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Masaje por zion no bara

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Notas del fanfic:

Esta trama pues ya tenía una de esta pareja pero lña subiré después, así que será como si fuera la primera vez que usó a estos dos de compañeros, espero que les guste.

 

Notas del capitulo:

Dedicado a DanyLeo quien me sugirió el fic, espero que te guste y también que les guste a los demás.

 

Tenían que ir a entrenar y la verdad era una de las cosas que en verdad les gustaba hacer, los caballeros dorados encontraban en entrenar una especie de vestigios sobre lo que los hacía lo que eran: guerreros. Era por eso que las reuniones para entrenar eran vitales para ellos, nada mejor que probar sus habilidades y ser puestos a prueba por los demás. Algunos tal vez creerían que en un nuevo mundo de paz ese tipo de cosas no serían necesarias pero a ellos les importaba y siendo su voz la que contaba nadie podría negarles su espacio para desarrollar nuevas técnicas y encontrarse a si mismos en una pelea.

Esa mañana el joven caballero de la quinta casa, Aioria de Leo, estaba listo para ir a su entrenamiento, de verdad le gustaba eso de encontrarse con sus compañeros y poder entablar combates en los que aún era posible demostrarse quienes eran. Además de todo se daba prisa porque había acordado desde antes para verse con unos compañeros.

--Hola Aioria.

--Hola Milo.

--¿Apenas vas a entrenar?

--Así es, veo que madrugaste.

--No iba a darme el lujo de perder esta oportunidad.

--Vamos, nos deben estar esperando.

--Vamos.

El caballero de Escorpión y el de Leo siguieron con su camino y charlaban mientras tanto, se sentían animados con las posibilidades de su pelea programada para esa mañana.

--¿Estás listo para enfrentarme Aioria?

--Te aseguro que si Milo.

En medio de esa charla llegaron a Aries y se encontraron con alguien que apenas se estaba poniendo en camino para ir al mismo entrenamiento que ellos. Y era una buena noticia que se encontraran.

--Buendía muchachos-dijo Mu.

--Hola Mu-respondió Aioria.

--¿Apenas te levantas?-preguntó Milo.

--No-dijo el de Aries-Preferí esperarlos para llegar los tres al mismo tiempo.

--Buena idea.

Siendo así los tres se pusieron en camino al sitio en el que sin duda ya estarían otros caballeros y unos más no tardarían en llegar pues de verdad que los entrenamientos eran de esas habilidades que no estaban dispuestos a dejar sin mostrar.

Para esa mañana los tres que se habían reunido en Aries habían acordado entrenar juntos, era una buena idea el estar de acuerdo y también porque con mucha frecuencia durante la noche anterior los caballeros que se enfrentaban en su entrenamiento la pasaban ideando sus estrategias y tratando de crear en sus mentes esas batallas que estaban por enfrentar. En si mismo era una especie de entrenamiento también.

Llegando a la zona de entrenamiento vieron que algunos de sus compañeros dorados ya estaban ahí pero ellos tres no fueron los últimos en llegar, aún faltaban otros, conforme llegaban se saludaban y de inmediato calentaban para estar listos, más valía hacer bien las cosas para evitar lesiones innecesarias. Los tres que tenían su compromiso se alistaron de inmediato y cuando se vieron de frente se indicaron con la mirada que era el momento, así que no tardaron en empezar.

Las técnicas salieron a relucir, los golpes y la fuerza así como la velocidad tuvieron su lugar en el encuentro, Aries, Leo y Escorpión no dudaban ni se distraían, en su situación el más leve desliz podría costarles, no físicamente, pero si el encuentro. No tardaron en convencerse los tres que sus compañeros estaban siendo grandes rivales y siguieron entre escaramuzas y golpes directos hasta que les pereció que ya era momento de terminar. Fue cuando sucedió.

Milo atacaba a Aioria con velocidad, pero el de Leo no hubiera sido el de Leo sino hubiera detenido ese ataque, entonces Mu fue en su contra también pero Aioria lo esquivó con habilidad de un ágil salto, sin embargo al caer el suelo bajo sus pies no era liso por completo y bastó una piedra en falso para que no pudiera apoyarse como deseaba y ese breve instante de vacilación bastó para que los veloces ataques de sus dos compañeros le llegaran de lleno y lo arrojaran contra unas escalinatas de las cuales cayó con fuerza. Su cuerpo se sacudió como una marioneta sin hilos hasta quedar sobre su espalda.

De inmediato varios caballeros estaban a su lado.

--Aioria-lo llamaba Mu.

--¿Estás bien?-preguntaba Milo.

--Hermano-decía Aioros.

El del quinto templo abrió los ojos y vio la preocupación en los rostros delante de él y se decidió a despejar sus miedos.

--Estoy bien-dijo Aioria.

El de Leo se levantó, un poco despacio, pero no parecía haber heridas ni ningún daño.

--¿De verdad estás bien Aioria?-indagaba el de Escorpión.

--Claro que estoy bien-decía el joven castaño rubio-No se preocupen por mí ¿De acuerdo?

--Es que caíste de una forma tan aparatosa que...

--No te preocupes Mu, les aseguro que estoy bien.

--De todas maneras es mejor que terminemos con el entrenamiento-agregaba el de Sagitario-Es mejor descansar.

A nadie le parecía una mala opción, la hora era adecuada, habían entrenado pero tenían algunas otras cuestiones que atender y con eso poco a poco se fue despejando el lugar de caballeros dorados.

 

 

Unos días después de ese incidente Aioros de Sagitario se dirigía a Leo sin perder el tiempo, necesitaba ver a su hermano pues sospechaba que algo estaba mal con él y era mejor aclarar las cosas cuanto antes.

--¿Aioria?-lo llamaba entrando a Leo--¿Aioria? ¿Dónde estás hermano?

Pero no encontraba una respuesta, así que el castaño del noveno templo siguió caminando hasta llegar a la recámara donde se encontró con una escena bastante singular.

--Aioria.

--Aioros.

