No hay necesidad de ocultar las cosas Cris, te conozco más de lo que piensas, y la carta me refiero a esto – Saca un papel de su bolso para mostrármelo pero en cuanto quiero cogerlo lo retira de mi alcance, obligándome a sentarme de nuevo – y la persona que me refiero es a… Claudia.
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No me dejes ahogar en noche lluviosa,
Que no vea tu figura borrosa,
Desciende tus besos para cobijarme,
Defiéndeme del mundo indomable,
Aparta las gotas de agua esta noche,
No arranques mis sueños con prisa;
Deja el pasado y su risa.
Las paredes del silencio, las voces que ya no saben que decir, de quien fue la culpa. ¡Vamos a buscar a los culpables! Los minutos comenzaron lentos, el aire no era pesado, el frio no calaba tan hondo. Luego de ello, siguieron más minutos, no eran los mismos, estos vivían enajenados, apurados, odiosos.
La pregunta que esta en el aire, atrayéndome hacia el abismo, las dudas, ¿donde esta?, ya busque en cada rincón, y no tengo rastros, ni indicios. Como hago para estar aquí tan quieta. Me afligió su voz desconsolada, sus insultos para la vida misma. Trate de calmarla, que me dejara entenderla… ella no quiso, no me escucho, se perdió en su mente, se encerró sin decirme como entrar.
Me levante del sofá, y cogí el celular, tenia esperanza que esta vez si sonaría, y no fuera la contestadora quien me saludara. Parecía ser irreal, yo desesperada por saber que le sucedió a mi niña; si tenia planeado todo.
Mientras doy vueltas por mi departamento, marco una y otra vez a su teléfono. Nadie contesta. Vamos Cris, es tardísimo, dame una señal para hallarte. Que atraviesen mis sentimientos estas paredes y lleguen donde decidiste esconderte. Te necesito, vuelve.
Justo antes de que arrojara mi móvil al sofá, este suena. Me brinda esperanza. Y al ver la pantalla, es el número de esa persona. Mi cuerpo tiembla, tengo miedo que no sean buenas noticias; Es cuestión de presionar el botón verde o rojo. ¿Qué me dirás?
Ahm… ¿Donde estas? – Hay distorsión en la llamada, y es apenas audible la voz de ella – te extrañe demasiado…
Creo que me tomare un tiempo, no… no estoy en condiciones de decirte nada – Cada vez que se demoraba en contestarme, me mataba - lo siento, estoy muy confundida.
Pero… confía en mí. Uhm… Esta lloviendo demasiado, dime donde estas, si quieres no vienes conmigo pero quiero…– Como describir la opresión de mi corazón si es que ella no aceptaba – ah yo, necesito verte.
*** ***
En las calles indispuestas del tiempo,
Controlare en una burbuja tus miedos,
No te vayas aún, es mi ruego…
No te olvides que sin ti, yo me muero.
Me sorprende. Es un vacio en mi interior; jamás creí que me hablaría de ella. Y sobretodo la forma como insinúa las cosas… ¿Qué esta pasando? Apreté mis manos. Intente fundirme con el sofá. La observe como nunca lo había hecho; creyéndome sin secretos a sus ojos. Mis inquietudes no la perturbaron en lo mas mínimo; seguía tan tranquila.
Por…por o sea ella… mmm no se de que hablas, Mariana – Decidí hacerme la desentendida; era mejor que ella me explique paso a paso – dame ese papel, quiero leerlo.
Sabes… me olvide comentarte, que la otra vez antes de mi viaje vino una chica preguntando por ti, uhm... no recuerdo su nombre – Se apoyo en el respaldar del asiento, relajada al hablar - Me dio una historia muy interesante, sobre no poder saludarte en tu cumpleaños, pero nunca la había visto. Así que eso me llevo a la conclusión que podría tratarse de una nueva persona y no necesariamente de Claudia.
