Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cumbres Borrascosas por Celen Marinaiden

[Reviews - 43]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸, CuMbReS BoRrAsCoSaS ¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸,

Capítulo II

La historia familiar de Sasuke era peculiar. Muy peculiar.

Su abuelo, Madara Uchiha, había sido un hombre implacable, adusto, cruel y demasiado preocupado acerca del prestigioso apellido de la familia... hasta que nació Itachi. Itachi Uchiha era el hermano mayor de Sasuke y era todo un bastardo... en el sentido literal de la palabra. La versión oficial de la historia era que Mikoto -su madre- se había enamorado del hombre erróneo, que creyendo que obtendría algo de su fortuna, la engatuso. Madara entonces la desheredó, le dio la espalda de la familia entera y la mandó lejos a vivir el infortunio; no pasó entonces mucho tiempo antes de que Mikoto fuese abandonada por el hombre que dijo amarla, y además de eso, la dejó estando embarazada. Contra todo pronostico, Madara al saberlo volvió a acogerla y para cuando Itachi nació, lo hizo teniendo a una madre sumamente arrepentida, pero al contrario, a un abuelo que parecía completamente embelesado por el hecho. Como con el borrón de una pluma, Madara cambió de comportamiento de forma tan increíble que cualquiera pensaría que un impostor se paseaba bajo su apariencia.

Algo bueno salió de todo eso, al menos.

Oh, pero la verdad es que Sasuke no era “mejor” que su hermano, porque Sasuke sabía que su madre -aparentemente desilusionada de los hombres por la eternidad-, no deseaba quedarse con las ganas de tener otro hijo, y de hecho, no lo hizo. Aunque en esa ocasión no existía ningún padre fugitivo, ni procedencia más escandalosa que la de provenir de un banco de esperma. Pero Sasuke estaba conforme con eso, no le interesaba tener un padre o que su concepción fuese tan artificial, a final de cuentas, tenía una vida buena.

Y todavía estaba Sai.

Sai era un primo lejano... de esos tan lejanos que no te enteras de que tienes, hasta que se casan y te invitan a la boda, o que por azares del destino, alguna ancianita se conoce tu árbol genealógico al completo y te revela la existencia de montones y montones de parientes. En la situación de Sai, sus padres habían muerto por asfixia en un terrible incendio, lo que dejó a Sai huérfano y sin casa. Entonces tal vez alguna ancianita pudo haber venido con la noticia, y cuando se comprobó que Sai realmente era un Uchiha desamparado, Madara lo adoptó.

Probablemente al abuelo le había llegado atrozmente tarde la etapa de querer adoptar cachorritos abandonados.

Sea como fuese, Sasuke y Sai habían crecido juntos al tener la misma edad. De no ser por eso, porque crecieron juntos, probablemente Sasuke odiaría a Sai hasta los limites del más allá, porque Sai podía llegar a ser tan desesperante, que más de uno tendría ganas de cortarle la respiración, solamente por no soportar su “encantadora” personalidad.

Sí, una familia muy peculiar, pero lo que contaba era tenerla. Sasuke amaba a cada miembro de su familia, aunque quisiera arrancarles la cabeza de vez en cuando.

Como por ejemplo en aquel momento quería hacer con Sai, pues acababa de entrar a su perfectísimo Estudio, rondando de un lado para otro, mirando las columnas de libros que se extendían en una la de las paredes, echándole un vistazo a las pinturas que había dispersadas o a las figuras de ornamento.

- ¿Se te perdió algo? -dijo finalmente Sasuke desde el sillón victoriano en el cual se encontraba sentado-.

- Sí -respondió Sai- La inspiración... ¿Crees que la encuentre por aquí?

Oh, era comprensible hasta cierto punto, porque Sai era un artista. Bueno, al menos pretendía serlo, aunque había que reconocer que era condenadamente bueno con el dibujo y la pintura.

