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El beso del Vampiro por hakusan16

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Notas del capitulo:

Ohayo (:

¡Continuación nueva!

Pero primero vamos con las dudas :D

Andrea: "En el capítulo anterior dijiste que tu no tenias cuenta propia en Amor Yaoi y que has subido dos FF en la cuenta de Hakusan, me podrias decir cuales son o ya no siguen aquí?"

Sip, los fanfics que he subido son: "¿Quién lo diría" y "Compañeros de vida" :D gracias por dejar tu comentario.

Kariina:"aunke no me gusta ke naruto no sepa ke sasuke es un vampiro TT.TTfalta mucho para ke lo sepa?? u.u"

Bueno xD esa pregunta está algo rara ja, ja ya lo sabrás después de que leas este capítulo, lo único que te puedo decir es que estás apunto de saberlo xD gracias por dejar tu comentario n.nU

neusa chan: "¿Por qué Sasuke es tan idiota como para no estar cerca de Naruto? ¿La vida no está hecha para correr riesgos?"

Ja, ja. Digamos que estoy de acuerdo contigo neusa chan, Sasuke es algo baka pero pues también estemos en sus zapatos, no quiere a Naru cerca porque teme que lo vaya a lastimar y sobre la segudan pregunta yocreo que la vida esta hecha para correr riesgos, sino lee este nuevo capítulo n.n Gracias por dejar tu comentario (:

Kazumi_queen_vampire: "pero tengo otra pregunta, Orochimaru, ¿Es bueno o malo?, es solo un personaje secundario?"

Nee, como ya había dicho antes, ¡no les diré! >.<U espero que no te moleste n.nU pero es como decir el final -_- Así que eso ustedes SOLOS XD lo irán descubriendo jo, jo... suspenso... u-u Gracias por dejar tu comentario >u<

Bueno esos fueron todas las preguntas, este capítulo va dedicado a las personitas que me dejaron su review :D

Les dejo en paz leer, demos gracias a Kami-sama x3

Capítulo 6 "Romeo y JulietO"

 

Sonó el despertador. Era un día plomizo y las nubes parecían cargadas de lluvia. Deseé con todas mis fuerzas que se despejara antes de que acabaran las clases, no quería que la excursión con la Blade fuera pasada por agua. Con la mano vendada tardé aún más en el baño que de costumbre y apenas tuve tiempo de acabarme la taza de té. Iruka me tenía a prisa y yo me limité a sonreírle, suplicante, mientras salía de la casa corriendo.

Estaba lloviznando cuando llegué al instituto. Por suerte encontré aparcamiento relativamente cerca de la entrada y apenas me mojé. A cubierto, busqué la moto de Sasuke, pero todavía no había llegado. Si no se daba prisa, se iba a mojar; las nubes cada vez eran más densas.

 Oía cuchicheos y me seguían con las miradas más indiscretas por el pasillo. Por lo visto, todavía era noticia que Sasuke y yo saliéramos juntos. Intenté ignorarlo y ordené los libros en mi casillero. Al cerrar la puerta, Sakura y su grupito se me quedaron mirando. Está me escrutó con la mirada con desprecio, se apoyó en las taquillas y me dijo:

 -Créeme, Naruto, te va a dejar en un abrir y cerrar de ojos, como los otros.

 -Métete en tus asuntos, Sakura-dattebayo.

 -Hemos hecho apuestas. Karin ha dicho tres días, yo creo que con dos son suficientes. ¿Quién crees que ganará?

 -Ninguna de las dos-dije cerrando el puño.

 -¿Seguro?

 -Segurísimo-dijo una voz, y me abrazó por detrás una chaqueta de motociclista negra.

 -Sasuke-kun...-dijo Sakura dando un paso atrás. Se mostró tan sorprendida que pareció que hubiera surgido de la nada.

 Me di la vuelta, tenía el pelo mojado por la lluvia. Detrás de sus gafas me pareció adivinar sus ojos, y la manera como sonreía hizo que me flaquearan las piernas.  Estaba guapísimo. Estrechó el abrazo y sentí su pecho. Me dejé mimar y miré a Sakura.

 -Ya lo has oído-dattebayo-sonreí triunfante.

 -Ya lo veremos-me lanzó una mirada asesina y se fue.

 -Rata envidiosa-ttebayo-susurré

 Sasuke rió suavemente, como si me hubiera leído el pensamiento.

 -Vaya, vaya, ¿pero qué manera esa de tratar a una dama, joven dobe?-dijo burlándose.

 -¿Acaso no es verdad?

 -Pues sí-dijo sonriendo con un gesto tierno-. Por cierto, ohayo, dobe-su voz de terciopelo negro me quitaron la respiración.

 -Buenos días.

 Puse mis manos sobre sus hombros y carraspeé.

 -¿Ya no tengo que guardar distancia-ttebayo?-pregunté.

 -Ya no-sonrió de lado, tiernamente.

 Tuve que hacer un esfuerzo para no besarle, no quería que los mirones tuvieran más motivos para chismear. Sasuke debía de haber pensado lo mismo, porque fue soltándome poco a poco. Cuando me volteé, me crucé con la mirada de Gaara, que estaba del otro lado del pasillo mirándonos con cara de pocos amigos. Después de unas horas me di cuenta de que los otros chicos que también consideraba amigos míos miraban a Sasuke casi con desprecio como Gaara. Quizá no lo manifestaran abiertamente como él, pero ninguno demostró un mínimo de simpatía. Neji se mantenía al margen, aunque no del todo neutral; sin duda, compartía la opinión de los demás. Me sentía impotente, Sasuke se dio cuenta de eso, y me hizo sentir peor.

