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En nuestro camino por RAMSIN

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Notas del capitulo:

Hakkai decide hacer las cosas a su modo, nunca imaginas que el destino da giros inesperados y que la felicidad si existe despues de todo.

Este fic es un Gojyo x Hakkai ( los adoro ), también algo de Sanzo x Goku ( aun pienso si solo será algo shonen ai o no, lo veré en el camino del fic, otra cosa, lemon, acción, algo de violencia, Mpreg. si no les gusta o no saben qué demonios es pues tienen chance de devolverse o cerrar la ventana, no obligo a nadie a leer lo que no quieren y es bajo su propio riesgo si lo hacen, por lo demás ahora si les dejo en el fic.

 

En nuestro camino.

Capitulo 12

¿Quién dijo miedo?

 

 

-          Muero de hambre, de frio... no siento mis dedos de los pies....

-          ¿Para qué demonios quieres sentirte los dedos de los pies? - Gojyo le miro con confusión -

-          ¡ESTOY CANSADO! - Goku dejo de caminar y se sentó en una pequeña roca cubierta de nieve. -

-          Mueve tu trasero mono tonto, Hakkai nos necesita ahora. - aprovecho la pausa del chico para encender un cigarrillo. -

-          Es verdad. - mascullo recordando las palabras de Sanzo sobre que el castaño estaba de parto. -

-          Por suerte el camino es uno solo y si mi vista no me engaña, la casa de la partera debe ser esa que se ve sobre la saliente. - señalo con su dedo hacia una especie de risco con lo que parecía una casita de madera encima. -

-          No es tan lejos. - se levanto como con fuerzas renovadas. - ¡que esperamos para llegar!

-          Ten cuidado donde pisas, el camino se acorta más.

Goku salió prácticamente corriendo mientras el pelirrojo le seguía a paso rápido montaña arriba, no estaba seguro de cuánto tiempo había pasado desde que salieron pero la luz de la luna y la ubicación de las estrellas en el cielo le decían que unas buenas horas se habían tardado en llegar allí. Mientras, el tiempo corría inclemente para Hakkai, una hora más desde que rompió fuente había pasado y con ello solo sintió que las heridas de las batallas no eran nada comparado con eso, no había descripción alguna que se asemejara al dolor de parto, cada oleada de ese desgraciado dolor se volvía peor con el paso del tiempo, ya ni si quiera estaba de pie en la sala, se había prácticamente arrastrado hasta su habitación y permanecía sentado en la orilla de la cama con solo una bata puesta, toda su ropa quedo mojada y sabía muy bien que después no podría quitársela él solo, jadeaba por lo bajo aguantando las ganas de gritar a viva voz y no era por temor al ruido si no por la presencia del monje en la casa, le estaba comenzando a exasperar su pose inquebrantable, su frialdad con el suceso y más aun su ineficiencia para socorrer a alguien en un momento así, prefería tener a Sanzo lo más lejos pero el rubio de vez en vez se pasaba a ver si él seguía vivo o eso pensaba Hakkai ya que nada lo inmutaba de su pose.

-          Por los mil demonios.... - apretó las manos contra sus rodillas al sentir como el dolor se revolvía por todo su ser, rápida e inclemente. -

-          Aun no llegan. - el rubio se paro fuera de la puerta sin si quiera mirar dentro, mantenía una prudente distancia de Hakkai, este lucia sombrío y muy inestable emocionalmente. -

-          ¡NO ME HABLES!... MALDITA SEA... ESTO ES UNA M.... - sintió como Hakuryu le lamia la mano haciéndole regresar de su monologo. - lo siento...

-          Eres todo un espectáculo. - sonrió descarado el monje. -

-          Aléjate.... de aquí. - trato de pararse pero apenas lo hizo una desagradable sensación  le invadió, sintió como algo se encajaba más profundo en sus caderas, sin duda supo que el tiempo se le agotaba. -

-          ............ - Sanzo sintió curiosidad de saber porque Hakkai se había callado de repente así que se asomo un poco dentro de la habitación,  en seguida pudo verlo de pie e inclinado hacia delante con las pierna algo separadas. - ¡NI SE TE OCURRA PARIR AHORITA!

-          Ya viene... - gimió por lo bajo, era el momento, sentía que ese bebe saldría de el con o sin ayuda. -

-          ¡MALDITA CUCHARACHA PORQUE NO LLEGAN CON LA PARTERA! - lanzo un alarido de rabia ligado a terror, no estaba ni remotamente calificado para traer a un niño al mundo. -

La pequeña casa se veía mucho más cerca, solo unos metros más y estarían allí, Goku y Gojyo apresuraron el paso para encontrar  a aquella mujer que tanto necesitaban.

