Fuji estaba almorzando con el gato del Seigaku, quien lo miraba con los ojos bien abiertos y al parecer a punto de reírse por lo que le estaba contando el castaño, que se veía algo nervioso cuando llego a la parte de que tenía que decirle a sus padres.
-¿La policía los descubrió haciéndolo? –pregunto atónito Eiji.
-Si, Tezuka estaba muerto de vergüenza y no es para menos digo… no es que no haya sido excitante.
-¿Te parece excitante que te cachen en la movida?
-Un poco… pero ese no es el punto… el problema es que Yumiko nos obligue a decirle a nuestros padres.
-Bueno es que compréndela, fue en su auto –dijo Eiji tratando de no sonrojarse.
-Y mis padres regresan esta tarde y estoy seguro que Yumiko me obligara a decirles, lo único bueno es que Yuuta está en St. Rudolph, pero es capaz de ir a casa solo para verlo.
Eiji le dio unas palmaditas en la espalda tratando de reconfortar al tensai; en las practicas ambos estaban como idos en especial Tezuka, que apenas si prestaba atención a las indicaciones de la entrenadora, solo asentía de vez en cuando sin saber qué rayos decía la mujer; después de las practicas se fueron como siempre juntos a sus casas, ninguno de los dos había mencionado el tema y la verdad era que no querían hacerlo; una cosa era que Fuji fuera un cínico y no tuviera pudor para algunas cosas pero esto era diferente, estamos hablando de decirle a tus padres que ya lo hacías, era una conversación que ni él se había imaginado.
-¿Y si lo hacemos y mis padres nos descubren? –dijo Fuji pensativo.
-¿Qué? –exclamo Tezuka exaltado.
-¿Lo dije en voz alta?
-Si, por favor dime que no hablas en serio.
-Una imagen vale más que mil palabras, no habría que decir nada –dijo Fuji explicando su razonamiento.
-De ninguna manera –dijo con firmeza Tezuka.
-¿Quieren que los lleve? –pregunto alguien.
Los chicos voltearon a ver quien les había hablado, vieron a Yumiko en su auto que les sonreía, una sonrisa sádica al parecer de Tezuka, ¿es que los Fuji no podían ser normales?, la mayor de los Fuji abrió la puerta del copiloto esperando que entraran.
-Nuestros padres ya llegaron, ¿por qué no vienes a comer Tezuka-kun?
-No gracias, no quiero molestar –dijo Tezuka con rapidez.
-No me dejaras solo en esto –dijo Fuji entre dientes haciendo que Tezuka entrara al auto.
La hermana de Fuji sonreía complacida de que Tezuka fuera a comer con su familia, tanto como el chico de lentes como el tensai respiraban nerviosos, Fuji estaba experimentando en carne propia una cucharada de su propia medicina, no estaba habituado a ser la victima de las torturas, normalmente era el verdugo; mientras que Tezuka se estaba encomendando a todos los dioses habidos y por haber para salir vivo de esa situación, ya que si los hermanos Fuji eran de temer no quería descubrir de quien lo habían heredado.
Llegaron a la casa de los Fuji, los padres del tensai recibieron de buena manera a Tezuka, ya sabían que era la pareja de su hijo y lo aceptaban, pero decirles que tenía relaciones con su hijo era algo que no deseaba hacer; para alivio de los dos Yuuta estaba ausente así que no estarían soportando sus burlas. Durante la comida Yumiko los miraba de reojo, esperando que alguno de los dos digiera algo, pero eso era algo que ninguno pensaba hacer y la conversación se centro en las actividades de los chicos en la escuela, Fuji ensalzaba a Tezuka, diciendo que era un alumno modelo y nadie tenía queja alguna de él (era mejor hacerlo quedar bien antes de soltarles la bomba a sus padres), su hermana los veía con algo de suficiencia a la espera de que diera comienzo el espectáculo.
-¿No tienen que decirnos algo? –dijo Yumiko sonriente.
-No que recuerde –contesto Syusuke sonriente también, con deseos de asesinar a su hermana.
-¿Seguro?, ¿no tiene que ver con mi auto y la multa que le dieron?
-¿Qué multa? –pregunto la madre de Fuji.
-Yumiko me prestó su auto y nos pusieron una multa –dijo Fuji jugando con su comida.
-¿Y por que fue la multa? –dijo Yumiko dispuesta a seguir torturando a su hermano.
Ya no había marcha atrás, había llegado el momento, les diría a sus padres que lo multaron porque lo descubrieron teniendo relaciones con Tezuka en el auto de su hermana, pero cuando abría la boca dispuesto a hablar, la puerta se abrió de golpe entrando por esta Yuuta.
-¿Qué me perdí? –pregunto algo agitado Yuuta.
-Hijo, ¿qué haces aquí?, ¿no tendrías que estar en tu escuela? –pregunto su madre.