 La única que no tenía nada contra mi relación era Hinata. Me dio un abrazo y me dijo que hacíamos una muy bonita pareja. A pesar de la distancia de mis supuestos amigos, era feliz. Al lado de Sasuke disfrutaba cada momento. En clase contaba impaciente los minutos que faltaban para verlo, sabía que me estaría esperando en la salida. En las pausas me pasaba el brazo por encima de los hombros o pegaba mi espalda a su pecho. A pesar de que nunca iba, en las pausas de la comida me acompañó a la cafetería porque no quería dejarme solo con la "hienas", como llamaba a Sakura y a sus amigas.

El poco apetito que tenía se me fue cuando vi cómo nos miraba Gaara. Estaba sentado con los demás en la mesa de siempre e interrumpió su conversación con Kiba y Lee cuando me acerqué con Sasuke. Me hubiera ido a otra mesa de no ser por Hinata que, de lejos, nos hizo la señal para que fuéramos. Gaara se levantó de mal humor y se fue. Me puse colorado y miré a Sasuke de reojo. Ni se había inmutado, parecía darle igual lo que hiciera o dejara de hacer Gaara.

 Hinata también se sonrojó, y Neji no se atrevía a mirarme. Kiba y Lee carraspearon molestos. Nos sentamos en silencio.

 Sasuke acarició la mano, y no supe si lo había hecho adrede o había sido causalidad hasta que vi su sonrisa de lado tierna y fina. Por última vez me dio igual lo que hicieran los demás. Sasuke estaba ahí y eso era suficiente.

A pesar de los irónicos intentos de Hinata por combatir el silencio -ayudada por Neji, aunque creo que por mala conciencia- , no fuimos capaces de tener una conversación decente. Además, se me cerró el estómago, y no pude acabar de comer. Sasuke levantó una ceja indicándome la salida, y asentí. Nos despedimos de todos y nos fuimos. Llevando las bandejas, me fijé en el plato de Sasuke. No sabía que pudiera destrozar un sándwich de esa manera y no probar ni un bocado.

 Las siguientes horas evité a Gaara. Por suerte, ni Sasuke ni yo teníamos clase con él esa tarde. Yo lo hubiera aguantado, pero tenía miedo de que ellos volvieran a pelearse. Cuando ya nos íbamos a casa, Neji vino corriendo detrás de nosotros. Seguía chispeando y no parecía que fuera a parar. Oí gritar mi nombre y Sasuke y yo nos volteamos.

 -¿Puedo hablar un momento contigo, Naruto? A solas-dijo sin aliento evitando mirar a Sasuke.

 Lo miré sorprendido y luego a Sasuke, quien levantó una ceja y dijo:

 -Te espero en el coche. Adiós, Neji.

 Neji esperó a que se alejara para dirigirme la palabra.

 -El viernes es mi cumpleaños. He invitado a todos y quiero que vengas. Iremos al cine y después comeremos algo-esperé en silencio-. Sólo que no quieren que traigas a Sasuke- dijo sin más rodeos y me quedé perplejo-. Pero tú no puedes faltar.

 -¿Quién no quiere que traiga a Sasuke-dattebayo?-pregunté.

 Tal y como se había comportado antes mis supuestos amigos, ni siquiera se lo hubiera propuesto, pero me fastidiaba que me negaran esa posibilidad.

 -Naruto, compréndelo, Gaara es uno de mis mejores amigos.

 -Y te dio a elegir, o él o Sasuke, ¿no?-especulé enojado-. O voy con Sasuke o no voy.

 Me di la vuelta bruscamente y me dirigí al Audi, donde me esperaba Sasuke, apoyado en el capo.

 -¿Todo bien?-preguntó.

 -Sí-contesté disimulando mi enojo.

 -¿De verdad?-dijo cogiéndome del brazo y mirándome a los ojos.

 -Sí-me solté y evité su mirada.

 -¿Seguro?

 -¿Qué tal si por una vez eres tú el que no hace preguntas?-grité enojado. Sasuke dio un paso atrás levantando las manos en señal de que me calmara. Me había pasado-. Gomen nasai-bajé la mirada, arrepentido.

 Se encogió de hombros con una sonrisa, levantando mí mentó con su mano.

 -No te preocupes, si estuviera en tu lugar también estaría de los nervios-me cogió de la mano-. ¿Qué puedo hace para que te relajes?

 Lo abracé apoyándome en su pecho.

 -Llévame lejos de aquí. Vámonos con la Blade a dar la vuelta que me prometiste.

 -Será mejor que lo dejemos para otro día, nos mojaríamos-se separó un poco de mí para poder mirarme-. Saldremos en cuando haga buen tiempo-me prometió con  un tono serio, pero alegre, para después regalarme un beso fugaz, tanto que ni logré captar.

Tuve que esperar dos días para que pudiera cumplir la promesa. Parecía que el tiempo, igual que mis amigos, conspiraban en contra nuestra. No paró de llover ni un instante. Pasaba todos los ratos libres con Sasuke y ya no íbamos a la cafetería, sino a la biblioteca a jugar ajedrez. Aunque estaba prohibido comer allí, me tomaba mi té y sólo un onigiri. No tenía tanto apetito, pero Sasuke insistía en que comiera algo.

