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Venganza por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una historia de tres partes, espero que les guste, es algo que tenía desde hace un tiempo pero no había salido. sólo pido una oportunidad.

Notas del capitulo: Es la primera parte, espero que les guste.
Detrás de cada gran fortuna hay un crimen.
Balzac.

Capítulo I


Alrededor solo había muerte, nadie lo comprendía, era la mitad de la noche y en menos de una hora todos estaban muertos, debían acabar con ellos y ninguno debía quedar para oponerse de nuevo, era la consigna con la que llegaron. Una vez que todo terminó limpiaron sus armas y se marcharon, ninguno de ellos volvería a interponerse en sus planes.


Pasaron quince años, tranquilos y prósperos años en los que todo estuvo normal y nada podría empañar la felicidad de los presentes, simplemente solo quedaban buenas consignas para todos, la época de las luchas y las batallas estaba terminada y darían inicio los días de la felicidad y dicha ¿Cómo no podría ser de esa manera cuando esos dos muchachos iban a casarse? Así era, la boda estupenda y fastuosa en la que se encontraban todos los ayudaba a sentirse contentos y satisfechos de las cosas tal como las habían planeado.
--Lo mejor de todo es ver lo felices que se encuentran.
--Tienes razón.
Quienes hablaban en ese momento eran Hades, el jefe de la familia del Tártaro y Shion quien guiaba a los de Aries, una buena alianza era la que se les presentaba en ese instante, al menos para ellos lo era pues sus hijos se casaban y eso los uniría, ya había otros planes similares entre ellos y sus amigos para terminar de afianzar lazos pero tenían que empezar poco a poco y ya que sus vástagos no eran unos niños bien servirían a esa causa.
--Solo quiero que mi hija sea feliz—dijo Hades.
--No te preocupes, mi hijo se hará cargo de que lo sea—contestó Shion.
Parecía que la joven pareja se sentía bien o al menos no se mostraba que odiaba lo que sucedía, de verdad los dos estaban conformes con la situación, a ambos les convenía demasiado esa alianza y como sabían desde niños que las cosas serían de esa manera no se molestaban en tratar de rebatirlas. Además no les disgustaba ser el centro de atención por unos momentos, todos los demás los felicitaban y les presentaban sus respetos mientras que los dos se paseaban por el lugar tomados del brazo escuchando los halagos y recibiendo los obsequios.
Cuando la fiesta estaba más adelantada era el momento de saludar formalmente a la pareja y fueron presentados por Hades personalmente.
--Deseo hacer un brindis por la joven pareja—dijo el de cabello oscuro en voz alta.
Los demás al escucharlo guardaron silencio y esperaron atentamente a lo que les dirían.
--Está es una de las noches más especiales de mi vida—continuó Hades—Está noche mi querida hija Pandora es una mujer casada y no pude pedir un mejor hombre para ella. Acércate Ikki.
El joven de cabello azul se acercó en silencio y quedó frente al de ojos violáceos.
--Desde ahora no eres más el hijo de mi amigo Shion—dijo Hades con seguridad—Ahora eres mi hijo también.
Terminando esas palabras le dio un abrazo frente a todos y supo que tenían que hacer algo más.
--Salud por la felicidad de los novios.
Los demás aplaudieron y de inmediato las bebidas corrieron de mano en mano para que el espumoso vino fuera bebido y brindaran, todo era felicidad…al menos para los padres de los jóvenes.
La fiesta siguió pero los jóvenes desposados tenían la posibilidad de marcharse antes y algunos miembros de la familia también lo hicieron pues debían completar el rito ceremonial de acuerdo a la tradición, Pandora fue acompañada por unas damas y a Ikki lo acompañó su padre y su ahora suegro con algunos otros caballeros.
Ambos debían cambiarse en habitaciones separadas para entrar a lo que sería su alcoba matrimonial al menos por esa noche para que el matrimonio se consumara y los demás estuvieran seguros de que así era para seguir con sus planes. Los novios eran muchachos aún pero se esperaba que con la juventud y ardor de Ikki no hubiera problemas en el asunto de la consumación y la prueba era mostrar ante los que esperaban las sábanas manchadas de sangre.
Al dejar a los jóvenes en la alcoba algunos se dieron cuenta de que el novio parecía desmejorado pero suponían que se trataba solo de sus nervios así que lo dejaron pasar mientras esperaban al ser cerrada la puerta. Pasaron unos minutos y nada se anunciaba pero bueno, tal vez necesitaban algo de tiempo; unos minutos más y se abrió la puerta apareciendo Pandora con marcas de sangre sobre su blanco camisón pero no de la manera en la que todos esperaban.
La muchacha estaba asustada y pálida como la luna al hablarles.
--Ikki…algo le pasa a Ikki…
Los demás no tardaron en entrar y descubrieron al joven de cabello azul sobre la cama que arrojaba sangre por la boca y parecía que perdería el sentido.
--Hijo.
Shion fue el primero en acercarse mientras los demás corrían buscando un médico pero cuando apareció ya no había nada que hacer, el joven Ikki, orgullo de su padre, moría antes del amanecer. Lo que fuera una gloriosa ceremonia de bodas se convertía en un triste funeral. Cuando los médicos examinaron el cuerpo tanto como pudieron les informaron a los dolientes lo sucedido.
