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Fuego por Zafira

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Notas del capitulo:

Uhmm lamento mucho la tardanza, he tenido mas trabajo del que podía procesar, asi que uno de mis pasatiempos tuvo que ser sacrificado en pos del sagrado sueño que no podía contener... en otras palabras...

tenía tanto sueño al volver que no podía escribir nada buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

jejeje disculpen...

Ahhh, quería agradecer a todos sus reviews, y por sobre todo, aunque tantito tarde...

FELIZ NAVIDAD...

Capítulo 12º:


Estaba tan cómodo entre esos fuertes brazos, que no quiso abrir los ojos, pero una cosa era querer y otra poder… las nauseas matutinas atacaban de nuevo, por lo que nuevamente se aparto de aquellos brazos para ir directamente al baño, cuando salió nuevamente luego de haber vaciado lo poco que tenía en el estómago, se percató que Adalberto no solo ya no estaba dormido, sino que lo esperaba con un semblante muy serio.


¿Me dirás que es por el viaje? – soltó con ironía el mayor…


¡No…! – susurró el mas joven, una parte de él tenía la tentación de contarle la verdad, aunque al mismo tiempo no deseaba que fuera ese día, ni allí, lo mejor era en las tierras de los Grantz lejos, muy lejos de Yuuri - ¡De hecho son los nervios!


¿Nervios por qué? – aquella respuesta lo puso serio, se acercó a su esposo y lo ayudo a volver al cuarto…


¡Porque debo hablar con Yuuri… y con mis hermanos! – Wolfram consideró aquella una buena respuesta, era muy lógico que se sintiera intimidado por aquella situación…


¡Seré yo quien hablará con ellos… no tienes por qué estresarte por eso! – Adalberto acarició dulcemente esos hilos dorados, ahora estaba convencido… en algún momento desde que se unieron en matrimonio… quizás un poco antes, ese joven mazoku, le robó el corazón.


¡Por favor, Adalberto… es algo que debo hacer yo… te prometo que no haré nada malo… confía en mí, por favor! – los ojos esmeraldas del mazoku mas joven miraban fijamente a los zafiros del mayor…


Aunque deseó negarse el heredero de los Grantz no lo hizo, sabía que debía darle un voto de confianza al más joven, aunque si era necesario él se metería, y no dudaría en poner en su lugar así sea al propio maou.


El desayuno transcurrió de manera tranquila, antes  que con nadie, Wolfram citó a sus hermanos para que pudieran conversar, aunque no fue con ellos con quienes se encontró en la biblioteca…


¡Yuuri… creí que hablaríamos mas tarde! – el rubio se sintió tentado a salir corriendo, aunque hizo acopio de todo su control para permanecer firme…


¡Me dejaste esperando ayer… eso fue muy atrevido de tu parte, mi príncipe! – tuvo la impresión de que su corazón dejó de latir en el justo momento en que percibió que aquella voz era la del maou… - ¡Al parecer subestime a ese intruso!


¡Heika… me parece que usted esta confundiendo las cosas… considerando que Adalberto es mi esposo… no es ningún intruso! – Wolfram se odió al notar que el tono de su voz era irregular, parecía estarle temblando…


¡Es un intruso… por que se metió entre tú y yo… es por eso que tú lo vas a dejar, o yo… voy a acabar con su existencia! – el maou sonrió con malicia, más al notar la perdida de color en el rubio, a pesar de que su plan había fallado, una cosa si consiguió, era que Wolfram estuviera temeroso.


¡No puedo dejarlo… no voy a hacerlo! – el oji esmeralda apretó con fuerzas sus puños, no iba a dejarse amedrentar por Yuuri… él ya había hecho demasiado por alcanzar a su ex prometido en el pasado, ya no iba a hacerlo más, y menos ahora que al fin conseguiría algo de estabilidad - ¡Lamento esto, Yuuri, pero si no aceptas mi nueva situación, creo que ni amigos vamos a poder llegar a ser!


¡El único que no entiende eres tú! – Sin que Wolfram pudiera evitarlo, Yuuri ya lo había acorralado contra la pared, sujetándolo de ambas muñecas - ¡Si lo que deseas es que él siga en el otro mundo a su hermano, es lo que obtendrás! – Yuuri sonrió aunque lentamente su mirada cambiaba de la mirada gatuna a la normal al notar las lágrimas de temor del rubio - ¡Por qué no entiendes Wolf… te necesito, y quiero que estés conmigo!


