

 

- Muñeca divina, por supuesto que te escucho – Se arrodillo a su lado tomándola de las manos, nunca había visto a Mariana en ese estado. No es que fuese una chica muy efusiva pero se le veía demasiado angustiada.

 

 

- Yo voy a buscar algo para beber – Invitó Esteban para darles privacidad.

 

 

Ambos jóvenes asintieron y el castaño se perdió en la cocina buscando algunos refrescos, cuando regresó Mariana se encontraba entre los brazos de Alejandro ahogada por el llanto.

 

 

- Toma esto linda- Le dijo el moreno acercándole una gaseosa – Tranquilízate y cuéntame. Esteban nos esperará en la habitación.

 

 

- No – exclamo la pelirroja antes de que Esteban partiera – Quiero que él también escuche.

 

 

Colocó el vaso vació cuyo contenido bebió de un tirón sobre la mesa acristalada del centro y descalzó sus pies subiendo sus piernas al mueble.

 

 

Alejandro le estiró su mano a su pareja invitándolo a sentarse junto a el. El ojimelado se acomodó entre las piernas de su novio recargando su espalda sobre el pecho del moreno y quedando acurrucado en su posesivo abrazo. Mariana sonrió al verlos tan afectuosos.

 

- Ahora si habla mujer- Bromeando para relajar la tensión el de ojos azules palmeó a su amiga en la rodilla.

 

 

La chica sobó sus ojos apartando los restos de lágrimas que quedaban sobre ellos, se llevó su rojiza melena hacia atrás y luego de un largo suspiro dijo sin pausa.

 

 

- Estoy embarazada.

 

 

El cuerpo de Alejandro se tensó apretando aun más a Esteban.

 

 

- ¿C…Cómo…qué? ¿Cómo es posible?

 

 

Mariana le sonrió el haber vomitado la verdad la tenía mucho mas relajada, que bueno había sido desahogarse.

 

 

- Cariño, ya se que eres gay. Pero… ¿De veras no sabes como se hacen los bebes? –Molestándolo con una sonrisa de oreja a oreja. Si, no se había equivocado en ir a buscar a su amigo.

 

 

- Lo que Alejo quiere preguntar – Comentó Esteban – Es si tienes factores de riesgo.

 

 

Tanto Mariana como Alejandro lo miraron con cara de “Que forma tan fina de hablar” y se burlaron abiertamente. Esteban puso morros.

 

 

- Lo que quiero preguntar es si has estado cogiendo con alguien sin que yo lo sepa – Alegó el pelinegro tomando de la barbilla a su novio – Así es como se preguntan las cosas mi amor. No con tecnicismos baratos.

 

 

Y ladeando un poco la cabeza le dio un suave beso en los labios.

 

 

- Ya dejen de comer delante del que no tiene dientes – Bromeó la pelirroja haciendo pucheros.

 

 

El moreno de lanzó un cojín cercano.

 

 

- No jodas, tu si que tienes dientes y si que has comido harto – Sonrió Alejandro – Tanto que te atragantaste.

 

Mariana rió con ganas. Solo Alejo lograba ponerla de tan buen humor en un momento así.

 

 

- Pero… ¿Estas completamente segura? – Indagó el pelinegro enarcando una ceja.

 

- Pues tengo más de cuarenta y cinco días de retraso y no precisamente en el trabajo, vomito casi todas las mañanas y me mareo con frecuencia. Además de eso tengo un papel de un prestigioso laboratorio que dice embarazo positivo – Y sonriendo con ironía concluyó – ¿Debería tener dudas aún?

 

 

Alejandro suspiró resignado.

 

 

- ¿Y que piensas hacer? – Interrogó Esteban uniéndose de nuevamente a la charla.

 

 

Las facciones de la joven se ensombrecieron de nuevo; permaneció callada por unos momentos, sus acompañantes respetaron su silencio.

 

 

- Pues aun no lo se – Dejó salir por fin – Tengo sietes meses aun para decidirlo. Solo estoy segura de que lo tendré. Saben que no estoy de acuerdo con el aborto.

 

 

- Por eso mismo lo pregunto – Anotó el castaño, si bien no era tan íntimo de Mariana como Alejandro, si tenía pleno conocimiento de las opiniones de la chica sobre el tema.

 

 

- Por lo pronto solo quiero encontrar al padre – Aclaró.

 

 

Sus interlocutores la miraron con suspicacia.

 

 

- ¿Y se puede saber quién es? – Interrogó curioso el moreno.

 

 

La chica se volvió a sonrojar, le desvió la mirada y dijo mirando un cuadro francés de la esquina.

 

 

- Yo también quisiera saberlo.

 

 

- ¿Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee? – Sus interlocutores estaban boquiabiertos. Mariana no era mujer de tener este tipo de comportamientos.

 

 

- Estaba ebria, y muy resentida por la infidelidad de Mauro – Se excusó la pelirroja poniéndose de pie y caminado hasta el vidrio de la pared izquierda que le proporcionaba una hermosa vista de la ciudad dormida.

 

 

- ¿Entonces fue un polvo de despecho? – Sugirió Alejandro.

 

 

 Más o menos- Respondió ella – El me propuso que volviéramos a vernos pero yo me negué, estaba aturdida aún. Así que me dijo su nombre y que se estaba quedando con un amigo en un Edificio llamado Manglares.

- ¿Eso es todo lo que sabes? –Preguntó el ojimelado

 

 

La joven asintió.

 

 

- Su nombre es Camilo y su amigo se llama Roberto. Además me dijo que solo permanecería en la ciudad tres meses lo que quiere decir que solo me queda uno para encontrarlo.

 

 

- Por Dios Mariana- Gritó exaltado el pelinegro separándose de su pareja y dirigiéndose hasta la altura de la pelirroja - ¿Sabes cuantos edificios llamados “Manglares” hay en la ciudad? Pues yo te diré que hay más de cincuenta. Y ¿Sabes cuantos Camilo y Roberto existen? Seguro miles.

 

 

La chica volvió a aguar las esmeraldas que tenía por ojos haciendo sentir a Alejandro una punzada de culpabilidad.

 

 

- No me juzgues Alejo, tu no sabes como me siento – Empezando a exaltarse también- Daría… Daría hasta mi trasero por encontrarlo.

 

 

Los dos hombres junto a ella  palidecieron recordando algo de improviso… Rayos ¡LA SEÑAAAAAAAAAAAAAAAAAAL!

 

 

 

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

 

 

¿Quién será el primero en encontrar al papi chulo del bebe que espera Mariana? Porque el que lo haga recibirá como premio un lindo culito virgen jajajajajajaja.

 

Y ¿Cómo se desenvolverá esta búsqueda/ competencia? Piénsenlo.

 

Nos vemos. Besitos gigantes.

 

 

 


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