¿Qué tiene que ver Claudia? – Al pronunciar ese nombre, un frio recorrió toda mi espalda, y mi voz tembló. Hasta hace un año llevaba conmigo la foto de ella; sin embargo luego de conocer a Mía, me sentí por fin capaz de olvidarla – Mariana, dime que sucede…
Bueno, te hare un resumen corto hermanita. Ya que no quieres ser tu misma la que confiese las cosas… Uhm, desde que conocí a Claudia, tus actitudes cambiaron mucho, parabas mas contenta, salías con ella seguido, se puede decir que uno es capaz de notar que eso ya pasaba de la amistad… bueno, llegado a este punto. Me vi en la necesidad de conversar mas con Claudia – estaba concentrada escuchándole a Mariana, hablaba de mi vida como si ella tuviera que arreglar todo - Quien sabe por ello a veces me encontrabas y salíamos con esa chica; no puedo decir que sus intenciones fueran hacerte daño… por lo contrario, ella y tu estaban confundidas. Entonces, procure ir poco a poco ganándome su confianza, me habría gustado que seas tu quien me dijera lo que pasaba…pero no lo hiciste.
¿Que significa eso? – Le increpe con esas preguntas, me comenzaba a exasperar - ¿Cómo que estábamos confundidas?
Ya lo escuchaste hermanita, no te molestes… pero fue necesaria mi intervención para que ese juego de niñas se detuviera. Al principio no estaba segura si ella también tenia “sentimientos mas allá de amistad” por ti, en esta parte se hizo difícil, mas al final ella misma termino por aceptarlo – no es cierto, NO ES CIERTO, ella no sentía nada por mi. Es imposible. Estas bromeando – En cuanto a ti, me era suficiente con verte para comprobar que ella te gustaba. Fue una suerte que decidieras apuntar el plan para tu cita, pude hablar con ella cuando ya estaban en el cine… según recuerdo, me dijo que estaba sola porque tú te quedaste comprando un par de cosas en la confitería. Bueno, era momento de ser dura y que una de las dos pensara seriamente…
¡Que dices!.. No es cierto, ella NO me quería, tu no tuviste nada que ver en lo que paso – me limitaba a negar con todas mis fuerzas eso. Ella, Claudia mmm… no - es… imposible. NO es verdad.
Cris, no te hagas un mundo por esto. Fue hace mucho, ya lo superaste… además gracias a que logre hablar con ella fue que se cambio de universidad, se mudo y lo demás – Una sonrisa en el rostro de Mariana me indicaba que en realidad ella sentía que debería agradecerle. Yo, “agradecer” a quien destruyo mi autoestima, que me hizo llorarla tanto tiempo, quien la alejo de mi lado… “Agradecer”. Que palabra más hiriente; duele – Ahora lo importante es saber, ¿de que chica estas “enamorada” esta vez?, vamos hermana, ya estas grandecita para seguir con este tipo de formas de “llamar la atención”.
¡Que le dijiste!, ¿que fue lo que hiciste Mariana? – Me levante de ese sofá directo a obtener respuestas – Como pudiste… NO es tu vida. NO LO ES….porque hablaste con Claudia… no tenias derecho a meterte. – No es ira, es impotencia al descubrir que una de las personas a quien mas he querido también es la culpable del dolor tan grande que tuve. Como odiarla… como detestarla. Ella, mi hermana… ¿Cómo pudo hacer eso?
Baja la voz y siéntate… tranquilízate Cris, es por tu bien. Te quiero mucho hermanita, por ello tuve que guardar silencio, y lo hubiera dejado de esa forma… si no fuera por esa nota y tu comportamiento después de tu cumpleaños. – Es impasible, un ser sin emociones. Y se atreve a sonreírme. - Pedí permiso en mi trabajo para ir a buscar a Claudia,…mmm no pongas cara de sorpresa, se muy bien donde vive ella y toda su información. En fin, a tanta insistencia ella me respondió que no había vuelto a tener comunicación contigo desde hace años.
Tu… todo este tiempo, ¿quien te has creído que eres?, no soy tu juguete… mi forma de ser y quien me guste no es problema tuyo – Me indignaba esta situación. Corrieron lágrimas de rabia, la venda de mis ojos se cayo – Mariana que clase de persona eres… yo pude ser feliz, quien sabe tenia un futuro con ella, no sabes cuanto la ame, quise hasta morirme cuando nunca mas me hablo… y tu, tu ahí, dándome apoyo en los momentos de depresión… ¿Cómo te sentiste al arruinarle la alegría a tu hermana menor?
Vamos, no exageres… no hay porque llorar. Ten en cuenta que no le he comentado a mamá todas estas cosas, preferí por eso que vivieras conmigo, para poder controlar que no te perdieras en el camino – Se levanta del sofá e intenta darme una ligera palmada en el hombro. La esquivo – Cris, lo hago por tu bien, entiéndelo. Ahora dime quien es la chica que dejo esa nota.