-          ¡Vamos kappa pervertido! - Goku le vio detenerse bruscamente en el camino. - ¿qué paso?

-          Tengo un mal presentimiento. - se llevo la mano a la cabeza fastidiado. -

-          ¿Sobre Hakkai? - pregunto curioso. -

-          No precisamente sobre él. - señalo con su dedo la entrada de la casa. -

-          Parece....

Con paso cuidadoso ambos jóvenes se acercaron a aquel lugar, Goku noto de inmediato a lo que se refería el pelirrojo, la puerta de la casa estaba arrancada de un solo tajo y partes de ella se podían ver dispersas por el suelo de tierra, además de los destrozos de la puerta, dentro de la casa no había vestigios de vida, solo innumerables cosas rotas como tazas y vasos, brebajes extraños y muchas ramas secas, el lugar olía realmente mal cuando mas se adentraban, con algo de temor Gojyo saco su encendedor y lo uso para ver mejor en medio de esa penumbra, sus pasos vacilantes se detuvieron delante de lo que parecía un bulto de ropas viejo y desaliñado.

-          Gojyo. - Goku bajo la mirada incomodo. -

-          Vámonos. - apago el encendedor y salió de la casa lo más rápido posible. -

-          ¿Qué vamos a hacer? - pregunto preocupado al ver como el pelirrojo prácticamente corría de regreso por el camino que llegaron. -

-          Nada... no podemos hacer nada, ¡la maldita partera está muerta! - apretó sus puños indignado. -

-          ¿Entonces quien va a ayudar a Hakkai?

-          No lo sé.

El dueto emprendió una rápida carrera de regreso, Gojyo pensaba a mil por hora para buscarle solución a lo de la partera, no se esperaba que esa vieja mujer estuviese muerta y más aun que tuviese marcas de haber sido atacada por demonios, el cuerpo estaba casi momificado así que esa pobre mujer debió morir antes de que empezara el invierno, tanto tiempo y nadie del pueblo se dio cuenta de ello. 

No hay caminos fáciles a los inconvenientes así que deberán apañárselas como puedan, Hakkai aun seguía teniendo esperanzas en Gojyo y su llegada con ayuda, en verdad la necesitaba ahora más que nunca, su bebe trabajaba rápido por llegar al mundo y con esa última sensación en su bajo vientre las cosas se tornaban angustiantes para él y para un rubio monje que no deseaba inmiscuirse en ese lio.

-          ¿estás seguro de lo que dices? - dio dos pasos vacilantes dentro de la habitación, se sentía sofocado por el suceso delante de él, jamás había cuidado de un ser vivo, excepto Goku y ese se sabía valer solito sin ayudas, pero esto, esto era algo que no podía y no quería asumir, ese niño no era nada suyo y tampoco le agradaba la idea de poner sus manos donde no debía. -

-          Fue... falsa alarma. - miro a Sanzo con seriedad y tratando de enderezarse un poco para respirar profundo. - solo me confundió el dolor...

-          Voy a ver si llegan.

-          Está bien. - sonrío levemente mientras el sudor recorría su frente más que antes. -

Con un aplomo increíble Hakkai permaneció erguido mirando como el monje se iba fuera, después de unos segundos de duda, apretó los puños y camino hasta la puerta cerrándola, estaba agotado y el solo andar era incomodo, la sensación entre sus piernas se había vuelto intolerable y mas las ganas que empezaban a decirle que debía pujar. Con suavidad pego la espalda de la puerta cerrada y llamo al dragón que en seguida se poso en su hombro dando pequeños chillidos consoladores.

