Dulce:
Sirius le había regalado una paleta a Draco, sabiendo lo mucho que le gustaban los dulces a su rubio amante.
Al principio no estaba seguro de darle el dichoso dulce, ya que a él no le gustaban del todo. Pero tenía muy en claro que Draco sufría una obsesión con cualquier dulce, ya sean caramelos, chocolates, bombones. Y por un tiempo llegó a creer que su pareja podría sufrir un ataque de tanto azúcar.
Porque pónganse en su lugar:
Alguien sano mental y físicamente, no podría pedirte que te levantes a las dos de la madrugada y le traigas bombones!! Y no cualquiera, sino aquellos importados de Francia, los que solía comprarle su madre cuando era niño.
La conclución a la que llegó Sirius fue que todos los Malfoy debían tener algún tipo de desorden en el cerebro.
Sumémosle a esas dudas, el comportamiento del rubio cada vez que Sirius le traía una golosina. Decir que su personalidad competía con la de un niño de cinco años, era quedarse corto.
Pero al ver la manera en que lamía esa paleta, con los ojos cerrados, pasando su lengua por todo el dulce al tiempo en que de su preciosa boca escapaban pequeños suspiros… se hizo una nota mental de volver a traerle cualquier dulce si prometía hacer todo eso en una parte muy especial de su cuerpo.
Mesa:
Como era normal en todas las casas. Se comía sobre ella acompañado por la familia, pasando un rato agradable entre amenas charlas. En caso de Black, esa familia era un rubio platinado de ojos grises que respondía al nombre de Draco Lucius Malfoy. Aunque cabe mencionar que sus charlas no eran del todo amenas, más que nada por el motivo de que se la pasaban discutiendo por cualquier cosa. Vamos, algo común en su relación.
Sirius jamás imaginó que una mesa podría usarse para algo más que comer.
Como tantas otras cosas que descubría junto a Draco, esa era muy interesante. Sobre todo el echo de tener al platino debajo suyo con ese hermoso sonrojo en su rostro, gimiendo sonoramente al mismo tiempo en que él lo penetraba fuertemente.
Desde ahora cada vez que comiera en esa mesa tendría como resultado una erección de campeonato. Una dulce tortura resultaría el terminar la cena para luego deleitarse con el postre…
Tren:
Draco odiaba los transportes muggles, demasiada gente aglomerada para su gusto. Por eso cuando Sirius lo obligó a usar esa cosa del demonio llamado "TREN" pensó que pasaría en peor día de su vida.
Porque vamos, ya de por sí los muggles no eran una buena compañía, y sumemos a eso tener que soportar toda clase de olores, asientos sucios, pisos manchados con cosas que preferiría no saber, ruidos extraños provenientes de ese aparato...y la lista sigue.
Con todo eso a la vista, viajar en "tren" sería placentero para alguien como Draco Lucius Malfoy?
Y la respuesta llegó al sentir el cuerpo del castaño apretárse detrás suyo de esa manera tan lujuriosa.
Después de todo, viajar en esa cosa tenía sus cosas buenas.