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Arte por zion no bara

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Notas del fanfic:

Pues esta trama fue de las que más me gustó hacer, apenas la empecé y creo que sólo me tomé un descanso para terminarla, espero que les guste a los demás.

Notas del capitulo: Es la novena de dorados pero la catorceava de todas estas tramas y es además la tercera con un escritor. De verdad espero que les guste a quienes lean.
Una tarde de mil ochocientos ochenta y cuatro un joven que apenas estaba en los catorce aos pasaba una tarde al lado de adultos, no era precisamente la mejor forma de vivir sus horas pero siendo una poca en la que todo estaba perfectamente delimitado y cualquier intento de evadir las reglas era muy mal visto no era tan inusual. As pues el muchachito castao de destellantes ojos pardos no haca un slo sonido mientras su padre charlaba con un conocido, al menos su padre se refera a la gente como conocidos, personas que alguna vez le fueron presentadas, gente cuyo nombre haba escuchado, familiares, pero la palabra amistad era muy rara que saliera en una conversacin con l.
Permanecan hablando o ms bien el padre del castao hablaba sobre la adquisicin de un cuadro, no era normal que se encargara personalmente de eso pero lo haba hecho ya que le estaba dando unas indicaciones personalmente al artista. El de los ojos pardos guardaba silencio resignadamente pero el pintor deba terminar con otro cuadro y como era necesario su modelo para esa labor y ya era casi el fin del cuadro el caballero que iba con su hijo no se neg a continuar la charla con alguien ms en la habitacin. Pero algo iba a cambiar cuando una persona ms lleg al lugar.
El castao adolescente no saba en ese momento quien era el caballero al que estaban recibiendo, su nombre le pareci familiar en un primer momento pero no estaba seguro del porque, vea a su padre actuar con cierto aire de indiferencia hacia el recin llegado pero esa era completamente usual en l. Despus de unos momentos supo quien era, su nombre, al menos su apellido le deca que era hijo de un afamado mdico que haba desarrollado un mtodo para curar un mal de los ojos, su abuelo haba recuperado la vista gracias a eso.
Las palabras que intercambiaron en los siguientes momentos fueron ms bien banales mientras el pintor terminaba con su obra y en algn momento sucedi, dio los ltimos retoques y estaba listo. El joven modelo abandon la estancia pues ya no tena porque estar ah y los tres adultos dieron sus opiniones del trabajo pero en el recin llegado haba algo ms que simple admiracin por la obra.
--Que lastima que una criatura de hermosura tan extraordinaria llegue a envejecer!
Si bien el padre del joven castao no pareca compartir ese punto de vista el pintor si lo hizo y pareca estar de acuerdo pues agreg algo.
--Sera maravilloso si l permaneciera exactamente como est ahora, y fuese el retrato el que envejeciera y se marchitase.
Al joven que los escuchaba le pareci una idea interesante pero evidentemente imposible, era solamente una idea que no tena ninguna aplicacin, guardaba silencio mientras los tres caballeros seguan hablando y de alguna manera le dio la impresin que a su padre no le era muy agradable la presencia de quien hablaba con el pintor, entonces record que su nombre le haba sido familiar por algo ms: era un escritor. Haba escrito un libro de poemas. Fue quizs por eso que sigui con ms atencin la conversacin pero lleg el momento de retirarse.
--Entonces quedamos en lo convenido—deca el padre del joven.
--Por supuesto lord Sagittarius—dijo el pintor.
Siendo as quedaba estipulado de palabra que el caballero tendra un cuadro del pintor Basil Ward (1), pero haba alguien ms de quien deban despedirse.
--Que tengan buen da caballeros—dijo el de Sagittarius.
Pareca que no dirigira la palabra directamente al otro hombre. Su castao hijo estaba listo para marcharse pero no lo hara sin decirles unas palabras a ambos caballeros.
--Que pase una tarde agradable mister Ward—dijo atentamente el joven castao.
Entonces se dirigi delante del escritor pero fue como si no supiera que decirle ante lo cual el caballero se le adelanto.
--Fue un placer tenerlo presente joven Aioros.
--El placer fue mo mister Wilde.
Esas simples palabras fueron todas las que dijeron, no volveran a cruzarse sus caminos sino hasta unos aos despus cuando sus vidas seran muy distintas pero iban a volver a verse, el joven Aioros Sagittarius nunca olvidara con el correr del tiempo lo que fue ese primer encuentro con Oscar Wilde…


Durante el ao de mil novecientos noventa no se haca presente ningn cambio, no uno que les resultara muy notable a los dems, para los jvenes que se encontraban cursando sus estudios la universidad de Oxford su existencia era comn, no haba noticias demasiado alarmantes ni nada parecido. La mayora de los que estaban terminando sus estudios en la universidad venan de buenas familias, algunas de ms nombre que otras, y aunque no debera de haber importado eso la verdad era que si contaba mucho o al menos para varios lo haca. Aunque haba jvenes que escapaban de esa forma de comportamiento.
Entre quienes no vean mucho sentido a hacer diferencias por quienes eran sus familias o sus orgenes se encontraba el joven Aioros Sagittarius, era un excelente estudiante y con un buen futuro decidido de antemano por su padre, caballero que anhelaba que su hijo siguiera por el camino que l haba planeado pero cuya salud se encontraba algo desquebrajada para imponerse, an as su hijo procuraba no darle problemas de ninguna clase, ms bien lo mantena tranquilo. Era ese da justamente en el que cumpla veinte aos y era un joven muy formal y atento, de hecho era todo lo que se esperaba que fuera un muchacho de una buena familia de rancio abolengo y fuertemente enraizada con el estilo de vida victoriano.
Ese da el joven Aioros lea con avidez el ejemplar del Lippincotts Magazine entre sus manos, lo encontraba uno de los escritos ms maravillosos que pudiera haber tenido la oportunidad de leer, no en si mismo pero si por lo que estaba publicando. Desde las primeras lneas el joven castao se haba quedado prendadamente interesado en la historia que le ofrecan a los lectores y que desde el primer momento estaba causando ya polmica pues casi de forma unnime los crticos la haban condenado, se trataba de El Retrato de Dorian Gray (2), de Oscar Wilde.
Desde aquel da en que se haban conocido en el estudio del pintor Basilio Ward el de ojos pardos haba llegado a pensar en el autor, haba seguido con los aos su trabajo pues lo encontraba uno de los autores ms brillantes e ingeniosos que hubiera ledo y lo que encontraba an ms extraordinario era que se trataba de un artista vivo, alguien con quien an se poda charlar directamente. Pero sus caminos hasta ese momento no se haban tocado de nuevo. Le hubiera gustado tener una oportunidad de verlo otra vez, recordaba lo que haba sido ese breve intercambio de palabras entre los dos y sin duda estaba seguro que podra hacer algo mejor si tuviera la oportunidad de nuevo.
Con esos pensamientos en mente sigui con su lectura y escuch voces que se aproximaban, se trataba de un grupo de compaeros que charlaban de algo pero l no les prest mucha atencin, prefera que pasaran de largo o al menos que no lo distrajeran mucho tiempo, as fue, los muchachos simplemente lo saludaron como de pasada y siguieron con su camino, era mejor as, Aioros haba descubierto que entre ellos iba su compaero Alfred, lord Alfred Douglas, el hijo del marqus de Queensberry, nunca le haba agradado, su forma de ser le resultaba menos que grata y procuraba no hablar mucho con l ni con sus amistades, era un esnob con todo lo que eso significaba.
Pero no le qued tiempo para pensar en nada que tuviera que ver con sus estudios, la escuela o sus compaeros, en ese preciso momento lo llamaron a la direccin en donde recibi noticias desfavorables por parte del mismo rector.
--Nos han llegado noticias de su hogar—deca el directivo—Lamento ser quien deba informarlo.
--Qu sucede?—pregunt el joven.
--Lamentablemente su padre falleci, lo lamentamos profundamente.
El joven castao cerr los ojos por unos segundos tratando de controlarse, su padre haba muerto, senta deseos de llorar pero no poda demostrar ese tipo de emociones delante de las dems personas. Se alist para ir a casa, lo cual no tard en suceder, deba estar presente y hacerse cargo de varias tareas que no esperaba tener que enfrentar pero lo llev a cabo todo. Cuando tuvo un poco de tiempo para si mismo se qued descansando en el que fuera el estudio de su padre, vio todo alrededor, ahora era lord Aioros Sagittarius, pero no senta que eso significara nada. No saba que esperar del tiempo que vendra pero sera muy intensa la espiral en la que su vida se vera sumergida.


Al correr del ao mil ochocientos noventa y uno la vida en Londres pareca ser exactamente la misma, en ese tiempo el joven Aioros permaneca entre la gente como cualquiera, segua siendo un joven como cualquier otro y nada en l llamaba demasiado la atencin, nada negativo en todo caso pues segua siendo un excelente estudiante y un modelo de todo lo que deba ser un joven lord, pareca que su vida marchaba bien. Pero eso slo era apariencia, ese joven castao no hubiera sido tan bien visto si los dems se hubieran enterado de su estilo de vida, uno que no era aceptado a pesar de presentarse como una especie de subcultura en esa Inglaterra victoriana en la que vivan. Sencillamente Aioros prefera la compaa masculina.
Ese era un tiempo en el que las relaciones entre personas del mismo sexo se condenaban y deban ir a prisin, esa era la ley. Por eso Aioros y la gente como Aioros no decan nada al respecto, la discrecin era lo mejor. Aunque es vlido decir que el joven castao era ms bien reservado y nadie haba sido una pareja formal hasta ese instante, tampoco era promiscuo, por el momento nadie haba sido lo suficientemente importante para quedarse a su lado y compartir su vida, aguardaba a que ese hombre especial llegara y estaba seguro que as sera a su tiempo.
Ese momento pareci presentarse por medio de noticias que corran y gracias a amigos comunes: poda ver a Oscar Wilde. En los aos anteriores desde que lo conociera Aioros haba seguido la obra del escritor y todo lo que lea de l le gustaba y le fascinaba, haba recordado con frecuencia esa nica vez en que lo conoci y deseaba tener la oportunidad de verlo de nuevo. La cuestin era que un amigo comn, el poeta Lionel Jhonson, iba a estar en una reunin en la que estara presente Wilde, necesitaba estar ah y verlo otra vez, lo cual no le cost trabajo que sucediera, en poco tiempo estaba invitado y sobre todo entusiasmado por la idea de verlo de nuevo. No saba lo que iba a pasar pues es encuentro no se limitaba a l solamente sino a varias personas que en un futuro viviran de forma muy distinta.
Cuando Aioros lleg a la reunin haba ya varias personas presentes pero quien l deseaba ver no estaba ah, sin embargo vio a un amigo acercarse a saludarlo.
--Hola Aioros.
--Qu tal Robbie?
Se trataba de un joven casi de su edad, slo un par de aos mayor, pero de todas formas una amistad grata para l, se llamaba Robert Baldwin Ross pero sus allegados lo llamaban con afecto Robbie, vena de Canad, y al castao le resultaba muy agradable.
--No saba que nos encontraramos aqu Aioros Cmo van las cosas en tu vida?
--Mejor Robbie, he logrado ponerme al da con todo lo que debo manejar y me siento tranquilo. Me podras decir algo?
--Con gusto.
--Sabes cuando llegar mister Wilde?
--Llegar cuando deba llegar, no te inquietes, lo conocers, prometo que te lo presentar.
--Gracias.
Era cierto que Oscar Wilde y Robert Baldwin eran amigos y aunque en ese momento no era sabido haba sido este joven quien haba ayudado al escritor a reconocer una parte muy importante de su vida, la de sus verdaderas preferencias (3). Pero en ese instante no importaba, esa amistad importara mucho ms despus. Sin embargo en ese momento ambos jvenes siguieron charlando, el castao se mantena muy atento a cuanta persona llegaba y siendo as tambin vio la llegada de un hombre de cabellos azules y ojos verdes pero lo dej pasar. No era quien le interesaba.
Haba otros conocidos presentes y unas cuantas personas ms le fueron presentadas pero an as el de ojos castaos se mantena atento a cualquier indicio, fue por eso que no se dio cuenta que alguien estaba muy atento a l, una persona que se decidi a conocerlo por medio justamente del confiable Robbie.
--Aioros sigues esperando?
--Slo estoy atento Robbie.
--Mientras esperas deseo que conozcas a alguien, permteme presentarte a un amigo, es de Amrica, se llama Saga Gemini.
--Es un placer—dijo el de cabellos azules.
--Igualmente—respondi el castao.
Robbie se fue pero ambos jvenes se quedaron hablando un poco o ms bien Saga plant su pie en el lugar y no pareca que quisiera moverse de ah; Aioros se mostraba atento pero la verdad era que estaba ms atento a la entrada, esperando simplemente.
--Siempre ha vivido en Inglaterra Aioros?
--Si, toda mi vida.
--Yo nac en Nueva York pero mi familia era de Grecia, migraron hace aos, generaciones ms bien, me he permitido una vida bastante libre, he viajado por Europa en los aos anteriores y debo decir que me gusta bastante poder hacerlo, aunque Inglaterra tiene un extrao encanto.
--Espero que disfrute de su estancia en el pas.
--Lo har.
Siguieron hablando mientras el tiempo corra, el castao lo senta pero el de ojos verdes no mucho, estaba ms bien encantado con ese joven delante de l Quin saba lo que podra suceder? Inevitablemente mientras estaban ah sali el tema por el cual el de ojos pardos estaba tan interesado en estar presente.
--As que vino porque desea conocer a Oscar Wilde?—preguntaba Saga.
--De hecho lo conoc hace aos—dijo Aioros—Pero dudo que me recuerde, me gusta mucho su obra y deseara conocerlo un poco ms.
--Es un personaje de lo ms especial, tuve la oportunidad de conocerlo cuando fue a Nueva York.
--De verdad?
--As es, supe que cuando lleg y en la aduana le preguntaron si tena algo que declarar les dijo “Nada a excepcin de mi talento”, sin duda tiene una visin de la vida muy particular. Me convenc en sus conferencias.
--Fue a sus conferencias?
--Si.
En el ao de mil ochocientos ochenta y dos Oscar Wilde haba tenido fuertes problemas econmicos y parti a Estados Unidos para dar una serie de conferencias pero no obtuvieron del todo una buena respuesta pues las personas estaban ms atentas a su apariencia un tanto excntrica que a sus palabras. Saga que lo haba visto tena la idea que era un ingls robusto con modales afeminados que contrastaban con su aspecto ms bien vigoroso, usaba el cabello largo y dividido por la mitad con un saco de terciopelo, medias y zapatos de hebilla. No era de extraarse que para el ao siguiente ya estuviera de vuelta en Inglaterra.
--Me hubiera gustado estar presente—coment el castao—Es un gran escritor y ha trabajado mucho a favor de las letras inglesas.
--Tuve la oportunidad de leer sus cuentos (4)—mencion el de ojos verdes—Son especiales.
--Son hermosos.
--Tambin su novela, El Retrato de Dorian Gray, en cierta forma me recuerda a El Extrao Caso del Doctor Jeckill y Mister Hyde, aunque tambin a William Wilson (5).
--No puedo ver esa relacin, la obra de Oscar Wilde es nica.
Definitivamente ese castao admiraba a Oscar Wilde, eso no lo dudaba el de Gemini, pero no por eso se desanimaba, saba bien que a veces los jvenes eran ms impresionables por la aparicin de un artista, al menos l agradeca haberlo conocido antes de la llegada del autor pues si hubiera sido despus no podran haber hablado.
--Quisiera dar una breve vuelta por el saln—dijo Saga--Sera tan amable de acompaarme?
El castao vacil por un instante pero al ver la expresin del otro no pudo negarse.
--Est bien.
Ciertamente caminaron por al lugar reconociendo a algunos y saludando a otros, mientras lo hacan Saga le contaba un poco ms de su vida al otro joven, lo ms notable aparte de sus orgenes griegos y de la fortuna que haba hecho en Amrica su familia pareca ser que el de cabellos azules haba aprendido lo que se consideraba una hazaa en ese tiempo que era hablar el francs sin acento americano y que su abuelo haba peleado al lado de Lord Byron por la causa griega a favor del prncipe Mavrocordatos (6).