- No, pero puede que encuentres una contusión craneana.

Sai sonrió ante la respuesta de su casi-hermano. En realidad él y Sasuke realmente podían pasar por hermanos, ojos ónice, cabellos negros y piel blanca -aunque la de Sai terminaba siendo más blanca-.

- Deberías apoyarme -respondió, suspirando de forma muy dramática- El profesor Danzou quiere que entremos al concurso de pintura superior de la Rue Rouge*, si alguno de nosotros gana, su pintura será exhibida en la sala de nuevo arte.

- Ese museo es muy quisquilloso con las pinturas que acepta -dijo con un tono aburrido- Ignora a ése demente conspirador, ustedes deberían preocuparse por ganar su concursito al final del año contra los otros colegios.

- Pero Sasuke-bastardo -replicó lastimeramente- ¡Es la Rue Rouge!

Sasuke suspiró sin siquiera una pizca de paciencia. Cuando tenían nueve años su madre los había llevado a un museo prestigioso de pintura: La Rue Rouge, y había sido allí donde rodeado de imágenes, colores y pinceladas sobre tela, Sai terminó decidiendo que iba a ser un gran pintor.

- Dos cosas... primero, vuélveme a llamar bastardo y te vas despidiendo de tener descendencia. Segundo, ya te puedes ir yendo que aquí no vas a encontrar inspiración. ¿Cuál es el problema? Simplemente dibuja una de las tantas tonterías que se pasean en tu cabeza.

- Ojalá fuera así de fácil -se cruzó de brazos- El concurso no es de arte tradicional, ellos quieren algo surrealista ¿De donde voy a sacar yo eso?

- Ve a mirar televisión, seguro que te encuentras con algo.

Sasuke era muy paciente, de eso no existía duda, además, alguien debería de darle un premio porque se lo merecía ¿Qué no?

- Tal vez... -dejó al aire la frase, mientras su semblante se volvía pensativo durante algunos segundos- ¡Ya sé! Podrías ponerte un vestido de novia... y la mitad de una mascara de lobo... y sostener en manos una oz, entonces creo que podría pintarte con un fondo de pétalos color azul cayendo de abajo hacia arriba, con una luna negra y rota en lo alto... ¡Eso sería tan surrealista!

Sasuke abrió la boca pretendiendo decir algo, pero sencillamente no salió nada de ella.

- ¡Sí! ¡Esa idea me gusta! Creo que podría trabajar en base a eso ¡Gracias Sasuke!

Y de la misma forma en la cual había entrado, Sai se fue. Durante unos momentos reinó la paz hasta que finalmente Sasuke estampó su mano contra su frente de forma sonora.

En ocasiones, la mente de Sai trabajaba de formas tan extrañas que realmente daba miedo.

Nuevamente solo en su precioso Despacho, el moreno se hundió en el sillón color verde, sosteniendo en manos el libro cuya lectura había sido interrumpida. De verdad que amaba a su familia ¡Allí estaba la prueba clara y patente! Porque Sai seguía vivo.

Sasuke suspiró deseando que no volviese a tener alguna interrupción, y así, abrió el libro justo en donde se encontraba el separador de cuero. Pronto sus ojos negros buscaron las líneas en las que iba y una vez que dio con ellas, continuó leyendo tratando de retomar la concentración que antes tenía, mostrándose como si nada hubiese pasado.

En la tapa frontal del libro se podían leer claramente las palabras: “Cumbres Borrascosas, por Emily Brontë”.

ŞaşΰŊąŞaşΰŊą ŞaşΰŊą ŞaşΰŊą ŞaşΰŊą ŞaşΰŊą ŞaşΰŊą

El día anterior no se apareció en el ensayo. Naturalmente, no era porque Naruto por primera vez se hubiese dado cuenta de su existencia, pues como buen actor siempre tenía su atención a lo que sucedía en el escenario. No era ni por la mirada directa que le dio, ni por la sonrisa ni ninguna de esas tonterías, sencillamente no le apeteció ir. Nada más.

