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¿Con quén me casé? por Simca-otaku

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Notas del capitulo:

Finalmente puedo subir el capitulo 15, ahora si espero no tardarme tanto en publicar perdonen que lo haya dejado a medias

CAPÍTULO 15.


VISITA FAMILIAR


 


Cuando llegaron al interior del palacio, Mukuro le pidió a Kurama que esperará en su habitación mientras iba en busca de la pequeña joven, habían acordado que su nuevo rol como dama de compañía de Kurama empezaría a la mañana siguiente, pero aquel día Kurama deseaba que se la presentaran y así poder conocerla mejor, además recibirían a sus padres aquella misma tarde y era necesario comenzar los preparativos para recibirlos. La consejera no tardó en reaparecer acompañada por una tímida figura que buscaba esconderse tras ella, pero sin duda se veía decidida a trabajar y ayudar en lo que fuera necesario.


—Mi señora, le presento a Ayame, ya le he explicado en qué consistirá si trabajo a partir de ahora como su dama de compañía, vamos preséntate no tengas miedo — Mukuro trataba de que la pequeña saliera de su escondite y se familiarizara con Kurama, pues a partir de ese momento trabajaría directamente con la Emperatriz.


—U-un placer conocerla mi señora, para mí será un honor servirle en todo lo que necesite —saludó cortésmente aunque muy bajo para que se le oyese con total claridad, pero eso no le pareció un problema a Kurama al contrario le pareció una niña muy tierna y agradecía su ayuda, sin embargo estaba nervioso, sabía que era necesario tener personas de confianza para desempeñar mejor su trabajo, pero era muy repentino y lo consideraba un tanto arriesgado; aun así continuó con su papel sin muchas vacilaciones.


—Me da gusto poder conocerte al fin, Mukuro me ha hablado mucho de ti y ante el gran favor que me has hecho esta mañana debo externarte mi más sincero agradecimiento.


—Oh por favor no diga eso su alteza, es un honor para mí poder servirle en todo lo que usted necesite y nada me haría más feliz que ayudar en todo lo que esté dentro de mis posibilidades...


—Bueno ya que hemos establecido las presentaciones — interrumpió Mukuro con firmeza — es momento de poner manos a la obra. Primero que nada, Ayame deberás estar a disposición de su majestad a cada minuto del día sin importar de qué se trate; por tanto, te mudaras a una habitación más cercana, ya no sólo eres una simple sirvienta, pasaras a ser la mano derecha de la Emperatriz, por lo que se te asegurará una extensa educación y algunas ropas adecuadas para que la acompañes en todo momento de acuerdo con tu nuevo rol.


—En verdad señora no sé cómo agradecer todo esto, siento que no lo merezco.


—No será necesario, normalmente se eligen chicas de buena cuna y estatus, pero tú has demostrado gran lealtad y compromiso al igual que tú madre, además de que el emperador considera que toda persona que se gane la confianza de la Emperatriz debe de ser una persona valiosa ya que considera que su mujer tiene buen juicio y que jamás haría algo inadecuado, además de que es consciente que a Kurama no es una persona que se puede ganar con falso halagos.


Escuchar esas palabras provocaron un inminente silencio por parte de Kurama, no se esperaba tales cumplidos, por lo que no pudo evitar sonrojarse ante lo escuchado y no podía esperar para hacerle saber lo mucho que significaba todo eso a Hiei y mostrarle su gratitud. No obstante, en ese momento tenía que dejar a un lado sus pensamientos acerca de Hiei y concentrarse en el asunto que las había reunido en ese momento; Mukuro en lo que restaba del día pondría a Ayame al corriente de sus nuevas tareas y sus horarios para que fuera una chica instruida y llevase su trabajo de la mejor manera. Una vez que se aclararon las dudas tanto de la Emperatriz como de su pequeña asistente, decidieron seguir con sus itinerarios, por lo que Ayame junto con Mukuro se retiraron para permitirle a Kurama que se alistara para la visita de sus padres.


—¿Cómo te fue con Mukuro? — preguntó Hiei entrando en su habitación minutos después de que Mukuro y Ayame se retiraran.