Era una historia interesante pero lleg un momento en el que de los ojos verdes no deseaba perder ms tiempo, deseaba saber exactamente en qu terrenos estaba con ese joven castao.
--Es usted muy bueno escuchando joven Aioros, espero no estarlo aburriendo.
--En lo absoluto, me parece muy entretenido.
--Espero llegar a ser ms que entretenido.
Y dicindole eso acarici su mano suavemente, fueron slo unos momentos que el de ojos pardos se qued sin palabras y sin saber que hacer, termin por sonrer nerviosamente y el otro aprovech para estrechar un poco ms su mano entre las suyas, como si declarara que no deseaba que se separaran esa noche. Sin embargo en esos instantes en que los dos haban quedado lejos de la entrada fue justamente cuando lleg la persona que tanto haba esperado el de Sagittarius y para cuando se dio cuenta de la breve conmocin por esa presencia alguien ms haba sido presentado primero.
--Lleg Oscar Wilde—dijo Aioros retirando su mano y alejndose de Saga.
Cuando Aioros se acerc escuch que el escritor hablaba pero se sinti inquieto, estaba hablando con alguien que Lionel Jhonson le haba presentado apenas unos segundos antes, era joven igual que l, haba estado en Oxford igual que l (slo que haba abandonado la escuela por un problema), vena de una buena familia igual que l pero lo inquietaba que fuera a quien le presentaran primero. Se trataba de lord Alfred Douglas y sin duda con su sola apariencia ya haba ganado bastante de la atencin del autor que se estaba presentando en ese momento.
--Mi nombre es Oscar en honor a mi padrino el rey de Suecia y Noruega (7), Fingal por el hroe galico padre de Ossian y vencedor de los enemigos extranjeros de Ern, OFlahertie por el primer historiador de Irlanda, Wills igual que mi padre aunque es un nombre demasiado frecuente en mi familia.
Como muchos de los presentes esperaban ser presentados se dieron algunos saludos y en ese momento Oscar Wilde volte exactamente a la direccin en la que estaba el castao pero antes de que este pudiera decir nada el escritor habl.
--Un rostro conocido Cmo se encuentra Saga Gemini?
--Un placer verlo de nuevo mister Wilde—dijo formalmente el de cabello azul.
El de ojos pardos se qued un poco sorprendido por la escena y no tard en ser presentado gracias justamente al de ojos verdes.
--Me permito presentarle a alguien mister Wilde—dijo Saga—Vino exclusivamente para conocerlo a esta reunin, su nombre es Aioros, Aioros Sagittarius.
--Cmo es esto posible?—preguntaba el escritor—Pero si es el hijo de Lord Sagittarius, hace aos tuve el placer de conocer a su padre.
--Nos conocimos—dijo el castao—Hace aos nos vimos, slo una vez.
--As fue, en el estudio de un amigo.
Aioros no pudo sino sonrer, Oscar Wilde lo recordaba a pesar de los aos.
--Quin dira que se veran de nuevo?
Ese comentario haba sido de Alfred Bruce Douglas que no pareca disfrutar el ser hecho a un lado y no pas mucho para que de nuevo tuviera toda la atencin del autor, pues si bien en unos instantes estaban charlando pareca que desde ese momento nadie ms contara en la reunin para el escritor, slo el joven Douglas. En ese momento no pareca que fuera nada ms que el encanto tan personal que posea Oscar Wilde pero pareca que se estaba esforzando por ser ms encantador en esa ocasin y para quienes lo conocan eso no pasaba desapercibido. Tampoco para quienes no y ese fue el caso de Aioros que sinti que la reunin ya no era tan agradable al ser dejado en segundo trmino.
Lo que no saba era que ese joven hombre de cabellos azules no se daba por vencido tan fcilmente en lo que le interesaba y ese castao sin duda era interesante para l.
La primera parte, como la consideraba Aioros, ya estaba cumplida, era conocido por Oscar Wilde, ahora slo quedaba formar parte de su crculo cercano de amigos y ya que tenan amigos comunes eso no resultaba tan difcil, aunque no todos los de ese crculo eran amigos de Oscar sino ms bien eran una especie de satlites esperando lograr algo del brillo del tan comentado ingenio del autor en ellos. Era el inicio de una poca dorada para el escritor, su personalidad resplandeca, tena una vestimenta que para la poca resultaba extravagante, su obra era leda y polmica, conquistaba los mejores salones de Londres pero eso no evit que tuviera amistades que se consideraran ms bien equvocas con algunas personas. Pero nada de eso empaaba sus triunfos literarios que seguan en boga. Haba dejado por completo la poesa para dedicarse a los ensayos, su libro Intentions (8) estaba circulando y pareca que su carrera de autor slo poda ascender; aunque era verdad que en ocasiones lo tachaban de ridculo, sus singularidades y sus dichos ingeniosos y agudos eran citados por todas partes.


Al tanto de todo eso estaba un joven Aioros que segua siendo muy aficionado a estar en compaa del escritor aunque no era tomado tan en cuenta como le hubiera gustado, para Oscar Wilde era una especie de joven con el que se poda charlar de forma amena y encantadora pero nada ms, eso era quizs porque ese castao comprenda su obra mejor que la mayora de sus aduladores pero ms all de eso era como si siguiera siendo ese adolescente que haba conocido aos atrs. Adems en ese tiempo la vista del autor estaba demasiado centrada en una sola persona y no era el de ojos pardos.
Para una persona ms eso no importaba demasiado y segua en su intento de conocer mejor a ese joven Sagittarius que lo tena muy firme en su idea de quedarse en Inglaterra. Saga se haba hecho muy aficionado a la compaa de Aioros, le gustaba estar a su lado y sus conversaciones, tambin le gustaba su cabello y sus ojos castaos y la forma en que sonrea con suavidad pero no estaba seguro de cmo manejar ese inters en l por el tema de Oscar Wilde, era con frecuencia, demasiada frecuencia, que se escuchaba el nombre del escritor entre los dos y no era que no le interesara pero la verdad le parecan ms importantes otros temas.
--Me gustara visitar a Oscar—deca Aioros.
--Tal vez podamos ir a cenar—coment Saga.
--Eso sera una excelente idea, me gustara que nos reuniramos, me gusta su conversacin.
--Si, lo s.
Ambos estaban en esos momentos reunidos en el Caf Royal (9), apenas llevaban unos minutos en el lugar cuando un conocido de ambos, Arthur Conan Doyle (10), los salud, como era conocido de Wilde y escritor igual que este ellos saban quien era. Haban acordado reunirse ah para charlar pero segn su costumbre el de ojos pardos pareca querer que la reunin fuera de tres: l, Saga y Oscar Wilde.
--Quisiera hacer unas diligencias maana—comentaba Aioros.
--Con mucho gusto te acompaara—se apresur a decir Saga.
--Viene el cumpleaos de Oscar y deseo hacerle un regalo.
--Sabes su fecha de cumpleaos? Yo ni siquiera s la tuya.
--Cumple aos el diez de octubre No lo sabas?
--Lo ignoraba por completo pero parece que t sabes mucho de l. Lo nico que s de l es que naci en Irlanda y que su padre era un mdico reconocido.
--Naci en Dubln—dijo Aioros—En el ao de mil ochocientos cincuenta y cuatro, su padre era Sir Williams Robert Wills Wilde (11), fue un destacado mdico cirujano; su madre es Jane Francesca Elgee (12), lady Wilde era escritora y nacionalista de la causa irlandesa. Sabas que estudi en el Magdalen College?
--Lo ignoraba.
--No slo eso Saga, gan premios por sus escritos, por su poema Ravenna obtuvo el Oxford Newdigate Prize, despus obtuvo el ttulo de Bachelor of Arts, gradundose con la mayor nota posible. Vivi de nuevo en Irlanda y segn s se enamoro de una dama, Florence Balcombe, pero ella se comprometi con alguien ms, el escritor Bram Stoker (13). Entonces Oscar regres y ha vivido la mayor parte del tiempo aqu, aunque se han dado sus viajes a Pars y estados Unidos.
--No s si es buena idea que viaje tanto, deja con mucha frecuencia a su esposa e hijos.
--No creo que a su esposa (14) eso le incomode, ella se queda con sus hijos, Cyril y Vyvyan, adems debe saber lo que es estar con un hombre lleno de ocupaciones, su padre fue Horace Lloyd, consejero de la reina Victoria.
--Si—murmur el de ojos verdes—Despus de todo fue la dote de ella la que les permite vivir como viven.
--No digas algo semejante Saga, es injusto.
No era del todo un secreto que antes de ese matrimonio Oscar Wilde estaba en problemas econmicos y que la dote de su esposa les permita llevar una vida bastante desahogada e incluso vivir en el nmero diecisis de Tite Street. Algunos decan que haba sido un matrimonio meramente por conveniencia mientras que otros crean que realmente se haba enamorado de su esposa.
--Adems—segua el castao—Ha dedicado mucho de su tiempo y genio para trabajar, eso no lo hara un interesado.
--Slo escribe—dijo el de ojos verdes.
--Hasta hace unos aos enseaba valores estticos adems de las conferencias, tambin fue revisor de revistas como la Pall Mall Gazette y despus se convirti en el editor de Woman's World (15).
--Aioros, no es que no lo disfrute pero podramos hablar de algo que no sea Oscar Wilde? Si quisiera saber algo ms de l le preguntara directamente.
--Ahora que lo pienso no s como es que ustedes se conocen Saga.
--Fue en Nueva York, durante las conferencias que dio, asist, me llam la atencin algunas de sus ideas y me present, eso es todo, la verdad me asombra un poco que me recuerde.
--Sobre que hablaron?
--Dijo algo de apoyar un socialismo anarquista (16), en ese momento me interes.
--A mi me hubiera gustado ir a esas conferencias.
El de cabellos azules estaba por suspirar, fue otra tarde de hablar de Oscar Wilde.