El joven de Leo estaba recostado boca arriba y parecía que no quería ni moverse de donde estaba.

--¿Estás bien Aioria?

--Si Aioros, estoy bien, no era necesario que vinieras.

--Es que no te presentaste a entrenar, eso no es común en ti, ya es medio día y no te había visto ¿Qué sucede?

--Nada.

Pero sin duda expresión no era una que indicara que nada sucediera.

--Sé honesto Aioria ¿Qué te pasa?

--La verdad Aioros es que no me pude levantar.

--¿Por qué?

--Me duele la espalda.

--¿Qué?

--Tal y como oyes Aioros, me duele la espalda, no pude ir a entrenar por eso.

--Fue por lo del otro día ¿verdad?

Sin duda lo dos sabían que se refería a la caída por las escaleras. Pero el de Leo no respondió.

--Es necesario que vayas a un médico Aioria.

--Ya lo hice Aioros.

--¿Qué te dijo?

--Me revisó, me hizo estudios, de todo y no estoy lesionado pero me dio medicamento para el dolor de todas maneras.

--¿No te lo estás tomando Aioria?

--Si lo hago pero no funciona, el dolor sigue ahí y la verdad no me gusta andar por ahí si no puedo responder por completo a mis deberes.

--Quizás necesites otro medicamento, tal vez que te cambien la dosis.

--Puede ser.

--Necesitas ir al médico de nuevo.

--Lo haré Aioros.

Trató de levantarse pero se le veía en la expresión que no había sido sencillo.

--¿Quieres que te acompañe Aioria?

--No soy un inválido Aioros, puedo ir solo al médico.

--De acuerdo pero me dirás como te fue cuando regreses ¿Está bien?

--Está bien.

Y por el tono medio de fastidio el de Sagitario supo que lo mejor era retirarse, su hermano menor era a veces un dolor de cabeza, sobre todo si no se sentía bien, era mejor por el momento esperar a que todo fuera cuestión del medicamento.

Aioria fiel a su palabra fue al médico de nuevo y le cambiaron la prescripción, con eso parecía terminado el problema de su espalda pero bastaron unos días después para saber que no.

 

 

En esos nuevos tiempos Aioros había logrado solucionar las cosas con su compañero de Capricornio, gracias a eso se habían hecho amigos y de ser amigos Shura y él andaban como en la primavera o algo parecido porque si estaban juntos se mostraban sonrientes y varias veces se les había sorprendido hablándose al oído para después tomarse la mano y seguir sonriéndose.

Así que el que estuvieran cierta tarde tomando algo de sol y conversando afuera en las escaleras que unían Sagitario a Capricornio no era inusual, lo que si fue un poco inusual fue ver a quien venía de hablar con el patriarca con cara de que deseaba llegar a su templo a toda prisa.

--¿Cómo te has sentido Aioria?-preguntó Aioros.

--Peor-respondió el de Leo.

--¿El medicamento no ayuda?

--No, me adormece un rato para después sentir el dolor peor.

--Eso no se oye nada bien Aioria.

--Claro que no, ya no he podido ir a entrenar por esto y creo que cada mañana me cuesta más levantarme de la cama.

--Podríamos buscar otra opinión de tu salud Aioria.

--No es necesario Aioros, ya pedí una segunda y hasta una tercera, todos dicen que no hay daños en mi espalda pero a mi me sigue doliendo.

--Quizás sea sicosomático.

--Deja de leer esas revistas de investigación médica, te hacen decir palabras raras.

--Es que algo debe pasar.

Mientras los hermanos habían hablado el caballero del décimo templo no había dicho nada, la naturaleza de Shura era la de no intervenir en los asuntos de los demás pero en ese caso se trataba del hermano del de Sagitario y eso fue lo que lo decidió a hablar para hacer una sugerencia.

--Tal vez sea otra causa-comentó Shura.

--¿Cuál?-preguntaron los castaños hermanos.

--Pues puede ser que por el estrés del golpe tus nervios quedaran tensos Aioria.

--¿Y que puedo hacer Shura?

--Pues ¿Has considerado un masaje?

--¿Un masaje?

--Si-aseguró el de Capricornio-Eso puede ayudarte bastante a relajarte y que el dolor sea menor.

--Estoy dispuesto a probar lo que sea.

--¿Sabes de alguien que de masajes Shura?-preguntó Aioros.

--Si.

--¿Y es bueno?

--Bastante.

--¿Dónde está?

--Aquí, en el mismo Santuario.

--Que bien.

--¿Quién es Shura?-preguntó Aioria dispuesto a salir en su búsqueda en cuanto escuchara su nombre.

--Pues es uno de nosotros, de los caballeros dorados-respondió el de ojos oscuros.

--¿Quién?-preguntaba el del quinto templo haciéndose a la idea con velocidad--¿Será el hermoso Afrodita?

Con eso que le gustaba tanto cuidarse pues era muy probable que supiera de masajes y todas esas cosas.

--No.

--¿El bello Shaka?

Era muy posible, con eso de la meditación y el yoga y sus técnicas de relajación bien podría saber del tema.

--No.

--¿El lindo Mu?

Sabía tantas cosas de oriente y de los secretos de su tierra, el Tibet, que bien valdría la pena ponerse en sus manos para eso.

--No.

--¿Quién es entonces?

El de Leo la verdad ya estaba bastante intrigado con el nombre del que podría poner fin a su dolor.

--Te aseguro que tiene buenas manos Aioria.

--Ya dilo Shura.

--Es Death Mask.

--Prefiero que me duela-dijo sin vacilar y con tanta seguridad el de Leo que le dio una punzada que le corrió por toda la espalda.

--Pero Aioria...--trató de decir su hermano.

--Ni lo sueñen, no voy a buscarlo y mucho menos a pedirle un favor a ese, no me importa que tenga el toque del rey Midas, no me pondré en sus manos.

Y lo dijo con tanta seguridad y firmeza que parecía que terminaba de declarar la independencia de una nación sometida a la esclavitud por siglos.

--Pero Aioria, te está doliendo mucho y el medicamento no ayuda.