 Después de la clase hacía la vista de rigor en casa y me iba a la mansión. No sentábamos en la veranda, mirando el lago, y veíamos llover o admirábamos el sol cuando se asomaba entre las nubes y convertía el paisaje en un paraíso de niebla y luz. Cuando tenía frío, entrábamos a la sala y nos poníamos cómodos a la luz de la chimenea, que Sasuke siempre encendía. Hacíamos juntos los deberes y con desconsuelo comprobé que, como Gaara, era un genio de las matemáticas, aunque con una gran diferencia. Mientras que para Gaara los números eran pura lógica y hechos, y todo era demostrable y calculable, para Sasuke tenían armonía y música, y él era músico en cuerpo y alma.

 A primera vez que le pedí que tocara el violín, se negó, pero conseguí convencerlo, y luego lo hacía sin que se lo pidiera. Nunca había visto a nadie dejarse llevar por la música de esa manera. Era mágica: también yo me introducía en la música y el tiempo dejaba de correr. No conocía nada de lo que tocaba, y cuando le pregunté de quién eran las piezas, resopló. Entonces supe que eran suyas. Luego me dijo que improvisaba, que se dejaba llevar. Después de eso sólo podía darle la razón a su madre, que decía que había heredado el sentido de la música de su padre, a quien le había enseñado tocar el violín el mismísimo diablo.

 Por las noches seguí soñando con Sasuke, sólo que ahora no se quedaba en el pie de la cama mirándome, sino que se tumbaba y me abrazaba. Cuando desperté estaba solo, y nada indicaba que fuera más que un sueño, por mucho que deseara que fuera real. La alarma de la casa lo hubiera delatado, era imposible entrar a mi casa. Desde que soñaba con Sasuke ya no tenía pesadillas.

 Dos días después, el cielo se despejó y todo recibió un baño de luz dorada. En las siguiente pausa, cuando vi a Sasuke, no hizo falta que dijéramos nada. Saldríamos directamente después de clase. Me prestó su móvil -el mío lo había olvidado, como otras veces-, llamé a Iruka y le dije que pasaría la tarde con mis amigos, que íbamos a aprovechar el buen tiempo. Lo pillé tan desprevenido que apenas logró articulas un "sí, claro". No le di tiempo a decir nada más, le deseé una buena tarde y colgué.

Las últimas horas no acababan nunca, pero ni Neji, que insistía en que fuera con ellos por la noche a celebrar su cumpleaños, consiguió amargarme el buen humor. Nos fuimos a casa de Sasuke. Como siempre me aparqué al Audi  a unos metros, en la otra calle. Todavía tenía miedo de que alguien reconociera el coche y se lo dijera a Iruka, a Kakashi o incluso a mi tío.

 Sasuke había salido antes con la moto y ya había preparado las cosas que podíamos necesitar. Esta vez, me dio un casco. Me aferré fuerte a su cintura y salimos. Condujo por la carretera más lento de lo que solía ir, como me había prometido, adelantando sólo de vez en cuando algún camión. Aún así, a causa de la velocidad, mundo parecía un lienzo de colores de tonos rojos, naranja,  dorados  y cobre, el color de las hojas de otoño. En la lejanía se levantaban entre los bosques el pico gris y dominando de la montaña del Kages.

 Salimos de la carretera y entramos en el bosque por un camino que seguía paralelo al río Penosbcot. Conducía muy despacio, teniendo cuidado con los baches. Paramos cuando divisamos un remanso del río que había formado una pequeña playa de guijarros, calentados por el sol. No tuvo que decirme nada, apenas me señaló, quedé encantado con el lugar. Sacamos la manta y nos pusimos cómodos, rodeados de arbustos de media altura. Era un lugar retirado y tranquilo. Por sus ojos y mi alergia al sol, nos colocamos en una media sombra de árbol. Nos abrazamos, y me fundí en su pecho. Estuvimos un rato así, mirando los reflejos del sol en el río, hasta que se quitó la chaqueta, la puso de cojín, se tumbó y me llevó junto con él, apoyándome en su pecho. Nuestras manos se encontraron por si solas, y comenzaron a jugar. Con la otra mano me acariciaba la nuca. Me hubiera gustado para el tiempo. Sasuke miraba las nubes con media sonrisa y me apretó contra su pecho. Me apoyé en su brazo y cerré los ojos. La corriente del río y el viento agitaban las hojas de los árboles resultaba de lo más relajante.

 Se oyeron risas y gritos y abrí los ojos; eran unos chicos en canoa. Debían de ser de nuestra edad. Cuando nos vieron gritaron y no saludaron, levanté la mano y les devolví el saludo, sonriente. Sasuke ni se inmutó. Siguieron río abajo y de repente me acordé de Neji, Hinata y los demás. ¿Qué harían esa noche? Me enfadé e intenté no pensar en eso. Me incorporé y miré el río. Me rasqué la costra de la herida del brazo sin darme cuenta. Sasuke me dio un leve empujón.

 -No te lo toques o te volverá a sangrar, dobe-dijo sin abrir los ojos.

