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Relatos de Cristal: Reencuentro por Urd20

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Notas del capitulo:

Espero que les guste el capitulo nuevo...

Saludos,

Llego al lugar pactado, doy un chequeo rápido al restaurante para ubicar a Alberto. En un rincón el chico castaño, me saluda con la mano, invitándome a acompañarlo. Cada paso que doy hacia el, es difícil; porque no podemos quedar como amigos. El es simpático, muy gracioso, tiene unos ojos lindos parecidos a los de su prima. Aunque ella lo supera en todo.

 

Siéntate, por favor – Se levanta todo caballero y al tratar de darme un beso en los labios, lo cambio rápidamente por la mejilla – uhm… ¿Cómo estas? ¿Qué tal tu día?

 

Vamos a pedir la comida, juro que muero de hambre – Esa fue mi escueta respuesta.

 

Si, no hay problema – Me regala otra de sus sonrisas de oreja a oreja y llama al camarero para que nos atienda.

 

No hay muchas personas en el restaurante, las mesas redondas son muy curiosas, en el centro están decoradas con granos de café, y da la sensación de poder tocarlo. Sin embargo un vidrio transparente cubre ese detalle. Me gusta el lugar, sin querer recuerdo cuando le propuse una cita a Cris, ya tenia planeado traerla aquí conmigo, después ver unas películas en mi casa o hacer lo que ella quisiera, sus deseos son ordenes. ¡Ay!, esa niña me robó el corazón.

 

Me pierdo en el vacio, y mi imaginación recrea la misma escena pero sin Alberto. Una conversación animada, sonreír y suspirar con cada mueca que haga, desvanecerme con el batir de sus pestañas, probar sus labios en cada oportunidad, lo mas seguro es que nos salteemos el almuerzo y vamos directo a su habitación, en la privacidad, nosotras dos querernos, abrigarla por la noche en la cama. Derretirme con sus pucheros y abrazos. A mis ojos es a veces tan infantil y vanidosa, es mi amor.

 

Mía, yujuuuu… Mía – Veo a Alberto, y al mesero que traía nuestro pedido - ¿Pasa algo? ¿Estas distraída?

 

No es nada…o mejor dicho, comamos ya después hay tiempo para hablar – Me dispuse a probar el primer bocado de alimento.

 

Este…ok, como tu quieras Mía – Le veo pasando su mano por sus cabellos, Alberto esta nervioso.

 

Falta poco para romper esta ilusión que te creaste. Disfruta el almuerzo, y que el silencio sea nuestro amigo mutuo.

 

Me pasé todo el rato viendo mi plato de comida, y el hecho de que poco a poco todo iba desapareciendo. Alberto preguntaba cosas de rato en rato, tratando de no molestarme. Contesté por educación con un si, no, tal vez, a veces, no me salía el dedicarle más frases.

 

¿Se habrá dado cuenta de lo que pienso hacer en cuanto acabemos de almorzar?, si fuera el mas inteligente en vez de estar poniendo carita de enamorado, podría discernir el porque de mi comportamiento tan cortante.

 

El clima anda medio loco, aunque quise atribuirle todo a lo nocivo de los químicos que se utilizan para el consumo diario, nuestro mismo consumismo que nos lleva a generar más residuos que luego no sabemos ni como manejar. Ups! El tema ambiental me fascina y me puedo perder horas en charlas animadas en pro de la preservación, y la no contaminación.

 

Bueno, termine divagando sobre el ambiente al ver que comenzaban a caer gotas de agua del cielo, como historia trágica y acompañamiento a la escena que sucederá en minutos. La lluvia se esparce… me encanta el invierno. El frio que se cuela hasta los huesos, la humedad que siempre esta por los 99%, el viento invisible que se une a esta comida entre “amigos”.

