Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Con quén me casé? por Simca-otaku

[Reviews - 38]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aqui les dejo el 4to capítulo, el inicio de la vida marital con algunos tropiezos pero que serán necesarios para el avance en un relación tan complicada

CAPÍTULO 4.


EL SOL DE UN NUEVO DÍA


 


El sol apenas comenzaba a aparecer detrás de las colinas, anunciando un nuevo día, como era costumbre toda buena esposa, incluso la Emperatriz, debía levantarse al alba para alistar el baño y las vestimentas del día a día, pues daba a entender que su mujer se preocupaba de que su esposo diera la mejor impresión ante los demás. Kurama como nueva Emperatriz tenía muchos sirvientes en el palacio, encargados de todas las rutinas cotidianas, pero esa era su primera responsabilidad y su madre se había encargado de dejarle en claro varias de ellas.


Una vez alistado y bien arreglado abrió las puertas que conectaba su habitación con la del Emperador, tratando de no hacer mucho ruido entró en aquel recinto asegurándose antes que nada de que su esposo siguiera dormido. Alisto su traje, que como era habitual, debía combinar con el suyo, asimismo alistó todo para el baño del Emperador, una vez arreglado todo se acercó a su cama y se quedo un momento apreciando sus facciones mientras dormía, no pudo evitar que su corazón se acelerara, pero trato de contenerse para despertarlo de la forma más sutil posible.


—Buenos días mi señor, es hora de levantarse — susurro Kurama al oído del Emperador.


Hiei que empezaba a despertar poco a poco fue siendo consciente de donde estaba y quien le hablaba en ese instante; se sobresaltó al ver a Kurama, una parte de él creía que todo había sido un sueño, pero la realidad le cayó como un balde de agua helada. Al poco tiempo que le llevo procesar su nueva vida se acordó que tenía una costumbre de dormir desnudo, así que se tapo lo más que pudo un tanto avergonzado de ser encontrado así.


—Ku-kurama muy buenos días — dijo Hiei desviando un poco la mirada.


—Buen día, he dejado todo listo para usted, lo dejare para que se aliste y lo veré en el salón para el desayuno, lamento haberlo asustado no fue mi intención.


—No, descuida, es sólo que no estoy acostumbrado a todo esto, supongo que para ti también es nuevo ¿no?


—Si, lo es un poco señor — Kurama agachó la mirada — pero siendo sincera mi señor, solía ayudar a mi madre con los quehaceres — cosa que no era del todo falsa, pues algunas veces ayudaba a su madre y más durante su entrenamiento para su nueva vida.


—Ya veo, en verdad gracias por tus atenciones.


—De nada mi señor, estoy para servirle.


—Kurama, por favor recuerda que dijimos que nada de formalidades mientras estuviésemos a solas o con gente de confianza — comenzaba a parecerle gracioso al Emperador el esfuerzo que ponía su esposa por encajar en todo eso, y eso de alguna manera relajaba su humor y sus pensamientos, pues sabía que no era el único que se veía en una posición difícil.


—Oh lo siento, lo olvidé — se ruborizó — perdona tienes razón todo es nuevo y aún intento adaptarme, pero confió en que lo lograré, pues como miembro de una de las diez principales familias es mi deber demostrar que mi educación no fue en vano.


La tensión de ambos fue disminuyendo, el hecho de haberse tratado antes del matrimonio les hizo ver que no eran tan diferentes, sabían que podían confiar el uno con el otro y que tenían más en común de lo que podían admitir. Sabiendo las razones detrás de su matrimonio y aceptándolas, junto con la relación de confianza que empezaban a formar les hacía más llevadera la situación y los hacia sentirse a gusto de manera que no sentían la necesidad de disculparse por si ofendían al otro,


Kurama le dio privacidad a Hiei para alistarse y luego de un tiempo se volvieron a encontrar en el salón, donde dio comienzo la agenda del día por parte de Mukuro. Desde ese momento el día transcurrió lleno de obligaciones para cada uno por separado y algunas en donde ambos debían estar presentes, entre sus tareas se daba el encontrarse con personas ilustres o políticas con las cuales afinar asuntos del pueblo entre otros asuntos y claro está felicitar a los recién casados.


