"Amenaza"
Aquellos cálidos labios eran justo como los recordaba, tan ávidos y salvajes, justo como su dueño; sus manos seguían siendo calientes y fuertes, y su cuerpo... Por todos los Dioses, Grimmjow ya tenía un cuerpo deseable a sus catorce años, delgado pero con musculatura; y ahora, a sus dieciséis, tenía el cuerpo más desarrollado, músculos más grandes y más fuerza para abrazarlo. Demás de que media una media cabeza mas que él, y era poseedor de una voz tan sexy, que debió haberse suicidado el día que lo rechazó...
Que bueno que las entidades divinas le estaban dando una segunda oportunidad con él, de no ser así, no sabía que clase de locura sería capaz de cometer con tal de tenerlo para él solo.
Para Grimmjow, Ulquiorra, seguía siendo el mismo enclenque paliducho pseudo cadáver que había conocido dos años tras, con la diferencia de que ya no podía ser confundido con una chica, pues su espalda se había abierto un poco, aunque conservaba esa fría mirada vacía, esos apetitosos labios lineales, su sabor apasionadamente exótico, aquel tacto frio, porque Ulquiorra era del tipo de personas que carecía de calor corporal, sus manos ágiles y rápidas, que lo retenían, con su consentimiento, ya que se veía incapaz de negarse a ese "pequeño engendro infernal"...
Se separaron de nuevo, el peliazul a un lo retenía por la barbilla, Ulquiorra seguía esperando una respuesta, sin desviarle la mirada...
-"Ella es mi hermana..."-
-"No llevan los mismos apellidos..."-
-"Somos hijos de la misma madre, pero no del mismo padre..."-
-"En ese caso, decirle a ella no tendría ninguna importancia..."-
Ulquiorra se sentía "algo" estúpido, le había hecho la vida de "cuadritos" a Nel sólo porque creía que era la novia de "su" peliazul... ¿¿¿Qué si estaba celoso??? ¡¡Si su miraba pudiese matar Neliel estaría cien veces muerta!! Pero no iba a dejárselo saber, cierto que se sentía muy mal por haberle hecho lo que le hizo, maldito destino, pero no iba a permitir que por ello pisoteara su orgullo y dignidad.
-"Estas celoso... Y no tienes manera de obligarme a salir contigo, enano..."-
Mantuvo su postura de enfado y su ceño fruncido, pero sin quitar esa sonrisa de burla que ya adornaba su cara, resistiendo la tentación de volver a caer en las garras de ese "Pequeño bastardo maligno", como Nel lo llamaba. El sabía, por comentarios de otros, que su hermana y ese "pequeñajo" mantenían cierta "rivalidad", y si aun no le había partido toda su estampa, por meterse con su adorada hermana, era porque no había querido verlo de frente desde el "día negro"
-"Eso está por verse..."-
-"¿Crees que tú, enclenque fideo, puedes obligarme? ¡¡Inténtalo y verás, pitufo!!!-
-"¿En enclenque fideo?... No sabes a quien estas retando... Aceptarás mi propuesta de salir conmigo, al final del día. Tenlo por seguro..."-
-"Yo que tú, no estaría tan seguro, paliducho..."-
Se adelantó a cualquier movimiento del pelinegro, sujetándole de inmediato, con su mano derecha, por el cuello, apretándoselo; ese "chiquillo" de Ulquiorra era un prepotente y osado pedante, algo que el peliazul adoraba de él a más no poder, pero si había algo que JAMÁS se debía de hacer era retar a Grimmjow Jeagerjaquez. Aquella sonrisa que Ulquiorra esbozó era presuntuosa y altiva, una verdadera delicia para mirar, ya que nunca sonreía frente a nadie, por eso mismo Grimmjow la adoró, y la odió al mismo tiempo, si seguían así nada bueno saldría entre ellos dos.
-"Nos veremos en el festival, Grimmjow"-
-"¿Qué te hace pensar que vas a asistir a el?"-
Amenazó con un ligero gruñido, dejando claro que no pensaba dejarlo escapar, no antes de medio matarlo al menos; le propinaría la paliza de su vida a ese maldito muchacho de ojos verdes.
-"Sé que fuiste cinta negra de karate, pero por jugar básquet lo dejaste... Además de que practicaste kendo en escuela particular, durante el periodo de secundaria..."-
En ese momento sujetó el brazo de Grimmjow con sus dos manos, propinándole una patada justo en la boca del estómago, con la punta de su pie, logrando que lo soltara, "gracias" a que le había sacado el aire... Debía de agradecerle al cielo, y a todo lo existente, que Grimmjow había bajado la guardia...
-"Pero, por otro lado, yo me se defender... No soy ningún enclenque fideo... Nos vemos en la cita, Grimmjow..."-
Lo vio a los ojos una última vez, sabiendo que si no se daba prisa sería su fin. Sin perder el tiempo lo saltó, corriendo hacia la entrada del edificio, apenas y tenía un par de minutos, a lo mucho, para escaparse de esa fiera. Bajó las escaleras como un relámpago, su corazón casi se salía de su pecho, pero solo a él se le podía ocurrir retar, a muerte, a alguien tan salvaje como Grimmjow... Pero que carajos, por eso mismo era que le gustaba tanto...
Grimmjow se quedó en la azotea, tratando de respirar, muy enfadado, pero no con Ulquiorra, hasta daba gracias de que el enano se le hubiera escapado, porque de haberlo matado tendría un buen lio con su padre y la policía... No quería acabar en la correccional... Estaba enfadado consigo mismo, porque estuvo a punto de decirle que sí, que saldría con él y harían todo lo que él quisiera, pero, su orgullo herido, mas esa altanera manera de retarlo, lo hicieron declinar...