--No lo haré Aioros, todo lo que necesito es un poco más de tiempo y el medicamento me ayudará.

Y sin importar que su hermano mayor insistiera no hubo manera de convencer al castaño menor de que visitara al de Cáncer para que le pidiera ayuda y recibiera un masaje. Sólo hasta que se alejó los otros dos siguieron hablando.

--Creo que Aioria es un poco testarudo ¿Verdad?-dijo Shura.

--Tú sabes que si, la verdad es que él y Death Mask no se llevan bien.

--Admito que a veces Death Mask es un poco complicado.

--Tan sólo espero que Aioria en verdad mejore.

Los dos lo deseaban de hecho.

 

 

Aioria trataba de seguir con su vida normalmente, ya parecía que iba a pedirle ayuda a Death Mask de Cáncer, a él, prefería que le doliera a tener que verle la cara y sobre todo por un favor. Nunca se había entendido bien con el del cuarto templo, a pesar de ser cercanos por sus signos en realidad ellos dos no se llevaban bien. Era comprensible que aún entre ellos doce tuvieran compañeros que les fueran más cercanos que otros pero en el caso del canceriano y el de Leo era como polos opuestos y no había manera de que estuvieran juntos.

Para el del quinto templo su compañero de Cáncer siempre había sido irritante, en esos nuevos días la verdad era que le parecía que seguía siéndolo. Death Mask era sarcástico y receloso, dado a burlarse de los demás por cualquier causa y tenía una gran habilidad y no muy agradable de señalar en todos ellos sus debilidades y defectos, así como la de poner en entredicho sus virtudes o supuestas virtudes. Y entre todos los dorados era justamente él, Aioria de Leo, a quien más molestaba el de Cáncer ¿Cómo podía acercarse y pedirle ayuda? Era imposible.

Por desgracia para Aioria el dolor puede hacer que hagamos cosas que nunca imaginamos que haríamos y a él vaya que le dolía, su espalda no mejoraba por más que se diera baños calientes, compresas de alcohol, apoyara su espalda en el suelo y elevara sus piernas, tomara infusiones, usara una faja, unas plantillas especiales, tomara el medicamento y cambiara a un nuevo colchón ortopédico, nada estaba funcionando y él ya lo había intentado todo. Y estaba cansado de no tener resultados.

Esa tarde estaba particularmente adolorido, había tenido que estar de pie y eso no lo había ayudado nada, estaba intentando llegar a su cama y lo logró, se iba a recostar pero un profundo dolor lo atravesó, no podía seguir de esa manera. Así que contra todos sus instintos dejó Leo para dirigirse a la vecina casa de Cáncer, tendría que ver a Death Mask y pedirle ayuda.

Estaba justamente en camino a la cuarta casa cuando en las escaleras que unían sus templos se encontró al de cabellos azules. Respiró para tener la calma de hablarle pero el de los ojos azules le habló primero.

--¿Qué te pasó gatito?-preguntó en tono burlón.

--Death Mask...

--Pero si miren al cachorrito de león, andas con una cara que parece que te dieron comida para perros ¿Qué te pasa Morris*? ¿Tú cajón de arena ya está muy sucio?

--Death Mask...

--¿Los ratones finamente te ataron la campana alrededor del cuello?

El de Leo respiró con profundidad, terminaba de recordar porque no quería siquiera encontrarse con él. Siempre era lo mismo, le daba nombres y le decía cosas de gatos, la última vez lo había llamado Garfield* y lo invitó a comer lasaña.

--¿Y bien Hello Kitty*?-seguía el de Cáncer--¿Qué te sucede?

--Nada... que te interese.

Y con aire de orgullo absoluto el de Leo se aguantó el dolor y siguió como si nada, dejando al de cabellos azules sin más explicaciones, dio vuelta y volvió a su templo para llegar de inmediato a su recámara, tomarse el medicamento y acostarse en su cama tratando de obviar el dolor pero la verdad era que no podía, le dolía demasiado y no lograba descanso alguno entre todo lo que ya había probado.

 

 

Cuando Aioros visitó de nuevo a su hermano esperaba encontrarlo un poco mejor, más restablecido pero no sabía que el de Leo se había negado a todo intento por combatir el dolor.

--Aioria.

El joven estaba recostado boca arriba en su cama con cara de sufrimiento contenido.

--¿Cómo te sientes Aioria?

--Me duele la espalda Aioros, ya lo sabes-dijo pausadamente.

--Esto no puede seguir así, este dolor te esta imposibilitando la vida.

--Lo sé.

--¿No te has levantado de la cama?

--No puedo.

--Tenemos que encontrar una solución Aioria.

--Bien, cuando la tengas ¿podrías traerla? Te lo juro Aioros, haré lo que sea si me quita el dolor.

--Voy a buscar a Death Mask.

--No.

--Pero Aioria...

--No, eso no, mejor busca a Shaka, si me quita mis cinco sentidos me dejará de doler.

--El dolor te hace desvariar.

--No voy a estar escuchando a Death Mask.

--Tal vez podamos intentar algo más.

--Ya intenté bastante y no haré más, aprenderé a vivir con mi dolor.

--No seas ridículo ¿si? Algo tenemos que hacer Aioria.

--Estoy bien, mira.

Trató de incorporarse pero no lo logró. Eso terminó de convencer al de Sagitario.

--Decidido Aioria, vamos a ver a Death Mask, es lo único que no has intentado, el masaje.

--Pero...

--Shura dice que es bueno, confío en él.

--Pero...

--Mira, te daré un rato para que te calmes, regresaré por ti en la tarde y los dos buscaremos a Death Mask, no puedes seguir así Aioria.

--Bien.

--Ya estás entrando en razón. Terminaré con algunas cuestiones pendientes y vendré por ti hermano.

--Ya dije que está bien.

--Procuraré no tardarme.

El de Sagitario se fue pero el de Leo tenía otros planes, cualquier día iba a dejar que su hermano mayor diera la cara por él y más con el de Cáncer, haría algo primero aunque no terminara de gustarle tener que hacerlo.