--No cabe duda—dijo el médico principal—Estas son las claras marcas del veneno.
--¿Veneno?—preguntó Shion.
--Si.
Eso sonaba imposible a los oídos de los oyentes ¿Quién se atrevería a atentar contra la vida del hijo de Shion señor de Aries? No era posible.
Lo siguiente fue terminar con los planes para el sepelio que debía llevarse a cabo lo más pronto posible, prácticamente los invitados a la boda tiñeron sus trajes de luto para estar presentes. Podía verse en el cortejo desde la iglesia al cementerio a las diferentes personas que seguían el ataúd. Shion delante de todos, acompañado de su familia, sus otros hijos, el mayor Mu, su segundo hijo había sido Ikki y el más pequeño Shun. Todos reflejaban el dolor por lo sucedido.
Detrás iban los amigos más cercanos a ellos, Hades, Radamanthys, Minos y Aiocos, cada uno encabezando a sus propias familias. El de cabellos oscuros seguido de su hija Pandora que ni siquiera era viuda pues el matrimonio no se había consumado, su hijo mayor Shura, su otro hijo Shiryu y su hija menor Shunrei; a su derecha estaban los del caballero de cabellos y ojos dorados, Radamanthys, con sus hijos Shaka y Hyoga respectivamente; a la izquierda Minos con sus hijas Hilda y Fler; un poco más atrás Aiocos con sus hijos Camus, los gemelos Saga y Kanon y el menor Milo.
Siendo como eran los jefes de las familias conocidos desde hacía años todos se conocían entre si y que uno de los jóvenes muriera era no solo doloroso sino sorprendente además. Aparte de los amigos y familiares iba una larga comitiva de personas de la región y de los alrededores siguiendo al cortejo fúnebre en silencio y con respeto. Al llegar al cementerio se abrió el mausoleo de la familia de Aries y el ataúd fue colocado en su sitio junto con los de otras generaciones de sus parientes. Una vez dicha una corta plegaria más la gente empezó a alejarse para regresar a sus respectivos hogares.
Estando sumidos en la consternación y la pena nadie se dio cuenta de que una de las figuras presentes los observaba a la distancia, reconocía a todos y cada uno de esos rostros y estaba segura de algo esa persona mientras los observaba entre los muchos presentes.
--“Los haré sufrir como me hicieron sufrir a mí”—se dijo en sus pensamientos.
Había esperado toda una vida por ese momento y estaba en el camino de conseguir lo que tanto añoraba.


Se encontraban en una región de lo más particular, estaban en los cinco reinos, no eran realmente reinos pero era la manera en la que las personas lo llamaban ya que las cinco familias más importantes estaban reunidas en lo que se podría considerar un pentágono cerrado de poder y dominio. Los cinco palacios también se elevaban y las construcciones se podían ver desde la distancia, cada uno un ejemplo perfecto de todo lo logrado en los años anteriores por cada uno de los hombres que dirigía a los suyos y que hasta ese momento había desempeñado un papel tan importante en el gobierno de toda la región.
Por lo que se sabía incluso contaban con la aprobación y confianza de otros grandes señores y se les consideraba de las personas más respetadas de varias regiones a la redonda. Y era probablemente por eso y por la unidad con la que se habían desarrollado las cinco familias que no resultaba extraño que lo que atañera a una de las familias fuera también tomado como personal por las otras cuatro. Siendo de esa manera la muerte de Ikki era sentida y lamentada por todos, más aún porque no había sido una muerte natural, el joven había muerto envenenado.
--Descubriremos lo que sucedió Shion—decía Hades—Te juro que no descansaré hasta que se sepa lo que ocurrió y quien haya sido responsable lo pagará.
--Gracias Hades—dijo el de cabello verde—Gracias a todos, por ahora solo pienso en descansar con mis hijos.
--Te dejamos descansar entonces—dijo Radamanthys.
Sin otra palabra los cuatro hombres abandonaban la habitación pero no por eso dejarían el tema ahí.
--Necesitamos descubrir quien está detrás de esto—dijo Hades de inmediato.
--Todos los sirvientes están siendo interrogados—dijo Radamanthys—Ni uno solo puede dejar estás tierras sin autorización.
--Buscamos la fuente del veneno—intervino Minos—En cuanto sea descubierta podremos proceder sin vacilar.
--Pero aún no sabemos como fue que llegó a Ikki—comentó Aiocos—Parece que no tomó ni bebió nada fuera de lo común y que no probaran los demás y nadie ha mostrado síntomas de ninguna manera.
--Tenemos que estar listos, que nada sea pasado por alto—dijo Hades—quiero saber qué sucedió con Ikki.
La verdad era que todos los presentes deseaban saberlo, no parecía haber una explicación a lo ocurrido pero no descansarían hasta saberlo. Demasiado osado era quien se había atrevido a retarlos al atacar a uno de los suyos.
Y mientras eso sucedía en uno de los palacios había en otro lugar cercano a esas tierras dos personas que charlaban, tenían que hacerlo.
--El veneno funciona—decía uno.
--¿De verdad vas a continuar?—preguntaba otro.
--Está decidido eso hace mucho tiempo, la copa del brindis fue destruida así que no hay pruebas, continuaré.
--Entonces seguiré con mi parte.
--Y yo con la mía.
Las varoniles voces se apagaron en ese instante, solo quedaba continuar con el plan establecido mucho tiempo atrás.