¿Quien se creía "ese"? ¿El tío más bueno del plantel? Bueno a admitir que, para él, Ulquiorra era el tío más bueno de toda la ciudad. O se dedicaba a conocer más gente o de plano a olvidarlo, porque eso no podía continuar así.
Desconocía los métodos que usaría "ese", para tratar de persuadirlo. Quizás usaría las notas, "medio" empalagosas, que le había mandado en los regalos, pero pocos conocían su letra y jamás firmó con su nombre, asique por ese lado no importaba... Tal vez ese demonio desgraciado trataría de molestar a su hermana, aun mas, y entonces si que iba a romperle toda la madre, NADIE se metía con su hermana y la libraba... Hablando de Nel, lo mejor era estar cerca, para evitar futuros "incidentes"...
Se encaminó al salón tres, de terceros, sin poder dejar de pensar en el dueño de esos ojos verdes... ¿Y qué tal si Ulquiorra se atrevía a...? No... No, no, no, debía de alejar todos esos pensamientos negativos de su mente. Aunque deseaba poder aceptar esa cita, no había forma en que dijera que sí, sin que sintiera su orgullo pisoteado.
Ulquiorra había seguido su carrera, sin detenerse, atravesando casi todo el plantel, en busca de un lugar al que necesitaba llegar, con mucha urgencia. No podía obligar a Grimmjow, a salir con él, con una idea tan estúpida como usar las notas que le había mandado... Primero, porque era absolutamente infantil y sólo lo humillaría mas; segundo, porque aun si lo intentaba no estaba seguro, al cien por cierto, de que fuera a funcionar, lo que si podía asegurar es que, de hacerlo, en verdad acabaría diez metros bajo tierra...
Sin embargo, eso no quería decir que no pudiera lograrlo. Tenía que obligarlo con un "alago", debía de ponerlo contra la pared para que aceptara... Y si había una cosa que sabía hacer perfectamente era esa, su especialidad era cercar a las personas a hacer lo que deseaba. Por supuesto que para eso, él, tenía unas muy convenientes amistades, cierto que no se llevaban de años, ni tampoco tenían una relación de camaradería, pero se toleraban bastante bien, y su trabajo en "Equipo", durante la secundaria, había sido de lo mejor... Se complementaron de tal forma que eran temidos por sus capacidades para hundir, o hacer popular, a cualquiera. Oh si, Grimmjow iba a saber de lo que era capaz Ulquiorra Schiffer para lograr tener lo que quería...
Llegó al salón del periódico escolar, en donde estaba casi seguro que estarían sus "cómplices", ellos eran: La jefa del club de ajedrez, de segundo año; un senpai de la secundaria que fungía actualmente como presidente del periódico escolar, igual de segundo, y un par de personitas más, que no esperaba, pero que igual podían ser de mucha ayuda... Cuando querían...
Entró en silencio, mirando a los cuatro con calma, ya había regularizado su respiración, y los demás ignoraron, apropósito, el hecho del desastroso estado de su traje, y lo recibieron con una tenue sonrisa...
-"Buenos días... Hay un favor que me gustaría pedirles..."-
-"Ohh ¿Ulquiorra Sciffer solicitando un favor...? Vaya, vaya, es cierto que las personas cambian... ¿Y qué pasó con el chico que decía que NO necesitaba de la ayuda de nadie?"-
"Déjalo hablar, Gin, después de todo, siempre trabajamos juntos, y jamás nos delató cuando lo presionaron... ¿Qué se te ofrece, Ulquiorra kun?"-
-"Nee Sousuke, eres un aguafiestas..."-
Ellos eran: del salón tres de segundos, Ichimaru Gin, jefe del periódico escolar, desde la secundaria; del salón seis de segundos, Aizen Sousuke, actual sub capitán del equipo de básquet, y reportero estelar en la secundaria; del salón tres de segundos, Tía Hallibel, presidenta del club de ajedrez y parte del club de natación, jefa del club de natación de la secundaria; del salón nueve de primeros, Arroniero Arleri, fotógrafo y reportero estelar del periódico escolar, la mano derecha de Ichimaru, en la secundaria fue parte del club de cocina. Los últimos dos aun no decían nada, pero se mantenían atentos a la plática.
-"Quiero salir con alguien, pero se esta negando. Asique le haré aceptar a la fuerza..."-
-"Uyyy Eso se oye mas a lo que haría Sousuke... ¿Ya se te están pegando sus mañas?"-
-"Vas a hacerme enojar, Gin..."-
-"¿Qué es lo que tienes en mente, Shiffer?"-
Habló la rubia, demostrando su absoluto interés; detrás de aquella fachada de calma, cada uno de ellos, era un verdadero demonio, pero nadie lo creería si no lo veía con sus propios ojos...
Pasó cerca de media hora, y por toda la escuela caían volantes del "cielo", eran poco mas grandes que media hoja carta. Muchas chicas se pusieron celosas, y muchos chicos estaban deseando tener una novia así, aunque no faltó quien pensara que esa chica estaba medio "zafada" para hacer eso el día de Blanco y no en San Valentín... Pero en fin... Todo en la escuela parecía cosa de locos ese día.
Grimmjow se quedó estático, iba haciendo una última manda, sin haberle dicho nada a su hermana del encuentro con el "engendro", sin saber que hacer... ¿Debía de reírse o lamentarse? Aquella no era la letra de Ulquiorra, porque era impresa, pero estaba absolutamente seguro de que se trataba de él...
Ahora... ¿Lo qué decía en esa "carta" sería cierto? ¿En verdad se atrevería a hacerlo? Ese dolor de cabeza, producido por la tención, lo estaba torturando... Mas aun al pensar que cuando su hermana lo leyera... Ese día más de uno iba a morir, lo podía jurar...