Ambos eran nuevos en cuanto a apariciones de esa índole pues siempre habían estado por separado, pero todo lo que la mamá de Kurama le enseñó junto con los consejos de Mukuro hicieron que la pareja sobrellevara la situación lo mejor posible, por lo que no hubo ningún incidente que reprochar a ninguno de los dos, pues se veía que trataban de congeniar y dar la ilusión de un matrimonio feliz y exitoso.


—¡Ah! Esto es más cansado de lo que pensé – Dijo Kurama una vez terminaron las audiencias del día y se dirigían al comedor para degustar una deliciosa comida.


—Ya te acostumbras con el tiempo Kurama.


—Gracias Hiei, eso espero, aunque nunca me imaginé convertida en Emperatriz, es todo un reto, y aprendo mucho cada día, te agradezco a ti y a Mukuro por tenerme paciencia en todo esto.


—Me agrada escuchar eso Kurama, y agradezco el esfuerzo que haces, en verdad.


Kurama no pudo evitar sonrojarse ante los elogios del emperador, esperando que Hiei no se hubiera percatado de ello, decidió cambiar el tema de conversación.


—Disculpa si es mucho mi atrevimiento, pero me preguntaba si podría visitar de vez en cuando a mi familia.


—¿A tú familia?, bueno la verdad es que no me importaría, pero creo que por el momento es mejor que te quedes en el palacio, hasta que hayamos asegurado la confianza de todos, no quisiera que se malinterpretaran tus salidas, menos por aquellos que pudieran buscar algún acto en nuestra contra, aun así no sería inconveniente si de vez en cuando vienen a visitarte – Hiei no quería que su esposa se sintiera mal ante su decisión, así es que para mantenerla a gusto trato de darle lo que deseaba — se que tus hermanos son un poco rebeldes y espero que no lo tomes a mal, pero si vienen al palacio espero que se comporten como es debido.


—No debe preocuparse por mis hermanos, yo se que tienen un largo historial, pero le aseguro que no son malas personas — Kurama aún recordaba las palabras que le transmitieron antes de su boda y eso lo confortaba más de lo que podía expresar — pero les haré saber sus deseos y me asegurare de que así sea, agradezco el que me dejes ver a mi familia.


—No es nada, y claro puedes sentirte con la libertad de escribirles cuando quieras, haré que alguien lleve tus cartas lo más pronto posible.


—Eso suena maravilloso — Kurama no podía contener la alegría de saber que no sería apartada de su familia por completo, a pesar de todo echaba de menos su compañía, por molestos que pudieran ser sus hermanos y a sus padres también los extrañaba — su pensamiento en ese momento fue escribirles lo antes posible.


La comida transcurría con naturalidad, tanto Hiei como Kurama compartían historia y anécdotas acortando cada vez su distancia, no física sino emocional. Ambos sabían que a pesar de los secretos que ocultaba cada uno, podían fomentar un ambiente propicio y quizás las cosas fueran cambiando con el paso del tiempo y del trato constante. Cuando ambos habían terminado de comer y ante la proposición de Hiei de mostrarle los alrededores del castillo a su nueva esposa, Mukuro llego con una carta para el emperador.


—Lamento importunarlos majestades, pero temo que esto se trata de un asunto de suma importancia que tenemos que resolver — Mukuro hablaba con un tono más serio del habitual, hasta el momento, Kurama no la había visto actuar así.


—¿De qué se trata Mukuro? — sorteo el Emperador, pero por la mirada de su consejera y por su actitud comprendió de que se trataba, tomó el sobre y volteo a mirar a Kurama — creo que debemos posponer el paseo, lo lamento.


—Está bien, descuida Hiei — sin duda todo ello confundía a Kurama y lo deprimía a la vez, comprendía que el emperador tuviera asuntos que no podía contarle a cualquiera, pero a pesar de ello, Kurama sentía que nuevamente lo poco que habían avanzado nuevamente volvía a distanciarlos — Bueno con permiso iré a mi habitación, espero todo marche bien — hizo una ligera reverencia y salió del lugar.


Hiei y Mukuro se dirigieron a toda prisa al salón de usaba el emperador como despacho privado, en el cual revisaba todos los documentos y archivos que necesitaban su atención inmediata. Una vez dentro Mukuro cerró con cautela la puerta para no ser interrumpidos mientras que el Emperador abría el sobre leía cada renglón de aquella carta, y aunque de alguna manera le alegraba el remitente le angustiaba lo que pudiese pasar si seguían en contacto.