Eso no evitaba que los dos siguieran vindose y frecuentndose, as como el formar parte del crculo del escritor, aunque alguien ms estaba muy cercano a ese medio, mucho ms de lo que pudiera estar cualquiera de los dos y para el cumpleaos nmero treinta y siete era ya sabido por ellos que haba algo entre Oscar Wilde y el mucho ms joven Alfred Douglas. Por lo que saban los cercanos el autor estaba encandilado con los supuestos encantos del caprichoso joven pero an nadie sospechaba lo que podra suceder entre los dos a futuro.
--Es un placer verlos—comentaba el escritor al recibirlos.
Aioros y Saga haban llegado juntos porque el de cabellos azules haba acordado con el castao verse antes pero no fue discreto el de Sagittarius en mostrar su inmediato inters por algo ms que ya estaba siendo abierto entre su crculo de amistades. Los amigos se haban decidido por una pequea reunin privada para celebrar a Wilde y est apenas si dejaba solo al joven lord Douglas, acto que segua con mucho inters el de ojos pardos.
--Cualquiera dira que no disfrutas la velada Aioros.
--En realidad no lo hago Saga.
Ambos charlaban un poco apartados pero desde sus sitios podan ver perfectamente como la pareja de Wilde-Douglas era el centro de atencin de todos los dems.
--Qu pasa Aioros? Qu es lo que te est incomodando?
--Oscar est demasiado entusiasmado con Alfred.
--Y qu con eso? Deberan ser ellos los que se preocupen, y por como actan no creo que a ninguno de los dos les moleste, ya lo vez, Oscar lo llama Bosie con mucho afecto.
--As lo llamaba su madre.
--Conoces a Alfred Douglas?
--Si, estudiamos en Oxford, al menos hasta que l abandon la escuela, nunca ha sido sino un dolor de cabeza.
Al de cabellos azules le daba la impresin que su castao acompaante en verdad estaba molesto y preocupado por la idea de que pudiera haber una relacin ms estrecha entre ambos, quizs fue por eso que termin contndole unas cosas a Saga que el otro nunca haba escuchado siquiera. Resultaba que Bosie era el tercer hijo de John Sholto Douglas, marqus de Queensberry, y lady Sibyl Montgomery. Su padre era el heredero de una de las familias ms antiguas de Escocia y haba escrito las Reglas Queensberry (17) pero de ah en fuera era poco lo que se poda decir a su favor, era ateo intolerante, golpeaba a la gente cuando no estaban de acuerdo con l, agreda a su familia y escriba cartas injuriando a los dems. Su madre, que de joven haba sido muy celebrada por su belleza, se haba divorciado de l por estas razones y porque haba pretendido obligarla a vivir en un tro con una joven que era su amante pero no por eso terminaron las agresiones contra ella ya que le negaba su pensin y le mandaba cartas horribles.
Pero por si mismo Bosie tena muchas cosas de las cuales comentar. Cierto que haba escrito por su cuenta y que incluso haba sido editor de la revista The Spirit Lamp en la universidad pero no haba terminado con sus estudios, la relacin con su padre era sinceramente de odio, adems de eso era abiertamente procolonialista, antinegro, antiirlandes y antisemita (18) y era muy capaz de la injuria y la difamacin. Al castao nunca le haba agradado, a su forma de ver no era sino un mediocre. Pero nada de eso pareca ser notado por Oscar Wilde.
An con esos conocimientos, que sin duda alguien ya le habra dicho a Oscar Wilde, no pareca que a este le disgustara o lo incomodara de ninguna manera, por el contrario complaca y consenta al joven Bosie en todo cuanto deseaba. Y para Aioros eso era preocupante, no poda sino preguntarse por lo que sucedera a futuro entre ellos y sinceramente no crea que sera algo bueno o sencillo de manejar.
La vida de Oscar Wilde era en esos momentos un movimiento continuo, casi como de forma compulsiva, se esperaba de l el ingenio, su desbordante conversacin, el triunfo literario le sonrea y le permita tratar con algunos de los mejores escritores de su poca, Mallarm, Lorrain, Moras, e incluso haba podido fascinar a un alcohlico Verlain cuando lo visit en Pars. Pareca que nada podra sino ser xito, ms an cuando continu con sus obras para ser escenificadas. Haba escrito El abanico de Lady Windermere que se estren en mil ochocientos noventa y dos y su periodo de xitos crecientes como autor teatral daba inicio. Aioros y Saga estuvieron presentes en el estreno en el Saint James Theatre y se unieron al aplauso unnime al terminar la funcin.


Por ese tiempo los dos seguan vindose y frecuentndose pero Aioros no se daba cuneta o no quera darse cuenta de lo que el de cabellos azules en realidad buscaba al estar a su lado, cierto que hablaban y salan juntos y todo eso pero no se haba dado nada ms. No hasta que Saga un da sin ms lo haba besado y le haba sonredo como esperando que dijera algo pero lo cierto fue que no recibi una respuesta, el castao se haba inquietado y murmurando una despedida se haba marchado velozmente, nada ms. Cuando volvieron a verse el de ojos verdes no dijo ni una palabra sobre el beso y al de ojos pardos le pareci lo mejor.
As que por un tiempo estuvieron tranquilos pero alguien ms se haba dado cuenta de algo entre los dos y por eso cuando tuvo la oportunidad se decidi a comentarlo. Estaban en una reunin de amigos cuando casi sin proponrselo Aioros pudo hablar unos momentos en privado con Oscar Wilde.
--Me alegra contar con su compaa—deca el escritor—Es agradable saber que ambos se encuentran confortables.
--Saga es un buen compaero.
--Por favor Aioros, es un hombre encantador, est muy interesado en ti, s que incluso ha extendido su estancia en Inglaterra para estar contigo.
--Yo no estoy seguro de que mi inters por l sea el mismo.
--Deberas darte la oportunidad al menos, eres joven y guapo, puedes tener a un excelente compaero contigo.
--Yo…
--Tan slo medtalo, es todo lo que digo.
--Me preocupa lo que otros pudieran opinar de algo as Oscar.
--No deberas, no te limites, “el vicio supremo es la limitacin del espritu”.
--Saga me agrada, en verdad, pero no s si lo que tengo con l sea bastante para una relacin.
--Querido Aioros, “nadie puede cerrarle las puertas para siempre al amor”, no dejes escapar a Saga, es un americano interesante.
Con una suave sonrisa el autor se retir y sigui en la reunin…al lado de Bosie, Aioros los observ por un largo rato, fuera lo que fuera que los una en ese momento sin duda no iba a terminarse pronto, agach la vista y decidi que era momento de retirarse. Al estar a punto de marcharse alguien le dio alcance.
--Aioros.
Dio vuelta para encontrase con Saga.
--Te retiras tan temprano Aioros?
--Creo que es mejor que lo haga Saga.
--Antes de que lo hagas deseara decirte algo, es importante.
--De qu se trata?
Aunque esa pregunta era ms bien una formalidad pues el castao saba bien lo que le dira el de los ojos verdes.
--Aioros, no creo que ignores lo mucho que me interesas, no slo por esa ocasin en que te bes, es ms que eso, quiero estar a tu lado, quiero ser alguien en tu vida. Nunca haba conocido a nadie como t, desde la primera vez que te vi no poda sino preguntarme porqu no te haba conocido antes, slo…slo quiero estar contigo. Y espero no serte indiferente.
Diciendo eso lo tom por los hombros con suavidad y lo bes para despus separarse y aguardar por la respuesta del joven a su lado. Aioros se mantena con los ojos cerrados, permaneci de esa forma por unos instantes hasta que mir de nuevo al otro hombre y se decidi, dijo que si de un movimiento y Saga no esper por ms, simplemente lo estrech en sus brazos para despus volver a besarlo, estaba radiante pero el de ojos pardos se mantuvo ms pensativo, quera intentarlo pero no estaba seguro del porqu haba aceptado, por Saga mismo o por las palabras de Oscar Wilde.


El tiempo pasaba, pareca que todo estaba en el orden que deba estar o al menos el orden en que se esperaban las cosas, por parte de la pareja de Saga y Aioros, a pesar de la discrecin con la que deban manejarse, estaban bien, se entendan, charlaban, se mostraban complacidos con lo que tenan aunque el castao segua muy cercano a Oscar Wilde y todo lo que tuviera que ver con el autor. En un principio a su compaero eso no le haba molestado pero conforme pasaba el tiempo no poda sino preguntarse el porqu l no lograba ese grado de inters en su compaero pero an guardara silencio al respecto.
Justamente Oscar Wilde atravesaba por una excelsa etapa de creacin literaria pero no as de una buena relacin con su compaero Bosie. No era un secreto de ninguna manera que en ese tiempo se vieron excelentes noticias para Oscar Wilde como creador; en Pars, a finales de mil ochocientos noventa y dos haba escrito en francs su drama bblico Salom, aunque cuando la obra iba a ser estrenada en Inglaterra el Lord Chamberlain no dio la licencia para que se presentara porque haba una ley de que no podan presentarse obras con personajes bblicos, Oscar Wilde se enfureci por la medida y amenaz con nacionalizarse francs pero eso no evit que siguiera creando. En el ao de mil ochocientos noventa y tres se estrenaba con xito en el Haymarket Una Mujer sin Importancia, el pblico aplaudi de pie la puesta en escena. Pareca que slo la buena fortuna le sonrea, aunque claro eso era solamente en pblico porque en privado las cosas no iban tan bien.
Si bien Aioros estaba con Saga no haba dejado de ser amigo de Oscar Wilde y era justamente por eso que se haba dado cuenta de ms cosas de las que le hubieran gustado estar enterado. El problema central pareca ser Alfred Douglas. Era verdad que Bosie admiraba la obra de Oscar Wilde cuando ya estaba terminada, disfrutaba sin duda del xito brillante de los estrenos y las esplndidas cenas que los seguan, se mostraba orgulloso de ser quien estuviera al lado del escritor pero sencillamente no lo comprenda. Le encantaba disfrutar de ese xito pero no haca nada para fomentarlo ni mantenerlo, sin duda sus intereses estaban en la vida, no en el arte. Y eso lo preocupaba.
--Qu sucede Aioros?
--Es slo esto de Oscar con Alfred, me gustara pensar que las cosas van a estar bien Saga pero no lo creo.
--Son ellos los que deben solucionar sus dificultades.
--Lo s pero no puedo sino preocuparme, me temo que sean como Verlain y Rimbaud (19).
--Eso es bastante absurdo.
--S que Alfred tiene arranques muy desagradables.
--No me refiero a eso, es absurdo que pretendas comparar a Douglas con Rimbaud.
--No tomas en serio lo que te digo Saga?
--Eres t quien se toma muy en serio lo que no te corresponde Aioros.
--Me preocupa Oscar.
--No creo que a l le interese tu preocupacin y para bien o para mal el que est enamorado de Douglas lo hace escribir, al menos para mantenerle sus caprichos, estoy seguro que l sabe quien es Douglas en realidad pero sencillamente no le importa y cualquier buen aviso que le den al respecto lo dejar pasar.
--Saga…
--Sabes Aioros? Quera pasar la tarde contigo, no hablando de Oscar Wilde, creo que es mejor que me vaya.
Diciendo eso el de cabellos azules se retir pero no por eso el castao dej de estar preocupado por lo que suceda. No se trataba solamente de esa relacin con Alfred Douglas, llena de altibajos en la que haban roto algunas veces en medio de escenas desagradables pero se reconciliaban cuando el joven lo buscaba lleno de splicas y arrepentimiento; era tambin que el padre de este, el marqus de Queensberry, estaba enterado parcialmente de algo o al menos sospechaba que algo haba en esa aparente ntima amistad, para un hombre como ese, violento y obtuso, era bastante para empezar a buscar una pelea. Incluso se haban dado unos incidentes.