-          Hakuryu.... Pasa el cerrojo por mi - se abrazó a su vientre inclinándose al sentir como una nueva contracción le atacaba, era hora de hacer las cosas a su manera. -

-          Kiuuuu.... - el pequeño animal alzo vuelo y con su delgado hocico tomo el pestillo de la puerta y lo dejo caer trancándola desde adentro. -

-          Solo... somos tú y yo. - susurro entre un gemido apagado. -

Había hecho muchas cosas en su vida, había matado a 1000 demonios él solo, había perdido las ganas de vivir y el deseo de querer, había dejado el pasado atrás, tantas experiencias que su cuerpo sintió, tantos sentimientos, y nada, nada se comparaba a esto, el amor que lo segó en el pasado y lo hizo matar era muy diferente del amor que ahora mismo le llenaba y le obligaba a seguir adelante solo. Su pecho ardía en emociones encontradas, tenía terror, miedo, dolor, pero a la vez el solo pensamiento de ver a su hijo por primera vez lo hizo tomar valor, encerrarse allí y evitar que el mismo monje supiera lo que estaba por hacer, con mucha dificultad se movió nuevamente hasta la cama y jalo las sabanas lanzándolas al suelo bajo sus pies, de tantas cosas que había leído, una de las que nunca se le olvido fue el factor gravedad, lo  usaría a su favor para dar a luz, con una calma mortal y aguantando el dolor se arrodillo de modo que quedo con el pecho pegado a la cama, sería su punto de apoyo a la hora de pujar, no había nadie que le sujetara la mano o le dijera fuerzas, pero ya para que pensar en eso cuando no tenía ni tiempo de lamentarse, ya tendría este nacimiento como una historia para contarle a Gojyo cuando regresara.

-          Vamos... a hacer esto solos bebe. - acaricio su vientre al tiempo que sentía como el dolor volvía y con él decidió empezar a pujar. -

Afuera, Sanzo miraba como la ventisca amainaba un poco, el clima se había calmado lo suficiente para ver el camino por donde se habían ido Goku y Gojyo, fumaba como chimenea y debía admitirlo al ver el cenicero repleto de colillas posado sobre el marco de la ventana, lo que sucedía con Hakkai era aterrador a sus ojos y solo deseaba que pronto llegara la partera para de un modo u otro culminar ese desastre.

-          Esto es una porquería. - mascullo entre dientes mientras dejaba salir el aire de sus labios suavemente. -

Tenía ganas de volver donde el castaño pero se abstuvo de hacerlo por un largo rato, nada le alerto de que Hakkai empeoraba, ni un grito o un llamado así que siguió parado allí fumando calmadamente, que lejos estaba Sanzo de la verdad, todos los sucesos importantes los tenía menos de 3 metros de distancia, el monje no oía nada raro porque Hakkai se negó a gemir o gritar del dolor, aguantaba histriónicamente aquel parto solitario, el único que le acompañaba era el dragón que también pareció entender el juego del silencio y solo aleteaba de vez en vez posado en el copete de la cama, desde allí tenía una vista completa de su pobre amo sujetándose con su alma de una sabana que dejo junto a él para cubrir al bebe  cuando naciera, debía admitir que estaba por desfallecer, todas sus fuerzas se iban con cada pujo que daba, no sabía si avanzaba o retrocedía, si su hijo saldría rápido o no, solo sentía que se partía en dos con cada esfuerzo que daba, sus piernas temblaban bajo su peso y ya estaba doliéndole todo de la cintura para abajo, y para complicar las cosas ahora también sentía como la sangre empezaba a recorrer sus muslos bajando hasta manchar las sabanas blancas.

-          Apresúrate bebe... - se mordió el labio con fuerza, sabía que estaba sangrando más de lo normal así que imprimió mas ímpetu en sus pujos, pronto aquel miedo y esfuerzo rindió sus frutos ya que el dolor se volvió como brazas candentes entre sus muslos, la cabeza de su hijo empezó a coronar dándole la gama más increíble de dolor que había pasado en su vida. -

Temblando del dolor se atrevió a mover su mano derecha entre sus piernas para sentir como una pequeña y húmeda cabecita estaba casi totalmente fuera de su cuerpo, solo pudo abrir los ojos desorbitadamente, su respiración se entrecorto mas mientras pujaba con sus últimas fuerzas a su  hijo, en un segundo no supo como su boca le traiciono, comenzó a gemir estruendosamente cuando sintió como los hombros del niño salían, aquello fue suficiente para que el dragón comenzara a chillar también revoloteando encima de Hakkai desesperado, sabía que el castaño estaba agotado, sus fuerzas ya no eran suficiente si quiera para seguir adelante solo.

