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¿Con quén me casé? por Simca-otaku

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Notas del capitulo:

Este capi es más relleno pero quisiera que lo que tienen que saber de Kurama y Hiei fuera un capitulo para cada quien así es que este es como un intro a

CAPÍTULO 10.


OLVIDANDO EL PASADO


 


Hiei llegó al hotel cargando a Kurama, quien continuaba inconsciente por todo el uso energía requerida para su transformación. Al entrar fueron recibidos por varios de los empleados que seguían al pendiente ante la desaparición de ambos; algunos empleados iban de salida y otros parecían haber regresado de una intensa búsqueda por los alrededores, pero sin resultados. Al menos podían sentir alivio de verlos regresar sanos y salvos, aunque se podía notar que no habían pasado una velada agradable en el bosque, pero por respeto decidieron no preguntar qué es lo que ocurrió.


Hiei se dirigió a ellos para calmar su preocupación, pidiendo que mantuvieran la calma, que fueran tan amables de preparar su habitación para poder atender como es debido a Kurama, además pidió que prepararan algo de comida para cuando despertase y que fuera enviada directamente a su habitación. Una vez terminó de dar las ordenes a los empleados pidió que una vez terminaran con sus encargos fueran a descansar y que no se molestasen en volver al día siguiente, que quería privacidad con su esposa al menos por un tiempo, que no se preocuparan por la comida, ya ellos se encargarían de resolverlo. Eso sin duda fue un gesto noble de parte del emperador, y respetaron el deseo de privacidad que el pedía así que se apresuraron para tener todo lo necesario antes de retirarse.


Hiei llevó a Kurama a su habitación seguido por algunos de los empleados que se adelantaron para empezar con la limpieza del lugar, comenzando con preparar los aposentos de los emperadores de modo que Kurama pudiera estar cómodamente hasta que despertarse. Al llegar a la cama, que, gracias a la eficiencia, ya estaba lista, Hiei recostó delicadamente a Kurama, y aunque eran mujeres quienes estaban allí para apoyar en la labor de colocarle a la Emperatiz ropas más cómodas, Hiei se negó diciendo que él se encargaría de ello personalmente, de ahora en adelante, buscaría la manera de mantener el secreto de Kurama a salvo.


Se sentó en el borde de la cama, admirando cada rasgo del rostro de Kurama, preguntándose hasta cuando seguiría dormido, sabiendo que eso tomaría tiempo decidió cambiarse de ropa e igual cambiar las ropas de Kurama. No paso mucho tiempo cuando tocaron a su habitación, era la voz de uno de los empleados que llevaba lo que él había ordenado.


—Lamento las molestias, pero aquí esta todo lo que ordenó y también traemos un botiquín con algunos remedios por si los necesitan.


—Gracias, por favor acomódenlo en la mesa — indicó Hiei mientras revisaba el botiquín — y gracias por todo, también me disculpo por preocuparlos.


—Descuide, estamos para serviles, también hemos traído agua caliente para que tome un baño, debe de estar exhausto, además de que dejamos un poco más de comida preparada para mañana, solo será necesario calentarla.


—En verdad muchas gracias por todo, ya pueden retirarse descansen y gracias por darnos tiempo a solas.


Los empleados pasaron a dejar todo lo que llevaban a la habitación de los emperadores, colocando cuidadosamente la comida y el agua caliente, al salir, dedicaron una reverencia a su alteza y se retiraron del hotel dejando aquel lugar solo para ellos dos. Hiei deseaba poder hablar a solas con Kurama, sin que nadie los molestara o fuera testigo de alguna conversación que solo concernía a ellos dos, al fin podría hacerlo, pero el actual estado de Kurama imposibilitaba la tarea. Con un suspiro se levantó y fue directo a comer algo, sin duda aquella noche había estado llena de acontecimientos que ninguno de los dos olvidaría tan fácilmente.


Al fin el sol comenzaba a salir, marcando el inicio de un nuevo día, Hiei terminando de comer, decidió tomar un baño, se despojó de sus ropas y entró en el agua, aún en su cuerpo existían marcas de su último encuentro con Karasu, sus ojos demostraron tristeza por el fin que tuvo Karasu, y esperaba que desde donde su alma estuviera perdonara sus acciones. Le costó mucho elegir a alguien y desde aquel momento se preguntaba qué hubiera pasado si en lugar de preferir a Kurama, hubiese elegido a Karasu; pero ya era demasiado tarde para averiguarlo, lo único que podía hacer era continuar y esperar que las cosas funcionaran, esta vez se encontraba decidido a no dejar que nada ni nadie lo separara de Kurama.


Una vez tomó su baño y se vistió con un traje cómodo para dormir aunque fueran unas horas se acercó a la cama, no podía dejar así a Kurama, con delicadeza quitó sus prendas para no incomodarlo o despertarlo, pues era obvio que necesitaba descansar y recuperarse de todo lo pasado. Los ojos de Hiei contemplaron el cuerpo de Kurama mientras iba a quitando prenda por prenda, se embelesó con su blancura, así como la suavidad de lde su piel, no podía creer que fuera tan hermoso, como mujer siempre le había parecido atractiva, pero ver que atrás de todo aquello que usaba para aparentar un sexo diferente, era un hombre apuesto, con facciones delicadas y hermosas. Hiei no pudo evitar deslizar su mano por el pecho de Kurama, con un tacto suave y lento, que iba de arriba abajo, por todo su pecho, llegando hasta el vientre.


