Lo que Gaa no entiende
|| Por: Gaa || OdiumAmoris ||
De lectores
Una cualidad que Gaa le diría a su día de hoy sería "insoportablemente asqueroso", no sólo no había ido a sus clases de la tarde en la cual le darían la guía de Geometría avanzada, sino que al irse el profesor muy amablemente lo echó de clases y con más de una maldición se largó a su casa frustrado.
El día lo había acompañado con una suave lluvia que enfriaba su cabeza y —con solo una polera de su personaje favorito— caminó hasta su casa entre grandes condominios y cansadores verdes artificiales.
Él no podía odiar a su profesor, porque había sido su irresponsabilidad marcharse tarde de casa, pero sí podía quejarse con su computadora y la maldita hora en la cual se le ocurrió mandar a la papelera de reciclaje todo el capítulo avanzado de su nueva novela, fue por eso que terminó cediendo ante el cansancio emocional y comenzó a hacer su Fiction con mucha, mucha calma y paciencia.
Cuando hubo terminado el capítulo de ocho páginas decidió por fin leer aquellos comentarios que nunca venían demás y que le subían el ánimo cuando el fantasma de "no ir a sus clases" le llegaba. Si había algo que Gaa ansiaba todos los días era ir a aprender cosas y trabajar sus neuronas hasta quedar en un duermevela que se quitaba escuchando música o escribiendo algo.
Abrió su correo dejándose sucumbir ante la alerta de su bandeja de entrada y entre negras letras que contrarrestaban con el blanco fondo leyó con mucha alegría que había dieciséis comentarios in leer en un "review Alert to story..." , cliqueó con ganas y el primer comentario de un lector afanado lo dejó volando bajo.
"No comprendí el final, ¿me lo puedes explicar por favor?"
Pensando que era una mala obra del destino —o de que ya NO sabía leer— bajó un poco más para leer el segundo comentario del día.
"O sea... ¿Sasuke murió?, ¿Por qué murió? Digo, estaba vivo".
Quizás reír como esquizofrénico no ayudaría mucho en aquella condición, pero sin duda un pesó que argumentaba era entre risa y ganas de patear al personaje le sobrevino como un aluvión.
"¡Nooo!, mataste a Sasuke... ¡revívelo, revívelo! No leeré más hasta que no viva".
"Woo no manches, no entendí nada".
Una seguidilla de para nada agradables —o quizás algunos sí— comentarios llegaron a su sobreexplotada minerva. Pensó por escasos segundos que estarían jugándole una broma pero después se dijo a sí mismo ‘no serían mentes tan enfermas'. Releyó el capítulo con vehemencia tratando de buscar la dichosa parte que trece de dieciséis personas no comprendían dándose cuenta de que lo único que allí hacía falta era que sus amados lectores se hicieran a la idea de dos cosas:
(1) Sasuke estaba muerto.
(2) No habría más capítulos.
Un final conllevaba a que no habrían más capítulos ¿no?, era lo más estúpido recalcar que luego de un final no hay más capítulos, y si se muere un personaje pues se joden, el personaje se murió.
Y entonces, entre susurros asesina lectores sacó su cuaderno en donde plasmaba sus ideas más específicas y ácidas y comenzó a narrar.
«Lunes 01 de Junio del 2009; 16:19 hrs.
A veces pienso que a las personas les gusta ser llamadas idiotas o que las regañen, incluso he llegado a pensar que entre darme golpes con el teclado he quedado algo idiota y que por eso mucha gente no comprende lo que lee... o quizás y hasta escribo en otro idioma, sí, creó que debe ser eso.
La cúspide de mi desesperación y estado de catatonía ocurrió hoy hace poco, quizás deba realmente comenzar a pensar que debería cerrar mi capítulo de Fanfickero y alejarme de este mundo, después de todo las puertas de la escritura Original aún me espera.
Hoy no sólo me llegué a sacar la madre por no ir a estudiar, sino que entre lluvias, café caliente y una sarta de comentarios salidos he pensado que los lectores no leen a conciencia, no saben que para leer tienen que tener una idea fresca coherente y cohesionada. He pensado que debería de existir un manual para el lector, un manual que le enseñe a leer bien y que no salgan con sus disparates entonces esta es mi introducción para el Manual del Lector.
Querido Lector:
Hola, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que les dije que nos leíamos en la próxima lectura, que esperaba con ansias que le dieran "Go" o "enviar" con tantas ganas como yo narró mis historias y es por eso que les dedico a ustedes esta narración.
Muchas veces he pensado —porque Gaa a veces piensa— que a ustedes les gusta hacerme rabiar, o hacerme escribir capítulos demás, les agrada el hecho de tenerme bajo su control y sobre todo poder creer que mi historia es predecible cuando me empeño en hacer todo lo contrario y yo les quiero decir una sola cosa: aquí el que manda soy yo.
¿No se han dado cuenta de que es mí idea?, quizás deba ser más específico en algunas ocasiones.
A ustedes les gustan las novelas rosa, finales felices y personas con sus sueños realizados... lamentablemente a Gaa le gusta finales trágicos, muerte de personajes, sufrimiento y agonía y mi justificación perfecta es el amor entre ellos; es por eso que los invito a leer con paciencia y disfrutando cada palabra y párrafo hasta que les quede grabado en su cabeza —que a veces dudo que tengan— que mi historia termina cuando yo diga y no cuando ustedes quieran, que si quiero mato a todos y dejo viva a una planta como también puedo matar la planta y dejarlos vivos a todos.
Es por eso queridos lectores que tienen que comprender que cada autor tiene su sitio, no pueden pedirle que un autor les dé comedia rosa cuando lo que escribe es tragedia y distorsión.
Hoy, lectores y lectoras de todo el mundo, comprendan dos cosas:
(1) Un comentario puede expresar el profundo sentimiento que ustedes profesan por el escrito o si gran estupidez cerebral.
(2) El cliché es lo peor que le pueden pedir a cualquier persona, incluso entre ustedes mismos ».
Gaa miró con resentimiento lo escrito y pensó por segundos en lo borde que sonaba. Arrugó la plana y la tiró al tacho de basura y se fue a preparar su café y contestaba el teléfono, quizás hoy —para variar de táctica— en vez de botar tensiones escribiendo se saldría al café con sus amigos y charlaría de la vida y de la no tanta, o haría una junta en su casa...
Lo que viniera primero.
Escuchó sonar el timbre y razonó que probablemente se quedarían en su casa bebiendo Brandy y recordando viejos tiempos. Miró su computadora con desdén y salió de su cuarto cerrando armoniosamente la puerta.
Ya mañana sería otro día.