—Bastante bien debo decir, me agrado poder saber un poco más de ella y agradezco que me apoye a pesar de saber la verdad, también agradezco la ayuda que me ha dado al presentarme a Ayame — se acercó a Hiei lentamente y tomándolo por el cuello le susurró al oído — y le agradezco que transmitiera los buenos y hermosos pensamientos que tiene mi señor sobre mí.


Estas últimas palabras las dijo tan dulcemente que hicieron estremecer al Emperador y no pudo resistir besar a Kurama. Ambos deseaban dejarse llevar por la pasión, pero sabían que tenían algo importante que hacer y no podían demorar para atender a sus invitados pues de ellos dependía parte de su futuro. Kurama ya se encontraba listo, por lo que preparó las ropas de su esposo muy acordes a las suyas y lo ayudo a alistarse para recibir a sus padres.


No tardó mucho en que la llegada de los padres de Kurama fuera anunciada ante los emperadores que estaban aguardando pacientemente, Hiei pidió que los llevaran hasta el salón principal en el cual ya se econtraba acomodado todo para la cena, y una vez dada la orden ellos también se dirigieron hasta el punto de reunión. Una vez se encontraron ambas parejas, la madre de Kurama no pudo contenerse más y se abalanzó sobre su hijo feliz de poderlo ver nuevamente. Al ver a su yerno trato de mantener la compostura, sin embargo, Hiei le pidió que lo tratara sin tantas formalidades pues de ahora en adelante eran familia.


—Gracias por invitarnos al palacio mi señor — dijo el padre de Kurama haciendo una reverencia ante su yerno y su hijo.


—No tiene que agradecer, además era justo que vinieran y se dieran cuenta que su hija se encuentra en buenas manos, el ser Emperatriz no es una tarea fácil, y eso le impide salir del palacio fácilmente.


—Lo comprendo perfectamente — terció la madre, secándose con su túnica las lagrimas que resbalaban por sus mejillas.


—Bueno si son tan amables, tomen asiento y por favor disfruten de esta agradable cena, Kurama dio instrucciones de que prepararan sus platillos favoritos para darles la bienvenida.


—No es para tanto — se avergonzó Kurama — Por cierto, ¿Cómo están mis hermanos? Me hubiera gustado mucho verlos.


—No tienes de que preocuparte de tus hermanos — la mamá de Kurama, lo tomo por el brazo y la llevó hasta la mesa sentándose al lado de su hijo, quería poder platicar con él, sin tener gran distancia entre ellos — aunque no lo creas, desde tu casamiento parece que empezaron a tomarse en serio sus responsabilidades como miembros de la familia Yoko — continuo orgullosa su madre, mientras tomaban asiento y se servían del suculento banquete que tenían frente a ellos — Nuestro travieso Yusuke se está encargando de los negocios mercantiles, por ahora se encuentra fuera arreglando algunos tratados con las regiones vecinas, mientras que nuestro malhumorado Kuwabara se encuentra aplicado nuevas técnicas en las zonas de cultivo que maximicen los recursos obtenidos de la tierra. Al fin siento que todo está resultando a la perfección, parece que todo empezará a cambiar para nuestra familia.


  —De eso no puedes estar segura Hiromi — el padre de Kurama se veía algo molesto por la forma en que su mujer se expresaba de sus hijos, el sabía que nada estaba resuelto aún — además no creo que sea bueno aburrir a sus majestades con historias de Yusuke y Kuwabara.


—Al contrario, padre — se aventuro a decir Kurama con la mirada baja — me alegra saber que mis hermanos están corrigiendo su camino y están haciendo algo de provecho. Me siento tan feliz por ellos.


—Puede que hayan cambiado su estilo de vida, pero aún estamos lejos de arreglar nuestros problemas, Kurama por lo pronto espero que no estés causando problemas — El padre de Kurama era muy reservado, pero desde que recibió la invitación del palacio, temía que las cosas fueran mal y que el contrato se anulara, lo último que quería era perder los pocos privilegios que tenía desde la boda de su hijo.


—Si me permite dar mi opinión — se aventuró a decir Hiei notando la tensión de los miembros de la familia Yoko — me alegra que Kurama se ponga al día sobre su familia, es difícil despegarse de las personas con las cuales has convivido gran parte de tu vida, yo me sentía triste desde que mi hermana se casó, pero hemos tenido tiempo para vernos y ella siempre me escribe cartas tan extensas que olvido la noción del tiempo al leerlas.