A pesar de que las averiguaciones continuaban no se obtenía nada, no encontraban señal alguna de quien había logrado colocar el veneno ni de la forma en que había llegado a Ikki, había demasiadas especulaciones pero nada en concreto. Sin embargo, aunque era lo más importante no era lo único pues desde antes se había planeado hacer algo más y tenían que realizarlo y necesitaban de alguien para hacerlo.
Esa mañana debían recibir al recién llegado, tan solo Shion se excuso de no estar presente. Pero como lo sucedido ya lo sabía el hombre de cabellos y ojos azules que permanecía de pie en la habitación no se lo tomó a mal y no estaba solo.
--Que gusto es poder recibirte Death Mask—dijo Hades—Esperamos que puedas encargarte de lo que te pedimos.
--Me alegra regresar—dijo el de cabellos azules—Lamento mucho lo sucedido, de verdad, nunca creí que el joven Ikki fuera víctima de alguien en su propia boda.
--Encontraremos a quien lo hizo—dijo Radamanthys—Y se arrepentirá de haber nacido.
--Espero que lo logren. Debo decirles que no vine solo—anunció el de ojos azules.
--¿No?—preguntó Aiocos--¿Quién viene contigo?
--Mi sobrina, espero que no haya inconvenientes con eso.
--No sabía que tuvieras familia—dijo Minos—Aparte de tu hermano.
--No la tenía pero mi hermano tuvo a bien casarse y tener una hija, me la heredó junto con una deuda que tuve que cubrir.
--No hay problema con eso—intervino Hades—Ya sabes que puedes instalarte de inmediato.
--Muchas gracias.
Cuando el de cabello azul se retiró lo hizo para de inmediato volver a la habitación con una muchacha de su mano, una hermosa joven de mirada suave y rasgos hermosos, sus ojos azules y el cabello claro como su mirada.
--Es mi sobrina—dijo Death Mask—Su nombre es Rosa pero todos la hemos llamado Di desde pequeña.
La muchacha les hizo una reverencia educadamente y los hombres respondieron de manera similar.
--Espero que tomes tus responsabilidades cuanto antes Death Mask—dijo Hades—Nosotros nos retiramos.
Fue todo lo que dijeron y los cuatro hombres dejaron la habitación sin perder tiempo, dejando a tío y sobrina a solas.
--¿Siempre son así querido tío?—preguntó ella.
--Si pero ya tendrás la oportunidad de descubrirlo Di.
La muchacha tan solo se quedó silenciosa pues tenían que ponerse cuanto antes a la par de los asuntos de las diferentes regiones para que el de cabellos azules hiciera su trabajo. Habían llamado a Death Mask pues necesitaban un funcionario que valuara sus tierras y bienes para que no hubiera problemas con respecto a la repartición y por supuesto en las herencias, siendo como eran hombres ricos y con hijos lo mejor era no tener dolores de cabeza después y Death Mask era de una gran reputación, además de que contaban con la ventaja de que lo conocían desde tiempo atrás.


Conforme pasaban los días la joven Di se hizo rápidamente parte de la vida cotidiana del lugar, como por lo general su tío siempre estaba metido en su trabajo ella tenía mucho tiempo libre para recorrer el lugar y hacer cosas al lado de los otros jóvenes de la región. Como se trataba de una muchacha hermosa y sonriente y se mostraba tan amable no tardó en hacerse cercana a los hijos de los señores, después de todo para ellos era algo así como muy democrático de su parte el aceptarla en su círculo de amistades pues Di nunca formaría parte de una vida como la de ellos, de jóvenes herederos de grandes familias y que pudiera disfrutar de las mismas cosas a las que ellos tenían acceso los hacía sentirse bien consigo mismos por ser tan amplios de criterio al permitirle a una pobre muchacha sin dote ni apellido relacionarse tan de cerca con ellos.
Siendo así la simpática y hermosa Di se veía con frecuencia entre las propiedades de los cinco reinos ya fuera solo conversando o tomando el té o cabalgando o jugando a algo con los jóvenes herederos de la región y muchas veces charlaban animadamente todos o solo algunos de ellos, como en esa tarde en que bebían cómodamente una refrescante bebida de frutas a la sombra de un amplio pabellón, solo las chicas estaban sentadas mientras que los muchachos jugaban a una especie de juego de pelota con las manos.
--Que sitio tan agradable es este—decía Di con sencillez—Me parece que es encantador.
--Gracias—le respondió Pandora—Mi padre lo hizo construir cuando éramos niños.
--¿De verdad?
--Si, cuando llegamos a vivir aquí.
--¿Dónde vivían antes?—preguntó desconcertada Di.
--En el campo—dijo Pandora dando un pequeño sorbo a su té.
--Entonces ¿sus familias vienen del campo?
--Si—contestó Shunrei—Yo era muy pequeña para recordarlo pero mi hermano Shiryu me ha contado que nosotros antes vivíamos en una provincia.
--Yo tampoco recuerdo mucho—intervino Hilda—Pero creo que tantos años de vivir en este sitio nos han hecho a la forma de vida de estos castillos.
--Vaya, no sabía que todas sus familias venían del campo, creía que eran de aquí—comentó Di.
--Nuestros padres han trabajado mucho para lograr el nombre que ahora tienen—dijo Fler—Han trabajado mucho por nosotros.