 

 

Death Mask se encontraba en su templo, en realidad no hacía nada, así que dejaba morir el tiempo con pasividad y por eso detectó desde el primer momento cuando alguien llegó a su casa, se apresuró a averiguar de quien se trataba y definitivamente no se esperaba a esa persona ahí.

Aioria de Leo se había levantado de su lecho de adolorido (eso se decía él al respecto) para ir a buscar a su canceriano compañero dorado, no le quedaba otra opción y a pesar de lo que opinaba del de cabellos azules sabía que era lo que necesitaba hacer en ese instante.

--Pero miren lo que trajo el gato-dijo el de cabellos azules-Es el cachorrito en persona.

El del quinto templo no decía nada.

--¿Qué te pasa Chococat*? ¿Te perdiste y viniste a dar aquí?

Vio como el joven castaño respiraba con profundidad pero seguía sin hablar.

--Por lo que veo gatito te quedaste sin lengua ¿Te comió la lengua...

--Cállate-dijo el castaño rubio-Sólo cállate y escucha.

Extrañamente el de ojos azules lo hizo, aguardaba a lo que el otro le diría, el visitante continuó.

--Necesito un favor de tu parte Death Mask y no tienes ni idea del trabajo que me cuesta admitirlo.

--¿Qué dices?

--Después te puedes burlar todo lo que quieras ¿Bien? Pero ya no puedo más, de otra manera no estaría aquí.

--¿Qué te pasa?

--Me duele la espalda.

--¿Y porqué me buscas a mí? Ve al médico.

--Ya lo hice-dijo el de Leo-Vi a varios, todos dicen que mi espalda está bien, me dieron medicamento para el dolor pero no funciona.

--Tal vez si pruebas con medicina alternativa...

--Créeme, ya probé de todo y nada funciona, es lo que me obliga a dar este paso.

--De verdad te ves mal.

Y no era mentira, al joven Aioria se le veía que no estaba como siempre.

--No deja de dolerme Death Mask.

--Así que por eso terminaste aquí, supongo que no puede ser peor.

--¿Podrías darme un masaje? Shura dice que eres bueno en esto.

--Esa cabra de pueblo tiene la boca más grande que los pies-dijo el de cabellos azules-Está bien, te ayudaré, sígueme.

El castaño fue tras el de ojos azules y llegaron a la habitación del de Cáncer, su guardián tenía algunas indicaciones que hacer.

--Desvístete y recuéstate boca abajo-dijo Death Mask.

--En tus sueños-respondió airado Aioria.

--Es lo que se hace.

--En tus pervertidos sueños.

--Es para el masaje gato sin botas pero si así lo quieres está bien, quédate tu ropa, pero si tendrás que acostarte boca abajo.

El castaño lo miró con resistencia.

--Se trata de la espalda-dijo el del cuarto templo-No puedo hacerlo de pie, así que flojito y cooperando o no me quites el tiempo.

La verdad era que el del quinto templo no estaba nada convencido pero ya estaba ahí, así que con cuidado se recostó en la cama del de Cáncer y esperó a que el otro hiciera lo suyo, fuera lo que fuera que hacía.

--Te advierto que no será muy cómodo-dijo Death Mask.

Unos momentos después el de Leo sintió como se acercaba el de cabellos azules y lo sintió hacer su labor, presionaba desde la parte más alta de su espalda y lentamente iba descendiendo, parecía más estar examinándolo en esos instantes para después presionar en otra áreas de su espalda. En un primer momento Aioria no sintió que le estuvieran aplicando un masaje, le dolía y bastante, al grado que empezó a quejarse.

--¿Seguro qué sabes lo que haces Death Mask?

--Deja de maullar, sé lo que hago.

El de Leo lo estaba dudando seriamente pero después de unos momentos empezó a sentir que la tensión iba disminuyendo, era como si poco a poco su espalda se relajara y el dolor cedía, con tantos días doliéndole la verdad era que el castaño no podía menos que estar complacido por la sensación, incluso se estaba relajando al grado de disfrutar verdaderamente de lo que esas manos estaban haciendo. Sintiéndose completamente relajado disfrutaba bastante de estar recostado pero entonces el de Cáncer se detuvo abruptamente o al menos eso le pareció a él.

--¿Por qué te detienes Death Mask?

--Porque ya es bastante-dijo el de cabellos azules-Con esto relajamos los músculos pero aún tienes demasiada tensión, prefiero no apresurarme.

--¿Eso que quiere decir?

--Ponte de pie.

El de Leo lo hizo y notó con gusto que si bien sentía algo de incomodidad la verdad era que ya no le dolía la espalda.

--Eres bueno en esto Death Mask.

--Lo sé pero ni creas que esto fue suficiente, aún tienes tensión en los nervios, pero como te empeñaste en que fuera con ropa me temo que necesitarás otro masaje o unos cuantos más.

--¿Tú crees?

--Si.

--Está bien Death Mask, dime cuando puedes ayudarme y aquí estaré.

--En dos días, como a esta hora puedes venir.

--Nunca creí que diría esto pero gracias Death Mask.

--De nada.

El del quinto templo dejó Cáncer y misteriosamente el de cabellos azules no le dijo nada, ni una burla ni un apodo ni nada parecido, había sido a pesar de todo tan amable como las circunstancias lo permitieron. Y el de cabellos castaños rubios no podía estar más agradecido, ya no le dolía la espalda.

 

 

Aioros terminó con sus asuntos tan pronto como pudo para regresar a Leo, necesitaba asegurarse de que su hermano dejara de ser tan testarudo y recibiera ayuda pero lo que encontró al llegar lo dejó sorprendido.

--Estás de pie Aioria.

--Así es Aioros.

--¿Listo para que vayamos a Cáncer?

--No hace falta hermano.

--Ya discutimos esto.

--No, no hace falta porque ya fui a ver a Death Mask.

--¿De verdad?

--Si y te diré algo Aioros, Shura no exageró, tiene buenas manos.

--Entonces le pediste ayuda.