Y de hecho, tampoco había tenido demasiadas ganas de asistir ése día, pero al final -quizás porque no existían muchas cosas que hacer en casa-, terminó decidiéndose por ir pese a que era ya tarde, pues el ensayo debería de ir al menos hasta la mitad.

Apenas llegó a la entrada con la intención de abrir la puerta cuando ésta se abrió como por arte de magia, mas medio segundo después Sasuke comprobó que no existía magia ni nada semejante, solamente un Naruto Uzumaki con mochila sobre el hombro frente a él.

- Ah, disculpa -habló despreocupadamente el rubio- ¿Ibas por el ensayo? Hoy cancelamos.

Con esas simples palabras Uchiha comprobó que efectivamente el intérprete de Heathcliff había caído en cuenta de su existencia, y le reconocía sin ningún problema.

- Soy Naruto Uzumaki -dijo después, con una sonrisa de blancos dientes- Tú eres Sasuke Uchiha ¿Verdad?

¡Encima hasta su nombre conocía!

- Todos hablan de ti -prosiguió el ojiazul, ignorando completamente su mutismo- Dicen que si regresas al Club seguramente tú y yo vamos a ser rivales.

Para salir de su mudez, Sasuke necesitó darse una buena patada mental y así recuperar su capacidad de comunicarse.

- No voy a regresar, despreocúpate y quédate con tus papeles -y su tono sonó tan frio que pareció grosero-.

Naruto arqueó una ceja y después colocó una sonrisa de circunstancias.

- Por mí no existe problema -se encogió de hombros- A mí me gusta actuar, no importa el papel.

Sasuke dudaba eso seriamente; todos los actores eran unas bestias ambiciosas que siempre buscaban ir más y más alto, gustosos de tener el protagonismo y la atención centrada sobre ellos.

- El profesor Iruka dice que eras estupendo ¿Por qué lo dejaste?

- Asuntos personales -se limitó a decir, porque suficiente tenía ya con esa cantaleta y a nadie le debía explicaciones-.

- Ya -dijo apenas con cierto tono bajo- ¿Tienes otra cosa que hacer ahora?

Probablemente el pelinegro comenzaba a escuchar mal, pero aquello había sonado claramente con la iniciación de una propuesta.

- No -respondió reticentemente-.

- ¿Te importaría perder el tiempo conmigo, neh? -sonrió a medias, llevándose una mano tras la nuca- Bueno, solamente sí no te molesta el hecho de hablar del teatro... tú sabes, por algo dramático e innombrable que te haya pasado y que por eso lo hayas dejado.

- No, no me pasó nada dramático, así que podría agradecerte que dejaras de pensar cosas ridículas y extremistas.

- Bien, bien, calma -levantó ambas manos, en un gesto de paz- Solamente quiero pedirte consejo, sabes que normalmente no dejamos que nadie se quede a ver el ensayo, por eso de las distracciones, así que yo no tengo a muchas personas para preguntarles sobre mi actuación. Pero tú vienes casi siempre a ver, y... como eres tan genial actuando y ya fuiste parte del Club... no sé, pensé que podría pedir tu punto de vista.

Eso definitivamente era inesperado, en realidad, toda la situación en general lo era. Jamás había sido su intención la de siquiera intercambiar palabras con aquel rubio; pudiera ser que de alguna forma, encontrara algo de entretención en mirarlo actuar, pero únicamente hasta allí llegaba su interés. ¡No quería ni siquiera conocerlo de frente! Nada de eso, y sin embargo ahora lo tenía pidiéndole opiniones.

- Todos ya deben de haberte dicho que lo haces bien -respondió entonces Sasuke sin aparente ánimo-.