--Si—murmuró Di.
Siguieron bebiendo su té y conversando mientras los jóvenes seguían jugando como si nada, los días eran hermosos a pesar de lo sucedido, era mejor tratar de seguir adelante con sus vidas y esperar por el futuro pues había muchos planes en marcha como para detenerlos solo porque uno de los jóvenes había muerto. Pero así era la vida, tenían que continuar y no detenerse, demasiadas cosas estaban en marcha entre todos ellos dictaminadas por sus padres como para lamentarse demasiado tiempo aunque fuera porque uno de ellos había muerto.
Las investigaciones continuaban pero no encontraban señal alguna de lo que pasaba, mientras los mayores seguían en su búsqueda de responsables los más jóvenes procuraban continuar como siempre pero hubo un evento que les impidió seguir de esa manera y fue por un accidente. Todo se debía a que la propiedad de Dhoko de Libra estaba un poco más lejos que las demás, mientras las otras cinco familias formaban un estrecho vínculo por su amistad y cercanía parecía que Dhoko intencionalmente se mantenía aparte, incluso la geografía del lugar parecía demostrarlo de esa manera y hasta ese momento nunca habían estado los demás en su propiedad.
Sin embargo eso se debía a una extraña circunstancia: el terreno. Era como si hubiera una especia de barrera natural que formaba el terreno y la vegetación alrededor de la familia de Libra y nadie se había molestado ni había tratado de traspasarla, no hasta ese momento al menos pero siempre pueden suceder las cosas y en esa ocasión fue justamente cuando sucedió.


El vecino más próximo a Dhoko resultaba ser Hades, sus propiedades eran las más cercanas, una mañana varios de los jóvenes estaban reunidos para cabalgar un rato, se encontraban los hijos de Hades, los gemelos de Aiocos y Di pues la muchacha siempre estaba entre ellos. La cabalgata no era nada distinta de lo que se hubiera esperado de no ser porque hubo un percance que podría haber resultado fatal pero la suerte intervino.
Shunrei era la más joven de todo el grupo, de hecho entre todos era la de menor edad, de todas maneras no era inusual que estuviera entre los demás pero se sabía que montar no era precisamente lo que mejor se le daba, pero como estarían todos los demás presentes no parecían preocupados por el asunto.
Estaban justamente cabalgando a velocidad media cuando la montura de la muchacha de la trenza pareció enloquecer, empezó a encabritarse para un instante después salir galopando aprisa, de inmediato los demás reaccionaron y fueron tras el caballo y su inexperta jinete. El equino no se detuvo y empezó a correr en dirección a la propiedad de los Libra, atravesó el espacio natural que los separaba y para cuando se dieron cuenta ya estaban en un territorio que nunca antes habían cruzado pero no podían detenerse en ese instante a pensar en ello.
Alguien más se dio cuenta de la situación y se dispuso a prestar auxilio de inmediato, para ser exactos eran tres personas las que vieron a la distancia lo que sucedía y no vacilaron en actuar. Como estaban cabalgando corrieron en auxilio de la persona que estaba fuera de control de su montura, se emparejaron y uno tomó las riendas del animal haciéndolo detenerse pero el caballo parecía haber enloquecido porque no dejaba de relinchar y se encabritó con fuerza haciendo caer a su jinete. Un instante después ya estaba alguien al lado de la muchacha mientras que otros dos trataban de detener al caballo, lo cual por cierto no parecía sencillo.
--¿Te encuentras bien?—le preguntaban a la muchacha de cabellos negros.
--Si…creo que si...—respondía ella un poco turbada aún
Se quedó sin palabras siquiera cuando vio a quien le preguntaba, se trataba de un joven y muy apuesto muchacho de cabellos castaños rubios y que parecía todo él dorado por el sol, no supo que más decir, menos cuando él la tomó en sus brazos sin problemas y de inmediato la tuvo a su lado en el caballo para llevarla a su propiedad.
--Estarás bien—dijo él.
Cuando los que acompañaban a Shunrei lograron alcanzar el mismo sitio donde ella había caído tan solo atestiguaron como ella era llevada por alguien con rumbo a la casa y que otros dos jóvenes trataban de frenar al animal que parecía definitivamente enloquecido. Finalmente el animal cayó a tierra y empezó a arrojar espuma por el hocico, ya no se movió más y nadie parecía comprender lo que había ocurrido.
--¿Qué sucedió?—preguntaba un joven castaño que se veía mayor que el otro.
Los recién llegados supusieron que era mejor explicarse y preguntar.
--¿Dónde se encuentra mi hermana?—preguntó sin vacilar Shiryu.
--Mi hermano la llevó a la casa, solo se asegura que se encuentre bien—respondió el mismo joven castaño.
--¿Pueden llevarnos?—preguntó Shura.
--Sígannos.
De inmediato estaban de nuevo en marcha pero uno de los gemelos de cabello azul, el mayor, Saga, veía atentamente al castaño mayor que les había hablado y por su parte el joven, que no era otro que Aioros, lo miraba de reojo. Pero tenían que preocuparse primero por llegar y asegurarse que Shunrei estaba bien.
Al llegar a la propiedad un sirviente los esperaba y los guió directamente a la habitación en la que esperaban dos personas más, entraron de inmediato y vieron a Shunrei cómodamente instalada en un amplio diván mientras que el joven castaño que la había auxiliado no dejaba de contarle algo aunque no supieron qué pues en cuanto entraron los dos jóvenes tan solo los miraban.