—¿En verdad mi señor? — dijo la madre de Kurama.


—Así es, por eso creo que sería bueno para Kurama que le escribieran cada que sus actividades se lo permitan, y espero que las actividades que su hija realiza en el palacio le permitan contestar de regreso, recuerden que no pierden a su hija del todo, ella siempre será una parte de su familia, como lo es de la mía.


Las palabras del Emperador hicieron a Kurama y a su madre muy feliz, y aunque relajaron al padre, este no pudo sentir que algo andaba mal, por lo que desde que llegaron a aquella reunión estuvo atento no solo de su hijo, sino del Emperador, esperando que algo le revelase lo que andaba mal. Sin embargo, la cena transcurrió con naturalidad, tanto Kurama y Hiei habían acordado mantener su papel ante la presencia del padre, pues le recordó que el no sabía que el estaba al corriente de su procedencia. Por otra parte, la madre de Kuarama, estaba feliz de ver que su hijo estaba en buenas manos, tenía sus dudas sobre el Emperador, pero agradeció de que su hijo se encontrara en un buen lugar, rodeado de personas que valían más por quienes eran que por el título.


Desde que Kurama se marchó se había sentido triste, era su único vinculo con su antiguo amante, al cual aún recordaba con mucho cariño y al verlo con buen semblante y manteniendo una buena relación con su esposo la hizo sentirse feliz, incluso agradecía los gestos del Emperador, para permitirle continuar la comunicación con Kurama. Por otra parte, no se le escapaba la forma de actuar de su marido, desde aquella mañana había estado actuando raro y eso la preocupaba, no sabía que estaba tramando o que idea extraña le había cruzado por la cabeza, pero esperaba que no arruinara la velada.


Al terminar la cena, Hiei le pidió a su suegra que le permitiera hablar a solas con él si no le importaba a su marido, quien acepto un poco renuente, no entendía que podría hablar con su mujer y no con él, como líder de la familia Yoko, pero eso le permitiría interrogar a su hijo sin su protectora esposa y sin la vigilancia del Emperador. Kurama llevo a su padre a dar un paseo por el jardín, hacía un clima especialmente agradable, y así era más fácil hablar sin que alguien los interrumpiera


—Y bien hijo ¿todo bien con tu nueva vida en el palacio?


—Hasta ahora todo bien, mi madre hizo un gran trabajo instruyéndome y el Emperador y Mukuro, me han ayudado bastante, es normal que me falte aprender muchas cosas, pero lo bueno es que aprendo rápido.


—¿Entonces el Emperador no ha descubierto nada que ponga en riesgo a nuestra familia?


—Para nada — Kurama se sorprendió escuchar las preocupaciones de su padre, lo cual le dieron a entender el porque actuaba raro, el sabía que la razón para invitarlos era para que Hiei pudiera hablar con su madre, y para no levantar sospechas era natural que invitaran a ambos, así que el trabajo de Kurama era distraer a su papá — de hecho, esta cena idea del Emperador, el me contó sobre su hermana y lo difícil que le era adaptarse a otro lugar, y pesando que pasaría por lo mismo, me permitió invitarlos para verlos y ponerme al corriente de ustedes y mis hermanos. La verdad es que los extraño mucho y no me malinterpretes no hay quejas sobre mí, pero debes entender que si fue un cambio radical para mí.


—Ya veo, ahora que lo dices tienes razón, recuerdo cuando tu madre se casó conmigo, había momentos en los que lloraba recordando su antiguo hogar — el padre de Kurama poco a poco comenzó a calmarse, viendo que todo iba perfecto ya no había necesidad de preocuparse de que todo se descubriera.


Viendo que su padre se iba tranquilizando, Kurama solicitó que le llevaran algo de té y se dispuso a hacer que su padre hablará de sus temas preferidos, política, trabajo, familia y amigos. Mientras tanto Hiei llevó a la madre de Kurama hasta su oficina, en donde sabía que no serían interrumpidos.


—Mi señor, puedo preguntar que es eso que desea hablar conmigo — la madre de Kurama estaba extrañada por la solicitud de su hijo político.


