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EN CAMBIO NO por giovanetta

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Notas del capitulo: hola, espero les agrade esta nueva entrega, ^O^, y para quienes leen otros fics que he escrito, ya pronto me pondré al día, ^O^
Capítulo 2 “Entrega”


Sólo nos queda el amor,
Abrazados sin aliento,
Olvidar cada segundo,
Nada es invisible a mis ojos,
Dime qué quieres…


-¿Qué sucede?- pregunta Yuuri que fue sacado de la sala de clases por Wolfram y ahora estaban en la azotea del colegio.


-Quería verte, otra vez- dice el rubio, mirándole.


-¿Y por esa razón me sacaste de la sala?- pregunta sin entender el punto central de la conversación.


-Soy un pianista, el mejor de mi clase, pero todavía no estoy completo- dice Wolfram, sin apartar la mirada- tú me viste cuando caí en ese abismo… cuando al fin entendí qué era lo que me faltaba,


-¿Qué te falta?


-Alguien que quiera escucharme tocar el piano.


-Y, ¿qué quieres que haga yo?


-Ven conmigo, ahora- le toma de la mano y se van hasta la sala de música, donde había un piano- quiero que me escuches practicar, quiero que me admires, ¿lo entiendes?


-Pero si tocas muy bien el piano.


-Una cosa es tocar bien una pieza, siguiendo la partitura, otra muy distinta es tocar una pieza, interpretándola.


-Pero estamos en clases ahora mismo, ¿podría ser después del recreo?...


Sus sentidos quedaron nublados al escuchar tan imponente melodía. La concentración de su compañero, la agilidad con la que hacía cada movimiento, el cómo iba abriendo y cerrando sus ojos de acuerdo a los tiempos, el compás… era como si tuviese vida o alguien le estuviera cantando con una voz tan aguda y melodiosa a la vez.

Para mi es tan fácil,
En este mes sin ti,
Sigues aquí,
Mi amor no tiene fin…


En el salón de clases, no faltaron los rumores o malos comentarios sobre ellos.


La envidia les corroía por las venas.


Cómo aquel chico tan guapo, iba a fijarse en un chico como Yuuri.


-¿Qué te pareció?- dijo Wolfram al terminar de tocar la pieza musical.


-Está muy bien… me encanta, de verdad- responde Yuuri, emocionado.


-Todos los días vendrás a escucharme tocar el piano, a esta misma hora, no te lo estoy pidiendo, es una orden- dice el ojiverde, quien deja tapada las teclas y sale de la sala de música.


-¿Quién se cree para venir a ordenarme?- piensa el pelinegro después de cavilar bien lo que había escuchado.


No estaba molesto. Sólo un poco. Y no era por la breve conversación con su nuevo compañero, sino, era el hecho de que se había convertido en el centro de la envidia y por lo tanto, le harían pagar por ello.


Cuando abrió su mochila, tenía un montón de papeles vacíos con basura.


Apestaba. Y más encima, los culpables se rieron a carcajada limpia. Pobres, casi se quedan sin pulmones para la próxima.



Su almuerzo, siempre tan bien envuelto, estaba a medias y con las verduras todas revueltas. Nunca se le pasó por la mente que por culpa de un compañero, los demás le iban hacer la vida a cuadritos.


Cuando fue al baño, había dos compañeros, mayores que Yuuri. Lo acorralaron contra la pared lo golpearon hasta cansarse y le pintaron la cara con plumón la palabra “perdedor”.


Esa era la gota que había rebalsado el vaso. Apenas viera a ese chico, le diría que no puede juntarse con él, porque sencillamente los demás, prefieren verle medio muerto pero lejos de él. Y no entendía, porqué debería ser de esa forma.


-¿Prefieres dejar de escucharme?- dice el rubio terminando de beber su jugo.


Por casualidad lo había encontrado en la azotea del colegio. Otra vez.


-Tienes razón- dice Yuuri, sacando la voz- todavía te falta perfeccionarte.


-¿Estás dispuesto a escucharme todos los días?


-Si, pero no en el colegio.


-Entonces, te llevaré a mi casa, así estaremos más cómodos para los ensayos.


-Me parece bien, ¿puedo llamarte Wolfram?


-Si, con la condición de que no quiero que nadie más me llame por mi nombre, salvo tú.


-¿Por qué?


-Porque es lo que quiero… hay algún problema con eso.


-Para nada.



Pero hoy no es cierto,
Sin explicaciones,
Y perdonar no,
Me equivoqué, es suficiente,
Sólo escúchame tocar, mañana,
Mañana.


Así siguieron las cosas. En las clases se veían, pero mantenían las distancias. Y por la tarde, a la salida, se iban juntos a su casa.



-Quiero aprender a tocar el piano… ¿podrías enseñarme?- pregunta el pelinegro, en una de sus juntas.



-Soy un profesor altamente estricto y exigente- dice Wolfram, lleno de orgullo.



-Quiero aprender, eso es todo.



-Está bien, lo haré.


Porque mis dedos se rompen,
Por más que ensaye, no tengo emociones,
Me adentro en un sueño,
Todo es para ti,
Una tecla por otra.


¿Puedes sentirme?
Besándote y tocándote,
A través de mi pasión,
Regresa esa noche,
Eres mi debilidad,
No lo puedo superar.


Esto no es cierto,
Todo se ha roto,
Ya no puedes secar mis lágrimas,
Puedo verte,
Sólo en esa foto,
Y en este viejo piano.


Pero hoy, no es cierto,
Sin explicaciones,
Y perdonar, no,
Me equivoqué, es suficiente,
Sólo escúchame tocar, mañana
Mañana.


Fue en ese instante… en que me di cuenta, que jamás podría apartar mi mirada de la tuya… había que aprender a entregarse, pero hay distintas formas de ver esa misma palabra… y más tarde, lo entenderíamos…


Una noche en que Yuuri se quedó en la casa de Wolfram, después de una larga lección de piano.


-Yuuri… ¿puedo besarte?


-¿Qué quieres?


-No hables más- se acerca y le mira, sus profundos ojos negros. En ellos se notaba cierto temor por lo que vendría. Acarició esa mejilla morena, como si fuese lo más preciado que tenía. Se deleitó con el temblor de Yuuri, aquel estremecimiento por la cercanía…

Hasta que ambos cerraron sus ojos y se besaron.


En cambio no…


Continuará…
Notas finales: me despido, besos y abrazos, cuídense, giovanetta ^O^

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