- Bueno, sí, pero si lo hiciera tan bien, el bastardo de Neji no me estaría molestando -levantó un puño al aire- No deja de decirme que tengo errores por aquí y por allá ¡Pero no me dice cuáles, el muy desgraciado!

Sí, esa era la parte escandalosa que él ya le conocía, pero por otro lado le sorprendía un tanto que aunque acabasen de conocerse -oficialmente- hacía apenas unos segundos, Naruto ya se mostraba ante él con mucha confianza, como si fuesen dos viejos amigos.

¿Qué se supone que debiera de hacer en tal situación?

- Tienes... -masculló- Tienes algunos errores, pero son a mi forma de ver, tal vez desde el punto de vista de otra persona no sean errores.

- ¡No importa! -Naruto pareció jubiloso- Estoy seguro de que no te equivocas.

Sasuke no deseaba un nuevo conocido, no deseaba un intercambio de palabras ni mucho menos caminar acompañado por el campus o terminar en un café tomándose un expresso americano, pero así había sido.

De alguna forma, el rubio había extendido la plática más allá de sus cualidades de actuación y sus fallos, y terminó por invitarlo al café-biblioteca Oblivion*, que quedaba casi frente a su escuela. Pese a todo, Uchiha mantuvo toda la conversación dentro del ámbito del teatro y a las obras literarias que forzosamente se conocían gracias al primero. El moreno estaba seguro que más allá de eso, no existiría ningún tema que el ojiazul y él pudiesen compartir, por eso era mejor dejar las cosas dentro de un terreno neutral para los dos.

- ... y por eso no me resistí cuando el profesor Iruka me pidió que comenzara a ensayar un poco de Montecristo como prueba... aunque no he leído el libro -torció ligeramente la boca- Pero he investigado mucho y sé de qué trata todo, incluso hasta vi las películas que han adaptado, aunque tengan algunos detalles o circunstancias cambiadas.

El pelinegro asió su taza y tomó un sorbo, saboreando el cargado sabor del café.

- Tu interpretación es muy buena como para no tener un guion real o haber leído el libro -musitó él-.

- ¿Realmente lo crees?

- Sí, solamente la he visto una vez, pero esa vez fue bastante portentosa.

- Gracias -asintió ligeramente- Si llegamos a presentar a Montecristo, me esforzare porque sea así siempre o mejor.

Sasuke encontraba aquella simple respuesta como un detalle significativo. Naruto le había agradecido... normalmente la gente que tiene el ego por lo alto usa la falsa modestia, o, por el contrario, se ensalzan a si mismos, pero el rubio sencillamente agradeció, prometiendo más empeño. Las personas con una sana confianza en si mismas agradecen los cumplidos.

- Neh, neh ¿Y cuándo comenzaste a actuar, Sasuke?

Era una pregunta cualquiera, no indagaba siquiera en un por qué, aunque aquello no evitaba que Sasuke se debatiera entre responder o decirle al otro que se metiera en sus propios asuntos.

- Cuando era niño -respondió parcamente- Mi... abuelo quiso que mis hermanos y yo estudiáramos algún tipo de arte.

La mirada de fascinación que Naruto le dirigió entonces fue tan notoria que el moreno se sintió más incomodado que antes, pues la verdad era que de alguna forma, no se sentía del todo relajado en la presencia del otro, pese a que el rubio ciertamente no estaba armando alboroto, ni había dicho tonterías... bueno, no demasiadas.

- Eso debe ser genial ¿Tus hermanos también son actores?

- No... uno estudia pintura y otro toca el violín.

- Vaya -sonrió graciosamente- Mi familia también es un poco artística, mi madre a veces escribe buenos poemas, mi padre es arquitecto y le gusta mucho el asunto renacentista... ah, pero no hablemos de mi abuelo, él se perdió en el sendero de la vida desde hace mucho.

Sasuke reviró los ojos ante la respuesta, sin embargo volvió a clavarlos en su acompañante.