-          Duele... maldición duele... - grito roncamente acompañado por los chillidos de Hakuryu. -

-          KIIUUUUUUUU - aleteaba desesperado y mirando expectante como el pequeño ser nacía. -

-          ¿Hakkai qué pasa? - la voz del monje interrumpió aquel acontecimiento y trajo al nombrado a la realidad. -

-          Nada... - hablo ahogado en llanto, faltaba tan poco para que todo acabara, tenía su mano aun entre sus piernas sintiendo casi todo el cuerpo del pequeño fuera. -

El monje se quedo en silencio escuchando los sonidos tras la puerta, algo no le olía bien así que trato de entrar pero no pudo, forcejeo unas cuantas veces con la manija de la puerta pero esta no cedió, ya enfadado comenzó a gritarle al castaño que abriría esa maldita puerta sea como sea, y así lo hizo, saco su pistola desterradora y dio un certero balazo al cerrojo que pronto se daño.  Apenas puso la mano sobre la perilla el sonido de un llanto le dejo helado, eran los inequívocos lloriqueos de un bebe pequeño, trago grueso ante eso y olvidando el terror abrió la puerta para ver la escena más rara de su vida.

El sol empezaba a despuntar por entre las montañas, sus cálidos rayos traían la luz de regreso como todos los días, con paso agotado se pudo ver a dos figuras caminando por un maltrecho camino, pronto sus ojos vieron con alegría aquella casa, podían distinguir la columna de humo que sobresalía del techo, eso solo indicaba que tenían la chimenea prendida y que posiblemente también habían hecho desayuno, los dos seres agotados y decepcionados se movieron rápidamente hasta la puerta de la casa pero su carrera se detuvo al ver que la misma estaba entreabierta y unas marcas frescas de pisadas salían desapareciendo en el bosque tras la casa.

-          ¡Algo estaba en la casa! - Gojyo desenfundo su lanza con presteza y olvidando por completo el cansancio del recorrido y la desvelada. -

-          ¿Y si también los demonios atacaron a Sanzo y a Hakkai anoche? - el mono saco su báculo también alertado. -

-          Maldición... ¡todo nos ha salido al revés! - gruño mirando precavido hacia la casa. -

-          ¡Par de inútiles al fin llegan! - una voz conocida les hizo girarse hasta el bosque de donde salió la figura del monje caminando muy tranquilo con cigarrillo en la boca y  un balde en las manos. -

-          ¡SANZO! - Goku bajo el báculo y corrió a su encuentro, pero se quedo petrificado al ver las ropas del monje todas manchadas de lo que ciertamente era sangre. -  ¡TE HIRIERON!

-          ¡Bakasaru! - golpeo a Goku en la mera cabeza con su abanico que quien sabe de donde salió. -  no me hirieron inútiles tontos.

-          ¿Entonces? - Gojyo le miro serio y hasta dudoso. -

-          ¿Donde está la maldita partera? - el rubio miro a todos lados tras el dueto. -

-          Se murió. - hablo bajito el mono. -

-          COMO QUE SE MURIO, ¿ACASO LA MATARON EN EL CAMINO DE REGRESO?

-          Ya estaba muerta cuando llegamos. - el pelirrojo suspiro por lo bajo. - no sé como ayudaremos a Hakkai pero debemos buscar una solución.

-          Una solución. - Sanzo se soltó en una risa descarada. - idiota de primera.... Entra a la casa.

-          ¿Cómo está Hakkai?

-          Solo entra. - sonrío malicioso volviendo a tomar el balde de agua en sus manos. -

-          ¿Porque estas manchado de sangre? - Goku le miro la ropa con más detalle. -

-          Toma el balde y entra. - le puso el objeto en las manos. -

-          Pero Sanzo... ¡muero de hambre!

-          Pues te quedaras sin comida hasta nuevo aviso, el cocinero esta de permiso materno.

-          ¿Nani?

Gojyo entro apresurado a la casa, ni si quiera pensó en limpiarse las botas llenas de nieve y barro, solo quería saber cómo estaba su querido castaño, le había dejado bien pero con tantas horas fuera no sabía que esperarse, angustiado y tragando grueso le llamo unas cuantas veces por el lugar hasta que abrió la puerta de la habitación donde dormían, el sol que entraba por la ventana le dio en medio de la cara repentinamente, el poniente estaba en pleno así que tuvo que cerrar los ojos unos instantes y caminar  atientas dentro para después volver a abrirlos, cuando sus orbes carmesí lograron enfocarse estuvo a punto de caer de rodillas por la imagen que presenciaba, delante de el estaba Hakkai dormido en su cama y bien abrigado, su rostro lucia un poco pálido pero eso era lo de menos en esa escena, dio unos pasos dudosos hacia el castaño ya que algo estaba durmiendo a su lado, algo que parecía un pequeño bulto de mantas.