-Solo quería pasar a saludarlos –dijo Yuuta tratando de normalizar su respiración.
-¿No tenias practica con tu club y la cosa esa de tu escuela? –dijo Fuji.
-Me lo salte –dijo Yuuta sin pensar –estar aquí es más importante.
-¿Cómo que te saltaste la practica? –dijo su padre sorprendido –debes ser más responsable.
-Pero yo…
-No puedes tomar las cosas tan a la ligera –dijo su madre regañándolo.
-Pero es que…
-Mira nos da gusto que quisieras vernos –siguió con el regaño Yuan –pero eso no es excusa para hacer a un lado tus responsabilidades, deberías aprender de tu hermano.
-¿Qué? –dijo Yuuta molesto.
-El es responsable y no haría…
-Syusuke y Tezuka lo hicieron en el auto de Yumiko –soltó Yuuta.
No iba a dejar que lo regañaran a él cuando había ido a su casa para ver justamente lo contrario, esperaba ver a su hermano recibir el sermón de su vida. Sus padres parpadearon un par de veces para procesar lo que su hijo menor les acababa de decir y voltearon a ver a los mencionados chicos, los cuales se habían quedado pálidos al escuchar a Yuuta, su hermano se los había soltado de golpe, sin previa preparación.
-¿Hicieron qué? –pregunto su madre con voz queda.
-Mamá, papá hay algo que deben saber –dijo Fuji con una vacilante sonrisa.
-Syusuke, que no sea lo que estoy pensando –dijo Yuan tratando de controlarse.
-Señor Fuji, señora Fuji, ustedes saben que cuido y quiero a su hijo –dijo Tezuka levantándose listo para confesar –y bueno, ¿cómo decirlo?, a veces expresamos lo que sentimos físicamente.
-Sera mejor que no digas lo que creo que vas a decir, porque me enfadare –dijo Yuan con seriedad –y bueno, ¿cómo decirlo?, a veces expreso el enfado que siento físicamente.
-Quiero a su hijo, siempre procurare su bienestar y bueno… nosotros ya hemos estado juntos.
Pareció que Yuan meditaba las palabras que iba a pronunciar, se acerco lenta y con aparente tranquilidad a Tezuka.
-Bueno, lo siento Tezuka-kun, pero voy a tener que romperte el cuello –dijo Yuan con una sonrisa, tomando al chico de lentes por el cuello de su camisa.
-¡Papá!, no deberías amenazar a Tezuka –dijo Fuji interviniendo –deberías… este… agradecerle.
-¿Qué? –dijeron al mismo tiempo Tezuka, sus padres y Yuuta.
-¡Wow! –exclamo Yumiko muy entretenida.
-El me ha tratado como nadie desde que salimos, es lindo y gentil conmigo –dijo Fuji poniéndose entre su padre y Tezuka –Kunimitsu y yo tuvimos sexo, ya lo saben, lo conocen es un buen chico y no un delincuente juvenil.
-Tuvo el valor de venir y decírnoslos de frente –dijo su madre al lado de su hijo.
Yuan soltó la camisa de Tezuka, respiro profundamente en varias ocasiones tratando de tranquilizarse, luego adopto una expresión afligida.
-Me voy a la cama.
El padre de Fuji salió sin decir una palabra más, con la cabeza gacha, paso al lado de su hija y su hijo menor, la primera estaba recargada en la mesa con una sonrisa en su rostro, mientras que Yuuta miraba incrédulo a su padre y a su hermano mayor.
-¿Qué?, ¿es todo? –dijo Yuuta un tanto decepcionado -¿no le van a gritar, regañar, dar un sermón sobre la decencia?, algo por favor.
-Yuuta, no le eches más leña al fuego, tu padre está deprimido voy a ver como esta –dijo su madre dejando solos a sus hijos y a Tezuka.
Yumiko estaba complacida mientras que Yuuta no lo podía creer, aquello se le hacía muy injusto, Tezuka se sentó por que sus piernas ya no podían mantenerlo en pie, Fuji lo abrazo y lo beso con ternura.
-Fuiste muy valiente Mitsu –dijo Fuji acariciando el rostro de Kunimitsu.
-Suke…
Tezuka abrazo también al tensai, en busca de que lo confortara Syusuke, había pasado un prueba difícil y había salido vivo, en verdad pensó que el patriarca de los Fuji lo golpearía pero Tezuka había logrado mantenerse firme, haría cualquier cosa por estar al lado de Syusuke, así tuviera que recibir una golpiza; miro los azules ojos del chico al que amaba que lo hacían sentir reconfortado, acaricio su mejilla y lo beso con la misma ternura con que había recibido el beso del tensai.
-No están solos –dijo Yuuta algo incomodo por la escena que presenciaba.