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El amor es....ciego por FanDeixSaso-x3

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Notas del capitulo:

;-;  Hoy entro a la escuela TT__TT

Pero eso (aun) no me impide publicar el 2do cap!!!!! *O*

X3  Agradecimientos especial a las 3 personas que me dejaron comentario

U¬¬  Me disculpo por adelantado si es que el jodido texto sale en blanco y gris; pero es que, yo aun no se como demonios hacer para que no salga así ;o;

[N/A:Chicas, las que comentaros, ustedes saben quienes son así que ¿para que decirlo con formalidades? XD]

// Encuentro //

 

El rubio cerró los ojos para volver a dormir, esperando no volver a soñar eso; pero el sonido de la alarma de su celular le hizo caer en cuenta de que ya debía levantarse para ir a la universidad.

 

-Maldición…-    Susurro colocando una almohada sobre su cara para no escuchar el molesto ruido; pero en vez de eso, pudo escuchar claramente como su celular empezaba a vibrar y sonar, señal de que estaba recibiendo una llamada. Exasperado por los ruidos, tomo el celular, miro el número y contesto    -¡¿Qué demonios quieres tan temprano, Abel?!-

 

-Alguien despertó de mal humor, ¿no?-     Dijo burlonamente una vos femenina al otro lado de la línea     -Solo quería recordarte que hoy volvemos a la escuela… Mihael-   El rubio sabio claramente que la chica estaba disfrutando de pronunciar su nombre, lo cual le causo escalofrió. 

 

-¿Solo… por eso… me llamaste…?-    Le costó bastante trabajo no gritar; pero pudo escuchar un suspiro por parte de Abel.

 

-Claro que no… también quería escuchar tu vos, amorcito-    Dijo melosamente.

 

-… Eres una fastidiosa-    Dijo asqueado.

 

-Como sea, tienes que llegar temprano a la escuela, ¿entendiste, Mell?-    Dijo seria.

 

-¡Deja de ponerme estúpidos “apodos”! ¡Maldita seas; solo dime Mello!-   El rubio exaspero por la chica.

 

-… A ti no se te quita lo amargado ni con alguien que te quiera ¿verdad, bombón?-     Y antes de que el rubio pudiera reclamar algo a gritos, Abel corto la llamada, dejándolo con la palabra en la boca.

 

-¡Maldita perraaaa!-     Aventó el celular hacia las sabanas y se recostó de nuevo en la cama, cubriendo su cabeza con una almohada para ahogar sus gritos de frustración.

 

^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+

 

Mello desayuno rápidamente en la nada pequeña cocina de su mansión, debido a que odia cocinar, pero no tiene quien lo haga por él. Aun que por un tiempo tuvo como “tutor” a su maestro particular, ya que este era como un padre para su padre, quien se preocupo por el hasta que cumplió la mayoría de edad, nunca lo vio como alguien importante en su vida. Incluso llego a pensar, que hubiera estado mejor si lo hubiesen llevado a un orfanato, pero luego se da cuenta de que entonces no tendría todo lo que ahora, y sin ningún esfuerzo, tiene.

 

Su celular empezó a vibrar en el bolsillo de su pantalón negro de cuero, sacándolo de sus pensamientos; tomo el pequeño artefacto y reviso el número del nuevo mensaje que le había llegado.

 

-“¡Maldita seas; eres una plaga, Abella!”-    Pensó molesto antes de leer el mensaje; el cual decía: “Mell, se te está haciendo tarde, así que deja de fantasear y trae tu sexy trasero a la escuela ¡Pero ya!..... kisses for you”     -“Eres más que una plaga…”-   Guardo el celular y se encamino hacia la puerta.

 

Salió de la casa y lo primero que vio fue a su vecino de enfrente salir también. Ambos muchachos fijaron su vista en el otro, aun que hubiese una considerable distancia entre ellos, podía notarse la tensión. El alvino de la otra casa, le dedico una sonrisa, intentando relajar el ambiente, pero solo consiguió que Mello lo mirase con todo el odio que sentía por él, desviara la vista arrogantemente hacia su camino, y fuese a su destino.

