4. Una difícil decisión
Loki cabalgaba de manera rápida, sus cabellos ondeando al compás del frío viento Asgardiano, la tormenta arreciando, como previniendo todo lo que podría pasar cuando el capitán del sur se encontrara con el del norte. La guerra que antes había comenzado por la dominación del territorio completo ahora había tomado un pequeño toque personal.
Un rubio de ojos azules…
Extranjero…
Shaka de Virgo.
Llegó a la pequeña cabaña que le habían dicho era de Siegfried. Nadie vigilaba, el capitán del norte seguramente estaba confiado en la eficiencia de sus soldados, los cuales nunca llegaron a su destino.
-Por primera vez Siegfried… Puedo presumir que te tengo en mis garras.- Dijo Loki sonriendo y haciendo señas a la tropa que traía a sus espaldas, rodeando la construcción de madera.
-Loki-sama, los atacamos?- dijo uno de los acompañantes, con una sonrisa burlona, en espera de lo que para ellos significaba una victoria fácil.
-No, alguien me dijo una vez que si eres paciente serás recompensado… y por primera vez… voy a hacerle caso.- Siseó Loki, citando las palabras de Shaka, decidiéndose a usar sus propias estrategias contra él, con la plena certeza de que iban a funcionar.
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-Syd…- gemía en la espesura del bosque el chico de cabellos amatistas. Se movía al ritmo que el guerrero de Zeta imponía sobre su cuerpo, ambos fundidos el uno contra el otro sobre la nieve.
-No vuelvas a retar mi autoridad delante de los demás Alberich…- Siseó Syd castigando al chico aumentando sus embestidas, sumiendo el delgado cuerpo de Alberich en la nieve, haciendo que copos blancos se acumularan en su cabello.
-Hn…- Fue la única respuesta del otro, dejando que su cuerpo respondiera a todos los estímulos del guerrero de Zeta, llegando a su clímax al mismo tiempo que el otro, cerrando los ojos y atrayendo a Syd contra suyo.
-Y digas lo que digas… aquí el que mando soy yo…- Siseó Syd mientras se separaba poco tiernamente de Alberich y comenzaba a acomodar sus ropas, mirando fríamente al guerrero que aún yacía en la fría nieve. –Y esto… es solo sexo.
-Lo sé- Fue la rápida respuesta del chico de cabellos amatistas, el cual simplemente alcanzó a ver la figura de Syd regresando con los soldados a verificar el cumplimiento de su trabajo –Lo sé…- repitió amargamente, comenzando a vestirse de manera desganada.
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Shaka se levantó delicadamente de la blanca alfombra que les servía como lecho, tembló al separarse del calor del cuerpo de Siegfried y sentir de golpe el frío sobre su espalda. Sus delgados dedos acariciaron la espalda del capitán del Norte, haciendo que éste poco a poco fuera despertando, encontrándose con sus pacíficos ojos azules y una sonrisa en sus labios.
-Siegfried…- Susurró Shaka mientras se recostaba sobre él, jugueteando un poco. Disfrutando de los momentos de intimidad que eran nuevos junto a él.
-Shaka, vamos a partir al palacio en unos minutos…- Anunció Siegfried –La noche va a cobijarnos mejor que si decidiésemos ir en el día, llamaremos menos la atención, no quiero responder preguntas estúpidas.
-¿Vas a llevarme como prisionero?- cuestionó Shaka pasando su fina nariz por la mejilla del dios guerrero.
-Discúlpame si no tengo otra excusa para llevarte conmigo al palacio… Por ahora, es lo que podemos hacer- Se disculpó el capitán del norte, levantándose y llevándose consigo el cuerpo del guerrero de Athena, comenzando a vestirlo con toda la delicadeza que le fuera posible.
