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"Veintiún días de Sn Valentín" / "St White" por Ddai

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Notas del capitulo: Hi, aquí, pudiendo actualizar [me duelen los dedos de tanto teclear a una velocidad insana(para mi claro, que escribo como caracol)] Y bueno, como no me he podido pasar a contestar RR [era eso o actualización…] Pues les diré rápidamente que sí, ese seis es por Grimmjow, de hecho en este capi sale quien es cada número, y el qué pasó después de que terminara el partido…
Gracias por el apoyo, aunque me siente emocionalmente bien, gracias ^^
¿Y que pasará ahora entre ellos dos? ¿Qué sucederá en el epi final? [no este, el que sigue] ¿Quieren tratar de adivinar?... [jujujuju soy un demonio, lo sé, peor si me pasa algo nunca sabrán como termina, no lo olviden XD]
Por otro lado, los otros fics vana tener que esperar un poco más, porque decidí que primero terminaré uno y luego los otros [además que los capis son mucho mas largos, especialmente el de vampiros…
Otra cosa, puse antes Sombras de la Oscuridad, [fue error mío, lo siento] cuando era Sombras de la Eternidad… [Dagan, si lo quieres leer dale clik a mi Nick, ahí, en mi perfil salen todos mis fics, siempre es UlquiXGrimm, pero AU, su nombre completo es: Sombras de la eternidad: El Vacio de mi Alma]
Creo que es todo… Si me falta algo me dicen ^^~
Ahh y sobre Hetalia… Me la han platicado, pero como que no me acabó de gustar ¬¬UU [soy una persona complicada XD]

 

El estaba feliz, no sólo Ulquiorra había aceptado sus regalos, si no que hasta le  dejaba notas a manera de contestación; le decía lo que quería y hasta opinaba sobre su forma de “conquistarlo”, al menos, así era como él lo quería ver.

Desde luego que  lo molestó que lo catalogara como “Esposa”, pues él no era para nada pasivo, y mucho menos afeminado, pero lo podía dejar pasar por ahora… Lo segundo que lo hizo enojar fue que Ulquiorra no lo recordara; ellos se habían llevado “bien”,  aunque cuando se conocieron apenas e intercambiaron palabras, y su “amistad” no duró mucho…

Recordaba nítidamente que le había puesto a Ulquiorra “Chupasangre” porque sus enormes ojos, en conjunto con su piel pálida y su cabello revuelto, le daban el aspecto de un vampiro de película barata, entiéndase sediento y maldito, además aquellas ojeras que tenía en la cara lo asían lucir menos saludable. Lo primero que recordaba de haber oído de esa voz de “ensueño” era “Estúpido gato salvaje”, a lo cual él obviamente replicó, por que él NO era un simple gato, él era “Pantera”, “El Rey Pantera”, del equipo de básquet de su secundaria, para ser mas exactos…

Ese día había sentido tantas emociones que no las podía recordar todas, sólo ese extraño sentimiento de paz y emoción conjuntas. Ahora se sentía de una manera muy similar, se sentía capaz de acercarse a Ulquiorra, decirle cuanto era todo lo que sentía por él y hasta besarlo frente a toda la escuela, aun cuando fuese la única vez que pudiera hacerlo en toda su vida, sin embargo, lo que lo detenía de hacer tal locura era la tristeza, que lo invadía, al saber que no lo recordaba; sabía que con sólo verse él no se acordaría, pues en ese entonces lo obligaban a teñirse el cabello, algo que afortunadamente cambió cuando entró a la preparatoria; su carácter se había vuelto mas violento y su odiosa voz había cambiado para bien, ya que se había agravado un poco, pues hasta antes de cumplir los quince años tenía una maldita voz aguda e infantil, y ver a un “mastodonte” de su altura y complexión con voz de “pito” era señal, hoy y siempre, de una persona estúpida.