--Si y lo más extraordinario es que aceptó hacerlo, me dejó muy bien.

--¿Ya no te duele Aioros?

--No, siento algo de molestia pero dijo que era normal, a comparación de cómo me sentía estoy muy bien.

--Me da gusto Aioria, te veías mal con eso de tu espalda.

--Valió la pena pedirle ayuda a Death Mask.

--Entonces creo que no es necesario que me quede.

--Pero puedes hacerlo hermano, pasemos la tarde juntos ¿Qué te parece?

--Muy bien.

El de Sagitario no tardó en darse cuenta que de verdad su hermano menor se sentía mejor, se veía de buen humor; que mejor que había aceptado pedir ayuda y el que hubiera ido a ver al de Cáncer sólo no le pareció tan extraño después de pensarlo un poco, Aioria era bastante orgulloso para admitir sus debilidades aún ante él.

 

 

Como bien le había advertido Death Mask, Aioria sentía aún algo de tensión, así que tal y como había acordado se presentó en el cuarto templo para recibir otro masaje y ese masaje llevó a unos más; el del quinto templo se sentía tan bien después de que el otro hacía lo que consideraba magia con sus manos que bromeaba con respecto a hacerse adicto a los masajes.

--De verdad sabes lo que haces Death Mask.

--Siempre lo sé.

En esos días viéndose por lo de la espalda de Aioria habían logrado hablar, un poco, pero lo habían logrado.

--Hay algo que no entiendo Death Mask.

--¿Qué?

--Tienes las manos de un cavernícola y sin embargo eres muy bueno para los masajes ¿Cómo es eso posible?

--Aprendí leyendo sobre masajes en libros y revistas.

--¿Qué? No es posible.

--Así es-le aseguró el canceriano-Oye, que tú no sepas distinguir entre un músculo plano y un fusiforme no quiere decir que los demás no podamos.

--No sé trata de eso.

--¿De qué entonces?

El castaño rubio estaba bastante relajado, el de cabellos azules continuaba con su labor y quizás por eso ninguno de los dos estaba muy dispuesto a seguir guardando sus distancias para comentarse algo, así que la charla continuó casi sin darse cuenta entre los dos.

--Tus manos no son nada delicadas Death Mask y aún así eres muy capaz para hacer sentir bien a alguien con ellas.

--Soy como uno de esos animales que pueden hacer trizas a un hombre sin problemas Aioria, pero si llevan a sus pequeñas crías no les causan siquiera un rasguño.

--Así es, es como actúas tú.

Sin darse cuenta el de Leo estaba sonriendo pero al de ojos azules no se le escapó ese gesto.

--¿Por qué sonríes?

--No lo hago Death Mask.

Pero a pesar de tratar de ocultarlo el del quinto templo se ruborizó.

--Vaya que eres un gato loco, deberías retozar un poco, te hace falta gato de Cheshire*.

El joven Aioria no respondió a eso, sentía que no había nada que pudiera decir. El masaje terminó y el de Leo se puso de pie listo para marcharse.

--Nos vemos hasta la próxima vez Death Mask.

--Hasta la vista Mister Mistoffeles*.

El de Leo se fue y llegó a su templo pero una vez en ese sitio no tuvo más remedio que pensar ¿Por qué había actuado así en Cáncer? En esas veces que había tenido que reunirse con el de cabellos azules las cosas entre los dos habían cambiado un poco, incluso que el otro le diera todos esos nombres había dejado de parecerle tan desagradable pero...era extraño. Se había encontrado a si mismo pensando en su compañero.

La verdad seguía creyendo que el de Cáncer era molesto pero siempre lo era más con él, no podían estar en un sitio sin que el de cabellos azules le dijera algo para hacerse notar, le hacía más burlas que a ninguno de sus compañeros y le daba más apodos que a cualquier otro. Era por eso por lo que siempre se hacía notar y eso lo dejó pensando un poco más ¿Por qué querría Death Mask hacerse notar a su costa? No tenía sentido. No por el momento.

 

 

En medio de esas cavilaciones alguien llegó a Leo.

--Aioria ¿Cómo te sientes?

--Estoy mucho mejor Aioros. Los masajes me han ayudado bastante, ya no me duele nada.

--Me da gusto escucharlo hermano. La verdad es que sólo vine de paso, deseaba saber cómo te sentías.

--¿Tienes algo que hacer Aioros?

--Si, tengo planes.

--¿Puedo saber de que tipo?

--Shura y yo vamos a cenar en su templo.

Al menor de los hermanos esa explicación le bastaba, sin duda lo de esos dos era bastante serio.

--Tú y Shura parecen dos fuerzas imposibles de separar Aioros.

--Pues si.

--Sabes que me da gusto que encontraras a alguien.

--Estoy feliz con Shura pero debo reconocer que al principio no sabía si lo lograríamos Aioria.

--¿De qué hablas?

--Pues...

Pero parecía que el del noveno templo meditaba en decirlo o no.

--¿Qué pasó entre tú y Shura hermano?

--Si te lo digo nunca debes hablar con nadie de esto Aioria.

--Está bien.

Así que el mayor de los hermanos se decidió a contarle un evento en su relación con el de Capricornio.

--Al principio no fue sencillo estar con Shura-decía Aioros-Me costaba trabajo acercarme a él.

--No lo parecía.

--No se trataba de cercanía física Aioria, era diferente. Yo quería estar cerca de Shura, que se abriera conmigo, que habláramos, pero él era muy cerrado para todo, muy poco comunicativo, intentaba que charláramos pero él se guardaba todo para si mismo y muchas veces sentía que para él no existía.

--¿Cómo lo solucionaste Aioros? Porque me consta que Shura no te quita la mirada de encima.

--Pues tuve que hacer algo un poco radical.

--¿Qué cosa?

--Una noche invité a Shura a cenar a mi templo, él aceptó, antes de que llegara me pinté un lunar color verde en la punta de la nariz.

--¿Qué?