- Esa frase me suena mucho a Kakashi.

- ¡Sip! -asintió enérgicamente- Es una frase del profesor Kakashi.

- Pero tengo entendido que en nuestro grado, él le da clases solamente a mi grupo.

- Sí, pero resulta que yo tengo que verlo muy seguido -suspiró con todo el drama de un actor- Es que tú no conoces su oscuro secreto, Sasuke.

- ¿Cuál de todos? -arqueó una ceja con notoria burla-.

- El de que me acosa siempre que me ve, me persigue en los descansos y hasta me ruega que vaya a su oficina.

- ¿Bromeas? -su rostro se llenó completamente de escepticismo-.

- ¡Ya quisiera yo!

- Por su edad y la nuestra, él parece un tanto pederasta haciendo eso... ¿Lo es? -le cuestionó con algo semejante al horror-.

Naruto rió entonces de muy buena gana, negando repetidamente con la cabeza mientras intentaba ahogar sus carcajadas, y cuando finalmente lo logró, se dio cuenta de que Sasuke le observaba de una forma muy poco grata.

- Kakashi es muchas cosas -dijo el rubio, después de tomar aire con profundidad- Pero no pederasta, hasta donde yo sé -soltó una corta risilla- No, no me sigue por eso, lo que pasa es que él ama los libros que escribe mi abuelo y bueno... todo mundo sabe que él es un pervertido que no tiene vergüenza, así que puedes imaginar que clase de cosas escribe -soltó un suspiro y colocó una mano sobre su pecho, en un gesto sobreactuado- Y soy yo él que tiene que sufrir con el profesor Kakashi, porque siempre esta preguntándome cosas de las próximas entregas de los libros, rogándome que robe los borradores para enseñárselos o tratando de castigarme con la intención de que venga mi tutor, que es mi abuelo y así él pueda conocerlo en persona.

Uchiha le conocía muchas cosas al profesor Kakashi, algunas de ellas como su tendencia a llegar siempre tarde, a mentir compulsivamente y hasta la de llevar un libro en mano, leyendo cada vez que podía. Y desde que recordaba, siempre parecía ser el mismo libro con tapas marrones y sin título, aunque ya sospechaba de qué podría tratarse el verdadero contenido.

- …se hombre tiene un problema -dijo por conclusión-.

- ¿Kakashi o mi abuelo?

- Me arriesgo a decir que ambos.

- ¡Perfectamente bien contestado! ¡Te has ganado la galleta que no quise!

El ojinegro sonrió con un claro indicio de ironía pero que rayaba en lo pacifico.

Le sorprendía la forma en la cual Naruto se desenvolvía, con tanta libertad y seguridad que se volvía completamente contrario a él, que invariablemente se comportaba reservadamente en su interacción con las demás personas, y únicamente hasta que llevaba tiempo de convivir con ellas y les conocía adecuadamente es que se mostraba accesible. Sin embargo, allí tenía al Naruto alegre y un tanto irreverente que veía de lejos conviviendo con sus compañeros, bromeando y riendo a carcajadas cuando se presentaba la ocasión... y Sasuke no sabía qué hacer con él, todo era demasiado inesperado. Su intención probablemente era la de observarle de lejos -todo sea por la apreciación del arte, desde luego- pero jamás la de intentar entablar alguna amistad con él.

Cuando su casual encuentro acabó, luego de que cada uno atendiese una llamada de sus celulares que sonaron casi al mismo tiempo, Naruto se despidió con una sonrisa y estrechando su mano de una manera muy formal, como si fuesen dos socios de trabajo.

Sasuke se pasó el resto de la tarde -y algo de parte de la noche- pensando en aquel encuentro, rememorando y repasando con cuidado los detalles, tratando con ellos de crear un cuadro en general, principalmente para analizar a aquel tal Naruto Uzumaki, con su sonrisa de comercial dental y sus ojos color del cielo. No había deseado jamás conocerlo en persona, hablar con él o compartir un café, pero no podía dejar de pensar en lo insólitamente agradable que era que así hubiese pasado.