Mientras corra el ao de mil ochocientos noventa y cuatro los amigos supieron algo con respecto a la relacin de Oscar con Bosie, nada bueno, ya no se trataba solamente de los despilfarros del joven y su bastante notoria falta de buen juicio para conducirse, era tambin que su padre empezaba a atacar a Oscar, le haba mandado una carta por dems llena de injurias y Bosie no haba tenido una mejor idea que responderle con un telegrama “Que hombrecillo tan ridculo eres”. Despus de eso hubo otros incidentes en los que el marqus haba llegado a amenazar a Oscar en su propia casa en compaa de una especie de guardaespaldas y el escritor, a pesar de que le repugnaban ese tipo de comportamientos, los haba echado a ambos a la calle. Pero las cosas no terminaran ah.
Eso lo saba bien Aioros y por eso termin por resolverse a una charla abierta y franca, tena que hablar con Oscar Wilde de lo que estaba pasando.
Siendo esos los planes el joven Sagittarius se present para hablar con Oscar Wilde quien lo recibi amablemente pero sin duda trataba de trabajar, lo cual no le estaba resultando sencillo desde haca un tiempo, haba estado enfermo y necesitaba estar de nuevo en sus escritos pues necesitaba dinero, consentir los caprichos y despilfarros de Bosie no era tan sencillo.
--Que gusto contar con tu compaa Aioros, aunque tu aspecto no me dice que sea una buena charla la que tendremos.
--Deseo que hablemos de algo importante Oscar. Por favor.
--Por supuesto, sintate.
As lo hicieron, ambos se observaban pero en un principio ninguno dijo nada.
--Qu deseabas decirme Aioros?
--He escuchado algunas cosas Oscar y estoy preocupado, se dice que ests en medio de una reyerta con el marqus de Queensberry y que todo es por culpa de Alfred.
--Su padre es un hombre horrible que como bien sabes calumnia a todo el mundo.
--Tambin s que es muy capaz de hacerte pasar por una hora horrible Oscar, por favor, ten cuidado, no te involucres entre ellos dos, sern padre e hijo pero se odian, no quedes en medio de ese odio.
--Creo que te preocupas de ms Aioros, Bosie tiene sus diferencias pero no las llevar tan lejos. S que hemos tenido algunos inconvenientes pero te aseguro que Bosie no se dejar llevar por los absurdos de su padre.
Aioros senta que tena que hablar, no era posible que las cosas siguieran de esa manera y alguien tena que hablar claramente sobre lo que estaba sucediendo, as que tendra que decrselo a Wilde le gustara o no escucharlo.
--No puedes seguir de esta manera Oscar no ves lo que te est haciendo esta relacin?
--No hay nada que recriminar en mis acciones Aioros.
--Oscar, Oscar, buscas elevar a arte lo que no lo es, esto de Alfred contigo no es una forma de arte de la vida ni una romntica relacin de dioses con humanos, es algo que est dominado por el egosmo y es un juego muy arriesgado este en el que te ests moviendo.
--Te preocupas de ms Aioros.
--No lo hago, me preocupa solamente lo que suceder si sigues de esta forma, Alfred no es lo que t deseas ver, no es un Hilas ni Narciso ni un Jacinto ni un Junquillo (20) como lo llamas, quieres crear un mito heroico y eterno alrededor de alguien que no lo vale ni lo aprecia, es slo un individuo vulgar, un conjunto de todo aquello que tu has aborrecido y criticado, toda esa mediocridad que no soportas.
Por unos instantes observ la forma en que el escritor pareca ensombrecerse por esas palabras, sin duda contemplaba que una parte de lo que terminaba de escuchar era verdad pero no lo admitira en ese momento.
--Lamento tener que despedirte Aioros pero hay asuntos que debo solucionar, debo pedirte que te retires.
El de ojos pardos sinti que no poda decir ms de lo que haba dicho, era su amigo y lo estimaba pero si no deseaba escuchar no habra manera de convencerlo.
--Me retiro Oscar.
Diciendo eso sali de la habitacin dispuesto a marcharse pero fue en el momento de casi estar fuera de la propiedad que alguien ms le habl.
--Ya te vas Aioros?
Dio vuelta para encontrarse a unos pasos de l a Alfred Douglas, pareca ms que seguro de su posicin, haba como una nota de cinismo en su expresin.
--Viniste a advertirle a Oscar sobre m?
--No tengo nada que decirte Alfred.
El de ojos castaos pareca dispuesto a marcharse pero antes de cruzar la puerta escuch algo ms.
--Todo esto es simplemente porque me escogi a m no es verdad Aioros?
Pero el de Sagittarius no dijo nada ms, se fue, no quera seguir en ese sitio, lo mejor era alejarse, sali y se dispuso a no decir nada ms, ya todo estaba dicho para l. Sin embargo cuando alguien ms escuch de esa escena no se lo tom tan bien aunque no lo dijo en un primer momento, se limit a escuchar y aunque no quisiera crea que haba algo de verdad en las palabras de Douglas y se trataba del propio Saga.
--Ests ms tranquilo de haber hablado con Oscar?—preguntaba el de ojos verdes.
--Sigo inquieto Saga, todo lo que est sucediendo puede terminar muy mal para l y ni siquiera parece darse cuenta.
--Lo hace pero no le interesa.
Durante los aos anteriores y hasta ese momento la obra de Wilde fue gloriosa, tena la fama y la admiracin de todos, era en esos tiempos de un estilo de vida muy apasionado, era como si se moviera simplemente por el placer momentneo, no haba calma para su obra ni para la creacin artstica, viva en un continuo despilfarro econmico por el simple hecho de seguir y costear los caprichos de Bosie, incluso lleg a descender a los prostbulos masculinos de Alfred Taylor. Era verdad que Douglas haba cortado bastante el contacto con su familia por su cercana con Oscar Wilde pero eso no era algo precisamente bueno pues los amigos se daban cuenta que lo que buscaba ese joven al lado del autor era una vida de lujos, elegancia y placer adems de poder gastar dinero sin ninguna restriccin. Tambin saban que en los periodos que llegaba a estar sin Oscar Wilde elega compaeros nada gratos para sustituirlo. Fue tambin la poca de los viajes constantes y sin objetivo, los paseos no slo por Londres sino tambin a Pars y Florencia, incluso supo que haran un viaje a Argel juntos, deambularan por las calles de Argel en busca de un placer que no satisfaca.


Pero debido a ese viaje alguien haba planeado uno a su vez para tratar de distraerse y sobre todo alejar de Londres al castao, Saga esperaba que las cosas lejos de Inglaterra ayudaran a que su relacin se cimentara firmemente pues hasta ese momento si bien estaban juntos no tenan en realidad lo que el de cabellos azules hubiera querido que tuvieran: una slida relacin de pareja fundada en un amor mutuo y correspondido. Cierto que Aioros estaba con l pero le pareca ms un compaero de charlas que la pareja de su vida y no quera que la relacin terminara sin un esfuerzo ms, pero hasta ese momento todos los esfuerzos eran de su parte pues el castao se limitaba a recibir lo que le daba, nada ms.
--Por qu quieres que vayamos a Grecia?
--Creo que ser una buena experiencia para los dos Aioros, estaremos juntos y podrs conocer un hermoso pas con una gran cultura.
--Supongo que viajar no me har mal.
--Te ayudar a despejarte de todo lo que tienes en mente.
--Es una buena idea.
--Lo es.
El de ojos verdes se acerc a darle un beso pero apenas un instante antes el de ojos pardos dijo lo que pensaba.
--Le escribir a Oscar sobre el plan.
Sin otra palabra se dispuso a escribir su carta dejando al de cabello azul cansado antes de partir.
El viaje a Grecia pareca ser suficiente en la lejana pero ya en la marcha no daba resultados, no los que esperaba el de los cabellos azules, en el hermoso y natural escenario en el que se encontraban esperaba que su joven acompaante se mostrara ms abierto y a gusto pero en lugar de eso vea al castao preocupado y en silencio, y lo peor era que no necesitaba preguntar que era lo que rondaba por su mente pues estaba seguro de que era lo que pensaba o ms bien en quien pensaba, siempre se tratara de la misma persona entre los dos: Oscar Wilde. Pero la verdad le estaba cansando la situacin, quera a Aioros pero si el otro no lo quera no estara aguardando hasta que se cansara, si ese era su juego haba llegado el momento de dejarlo ganar.
Se haban instalado en un cmodo hotel como amigos que viajaban juntos, no poda ser de otra manera, sus habitaciones estaban juntas y unidas por una puerta pero desde su llegada no la haban usado, cada uno pareca hacer una vida aparte del otro. Una noche Aioros se prepar para la cena, estaba listo esperando por su compaero en la mesa y le pareci un poco extrao que el de ojos verdes se retrasara, no era comn en l faltar a las costumbres de esa manera. Esper unos minutos en silencio pero finalmente vio al de cabellera azul acercarse a la mesa, se dieron las buenas noches pero no recibi ni una palabra que excusara el retraso y de hecho no se dijeron mucho durante la cena y eso puso alerta al castao pero su compaero no mostraba lo que realmente senta ni pensaba, se limitaba a estar ah como si aguardara por algo.
La cena termin y ambos emprendieron el viaje de regreso al hotel en el que se hospedaban y haba llegado el momento de aclarar algunas cosas.
--Los pasajes estn listos Aioros.
--Por eso te retrasaste para la cena Saga?
--Si, supuse que deseabas regresar cuanto antes a Londres y no ser yo quien lo impida.
--De qu ests hablando?
--De la verdad—dijo directamente el de ojos verdes—Que no te interesa estar aqu, no conmigo al menos Aioros y si as son las cosas prefiero volver y que t tambin lo hagas para terminar de una buena vez con esto.
--No comprendo de lo que hablas—dijo desconcertado el de ojos pardos.
--Quiero estar contigo Aioros, de verdad quiero conocerte, ser alguien en tu vida, la primera vez que te vi me preguntaba cmo era posible que te conociera hasta ese momento pero igualmente agradec al destino por ello; en cambio t no sientes lo mismo. Para ti sigo siendo el que impidi que conocieras a Oscar Wilde primero, antes de Douglas, y sin importar cuan lejos estemos t sigues pensando solamente en Oscar Wilde.
A esas palabras el joven Sagittarius no supo que decir ni como defenderse pero intentara hacerlo.
--Eso no es verdad Saga, t me agradas.
--Pero no te importo—dijo en un suspiro el de Gemini—Volveremos maana, despreocpate que vuelva a buscarte o a interferir en tu vida.
Esas ltimas palabras fueron dichas con dolor y lo notaba claramente el castao pero no supo de qu manera retener a su compaero de viaje y lo dejo ir, esper unos momentos ms antes de ir a su habitacin para tratar de descansar.