—Bueno verá, es sobre Kurama — al decir eso cerró la puerta tras de sí — seré honesto con usted, ya se la verdad sobre él, y no sólo a que es hombre — se sentó en un sillón cerca de la ventana y le pidió a su suegra que se sentara a su lado — tuvimos un pequeño viaje, idea de Mukuro mi consejera y ahí pasaron varias cosas. Primero que nada, supongo que usted también tenía sus dudas sobre mí, y por favor sea honesta, créame que esta plática quedará entre nosotros y claro Kurama se enterara después de esto.


—Su alteza — la madre de Kurama titubeo un poco, pero decidió sincerarse y más sabiendo que el secreto de Kurama fue descubierto —la verdad es que había escuchado rumores, pero no estaba del todo segura, algunas veces pensaba que eran ciertos, pero llegué a notar que había ocasiones en las que veía mucho a mi hijo y pensé que era un malentendido.


—Pues le diré que esos rumores eran ciertos, yo antes de conocer a Hiei tuve un amante, y esa era la razón por la que demorara en tomar una esposa, también debo admitir que algo en Kurama me cautivo desde que lo conocí y he de confesarle que estoy enamorado de su hijo, como le dije, tuvimos un viaje hace unos días y allí es donde ambos nos dimos cuenta del secreto del otro y también de nuestros sentimientos.


—¿Mi hijo está enamorado de usted? — la sorpresa se reflejó en la cara de la mamá de Kurama — vaya, no creí que eso fuera posible, es muy difícil que mi hijo se acerque a alguien tan fácilmente, sobre todo porque… — se calló inmediatamente.


—No tiene porque avergonzarse, Kurama ya me contó todo sobre su pasado y no soy quien para juzgarla a usted ni a él, lo amo de todas maneras y aunque espero que nos de su bendición para ser felices, hay algo que debo platicar con usted y es acerca de aquel demonio zorro.


—¿Qué ha dicho?


—Kurama me dijo que cuando era pequeño, aquel demonio zorro que usted conoció maldijo a su familia y juro que regresaría, durante nuestro viaje yo fui testigo de la transformación de Kurama, y cuando escuche su relato me pregunté si ese demonio, podría apoderarse de su cuerpo nuevamente o que pasará ahora, temo que se lleve a Kurama de mi lado.


—Entiendo su preocupación mi señor, y créame que aquel demonio no se anda con juegos, el en verdad maldijo a mi familia por lo que mi esposo hizo para recuperarme, pero yo sé que el quiere que Kurama despierte sus verdaderos poderes y se transforme en un demonio zorro como él, aunque haya sido sellado, se que parte de él vive en mi hijo, lo sé puedo sentirlo.


—¿Entonces cree que pueda volver a través de Kurama?


—No estoy segura, pero existe la probabilidad de que suceda, normalmente Kurama sólo cambia físicamente cuando se enoja, pero dice usted que se transformo completamente ¿no es así?


—Así es, tenia toda la apariencia de un demonio.


—Entonces es mejor que estemos preparados para lo que sea, si los poderes de Kurama despiertan, tenga por seguro que él también lo hará, pero no sabría decirle cuando sucederá, yo no sé que planes tenga, pero el busca recuperar lo que le fue arrebatado.


Esas últimas palabras hicieron temblar a Hiei, no perdería lo más valioso que tenía por una antigua maldición, el quería continuar estando con Kurama y haría lo que fuera para evitar que se transformara, así que desde ese momento se propuso estar alerta para cualquier nuevo acontecimiento que pusiera en peligro la felicidad que tanto trabajo le costó encontrar.


Cuando terminaron de hablar, Hiromi, la madre de Kurama le pidió que si sabía algo no dudará en llamarla, y claro está les deseo la mayor felicidad y le pidió que hiciera feliz a su hijo en todo momento. Al poco rato Kurama y su padre se encontraron con ello y los acompañaron hasta que el palanquín en el que habían llegado se perdió de vista. Ambos se dirigieron entonces a sus aposentos, deseosos de analizar que había pasado aquella velada y tener un poco de intimidad.


Pero al cerrar las puertas de su habitación, las luces provenientes de las velas situadas dentro se apagaron, lo que le dio mala espina a Hiei, quien estaba de espaldas a Kurama, la única luz era la que desprendía la luna y se filtraba por las ventanas. Al darse vuelta, Hiei estaba en presencia de la otra forma de Kurama, un demonio zorro.

Notas finales:

Bueno ¿que pasará?


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