Al día siguiente dudó en volver al teatro, pero la incomprensible necesidad que tenía de ello terminó por ganar, llevándolo a aparecerse por allí muy poco después de que las clases terminaran. Se instaló como ya parecía ser su costumbre en uno de los últimos puestos, observando de cierta forma satisfecha que Naruto se hallaba practicando en compañía de Ten-Ten Akisuya.

- ¿Por qué había de temer a la muerte?No, no tengo ni presentimiento, ni miedo, ni esperanza de muerte -su mirada parecía distante, y su voz llevaba poca resolución en ella- Podría, por mi fortaleza y vida tranquila, permanecer sobre la tierra hasta encanecer, pero, por otro lado ¡No puedo continuar en esta situación! Tengo que recordarme a mí mismo que debo respirar y recordar, casi, a mi corazón que tiene que latir -suspiró con un deje de emoción- Tan solo tengo un deseo que ansían mis facultades alcanzar... y que alcanzare ¡Estoy seguro!... ¡Que lucha está más larga! ¡Ojalá hubiera acabado ya!

Sasuke estaba un tanto sorprendido, notando que realmente Naruto había tomado sus consejos en serio. Uno de ellos era que el rubio tendía a gesticular con las manos de forma nata, pero que al hacerlo tan frecuentemente lo convertía en un acto común, en cambio si se llevaba a cabo solamente en ciertas ocasiones, entonces aquello daba lugar a que las acciones y las palabras que necesitaban tomarse más en cuenta, tuvieran un énfasis extra por medio de aquel movimiento. Era una observación un tanto insignificante, pero que el rubio realmente había implementado.

Más allá de eso, el semblante apacible y la apariencia resignada de Naruto, le hacían ver completamente desolado, como esas almas vagabundas que las personas imaginan rondando sin descanso. Sasuke comenzaba a preguntarse si de intentarlo, él podría ser capaz de darle vida a Heathcliff con la misma naturalidad y sencillez que lograba Uzumaki. Aunque francamente no deseaba comenzar a compararse con él, porque eso podría significar una línea de alejamiento, aunque fuese solamente en su mente.

Cuando aquella escena en particular acabó y los otros chicos comenzaban a tratar de decidir cuál sería la siguiente, Naruto llevó entonces su vista hacia el frente, elevándola sin titubear hasta dar en el lugar donde se encontraba Uchiha -como si supiese justamente a donde había que mirar-.

Una sonrisa cotidiana se instaló en los labios del rubio y con familiaridad levantó su mano agitándola un poco, saludándole. Segundos después, Sasuke se sorprendió a si mismo al levantar casi tímidamente su mano, dejándola en el aire pero sin hacer ningún movimiento.

Regresándole el saludo.

Continuara...

Notas finales:

* Rue Rouge: (francés) Calle Roja.

* Oblivion: (ingles) Olvido.

Ahm... lo sé, un capítulo un tanto flojo, pero bueno, que era necesario xD además, sé que termina muy parecido al primero, pero son cosas de la vida. Me emociona mucho que hayan existido personas a las cuales les haya gustado esta bizarra idea mía (bueno, la verdad es que tengo otras ideas verdaderamente bizarras, pero esas quizás nunca vean la luz XD). Si soy franca, no tengo nada en mente para esto, no sé siquiera a donde quiero que vaya o las situaciones más relevantes que deban suceder. Esperemos que eso de que las historias se escriban solas funcione en este caso.

En fin, paso alegremente a despedirme, agradeciendo su apoyo y a aquellos quienes lean esto ¡Espero que nos volvamos a ver pronto!

.:¤°—— .ČeĻeŋ Marΐŋaİđεŋ. “Los sueños son sólo sueños...” ——°¤:.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).