¡Tú no vas a hacerle nada… por que yo jamás te lo perdonaría… ya no hay nada entre nosotros Yuuri, se acabó! – el oji esmeralda gritó con furia liberándose momentáneamente del agarre del moreno, quien rápidamente volvió a ejercer fuerza para retenerlo.


¡No me dejas más alternativa que obligarte! – soltó fríamente el de cabellera oscura… - ¡No lo volverás a ver con vida! – aquellas palabras Yuuri las dijo con rabia, no entendía… le carcomía la idea de que su Wolfram pudiera haberse enamorado de Adalberto.


¡SUELTELO, HEIKA! – Adalberto había escuchado una especie de golpe, al encontrarse con sus cuñados en la sala supuso que la conversación con el maou se había adelantado, y como era de esperarse ese mocoso nuevamente estaba propasándose con su esposo.


¡Justo a quien quería ver! – la poderosa energía del rey demonio se lanzó en forma de dragones de agua hacia el mazoku de fuego que recientemente había interrumpido, quien intento defenderse, más fue expulsado de la habitación por la ventana de manera muy violenta…


---*---


¡Wolfram! – Conrad había detenido a su hermano antes de que saltara por la ventana para impedir aquel enfrentamiento, Gwendal había salido en aquella dirección junto con Waltorana para impedir la pelea - ¡Tranquilízate!


Sentía su corazón a punto de salírsele del pecho, Yuuri atacaba a Adalberto con fiereza, aunque su esposo no se quedaba atrás, no por nada era todo un guerrero mazoku.


Un golpe especialmente fuerte mando a volar unos cuantos metros a oji azul, por lo que ya no pudiendo aguantar la escena, el oji esmeralda por fin logró librarse del agarre de su hermano y pudo dirigirse también en dirección al patio.


¡BASTA, BASTA LOS DOS! – gritó cuando ambos estuvieron en su campo visual - ¡Adalberto! – sin pensarlo dos veces fue en dirección a su esposo, aunque Gwendal quiso impedírselo, su hermano menor fue más rápido, pues antes que ninguno pudiera preverlo, Wolfram lanzó una bola de fuego en dirección al maou - ¿Estas bien? – pregunto arrodillándose junto al cuerpo de Adalberto


¡Wolf… ¿qué demonios haces aquí?… no te metas en este asunto! – se quejó el mayor, aunque era claro que a duras penas permanecía consciente…


¡Me parece que ha perdido lord Von Grantz… eso quiere decir que no es digno de Wolfram… y que él volverá conmigo! – soltó el maou con suficiencia, observando seriamente a quien yacía junto a su rival.


¡Yo no iré contigo a ninguna parte… estoy casado… ENTIENDELO! – gritó el tercer hijo de la ex maou con frustración - ¡Además…! – y aquel semblante puso nerviosos a los familiares de rubio - ¡Yo no necesito a nadie para que pelee por mí… no hay manera de que yo renuncie a mi nueva familia… ya lo he olvidado, Heika!


Esas palabras encendieron la furia del maou, quien sin contemplación lanzó su ataque hacia su ex prometido, la verdad su verdadera intención era acabar con quien se había interpuesto entre ellos, pero Wolfram recibió el ataque con su espada, todo parecía indicar que no estaba dispuesto a permitir que lastimara a Adalberto, incluso su maryoku estaba reaccionando para evitar que dañaran al oji azul.


¡Veremos si en realidad lo has hecho! – Yuuri rodeó con uno de sus dragones de agua al oji esmeralda en un movimiento muy rápido, con su poder impidió que otra bola de fuego llegara hasta su cuerpo - ¡Te tengo…! – sonrió con malicia al ver totalmente a su merced a su ex prometido - ¡Parece que olvidaste con quien te enfrentas, mi príncipe… jamás has podido vencerme… y esta no será la primera vez!


¡Ahhhhggg! – Wolfram se quejó de lo fuerte del agarre, de pronto sintió pánico, observó a Yuuri aproximarse a él lentamente, estaba asustado, el aura del maou era muy oscura - ¡Suéltame…! – murmuró cuando sintió que era mucho mas fuerte la presión en su cuerpo…


¡Discúlpate con nosotros, mi demonio de fuego… te perdonaré lo que sea… aunque después de esto, jamás podrás dejar nuestro lado, y menos volver a verlo! – habló con autoridad el peli oscuro, se acercó más al menor, con firmes intenciones de reclamar sus labios como el vencedor que era.