 

¿Qué quieres de postre? – Añade Alberto y me muestra su casaca marrón…uhm… ¿Quiere que la acepte? – hace frio, abrígate…

 

Jeje…Me gusta como esta el día, no es necesario que me prestes tu casaca – Le di una ligera sonrisa – Alberto…sabes, yo quería decirte que…

 

BIPPPPP BIPPPPP BIPPPPPPP

 

Mi celular comenzó a moverse encima de la mesa, justamente había decidido colocarlo en la opción vibrador para que no interrumpiera el volumen, mi conversación.

 

Dame un minuto – Dije a Alberto, ya que después de esperar que parara de sonar no funciono. Veo en la pantalla y el número me es familiar, es Andrea – Alo… ¿Qué pasa?

 

¡QUE! Espera Andrea, vamos mas lento…no te entiendo bien…por, ¿quien te aviso? – La voz alterada de mi amiga me hizo presentir malas noticias, las cuales no tardo en manifestarme – pero ¿Cómo?, ¿Dónde? Si, si por supuesto, voy…ya voy, tranquilízate amiga, todo saldrá bien…

 

Salí apresurada del lugar y escuche a Alberto venir tras de mi, me decía muchas cosas pero no me interesaba prestarle atención, ahora lo importante es saber que le paso a mi hermano…FUCK!, Andrea tan desesperada yendo al hospital, y yo perdiendo el tiempo con este tonto.

 

¡Señor la cuenta!... ¡SEÑOR! – En otro momento me hubiera reído al ver como estábamos, yo “escapando” primera, Alberto unos pasos detrás y el mesero con la cuenta en la mano, agitándola y buscando detenernos -  ¡Espere!

 

Mía ¿Qué paso? ¡Háblame! – Me coge del brazo para evitar que siga caminando – Si, si, cóbrate, toma – Le paga al chico que nos atendió.

 

Suéltame, no tengo tiempo…mi hermano a sufrido un accidente – Le grito y me salgo de su agarre - ¡Déjame en paz!

 

Me daba igual la expresión desencajada que se formó en su rostro, pero no debía tratar de pararme, mi familia es muy importante para mi, y por este estúpido puede que no llegue a ver que le pasó a Joaquín, ¿Debería llamar a mi madre?... ¿Cómo les aviso?

 

Daba pasos rápidos, y las cuadras se desvanecían, lo único que anhelo es tomar un taxi y que me lleve al hospital. La lluvia ahora me desesperaba, impide que piense bien, el clima helado no es una buena señal, y estoy empapada toda, ¿Por qué no previne esto?, Y me doy cuenta recién, que no llevo el bolso conmigo.

 

No hay tiempo de volver, mi departamento esta cerca, subiré rápido y cogeré algo de dinero. Voy a gran velocidad pasando casas, evitando chocar con la gente, y rogando que esté el portero del edificio que me abra la puerta, no tengo ni las llaves…y este celular, es tal vez la posesión que jamás se me va ha extraviar.

 

*** ***

 

Por fin regresamos de clases, Karla ha querido acompañarme a casa, y todo el trayecto no ha parado de hacerme preguntas indiscretas sobre que tanto conozco a Mía, y que sucedió entre nosotras. Quise ser lo más concisa en esos temas, no voy a estar alimentando su curiosidad.

 

Bueno, ahora que ya no tenga que ir nuevamente a la universidad, tomaré una ducha y esperaré a que Mía regrese, uhm… ¿A que hora será eso?, tendré que preguntarle a mi primo. Para algo bueno me servirá… y mas le vale que no mencione la palabra “novia” porque aparte que cuelgo la llamada, voy directamente a buscarlo para que se le quite esa efusividad con ella.

 

Cruzamos el umbral del edificio, riéndonos al recordar lo aburrida de la clase de hoy, y la forma cómo hizo Arturo para zafarse de ello, asegurando estar con un inesperado dolor de cabeza. A lo que siguió Renato diciendo que el dolor de su amigo, logro “despertar” su propia migraña. Era tan obvias sus excusas pero el profesor no hizo nada salvo decir: Cuídense chicos, y no se olviden entregar las tareas la próxima semana. ¡Incauto!, jajaja…

 

Señorita, disculpe…puede venir un minuto – Escuché al portero llamándome.