 aquella cosita tenía cara y manos que sobresalían de su abrigada manta, no podía creérselo, era algo que rallaba en un sueño despierto, tuvo que pellizcarse la mejilla para comprobar que no se había quedado dormido en el camino hacia allí, sus manos temblaron un poco y su garganta se aclaro unas cuantas veces mientras se agachaba prudentemente hacia el pequeño bulto que estaba muy acurrucado junto al pecho de su madre, tenía poco cabello pero el poco que tenia se hacía ver evidentemente con ese color rojo, sus mejillas eran gorditas y rosadas adornadas en el medio con una diminuta nariz que parecía más un botoncito, sus orejas eran humanas así que eso le hizo soltar un aliviado suspiro al pelirrojo.

-          Es una mocosa. - la voz de Sanzo irrumpió aquella increíble escena que experimentaba Gojyo. -

-          Soe. - solo pudo pronunciar aquella palabra con verdadera impresión. -

-          Me debes hasta el modo de andar maldita cucaracha... Hakkai se encerró y no dijo nada, para cuando me di cuenta ya había tenido a la mocosa y lo encontré desmayado en el suelo.

-          Pero... - miro a la que era su hija, tenía una niña, una pequeña y pelirroja niña. -

-          La mocosa parece estar bien... Hakkai no fue tan tonto, la tenía bien sujeta entre sus brazos cuando le encontré.

-          Sanzo. - el medio demonio alzo la mirada con serenidad. - gracias.

-          Déjate de cursilerías baratas. - se dio media vuelta y le arrojo algo al pelirrojo en los brazos. - que quede bien limpia.

-          Que... diablos... - miro que era la túnica del monje manchada de sangre. -

-          Es tu hija.... Ella la mancho, así que tú la lavas.

Todo paso como debía pasar, se dice que intentar doblar el destino es pérdida de tiempo, solo los tontos van contra lo designado, para Gojyo fue un alivio saber que Hakkai y la niña estaban bien, ni se diga de Goku, apenas supo que la bebe nació, quiso correr a cargarla pero el monje se lo impidió, era una criatura muy frágil aun para las torpezas del mono. El día apenas empezaba y con el agotamiento de la caminata pronto Gojyo se dio un baño y cayo como roca junto a Hakkai en la cama, entre ellos quedo la pequeña niña dormida y ajena a todo un mundo que se abre para ella.

Las horas se iban raudas y veloces pero el trió seguía dormido, entre la quietud de la cálida habitación se coló un aire distinto, una sombra se poso repentinamente delante de la cama, como venida del mas allá, se deslizo suavemente por encima de la cama y bajo su mano delgada y blanca sobre la cabecita de la bebe, la pequeña se revolvió ante el contacto y comenzó a moverse como buscando quitarse la mano de encima, la figura sonrío algo sorprendida por la reacción de la pequeña.

-          Se agradecida.... Estas en este mundo por mí. - su mano aun sobre la cabeza de la bebe se ilumino por unos segundos para después desaparecer aquella radiante luz convertida en un par de pequeños zarcillos de oro que ahora lucían en los lóbulos de las orejas de la bebe. -  ese es un regalo mío.

-          Kazeon... - susurro impresionado uno de los ocupantes de la habitación al despertar y mirar quien estaba tocando a su hija. -

-          No te muevas muchacho, debes estar agotado. - la mujer se tomo el atrevimiento de cargar a la niña en sus brazos. - tienes brío sin duda alguna.

-          Que... ¿qué quiere? - un miedo increíble se deposito en su mente, quizás la diosa venia a quitarle lo que le dio. -

-          Solo quería conocerla, que más. - acaricio las mejillas de la niña con sus dedos. -  y no te la vengo a quitar, deja esos pensamientos tan perversos de mí, no soy la mala de la película.

-          Está bien. - se trato de sentar un poco. - debo agradecerte entonces.

-          Deberías. - acuno a la pequeña con suavidad al ver que esta empezaba a gimotear despertando. -

-          Gojyo y yo... - en seguida noto a su amante dormido a su lado. - hizo mucho por nosotros, debo ser agradecido por su regalo.

-          Me divertí mucho. - sonrío descarada. - y ahora es que me divertiré mas. - la bebe comenzó a llorar estruendosamente trayendo la atención de Gojyo que comenzó a despertar. -

-          La... - abrió los ojos y de una salto fuera de la cama con su lanza en alto. - ¿PORQUE TIENES A LA NIÑA?