¡Yuuri… Yuuri, suéltame, me haces daño… Yuuri, mi hijo… suéltame! – murmuró con agonía el demonio y en el semblante del maou se formó una mueca, su vista se dirigió al vientre plano, su mano derecha expidió una luz azulada, que se dirigió hacia aquella zona, los ojos del mazoku se abrieron en desmedida aterrado… - ¡Yuuri no…!... ¡AHHHGGRR! – gritó por la extraña sensación de dolor…


¡No puedo permitir que esto continúe…! – soltó con rabia contenida el rey demonio, al tiempo en que unas cuantas lágrimas escapaban de los ojos del rubio…


¡HEIKA NO… EL BEB…! – se escuchó la voz de Gisela desesperada…


¡Yuuri, Yuuri, ayuda... no… uhmgg! – estaba por desmayarse, pero la sensación desapareció, y al abrir los ojos pudo notar que Yuuri se sostenía fuertemente la cabeza… el agarre del dragón de agua disminuyó, y por fin se vio liberado…


¡Yo jamás te haría daño, Wolfram! – dijo al fin el moreno, miró seriamente al rubio - ¡aceptaré mi derrota solo por ahora… jamás dañaría nada que viniera de tí…! – Yuuri le dirigió una mirada de profundo odio al rubio oji azul   que ya se había incorporado y que miraba totalmente anonadado primero a Gisela y después  a Wolfram - ¡NOS VAMOS! – soltó el rey y sin mas se dirigió hacia sus consejeros…


Wolfram no dijo absolutamente nada, estaba aún algo asustado, el primero en reaccionar fue Waltorana que había ido a estrecharlo entre sus brazos, el siguiente fue Adalberto que se le acercó seriamente, y sin decir más lo abrazó.


---*---


¡Pudiste habérmelo dicho, Gisela! – se quejó el heredero de los Grantz, estaba muy alterado, Wolfram se había quedado dormido luego de beber unos de los brebajes que había preparado la médica, ya cuando lo habían dejado descansar la mujer tuvo que afrontar al furioso tío y al totalmente descontrolado esposo…


¡Ya les he dicho que era por la delicada salud de su excelencia… era muy poco probable que el embarazo evolucionara favorablemente, no quería poner mas presión en él! – soltó la joven algo avergonzada, sabía que había hecho mal, a la primera persona a la que debió comunicarle era a Adalberto.


¡Creo que en vano es que ahora reclamemos, lo importante es que tanto Wolfram como su hijo estén bien! – la oportuna intervención de Alberos apaciguó los ánimos…


¡El se encuentra bien, su excelencia… ambos lo están! – confirmó la peli verde… - ¡Ahora déjeme atenderlo, Adalberto… usted está herido!


¡Estoy bien! – dijo sin más el oji azul antes de salir del lugar en dirección a su cuarto…


Una vez adentro, observó al durmiente, aún no estaba seguro de cómo se sentía con aquella novedad, aunque era claro que una parte de él sentía culpa, pues había sido ciertamente irresponsable de su parte, llevar al menor a tierras humanas en ese estado…


Sonrió al notar que una de aquellas blancas manos estaba sobre el vientre del oji esmeralda, se acercó con cuidado y se acomodó a lado del durmiente, acarició con delicadeza su rostro, la simple idea de tener un hijo con aquella apariencia le brindó una sensación que no podía comprender… pues rayaba entre angustia y felicidad.


Los rayos de sol consiguieron arrebatarle del mundo de los sueños, abrió con lentitud los parpados, se sintió un tanto confuso al principio, más rápidamente recordó todo lo acontecido… mordió sus labios al notar quien compartía su lecho… Adalberto se veía muy sereno mientras dormía, deseó con todas las fuerzas de su corazón, que al despertar se mantuviera de la misma manera… aunque temía que de la sesión de explicaciones no se iba a librar tan fácilmente.


Con sumo cuidado se fue incorporando del lecho, cuando estaba a punto de lograr salir airoso, un fuerte agarre en el brazo lo devolvió a su lugar original…


¿Adalberto? – murmuró sintiéndose un poco nervioso…


¿Pensabas huir? – preguntó el mayor abriendo los ojos y observando fijamente al menor…


¡N.. no…! – respondió un tanto nervioso Wolfram, aunque rehuía la mirada de su esposo.


¡Dime… ¿Cuándo tenías la intensión de confesármelo?! - preguntó tranquilamente el mayor, sin soltar su agarre del mas joven.