 

Si, ¿Qué pasa? – contestes amablemente, y Karla se adelanto hasta el pasillo donde esta el ascensor.

 

Bueno, tengo un par de recibos para su hermana – Me comentó esto, y sacó un par de sobres de la gaveta del escritorio – podría dáselos.

 

Claro, no hay problema – Cogí el par de papeles, revisando que no hubiera confusión en el nombre y número de departamento.

 

Camine un par de pasos sin prestar atención al ambiente, cuando alguien se topa conmigo, instintivamente levanto la vista para saber de quien se trataba…uhm, ya estaba por disculparme. Entonces, fije bien esos ojos en los míos y aunque fue sólo un segundo, me estremeció.

 

Intente hablar algo, mis labios se movían y no salía sonido, gire la cabeza evitando así perderla de mi rango de visión, ella no parecía estar bien o no se, pero otras veces por lo menos me hubiera devuelto una especie de saludo. Era el momento, el universo conspiro para que en la entrada del edificio y frente al portero, yo dejara mi confusión, para decirle que me gusta.

 

Lo primero estaba en lograr que me observara, y me regale unos minutos de su tiempo, me acerqué con premura, no quería que se escape nuevamente.

 

Señor, dentro de un rato van a venir un par de personas a que vean mi departamento – Esta distante, ¿Qué le sucede?, ¿esta mal? – voy apurada así que no tuve tiempo de informarles, les avisa que mas tarde me comunico con ellos para coordinar otra fecha y hora…

 

Si señorita, entonces ¿es verdad que se mudará? – Esa pregunta me deja atónita, ¡cómo que se va a ir!, ella no puede hacer eso.

 

Así es – La escucho y no lo creo, lo ha afirmado, se va a ir, ella se va - Tengo que irme, nos vemos.

 

Sin medir consecuencias, y ya una faceta clásica en mi, actuó sin pensar y la detengo del brazo, me va a escuchar…es imposible, ¿Por qué quiere mudarse?, no debe hacer eso, no es justo. No lo es.

 

¿Cómo que te vas?, explícame eso – Le recrimino sin derecho, estoy preparada para cualquier cosa que me diga y darle el motivo por el que no puede irse - ¿te mudas? Así de fácil, ¡te mudas!

 

No conocí esa expresión en su rostro, ni una sola palabra pero sé que no bromeaba. De un movimiento brusco hizo que le soltara el antebrazo, me lanzó una mirada que no pude comprender, y se fue. A toda prisa se retiró del edificio. Abandonándome con dudas, frustración, ira, tristeza y tanto sentimiento junto.

 

¿Fue Mía capaz de irse? y no contestar mis preguntas. Me quedo largo rato viendo la puerta de entrada al edificio, por ese lugar a salido ella y ni siquiera me hablo, ni despidió. Un suspiro se resiste a ocultarse, Te iba a decir cuanto te quería y no me diste una oportunidad.

 

*** ***

 

Llegué al hospital apurada, casi termino siendo yo quien quede enferma y agonizando por días; era tanta la preocupación de saber si mi hermano estaba bien, ya le había dicho a ese tonto que se deje de intentar manejar motocicleta. No formaba parte de sus habilidades tener equilibrio, y ahora un accidente.

 

Me encontré con Andrea en la recepción, ella preguntaba entre lágrimas y balbuceos donde podía estar Joaquín; en cuanto me vio se arrojó a mis brazos a llorar, necesitaba quien la conforte en esta situación. Pero no era tampoco la persona adecuada, cargaba con la presión de ser yo quien avisara a la familia del estado de mi hermano.

 

Por fin la enfermera nos dirigió por el hospital, caminamos por dos pasillos, doblando izquierda, luego a la derecha, y por ultimo nos mencionó: La camilla junto a la ventana.

 

Me prepare psicológicamente para cuando tuviera que correr la cortina, y ver que tan mal quedó Joaquín, no iba a asustarme, y le daría valor a Andrea. La sentía tan fría, creo que la presión se le bajo.

