-¿Qué haces?-Dijo serio.
-Besarte-contestó el otro con su habitual sonrisa.
-Vete a besar a esa chica y déjame en paz-dijo frío.
Pero él no le hizo caso y le volvió a besar. Se sorprendió de que Rukawa le estuviera correspondiendo. Sendoh le acarició la espalda por encima del uniforme pero Rukawa lo paró y lo alejó de él.
-¿Por qué la besaste? – Le preguntó Rukawa con voz triste.
-Yo no le besé, fue ella. La persona que me importa eres tú – le acarició el rostro.
-No te creo. Me dijeron que antes de salir conmigo te acostabas con todo ser viviente.
-Bueno…eso era cierto pero quiero estar contigo. Sé que la contestación seguramente no te valdrá, pero es la verdad.
-Dame tiempo – le dijo Rukawa sorprendiendo a Sendoh.
-¿Qué? ¿Ya no quiere estar conmigo? – Dijo Sendoh triste.
-Sí, pero quiero que me des un poco de tiempo.
-De acuerdo pero no vaya a salir con otro que no sea yo – bromeó Sendoh.
Rukawa comenzó a caminar sin ninguna prisa. Bajó las escaleras y se encontró con Sakuragi.
-Alguien ha venido a verte. Está en el gimnasio – dijo el pelirrojo.
No contestó y se dirigió al gimnasio. No tenía ni idea de quién podía ser pero creía tener una idea. Al abrir se encontró con una chica muy parecida a él.
-Te olvidaste la comida – dijo la chica con una fiambrera en la mano.
-¿Y has venido solo para eso? ¿No había sido más fácil decirle a alguien que la traiga?
-No. Quería conocer la preparatoria en la que asistías – sonrió. – Ten, cómetelo todo.
-Vale – la miró. - ¿Esa no es mi polera? – Preguntó un poco extrañado.
-Sí… es que no tengo muchas camisetas…por eso he cogido una tuya. ¿No te importa verdad?
-No.
-Ahora me voy. ¡Nos vemos en casa! – Y se fue.
Rukawa la miraba divertido. Cuando eran niños, siempre hacia lo mismo y la forma en que le sonreía, parecía una niña inocente y dulce aun que cuando se enfadaba daba realmente miedo.
A la hora del entrenamiento transcurrió como todos los días, con las continuas peleas de Rukawa y Sakuragi pero en este, Sakuragi no para de decir:
-Sendoh te voy a dar una lección jajaja – y acto seguido recibió un golpe por parte de Ayako con el abanico.
-Deja de decir estupideces – dijo ella cruzada de brazos.
-Do’aho – dijo Rukawa.
Los del Ryonan no paraban de reírse, sobre todo Sendoh. Este no le quitaba los ojos a “su” quiero zorrito mientras Rukawa entrenaba. Antes de acabar el entrenamiento, hicieron un pequeño partido. Los primeros en ir a los vestuarios fue el equipo del Shohoku y cuando todos salieron, entraron los del Ryonan.
Salieron todos juntos. En la puerta del recinto había una chica alta, delgada, morena y piel blanca apoyada en la pared. Todos se preguntaron quién podía ser esa chica. La chica llevaba una polera azul que le pertenecía a Rukawa. Miraron a Rukawa que estaba mirando a la chica al igual que todos, asombrados. Se acercó a ella y se le dijo:
-¿Qué haces aquí, Aru?
-Se me ha olvidado decirte que hoy iba terminar pronto, así que, he venido a por ti – sonrió la chica.
-No tienes remedio – la chica le sacó la lengua.
-¿Nos vamos? – Preguntó mientras se acercaba al coche negro que había aparcado en la entrada.
-Sí – entró y luego entró la chica.
Todos estaban anonadados y más de uno creyó que aquella chica era la novia de Rukawa cosa que no era cierta.