En un primer momento se encarg de su equipaje pero cuando esa tarea qued resuelta se recost para pensar un poco ms las cosas, vea la puerta que era lo nico que lo separaba de Saga sin animarse a tomar una resolucin, sin duda segua sin poder resolverse a actuar de una manera firme, necesitaba que las cosas pasaran y simplemente llegaran a l pero con el de cabello azul no iba a ser tan simple, Saga le estaba diciendo claramente que si no haca algo por esa relacin terminaban Deseaba que terminara? Deba pensarlo.
Lo primero en lo que pens fue en esa aparente animosidad del de ojos verdes por Oscar Wilde, no comprenda que le desagradara que l se preocupara ni los reclamos que terminaba de escuchar pero conforme pasaba el tiempo no poda sino reconocer que todo lo dicho estaba plenamente justificado, no haba habido conversacin entre los dos que no se tocara el tema del escritor, ese viaje haba sido casi de tres pues l no dejaba de escribir ni de comentar sobre Oscar Wilde y sin duda todo eso haba terminado por cansar a su acompaante. Y ahora le deca que regresaran porque ya no soportaba ser quien peleaba por esa relacin mientras que l dejaba que se hundiera.
Respir profundamente y trataba de encontrar una forma de resolver la situacin en la que se encontraba pero no era sencillo, Qu era lo que quera de Saga? Qu buscaba desde un primer momento cuando acepto estar con l? No pareca tener la respuesta en ese momento y continu debatindose consigo mismo por un largo tiempo pero no poda sino reconocer que el reclamo de Saga era justo, l no estaba comprometido con esa relacin, se la pasaba preocupado por otro hombre quien no se interesaba en l, no de la manera que l haba esperado y era momento de reconocerlo. Deba reconocer tambin que el de ojos verdes lo quera y deseaba ser parte de su vida pero l no se lo permita, no era justo de su parte retenerlo si no iba a darle nada. Tena que decidir lo que en verdad quera.
Saga estaba tendido en su cama en medio de la oscuridad pensando, no mantenan un orden muy coherente esas ideas pero a veces es como sucede con todo lo que pensamos, los eventos a su alrededor estaban sucediendo y deba convencerse de ello, adems de que deba aceptarlos, l no era quien podra cambiar las cosas. Simplemente quedaba aguardar, sucediera lo que sucediera l no poda cambiar las cosas pero dependiendo de los acontecimientos dara sus siguientes pasos. Al final el sueo logr imponerse y se qued en calma recostado bajo las sbanas tratando de descansar por completo y estar listo para afrontar lo que le dara el nuevo da. Pero se equivocaba porque no era el da sino la noche, esa misma noche, la que le dara el rumbo a seguir.
La noche era avanzada y un par de horas antes Saga ya se haba dormido por completo, siendo as no se percat que la puerta de su habitacin era abierta suavemente dejando pasar as a alguien que pareca no querer hacer ruido ni darse a notar de ninguna manera, a pesar de la oscuridad la figura del invasor encontr perfectamente el camino que deseaba seguir, cerr la puerta con el mismo cuidado y se qued unos instantes respirando con suavidad mientras observaba a la figura sobre la cama que descansaba, camin con calma hacia la cama y no dud en hacer lo que tena pensado. En medio de la noche no haba ninguna expresin que ocultara el rostro de Saga, se vea simplemente tranquilo y en la espera, no haba nada en l de ese caballero fro e imperturbable que se vea por lo regular; permaneca recostado sobre la cama con suavidad con una mano al lado de su rostro y un brazo sobre su abdomen, sus largas piernas se extendan confortablemente y todo l se vea en calma.
El invasor de ojos pardos lo observaba con cuidado, unos instantes sinti la indecisin dominarlo De verdad era lo que quera? No haba dudado hasta ese momento pero no poda evitarlo, necesitaba decidirse y no poda sino preguntarse si era de verdad lo que deseaba hacer. La respuesta no tard en llegar a l observando a ese hombre de cabellos azules, si, era lo que deseaba hacer, tena que decidirse y su eleccin era Saga, no necesitaba preguntarse nada ms.


Con sus pensamientos resueltos el joven castao se acerc ms a Saga quedando a su lado en la cama, apart las sbanas con cuidado de no despertar al durmiente, se acerc a l con cuidado pues saba que el siguiente movimiento era definitivo, se inclin hacia el de cabellos azules y con sus dedos acarici sus labios y se deslizaron por la barbilla para quedar en el cuello y justo en ese momento los ojos verdes se abrieron aunque un poco desubicados.
--Aioros Qu sucede?
Pero por respuesta slo obtuvo el ser besado con firmeza en los labios sin dejar duda alguna de lo que ese joven a su lado iba buscando, mientras el beso prosegua la mano del de Sagittarius se desliz del cuello por encima de la camisa de dormir del de cabellos azules acariciando su pecho y la respiracin de ambos se aceler, los dedos encontraron a travs de la tela los pezones de su compaero y los acariciaron con suavidad para despus aplicar fuerza, no se necesit de mucho para que en ambos se empezaran a hacer presentes sus erecciones pero an no era algo consumado, era slo el principio. Las decididas manos de Aioros siguieron acariciando y explorando pero el obstculo de la tela y la ropa lo estaban impacientando entre los besos as que se decidi por algo ms, sobre todo cuando una mano qued justamente sobre la naciente ereccin de su compaero, traspas la tela del pantaln de dormir y la ropa interior para quedar directamente en contacto con el tibio miembro del de ojos verdes, lo frot y estrech con cuidado para sentirse sorprendido cuando Saga empez a responder a esas caricias moviendo sus caderas contra su mano.
Siguieron besndose pero los dos empezaron a gemir y eso hizo que el castao seductor sintiera ms avivada su intimidad, tuvo que cerrar con fuerza sus ojos para disfrutar an ms de esos deliciosos sonidos que emita su compaero. Saga mova con mayor necesidad su cuerpo, era como urgente que siguieran, a Aioros no le qued duda cuando fueron las manos del joven Gemini las que llegaron a sus caderas para que quedara sobre l y frotara su cuerpo contra el suyo de manera ms directa, los dos respondan con la misma necesidad convenciendo a su pareja que deseaban continuar a las excitantes sensaciones que recorran sus cuerpos. En poco tiempo necesitaban ms que simples caricias y tambin queran que la ropa se fuera, queran sentir ese calor, la piel desnuda contra la suya, se miraron por unos segundos pero los ojos de ambos indicaban la misma necesidad.
--Aioros.
--Qu sucede Saga?
--No quiero detenerme.
La nica respuesta a esas palabras fue que Aioros desliz sus piernas por el cuerpo de su compaero para besarlo con intensidad en los labios, entonces las manos del de cabello azul acariciaron a su compaero pasando por su espalda hasta llegar a su trasero y estrecharlo con algo de fuerza contra l, eso hizo el beso entre ambos ms demandante y no tardaron en que sus labios fueran separados y sus lenguas se encontraran con entusiasmo hasta que tuvieron que respirar.
--Qutate esto—pidi Saga indicando la ropa de Aioros.
Entre los dos no hubo dudas pues el castao simplemente se separ lo indispensable para quitarse la camisa y en un instante fueron los pantalones y les sigui la ropa interior, pero no qued todo ah pues cuando el de ojos verdes pretendi apartar su vestimenta las manos de su compaero se lo impidieron para encargarse personalmente de la labor. Cuando los dos quedaron desnudos sobre la cama se observaron por un instante pero para Saga era imposible no continuar, necesitaba seguir, atrajo a Aioros contra su cuerpo y lo bes mientras haca que el castao quedara sobre su espalda en la cama y despacio hizo que separara sus piernas para quedar entre ellas y sus turgentes miembros se encontraron directamente pero eso fue slo momentneo, lo que quera en ese instante el de ojos verdes era algo diferente.
El de Gemini comenz a descender por el cuerpo de su castao compaero hasta que fue justamente el de Sagittarius quien sinti el tibio aliento del de cabellos azules contra su sexo, unos segundos y era tomado por la punta en esa boca que lo hizo temblar al mismo tiempo que despertaba sensaciones profundas pero que eran placenteras, la clida humedad que lo rodeaba lo haca gemir mientras haca su cabeza hacia atrs y levantaba sus caderas. Entonces Saga comenz a moverse, pasaba su lengua por encima del erguido miembro y presionaba la punta con sus labios, escuchaba como el de ojos castaos haca unos suaves sonidos muy profundos, las manos del castao estaban en su azulado cabello, sostenindolo con fuerza para llevarlo al mismo sitio una y otra vez, que ascendiera y descendiera sin poder detenerse ni mucho menos querer hacerlo.
En algn momento pareca que Aioros buscaba aire y su boca permaneca abierta pero no haca ningn sonido, era como un mudo grito de placer, pareca que hasta ese momento no estaba seguro de lo que alguien como Saga podra hacer en l pero estaba muy dispuesto a descubrirlo; Saga por su parte comenz a moverse ms aprisa, con un ritmo en el que slo l tena el control, escuchaba como el de mirada parda haca esos apasionados sonidos que ni siquiera pareca comprender, creando una deliciosa presin en su interior que los llevaba de la mano al xtasis. Lentamente, casi como si no se sintiera, una presin surga en su interior, Aioros lo senta y lleg a creer que era como estar a un paso de desmayarse, pero de repente todo se detuvo. Tuvo que abrir sus ojos para ver que Saga estaba sobre l pero ya no lo tocaba.
--Saga—dijo con voz ahogada.
Pero el de cabellos azules se limit a sonrer y antes de que pudiera decir una sola palabra ms lo silenci con un fuerte beso en los labios hasta dejarlo sin aliento. Unos segundos despus el castao sinti unos hbiles dedos que acariciaban entre sus piernas hasta encontrar su ntima entrada, la frot por unos momentos hasta que sinti que necesitaba ms y para eso llev los dedos de su otra mano que estaban lubricados con su saliva al mismo sitio y los introdujo despacio en el cuerpo de su castao compaero pasando lentamente pero con decisin la estrecha y masculina entrada del de Sagittarius. Aioros abri sus ojos por completo al sentirlo, era gratificante, mucho ms que eso, la tibieza, el saber y sentir que estaba siendo explorado de una manera tan personal, en un primer instante fue un poco extrao pero al poco tiempo el placer ganaba terreno pero le pareci muy pronto cuando su compaero ces sus atenciones pero solamente para lubricar una vez ms sus dedos y volver a introducirlos en su compaero, entonces fue el propio castao quien se movi para hacer que los dgitos entraran en su cuerpo al mismo tiempo que el de cabellos azules se aseguraba de dilatarlo y tenerlo listo.
En algn momento ambos supieron que ya era tiempo de seguir, el de ojos verdes mir una vez ms a su compaero y sin decirle una sola palabra lo bes con fuerza para llevar la punta de su rgido sexo contra la estimulada entrada del castao para despus presionar con ms mpetu y empezar a entrar en l. A Aioros le cost un poco de trabajo quedarse quieto buscando acostumbrarse a sentir a Saga en su interior pero finalmente supo que ambos deban poner de su parte, as que elev un poco sus piernas para despus enredarlas en los fuertes muslo de su compaero y hacerlo as entrar ms en su interior, se movieron a ciegas por los primeros momentos para despus encontrar el punto exacto en el interior del castao que lo haca gemir con soltura, al escucharlo el de los cabellos azules tambin comenz a gemir, unos sonidos que excitaban a ambos.
Los dos se movieron al mismo ritmo, respondiendo al sentirse cobijados por la clida intimidad de uno y de ser penetrado por el otro, cerraban sus ojos con fuerza, estrechndose con intensidad. Las manos de Aioros buscaron algo en que apoyarse y tom con fuerza entre sus dedos las sbanas a la vez que declaraba su pasin provocando que Saga entrara en l con fuerza y ms aprisa, hasta que lo hizo perder todo control y sin poderlo evitar se mova en el interior de ese sensual cuerpo con toda su pasin. Ninguno de los dos poda detenerse, a cada embestida de Saga el cuerpo de Aioros lo reciba pues golpeaba en el sitio exacto que lo estaba llevando al xtasis, fue el de cabellos azules quien hizo que el castao elevara ms sus piernas para dejarlo an ms expuesto a sus embates y senta claramente como entraba ms profundo en l. En algn momento de los labios de Aioros slo se dejaba escuchar de forma entrecortada el nombre de Saga, todo su cuerpo pareca sacudirse cuando termin con fuerza, tanta que su compaero sinti la forma en que lo estrechaba y apenas si pudo moverse una vez ms antes de terminar en su interior. Se sostuvieron mutuamente mientras el placer los llenaba y cuando estuvieron un poco ms relajados el de cabellos azules se recost suavemente contra el pecho de su compaero, el castao lo abraz con suavidad, era un momento perfecto para los dos.
--No quiero perderte Saga—murmur Aioros.
--Slo por eso viniste a mi habitacin?
--Pens en que si volvamos a Londres t me dejaras, no quiero perderte Saga, no quiero que me dejes.
--Por qu? Dame un motivo Aioros, un buen motivo para que continuemos juntos.
--Si no te digo el que deseas escuchar me dejaras.
--Entonces no te equivoques.
El de ojos verdes fij su mirada en el de cabellos castaos, el de Sagittarius sinti como si estuviera jugando su destino a una sola apuesta pero saba que deba aceptarla, el precio por perder era que el de Gemini se marchara de su lado y no permitira que eso pasara.
--Porque nos amamos Saga, por eso no quiero perderte.
El de mirada parda no haba hablado de amor en uno solo sino en ambos, sin duda el de cabello azul no esperaba menos.
--As es Aioros, nos amamos.
El castao se acerc para besarlo en los labios y su compaero le correspondi con dulzura, seguiran adelante pasara lo que pasara, Aioros haba aceptado un amor verdadero y dejaba ir uno que nunca fue para l.
El regreso a Londres fue un evento compartido por los dos hombres que se amaban y les pareca que no podan tener mejores noticias en sus vidas que saberse unidos por sentimientos verdaderos y profundos, Aioros estaba radiante de tener al de Gemini en su vida mientras que Saga no poda sentirse ms feliz de estar convencido del amor de su compaero; sin embargo lo que estaban por encontrar a su regreso no sera sencillo y cambiara la vida de muchas personas.