--Si, un lunar verde, cuando Shura llegó y cenamos yo hablaba y él no me quitó la mirada de encima toda la cena. La siguiente vez que lo invité a mi templo me pinté un bigote, la mitad negro y la otra mitad blanco y de nuevo él no dejó de verme. En otra ocasión hice un barco de papel y me lo puse como si fuera un sombrero, después me até un listón multicolor al cuello. Un buen día Shura terminó preguntándome porqué hacía todo eso, me confesó que cada vez que nos veíamos buscaba ver que me hacía pero ya no podía quedarse con la duda.

--¿Por qué lo hacías Aioros?

El de Sagitario suspiró pero continuó.

--Porque quería que me mirara-dijo riéndose el del noveno templo-Shura empezó a reírse cuando se lo dije, nos reímos tanto ese día los dos...desde entonces las cosas han marchado bien.

--¿Hiciste todo eso para que Shura te mirara?

--Así es Aioria. A veces hacemos cosas absurdas, ilógicas para que esa persona especial nos mire, para que se de cuenta cuando no estamos cerca, para no serle indiferente.

Los hermanos se quedaron en silencio unos instantes pero el de Sagitario sintió que era momento de retirarse.

--Que bueno que estás bien Aioria.

--Lo estoy Aioros.

--Bueno, tengo que irme.

--Que te diviertas.

El otro castaño se fue dejando al menor a solas en el templo y con sus pensamientos.

En ese instante Aioria se puso a meditar las cosas. Death Mask siempre lo molestaba más y le daba todos esos sobrenombres y a pesar de todo era gracias a eso que siempre había logrado su atención. Y cuando le daba los masajes era...bueno...era amable. Lo había ayudado cuando lo necesitó sin pedir nada a cambio, eso no lo hubiera esperado de él. Tampoco se negaba que el de Cáncer era atractivo, la verdad, lo atraía. Quizás era momento de solucionar algunas cuestiones entre los dos que estaban más bien en el terreno de lo borroso.

 

 

Ya era de noche, Death Mask estaba en Cáncer, había terminado de cenar a solas y se alistaba para descansar, había leído algo más sobre dolores de espalda para aprender todo lo que pudiera de la dolencia que aquejaba al de Leo, así podría sin duda serle de mayor ayuda. Mientras pensaba en el joven castaño rubio alguien lo llamó, no lo esperaba.

--Death Mask.

El de cabellos azules fue a recibir al recién llegado.

--Aioria.

--Hola.

--No te esperaba, ya es de noche ¿Qué sucede?

--Quería hablar contigo Death Mask.

--¿De qué?

--Tengo dudas.

--¿Sobre tu espalda? ¿Te sigue doliendo?

--No, no es eso, es distinto.

--¿Qué sucede?

--La verdad Death Mask es que me preguntaba el porqué eres tan molesto.

--¿Viniste para eso?

--Si, siempre has sido tan molesto conmigo, dándome esos nombres y todo lo demás ¿Por qué lo haces?

--Porque si.

--¿De verdad?-preguntó el de Leo acercándose.

--¿Por qué más?-preguntó el de cabellos azules.

--No sé, quizás porque...

Y se detuvo se seguir hablando mirando fijamente al hombre delante de él y vio esas azules pupilas brillando.

--Quizás porque te gusto Death Mask.

--Eres un gatito horroroso ¿Por qué me gustarías?

--Porque los felinos somos muy seductores.

El de Cáncer sonrió.

--No necesitas de todo esto para que te de otro masaje Aioria.

--Ahora me llamas por mi nombre.

Ambos sonrieron como con complicidad. La verdad era que a los dos les estaba gustando lo que sucedía y fueron a la recámara del de Cáncer.

--Desvístete y acuéstate...para el masaje.

--Si es lo que se necesita.

Diciendo eso el joven Aioria se desvistió delante de la mirada azulada de su compañero quien no perdía uno sólo de sus movimientos y empezó a desvestirse también pero una vez que quedaron desnudos Death Mask sostuvo a Aioria entre su brazos, acercando sus cuerpos y se sentía tan bien, no quería dejarlo ir nunca de entre sus brazos, empezó a besarlo pero para él era más que eso, había algo en el sabor de esos labios, el calor de su cuerpo, el latido de su corazón, sus manos acariciándolo, su cálido aliento, los suaves murmullos que daba, todo le gustaba al de cabellos azules.

Aioria se mantenía muy cerca de Death Mask, compartiendo su calor y la fuerza de su cuerpo a pesar de las diferencias pasadas entre los dos, besaba y probaba con su lengua el cuello del de cabellos azules disfrutando de su cercanía. En unos instantes se estaban besando dejando que sus lenguas se encontraran mientras sus cuerpos se tensaban y parecía subir la temperatura entre los dos y rápidamente estaba naciendo la pasión entre ambos, deseaban más. En unos instantes parecía que la sangre en sus venas corría más aprisa y sus erecciones se estaban elevando muy complacidas.

 

 

Siguieron besándose con pasión mientras sus manos se recorrían y maniobraron con habilidad para llegar a la cama y en unos instantes estaban los dos sobre las sábanas sin soltarse; fue Death Mask quien buscó quedar en una posición invertida a la de su compañero, el corazón de Aioria latió algo más aprisa por la excitación, comprendía la invitación que se le estaba extendiendo.

--¿Qué tienes en mente Death Mask?-preguntó como si no comprendiera el de Leo.

--Pues tengo algo en mente-respondió el de Cáncer.

Se quedaron mirando y sus pupilas brillaron.

--Creo adivinarlo-continuó el del quinto templo.

--Creo que los dos queremos lo mismo.

Diciendo eso acarició con cierta fuerza la entrepierna de su compañero, vio como le gustaba que lo tocara y sonrió. Un instante más y era el joven rubio quien lo estaba acariciando de manera similar. No pasó mucho para que ambos se acariciaran y estrecharan sus muslos, sus piernas, las fuertes caderas y por nada ignoraban ese sexo excitado que se levanta ante ellos. A pesar de la necesidad que sentía recorrerlos querían tomarse un poco de tiempo, se acariciaron con las manos abiertas mientras se besaban y pasaban cuidadosamente sus lenguas tratando de excitar aún más a su compañero.