 

Camino con parsimonia por algunas calles, no es que tuviese mucho tiempo, pero tampoco le esperaba alguien. “¿Abel? bah, fastidiosa” era lo que cruzaba por su mente al pensar en alguien importante. Paso por muchos lugares ya conocidos por él, después de todo, llevaba toda su vida viviendo en la misma casa. Y nunca considero comprarse un auto cuando tuvo la oportunidad, ahora se arrepiente de ser el único muchacho de su edad sin uno; aun así, no va a ser otra “oveja del rebaño” de ricos. El tiene un no-se-que, que lo hace muy diferente a todos los demás.

 

Llego a una esquina donde el camino se dividía en dos; el que iba directo a la escuela, y el que rodeaba el parque tan grande que casi competía por el espacio con las casas y luego llegaba a una desviación hacia la universidad. No le tomo más de 2 segundos decidir qué camino tomar, pero se quedo de pie en la esquina por 3 minutos sumido en la nada de la avenida. Cuando reacciono fue directo hacia el parque.

 

No era un lugar demasiado tranquilo, ya que era la hora en que los niños pasaban con sus padres hacia la escuela; pero tampoco estaba demasiado silencioso. Era el lugar perfecto para pensar y/o descansar de la cuidad, ya que, en el centro casi no podía escucharse el ruido de los autos; además, había mayormente pinos, lo que le daba un aroma bastante fresco, y no dejaba pasar el olor a contaminación.

 

Mello se sentó en una banca cerca del centro, pero noto que le faltaba algo. Por instinto busco en su mochila negra una barra de chocolate pero, pese a haber revisado en todos los lugares posibles de esta, no hallo. Por la culpa de la fastidiosa de Abel había olvidado guardarlos, fue lo primero que se le vino a la mente; nunca nada era su culpa, siempre era de los demás.

 

Suspiro frustrado y saco de su cartera un billete pequeño, buscando con la vista algún local donde pudiera comprar lo que necesitaba. Finalmente localizo una tienda cerca de donde estaba, solo le tomaría unos minutos ir y volver. Se puso de pie algo fastidiado y camino hacia el local.

 

^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+

 

Abrió la envoltura del chocolate justo cuando salió de la tienda, notando al momento de hacerlo que alguien ya estaba sentado en la banca que el ocupo anteriormente. Le dio una mordida al dulce antes de guardarlo para ir a reclamar su lugar.

 

-¡Hey, tu!-   Grito cuando estuvo a unos pasos del lugar, los cueles acorto enseguida.    –Esa banca es mía-    El otro no inmuto sus facciones, aunque con el cabello rojizo semi-largo y unos googles cubriéndole la cara, al igual que una barba semi-larga no se distinguían sus expresiones faciales.    -¿Acaso estas sordo? Quítate de ahí, que no tengo ni tu tiempo, ni ganas de soportarte cerca mío-    Ni un sonido por parte del otro    -¡Maldita sea, que te quites!-    El rubio romo al pelirrojo por el cuello de su vieja camisa a rayas, rompiéndola, pero logro levantándolo de la banca.

 

-¿D-Disculpe, me estaba hablando a mi?-    Dijo tímidamente, pero dejándose hacer como un muñeco de trapo.

 

-¡Claro que si, idiota! ¿Ves a otra alma en pena por aquí?-   Dijo obviamente molesto.

 

-…Je je, es muy gracioso que lo mencione, ya que, no puedo verlo-    Sonrío levemente.

 

-Mira, no estoy aquí para platicar contigo, estoy aquí porque esa es MI banca, ¿ok?-   Aflojo un poco el agarre    -Ahora vete a buscar moscas a otro lado-    Aventó al tipo hacia un lado, haciendo que cayera al piso, ya que no puso las manos.   

 

 Mello saco el resto de su chocolate y se sentó cómodamente en la banca, mientras veía como el pelirrojo gateaba torpemente hacia otro lugar, chocando con varias cosas antes de hallar un árbol para poder apoyarse y difícilmente, poder ponerse de pie.

 

-… Pobre idiota-    Sintió lastima por el tipo, pero no se iba a rebajar a ayudarlo.