Era un nuevo ao y pareca que todo estaba bien, ms que bien, corra el ao de mil ochocientos noventa y cinco, el tres de enero se estrenaba en el Haymarket Un Marido Ideal, la tercera comedia de Oscar Wilde, un poco despus se presentaba en el Saint James La importancia de llamarse Ernesto, regresaba a los escenarios El Abanico de Lady Windermere y se publicaba su ensayo El alma del hombre bajo el socialismo, sin duda era el escritor de ms xito en Londres y poda recoger abiertamente los triunfos de su xito. Aunque no se encontraba en esos momentos en la ciudad pues estaba an de viaje, fue al regresar que las cosas empezaron a cambiar.
Oscar Wilde estaba de regreso a Londres con Bosie despus de su viaje a Argel en el que haba coincidido con Andr Gide, todo dio inicio cuando al ir al club Albermale le entregaron una tarjeta que le haban dejado, siete palabras que cambiaran su vida, deca: “To Oscar Wilde, posing as a somdomite” (21). Nadie a excepcin del escritor haba visto la tarjeta y las cosas pudieron quedar como un nuevo ataque del conflictivo marqus de Queensberry pero no sucedi de esa manera y fue por Bosie, quien sin duda haba visto la posibilidad de humillar a su padre ante los dems. Oscar Wilde fue con su abogado, Charles Octavius Humphreys, y como dijo que la acusacin era falsa llev el caso, en respuesta a ese mensaje el escritor acus de difamacin al marqus.
En un primer momento los amigos no supieron que pensar de esa accin que por dems pareca precipitada y sin sentido pero no pudieron evitar que se produjera y el resultado fue nefasto. Cuando el marqus de Queensberry supo que se le demandaba por difamacin no estaba dispuesto a dejarse vencer, por el contrario, iba a pelear, no tard en encontrar la forma de hacerlo; las pistas necesarias para seguir con el camino adecuado las brind un actor y comedigrafo lleno de envidia y odio contra Oscar Wilde, Charles Brookfield, a partir de ese momento el marqus no tuvo sino que seguir buscando y encontr lo que necesitaba, testigos que dieron su testimonio, despus de obtener inmunidad para ellos por supuesto.
Las cosas podran ponerse muy mal y eso inquietaba a varios, entre ellos a Aioros que procuraba seguir las noticias pero no estaba seguro de poder demostrar abiertamente su preocupacin pues tema lo que pensara Saga si se involucraba, casi lo haba perdido y no deseaba que hubiera conflictos entre ellos dos; sin embargo el de los ojos verdes comprenda bastante bien lo que senta su compaero y se decidi por ser abierto al respecto.
--Sabes algo de Oscar?—preguntaba el de cabello azul.
--Slo lo que he podido hablar con algunos amigos—responda el castao—No lo he visitado.
--Espero que salga bien librado de esto pero sinceramente lo dudo.
--Crees que deba abandonar el pas?
--Creo que se ha prestado a un juego de odio entre dos personas que nunca debieron entrar en su vida. Eres su amigo Aioros, no espero menos de ti que lo apoyes.
--Saga…
--Lo que viene ser desagradable, pienso que le dar gusto verte.
El de Sagittarius se acerc y le dio un beso con ternura, sin duda ese compaero de su vida era mejor de lo que l mismo pensaba o se haba dado cuenta. Solucionado eso se decidi por permanecer cerca de Oscar pero no era sencillo, para empezar porque no pudo verlo, resultaba que Bosie tena ganas que lo llevara a Montecarlo y as fue, ese joven Douglas se la pas jugando como si nada mientras que Oscar Wilde deba prepararse para un juicio. Pero finalmente pudieron hablar cuando regresaron y se tena una fecha fija para el proceso, que se haba aplazado.
--Quisiera que esto no pasara—deca Oscar.
--An puedes evitarlo—le dijo en su momento Aioros--Por qu no partes al extranjero? Este es un juicio que no puedes ganar, piensa en tu familia tambin, no puedes dejar que esto los arrastre.
Al castao le daba la impresin que el autor no deseaba enfrascarse en esa pelea y que era alguien ms quien la estaba impulsando.
--No eres ms que un mezquino—dijo Bosie que estaba presente—Esos no son consejos que se dan a un amigo por el que supuestamente te preocupas.
--Oscar—continu el de Sagittarius ignorando al otro joven—Esta pelea est perdida, toda la gente que no te guarda ninguna estima se lanzar en tu contra apoyndose en la moral y las buenas costumbres, por favor, medita en alejarte.
--Sers ms cobarde de lo que supona si escuchas semejantes consejos.
Al de ojos pardos no le qued sino suspirar, no estaba logrando nada.
--Me quedar—dijo Oscar Wilde—Enfrentar esto.
--De acuerdo—dijo Aioros—Si es lo que deseas est bien Oscar pero quiero decirte que espero que todo resulte como esperas.
Cuando Aioros sali de la propiedad se dijo que no volvera a entrar a ese sitio pero no por eso hara a un lado su amistad, se mantendra cerca para saber de los acontecimientos.


El juicio de Oscar Wilde contra el marqus de Queensberry por difamacin dio inicio el tres de abril en el Old Bailey y fue todo un suceso en esa poca, los litigantes eran personajes conocidos y la acusacin era grave, empezaron los procesos y la marcha de los testigos y las declaraciones. Cada da estuvo Aioros presente en la sala escuchando todo lo que se deca y no crea que fuera posible lo que se estaba presentando, no era un juicio contra el marqus sino contra Oscar Wilde lo que estaba viendo, y lo estaban haciendo en un corto tiempo pues el da seis del mismo mes, despus que el abogado Edward Carson sometiera al autor a un riguroso interrogatorio, ya estaba listo el veredicto: el marqus de Queensberry haba comprobado que no era una infamia lo dicho, que era verdad y fue declarado inocente.
Pero las cosas no iban a terminar ah, si bien el escritor dijo al peridico Evening News que haba renunciado a defenderse por no enfrentar a un padre con su hijo, eso no evit que fuera dictada una orden de arresto en su contra. Los amigos le pidieron que se marchara del pas, tena tiempo para hacerlo pero el autor se neg aunque no pudieron comprender los dems el porqu, quizs por su orgullo irlands frente a los ingleses, quizs porque su madre le haba indicado que hiciera frente al conflicto, tal vez porque en verdad crea que su genio y fama evitaran que fuera a prisin, lo cierto fue que no se march. Fue detenido en la crcel preventiva de Holloway, al mismo tiempo muchos de los que eran sus amigos o cercanos salieron de Inglaterra por miedo a las represalias, no era para menos cuando la Labouchres Criminal Law Amenddement Act (22) estaba en vigor.
El castao supo que Douglas buscaba que Oscar Wilde saliera bajo fianza y lo visitaba diariamente pero las cosas no quedaban ah. El marqus demandaba que el escritor pagara los costos del juicio y como no tena la cantidad tuvo que declararse en quiebra con lo cual se hizo un remate de su casa y todas sus propiedades y todo el escndalo y la bancarrota orill a su esposa a salir casi huyendo de Inglaterra con sus hijos. Tambin supo que sus obras fueron inmediatamente retiradas de los teatros, incluso la que estaba siendo presentada en Broadway, sus libros fueron sacados de circulacin, por encima de todo la prensa estaba en una encarnizada campaa en contra del escritor, ayer lo haban aplaudido pero ya no, ahora era todo lo que deban aniquilar.
El proceso contra Oscar Wilde por “grave indecencia”, fue llevado en Central Criminal Court del Old Bailey de Londres, con el juez Wills como magistrado. Todo inici el veintisis de abril del mismo ao pero como el jurado no se terminaba de poner de acuerdo se pospuso para tres semanas despus. Oscar Wilde permaneci en libertad provisional mientras tanto pero no tena casa y ningn hotel lo reciba, tuvo que refugiarse al lado de su madre en un principio y despus con la novelista Ada Leverson. Como consejo de su abogado y por parecer lo mejor dadas las circunstancias Bosie dej el pas y se fue a Francia.
El juicio se reanud el veinte de mayo y en los das siguientes Aioros estuvo presente igualmente en la corte donde fue testigo de cmo se juzgaba no slo a un hombre sino a toda su obra. El joven castao escuch las acusaciones y los testimonios que dieron esos testigos que consigui el marqus de Queensberry, esos “male prostitutes” (23) como Alfred Wood y Frederick Atkins, a quien el escritor llevara como acompaante en el pasado a un viaje a Pars, que dijeron todo sobre la conducta del autor; increblemente Alfred Taylor, quien regentaba un burdel masculino, prefiri ir a prisin que declarar en contra del autor. Tambin se leyeron partes de su obra y ms an, partes de sus cartas que escribi a Bosie y que este haba dejado descuidadamente en cualquier sitio y fueron vendidas por sirvientes y empleados de hoteles, bastaron unas cuantas lneas para que se supiera que no haba nada de inocente en esa relacin.
--“El ser divino que yo necesito, el ser de gracia y belleza que hecho tanto de menos y en el que pienso todos los das. No puedo vivir sin ti. Eras tan dulce, tan maravilloso. Me paso el da pensando en ti, echando de menos tu gracia, tu belleza, tu brillante ingenio, la delicadeza de tu genio, siempre sorprendente con los repentinos revoloteos de golondrinas hacia el norte o el sur, hacia el sol o la luna y sobre todo a ti, a ti mismo…”
Ese tipo de mensajes en su correspondencia no ayudaba en nada a una defensa. Incluso un antiguo poema de Bosie fue ledo y usado en el proceso en su contra, en el que al final se escuchaba:
--"El amor que no se atreve a decir su nombre” (24).
Pareca que nada ayudara a evitar lo inevitable y as fue. Oscar Wilde tuvo que ceder ante las evidencias, verdaderas o creadas, y la condena fue pronunciada; se le conden “por cometer actos sumamente indecentes con otras personas del sexo masculino”.
El castao pudo escuchar lo que se deca en la corte.
--Oh! Oh!
--Que vergenza!
--“Y yo? Puedo decir algo m lord?”—pregunt el acusado.
El juez no dijo nada, se limit a hacer un gesto con la mano a los guardias para que sacaran al prisionero rpidamente del lugar. Disolvieron al jurado y la corte entr en receso. El veintisis de mayo Oscar Wide haba sido condenado a dos aos de trabajos forzados.
Aioros no lo poda creer cuando la sala empez a despejarse, pero saba que no quedaba mucho por hacer, se retir y apenas haba dado unos pasos fuera de la corte cuando lo llamaron.
--Aioros.
Ah estaba Saga, no le dijo nada ms, simplemente lo tom por el brazo gentilmente y lo llev a un carruaje que tena esperando, en silencio llegaron hasta la propiedad del de cabello azul y slo entonces hablaron.
--Ya lo sabes Saga?
--Si, la gente de inmediato habl del resultado del juicio.
--Esto es terrible Saga.
--Lo siento, s que es tu amigo y que lo estimas, an cuando no lo fuera nadie merece ser tratado de esta manera por nuestra sociedad.
El castao se qued sentado apoyando su frente contra sus manos, pareca que no poda hablar siquiera.