--¿Cómo estás Shunrei?—preguntó Shiryu acercándose.
--Estoy bien—dijo ella—Aioria me ayudó pero le digo que me encuentro bien y que no es necesario que se moleste más.
--No es molestia—dijo el castaño—Pero caíste de un caballo, es mejor que un médico diga que no hay problemas.
Ante esas palabras los demás parecían de acuerdo y solo en ese instante se dieron cuenta de que nunca antes habían estado en la misma habitación y que era la primera vez que se veían directamente, también estaban concientes de que sus padres jamás se hablaban a pesar de su cercanía pero ignoraban los motivos. Dhoko jamás había permitido que ninguno de sus tres hijos, Aioros, Aioria y Seiya, tratara con los hijos de sus cinco vecinos, no se sabía exactamente los motivos pero algunos murmuraban por lo bajo que el señor de Libra profesaba un profundo odio a los demás y a sus familias pero eso solo eran rumores y nadie podía decir ciertamente que era lo que sucedía.
--¿Desean sentarse mientras esperamos por el médico?—preguntó educadamente el mayor, Aioros.
--Muchas gracias—dijo Shura.
Siendo así todos se dispusieron a esperar por el médico, mientras lo hacían se presentaron educadamente y no tardaron en ponerse a conversar, no tocaron el tema de ignorar los motivos por los cuales sus padres nunca los habían hecho frecuentarse pero no importaba en ese instante. Los tres jóvenes castaños hijos de Dhoko eran muchachos amables y atentos y dos personas particularmente notaron que los dos mayores eran muy apuestos pero no se atrevieron a decir nada aunque por diferentes motivos.
Cuando el médico llegó examinó a Shunrei y dijo que no había problemas más allá de algunos golpes pero fuera de eso se encontraba bien y podía volver a su casa. Quizás hubieran esperado un poco más los recién llegados para poder seguir conversando y conociéndose pero sucedió que una persona más apareció en el salón. Y se trataba de Dhoko.
--¿Qué está sucediendo?—preguntó el caballero de ojos verdes.
Los jóvenes no estuvieron seguros de qué decir pues las palabras habían sido dichas con algo de severidad.
--Hubo un leve accidente padre—respondió Aioros—Uno de sus caballos se desbocó y tuvimos que intervenir.
--Comprendo—dijo Dhoko--¿Se ha llamado a un médico?
--Si, dijo que no era de cuidado.
--Entonces pueden irse ¿no es así?
Los demás supieron que era mejor dejar esa casa para no causar problemas de ninguna forma.
--Agradecemos mucho lo que hicieron—dijo Shura—Es mejor que nos retiremos, nuestro padre puede preocuparse por nuestra ausencia.
--Los acompañaré—dijo Aioros.
Shunrei estaba un poco adolorida pero fue ayudada por Shiryu para marcharse, la jovencita tan solo sonrió tímidamente a Aioria como agradecimiento por su ayuda pero lo mejor era marcharse. En el camino no dijeron mucho pero parecía que después de todo no había mucho por decir.
--Gracias por ayudarnos—dijo Shura nuevamente.
--No fue nada—respondió Aioros.
Los demás parecía que se marchaban sin mirar atrás pero uno de los jóvenes esperó un poco más.
--De verdad les agradecemos su ayuda—dijo Saga.
--Si fueran tan amables de enviarnos una noticia sobre la joven Shunrei y su recuperación se los agradecería.
--Prometo personalmente hacérselos saber.
Ambos sonrieron y sus ojos brillaron al encontrarse directamente para después sentirse un poco apenados de reaccionar de esa forma, tenían que separarse pero tal vez pudieran verse de nuevo.
Cuando Aioros estuvo de vuelta en su casa se encontró con que su padre parecía aguardar para decirle algo.
--Aioros.
--¿Qué sucede padre?—preguntó su hijo mayor.
--Se que hicieron lo correcto en ayudar a alguien que lo necesitaba pero quiero aclararte algo.
--¿Qué?
--No quiero que hagas amistad con nadie de esa familia.
--¿Cuál familia?
--La de Hades ni la de Radamanthys, tampoco con la de Aiocos ni la de Minos. Lo misma va para la de Shion.
--Padre ¿Por qué nunca nos hemos visto? ¿Por qué parece que no quieres que conozcamos a nuestros vecinos?
--Solo quiero que me digas que harás lo que te pido hijo, por favor, no trates a nadie de esas familias. Ya he hablado con tus hermanos y saben mi parecer de todo esto, tan solo quería decírtelo también a ti.
--Yo…está bien padre.
--Estoy más tranquilo hijo, gracias.
El caballero se retiró pero su hijo mayor se quedó pensando unos instantes, su padre pocas veces se mostraba receloso con algo pero si se trataba de las otras cinco familias que los rodeaban nunca decía nada directamente, no sabía qué había sucedido pero se daba cuenta que si preguntaba no tendría respuestas directas. Por el momento era mejor obedecer.