¡Al llegar a Grantz! – respondió tímidamente el menor, y al fin sus ojos se encontraron con quien lo aprisionaba…


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Había pasado ya un mes desde que habían regresado a las tierras Grantz, como era de esperarse la novedad del embarazo de Wolfram ocasionó numerosas visitas de los otros integrantes de la familia, cosa que no solo no ponía muy feliz al joven, pues las primas de su esposo eran unas verdaderas arpías, sino tampoco a su esposo, para quien todos eran una molestia, más considerando que él prefería que el oji esmeralda se la pasara guardando cama en lugar de atender a las visitas.


A pesar de que Gisela había dicho que el embarazo estaba bien, tanto Alberos como Adalberto preferían que Wolfram no practicase ningún tipo de actividad física que requiriese mucho esfuerzo, de no ser por la intervención oportuna de Waltorana incluso le habrían prohibido salir del castillo.


¡Embarazado no lisiado! – se quejaba el más joven ante la nueva negativa por parte de Adalberto de salir a montar.


¡No voy a discutir eso contigo, Wolfram… es muy peligroso así que mi respuesta sigue siendo, No! – habló tranquilamente el oji azul volviendo a leer el libro que tenía en su mano.


¡No es justo… si sigues en ese plan te aseguro, que iré con mis hermanos!  - soltó con molestia el mas joven poniéndose de pie y dirigiéndose a la puerta…


¡Hazlo… quiero ver a Gwendal von Voltaire permitiendo que su pequeño hermano menor cometa imprudencias estando en ese estado… o al León de de Ruthenberg entregándole una espada… ni qué decir de la ex maou…! – hablaba tranquilamente Adalberto también poniéndose de pie, y notando la molestia cada vez mayor en su consorte… - ¿O crees que me equivoco?


¡Idiota! – soltó el de cabellera dorada con los ojos totalmente anegados en lágrimas… cuando el mayor notó aquello comenzó a desesperarse, últimamente Wolfram era muy sensible, y cualquier cosa podía desencadenar un verdadero melodrama que el no estaba dispuesto a soportar…


¡Eso no va a funcionar, así que no lo intentes… sabes que un no, es un no! – dijo con rapidez el oji azul mirando severamente al joven, cuyas lágrimas comenzaban ya a caer…


¡REALMENTE ERES HORRIBLE… TE ODIO, TE ODIO… NO VOLVER… A PERMITIR QUE ME PONGAS UN DEDO ENCIMA… CUANDO TENGA A ESTE NI—O ME LARGAR… DE AQUÍ! – soltaba el menor saliendo a toda velocidad del cuarto, cuando Adalberto salió en su búsqueda se encontró de frente con su padre que al perecer había sido testigo del berrinche…


¡No creo que hacerlo rabiar ayude a su embarazo! – soltó el de edad madura notando la frustración de el semblante de su hijo… - ¡Parece que te está dando muchos problemas!


¡Ya no se cómo tratar con él… parece no entender que esta en un estado delicado, no sólo por su embarazo sino también por que no puede usar a sus anchas de su maryoku! – soltaba Adalberto dirigiendo su mirada en la dirección que había tomado el menor.


¡Es muy joven aún, además es normal considerando que es primerizo! – Alberos  intento ver mas allá de lo que su hijo le decía, después de todo jamás habían hablado de cómo se sentía Adalberto con respecto al embarazo, pues una cosa era casarse y otra muy distinta el tener hijos.


¡Olvídalo padre, iré a buscarlo…! – el oji azul se dirigió a paso lento hacia donde suponía había ido Wolfram, mientras su padre lo miraba preocupado.


---*---


Llevaban una hora sin dirigirse la palabra, Wolfram estaba acostado en la cama leyendo y Adalberto estaba parado cerca de la ventana simplemente mirando… el menor por fin dirigió su atención a su esposo, lo había notado muy extraño desde que todo se supo, según una de las arpías que tenía de primas el oji azul, él no estaba complacido con el embarazo, pues ese hijo no sería de Susana Julia…


Le habían comentado que en aquellos tiempos no había persona más feliz que el primogénito de los Grantz, y que su mayor ilusión era tener varios hijos con su adorada prometida, le habían dicho además, que no lo veían nada feliz en los últimos días, y que era evidente que la novedad de que iba a ser padre, solo le provocaba amargura.


Wolfram intento hacer oídos sordos de aquellas palabras, pero mientras más observaba al mayor, más ciertas parecían aquellas afirmaciones y más amargo se le hacía ese embarazo.