No tardó en darse cuenta de que fantaseaba con el simple tacto, pero decidió reprimir esos deseos, no quería aprovecharse del estado de Kurama, así que terminó de desvestirlo reprimiendo aquellas fantasías. Fue por agua y limpió su cuerpo tardándose más de la cuenta, pues el simple rose de su piel lo hacía sentir bien. Nunca pensó sentir algo como eso, simplemente con poder besar sus labios le sería suficiente para calmar las ansias que crecían en su interior. Una vez terminó de limpiar a Kurama y volverlo a vestir, cosa que hizo a regañadientes, se acostó a su lado contemplando de cerca su rostro, perdiéndose en Kurama hasta caer rendido por el cansancio y el sueño.


 


– Hiei.


Una voz lo llamaba a lo lejos, la reconocía, pero aún no deseaba despertar, deseaba seguir sumido en aquellos sueños que daban rienda suelta a los deseos que habían despertado en él antes de sumirse en lo profundo de los sueños.


—Hiei, despierta — La voz de Kurama era tranquila y suave.


—Mmmm… — Hiei apenas iba recobrando la conciencia, pero aún se resistía a abrir los ojos.


—Ya es muy tarde, ¿cuánto piensas dormir? — Kurama intentaba mover a Hiei para que abriera los ojos.


—Sólo unos minutos más — Hiei tomó del brazo a Kurama y de forma sorpresiva lo atrajo hacía el abrazándolo de manera protectora — Quedémonos un poco más así.


—P-pero… — Kurama quería protestar por ello, pero se limitó a sonreír y dejarse llevar por el sentimiento que los embargaba en ese momento. A pesar de que aún estaba confundido por los acontecimientos recientes, pensaba que podría disfrutar de esas muestras de afecto.


—¿Cuánto tiempo llevas despierto? — Preguntó Hiei, aun resistiéndose a despertar por completo.


— Pues…no hace mucho, ya casi es medio día.


—Está bien, anoche hubo muchos asuntos que atender, no es necesario molestarnos en salir de la cama si no queremos.


—No, eso no está bien.


—Descuida pedí que durante todo el día de hoy no viniese nadie de los empleados, quería tiempo a solas contigo y no voy a desperdiciar ni un minuto.


—Pues quedándote acostado, es perder el tiempo entonces — Respondió Kurama, tratando de zafarse de Hiei.


—No es pérdida de tiempo, porque en estos momentos estoy contigo, sin ninguna interrupción, estar así contigo para mí no es perder el tiempo, todo lo contrario.


Ese comentario hizo que Kurama se ruborizará por completo y aunque sabía que Hiei no lo estaba viendo buscó la manera de esconder su rostro.


—Dime, ¿ya comiste algo? — Preguntó Hiei sacando de sus pensamientos a Kurama.


—¿Qué?... Ah, sí ya he comido, gracias por preguntar.


—Es bueno escuchar eso — Al fin Hiei decidió abrir los ojos y sentarse en la cama, dejando por fin libre a Kurama, quien respiró aliviado.


—¿Te parece si vamos afuera?, hace buen clima y creo que será lo mejor, para platicar sólo tú y yo. Además de que si nos quedamos aquí podría intentar algo.


—¿Algo como qué? — Preguntó Kurama un poco asustado.


—Nada malo, oh bueno no tan malo, para ti — lo tomo por el mentón y le dio un beso cerca de la comisura de sus labios.


Esa respuesta hizo que Kurama se acomodará sus ropas y se alejara en dirección a la puerta.


—Entonces vamos afuera.


Hiei se levantó colocándose una bata encima, ambos iban en ropas poco cordiales para estar en público, pero sabiendo que no había nadie más en el lugar, no les importó salir así. Kurama se adelantó a Hiei, diciendo que prepararía un poco de té y unos bocadillos para pasar el tiempo mientras platicaban. Ambos temían lo que fuera a pasar ahora, pero una cosa era clara, ambos habían decidido no tener más secretos entre ellos.


—Bueno aquí hay algo que encontré en la cocina, fue muy amable de las cocineras dejar varias raciones para nosotros.


—Es verdad, por favor siéntate.


Kurama tomó asiento enfrente de Hiei, aún temía tener que contar toda su historia y peor aún escuchar el pasado de Hiei, así que decidió servir el té, tratando de demorar ese momento.


—Kurama creo que lo mejor será que inicie yo con mi historia, quiero que puedas confiar en mí, que sepas todo y puedas perdonar mis acciones. Quiero que comprendas a la persona que era antes de conocerte y de ser Emperador, que comprendas lo que ha pasado hasta ahora y que eso te de la libertad de decirme todo sobre ti y el demonio que habita en tu interior.


Eso sobresaltó a Kurama, por lo cual sólo pudo asentir ante su petición, tal vez sería doloroso enterarse de algunas cosas, pero le agradaba el poder conocer esa parte de Hiei, poder saber cómo era antes de conocerlo. Así que decidió escuchar desde el principio hasta el fin, su narración y así tomar valor para contarle su más profundo secreto.

Notas finales:

Faltan 4 capis por editar y espero no tardarme para subir el 15vo


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