El corte no había sido tan grave, pero con la venda parecía más de lo que era. Esa mañana ni siquiera había hecho falta que me pusieran una tirita, pero no quería que Sasuke se sintiera mal, sabía que no podía ver la sangre, así que dejé de rascarme.

 Sentí su mano acariciándome la espalda. Disfrutaba el momento, pero no podía sacarme de la cabeza a Neji y a Gaara.

 -¿Qué tienes, Naruto?-la voz de Sasuke me sacó de mis pensamientos.

 -Nada-contesté mirando el río.

 -No sabes mentir-dijo reprimiendo una sonrisa, pero preocupado-. Dime, ¿qué te pasa? Llevas unos días con la cabeza en otra parte. ¿Acaso volverá tu tío?

 Me mordía el labio, esperaba que no se diera cuenta.

 -No-ttebayo.

 -¿Entonces?-dijo-. ¿Quieres contármelo y no sabes como decírmelo?

 -Claro que no-inflé mis mejillas y me crucé de brazo, infantilmente.

 Inclinó la cabeza y esperó. Lo conocía, y sabía que no pararía de hacer preguntas hasta que dijera que me pasaba, así que le expliqué lo de la invitación de Neji y que no querían que él fuera. Todavía no había acabado cuando sacó su móvil y me lo ofreció.

 -Llámalo, y dile que vas.

 -¿Nani? ¡Iie!-exclamé meneando la cabeza-. Sin ti no voy-dattebayo.

 -Sí que vas.

 -¿Sin ti? Ni lo sueñes-dije tajante.

 Sasuke exageró un suspiro, se arrodilló a mi lado y me cogió de las manos.

 -Sabes que un día me iré, Naruto-se me hizo un nudo en la garganta-. Y cuando pase eso no quiero dejarte solo, sino bien acompañado con tus amigos. Si Gaara y Neji no quieren que vaya, muy bien, no me importa, pero sí me importa que vayas tú. Por eso lo vas a llamar ahora mismo. Por favor, dobe.

 Si no hubiera sido por ese "Por favor" me hubiera negado.

 -¿No te importa?

 -No.

 Cogí el móvil y marqué el número. Salió el buzón de voz. Sasuke hizo gestos para que le dejara un mensaje preguntándole cuándo y dónde había quedad y que podía localizarme a ese número. Hice lo que me dijo y colgué.

 Me subí a la Blade y nos pusimos de camino de vuelta a casa. Aunque no condujo como un loco, tardamos más en llegar que en la ida. Me dejó en mi Audi cuando empezaba a atardecer. Neji no me había devuelto la llamada. En caso de que me respondiera, Sasuke le diría que me podía localizar en mi móvil. Me hizo prometerme que si Neji no llamaba, quedaríamos él y yo. Me cogió de la mano -en la calle no nos atrevíamos a más-, y me monté al coche. Como siempre, Sasuke esperó a que arrancara y saliera. Por el retrovisor vi como se marchaba.

 Iruka quedó sorprendido de que llegara tan pronto de mi excursión con mis "amigos" y me preguntó preocupado si todo iba bien y que si quería algo de comer. Le dije que me iba a cambiar rápido y que volvía a salir. Eso lo tranquilizó, me deseó que lo pasara bien y siguió viendo la televisión.

 En mi cuarto busqué el móvil. Neji me había dejado un mensaje. Se alegraba de que hubiera decidido ir y me citaba a las ocho en Ichiraku. Eran las ocho y media. Intenté hablar con él con el mismo éxito de antes. Probablemente en Ichiraku no hubiera cobertura. Se me pasó por la cabeza llamar a Sasuke y olvidarme de todo, pero decidí por la discoteca, y si no estaban, ya iría a casa de Sasuke.

 En el baño recordé su advertencia de que no fuera allí solo. Dudé un momento sobre si llamarlo y decírselo, pero ¿qué podía pasar? Iban a estar todos mis amigos, además, el local siempre estaba a reventar. Era cierto que no estaba en la mejor zona, pero nunca pasaba nada aparte de alguna pelea de borrachos, y además, los porteros eran muy eficaces. Además encima de que Sasuke no estaba invitado, no quería preocuparlo por nada.

 Me cepillé un poco el cabello rubio y rebelde, aunque sin mucho esfuerzo. Me costó un poco de tiempo ver que ropa elegir. Por fin decidí por unos tejanos negros y una camisa naranja con un remolino de color negro atrás, unos converse de color naranja con decorados negros. Mi chaqueta remataba el conjunto. Metí mi monedero de ranita a mi bolsillo trasero del pantalón. Esta vez me aseguré que agarraba el móvil y de que estuviera lo suficientemente cargado. Me despedí de Iruka y me fui  Ichiraku. No había pensado que era viernes y tuve que aparcar tres manzanas en un callejón. Ya era de noche, el cielo estaba cubierto de nubes densas que ni siquiera dejaban pasar la luz de la luna. Me subí el cuello de la chaqueta para combatir el frío y aceleré el paso. Pasaban coches, y los escasos viandantes parecían que también tenían prisa como yo.

