Lentamente el Sol comenzaba a alumbrar las cabezas de los muchachos. Oishi fue el primero en levantarse, seguido de Ryoma. Momo y Eiji necesitaban, como siempre, un tiempo extra de sueño.
- Cómo dormiste anoche, Echizen?
- Huh? Bastante bien, Oishi-sempai- Una sonrisa se dibujó en ambos- Duermes tranquilo, no como los demás.
- En serio?- El sub-capitán comenzó a reír- La verdad es que los ronquidos de Momoshiro aún me ponen algo nervioso.
- Cambiando de tema…no tienes calor?- Pasó su mano por su frente corroborando lo que había dicho: Estaba sudando.
- Pues la verdad sí… Pero es normal, aún es verano y faltan unos días para entrar a clases.
- Sempai…
- Dime, Echizen.
- Y si hoy hiciésemos algo distinto?
- Distinto? Como qué?
- Mmm…- dudó un poco antes de responder- Y si fuéramos a la playa en vez de entrenar?
- La playa? Pues la verdad no se…
- Anímate sempai, la playa es genial!
- Vamos Oishi, no seas aguafiestas!
- Veo que ustedes dos ya despertaron- Miró al neko y al ojivioleta, luego suspiró- Está bien, iremos a la playa.
Gritos de alegría inundaron la “Fraternidad”
- Hacía mucho que no venía a la playa!- Momoshiro estaba muy contento de haber llegado después de una larga caminata.
- Veo un buen lugar para posarnos allá muchachos- Oishi estaba como siempre atento de las cosas importantes.
- Voy a aparcarlo!- El neko salió disparado en la dirección que el dedo del fukubuchou indicó. No tardaron mucho en instalarse, ya que traían pocas cosas.
El dúo dorado no tuvo problemas en aplicarse protector, sin embargo, curiosamente ninguno de los dos pudo evitar sonrojarse al hacerlo. Sin embargo otra pareja tenía serios problemas de comprensión.
- Pero si yo te puse protector, sé buen amigo y ayúdame!
- Que tu novia lo haga.
- Sabes que no tengo!
- Es la playa grandulón, consigue una, con ese cuerpo de seguro lo lograrás.
Aquella frase hizo que todos los ojos se posaran fijamente en el cuerpo de otro: Momoshiro miró al delgado de Ryoma “No solo su carita es linda…”. A su vez Echizen se impresionó de lo que dijo anteriormente, mientras observaba los marcados pectorales de Takeshi. Syuichiroh y Kikumaru también oyeron la discusión, lo que les sirvió para apreciarse el uno al otro. El pelirrojo estaba igual que Ryoma, mientras que el moreno tenía algo de músculo, aunque no sobresalían tanto como los de Momo: “Son perfectos” El neko no pudo evitar pasarse la lengua por sus labios; afortunadamente Oishi seguía absorto en su cuerpo, por lo que no notó el gesto de placer que hizo.
- Etto… Chicos… Podemos ir al agua?
- Huh? Claro!
El día se les hizo corto: Competencias de natación, de castillos en la arena, de comer, de correr por la playa, etc.
- Echizen, ríndete, yo, Momoshiro, soy el Rey de la playa!
- No creas que te daré mí corona así de fácil.
- No me da miedo ir a buscarte para probarlo!
- Pues ven! Te estoy esperando grandote.
- Aún son unos niños…No, Eiji?- Syuichiroh buscaba la forma de romper el hielo con Kikumaru.
- Huh?... Etto… Sí, tienes razón Syui- El sub-capitán no se había dado cuenta aún de que el neko le había tomado de la mano hacía ya un buen rato, lo que los dejó a los dos como si hubieran estado desde que nacieron al Sol al darse cuenta de la situación. Por suerte Ryoma y Momo estaban tan ocupados peleando que no notaron los extraños actuares del dúo dorado, que se fue a dar una vuelta para bajar el color de sus caras y distraerse un poco.
- Ya verás, Echizen!
- Momo, me voy a caer!- Y así fue: Ambos cayeron, quedando Takeshi encima de Echizen. La situación era comprometedora, “Hagas lo que hagas, no te…” Momoshiro intentaba no entrar en excitación al estar encima del pequeñito que le atraía tanto. Finalmente lo logró, pero aún así un par de espasmos lo defraudaron, lo que fueron sentidos por el ojidorado, sobretodo por sus mejillas, que comenzaban a ganar coloración a medida que el tiempo pasaba- No tienes pensado levantarte aún?
- Huh? Gomen, Echizen!- Momo había olvidado que ese complejo momento podía haberse evitado con un simple movimiento. Sin embargo, disfrutó como nunca esos escasos segundos en que sus cuerpos se encontraron “Ahora ya sé lo que quiero…”. Echizen también disfrutó que su sempai se quedara en esa posición con él, aunque no olvido que el mundo estaba allí y los observaba, por lo que tuvo que mantenerse sereno, “Aunque lo único que quería en ese momento era…”
Esa noche…
Eiji y Oishi se encontraban comiendo sushi calmadamente: Ryoma y Momo no resistieron más y calleron rendidos apenas regresaron a casa.
- Oishi… Sobre lo que pasó oidia… Lo siento mucho.
- Tranquilo Eiji, además hace unos días me pasó lo mismo a mí.
- Cierto, gracias fukubuchou.
- Por qué?
- Por ser tan bueno conmigo siempre
- Eh? No es nada Eiji- El ojiverde comenzaba a ponerse colorado- Eres mi mejor amigo. Los amigos se cuidan, no?
- Cierto, pero siento a veces que para ti soy sólo una molestia.
- No digas eso Eiji, a mi me gusta mucho cuidarte…- No pensó en la seriedad de esa frase al decirla. “Me gusta cuidarte… Espero que Eiji no malinterprete lo que le quise decir”- Digo… Que… Tú…
- Lo entiendo Oishi, tranquilo.
- Okey.
- Oe! Te comiste la última de anguila! Qué malo eres!
- Gomen!
Ya se acercaba la hora de dormir. Kikumaru terminaba de lavarse los dientes mientras que Syuichiroh lavaba los platos. “Tengo que decírselo con honestidad, si sigo así se lo diré de mala forma, pero debo pensar bien cómo le haré con ello…” El moreno pensaba mil y una maneras de expresarle sus sentimientos a su compañero. “Oishi es mi mejor amigo, no creo que se moleste si le soy honesto y le digo lo que siento…” El pelirrojo no se quedaba atrás en el avance de su “relación” con el ojiverde. Les costó bastante poder acostar y arropar a Momo y Ryoma, pero les costó mucho más el poder conciliar el sueño: Declararse era, para cada uno, algo inevitable que debía ocurrir antes de que la presión los hiciera perder la cabeza.
- Oishi… Estás dormido?
- No… Por qué?
- Sólo olvidé darte las buenas noches.
- Gracias Eiji, buenas noches para ti también.
Un par de días después…
- Momo, debo ir a comprar al mercado- Oishi empezaba a levantar los platos mientras hablaba- Me podrías acompañar?
- Yo? Claro!- Eiji mantuvo compostura, aunque por dentro moría de celos al ver que el ojiverde le pedía a otro su compañía.
- Eso significa que nos quedamos solos Ochibi.
- Como sea.
Oishi se dio cuenta de los pensamientos del neko, “Pero necesito decirle a alguien lo que siento por ti, para decidir qué debo hacer…”- Bueno, no perdamos más tiempo Momo!
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