Le había pedido a su tío para que lo llevase a Bielefeld a pasar una temporada, pero Alberos no pareció muy conforme y entonces desistió, permanecer en aquel lugar estaba comenzando a resultarle un tormento, considerando que por las actitudes de su esposo, se le hacía muy difícil sentirse cómodo con su estado. Un millón de posibles situaciones se le formaban en la mente, en cada una de ellas veía a su propio hijo como si fuera él mismo… se preguntaba si acaso su hijo tampoco sería amado por su padre, así como él mismo no lo fue… la idea de una familia estable comenzó a desmoronarse con los días, y sólo dejaba el sabor amargo de la soledad y el miedo…


¿En qué piensas? – habló al fin el oji azul, quien desde hacía ya un buen rato no había apartado su atención de las expresiones de su consorte - ¿Sigues disgustado?


¡No…! – murmuró sin dirigirle la mirada el oji esmeralda…


¿Seguro? ¡Parece que algo te molesta! – mencionó el mayor sentándose a su lado en la cama…


¿Y a ti, te molesta algo? – preguntó entonces el menor, aunque la verdad no tenía ganas de hablar…


¡No es correcto responder con otra pregunta! – acotó el rubio volviendo a apartar la mirada de su consorte…


¡Quiero ir a Bielefeld! – soltó entonces el más joven, al ver apartar la mirada de Adalberto, un extraño nudo se formó en su garganta y supo que no iba a aguantar convivir con esa indiferencia en los meses que le restaban de embarazo…


¿Y qué me darás para que te lo permita? – pregunto entonces el mayor, aún sin dirigirle la mirada…


¡Puedo darte incluso, tu libertad, si eso prefieres! – aquellas palabras lograron atraer toda la atención del mazoku mayor, quien mostraba una expresión molesta…


¿A qué vienen esas palabras ahora? – soltó con enfado Adalberto y Wolfram supo que esa noche las cosas no iban a acabar bien…


¡Que de haberlo podido evitar no me hubiera embarazado, sin embargo, no tienes por qué sentirte responsable… te aseguro que puedo hacerme cargo del niño sin ningún problema! – dijo autosuficiente el menor sin dirigirle la mirada al mayor…


¿Pero qué demonios, estas diciendo? – esta vez Adalberto tomó de los hombros al oji esmeralda, aquellas palabras le habían disgustado en demasía…


¡Que es evidente… que no estás feliz con esta situación, no me molesta que te vayas a las tierras humanas si eso te hace feliz, pero no permitiré que expongas a mi hijo a ningún tipo de rechazo! – soltó entonces también muy disgustado el ex príncipe y aquello que dijera Wolfram logró enmudecer al guerrero mazoku.


¿Qué te hace pensar que no estoy feliz por tu embarazo? – pregunto un  tanto acongojado Adalberto… aunque Wolfram simplemente apartó la mirada sin responder a aquello - ¡Wolfram… responde… mírame… ¿dime por qué piensas eso?!


¡No pareces feliz…! – susurró al fin el mas joven - ¡Además todos dicen que siempre añoraste tener una familia… aunque… no conmigo, sino con Julia! – eso último sonó tan bajo, que  hasta el sonido de un alfiler al caer hubiera sido mas ruidoso…


¡Ya veo… nuevamente han estado tirando cizaña aquellas ratas ponzoñosas! – Adalberto se mostro muy disgustado, una cosa era que lo atacaran a él, y otra muy distinta que atacaran a Wolfram… - ¡Escúchame bien Wolfram… nada me hace más feliz que saber que voy a ser padre… y la idea de que mi hijo pueda parecerse a ti, me llena de emociones muy difíciles de describir pero que nada tienen que ver con el rechazo, todo lo contrario… jamás pensé que podría ser mas feliz en la vida! – nuevamente los ojos del ex príncipe se llenaban de lágrimas, aquello era lo que realmente necesitaba escuchar - ¡Perdóname si he actuado distante… mi temor era que quizás hubieras preferido darle un hijo al maou antes que a mí… esa idea, ha estado torturando mi mente día y noche!


¡Creo… que hemos pasado mucho tiempo con tus primas! – sonrió al decir el tercer hijo de la 26ª maou antes de simplemente acercarse y rozar con sus labios los de su esposo.


---*---


Alberos podía respirar un nuevo ambiente en todos los rincones de la morada Grantz, desde la ventana podía ver no solo a su hijo, sino también a su yerno, recostado en el jardín comiendo y riendo muy felices…


¡Parece que nos preocupamos en vano! – aquella voz le hizo apartar la mirada de quienes amaba, y dirigirla al joven noble que había ingresado sin ser invitado…


¡Así parece! – agregó el mayor sonriendo e indicándole a su amigo, que podía tomar asiento.