Pero aunque pasaron unos instantes así la verdad era que Aioria no sintió que pudiera seguir mucho tiempo de esa manera, veía el erecto miembro del de cabellos azules a su alcance, casi se lamió los labios, sin más tomó entre sus labios la corona del firme sexo pasando su lengua haciendo círculos al mismo tiempo.

--A...Aio...Aioria...--gimió el de Cáncer.

La súbita sensación de sentirse en esa boca hizo que el de ojos azules sintiera como una oleada de lujuria por lo que compartían, en respuesta besó la base del sexo del de Leo para después tomar la cabeza en su boca y reprodujo las atenciones que estaba recibiendo del otro; para ese momento ya el del cuarto templo tenía una de sus manos sosteniendo para que se separaran una de las piernas del castaño rubio mientras la otra pasaba insinuantemente por su cadera. Las del caballero de Leo tampoco estaban ociosas, acariciaban el cuerpo del de ojos azules con celeridad.

Había un fuerte sentido del placer entre los dos, se estaban complaciendo mutuamente y al mismo tiempo, trataban de no acelerar las cosas pero no era sencillo, sus labios buscaban más de ese sexo en su interior y lo estaban tomando en esos momentos, usaban su lengua, sus labios, relajaban sus músculos, procuraban mantener un ritmo pero a cada instante era más complicado controlarse y hacer algo más que no fuera complacer a su compañero, dejaban salir un poco para tomar más y gemían porque sentían lo que el otro hombre hacía en ellos con sus labios. Se movían en una rítmica danza de pasión y sus manos se encargaron de acariciarse y explorar al mismo tiempo por el cuerpo del otro.

Al calor de la pasión estaban en un punto en que no podían controlarse, necesitaban sentirse y sentían los inicios de esa deliciosa presión en sus ingles, se formaba y se alistaba, los excitaba y los hacía moverse aún más aprisa, gemían sin poder hablar y estrechaban el cuerpo de su compañero, determinados a complacerlo por completo; sus caderas se movían más aprisa y sus necesidades estaban fuera de su control, fue imposible detenerlo cuando sucedió: Death Mask terminó con fuerza y casi al mismo tiempo sintió como Aioria terminaba en él, como por instinto se estrecharon para dejar que los arrastraran las oleadas del éxtasis.

Tuvieron que soltarse parcialmente pues necesitaban respirar. Sus mentes y sus cuerpos aún necesitaron un poco de tiempo para recobrarse. Besaron suavemente el sexo que se suavizaba pero fue Death Mask el primero en moverse, buscó el rostro del de Leo para besarlo y sin más lo estrechó entre sus brazos, en respuesta Aioria lo abrazó pasando sus brazos con firmeza para acercarse a él como si no hubiera mañana. Al separarse se quedaron mirando pero el de ojos azules tuvo algo que decir.

--Pareces el gato que se comió al canario.

--Prefiero el cangrejo.

Los dos se rieron suavemente y el del cuarto templo hundió sus dedos en el castaño rubio cabello, había soñado con eso y ahora podía hacerlo, lo besaba una vez más y el joven le respondía sin reservarse nada. Al separarse se miraron con profundidad y los dos sabían que su encuentro no podía terminar ahí.

 

 

Así que Death Mask tomó la mano de Aioria y la besó para después hacer que se recostara un poco más en el centro de la cama acariciándolo en el pecho, de repente el castaño rubio sintió como temblara suavemente, no podía dejar de sentir al otro hombre así que pasó sus manos por su cuello para besarlo y atraerlo al mismo tiempo contra él, uniendo sus pechos al mismo tiempo y girando sus caderas sensualmente contra les de su compañero. Al de cabellos castaños no le costó trabajo responderle y se frotó contra él sin dejar de besarse.

En unos momentos los dos siguieron explorándose sensualmente, Aioria acariciaba la entrepierna de su compañero y éste le cubría el rostro a besos para después hacer lo mismo con su cuello y llegar hasta sus pezones, hacerlos endurecer y después de eso lamerlos con firmeza hasta escucharlo gemir.

--Death Mask-murmuró el de Leo.

--Puedes decirme sólo Death minino.

Aioria casi se reía de eso pero no pudo, el de cabellos azules estaba de nuevo besándolo con pasión tomando sus labios con certeza mientras una de sus manos llegaba a su pierna izquierda y la separaba un poco para hacerlo separara la otra por su propia voluntad y así el de Cáncer quedó entre ellas. En ningún momento dejaron de tocarse, era excitante pero necesitaban algo más de estímulo para estar listos, no veían nada de malo en tomarse algo de tiempo.

Death Mask se encargo de acariciar con una suavidad increíble el cuerpo de Aioria, no parecía creíble que el mismo hombre que podía deshacerse de enemigos sin miramientos pudiera también ser tan amable al acariciar a otro ser pero así era y justamente el de Leo podía sentirlo. Exploraba su cuerpo sin prisas ni pausas, encontrando los sitios que lo hacían estremecer y ya sabía bien cuales lo relajaban, también estaba reconociendo los que lo excitaban. Con sus ojos azules el del cuarto templo veía como el castaño rubio se movía sensualmente revolviendo las sábanas y sin palabras declaraba lo mucho que le gustaba que lo tocara.

Para el del cuarto templo lo mejor era continuar, pasó la punta de sus dedos lentamente por el rostro de su compañero, acariciando su cuello, su pecho, su abdomen, hasta llegar a su miembro que empezaba a erguirse de nuevo, lo tomó con suavidad por la base moviéndolo de una forma que parecía buscar que se quedara erguido, lo cual estaba logrando sin tantas dificultades. El de Leo gemía apretando un poco los labios pero sus caderas se levantaban como buscando más de esas caricias y su compañero se las daba disfrutando de verlo.

