[Versión Sasori]
Cuando las marionetas de mis padres me enterraron esas espadas en el corazón, y le dije lo que esa perra de cabello rosa quería saber, me fingí muerto. Era una marioneta, no tenia pulso, solo mi corazón seguía ¨vivo¨… Zetzu llego unos minutos después de que ellas se fueran; no sé cómo, pero logre permanecer con vida todo ese tiempo. Me parecieron los minutos más eternos de mi vida, por primera vez, esperaba que fuesen como el arte de Deidara ¨efímeros¨.
Al ver que seguía con vida, Zetzu me dijo que me llevaría donde Konan, para ayudarme, pero era inútil que hicieran eso, mi destino ya estaba marcado: yo moriría. Así que le dije que me sacase el corazón, lo metiera en una caja y se lo diera a Deidara.
El dudo sobre mi ¨brillante plan¨ unos momentos, pero al ver que no resistiría mucho más tiempo dijo ¨Lo hare… pero no esperes que yo se lo de¨; con mucha dificultad y la poca conciencia que me quedaba, logre susurrar ¨Escribe en la caja… Para…Deidara… y ponlo frente… la nueva…cueva….¨. Y sin más tardanza, deje de ser parte de los ¨vivos¨ aunque desde hace un tiempo atrás ya no lo fuera.
Ahora soy lo que se podría decir un ¨espíritu en busca de paz¨; pero la paz nunca podrá volver a mí, sabiendo que deje a Deidara solo y con una horrible depresión… No sé a dónde debo ir, ni como llegar ahí, así que decidí seguí a Zetzu… soy un espirito, no se daría cuenta de que estaba ahí…
Al llegar a la nueva cueva, decidí rondar un poco, para buscar a Deidara; al encontrarlo tirado en su cama, llorando sentí que lo había lastimado como nunca antes nadie lo había hecho… no sabía cómo consolarlo, aunque quisiera hacerlo; no podía sentirme, no podía verme, no podía escucharme… a pesar de que por primera vez en mucho años, yo pudiera sentir la textura de las cosas como cuando aún era un humano, ya no importaba, porque Deidara no podía darse cuenta de mis caricias….
Los días pasaron, y Deidara seguía llorando mi muerte, yo estaba sentado en la cama, a un lado de él, aunque no se diera cuenta de mi presencia… aun me pregunto dónde estará Zetzu con mi corazón. Ya han pasado creo que dos días desde que morí, y aun no se digna a entregárselo…
Cuando tocaron a la puerta, yo me incorpore pronto, y me asome por la pared… esto de ser un ´espíritu´ tiene unas ventajas bastante útiles…. Era Konan, con una caja en las manos, con las palabras ¨Para: Deidara¨. Sonreí para mí y me acerque de nuevo a Dei.
-Vallase- Dijo él desde la cama.
-Deidara, abre la puerta; ahí un paquete para ti. No dice de quien es, pero va dirigido a ti- Dijo Koan; yo empecé a desesperarme, por lo deprimido que estaba Deidara.
-¡No quiero nada! ¡Vete, por favor! Hum…- Empezó a solloza, y yo no sabía qué hacer.
-Está bien, Deidara; me iré, pero dejare el paquete aquí afuera ¿está bien?- Konan se rindió. Así que me deje caer de sentón en la cama.
-Haz lo que quieras, no me interesa, hum- Dei no está poniendo de su parte…
Empecé a acariciar su cabello mientras lo veía a los ojos. Como si sintiese mi presencia suspiro y susurro ´Sasori…´. Sonreí para mí, no me moleste en decirle que estoy aquí con él, ya que lo más probable es que no me escuche; no me he molestado en hablarle, ya que es obvio que los vivos no pueden comunicarse con lo muertos… eso todo mundo lo sabe…
Las horas pasaban y Dei seguía haciendo absolutamente nada; solo estaba ahí, recostado en la cama, boca abajo. Di un profundo suspiro y me puse de pie de la cama y fui a ver la caja; seguía ahí. Volvió donde Dei y me volví a sentar a su lado.
Empecé a hartarme por su comportamiento, así que decidí hacer algo que no me había animado: hablarle.
-Ve por la caja, Dei…- Su rostro no me inmuto… tenía razón, no puede escucharme.
Me sentí algo decepcionado, pero quiero que vaya por la caja. Así que lo intentare de nuevo.
-Deidara, ve por la caja- Según yo mi vos sonó seria, pero el aun no escuchaba.
-¡Ve por la caja!- Le grite desesperado; su rostro se inmuto por un momento, como si hubiese escuchado algo ¿acaso me escucho?
Como si me hubiese escuchado, se puso de pie y fue hacia la puerta; sonreí y lo seguí todo el tiempo.
Dejo la caja en el piso y volvió a la cama, me quede a un lado de esta, rodé los ojos y tome aire.
-¡Abre la baja, Dei!- Grite, mientras lo veía fijamente. El volteo hacia donde yo estoy ¿me estará viendo?
Se puso de pie y vino hacia la caja, se sentó en el piso. Parece estar extrañando, como si sintiese mi presencia…. ¿será eso posible?
-¡No tengas miedo, Dei!- Al parecer, gritando es la única forma en la que siente que le hablo.
Tomo la caja entre sus manos y empezó a desatar el cordón que la mantenía cerrada. Cuando abrió la tapa, se quedo estático, como si hubiese visto un fantasma… mal ejemplo…. Sus ojos se humedecieron y parecía como si no respirara. Pronto empezó a sollozar levemente.
-¡TE AMO, DEI!- Grite lo más fuerte que pude. El sufrió un escalofrió.
Sonreí y luego sentí como si me deshiciera; como si una brisa me llevara con ella.
Abrí los ojos (no sé cuando los cerré) y vi blanco y ¿esponjoso? Me incorpore un poco y si, comprobé que es esponjoso este lugar ¿nubes? ¿Esto es una nube? ¡¿Estoy en una nube?! ¡¿Dónde demonios estoy?! Me puse de pie con algo de miedo, pero tropecé con la vendita nube, así que volví a quedar sentado en ella.
¿Estoy en el cielo…? Volví a ponerme de pie; admire las nubes y la vista desde aquí.
¿Cómo es que estoy en el cielo, si yo fui un criminal, mate gente, fue técnicamente terrorista y mi vida fue una mierda?
Como si alguien hubiese leído mis pensamientos dijo:
-Las almas que se aman van al cielo-
Si es así ¿Deidara vendrá algún día?
Nuevamente me contesta ese alguien, que según yo deduzco que es Dios
-Algún día; y si, soy Dios-