Pero sucedió que justamente los dos jóvenes que habían acordado sobre las noticias de la salud de Shunrei se verían de nuevo. Al día siguiente del accidente un joven gemelo de cabello azul salió a cabalgar como si nada, ya que no era inusual no llamó la atención de nadie en ninguna manera pero no se dirigió a un sitio como el de siempre sino que dirigió a su montura en una dirección diferente, iba a la propiedad de la familia de los Libra pues había quedado formalmente de dar noticias y tal vez, solo tal vez, tuviera la oportunidad de ver a Aioros nuevamente.
Justamente esa misma mañana un joven castaño del lugar se había decidido a dar una vuelta por los alrededores para despejarse un poco pues las noticias que había tenido en las horas anteriores lo habían dejado desconcertado, trataba de relajarse dejando que el tiempo pasara y sintiendo la brisa sobre su rostro con suavidad, casi como si lo acariciaran, además también le serviría para distraerse de las palabras de su padre, nunca lo había visto actuar de esa manera con nadie y que de pronto les hablara así le resultaba un tanto desconcertante.
Cada uno de los jóvenes con sus propias ideas iba demasiado sumido en ellas como para darse cuenta de mucho, no lo hicieron al menos hasta que estuvieron a tan solo unos metros de distancia y se distinguieron con claridad, lo siguiente fue echar a andar a sus monturas para verse de frente.
--Aioros.
--Saga.
Por un instante los dos tan solo se miraban y se sonrieron como saludo, una sonrisa amable y sincera que les gustaba mutuamente.
--¿Qué haces por aquí Saga?
--Solo quería informarles de Shunrei.
--¿Cómo se encuentra? ¿Está bien?
--Está perfectamente pero por un tiempo no creo que vaya a salir a cabalgar.
--Es una pena.
--Si, tienes razón.
Por unos instantes guardaron silencio y tan solo se miraron pero era agradable mirarse aunque definitivamente debían decirse algo y no tan solo estarse mirando en silencio.
--¿Te importaría si cabalgo contigo unos momentos Saga?
--En lo absoluto Aioros.
Ambos se pusieron en marcha para seguir montando a caballo pero no lo hacían aprisa, más bien iban a trote medio y aprovechaban para conversar un poco.
--¿Revisaron a su caballo Saga?
--¿A qué te refieres?
--Pues es que le dije a uno de los caballerizos lo que vimos que hizo el caballo que traía Shunrei y me dijo que parecía veneno.
--¿Veneno?
--Si, tal vez comió algo, una hierba o algo por el estilo, de todas formas ella tuvo suerte, el caballo pudo matarla en ese estado.
--Si, tuvo mucha suerte.
Pero la mención de una palabra como veneno después de lo sucedido a Ikki hacía mella en ellos pero quizás fuera tan solo una planta como había dicho el joven castaño y nada de que preocuparse realmente, después de todo nada había sucedido o al menos nada irremediable y el de cabello azul había tenido la oportunidad de conocer a su agradable vecino que en esos momentos cabalgaba a su lado.
Siguieron charlando pero de otros temas, más bien hablaron de ellos mismos para pasar el tiempo, ni siquiera mencionaron el hecho que en tantos años nunca se habían visto pero después de todo tal vez era mejor no decir nada, tan solo vivirían el momento para que pudieran disfrutarlo y ya que iban a caballo se le ocurrió una idea al gemelo.
--¿Te gustaría una carrera Aioros?
--¿Hasta dónde Saga?—preguntó el castaño entusiasmado.
--Pues… ¿Qué tal hasta la cerca?
Señaló a su lado derecho donde se veía una alta cerca de madera pero que siendo ambos buenos jinetes no tendrían problemas en cruzar.
--¿Solo llegar o la cruzamos?—preguntó el castaño.
--Cruzarla—respondió el gemelo.
--Está bien.
--¿Listo?
--Listo.
Ambos salieron galopando aprisa para llegar al punto que habían señalado, justo en el momento exacto guiaron las riendas de sus caballos para hacerlos saltar y los equinos esquivaron el obstáculo sin inconvenientes, una vez que estuvieron del otro lado ambos jóvenes tan solo se rieron como si estuvieran de buen humor y pasaron un largo rato tan solo persiguiéndose mutuamente y mostrando su destreza como jinetes y compartiendo algunas cosas como ideas y recuerdos pero ninguno de los dos tocó el tema de sus padres, no sabían cuales eran sus motivos para mantenerlos separados todos esos años pero tampoco les interesaban en ese momento.
Sin embargo se hacía tarde y era mejor que regresaran a sus hogares pero no sin algo en especial.
--Es mejor que regrese a casa Saga.
--Que pena que ya debas irte.
--Pero me gustó pasar tiempo contigo.
--¿De verdad Aioros?
--Si.
--Entonces ¿Qué tal si nos vemos de nuevo?
--Pues…estaría bien por mí.
--¿En este sitio?
--Está bien ¿A qué hora?
--Al mediodía ¿te parece?
--Muy bien, entonces mañana al mediodía.
--Hasta mañana Aioros.
--Nos vemos mañana Saga.
Se despidieron con un gesto de su mano y después de eso cada uno puso a su montura de camino de regreso a la propiedad de sus familias pero convencidos de que era mejor no decir nada de lo que terminaba de pasar pues sin duda sus padres hubieran protestado de saberlo, aunque también muy dispuestos a volver a verse al día siguiente.
Pero quien había iniciado con su venganza contra las cinco familias seguía tramando, había fallado lo del caballo así que tendría que usar un nuevo medio, algo más directo pero que daba resultado, lo había visto con Ikki.