Si se tratase de alguien mas juro que mínimo le daba un par de bofetadas. Pero sigue siendo mi familia. Retrocedí unos pasos, mi corazón golpeaba fuertemente mi pecho, quería salirse de mi cuerpo.
Me has lastimado tanto – Me retire de ese ambiente, no podía permanecer mas tiempo viéndola, escuchándola, y ella sin arrepentimientos - No te voy a perdonar… no lo hare.
Salí apresurada de su casa, golpeando la puerta tras de mi. Lo último que oí fue decirme que regresara cuando me calmara. Es un chiste sin gracia; ¿cómo puede creer que volveré? Quiero desaparecer del mapa. Detener estos minutos mientras camino apurada por las escaleras, no se me ocurrió bajar por el ascensor.
Todo este edificio me tiene presa, me falta el aire. Debo salir, salir. Lo más lejos posible. El mundo es una porquería… y las personas… ¿Qué son?
Como la brisa permíteme acompañarte,
En los caminos que elijas, resguardarte
Tus ojos son míos,
Tu boca es mi propiedad,
Tu voz es la mía.
Y no me arrepiento, es verdad.
Porque si todo de mi, te lo di,
No me abandones sin piedad.
Llego al edificio, lo admiro unos segundos antes de entrar. Me imagino cuantas familias habrá en cada piso, que estarán haciendo cada uno de ellos, ¿descansando?, ¿trabajando?, ¿durmiendo?, ¿cenando? Quisiera poder ver a través de las paredes, en el piso noveno, mi niña Cris. ¿Qué haces?
Me alegra tener en mis manos las llaves de mi casa. Pasó rápido y saludo al encargado de la seguridad. Toco el botón para que descienda el ascensor, sonrió al saber que ya esta bajando. Aunque no lo crean, le tengo mucho cariño al elevador.
Se abren las puertas con un ligero “plink”, me dispongo a subir. En ese espacio tan pequeño comienzo a pensar en la mejor forma de ir por Cris. Arreglare rápidamente mi departamento, pido algo de comida por teléfono y la llamo a su celular…mmm no, quien sabe sigue molesta. Mejor bajo a buscarla, total conozco donde vive.
Ya en mi casa; es fácil dejar listo el ambiente para invitar a mi novia, si; desde hoy ella y yo tendremos una relación. Luego de un debate mental entre pedir pizza o algo diferente, termine eligiendo comida china por el hecho de que la traerían mas rápido.
Lo que fue dificultoso era acomodar los platos en la mesa, me volví indecisa en si poner una botella de vino en medio o no hacerlo ¿Creería que quiero emborracharla para luego aprovecharme? Jujuju… de cierta forma no se alejaba mucho de la verdad.
20 minutos. Revise por quinceava vez el orden de mi habitación. Supongo que después de lo de ayer, hoy si tendríamos una buena noche, sin interrupciones, sin “Alberto” de por medio, y me encargaría personalmente de desconectar todos los teléfonos, incluyendo celulares.
Donde estés, respóndeme.
Cuando tengas frio, avísame,
Si deseas un beso, ten mis labios,
Quieres escapar, de que…
No huyas sin despedirte,
Dame una razón para no buscarte,
¿Me escuchas?
La Llame pero no contesta, puede ser tan sensible que sigue enojada. Procuro mantener la comida caliente. Me alisto para ir hasta el noveno piso. Podre convencerla de que suba y conversemos; además algo tan simple no es para pelearse.
Cojo mis llaves de la mesa, voy por el pasaje que da a la puerta, la cierro con cuidado. El ascensor por suerte esta en mi piso. Y en menos de un minuto ya estoy bajando.
Observo el numero 904. Y ni idea del porque pero relaciono la suma de los dígitos, restándole mi numero favorito, o sea el tres, con que yo viva en el piso onceavo, y Cris en el nueve. Si lo se, eso es un paso a la locura, ya después buscare un psicólogo para iniciar mi tratamiento. Por ahora los nervios me aquejan. Toco la puerta, una, dos veces.
Ya era hora que volvieras… olvidaste tus llaves – Una voz diferente a la de mi comunicadora me dice eso antes incluso de abrir la puerta – ahh… lo siento, pensé que era mi hermana, uhm… ¿Quién eres? – Al verme su actitud cambia por una más distante.