El Ichiraku estaba en un callejón que lindaba con un recinto industrial. Ya desde lejos oí el retumbar de la música. Una ráfaga de viento frío hizo rodar una lata de refresco vacía. Pasé al lado de un edificio abandonado rodeado de una verja llena de agujeros a pesar de que había un cartel que decía "Prohibido el Paso". Me agarré de la verja para evitar pisar un charco tan ancho como la calle, y al alzar la vista, me topé con un hombre. Di un brincó del susto. Me dijo algo desconocido en una lengua extraña que no conocía, pero si recordé su voz. Era el del callejón detrás del Mangetsu, el hombre del cual Sasuke me había advertido. No se si me reconoció, pero si advirtió mi miedo, su sonrisa se volvió más arrogante y cruel. Se me acercó como si fuera su presa, seguro de que no me podía escapar. La valla me cortaba el paso. Me aferré a ella intentando luchar contra el pánico.

 -¿Qué tenemos aquí?-dijo, y su sonrisa se volvió vaga, pero sin perder un ápice de crueldad. Sus ojos relucían a la tenue luz de las farolas. Era marrón con tintes rojos. El corazón se me salía de la boca.

 -¿Qué...qué quiere? Déjeme pasar, me estan esperando-dije con serenidad, no dejaría que me intimidara.

 Siguió mis movimientos con una gracia, me recordó a Sasuke.

 -¿También está con ellos?-dijo agarrando la valla.

 -¿Quién?-sabía que yo era el del Mangetsu-. No sé a que se refiere-ttebayo.

Casi muero del asco cuando se me acercó y me olió mi cuello con una profundidad inspiración.

 -Inconfundible, hueles a él-rió tontamente-. Pero todavía no te ha hecho suyo, qué poca cabeza-no paraba de reír, parecía estar loco-. Eres un bocadillo delicioso, pequeño. Tendría que haberte compartido conmigo, ahora que lástima, porque se va a quedar sin nada.

 Me cogió del pelo y me lo estiró en un rápido movimiento. Gemí de dolor e intenté pegarle, pero él sólo reía, me agarró del brazo y me lo torció. Tenía que gritar, pero apenas cerré los ojos del dolor. Apretó el brazo y ahí si gruñí del dolor. Desesperado, busqué su cara y con mi mano libre le acerté un golpe en la nariz. Su cara estaba como una dura pared, pero aún así gruñó y me dio un golpe en la sien. Caí al barro, y lo vi retorcerse de dolor. Apenas a un metro de distancia había un agujero en la verja. Oía los gemidos a mi espalda cuando me escabullí por la abertura y corrí tratando de salvar mi vida. No me atreví a mirar atrás, ni siquiera cuando oí su risa persiguiéndome.

Más de una vez me resbalé en el barro y poco faltó para caerme. Cruzaba los charcos que brillaban como aceite a la luz tenue de las farolas. Salpicaban. Tras sortear un montón de chatarra me arriesgué a mirar  por encima del hombro. Había desaparecido. Me agazapé en la sombra, detrás de una máquina de refrescos. Sin aliento, observaba las extrañas formas de las sombras de la calle. No podía creer que lo hubiera despistado. Aparte de la música de Ichiraku no se oía ni una mosca. Me levanté un poco lento y miré a todas las direcciones desde mi escondite. Estaba a un metro de mí, con su sonrisa repugnante; no había oído sus pasos. Volvía a emprender la huída, pero esta vez logro agarrarme de la chaqueta, me desesperé e intenté liberarme de las mangas. Se la quedó en las manos y seguí corriendo. Oía su risa. El miedo me hacía avanzar a ciegas, adentrándome cada vez más al paisaje de chatarra. Aunque no lo oyera o viera, sabía que no estaba lejos. A veces oía un ruido detrás de los esqueletos de hierro tras los que me ocultaba, u oía sus pasos cuando, agachado, me cambiaba de escondite. Un par de veces me topé con él  y casi caigo en sus manos, pero en el último momento conseguí escapar insertándole otro golpe fuerte en el estómago. Tenía toda mi ropa horrible. Apenas podía respirar y la sangre me bombeaba en los oídos. Estaba lleno de barro, tenía la ropa rasgada, se me había enganchado varias veces en trozos de metal. Me ardían las palmas de las manos y sentía como goteaba la sangre de ellas, por tantas caídas que había hecho y en los nudillos también me salían sangre, por golpear un par de veces el cuerpo de metal de aquel hombre. No me respondían las piernas. De vez en cuando oía su risa, y rezaba para no escuchara mis jadeos. Sabía que no podía escapar mucho de él por mucho que quisiera. Me estaba cazando y se lo estaba pasando en grande. Poco a poco me había ido dirigiendo hacia el interior derruido de un edificio abandonado. En lo que había sido un almacén ahora no era nada más que escombros, se me apareció. Intenté escapar y golpearlo aunque ya no me quedaban fuerzas. Tranquilo me bloqueó el paso. La luz de las farolas era tan sólo un resplandor lejano.

 -Ya hemos jugado suficiente-dijo con amabilidad repugnante-. Es hora de que pasemos a cosas serias.

 -No, onegai-supliqué retrocediendo, mientras apretaba los puños en caso de que se acercara a mi, lo golpearía.