Unos momentos después los dos estaban igualmente dispuestos, al menos sus erecciones decían que así era, pero ambos sabían que aún tenían que hacer algo más. el de Cáncer se estiró a su mesita de noche y la revolvió un poco mientras que el castaño rubio lo besaba en el torso y jugueteaba con sus pezones pero finalmente encontró lo que deseaba y sin dejar de mirar a su compañero se aplicó en dos de sus dedos una ligera capa de lubricante para llevarlos directamente al sitio que deseaba: entre las firmes piernas del otro joven.

Aioria no iba a esperar más que lo necesario, fue él mismo quien separó más sus piernas y se relajó todo lo que pudo para hacer más sencillo que el canceriano lo preparara, sintió como esos dedos pasaban por fuera de su intimidad acariciándolo y después presionando levemente hasta que uno pudo entrar y deslizarse en su interior. Se curvó suavemente sobre su espalda disfrutándolo, sintiéndolo en su interior, moviendo él sus caderas para que quedara en su interior. Unos instantes y fueron dos dedos, arqueó un poco más su espalda de esa manera y abrió algo más sus piernas permitiendo que el de cabellos azules se excitara aún más por mirarlo comportarse así.

El caballero de Cáncer supo que no aguardaría, alistó lo mejor que pudo a su compañero para después retirar sus dedos y se levantó un poco de la cama, permitiendo que el castaño rubio lo observara cubrir su miembro de lubricante y con lentitud tomó sus piernas para llevarlas a sus hombros, inclinarse sobre s cuerpo y despacio guiar su sexo al sitio que deseaba, la estrecha masculinidad del de Leo. Aioria se arqueó mientras sentía como entraba el de ojos azules en él, tuvo que apoyarse con los brazos en la cama para lograrlo pero le gustaba sentir como penetraba en él y la forma en que su cuerpo se abría para recibirlo, casi como si tocara sus límites y no pudiera contenerlo.

Entre gemidos ahogados y jadeos estuvieron unidos y el de Cáncer no pudo esperar, se movió suavemente en un principio para después aumentar la velocidad, llevando sus manos a las fuertes caderas del de Leo para apoyarse mientras que el joven delante de él lo sujetaba por los brazos en una manera de sentirlo un poco más. Las primeras embestidas fueron intensas, con un poco más de participación de los dos se hicieron más veloces y profundas, poco a poco se iban acoplando y una vez que encontraron el ritmo que deseaban no podían hacer otra cosa que no fuera seguir entregándose al otro.

Entre los dos se estaba dando uno de los momentos más intensos de sus vidas, no se trataba del sexo en si mismo, era más que eso, era el saberse parte de alguien, de estar compartiendo su completa desnudes física y emocional con alguien en quien jamás se hubieran imaginado como compañero, de ese vaivén de sus cuerpos y la completa satisfacción en su interior por hacerlo, en verdad lo estaban disfrutando. Los movimientos exigentes continuaron y el sensual bombeo de su entrega los estaba llevando una vez más a un camino recorrido, a sentir como se tensaban sus músculos, la manera en que la temperatura de su cuerpo subía, que se acelerara su respiración y se estuvieran quedando sin palabras coherentes, no había forma de detenerse.

Aioria apartó sus piernas de los hombros de Death Mask, deseaba estrecharlo entre ellas pero en ese instante el de cabellos azules tocaba su centro de placer con tenacidad y no pudo, sosteniéndolas un poco más en el aire sólo las separaba deseosamente y empezó a pedirle con voz ahogada que no se detuviera; el de Cáncer no lo hacía ni pensaba en hacerlo, disfrutaba maravillado de ese joven que le había quitado el sueño varias noches en sus sueños, tuvo que sostener en una de sus manos su cuerpo porque la otra empezó a ocuparse de, acariciando en un principio y frotando con energía después, su turgente miembro entre los dos.

Los movimientos entre ambos se hicieron más fuertes, el del quinto templo soltó a su compañero para sujetar con intensidad las sábanas debajo de ellos mientras que el de cabellos azules se movía con más fuerza y sacudía sus cuerpos, gemían con bastante soltura sintiendo como el completo placer los llenaba, los colmaba, tensaba sus músculos y los dejaba sin respirar. Se arquearon, gimieron con intensidad, y en unos segundos sus esencias abandonaron sus cuerpos como últimas pruebas de su culminación, se estrecharon con fuerza terminando de vivir su orgasmo y dejando que la noche los relajara.

 

 

Ya estaban más tranquilos sobre la cama, ambos recostados pero seguían sin hablar, sabían que en algún momento tendrían que hacerlo así que uno de los dos se decidió.

--Death.

--¿Qué?

--¿Qué haremos ahora?

--No dejar de vernos leoncito.

--¿Leoncito?

--Si ¿No te gusta ese nombre?

--Hasta parece que es de cariño Death.

--Lo es.

--No se oye mal.

El de cabellos azules se apoyó en su antebrazo para poder mirar al castaño rubio, parecía no terminar de creer lo que había sucedido, acarició su rostro con suavidad y se acercó para besarlo pero antes de hacerlo el del quinto templo lo detuvo.

--Tienes que prometerme algo Death.

--¿Qué?

--Prométeme que aunque ya no me duela la espalda me seguirás dando masajes.

--Dalo por hecho.

En ese instante los dos se besaron, aún no sabían lo que sucedería a futuro con ellos pero ¿Quién sabía? Tal vez si eran el uno del otro después de todo y a pesar de todo. Quien diría que incluso un músculo tan fuerte como el corazón necesitaba de un buen masaje de vez en cuando.

 

 

FIN

 

 

Notas finales:

*Todos estos nombres son de gatos digamos que famosos.


Morris era el nombre de un gato de una comida para gatos.


Garfield es la creación de Jim Davis.


Hello Kitty es la popular gatita propiedad de Sanrio.


Chococat es un gatito de caricatura también de Sanrio.


El gato Cheshire es el gato del cuento de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll.


Mister Mistoffeles es uno de los gatos de la comedia musical Cats.


Espero que les gustara, la semana que viene si nada sucede subo un fic de Kanon y Camus.


 


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