¡Me alegra ver a mi sobrino mas feliz… sabía que estaría mejor con alguien de su clase en lugar de con ese niño rey! – Waltorana se mostró distante al acordarse del maou…


¿Y qué sabe de él? – preguntó entonces Alberos tomando asiento.


¡Fue a su mundo por un tiempo, aunque ya ha vuelto… sin embargo, el instinto me dice que no se ha dado por vencido aún… ojala pronto consiguiera una nueva prometida y dejara en paz a mi sobrino! – soltó el líder de los Bielefeld al tiempo de cerrar sus ojos…


¡No se preocupe por el maou, mi querido Waltorana… mejor dígame como está su relación con los hermanos de mi yerno! – el de mirada azul posó sus ojos en los verdes de su amigo…


¡Jamás he tenido buenas relaciones con esos dos… aunque ambos se han mostrado muy interesados en saber como se encuentra el estado de su hermano… por lo menos Gwendal ya a desistido de la idea de anular la boda de Wolfram! – un largo suspiro siguió a aquellas palabras…


¡He pensado en invitarlos a los festejos por mis cumpleaños! – Alberos sonrió al ver la expresión de desconcierto del mas joven, pues era bien sabido que desde la muerte de su mujer jamás había vuelto a organizar un festejo en su mansión… - ¡Aunque claro… necesitaré pareja…! – acotó el mayor pensativo… - ¡Espero que me conceda ese honor, Waltorana!


El rubio de verde mirada no sabía si tomar aquello a broma… pues la expresión de Alberos no era muy fácil de leer…


¡Pues… no le veo el problema…! – una suave risa se escuchó en los pasillos del castillo… mientras en las afueras la pareja recién casada se divertía robándose besos y dándose cariño…


---**---


¿Cómo te sientes Shibuya? – un joven con gafas se acercaba tranquilamente a su compañero  y amigo…


¡Mejor, mucho mejor ahora! – respondió escuetamente saliendo de las sombras…


¡Te llegó una invitación…! ¿piensas asistir? – Murata observaba fijamente al moreno…


¡Sólo me invitaron por educación… pero sabes que mi presencia incomodará a más de uno! – Yuuri tomaba entre sus manos aquella tarjeta, una parte de él realmente quería ir, aunque temía no poder contener al espíritu dentro suyo, si volvía a estar en presencia de Wolfram y de Adalberto…


¡Entonces, es cierto… lo dejarás ir, eh Shibuya! – aquel que era considerado la reencarnación del mas grande sabio ocultó su expresión tras los cristales de sus gafas…


¡Claro que no, mi sabio… Wolfram nos pertenece, y es a nuestro lado donde debe estar! – una energía muy poderosa rodeó el cuerpo de Yuuri… - ¡Simplemente voy a ser mas astuto esta vez, pronto, Wolfram volverá a mis brazos… solo debo esperar… a que este mas débil… entonces, NADIE volverá a entremeterse en mi camino!


¡Si es eso lo que quires Shibuya… permíteme aconsejarte…! – soltó entonces el de piel mas clara sonriendo con malicia… - ¡Asiste a esa celebración, y muéstrate con aquella imagen… uhmmm como diría Sir von Bielefeld… tan enclenque, que no haya nadie que ponga en duda tus buenas intensiones!


¿Qué es lo que tramas, Murata? – preguntó al fin el maou mirando fijamente a su compañero…


¡Sólo cumplo los deseos de Shinou, amigo mío… y su voluntad es, que su descendiente… te pertenece a ti! – Murata abandonó la habitación dejando al maou con una extraña sonrisa…


¡Con esos aliados… ¿acaso puedo perder?! – se volteó a ver aquel jarrón en donde había ordenado, simpre pusieran Hermosos Wolfram, acarició la flor con cariño… “¡Cuando tú hijo nazca… mi plan dará inicio!”…


 


¡Continuará…!

Notas finales:

No se si abran notado, pero este es el fin de Fuego... mi idea original es muy extensa, pero para no aburrir he decidido escribirlo por partes, asi que, espero que dentro de poco les pueda publicar la continuación...

Muchas gracias a todos los que lo estuvieron leyendo, creo que lo que viene les va a gustar igual...

Les mando un fuerte abrazo a todos, y les deseo un MUY PROSPERO A—O NUEVO.

Besos

Zafira


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