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Ludo por Fallon Kristerson

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Notas del capitulo:

Título del fic cambiado! Venganza a lo acrobática = Ludo

Bueno, alégrense porque no será un one-shot, y a causa de esto me veo obligada a aclarar unas cosas... Los chicos están ya en segundo de prepa, 16 años. Gakuto y Yuushi juegan otra vez dobles, mientras que Eiji con Oishi. En cuanto al título del fic, como el otro no me gustaba mucho que digamos, decidí cambiarlo. Primero pense en algo con "juego", puesto que de eso se va a tratar, pero, como ya tengo un fic titulado así, pensé en otra cosa. Ludo se juega de a cuatro, si bien se puede de menos y hay variantes para más jugarores, pero principalmente es un "juego para cuatro personas". "Ludo" significa "Yo juego" en latín. Esa es mi aclaración

2. Castigados

-Terminamos.

La mandíbula del acróbata pelirrojo del Seigaku casi tocó el suelo ante aquella única palabra.

-¿Co-cómo? –preguntó incrédulo Eiji-. ¿M-me estás bromeando? ¿Verdad, Fujiko?

Pero la seria expresión dle tensai lo decía todo: iba en serio. El neko sacudió, aún incredulo, la cabeza. Quería pedirle explicaciones, exigirle un muy buen por qué para ese fin tan repentino, mas Fuji no se lo permitió. Esos ojos azules siempre lo dejaban mudo. Solo había que considerar que esta vez no era porque lo llevaban a hundirse en ellos, sino que esta vez le robaron las palabras el miedo y la confusión. ¿Qué había hecho mal? Solo había tenido esa clase de enfrentamiento una vez y había sido por celos, cosa que no esperaba de Syusuke pero que llegaron. Pero de todas maneras... El asunto con Oishi ya se había aclarado, no veía por qué ahora le cortaba de manera tan fulminante y súbita. Simplemente no lo entendía.

-Fujiko...

Pero ya estaba solo.


-Eres un idiota –farfulló Gakuto con la mente nublada. Yuushi solo rió por lo bajo-. Agh... Yuushi...

El pequeño acróbata suspiró pesadamente, sintiendo que le dolían las muñecas bajo la presión que ejercía una sola mano sobre ellas, mientras que otra mano experta despertaba en él sensaciones que conocía demasiado bien como para intentar resistirse mucho.

-Eres solo mío, Gaku, no lo olvides... –susurró de manera obscena en el oído del pelicereza, mordisqueando luego la pequeña oreja de su compañero de dobles. Gakuto solo asintió como pudo, apresuradamente e intimidado. Uno a cero para el tensai, quien procedió a desabrochar la camisa del más pequeño. Al diablo si los veía alguien, por él que viniese hasta Atobe y ni así se dejaría molestar en su trabajo. Gakuto gimió bajito al sentir como la mano de su novio subía por su pecho... cuando de pronto sonó su celular. Y solo porque aquello distrajo por un momento al Oshitari, fue que Gakuto logró soltarse y sacar el pequeño teléfono rojo de su mochila, sintiendo la mirada molesta del peliazul sobre sí.

-¿A-aló? –masculló el chico al responder.

-Ahm, ¿Mukahi? –olló entonces una vocecilla que le pareció de lo más molesta en aquel momento, pero tuvo que tragar saliva al recordar que por parar con el dueño de esa voz se estaba ganando aquel castigo. Y es más, Yuushi ya lo había acorralado otra vez contra la esquina del vestuario del club de tenis, repartiendo suaves pero exitantes besos a lo largo de su cuello.

-Agh... Ahm, sí, sí, soy yo, eh... ¡Nee-chan! Dime qué pasa... –se trató de imaginar la cara de sorprendido o extrañado o lo que fuese del acróbata rival, pero prefería que ese sujeto le colgara a que Yuushi se decidiera por un castigo más sádico. Sin embargo, el neko pareció captar el mensaje y no hizo preguntas ni reclamó.

-Tengo que hablar contio –pidió Eiji en un tono de voz más bajo a lo que Gakuto asintió.

-Ajá, clar... Ah... no, Yuu... digo, esta bien –balbuceó como pudo el emperador de hielo mientras que su tensai se estaba ocupando de sus pezones y eso de una manera muy torturosa-. Sí, sí, ya voy, dile a mamá que deje de insistir.

Y sin más colgó, o mejor dicho, Yuushi le quitó el celular y lo dejó lejos del alcance del más pequeño.

-Bien, ahora sí –sonrió el Oshitari, a lo que Gakuto palideció.


-Bien, aquí me tienes, acomplejado de gato –bufó Gakuto, inspeccionando a su rival de pies a cabeza-. ¿¡A ti que rayos te pasa!

Eiji no respondió, solo le dedicó una mirada seria y un tanto vacía.

-¿Y bien? –preguntó impaciente el Hyotei y Kikumaru bajó la miraba.

-Oye, a ti... ¿a ti Yuushi te dijo algo? Digo, acerca de ayer...

Gakuto enrojeció a más no poder.

-Ah, yo... esto... ¡eso no te interesa! –bramó el Mukahi, rojo como un tomate.

-Oh, cierto, supongo que estaban discutiendo eso hoy cuando te llamé –le acusó con tomo amargado Eiji-. Se ve que su relación va muy bien.

Gakuto ya iba a contestarle con un gran insulto, pero entonces sol lo miró curioso.

