Capitulo 2
-¡¡Madre, Anissina!! Quiero una explicación- grito abochornado el joven mazoku. Mientras se habían acercado todos, para ver que pasaba ante el alboroto que se había formado.
- Madre, nos dirá que esta sucediendo aquí, ¿Por qué Wolfram y Conrad están esposados?- habló por primera vez Gwendal.
Todos estaban bastante sorprendidos, hablando entre si, sin saber que esperar de la situación.
Por fin Anissina se dispuso a dar una explicación, aunque fue salvada ya que en ese momento llego un soldado con una noticia apremiante, -disculpen pero Ulrike ha anunciado que esta a punto de llegar su majestad el Maou- dijo desconcertado ante tanto bullicio.
-Está bien, dejaremos esto para más tarde- sentenció Gwendal. Y todos se dispusieron para recibir a su majestad. Conrad y Wolfram se quedaron en palacio, mirándose el uno al otro, sin saber que decir. Inmersos en sus pensamientos, y tratando de encontrar una solución al problema que tenían.
- Weller- suspiro el rubio- ¿no podrías romperlas con tu espada?- ya cansado de la absurda situación.
-Si, buena idea Wolfram- dijo con una sonrisa, a la que el rubio volvió la cabeza. Su relación seguía siendo tensa, a pesar de los intentos de Yuuri por reconciliar a los dos hermanos, y es que desde que llego a Shin Makoku era uno de los objetivos que se había fijado, secretamente, claro.
Las esposas eran más largas de lo normal, lo cual permitía que Conrad pudiese levantar su espada y utilizar toda su fuerza para intentar partirlas. Pero después de varios intentos de romper las cadenas, se dieron por vencidos. Esto no era normal, porque por lo general no había nada que se resistiese a la espada del famoso león de Lütenberg.
- Creo que tendremos que esperar a que vengan Anissina y madre para que nos liberen- declaró Conrad ofuscado por no haber podido hacer nada.
Ya todos reunidos de nuevo, Yuuri se había puesto ropa seca, y había oído el extraño acontecimiento, por lo cual estaba muy deseoso de escuchar la tan ansiada explicación de parte de Cheri-sama y Anissina, veía las caras de Wolfram y de su padrino y no podía evitar que le hiciese una cierta gracia. Conrad estaba aguantando el tipo como siempre y Wolfram estaba rojo de la ira.
-Está bien, está bien- grito Anissina- voy a explicarlo todo. Mientras la ex-maou salía sigilosamente a hurtadillas por la puerta.
- ¡Me voy a un viaje en busca del amor, ya me contareis como acaba todo, los amo, bye bye! ante las miradas atónitas de todos. La pelirroja echaba humo de la cabeza, no podía creerse que la dejase con todo el problema, ¡pero si había sido idea suya! Debería haber sabido que pasaría esto, ahora que iba a hacer, ¿salir con una excusa? no, no funcionaria, ¿salir corriendo? no, tampoco funcionaria, ya estaban prevenidos después de lo que había hecho Cheri-sama, ¡está bien!, quizá lo mejor sería decir la verdad.
-Como ya sabéis, Conrad y Wolfram no se llevan muy bien, y vuestra madre estaba muy preocupada, bueno quizá esa no sea la palabra correcta, más bien diría que estaba harta, si creo que así lo describió, y entonces me pidió ayuda para ver si yo podía hacer algo al respecto. Me preguntó si entre mis inventos habría alguna pócima que pudiera hacer que se llevasen bien, pero todavía no he inventado algo tan difícil, porque algo que supere el carácter del joven Wolfram es bastante complicado y requiere de bastante estudio y ………..
-¡Al grano!- grito exasperado Gwendal y añadiendo una nueva arruga a su colección.
–Bien, bien, como iba diciendo, Cheri-sama se proponía firmemente hacer algo al respecto, y como yo no tenia en ese momento ningún invento disponible que pudiese ayudar al respecto, recordé que en la habitación de los tesoros había unas esposas mágicas, las esposas Zenou, son irrompibles ………. así que decidimos esposarles-
-Entonces solo necesitamos la llave y asunto zanjado- intervino Wolfram. Todos asintieron ya relajados viendo que el problema no era para tanto.
-Es que no hay llave- se oyó un murmullo apenas audible.
-¡¿Qué has dicho?!- exclamaron Conrad y Wolfram a la vez.
-No existe tal llave- Anissina ya se estaba poniendo nerviosa, tenia todas las miradas fijas en ella, y no eran miradas precisamente amables – dije que eran unas esposas mágicas, así que no tienen llave- por tercera vez.
- ¿Y entonces como se abren?- hablo por primera vez Yuuri, que había estado escuchando todo el tiempo pensativo.
- Pues, como lo diría, la leyenda cuenta que la unica forma de abrirlas es con el corazón, por eso pensé en esas esposas, porque la única forma de abrirlas es que las personas que las llevan se hayan aceptado mutuamente, y surja entre ellos el verdadero amor, en resumen, solo con amor se pueden romper, así nos asegurábamos que se reconciliasen, o eso, o llevar las esposas para siempre, je je- más nerviosa todavía.- Además se hacen invisibles, ¿veis ese botoncito de ahí?, así podréis seguir con vuestra vida normal sin que la gente vea nada extraño-
-¡¿Te parece poco extraño ir todo el día atado a alguien?! Tendremos que ir juntos a todas partes, y ¿como vamos a hacer para dormir? Porque no pienso dejar a ese Henachoko infiel que duerma solo……
- Ah, por mi Wolfram no te preocupes, yo estaré bien- dijo Yuuri mientras sonreía internamente imaginándose solo en su enorme cama.
-¡Ni lo sueñes!, que seguro aprovechas para serme infiel- el rubio parecía que iba a explotar de la rabia.
-Ya basta Wolfram- por fin hablo Conrad, que había estado escuchándolos a todos cuidadosamente – tiene que haber otra forma, Gunter ¿podrías investigar sobre ello? Seguro que encuentras algo que nos pueda ayudar, Anissina, ayuda a Gunter en su investigación ya que tú nos has metido en este problema-
- Si, porque yo no aceptare a este medio humano como mi hermano, así que mas vale que encontréis otra cosa- le corto Wolfram.
-Esta bien, mañana seguiremos con esto, es tarde y deberíamos irnos a dormir- concluyo Gwendal mientras se disponía a marcharse. Lo imitaron todos, cada uno se iba a sus respectivas habitaciones, Wolfram caminaba seguido de Conrad, cuando noto un tirón de las cadenas- ¡¿Por qué paras?!- gritó.
- Esta es mi habitación Wolfram-
-¡¡¿¿Ehhhh??!! No pensaras que voy a dormir contigo- como respuesta Conrad levanto la mano que tenían esposadas.
- Te odio-
- Lo se- suspiró.
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