 Su ropa apenas tenía salpicaduras. Me cogió de la barbilla, tenía la mano fría. Traté de golpearlo como antes había pensado, pero en un rápido movimiento me agarró las dos con su mano libre y me las puso arriba de la cabeza, aporreándome en la pared. Trataba de moverme pero no podía zafarme, me tenía agarrado con una fuerza descomunal, con mis piernas traté de patearlo, pero se puso entre ellas con fuerza, apreté los dientes. Me inclinó la cabeza, descubriendo mi cuello. Estaba como atontado, incapaz de pensar o siquiera hablar. Su sonrisa de repente se volvió en un relinchar de dientes y me soltó. Caí al suelo inconsciente como un saco de huesos. Vi dos formas oscuras levantarse y enfrentarse. El hombre que me había perseguido decía algo extraño en esa lengua desconocida y mi salvador respondió con un gruñido. Se parecía a Sasuke, ¿cómo era posible? De un golpe, mi perseguidor se cayó violentamente sobre la chatarra. Intenté distinguir algo más que sombras. Forcejearon y cayeron en un charco. Por fin reconocía al otro. ¡Era Sasuke! Respingué cuando el hombre le golpeó la cabeza contra el suelo, pero él le metió los dedos en los ojos, se lo quitó encima de una patada y el otro aterrizó de espaldas sobre un montón de chatarra. Antes de que incorporara, Sasuke lo había inmovilizado poniéndolo de rodillas sobre sus brazos. Dijo algo en un idioma extraño y le tiró el pelo de la nuca, intentándolo quitárselo de encima, aterido de miedo. Sasuke se soltó sin dificultad y se abalanzó sobre el cuello mostrando los dientes con tal agilidad que me recordó a una cobra en su ataque mortal. Se escuchó un alarido, que acabó en un desagradable ronquido gutural. Por fin Sasuke se levantó y le torció el cuello, que crujió como la madera. De repente sólo oía un jadeo.

 El tiempo se detuvo; Sasuke se dio la vuelta lentamente y vino hacia mi. Me miró fijamente a través de las sombras, se limpió la boca con el revés de la mano. Le brillaban los ojos obsidiana con tonos rojos, rodeado extrañas comas de color negro. Cuando comprendí lo que acababa de presenciar retrocedí aún tirado en el suelo para topar con la pared, en ese  momento no podía reconocer a Sasuke, había presenciado toda esa matanza y lo único que podía hacer era quedarme ahí aferrado a la pared, como si fuera un pequeño animal aterrado. Se puso tenso, había oído algo desde lejos, pero yo no oía nada, y vino rápidamente hacia mí. Yo respingué asustado y aterrado. Tenía el resto de un líquido oscuro en la comisura de los labios. Me cogió de barbilla y comencé a temblar y me inclinó la cara como un muñeco, descubriendo mi cuello. Suspiró aliviado.

 Oí gritar mi nombre, Sasuke volvió e inmediatamente después clavó  su mirada en la mía. Algo extraño penetró en mi cabeza: una voz y una serie de imágenes. Me hacía daño. Apreté mi cabeza con las manos, metiendo mis dedos en mis rubios cabellos y cerré los ojos fuertemente.

 -¡Naruto!-gritaron-. ¡Aquí! ¡Está aquí!-se oían pasos apresurados por el barro.

 Me cogieron de los hombros y me zarandearon.

 -¡Naruto! ¡Despierta! ¡Dinos algo!-exclamaron-. ¡Por favor, Naruto!

La voz se abrió paso y retumbó en la oscuridad de mi cabeza hasta que logré abrir los ojos. Era como si estuviera en vuelto mi cerebro en algodón. Vi una silueta.

 -¿Sa-Sasuke?-dije aturdido.

 ¿Por qué tenía tanto frío? Intenté incorporarme y apoyé la espalda.

 -Soy Neji. Menos mal que hicimos caso a Hinata y lo llamamos. Nos dijo que te había dejado en casa y que ibas a venir. Entonces empezamos a buscarte.

 Me tapó con su chaqueta de cuero. ¿Qué hacía yo tirado en el barro? Detrás de Neji había otras sombras. Reconocí a Hinata y a Gaara.

 -¿Está herido?-dijo Gaara arrodillándose.

 Lo miré confuso: ¿herido? Kiba, Sai y Lee, se acercaron con Ten-Ten, Shikamaru e Ino y un par más.

 -Lo dudo pero está en estado de shock-Neji se volvió hacia mí-¿Qué te ha pasado?-preguntó preocupado.

 -Tres tipos... me... me persiguieron. Pero... pude escapar-balbuceé como si recitara un discurso estudiado una y otra vez. Confuso, fruncí el ceño. Me zumbaba la cabeza y me llevé la mano a la sien.

 ¿Tres tipos? ¿Qué estaba diciendo? Sólo había sido uno. Me persiguió hasta ahí y luego... luego...

 Escuché lo que decían Hinata, Neji y Gaara. De repente estaba seguro de que ahí atrás había un muerto, pero no había más que barro.

 -No quiero imaginarte lo que te hubieran hecho-dijo Ino asustada. Todos a su alrededor asintieron.

 -Tenemos que llamar a la policía-dijo Gaara ayudándome a levantar-. ¿Podrías describirlos, Naruto?

 -No, estaba oscuro y fue todo demasiado rápido-dije de nuevo con la sensación de recitar algo de memoria. Cuando me di cuenta de las implicaciones que tenía, exclamé-¡No! ¡A la policía, no! Se enteraría mi tío y no me dejará dar un paso más solo. De todos modos no podría identificarlos.

 -¿Estás seguro...?-no estaba de acuerdo.

 -Si no quiere, no tenemos que llamar a la policía-dijo Hinata abrazándome sin importarle que estuviera lleno de barro-. Ven, te llevo a casa.