Durante los meses siguientes el joven Sagittarius procur mantenerse informado sobre las condiciones en las que se encontraba Oscar Wilde al igual que algunos de los pocos amigos que siguieron leales a l (que no fueron muchos), sobre todo con Robbie la comunicacin era frecuente, ambos estaban igualmente interesados en que las cosas lograran resolverse de mejor forma para el autor, al menos haciendo menos hostil su estancia en prisin. Tampoco fuera las cosas estaban mejor, ese juicio se haba convertido en el escndalo ms sonado en aos en Inglaterra y varias cosas se haban desprendido de ello, como el hecho de que en las calles cuando se vea a alguien con el cabello largo o ropa poco usual se le dijera Oscar.
An se podan comunicar por carta pero al castao le costaba un poco de trabajo escribirle, no estaba seguro de qu decirle pero lo intentaba, Saga tambin haba escrito algunas veces pero el de Sagittarius saba que lo haca ms por humanidad que por amistad pues el de cabello azul haba considerado a Oscar Wilde como un excelente escritor pero nunca como un amigo, an as lo apoyaba en su labor para que la experiencia de la prisin fuera lo menos severa para su amigo.
Todo ese esfuerzo tuvo una respuesta cuando en julio de mil ochocientos noventa y seis lograron que el coronel Henry B. Issacson dejara de ser el director de la prisin y en su lugar qued James Osmond Nelson, quien concedi que el escritor pudiera estar a cargo del jardn y de la encuadernacin de los tomos que haba en la biblioteca; adems le permiti tener libros, papel y un improvisado escritorio en su celda. Pareca una batalla ganada pero al de ojos pardos le pareci poco comparado con lo sucedido en la vida del escritor: su madre muri ese ao.
Fue justamente por ese evento que se decidi a tomar un paso que le cost tiempo realizar pero crey que era lo menos que poda hacer, se necesit de tiempo y paciencia pero lo logr. Aioros tuvo la oportunidad de una visita a la Crcel de Reading.
La verdad era que el joven estaba nervioso, no saba lo que encontrara pero necesitaba hacerlo, lo saba, siendo as esperaba en silencio para poder charlar con su amigo, despus de unos minutos que parecieron una eternidad estaba l presente.
--Oscar—dijo suavemente el castao.
--Aioros—dijo como con cansancio el que fuera escritor.
En un primer momento el de ojos pardos no supo que decir as que decidi ir directamente al motivo que lo haba impulsado a esa visita desde el principio.
--Lamento mucho lo que sucedi con tu madre Oscar.
--Lo s, gracias por decrmelo de frente.
--S cuantas lgrimas se vierten al perder a tus padres.
--“Para quienes se encuentran en prisin las lgrimas forman parte de la experiencia cotidiana”.
--No quiero aumentar tu angustia preguntndote nada de este sitio, as que si deseas que hablemos de algo en especial…
--Creo que este sistema carcelario tiene por propsito destruir la mente, se nos da un trabajo montono de hacer girar con los pies la rueda de un molino, dar diez mil vueltas a la manivela de un cilindro metlico, y desmenuzar sogas hasta que se convierten en estopa; slo hay una hora para hacer ejercicio y ese es caminar por el patio, y tambin se nos prohbe hablar con nadie.
--Perdona, es que no s que decirte.
--No tienes que decir nada, has dicho mucho ms con este gesto de venir y con permanecer cerca durante el proceso en mi contra que con cualquier palabra que pudiera ser pronunciada, en verdad valoro eso Aioros.
--Eres mi amigo, no tienes que darme las gracias.
--Puedo atreverme a preguntar cmo te encuentras?
--Estoy tranquilo—se apresur a decir el castao—Me encuentro tranquilo, es suficiente.
--No necesito un rostro de pesadez frente a mi Aioros, no necesitas esconder tu felicidad por preocuparte de no causarme dolor.
--No puedo imaginar lo que es para ti este sitio, slo ruego que el dolor no permanezca.
--“El dolor es un instante inmenso. No podemos dividirlo en estaciones”.
--Estoy bien…estoy con Saga…l me quiere…
--Siempre supe que era bueno para ti, dale las gracias por sus cartas, sus resmenes de noticias me ayudan a mantenerme al da de lo que sucede en el mundo. Es por l que tengo una resea completa de lo que fue el estreno de Salom en el teatro de LOeuvre (25). Es muy ordenado y bueno con los detalles.
--Lo es Oscar, l me ense a redactar adecuadamente las cartas que te diriga.
--Si, olvidabas que no era a m directamente a quien debas escribir, sino al director de la crcel y con las seales adecuadas, no a Oscar Wilde sino al C.C.3 (26), as es ms sencillo.
--Tienes planes para cuando salgas Oscar? Si hay alguno me gustara apoyarte, para que sea ms pronta tu recuperacin y olvides los sufrimientos de este sitio.
--“Necesitamos recordar los sufrimientos pasados porque en ellos est la garanta y la evidencia de que an mantenemos nuestra identidad”.
--Estar al pendiente.
--Gracias Aioros.
Trataron de charlar un poco ms pero el tiempo termin y el castao tuvo que retirarse, se sinti triste en cuanto sali de la prisin pero no crea poder hacer mucho por su amigo mientras estuviera preso. Regres a la capital y Saga lo recibi, pareca comprender mejor que el propio castao lo que le haba impresionado esa visita y por eso procuraba que estuviera tranquilo y que nada lo alterara.


Sin embargo con el paso del tiempo hubo un tema del que tuvieron que hablar.
--Parece que Oscar saldr en poco tiempo—comentaba el castao.
Saga estaba sentado leyendo casi de forma descuidada y no dijo nada, prefera que su compaero terminara con lo que tena en mente.
--Me preguntaba si te importara demasiado el que lo invitara un tiempo con nosotros, no aqu por supuesto, en otro lugar, tal vez Italia o Francia, para que descansara y se recupere de estos dos aos.
El de cabellos azules guard silencio por unos momentos ms pero finalmente se decidi a hablar.
--No puedo decirte que estara encantado con hacer eso Aioros.
--Comprendo que no sera sencillo Saga.
--Pero s bien que es tu amigo y que lo estimas, si l lo desea y no tiene otros planes creo que estara bien apoyarlo.
--Gracias.
El de ojos pardos se acerc y lo abraz pero el de ojos verdes no estaba seguro de lo que encontrara su compaero cuando Oscar Wilde saliera de prisin, si no era lo que esperaba sin duda lo afectara, slo restaba por que los acontecimientos sucedieran.
Mientras Aioros esperaba los sucesos pasaron, el diecinueve de mayo Oscar Wilde sali libre de la Crcel de Reading para abandonar Inglaterra para siempre. Era un hombre diferente, se mostraba asustadizo, receloso, sin duda la prisin haba dejado huellas profundas en l. En un principio se dirigi a Berneval, en Francia, desde ah dirigi el veintiocho de mayo una carta al Daily Chronicle, la primera en la que hablaba en contra del sistema carcelario ingls, incluso por el cese del carcelero Thomas Martin por haber dado una galleta a un nio hambriento, bajo el ttulo de El Caso del Vigilante Martin.
Pero sigui su peregrinar hasta que lleg a Npoles, donde para indignacin de muchos volvi a reunirse con Bosie. Cuando su esposa lo supo le retir en el acto la pensin que an le pasaba y le prohibi terminantemente volver a ver a sus hijos. La situacin no dur mucho de todas maneras pues slo permaneci a su lado durante tres meses y se separaron. Posteriormente vivi en Pars, donde se estableci un tiempo, pareca que trataba de encontrar algo de paz a toda la agitacin que haba vivido antes.
Aioros haba tratado que mantuvieran comunicacin pero no era sencillo, eso no evit que pudiera hablar con Robbie de su amigo comn y este le coment sobre una carta que Oscar Wilde le haba escrito desde la crcel a Bosie (27) durante los ltimos meses de su encarcelamiento, le haba pedido a l que la mecanografiara y le enviara una copia a Douglas adems de nombrarlo su albacea literario, lo cual cumpli a la perfeccin; por lo que supieron despus la carta ciertamente le lleg a su destinatario en Nogent-sur-Marne, pero el joven ni siquiera la ley completa y la arroj a las aguas del Marne (28).
El castao pudo leerla y se conmovi con el escrito, era un grito de dolor contra lo insensato de la sociedad, hablaba de la desesperanza y la humillacin para terminar con una profunda resignacin; sobre todo sus ltimas palabras quedaban en l: “El sentido del dolor y su belleza”. Sin duda era lo que esperaba transmitir a ese amigo al que tanto quiso, el valor y la belleza del dolor, era una lstima que nunca hubiera comprendido todo lo que Oscar Wilde quiso mostrarle.
El ao de mil ochocientos noventa y ocho no fue mejor para el escritor, muri su esposa pero de todas formas no volvi a ver a sus hijos que quedaron bajo la tutela de Adrian Hope (29). Viva bajo un nombre falso para evitar lo problemas pues el escndalo haba cruzado el Canal, se public La Balada de la Crcel de Reading bajo el nombre de C.C.3, el poema surga por el ahorcamiento de un compaero que le sirvi como excusa para describir ntimos sentimientos sobre el mundo carcelario. Tambin ese ao envi su segunda carta al Daily Chronicle que se public el veinticuatro de marzo. Su vida no volvera a ser la misma y todos los cercanos saban eso.
Aioros lo comprenda. Esos das l los haba vivido al lado de Saga que segua siendo su compaero y su apoyo, lo amaba con todo su ser pero an quedaba lugar en su corazn para preocuparse por el amigo de antao que tanto haba padecido; sus pensamientos haban tenido un deseo en las ltimas semanas y finalmente se dispuso a comentarlo con Saga, no era que esperara una especie de autorizacin pero eran una pareja y no tomara una decisin simplemente pensando en si mismo, era algo de dos.
--Quisiera hacer un viaje Saga—le coment.
--Quieres que vayamos a algn lugar Aioros?
--En realidad deseo ver a Oscar, quisiera hacerle una visita.
--A Oscar—dijo como pensativo el de ojos verdes--Sabes si ya regres? Tena entendido que pasara la primavera de viaje.
--Estuvo en Sicilia y Roma pero ya est en Pars de nuevo, tengo su direccin, le he escrito pero me sentira ms tranquilo si pudiera verlo.
--Qu esperas de verlo de nuevo Aioros?
--Slo asegurarme que se encuentra bien Saga, slo eso.
Al de cabello azul no le pareca tan buena idea, ya no haba animosidad de ninguna manera de su parte contra el escritor pero l tambin estaba informado de algunas cosas, pareca que Oscar Wilde estaba enfermo, todo eso se agravaba por el uso del alcohol y sin duda por la miseria en la que viva. No saba cuanto afectara a su querido castao verlo en ese estado. Fue justamente por pensar en l que se decidi.
--Podemos ir juntos Aioros, estar ms tranquilo de verlo tambin.
--Eres muy considerado en esto Saga.
--No te preocupes, arreglaremos nuestros asuntos y antes de que termine este otoo lo visitaremos.
El de ojos castaos sonri, le daba gusto el plan y por eso no escatimo tiempo ni esfuerzo en alistarse para partir. En cuanto al de cabellos azules rogaba que las cosas no se presentaran tan mal como l las presenta.


