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¿Con quén me casé? por Simca-otaku

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Notas del capitulo:

Al fin me puse a escribir y el siguiente capitulo espero quede en estos días, creo que ya es hora de acabarlo, no falta mucho, durante todo este tiempo la idea estuvo clara en mi mente.

CAPÍTULO 16.


COMPLICACIONES


 


Hiei creyó que era un sueño lo que estaba viendo en ese momento, según recordaba Kurama raramente cambiaba de forma, y si el demonio había decidido aparecer era debido a algo que tramaba. Aquella visión de Kurama, de rasgos más fríos y aquel cabello platinado, sin duda era algo fascinante de ver al igual que siniestro, pero aun así Kurama trato de mantenerse firme y esperar el momento en que el demonio decidiera hablar o actuar.


—Siento en el aire un aroma familiar — dijo con calma aquella entidad — ese aroma es de la mujer que amé y también percibo el olor de aquel que la aparto de mi lado.


—Los padres de Kurama estuvieron aquí — Hiei trato de mantenerse calmado al hablar para no alterarlo.


—Siempre he sentido sus presencias, pero desde que Kurama vive aquí las cosas cambiaron, volver a sentirlos cerca fue lo que me hizo aparecer — se acercó lentamente hasta la cama en la cual se sentó con gracia sin despegar sus penetrantes ojos de Hiei — explícame cual es la razón para que hayan venido hasta aquí.


Kurama explicó con detalle las razones por las cuales los invitaron y lo que habló con su madre, Hiromi; además le expresó las preocupaciones, así como todo lo que el había estado formulando desde la primera vez que lo conoció.


—Ya veo, con que temen que YO — enfatizó esta palabra — pudiera hacerle algo a mi hijo y a mi mujer porque, aunque esté con ese infeliz, ella me pertenece. La verdad es que no negaré que tengo planes de venganza y esos planes iniciaron desde que maldije a la familia Yoko, maldición que solo podrán romper si cumplen con mis requisitos.


—¿Por eso has aparecido? — Hiei temía lo que fuese a pedir aquel demonio — además como saber si puedo confiar en tu palabra.


—Eso es fácil, lo único que deben hacer es liberarme y reclamaré lo que me pertenece, además de que haré realidad lo que tanto anhela tu pueblo — el demonio con gracia se levantó y se dirigió hasta Hiei colocándole una mano sobre la mejilla le susurró al oído — yo puedo hacer que Kurama quede embarazado y pueda darte un heredero.


—¡¿Qué has dicho?!


—Lo que oíste — una sonrisa ladina apareció en su rostro — verás, Kurama es parte demonio, y nosotros muchas veces podemos adaptar nuestro cuerpos como nos plazca, claro está tenemos un sexo definido, pero nuestra energía nos permite alterar algunas funciones, claro está que mi hijo tiene sus poderes debilitados aun de estar conectado a mí, y eso es gracias a su padre, sin embargo el próximo año habrá luna llena y para mi suerte será una luna de sangre;  y ya que Kurama no se encuentra dentro de la casa de sus padres, la cual tenía varias protecciones gracias a ese bastardo; puedo hacer lo que yo quiera.


—Ahora lo entiendo — Hiei intentaba asimilar todo lo que escuchaba — pero ¿qué tiene que ver la luna de sangre con todo lo que dices?


—Cuando aparecí ante ti por primera vez te dije que Kurama tenía dos entidades en él, su parte humana que es la que ha mantenido hasta ahora y su parte demoniaca a la cual me conecto y por la cual puedo hacer uso de su cuerpo y comunicarme sin que él se entere. Durante la luna de sangre puedo hacer que sus poderes incrementen y que así quede embarazado, eso ayudaría con tu imagen frente a tu pueblo ¿no?


—Asi es, pero eso le hará daño a Kurama ¿No es asi? — aquella platica en verdad estaba incomodando a Hiei.


—Pues eso depende de que es lo que esperas que suceda después. Ya te dije planeo reclamar todo lo que me pertenece y claro está Kurama es parte de lo que busco recuperar.


—¡No puedes estar hablando en serio!


—Claro que estoy hablando muy en serio y me encargaré de quitar de mi camino a todo aquel que se interponga en mi camino.


—Me reusó a ser parte de esto, no lo haré. No importa que me ofrezcas, jamás te ayudaré.


—No te estoy pidiendo ayuda ni tu permiso, sólo te dije que te diría los términos en los que regresaré, si acaso me ayudabas yo te ofrecía algo que tu necesitabas, sin embargo, no es necesario acordar nada contigo, puedo fácilmente controlar a Kurama y llevármelo lejos de aquí al igual que su madre y está vez no dejaré que nadie se interponga. Eso si es que te niegas a colaborar.


—¡No te lo permitiré! — Hiei comenzaba a ponerse más y más furioso y asustado, lo que escuchaba se negaba a creerlo.


—Ya te dije podemos hacerlo por las buenas o por las malas — el demonio uso su fuerza para empujar a Hiei hasta la pared e inmovilizarlo dando a entender que hablaba en serio — el destino está echado y lo que tenga que suceder, sucederá. No importa qué o quién se interponga. Deberías sentirte agradecido tendrás un año más para estar con Kurama antes de que me lo lleve lejos.


—Tiene que haber otra solución, no podría hacerlo, no podría vivir sin Kurama.