 


Hiei,


Quiero que sepas que, aunque tu estés buscando la manera de olvidarme y concentrarte en tu nueva vida, yo jamás podré olvidarte, eres mío me pertenece cada parte de tu ser, no quiero entregarte a nadie más y menos a esa mujer que solo está interesada en tu posición y dinero. Pase lo que pase buscaré la manera para que estés conmigo, no me importaría seguirte viendo a escondidas, no me importa que tengas que aparentar con tu esposa. Pero sé que tu cuerpo no olvidará mis caricias y mis besos. Así que piénsalo, me iré por un tiempo, pero créeme que volveré y juro que desearas que todo vuelva a ser como siempre entre nosotros.


Karasu.


 


Una risa nerviosa brotó de los labios de Hiei, ante lo cual su consejera sólo se disponía a observarlo, sin atreverse a opinar sobre la vida personal de su majestad, pues ante todo él debía buscar la manera de arreglar las cosas. Sabía que su opinión era tomada en cuenta, pero no quería presionar más de la cuenta.


—¿En qué lío estoy metido ahora?, pensé que podría olvidarme de él y seguir con mi vida, convencerme de que estaba haciendo la elección correcta. Pero también temo que esto complique las cosas con Kurama, empezábamos a llevarnos mejor y olvidar los problemas que nos unieron. Tal vez no tendré la relación que tuve con Karasu, pero al menos comenzaba a aceptar mi nueva vida.


—Señor, esta vez mi único consejo es que elija lo mejor para usted; y busque la fuerza para hacer frente a estas adversidades, sea cual sea su elección. ¿En verdad no puede alejarse de ese hombre?, yo sé que siente por él, pero siendo sincera no me inspira la suficiente confianza, temo por que haga una locura que lo pueda meter en problemas.


—Él es una parte importante en mi vida, sé que no es normal esto que siento, pero él me ha apoyado, y ha sido el único amor que he tenido, sé que no es perfecto, pero me ama como soy; pero debo admitir que temo que haga algo muy drástico para recuperarme.


Mukuro sabía que era mejor dejar al Emperador a solas en ese momento, sabía que Karasu era un tema delicado de tratar y estaba cruzando una raya con su amor obsesivo. Hiei daba vueltas a todas las posibles acciones que Karasu pudiera tomar no sólo con él sino con las personas cercanas, temía que tomara alguna represalia contra Kurama, y eso le dolería, quería evitar cualquier polémica. Después de un dolor de cabeza de tanto pensar decidió marcharse a su habitación para descansar un poco.


Kurama seguía despierto, por la actitud que vio en Hiei y en Mukuro no pudo evitar preocuparse y temía que estuviese relacionado con su familia y toda la farsa, pero no se atrevía a preguntarle a Hiei, no quería importunarlo, pues seguramente el también tenía asuntos secretos que no podía contarle a él, no podía juzgarlo porque él hacía lo mismo y eso hizo que se deprimiera ante esa situación, pero temía que perjudicaran la relación que empezaban a formar.


Las luces de la habitación de Hiei no tardaron en apagarse y aunque se había metido bajo las cobijas miraba al techo sin poder conciliar el sueño; sin poder evitarlo miro en dirección hacia la habitación de su esposa pensando si sería correcto contarle de su situación y en el posible riesgo que corría por parte de su amante; pero temía su reacción que lo encontrara despreciable y que perjudicara el progreso que habían logrado.


Tanto uno como el otro se fue quedando sumido en el sueño, con un último pensamiento “mañana será otro día, arreglaremos las cosas que haya que arreglar y seguiremos adelante”. Cada día sería una oportunidad nueva y ya habría el momento para solucionar todo y que el matrimonio funcionase, Kurama buscaría no echar por la borda lo que sus padres habían logrado y Hiei vería la manera de calmar a Karasu ver la manera de que todo fuera como antes si era posible.


 

Notas finales:

Este capitulo es corto, sólo un día de sus vidas maritales, no se preocupen sólo es una probadita rapida de su día a día habrá mas sorpresas pronto. Espero que les guste.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).