Corra el mes de noviembre del ao mil novecientos, pareca que era todo un nuevo mundo en el que se encontraban, no era tan errado eso, estaban en las puertas de un nuevo siglo. Aioros saba bien a donde deba dirigirse, apenas se instalaron ambos hombres fueron al Hotel dAlsace (30), en la rue de Beaux Arts de Pars, con el nmero trece, no tard en preguntar por quien iban buscando, pero ya no era Oscar Wilde sino Sebastian Melmoth (31), fueron guiados a la habitacin diecisis y pudieron verlo.
--Oscar—llam Aioros.
Quien los mir, pues apenas si poda moverse, era alguien diferente, el hombre ah era apenas una sombra de quien haban conocido.
--Oscar—lo llam de nuevo el castao.
--El joven Aioros—dijo el que fuera escritor.
--Ya no tan joven Oscar.
Saga vio como actuaba su compaero, apenas si pareca importarle lo que vea, para l slo contaba estar de nuevo al lado de Oscar Wilde en la modesta habitacin. No tard en estar a su lado con l como si nada, como si el tiempo y todo lo sucedido no contara pero el de ojos verdes saba que si contaba, prefiri dejarlos a solas y aprovech ese tiempo para informarse por la situacin en la que se encontraba el husped. No tardaron en decirle lo sucedido. La salud del caballero estaba mermada, haba sufrido una cada en Wandsworth que le provoc una infeccin en el odo y despus una meningitis que trataron mal, lo haban operado ese mismo otoo pero ya no haba nada por hacer, estaba agonizando en realidad sumido en la morfina y el alcohol. Tena que estar con Aioros.
El castao se daba cuenta de todo lo que su compaero saba pero no permitira que interfiriera en permanecer al lado Oscar Wilde, charlaron mientras estuvieron a solas, por sus palabras le daba la impresin que su amigo estaba desengaado de todo lo que fuera la sociedad, sobre todo la inglesa, haba disfrutado como nadie de su adoracin y tambin haba sentido hasta lo ms ntimo su odio, era como si en esa miseria en la que se encontraba todo su genio se hubiera acabado.
--En cuanto te encuentres mejor Oscar espero que consideres acompaarnos a un viaje.
--No podr hacerlo joven Aioros.
--Tengo casi treinta aos, ya no soy el joven Aioros.
--Lo eres, siempre lo sers, tus ojos siguen mirando como los de ese adolescente que conoc hace tanto.
--Vas a recuperarte Oscar, me quedar hasta que ests mejor y puedas venir con nosotros.
Pero no dijo una respuesta, cerr los ojos simplemente, ninguno de los dos quera hablar de lo que saban que se aproximaba. El de ojos pardos senta que la enfermedad haca ms mella de la que supona.
--Hay algo que pueda hacer por ti Oscar?
--Ya nadie puede hacer nada por m.
--Oscar…
--“Fui durante bastante tiempo el ms feliz de los hombres, y por eso debo ser ahora el ms desgraciado”.
Aioros estrech su mano sin decir nada ms, era verdad, segua siendo como aquel adolescente que no saba qu decir delante de Oscar Wilde. Las horas pasaron y siguiendo el deseo del enfermo fue llamado un sacerdote irlands de la Iglesia de San Jos, en pleno uso de sus facultades mentales se hizo bautizar y se convirti al catolicismo. Al da siguiente de la mano del mismo sacerdote falleci.
Saga haba permanecido fuera de la habitacin, sinceramente no senta que tuviera lugar en ese sitio, no supo lo sucedido hasta que vio a su compaero, los castaos ojos de Aioros estaban brillantes de lgrimas contenidas. No le dijo ni una palabra, nicamente lo estrech entre sus brazos y empez a llorar, lo haca de una forma silenciosa, sin emitir un slo sonido pero senta las lgrimas dominar a su compaero. Lo dejo llorar, sin duda era lo que necesitaba hacer y l no se lo impedira, estara ah mientras llorara y seguira estando ah cuando dejara de hacerlo.
--Lo lamento Aioros.
El de Sagittarius se encontraba ms en control de si mismo en esos momentos y haba dejado de llorar.
--Gracias Saga, lo s, s que lo lamentas.
--Quisiera poder decirte algo que alivie t prdida pero no encuentro que haya palabras para eso. Entiendo cuanto lo quisiste.
--No, no es as.
--Aioros…
--No es as Saga—dijo interrumpindolo el castao y mirndolo directamente al rostro—De Oscar…de Oscar am todo su genio…am todo su arte…de ti Saga…Saga, a ti te amo por completo, sin restricciones, sin medidas, sin tiempos…slo te amo…
Le haba costado decirle eso pero no porque fuera difcil sino porque su corazn se dola por un amigo querido que se haba ido de una forma que no le pareca justa, no mereca ese final.
--Estar contigo para que te sea menos duro sobrellevar la prdida Aioros.
--Saga…
No le pudo decir nada ms, se abrazaron de nuevo, el castao dejaba que sus sentimientos fluyeran, era doloroso encarar la muerte pero el amor era un poderoso apoyo para no caer ante el sufrimiento. Al de ojos glaucos le hubiera gustado que ese abrazo que compartan fuera de felicitaciones pues su compaero cumpla un ao ms de vida exactamente esa fecha, un treinta de noviembre, pero no haba manera de cambiar lo sucedido.
Ambos se quedaron en Francia haciendo los arreglos finales para el sepelio de Oscar Wilde, fue sepultado en el cementerio de Bagneux (32) con sencillez y solemnidad. Aioros y Saga permanecieron un largo rato en el lugar despus de terminado el servicio, no dijeron nada, ambos sentan que no haba nada que ellos pudieran decir. El de cabellos azules permaneca ah por su compaero y este no se animaba a partir porque le daba la impresin que haba algo ms que hacer, algo que descubrir; finalmente lo comprendi. Estaba ah, de pie ante una tumba, viviendo el valor y la belleza del dolor, ante l estaban su pasado, su presente y su futuro, haba muerte pero tambin haba vida y nadie podra arrebatarle eso. Tom la mano de su compaero listo para irse, fue correspondido, juntos ya fuera dichas o penas podran hacerles frente.
Conforme se alejaban Aioros an pensaba, ms an, lo viva, una parte de su corazn estaba renaciendo, gracias a toda la obra de ese genial artista que formara siempre parte de su vida, alguien que le haba mostrado que el arte puede tocar todas las formas de nuestra existencia, que incluso vivir puede ser un arte pero que amar es mucho ms que eso, es ms que el complacer a otro ser humano y dejarse llevar exclusivamente por sus deseos, amar en realidad era querer ser parte de alguien ms. Quizs amar fuera un arte tambin, era ms que ser amado, era ms que aorar el amor, poda comprenderlo, poda sentirlo y sobre todo tena al nico, para l, con quien compartirlo.


FIN
Notas finales: Me gustó hacer esta trama, no tuve dudas desde el primer momento de quien debía tratarse, Oscar Wilde es uno de mis siete escritores favoritos de todos los tiempos, no en vano es considerado el autor más importante de la lengua inglesa del siglo XIX, incluso se le ha llegado a considerar el segundo más leído después de Shakespeare, no puedo decir solamente con palabras lo mucho que me gusta su obra y su vida fue algo que parecería una novela y es más increíble porque fue real. Ahora sí, estas tramas no son con fines educativos sino meramente de entretenimiento, me permito libremente, demasiado libremente quizás, el colocar a un personaje de Saint Seiya en eventos reales al lado de personajes reales, espero que les gustara leer pues a mi me encantó escribir.
Unas notas más solamente:
Aioros es Sagittarius porque es Sagitario en inglés, de la misma forma que Géminis se convirtió en Gemini por ser su versión inglesa.
“Lo que está entre comillas fue dicho por quien escribí que lo dijo realmente”.
(1) Oscar Wilde le rindió homenaje a su amigo en su novela El retrato de Dorian Gray con el personaje del pintor Basilio Hallward; está anécdota la cuenta en su trabajo Vida de Oscar Wilde, Hesketh Pearson.
(2) El retrato de Dorian Gray apareció en su versión completa como novela en libro hasta el año siguiente.
(3) Por lo que se sabe fue Robert Baldwin Ross quien lo ayudó a reconocerse como homosexual.
(4) Para el año de 1891 Oscar Wilde ya había publicado sus cuentos y relatos, El crimen de lord Arthur Saville y otras historias y El Príncipe Feliz y otros cuentos.
(5) Las obras de Robert L. Stevenson y Edgar Allan Poe respectivamente.
(6) Lord Byron murió en Grecia el 19 de abril de 1824 peleando por la independencia de ese país.
(7) Oscar Wilde era ahijado del rey Oscar de Noruega y Suecia porque su padre operó al rey quien estaba por quedarse ciego, en recompensa y reconocimiento aceptó ser padrino del que sería escritor además de condecorarlo.
(8) El libro se llama Intenciones y contiene ensayos del autor como La decadencia de la mentira, Pluma, lápiz y veneno, El crítico como artista, y La verdad de las máscaras.
(9) El Café Royal era el restaurante donde casi diario desayunaba Oscar Wilde, sus admiradores se reunían ahí, estaba en Regent Street, cerca de Piccadilly Circus.
(10) Realmente ambos autores se conocieron y llegaron a encontrarse en ese y otros cafés importantes de la época, para entonces A.C. Doyle ya había publicado El Signo de los Cuatro y Las Aventuras de Sherlock Holmes, me pareció curioso mencionarlo solamente.
(11) El padre de Oscar Wilde era el doctor James Wills Wilde, es llamado el padre de la otología moderna, fue un célebre médico cirujano que diseñó la cirugía para las cataratas y se especializaba en enfermedades de los oídos y los ojos; tuvo además un gran prestigio como arqueólogo, antropólogo, folclorista y escritor. Desafortunadamente estuvo en medio de un escándalo cuando una examante lo acusó de haberla violado bajo el efecto del cloroformo, fue declarado inocente pero su nombre sufrió gravemente por el incidente y no se recuperó de ello.
(12) La madre de Oscar Wilde era Jane Francesca Elgee, escribió bajo el nombre de Esperanza, era feminista y patriota irlandesa, se oponía a los ingleses y fue una de los fundadores del partido Sinn Fein en Irlanda.
(13) El mismo Bram Stoker que escribió Drácula, se conocían de Irlanda.
(14) La esposa de Oscar Wilde se llamaba Constance Mary Lloyd.
(15) Su colaboración en la revista fue importante porque el mismo autor se declaraba abiertamente a favor de los derechos de la mujer y de la causa feminista, algo de ello puede verse en su obra Una mujer sin importancia.
(16) Estas ideas y su postura se ven reflejadas en su trabajo El alma del hombre bajo el socialismo.
(17) Estas reglas son las mismas catorce que rigen el box hasta nuestros días.
(18) Es un hecho que muchos otros hombres de la época también lo eran pero Douglas fue el primero en traducir al inglés Los testimonios de los sabios de Sión, también llamados Los protocolos de los sabios de Sión, escrito por demás usado en contra de la comunidad judía por generaciones.
(19) La pareja literaria y sentimental de Verlain-Rimbaud fue ciertamente conflictiva pero creadora, tenían edades diferentes y terminaron separados después de una violenta pelea con un arma, la cárcel y herirse físicamente.
(20) Estos nombres los usaba Oscar Wilde en sus cartas para referirse a Douglas.
(21) La nota decía más o menos: A Oscar Wilde, que alardea de sodomita, incluso la escribió con una falta de ortografía pues decía somdomita en realidad.
(22) Esta ley entró en vigor en 1885 y bajo su mandato la homosexualidad era un delito castigado con cárcel.
(23) Así se llamaba a los hombres que ejercían la prostitución, lo cual no era tan extraño pues la Inglaterra victoriana tuvo una profunda subcultura homosexual.
(24) Se refería al amor entre dos hombres.
(25) Su obra Salomé se estrenó el 11 de febrero de 1896 con Sarah Bernhardt con el protagónico, logrando la actriz una de sus mejores interpretaciones en su carrera, esta obra heredó además la escena de la danza de los siete velos que incluso en la ópera de Richard Strauss, Salomé, se sigue utilizando.
(26) El C.C.3 es porque Wilde ocupaba la celda número 3 en el tercer piso de la galera C en la cárcel de Reading.
(27) Esta carta se conoce el día de hoy como Epístola: In Carcere et Vinculis. De Profundis.
(28) A pesar de que hay quienes han tratado de mostrarse más favorables a Douglas no es posible sino saber que su proceder distaba de ser por lo menos el de un amigo, mostró las mismas capacidades que su padre para la ofensa y la calumnia, sostuvo varios juicios por esos motivos. Con los años trataría de defenderse a toda costa de su relación con Oscar Wilde de quien llegó a decir que era “la mayor fuerza del mal abatida sobre Europa en los últimos siglos”; respondió con su escrito In Excelsis al De Profundis, del cual decía que era “Ponzoñoso torrente de salvajes mentiras y grotescas acusaciones”. En su autobiografía incluso decía que él desconocía el estilo de vida de Wilde, lo cual no era verdad.
(29) La esposa de Oscar Wilde escogió para tutor de sus hijos a su primo Adrian Hope, aunque no se ocupó mucho de ellos y los dejó en manos de otras personas.
(30) El Hotel d'Alsace, donde murió Oscar Wilde ha sido reemplazado por L'Hotel, pero aún puede alojarse una persona en la habitación de Wilde, la número 16.
(31) El cambio de nombre era evidentemente para evitar que se negaran a hospedarlo, escogió Sebastián Melmoth porque su madre era sobrina de Charles Maturin, quien escribió Melmoth el errabundo; Sebastián porque sentía que similar al santo tuvo que soportar tantos pesares como flechas.
(32) En 1909 sus restos fueron llevados al cementerio Père Lachaise en París donde hasta el día de hoy reposan.
Para este escrito tuve sólo dos fuentes: una gran amiga con una tesis en Letras de Oscar Wilde y la obra del autor, aunque también puedo sugerirles varios trabajos me temo que son muchos, pero se distinguen La vida de O.W. de Pearson y El juicio de Oscar Wilde de Hyde; la relación entre Douglas y Wilde fue recreada por el autor español Luís Antonio de Villena en su obra El charlatán crepuscular.
Espero que les gustara.
La siguiente es la de Shura y se llama Cuentos.

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