Harry Potter y las Alas Perdidas por Esfingue Negra

En cuanto sonó el timbre y se abrió la puerta de la clase, Neville salio corriendo de allí, en sus ojos se podía ver la irritación anterior al llanto, tras el corrió Theodore Nott, y tras este Harry, Ron, Hermione y Malfoy. Nott alcanzo a Neville en el séptimo piso, frente al cuadro de los trolls con tutu.
-Neville por favor déjame explicarte lo que pasa.
-¿Por qué no me lo dijiste?
-porque es una tontería, Nev solo es un hechizo
-puede que para ti lo sea pero para mi es una muestra de desconfianza, pensé que ser novios consistía en eso en la confianza.
-¡¿Qué?!-se oyó gritar a cuatro voces que estaban detrás suya Neville y Theo se giraron y ante ellos estaban sus amigos, Harry, Ron, Hermione y Draco Malfoy. El castaño de Gryffindor giro y echo a correr en dirección contraria, en el momento en el que iba a chocar contra la pared apareció una puerta abierta de par en par y se coló dentro, enseguida los otros cinco fueron tras el.
La puerta daba a una sala tan grande cómo el gran comedor o mas y en la que se encontraba un gran laberinto, ante ellos apareció una placa de color verde oscuro en la que se podían ver unas palabras: ”aquel al que buscáis esta en mi corazón tened cuidado”, y desapareció. Theo monto en cólera y le propino una patada a la pared que tenia mas cerca destrozándose el pie de paso.
- se que es frustrante Nott pero a patadas no vas a vencer al laberinto-le comento Hermione mientras examinaba las paredes.
-ya lo se Granger pero es lo único que se me ha ocurrido-le respondió fríamente el castaño de Slythering. Los chicos se miraron unos a otros sin atreverse a decir nada, seria mejor dejar que la castaña se ocupase de todo. En aquel momento ante ellos apareció otro cartel,”cada uno tiene su camino, debéis seguirlo para encontraros a vosotros mismos y vuestro futuro” luego desapareció y por arte de magia, nunca mejor dicho, los chicos se separaron, cada uno acabo en una especie de templo en el que solo había un altar con un objeto en cada uno. El templo donde se encontraba Harry era totalmente negro, las ventanas, por las que entraba una luz irreal, eran vidrieras en las que se podían ver a personas de las que Harry solo había oído nombrar en clase de historia, los Slayers, y sobre el altar, cuatro joyas de un rojo rubí muy intenso. Harry se las puso, dos en las muñecas, una en el cuello y otra en la cintura, estaba listo. No sabia porque pero se sentía bien con esos amuletos puestos, pero ahora que los veía bien se daba cuenta de que eran, las joyas eran los amuletos de Rina Inverse, la mejor hechicera-ladrona de todos los tiempos. En ese momento las vidrieras le hablaron:
-cuida bien estos objetos joven mago pues en el futuro te serán muy útiles.-todas hablaron a la vez y como una sola voz, lo que dejo al moreno intimidado, en ese momento Harry se vio en el centro del laberinto. Al resto de sus compañeros les paso lo mismo, solo que cada uno habían estado en un templo de un color diferente y se habían encontrado vidrieras y objetos diferente. Hermione encontró el llamado collar de Morgana Lefay en un templo aguamarina, Ron la esfera de Plomeo en el templo rojo, Theo el caza sueños de Circe en el templo amarillo, Draco las cartas de Clow en el templo Blanco y Neville el anillo de Merlín en el templo verde.