 

Tomé aire, y en un movimiento repentino descubrí ese espacio donde ahora descansaba mi hermanito, con una sonrisa en los labios. Saludándonos con una mano.

 

Chicas, vinieron a verme – Se reía tan tranquilo, y yo estuve a punto de golpearlo para que de verdad quedara en emergencias un buen rato – Como verán me caí de la moto, y me han enyesado la pierna…

 

Andrea evitó que matara a mi propio hermano, ¿Cómo se le ocurre no avisar que sólo era eso?, un par de raspones en la cara y el brazo, y lo mas “grave” que le enyesaron desde la rodilla al pie…uff!

 

¡Tarado! ¿Qué te costaba llamar y decir que estabas bien? – Le increpé. Al tanto, Andrea ya esta abrazándolo y calmándose en su cuello – Me las vas a pagar

 

Estoy bien, son golpes nomas – Con una voz tierna le hablaba a mi amiga – siento haberte asustado, te prometo no volver a manejar esa moto…

 

De verdad… ¿lo prometes? – Me sentía invisible en la habitación, pero que rabia…que se mejore un poco y le daré un buen sopapo hasta que quede con una contusión.

 

Si, para ti todo – Par de enamorados…por las puras vine hasta aquí, cancelando mis asuntos, si que son el uno para el otro…un par de frases y ya están felices.

 

Hermanita, no te molestes – Estaba cruzada de brazos, observando todo el lugar – mi teléfono quedó destrozado y no pude comunicarme, es por eso que una enfermera creo que les llamo…

 

Para la próxima a menos que estés a punto de morir, no nos pases la voz, Ok – Le dije con ironía; en fin, por lo menos esta bien este tonto – Si serás Joaquín, no tenia idea como decirle a mamá que tuviste un accidente.

 

Jajaja…como me quieres hermanita, se nota clarísimo – Se reía, a la vez que trataba de bajarse de la camilla – mas bien, vamos a casa estoy cansado.

 

A regañadientes le ayude a ponerse en pie, según dijo el médico es cosa de que no camine mucho por ahora, ni que haga esfuerzos hasta que la lesión mejore, por las demás magulladuras que tenia, no había problema.

 

Y Mía viniste sola a verme…o esta por ahí mi futuro Cuñadito – Aun sigue con sus tonterías, juju…un codazo entre sus costillas le hizo recapacitar – Auuu…duele, que mala…Andrea mira como me trata tu amiga… - se comporta como un niñito en ratos, pidiendo a su novia que lo defienda.

 

Te lo mereces mi amor, por el espectáculo que has hecho con tu accidente – Negando con la cabeza meterse en pelea de hermanos, adoro a Andrea - y pues por molestar a Mía con Alberto.

 

Pero si hacen una bonita pareja los dos – ¡Tú lo pediste!, le pise el pie sano fuertemente– aush!!!...ya, ya… ¡ya entendí! no diré nada mejor…que ya veo que tu me tienes manía, y mi noviecita no piensa dar la cara por mi…

 

Es cierto, cuando venia aquí me tope con Cris, ¡Fuc*! Me fui sin decirle nada, estaba tan alterada por lo de Joaquín, que no me puse a pensar, ¿que me pregunto ella?, le debí dar importancia, todo sale mal…

 

*** ***

 

Largas horas han pasado, la claridad del día se esfumó, y la noche nos envolvió en su habitual oscuridad. Únicamente mi luna seguía tan audaz y caprichosa en el firmamento, como me relaja verla. Durante el trayecto del paradero a mi departamento, no dejo de apreciar a mi inspiración.

 

Me pase casi toda la tarde con Andrea y mi hermano, conversando y viendo películas; después llegaron mis padres al enterarse de todo el ajetreo ocurrido por el accidente de moto. En resumen: reunión familiar obligatoria. No diré que estuvo un desastre el encuentro, por lo contrario, preparamos la cena, jugamos cartas, apostamos una pequeña cantidad de dinero jajaja, de paso ya les informé de mi decisión de cambiar de vivienda a fin de mes, a todos les sorprendió la noticia, especialmente a Andrea, con quien tuve una charla en privado.