--Lo del caballo fue bastante atrevido—decía una masculina voz.
--Pero no resultó, el animal murió solamente—respondía otro.
--Aún existen medios, tendré que encargarme de otra manera.
Aunque debería esperar un poco para tener la oportunidad y los medios de hacerlo y supo que debía darse prisa pues descubrió algo que supuestamente los demás no debían saber.


Ese mismo día en las horas pasadas algunas personas habían salido al pueblo, el motivo era solucionar determinados asuntos referentes a sus cosechas pero no esperaban encontrarse, nunca había sucedido que se encontraran en el mismo sitio. Hades iba acompañado de Pandora y Shunrei, no era algo como para que lo acompañaran pero no le molestaba que fueran; por su parte Dhoko tan solo iba con su hijo Aioria pues Aioros se había ido a cabalgar y Seiya tenía que estudiar. Siendo así cada uno de los dos caballeros llegó por su parte y de diferente manera al centro del pueblo y no se toparon directamente, era lo mejor seguramente.
Cuando ya estaban por regresar a sus respectivas propiedades Shunrei se había quedado sentada en una especie de carroza abierta mientras que su padre y su hermana terminaban con sus asuntos, entonces fue que vio a un joven montando a caballo que llevaba las riendas de otro y parecía esperar por alguien. Aioria no se había dado cuenta en el primer momento pero después distinguió a la figura a cierta distancia de él que lo miraba. Debido a la distancia no podían decirse nada pero eso no evitó que sus miradas hablaran bastante claro de la forma en que les alegraba verse.
Quizás hubieran dicho algo o hubieran intentado acercarse pero no pudieron ya que las personas por las que aguardaban estaban llegando en ese momento y se dieron cuenta de lo que sucedía. Hades le lanzó una fría y severa mirada a su hija al ver que ella agitaba su abanico saludando al joven castaño y la muchacha tan solo agachó la mirada, de inmediato el caballero de cabello oscuro dio la orden para que se marcharan y así fue pero nada evitó que la muchacha de la trenza mirara hacia atrás buscando al castaño y le sonriera de nuevo.
En cuanto a Aioria siguió la escena en silencio y también sonrió, más al darse cuenta que la muchacha había dejado caer algo, se acercó velozmente y recogió su abanico, estaba justamente en eso cuando su padre llegó a su lado y se le quedó mirando fijamente.
--¿Qué sucede Aioria?
--Nada—respondió el muchacho ocultando la pieza en su espalda.
--Bien, entonces regresemos a casa.
La verdad al señor de Libra le habían dicho de manera indirecta que Hades estaba también en el pueblo y el de los ojos verdes no quería encontrarlo siquiera por error, era mejor que regresara a su propiedad para evitarlo y más porque no deseaba que sus hijos entraran en contacto con ninguno de esos cinco vecinos. Pero las cosas no estaban en manos de Dhoko para ser controladas y fue justamente por eso que sus hijos estaban en un camino que cambiaría su vida de forma definitiva.
Con el paso de los días era como si nada ocurriera pero estaba sucediendo y a espaldas de los señores, aunque alguien si se había mantenido atento a todo, hasta los más mínimos cambios ya que necesitaba realizar su siguiente movimiento y tenía que ser más directo antes de que las cosas se complicaran y sus proyectos tuvieran que desviar más la atención de los demás.


Pero por el momento nadie estaba al tanto del peligro que se cernía sobre sus cabezas, tan solo trataban de seguir con sus vidas, entre todos ellos parecía que Saga estaba muy contento en el tiempo que corría, se le veía sonriente y lleno de vida para todo, siempre había sido un joven que llamaba la atención pero en esos momentos sin duda nadie dejaba de notar que su carácter estaba muy animado.
--¿Qué te pasa Saga?
--¿Por qué preguntas Kanon?
--Es que te ves muy feliz, por lo general eres más serio.
--No es verdad.
--Si lo es—intervino Camus—Si fuera Milo ya sabemos que él siempre está muy sonriente pero tú siempre has sido el más serio de todos nosotros ¿Qué traes entre manos?
--Nada, estoy como siempre. Todo está en sus cabezas—respondió el gemelo mayor—No busquen cosas que no existen.
--Saga—lo llamó Milo que iba entrando—Me dicen que ya está tu caballo.
--Muchas gracias.
--¿Quieres que te acompañe?
--No hace falta Milo, gracias de todas formas.
De inmediato el joven salió listo para montar dejando a sus hermanos preguntándose por lo que estaba sucediendo.
--Saga de verdad supone que no nos damos cuenta que anda tan contento—comentó Kanon.
--Pero no sabemos porqué—dijo Camus—solo espero que no sea nada que haga que nuestro padre se enfade.
--Ya verán que no—intervino Milo—Saga es tan aburrido que nada de lo que haga puede ser malo.
Definitivamente parecía que ese era el consenso general sobre el gemelo mayor, no se metía en problemas de ninguna clase y siempre estaba atento a todo lo que le indicaban en nombre de la familia, nadie creía que fuera capaz de dar problemas sin importar lo que pasara a su alrededor. Pero de nada de eso estaba conciente el joven de ojos verdes y cabellos azules que en esos momentos cabalgaba con una sonrisa tan solo pensando en que vería a Aioros otra vez, de verdad no era capaz de explicarse siquiera que la simple idea de estar a su lado bastara para sentirse contento.