Ahm… Hola, bueno soy Mía… mmm buscaba a Cris y – ¡Vaya! debe ser mi cuñadita, que lindos ojos tiene, son de mi color preferido - ehh ¿le podrías pasar la voz un momento?
Uy… lo lamento ella no esta, ha salido hace un rato… seguro no sabia que venias – Me sonríe. Si mi niña es tan preciosa y amable, lógico que su hermana también. Me agrada - pero si quieres le puedo dejar algún mensaje de tu parte…
No, no te preocupes, la llamaré a su móvil… no era nada urgente – Trato de permanecer serena, mas algo en ella me intriga; ¿me analiza? Que raro. – este…bueno, ahm yo vivo en el piso 11, por si ella vuelve temprano… estaré ahí, gracias. – Ya iba a despedirme pero comenzó a hablarme.
Ok, así que vives en el mismo edificio… no te he visto antes. Disculpa, olvide presentarme, Soy Mariana, la hermana de Cris – Me extiende su mano para estrecharla en una muestra de cordialidad - ¿Por qué no pasas a esperarla?, si no estas muy ocupada.
Mariana, un gusto conocerte, Jejeje gracias pero… no quisiera incomodarte, mejor voy a mi departamento y me comunico con Cris por teléfono – Añado amablemente al rechazar su oferta. – cuídate, nos vemos.
Esta bien, tu también cuídate y ven mas seguido... a visitar a mi hermanita – Responde en un tono demasiado “extraño”. ¿Le habrá contado Cris a su hermana sobre mi?… tal vez sea eso. Y estoy haciéndome un mundo en la cabeza al creer que ella intenta sacarme información – Si cambias de opinión, estaré aquí, Bye.
Se cierra la puerta del 904.
La primera impresión que tengo de la hermana de Cris es: “sin comentarios”. No se como definirla; sus ojos me cuestionan completamente, pero sus palabras son amables al igual que sus gestos. Leí en un libro que la vista es el espejo del alma, estoy intrigada.
Le preguntare sobre Mariana a mi amor, ella me dará mas detalles antes de sacar una conclusión. Uff… ¿Dónde estará esa niña? Espero no sonar cursi al confesarle que la extraño un montón.
Fragilidad de sentimientos,
Cristal que no se puede unir.
Discúlpame las molestias,
Tu eres libre, lo se.
La oscuridad alcanzo al cielo, y lo que fueron unas cuantas gotas de agua, es ahora lluvia muy fuerte. Apago el televisor, dejando el control a un lado de la mesa de centro. Ya había visto varias series con tal de tranquilizarme y quitármela de la mente.
Suena mi móvil. Es mi niña Cris. Ya era hora que diera señales de vida… estaba tan preocupada. Hasta iba a ir al departamento de su hermana otra vez, y quedarme a esperarla… sólo para asegurarme de que llegó bien.
Ey… Cris, te he estado llamando mil veces ¿Dónde estas? – A pesar de querer reclamarle por su “desaparición”, suspire y apacigüé mi carácter explosivo – Siento mucho lo de la tarde, ¿estas bien?
Mía ¿por qué todo tiene que salir así?, quien crees que te ayuda al final solo ve su conveniencia… al mundo le importa un carajo si sufres o no, y lo mismo con las personas, cada uno es tan… tan egoísta – WTF! ¿Es Cris?, ¿Cris? Mi niña feliz e impulsiva… teniendo un debate sobre la vida… what happen! – O sea no es que sea esencial… pero porque joderle el futuro a alguien, ¿por qué? Todo pudo ser diferente, y… y que hago sabiéndolo, no se que hacer… no lo se – Su voz acongojada, triste, me deprimía exageradamente. Sollozaba mi amor tras ese teléfono móvil. Y yo aquí, incapaz de llenarla de afecto, de abrazarla fuertemente hasta que aleje sus miedos. Tan lejos de confortarla, darle mi amor por entero para verla sonreír.
Cris… mi amor, mi amor que tienes… ¿Qué paso? – Jamás sentí dolor tan grande, tanto sufrimiento, que escuchar a la persona que mas amo… llorar desconsoladamente – Cris… háblame, Cris…
Por favor, permíteme ayudarte,
No te cierres sin confesarme,
Si te perdí, quiero encontrarte.
Bríndame la oportunidad,
No debo odiarte.