Pero bueno, no le importaba si Ulquiorra no se acordara de él,  siempre y cuando le diera al oportunidad de enamorarlo; personalmente eso, él, lo veía perfecto, ya que los buenos recuerdos de su “amistad” quedarían para las “platicas” de novios… ¿Él pensando en eso? Quien lo viera, ni él mismo se lo creía… 

Estaba dispuesto a hacer lo que hiciera falta para lograrlo, incluso uno de sus “Planes Maestros” había sido secuestrarlo, pero eso era un delito y lo habrían mandado a la cárcel, o la correccional, no estaba seguro, y después de eso no le permitirían verlo nunca más… Si no fuera por ese “insignificante detallito” el “Secuestro del Vampiro” habría sido el plan perfecto…

Ese sábado había sido de lo mejor, se había levantado muy temprano, tuvo tiempo de sobra para hacerlo todo, dejarle  su regalo al pelinegro, leer su nota y contestarle, y hallar esa respuesta lo había puesto realmente feliz, debido a que su pretendido estaba siendo “real”, podía leer en aquellas pocas palabras la verdadera forma de ser del pelinegro y no al maldito bastardo que solía ser en el instituto, se sentía bien tener el privilegio de poder “cartearse” con Ulquiorra, el chico que era en su casa y en privado...

También le había dicho qué le gustaba, sus comidas favoritas, así como había hecho sus peticiones sobre lo que quería comer, aunque muy a su “estilo”; por supuesto también le exigió mas información de su persona, lo cual era magnifico, con eso estaba dejando ver su interés por él, y dejaba ver su idiotez por él al contradecirse diciendo que no quería que se conocieran más.

Ulquiorra estaba cayendo a sus pies, al menos eso parecía, justo como él lo había planeado… Y su buena racha de suerte se había alargado hasta llegar a  la duela, en sus prácticas había anotado mas puntos que nadie, por lo que su entrenador lo había felicitado, y sus compañeros envidiado, y le dijo que de seguir así le echaría una mano con sus materias de bajo puntaje, lo que él traducía como “Te mandaré con un buen tutor”, en cualquier otro momento eso sería un tormento, pero si podía escoger a su asesor la elección sería muy obvia…

Ese día se había metido a las duchas después de las prácticas, pero un equipo de otra escuela llegó para retarles a un partido amistoso, y ellos ni tardos ni perezosos salieron de los baños para entrar de nuevo en calor… Como el entrenador dio su consentimiento iba a ser su árbitro.

Justo cuando su equipo salió a la cancha las chicas gritaban eufóricamente, como si fueran grandes estrellas de la NBA… Ellos eran Hirako Shinji, con el número diez, Aizen Sousuke, con el número cinco, Hisagi Shuhei del número sesenta y nueve, Kuchiki Byakuya con el once, y él con el seis: eran un grupo bastante peculiar desde lo lejos indudablemente…  Las chicas se tiraban a sus pasos y desmayaban a sus pies, aunque el único que parecía conforme con ese efecto era Hirako, el capitán.

Cuando él vio a Ulquiorra entre las gradas, como espectador, se puso realmente eufórico, no tenía idea de que diablos haría su pretendido ahí, pero no necesitaba saber razones, ese chico de ojos verdees era un buen pretexto para despedazar a su oponente sin darle respiro. Ganaron, y por mas de treinta puntos de diferencia, aunque él no había sido quien metiera mas puntos, ese fue ese presumido de Aizen con sus tiros de tres puntos, y el segundo fue Kuchiki, con sus maravillosos robos de pases, pero él había quedado en el tercer puesto de canastas, sin embargo fue el que más se había lucido en ese partido…

Después de su aplastante victoria todos celebraron, incluso su equipo rival, ya que muchos de ellos fueron amigos de la secundaria, excepto Nnoitra, con quien mantenía una infantil rivalidad… Hisagi casi moría  entre los enormes pechos de su prima Mashiro, quien corrió para felicitarlo apenas terminó el encuentro; Aizen simplemente sonreía, para las fotos que le tomaban sus “fans”, abrazándolas “inocentemente”; Hirako se la pasó corriendo detrás de sus admiradoras y huyendo de una pequeña pecosa que le aventaba todo cuanto tuviera a su paso;  Kuchiki sólo aceptó que su hermana menor se le acercara a felicitarlo y bajo toda norma política, nada de abrazos fuertes ni besos; y a él su alocada hermana mayor corrió a estrujarlo como si deseara destrozarle los huesos hasta que no fueran mas que polvo…

Ese día hubiese cerrado con broche de oro, de no ser porque cuando quiso acercarse a Ulquiorra, para presentarse con él de nuevo, este ya había desaparecido del gimnasio, pese a todo, aquel sábado había sido uno de sus mejores días y nadie podría cambiarlo…

Su domingo fue de lo más tranquilo, dejó su regalo para el pelinegro desde las cuatro de la mañana, con el ligero frio que hacía estaba seguro de que no se echaría a perder; corrió un rato por la mañana, aprovechando que ya estaba en pie; cerca de las diez se reunió con sus amigos de la secundaria y de otras escuelas para jugar básquet un rato; almorzó bastante tarde y molestó a su hermana un buen rato; en la noche jugó play hasta casi acabar un juego de espionaje y se mantuvo despierto buena parte de la noche por haber dormido una ligera siesta en la tarde…