 Sentí terror; si Iruka o Kakashi me veían en ese estado sería igual o peor que hablar con la policía. Pero no dije nada, seguramente podría entrar sin que me vieran. Kiba, Gaara y Neji nos iban acompañando al coche para traer a Hinata de vuelta. Buscando la llave del coche se me cayó el móvil, Neji se agachó para recogerlo.

 -Siento haber fastidiado tu fiesta-murmuré.

 -No tienes que disculparte-dijo triste-. Si no te hubiera dicho que no trajeras a Sasuke, esto no habría pasado.

 De repente sentí que caía al vacío.

 "Tres tipos te siguieron. No recuerdas como eran, todo fue demasiado rápido y estaba oscuro. Corriste y te persiguieron hasta aquí donde te escondiste y se cansaron de buscar. Olvida todo lo demás, no ha pasado nada fuera de lo común"

 La voz de Sasuke susurrándome al oído, un torbellino de imágenes en mi cabeza, sus negros pozos y obsidiana con destellos rojos mirándome.

 -¿Naruto, estás bien?

 Pestañeé aturdido. Me entró frío de repente, y no era sólo por la ropa mojada. Hinata me miraba preocupada.

 -¿Quieres que te lleve al médico?

 Negué con la cabeza. Todo a mí alrededor era irreal. Hinata me dijo algo y tardé en reaccionar hasta darme cuenta de que quería saber donde estaba mi coche. Parecía un zombi. Gaara, Kiba y Neji nos acompañaron hasta el Audi y luego fueron por su coche. Hinata me miró preocupado y arrancó. Me hice una bola en el asiento y miré por la ventana a la oscuridad. Era como si había  envuelto mi cabeza en una manta húmeda y pesada y no me dejaba pensar. Sólo seguía presentándose esas increíbles imágenes que me daban ganas de gritar.

 -¿Quieres que entre contigo?-preguntó Hinata.

 -No, estoy bien-aseguré.

 La vivienda de Kakashi encima del garaje tenía las luces apagadas. Tampoco había nadie en la cocina o en la sala de estar. Salí del coche con un vago sentimiento de alivio. Hinata dio vuelta al coche y me dio las llaves.

 -¿Seguro que estás bien?

 -Sí, no te preocupes.

 -Llámame, ¿vale?-dijo sonriéndome parcamente-. Sea la hora que sea.

 No se marchó hasta que se lo prometí. Al marcar el código de la alarma y abrir la puerta me temblaban las manos. La casa estaba oscura y silenciosa. Subí la escalera sin hacer ruido y para no encender la luz, me abrí camino a tientas hasta mi habitación. Respiré hondo cuando cerré por fin la puerta, me quedé inmóvil un momento en la oscuridad. Encendí la luz y me tiré en la cama. Abstraje la vista, el temblor pasó de mis manos a mis brazos y de mis brazos a todo mi cuerpo. No podía pararlo. Solo, volvía al desasosiego... y las imágenes. Me quité la ropa sucia, me puse una toalla y entré al baño como un sonámbulo. Ducharme, secarme, lavarme los dientes: lo hice todo mecánicamente. De vuelta a la cama abracé mi almohada y me quedé mirando la pared, abstraído. No me importaba que tuviera los ojos abiertos o cerrados, veía lo mismo: al hombre que me había atacado cogiéndome la barbilla, girándome la cabeza descubriendo mi cuello y acercándose mostrando los colmillos; a Sasuke mordiéndolo el cuello del hombre como una cobra de largos colmillos blancos y afilados, que todavía se asomaban al acercárseme y decirme que no había pasado nada fuera de lo normal; no podía dejar de mirarlos, incluso a pesar de que me pidió que olvidara todo lo que había visto; un líquido oscuro en la comisura de sus labios que sólo podía ser sangre. Era como una película que pasaba una y otra vez.

 Suspiré. Algo le había salido mal, yo no había olvidado lo que había sucedido-por lo menos no por más de unos minutos-, aún cuando mi razón se negara a aceptarlo y creer lo que sin duda había visto: Sasuke mordiendo su cuello de un hombre, bebiéndole toda la sangre y finalmente retorciéndole el pescuezo. No podía ser. Me abracé con fuerza a la almohada. No tenía sentido, los vampiros no toleran la luz del sol, y Sasuke venía al instituto todos los días y había estado con él en el río. ¡No tenía sentido! Sin embargo, había visto lo que había visto. Me cubrí la cara con las manos, intenté ordenar el caos de mi cabeza. Me froté la cara, sólo había una manera de resolver sin que me tacharan de loco.

 Encendí el ordenador, me conecté a Internet y busqué información sobre vampiros y vampirismo. Entré a las páginas sobre mitos y leyendas, pero no añadían nada a lo nuevo a lo que ya se había visto en las películas de terror. Los vampiros -masculinos y femeninos- se alimentaban exclusivamente de sangre humana y mataban para satisfacer su sed, aunque los mordidos se convertían en vampiros, y por lo tanto, inmortales. Sobre eso había diferentes teorías. Si se exponían a la luz del sol podían sufrir quemaduras o acabar reducidos a cenizas. Por eso no salían  de día de su ataúd o de su sepulcro. Se sumían en un estado de inactividad de que no podían salir, como si estuvieran muertos. De ahí que ése fuera el mejor momento para cazarlos. No había un método seguro para acabar con un vampiro, aunque el más corriente era clavarles una estaca al corazón y quemar el cuerpo. Los vampiros eran pálidos y muy atractivos, por lo menos en la mayoría de los casos. En un par de páginas aparecían que estaban medio momificados y que su aspecto era más bien de ancianos, y que solo se asemejaban a los humanos después de haber bebido sangre. Además, afirmaban que sus colmillos siempre estaban a la vista. Eran más fuertes y más rápidos que las personas y se movían con más sigilo. Se empezaron a repetir las descripciones y dejé de leer. Me ardían los ojos estaba cansado.