 

Luego de ese evento, nos despedimos. Cada quien se fue a su casa. Quedamos con mi amiga para que el próximo domingo, saliéramos a buscar un nuevo apartamento. Quien sabe pueda escoger uno con mejor ubicación, y a la vez que cuente con mucha vegetación alrededor.

 

Llego a la puerta del edificio, y recuerdo que no tengo ni la llave para entrar, debo entonces llamar al portero para que me deje ingresar, el chico muy amablemente me atiende. Ya mañana regresaré al restaurante y ver si encontraron un bolso con mis cosas, uhm…tal vez Alberto lo vio. Tendría que llamarle… hoy no.

 

Espero con parsimonia al ascensor, la pantallita al costado de los controles indica que ya esta bajando. En cuanto escucho el “plink” subo lentamente y presiono el botón que indica el piso once.

 

Esta noche quiero descansar tranquila, mañana debo volver al trabajo y estar muy puntual, con el pasar de los días todo volverá a la rutina, o sea estar en la oficina fuera del horario juju…y que mi jefa comience a adorarme. Me queda sólo un mes para irme de aquí y nada podrá hacerme cambiar de opinión.

 

Se abre el ascensor invitándome a salir; voy hacia el pequeño pasillo, y se puede ver las puertas de las casas de mis vecinos. Todas idénticas, me doy cuenta de lo poco que los conozco, viviendo tres años aquí, y creo que máximo nos hemos saludado en contadas ocasiones. Por lo menos sé que no van a extrañarme. En mi próxima vivienda seré más comunicativa con la gente.

 

La llave de repuesto, que oculto debajo del tapete de “bienvenida”, me sirvió de mucho en la tarde. Cuando me dispongo a tan sólo aproximar la llave a mi puerta, un ruido logra distraerme y hacer que de vuelta en busca de la persona que esta gritándome.

 

¡Por fin te apareces!  -  Esa llamada de atención logra que pase saliva, ¿por qué me da miedo esa actitud? Yo no he hecho nada malo. Me siento como cuando mi madre se molestaba porque llegue tarde de alguna salida. – ¡Estas no son horas de llegar!

 

Casi le respondo que aún es temprano, y que debí avisarle mi tardanza, me distraje con mi familia… ¡que estoy pensando!  Recapacito, y es esa persona la cual debe darme explicaciones, no yo. ¿Qué hace frente a mi puerta?

Notas finales:

Les dejo este nuevo escrito, la inspiracion llego entre el regreso de una llamada, y las 2 de la madrugada

Pd/Siento mucho todo...

Te quiero mucho,

Lo sabes, lo se, lo sabemos,

Sin embargo vale la pena decirlo:

Te quiero mucho,

Y aun más repetírtelo:

Te quiero mucho,

He incluso clamártelo a viva voz,

Con tal de que quede clavado en tu corazón,

Y en los días que yo no este,

Lo recuerdes siempre con pasión,

Yo… Te quiero mucho.

 

 

Entre sueños cobijarte,

Y las palabras yo soltarte:

Te quiero demasiado.

En los tiempos que no te veo,

Y tu sonrisa que siempre anhelo,

En las veces que no es audible,

Y los momentos que quiero oírte,

Te quiero demasiado.

En cada madrugada,

Con cada ruido que despertara,

Teniendo de refugio una almohada,

Yo… te quiero demasiado.

 

 

En mis insomnios repentinos,

Y los atardeceres tan divinos,

Cuando miro a la luna y siempre digo:

Te amo,

A medianoche como ahora,

Y la distancia que me agobia,

Mientras tú duermes en tu alcoba,

Yo te susurro sin demora…

Te amo,

Sabiendo que no me escuchas,

Y no quiero hacer mucha bulla

Pero si estuviera muy junto a ti,

No pararía de confesarte:

Yo… te amo

 

 

Te extraño en este instante,

Y quiero siempre yo amarte,

En las noches acariciarte,

Y al tu despertar tan sólo besarte

 


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