El lunes llegó siendo muy esperado por él, le preparó justo lo que le había pedido y desde luego que no olvidó poner los chocolates, la emoción era mayor al saber que estaba a un solo día te verlo, otra vez, frente a frente, y estaba al punto de estallar cuando pensaba en que ellos podían llegar a ser “Algo”. Incluso estaba conforme, entre comillas y cruzando los dedos, con que empezaran siendo amigos, con futuro de llegar a ser algo mas serio después…

Todo iba muy bien, hasta que llegó a leer la dichosa nota del día… Esas palabras describían a un Ulquiorra diferente del que había sabido, era cruel, déspota y maldito, justo como en la escuela… ¿A que se debía ese cambio? ¿Qué había conocido a alguien especial? ¿Cuándo? ¿El domingo?  ¿Es que sólo estaba jugando con él? No, para él eso solo era el miedo de Ulquiorra a perder su apuesta, eso era lo que quería creer; no importaba, no iba a detenerse ya que estaba a menos de cuarenta y ocho horas de verlo y declarase. Ese día no vio a Ulquiorra siquiera probar su obsequio, simplemente lo regaló y dolió… Sí, dolió bastante, y creyó que sólo se trataba de una estrategia, un acto sucio y tramposo, por desalentarlo, pero no, eso no se acababa hasta que se acabara…

El martes llegó inevitablemente, era seis de marzo, y la nota que recibió había sido tan… Hiriente…

Ulquiorra era demasiado insensible, que incluso parecía disfrutar el lastimar a otros. Aun así él no se rendiría, ese era el día fijado e iba a asistir al parque, como le había dicho en su nota, corriendo el riesgo de que Ulquiorra no se apareciera. En ese caso lo dejaría en paz, porque así ese pequeño desgraciado demostraría que no era más que un parásito rastrero, cobarde, maldito que dio a entender en sus últimas dos notas. De ser así, no valdría la pena haber perdido su tiempo en buscarlo, ni tratar de enamorarlo…

Contra todo pronostico iba a acudir como si fuera al encuentro de su vida, sea cual fuese el resultado no pensaba ir fachoso a esa cita. Se puso una camisa negra, de botones y manga larga, dejándosela abierta los primero botones para dejar ver sus perfectos pectorales, la combinó con un pantalón de vestir blanco, tanto que cegaba al pasar bajo la luz del mismo color, perfectamente planchado, por su querida hermana, y para combinar, como de pasarela, se puso sus perfectas botas blancas sin adornos, lucía casual, al mismo tiempo que elegante y perfecto; usó su esencia preferida y bajó las escaleras… Nel silbó al verlo, alagándolo, aunque se abstuvo de hacerle cualquier comentario impropio al ver la cara de mala leche que su hermanito se mandaba.

Llegó al lugar fijado cerca de veinte minutos antes de la hora, sólo para poder ver a Ulquiorra llegar, esperaba medio oculto entre los árboles del parque, a varios metros de la banca acordada… Tan puntual como presumía ser, el pelinegro llegó al lugar. Lucía muy bien, esa camisa negra  le asentaba el torso perfectamente, aunque el pantalón gastado lo hacía ver “medio” fachoso, pero en general a ese chico de ojos verdes cualquier ropa lo hacia ver “antojable”.

Su ansiado pretendido tomó asiento en la banca, dándole la espalda, debido a que las banquitas esas tenían forma de ocho, por eso le decían “Sillas para enamorados encontrados” bien sentados podían quedar uno frente a otro, o bien, uno de espaldas al otro, pero justo al lado del mismo…

Era el momento, se fue acercando, tratando de no correr hacia él, estaba haciendo un esfuerzo por calmar a su corazón que latía intensamente en su pecho, más aun para poder mantener su misma cara de siempre. Deseaba que los nervios no lo traicionaran y que ese muchacho no le fuera a devolver su regalo…

-“¿Esperas a alguien, Ulquiorra Schiffer?”-

Notas finales: Nada que decir por ahora creo ^^, salvo que necesito mas fics o no podré seguir con esto, porque mi opsescon por Chika kun esta ganando terreno y puede que deje de hacer GrimmxUlqui [Es en serio] Bay bay

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