—Bueno te daré tiempo para que lo pienses, tienes un año para pensarlo, yo podré sentir fácilmente cual fue tu elección una vez la hagas.


Terminada esta última oración aquel demonio se desvaneció y Kurama cayó desmayado en los brazos de Hiei que seguía petrificado por lo que había escuchado. Como pudo llevó a Kurama hasta su cama. Se acostó a su lado y pensó en todo lo que había sucedido hasta ese momento, no despegó sus ojos de Kurama y se debatía entre todas las opciones que tenía para hacer frente a las amenazas del demonio, había encontrado su mundo y se negaba a perderlo tan pronto.


A la mañana siguiente Kurama se despertó tarde, no recordaba haberse quedado dormido, le sorprendió encontrarse con las mismas ropas del día anterior y un dolor de cabeza tan fuerte que le costaba ponerse de pie. En ese momento, alguien tocó la puerta y la dulce voz llegó desde el otro lado.


—Adelante Ayame — dijo Kurama tratando de mostrarse calmado.


—¿Se encuentra bien su majestad?, la noto algo pálida.


—Estoy bien, sólo que la presión del día de ayer me dejo muy exhausta.


—Entiendo — Ayame temía importunar a su majestad así que no hizo más preguntas — sólo venía a decirle que su baño ya está listo, por favor permítame ordenarle su habitación y tener sus ropas listas.


—Muchas gracias eres muy atenta — Kurama se levantó cuidadosamente y se dirigió al baño, pero al llegar a la puerta se detuvo — Ayame, ¿has visto a mi señor?


—El Emperador y su consejera salieron temprano en la mañana, mucho antes de que saliera el sol, aunque no sabría decirle a donde fueron, sólo me dijeron que me encargara de usted y sus deberes y también informarle que dos días a la semana me ausentaré para mis lecciones.


—Muchas gracias por el aviso Ayame, espero que no sea nada grave, bueno me retiro a tomar un baño y ponernos al día con las actividades.


 El dolor de cabeza de Kurama fue disminuyendo poco a poco y a pesar de que le preocupaba que Hiei se hubiera ido tan repentinamente, sus actividades lo hicieron distraerse de todo. El día transcurrió sin grandes novedades, a la hora de la cena Hiei regresó acompañado de Mukuro y Kurama no podía decir quien tenía peor semblante.


—Lamento haberme ausentado tan repentinamente — Saludo Hiei a Kurama con un beso en la frente y se dejó caer en su asiento al lado de él.


—¿Todo se encuentra bien?


—Hablaremos de ello más tarde — Hiei durante la cena se mantuvo muy serio, ni siquiera volteaba a verlo o trataba de hablar con Kurama.


Cuando terminaron de cenar, Hiei le pidió a Kurama que lo acompañara a su oficina, en donde los esperaba Mukuro y para su gran sorpresa también estaba presente su madre. Hiei le pidió que se sentará, su rostro denotaba más preocupación que minutos antes.


—Hiei ¿Qué está pasando?


—Kurama debes calmarte y tomas las cosas con calma ante lo que estoy a punto de decirte — Hiei se dejó caer en su silla y se dispuso a contar todo lo que ocurrió la noche anterior sin omitir detalles.


—¿Es verdad todo esto? — volteó a ver a su madre, esperando que ella supiera algo más o que le diera una razón para que eso no sucediera.


—Lo siento Kurama — su madre lo miró con profunda tristeza — pero es verdad que ese demonio es muy poderoso, cuando naciste si bien eras un niño normal, tu padre siempre estuvo preocupado y buscó a un adivino que le dijo que tu existencia en este mundo sería una estadía corta, que irías a otro mundo cuando fuera decidido tu camino. Pensamos que tu profesión sería muy riesgosa o que tal vez sufrirías alguna enfermedad. Pero Hiei ha dado con la verdadera razón y a pesar de todo estoy preocupada por ti.


—Apenas y pude dormir con lo que ese demonio me confesó, por lo que inmediatamente busqué a Mukuro y le comenté la situación, salimos temprano en busca de tu madre y ella nos indico que adivino hizo esa predicción y él nos dijo lo mismo que tu madre, también decía que tu destino era difícil de cambiar y aseguró que ocurriría pronto. Volvimos a ver a tu madre y ella estaba preocupada por lo que inventó una excusa para salir sin que tu padre sospechara.


—Le dije a tu padre que quería verte para acordar contigo una visita entre tu y la hermana de tu esposo, ya que sería una buena idea reunirte con ella de vez en cuando, pues solo se vieron durante la boda y es necesario tener buenos lazos con la familia, por lo cual no puso ninguna protesta. Regresaré mañana por la tarde, así que no te preocupes.


—En verdad agradezco todo lo que hacen, pero debieron decírmelo antes. Pude haber ayudado en algo, no lo sé…


—Kurama no quería preocuparte y quería saber si teníamos opciones para evitar que algo malo ocurra, pero no sé que es lo que debo hacer, y un año no es mucho tiempo.


Las cosas no podían ser tan complicadas ¿no es así?, debía haber una solución para todo lo que estaba ocurriendo, Kurama estaba dispuesto a solucionar las cosas costara lo que costara, en un año podrían pasar muchas cosas y estaba dispuesto a hacer lo que fuera posible para que nada terminara con aquella felicidad que jamás pensó encontrar.


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