 

Su celular empezó a vibrar, debido a que estaba recibiendo un mensaje. El rubio tomo el aparato y reviso. El mensaje decía: “Maldita sea, Mihael, ¿Dónde mierda estas? ¡Trae tu puto trasero a la escuela, YA! :@”. Obviamente, era Abel quien se lo había enviado.

 

-…Vete a la…-   Un quejido lo distrajo de su posible palabrota. Alzo la vista del celular y observo que el pelirrojo había caído de nuevo.    -…Pobre idiota-   Repitió asqueado por la escena, mientras guardaba el aparato, ignorando completamente el mensaje de Abella.

 

^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+^+  

 

Las horas pasaron y Mello decidió que ese día no iría a la escuela por tres razones: primera, al ser el primer día de clases lo más probable era que no les dieran clases, así que ¿para qué molestarse en ir? Segunda, ya se le había hecho demasiado tarde; y tercera, solo faltaban unas horas para que la escuela terminara.

 

Se abría ido a su casa, pero Watari, el jardinero podría haberlo visto, y no dudaría decirle al hermano mayor de Abel: Elle. Ya que Mello es “el pretendiente” de la chica, Elle lo tiene bien vigilado para que su hermanita no ande con “vagos”, por eso mismo le pidió a Watari, que también es su jardinero, que los vigile. Tal vez por eso Abella era tan fastidiosa.

 

En el transcurso del tiempo, el pelirrojo había tropezado varias veces, pero siempre se ponía de pie; hasta que finalmente, se había sentado al otro lado de parque, no muy lejos de donde estaba el rubio. De hecho, justamente estaban uno frente al otro; Mello recargado en una banca, y el pelirrojo recargado en un árbol; ambos con la vista fija hacia el otro.

 

Mello no podía sacarse de la cabeza la idea de que “el pelirrojo lo observaba”. Aun que intentaba ignorarlo y seguir sumido en sus propio e importantes pensamientos, no podía evitar quedarse observando al pelirrojo; su manera desalineada daba de vestir la impresión de que el tipo llevaba en la calle bastante tiempo pero, no pudo evitar, sentirse atraído por el color de su cabello, pese a estar sucio, desarreglado y con orzuela, era la primera vez que veía a un pelirrojo.

 

-¡Mihael!-    El rubio escucho que gritaban su nombre, y por inercia, miro hacia el lado de donde creyó que provenía la vos.

 

-Maldita seas, Abel ¿Cómo demonios sabes dónde estoy todo el puto tiempo? ¿Me pusiste un localizados o algo así?-   Dijo lo suficientemente fuerte como para que la chica escuchara.

 

-No hace falta eso, eres demasiado predecible-    La muchacha de estatura mediana, delgada pero con curvas, de cabello negro y largo hasta la cintura, de tez blanca y ojos color azul marino lo miraba seriamente.    -¿Por qué no fuiste a la escuela, Mihael?-

 

-¿Acaso te importa?-    Miro hacia otro lado, fastidiado; pero al hacerlo, se dio cuenta de que había volteado a ver al pelirrojo, por lo que volvió a voltear, pero hacia el lado contrario de Abel y el pelirrojo.

 

-¡Claro que me importa! ¡Debó cuidar la educación de mi bebe!-    Dijo melosamente mientras revolvía el cabello rubio de Mello.

 

-¡Maldita seas, Abel!-    Le empujo la mano, y acomodo su cabello revuelto.

 

-Bueno, vamos a tu casa que tengo que explicarte la tarea…-

 

-…..-   El rubio la ignoro, pero luego reacciono ante lo que dijo    -¡¿TAREA?!-

Notas finales:

^^UU  Me atrevo a escribir que, se lo que estan pensando  "¡¿Así se conocieron?!" y que tal vez les paresca... ummm no sé... pero en fin; pues SI, así se "conocieron" xDDD

*-* Hooo, pero en el cap que sigue Mello hará algo por el pelirrojoooo.... así que si quieren saber que esl ¡¡Lean el siguiente capitulo!! X3333

[Jo! una forma de asegurarme qe seguiran leyendo: dando un adelantito xDDD]


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