-Ahm, tú... ¿Fuji te dijo algo? –preguntó con cuidado, observando con detenimiento al de cabello rojizo.

Eiji negó con la cabeza y Gakuto frunció el ceño.

-Sí, pero solo algo.

-¿Y bien? No soy adivino, neko feo –le espetó de mal humor Gakuto, mas enmudeció al ver que Eiji no le respondía con otro insulto-. ¿Qué te dijo?

-"Terminamos". Eso me dijo.

Gakuto no sabía que decir. En parte era su culpa, después de todo él lo besó, aunque, si el niño genio del Seigaku había visto algo que lo llevase a tal descición, debió ser el hecho de que su novio –o ex, como sea- no había presentado mucha resistencia y solo se había quedado mirándolo como un idiota. Sí, así era, al menos para Gakuto. Él no tenía por qué sentirse culpable, dado que la vida amorosa del neko no era su asunto, ni tampoco lo sería. Y aunque lo fuese, Gakuto no se sentiría ahora culpable. ¿O si? No, claro que no, aquel no era su asunto...

-Lo siento.

"¿¡Eh! ¿¡Yo dije eso!" pensó perplejo Gakuto al oír sus propias palabras de sus labios. Eiji le dedicó una mirada que se componía de sorpresa, pero extrañamente también de alivio.

-Ahm, no –vovlió a decir el acróbata eplicereza, contradiciéndose a sí mismo. Eiji frunció el ceño y lo observó sin saber qué insulto lanzarle esta vez.

-Idiota, si crees que con eso te libras estás equivocado –explotó por fin, llamando la atención de los pocos clientes que estaban también en la heladería.

-¿Eh?

-¡Es tu culpa que me haya temrinado! ¡No me vas a decir que no!

-¿Ah? ¡Claro que no es mi culpa! –se defendió ahora Gakuto-. Yo te besé y... ¡y aún así Yuushi no me terminó!

-Ajá, ya lo noté –contestó en tono sarcástico Eiji-. Pero te recuerdo que Fujiko no es lo mismo que tu querido novio pervertido.

-¡Cierra la boca, niño acomplejado!

-¡No, no me voy a callar, bebé engrído! –le responidó ahora gritando. No, él no iba a dejar que ese chico se fuese así no más sin arreglar lo que había arruinado.

-¿A no? –le devolvió Gakuto, alzando por igual la voz y sin preocuparse por el hecho de que ya venían a botarlos-. ¡Que lastima por ti, pero ese no es mi asunto!

-¡Si lo es! ¡Y lo vas a arreglar!

-¡Hey, ustedes dos, fuera!

Y afuera estaban, con el humor en el peor de sus estados.

-Bien hecho cereza gorda.

-¿Por donde? Tú eres el que comenzó a gritar...

-Cierra la boca, le harías un favor al planeta.

-Bien, igual me largo –concluyó Gakuto dándole la espalda al Seigaku y comenzando a caminar hacia la estación del metro.

-¡Hey, no! ¡Espera, te dije que tenías que arreglarlo! –protestó Eiji corriendo tras él, y al no ver otra opción más inteligente, se le lanzó encima. Gakuto cayó contra el suelo, con Eiji arriba, sintiendo un fuerte dolor en la mandíbula.

-Ay, serás... –se quejó-. Ya déjamen en paz.

-¡No! –insistió el Kikumaru-.

-Imbécil, ¿por qué no aprendes a arreglar tus asuntos solo?

-Porque ahora es tu asunto –murmuró Eiji. Bien, estaban llamando un poco la atención, no porque fuesen dos chicos tirados en la vereda, uno encima del otro y abrazándolo, sino porque el primer pelirrojo parecía estar cerca de comenzar a llorar.

-No molestes, gato callejero, madura...

-Lo harás –le cortó Eiji serio, quitándose de encima.

-¿O si no qué? –preguntó Gakuto burlón.

-¿O si no? Dios, todo el mundo sabe que Oshitari te es infiel con quien se le ofresca. No sería difícil hacerte pasar un mal rato...

-¡Retira eso, no es verdad! –gritó nuevamente Gakuto, interrumpiendo cualquier cosa más que Eiji hubiese querido decir. Siendo ahora quien se lanzó sobre el otro, llevó las manos al cuello de su camisa y lo miró de manera amenazante.

-Ok, tal vez no lo sea, pero podría averiguarlo –le espetó Eiji-. Admite que tienes dudas...

Gakuto lo soltó de a poco, agachando la mirada, desviándola lejos de la del neko.

-¿Y bien? –apresuró Eiji.

-Yo no desconfío de Yuushi –murmuró Gakuto en un tono que tendía a sonar como infaltil.

-Claro que no –contestó con ironía Eiji y lo miró con seriedad-. Mukahi...

-Me llamo Gakuto, idiota, ¿es tan difícil de recordar? –bufó claramente molesto el pelicereza, a lo que Eiji asintió un poco desconcertado.

-Ah. Bien, Gakuto...

-Ya, solo dime de una vez que quieres que haga. No tengo todo el día para perderlo contigo.


-Ah, hola, soy yo... Sí, ¿qué tal, Syusuke? ¿Ya le terminaste? ... No, aún no, Gakuto salió corriendo luego de la primera parte del castigo...

Notas finales:

Okeeeeey, alábenme que soy rápida actualizando (cuando me da la gana XD) dejenme rr o sere infeliz y quedare desinspirada '0'

Ajajajaja pobre Gaku, lo destiné al dolor XD


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