 Sasuke era pálido y atractivo y, si tenía en cuenta la peligrosa  elegancia de sus movimientos y lo que había pasado en el Mangetsu, lo de "más rápidos" y "más sigilosos" le venía como anillo al dedo. Además estaba lo que había presenciado esa noche. Sólo me confundía el hecho de que otro hombre fuera también vampiro. No cabía duda. No cabía duda de que lo era, había visto sus comillos de cerca, pero en ninguna otra página decía que los vampiros también bebieran a los de su especie. Pero ¡lo había visto con mis propios ojos! No me equivocaba, como tampoco me equivocaba en que Sasuke quería hacerme olvidar de todo. En ninguna página leí que los vampiros podían manipular a las personas y a los animales sin que se dieran cuenta. Me mordí el labio inferior. Una parte de mí se resistía a creer que Sasuke era un vampiro esgrimiendo como prueba de que lo había visto pasear a la luz del sol en pleno día.

 Intentado comprender lo incomprensible, me acordé de lo que me dijo Sai el día en que vimos la película de terror en casa de Gaara. Sakura lo había mandado a buscar información sobre Sasuke,  y en Internet sólo había encontrado a un par de acróbatas del siglo pasado con ese apellido. Lo busqué. Me quedé sin aliento cuando me mostró los resultados de la búsqueda. Hice clic sobre el artículo Nyusu Konoha de 1901, que anunciaba la actuación de los famosos hermanos Uchiha. Su excepcional espectáculo acrobático, fuego y música tenía lugar sobre un cable a 30 metros de altitud, entre dos edificios, lo que para esa época era mucho. Había una foto en el pie de página que tardaba mucho en cargarse. Supongo que por eso Sai no dijo nada, porque no había tenido paciencia. Salían dos jóvenes sonriendo a la cámara. Pestañeé incrédulo, uno era Sasuke y el otro un poco más grande que él y muy parecido, sólo que con el pelo más largo, pero tenía un gran parecido con él. ¡Por Kami-sama, qué pasaba aquí! Leí el artículo sin dar crédito. El hermano mayor de Sasuke, Itachi, hacía malabares con fuego en la cuerda floja, mientras que Sasuke, conocido como el Violinista del Diablo, tocaba con tanta maestría sobre el cable como sólo se escuchaban en los grandes escenarios. También eran famosos por los números temerarios que hacía juntos. Ninguno de los dos usaba algún tipo de seguridad o pértiga. Recordé que en el Mangetsu, Sasuke me dijo que su familia era del mundo del espectáculo. Continué leyendo.

 "Tragedia en las alturas. El Violinista del Diablo cae desde 30 metros de altura. Uchiha Sasuke herido de gravedad"

 La versión oficial decía que se trataba de un accidente, pero se temía que hubiera sido provocado. Un cable tensor se había soltado, nadie se explica como, especialmente porque los hermanos lo verificaban todo en persona. Estaba solo cuando ocurrió, lo pilló desprevenido y perdió el equilibrio. Los médicos luchaban por su vida, aunque tenían pocas esperanzas.

 Mis manos se aferraron al ratón. Intenté relajarme. Seguía otro artículo, posterior y breve, en que se comunicaba de que Uchiha Sasuke había fallecido dos días después del incidente, que ni siquiera había salido del coma, y que Uchiha Itachi había cancelado todas las actuaciones. La pantalla absorbía toda mi atención y me sentía de nuevo aturdido. Ausente, imprimí el artículo y la foto. Necesitaba algo a lo que aferrarme. Con las hojas en la mano me metí a la cama y me hice bola con la almohada. El reloj mostraba casi las tres de la mañana. Me di cuenta de que había apagado el ordenador y la luz por pura inercia y no me había dado ni cuenta. La luz de la luna dibujaba un rectángulo plateado en el suelo de mi cuarto; me quedé con los ojos abiertos y con las hojas en mano. Uchiha Sasuke había muerto en Konoha en 1901 ¿Qué había pasado después? ¿Cómo se convirtió en vampiro? Porque no cabía duda de que lo fuera. No había otra explicación para lo que había presenciado esta tarde. Además no había cambiado nada en más de cien años, ¿o quizás sí? Él mismo me había dicho que había tenido un accidente. ¿Qué había pasado en el hospital?

Me pasé toda la tarde sin pegar ojo, ensimismado mirando la pared, intentado ordenar los pensamientos y tranquilizarme, hasta que me subí en un incómodo letargo.

Continuará...

Notas finales:

Sin duda fue otro capítulo favorito para mi xD ja, ja, ja.

¡Niaa! espero que les haya gustado mucho, como a mí.

No olviden dejar sus comentarios, ya que sin ellos no podría actualizar ;D acepto de todo n.n

Les mando muchos besos y abrazos.

Nos leemos n_n


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