-          Gojyo espera, no es nada malo... - Hakkai se sentó como pudo en la cama para calmarlo. -

-          Como que no es nada malo, después de todo lo que nos hizo pasar viene para quedarse con nuestra hija.

-          Eres terco en verdad... - miro fastidiada al medio demonio. - me retiro, y mejor aliméntala o no parara de llorar, es tan escandalosa  como su padre.

-          ¿COMO DIJISTE? - una enorme venita empezaba a latir en la frente de Gojyo. -

-          Adiós. - dejo a la bebe en brazos de Hakkai. - y una última cosa.... Díganle a Kozen que todavía estoy tentada a darle a él un regalito también.

Aquella mujer desapareció riendo estruendosamente, ambos hombres se quedaron perplejos por la visita pero a los pocos instantes volvieron a la seriedad.

-          Lograste llegar después de todo. - Hakkai sonrío cansado y aun acunando a la pequeña. -

-          Fue un desastre, un verdadero desastre esa ida, el mapa se nos perdió, la partera estaba muerta y me perdí del nacimiento de ella. - poso su dedo índice en la punta de la nariz de la bebe. -

-          Ya estás aquí que es lo importante. - se inclino un poco y beso los labios del medio demonio con suavidad. -

-          Hakkai... - se separo del beso con duda. - en verdad ella tiene hambre. - bajo la mirada hacia la niña. -

-          Se está chupando tu dedo. - sonrío con gracia al ver lo que hacia la pequeña. -

-          Serás una niña grande y saludable. - beso su pequeña cabecita pelirroja con suavidad. -

-          Pero para serlo debe comer primero, ¿qué le hacemos? - Gojyo miro intrigado a la niña mientras rascaba su barbilla en pose analítica. -

-          Tú qué crees, después de todo lo que paso con mi cuerpo, tengo una leve sospecha - se acomodo mejor a la niña entre sus brazos. -

La escenas más extrañamente tierna se le presento al pelirrojo, frente a el estaba su adorado Hakkai con sus mejillas algo sonrojadas mientras no apartaba la vista de la pequeña que apenas tuvo acceso al pezón del castaño se aferro a él  desesperadamente, en segundos paro de llorar y comenzó a comer casi hasta atragantarse, era evidente que la diosa de la misericordia fue excesivamente bondadosa con su regalo. Ninguno de los dos comento nada, era demasiada agradable la atmosfera para arruinarla con preguntas tontas o comentarios soeces, bastaba que los tres estuviesen bien y juntos como una familia.

 

Continuara............

 

Al fin lo culmine!, tenía tantas ganas de completar este capi y perdón si fue muy fuerte pero así me gustan a mi XD... no acepto quejas. Bueno esto llega a su final, muy lindo todo pero debe culminar así que el capitulo que viene termina todo, no se me achicopalen que quizás regrese con un nuevo fic de ellos, y me divertiré más aun que aquí jo jo jo.

¡Urasai!

 

La paz y el silencio del momento fue interrumpido por el azoton de la puerta y un Goku que entro a la habitación dando alaridos emocionados por conocer a la bebe, no había podido hacerlo o mejor dicho, Sanzo no le dejo hacerlo hasta que ya no pudo detener las emociones del mono por la niña.

-          ¡HAKKAI!, ¡HAKKAI!, ¡DEJAME CARGAR A LA BEBE! - Goku corrió hasta la cama arrodillándose junto a un sorprendido castaño. -

-          Eh... buenos días Goku. - le miro impresionado por su llegada. -

-          ¡Mono idiota no hagas tanto ruido! - Gojyo salto prácticamente encima del mono y le hizo una llave en el cuello con sus brazos -

-          ¡Suéltame!... solo quiero conocer a la bebe... - mascullo tratando de zafarse del agarre. -

-          Si te calmas y esperas te dejare cargarla cuando termine de comer. - el castaño le sonrió al chico esperando que aceptara su propuesta. -

Goku paro de forcejear y miro más serio la escena, o mejor dicho, lo que hacia Hakkai con la niña, sus ojos se entrecerraron y frunció el seño como pensando algo para después mirar a los nuevos padres con soberana seriedad.

-          Eso me recuerda que tengo hambre. - sonrió bobamente -

-          ¡BAKKA! - Gojyo le asentó un coscorrón en la cabeza. -

 

Capítulo final

Soe para todo el mundo.

 

Notas finales:

GRACIASSSS POR LEER Y ESPEREN EL FINAL.


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