Siendo así y con el corazón ligero Saga estaba ya en el sitio en el que habían estado citándose y viéndose sin que lo supieran sus familias, no había nadie aún pero tal vez eso se debía a que él en su impaciencia siempre llegaba antes y aguardaba al joven castaño con su corazón sonriente. Estaba en silencio tan solo tratando de aguardar cuando vio una figura galopante que se acercaba a él sin perder el tiempo y no tardó en reconocerlo, era él.
--Aioros.
--Saga.
El recién llegado también sonreía y se sentía contento de que pudieran seguir viéndose aunque fuera más bien a escondidas pues no le había dicho a su padre que estaba transgrediendo la petición que le había hecho de no entrar en contacto con nadie de las otras cinco familias. Sin embargo teniendo a Saga delante de él no le interesaba mucho pensar en su padre, tan solo contaba el gemelo en esos momentos y le daba verdadero gusto poder estar a su lado al menos unos instantes.
--¿Cómo has estado Aioros?
--Muy bien Saga ¿y tú?
--Bien.
--¿Quieres que cabalguemos por los alrededores?
--Por supuesto.
De inmediato los dos se pusieron en marcha espoleando levemente a sus caballos y recorrieron la distancia sin problemas, compartiendo su tiempo y disfrutando de su compañía, charlando de todo lo que quisieran y sintiendo confianza de esa otra persona que compartía sus sueños e ideas para el futuro, no había nada de malo en eso y no encontraban motivos para dejar de hacerlo, no para ellos en todo caso. Pero había quien no pensaba de la misma manera y no tardaría en dejar saber su postura al respecto.


Mientras los dos, el joven castaño y el de cabellos azules, estaban contentos y disfrutando de la compañía no se dieron cuenta de dos cosas: la primera que estaban en los límites de las tierras de Libra y la segunda que alguien los vio a la distancia y no le gustaba nada el que estuvieran juntos en esos momentos y se decidió a separarlos de inmediato.
--¡Aioros!—se escuchó un grito que rompió con todo el momento.
Alguien más fue a ambos jóvenes que se detuvieron y tan solo fueron capaces de observar que Dhoko llegaba a toda prisa a su lado sin darles siquiera la oportunidad de hablar.
--Ve a la casa de inmediato Aioros—ordenó Dhoko.
--Pero papá…
--Ve y en cuanto a ti—dijo mirando a Saga—Si vuelvo a verte a ti o a cualquiera de ustedes en mis propiedades no será con un aviso que los eche.
Los dos jóvenes no sabían que esperar de esa escena pero como Aioros parecía mortificado Saga se decidió a no decir nada y tan solo se fue. De inmediato los dos de la propiedad de Libra fueron de regreso a casa, desmontaron y Aioros fue llevado al interior sin perder el tiempo hasta llegar al salón de descanso; Seiya y Aioria estaban ahí pues el segundo hermano ayudaba al tercero a estudiar y les tocó presenciar la escena entre padre e hijo.
--Te dije que no hicieras amistad con nadie de esas familias Aioros—dijo Dhoko con severidad.
--No es malo hacer amistades padre, además Saga es…--trataba de explicar el muchacho.
--Te lo dije una vez y te lo voy a repetir Aioros: no quiero que traten con nadie de esas familias, no quiero tener que repetir esto nunca más, si ellos van por un camino tu tomas el otro, no te cruces con ellos.
--¿Pero porqué?
--Soy tu padre y no te daré explicaciones sobre mi proceder, lo único que quiero es que me digas que no volverás a verlos.
--Es injusto esto.
--Basta ya, he dado mi parecer y es todo lo que cuenta.
Aparentemente la conversación había llegado a su fin cuando el caballero se dio vuelta para marcharse pero para el castaño mayor no era todo.
--Es absurdo lo que me pides padre.
Dhoko se detuvo por completo y volteó a ver a su hijo, aparentemente ese muchacho de cabellos azules le importaba de alguna manera y él no pensaba permitir que eso continuara.
--No te atrevas a cuestionarme Aioros.
--No quiero hacerlo pero…
--Vas a obedecer en esto.
--Pero…
--¡No quiero cerca a nadie de esas malditas familias!—gritó Dhoko.
Ante esa reacción sus tres hijos tan solo pudieron mirarlo, su padre jamás actuaba de esa manera y mucho menos con ellos, fuera lo que fuera que pasara entre ellos sin duda tenía profundas raíces cuando hacía que el caballero procediera de esa manera; Dhoko no dijo nada más, dio vuelta y fue a su despacho donde tendría que pensar en algunas medidas extras de seguridad para sus hijos, no pensaba permitir que ninguno de las otras cinco familias se acercaran a ellos. En cuanto a los tres jóvenes no sabían que pensar, no comprendían lo que ocurría pero si sabían que aunque preguntaran su padre no les daría una respuesta directa.
Por su parte Dhoko al quedarse solo en su despacho se decidió a tomar nuevas medidas para evitar que se acercaran a sus hijos, tal vez eran extremas pero no dudaría en hacer lo que fuera para mantener a salvo a sus hijos de esos culpables de tantos males, no lo iba a permitir de nuevo.


Continuará…
Notas finales: Espero que les interesara y me dejen saber que les parece.

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