-"¿qué estoy haciendo?"- Pensaba Shaka, tenía por naturaleza no ser fatalista, sino el fijarse en todas y cada una de las ventajas y desventajas de las situaciones en las cuales se encontraba y sabía que esta vez… Las cosas iban a ponerse peligrosas, lo presentía – "Athena… Por favor, concédeme la gracia de salir avante esta vez, se que no fue tu voluntad el que viniese aquí, pero por favor, ayúdame…"
Shaka besó a Siegfried de manera amorosa, abrazándolo mientras le ayudaba a ponerse sus ropas, alisó sus cabellos con sus manos, acomodándolos, mirándole con sus gemas azules rebosantes de júbilo.
-Voy a ensillar el caballo- Comentó Siegfried mientras se ponía su abrigo –Vístete tu capa y acompáñame en cuanto estés listo.
-Si- Fue el único susurro proveniente del santo de Virgo, quien comenzaba a vestirse su característica capa roja, sin saber siquiera que la próxima vez que volvería a ver a su capitán del norte… No sería en las condiciones en que él se imaginaba.
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Cuando Loki lo vio salir no pudo reprimir una sonrisa torcida en su rostro, ahí estaba, sin escolta, sin ejército… sin armadura, Siegfried el capitán del ejército del norte.
-Capitán¿atacamos?- preguntó un soldado a su lado, desenfundando su espada y levantándose un poco.
-¡Idiota!- gritó Loki tirándolo al suelo de un golpe –Vamos a hacerlo por sorpresa, atacar a Dubhe de frente no es algo inteligente…- Siseó mientras comenzaba a movilizarse hacia los establos, él solo… con una espada en la mano…
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-Señor Syd, no tenemos nada más que hacer aquí, hemos acabado con todos los soldados que habían tomado este lugar.- Fueron los informes que Mizar recibió cuando regresó de entre la espesura del bosque, dados por un diligente soldado que nervioso, miraba a Syd con una mezcla de admiración y miedo.
-¿Excelente, han matado a todos?- preguntó Syd con un nudo en la garganta, completamente en desacuerdo con aquella decisión.
-Si señor, tal como el señor Megrez lo había…
-Basta!- rugió Syd mirando fúrico al soldado –Que te quede algo muy en claro, y coméntalo con tus compañeros… Cuando el capitán me ponga al mando a mí… ME VAN A OBEDECER SOLO A MÍ!
-Señor! Si señor!- dijo saltando el soldado y retirándose atemorizado.
-Soy una bestia… -Suspiró Syd mientras se tomaba su cabeza con una mano y suspirando para calmarse.
-Lo eres…- Susurró Alberich, quien escondido entre los árboles había presenciado todo.
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-Tranquilo muchacho!- decía Siegfried sonriente a su caballo, mientras lo cepillaba en espera de la aparición de Shaka. Escuchó unas pisadas afuera del establo, sonriendo mientras salía tomando a su caballo por la rienda, sintió el frío asgardiano pegar en su cara, la luz de la luna caer sobre su rostro, sintió… el golpe en su nuca, la nieve pegar contra su cuerpo y su rostro, las patadas en su cuerpo y luego…
No sintió más…
Shaka salió con una sonrisa de la cabaña, perfectamente cubierto con su capa roja, sus mechones rubios apenas asomándose en la parte de enfrente, su mente sumida en dulces pensamientos, hasta que una visión horrenda cruzó por sus ojos azules.
Ahí estaba Siegfried, inconsciente y sangrante, sujeto por un soldado del sur, a su lado, Loki, empuñando una espada, amenazante, cerca del cuello de Dubhe.
-Tienes dos opciones Shaka de virgo, y ni una más- habló Loki, tirando directo al grano, mirando a Shaka con esa mueca de superioridad mezclada con odio, dispuesto a todo por humillarlo –Vas a venir conmigo al palacio del sur, te sentarás a mi lado como mi mano derecha, me ayudarás a vencer a este hombre… y serás mi amante –Dijo con una sonrisa triunfal mirando con lujuria el cuerpo del rubio –O verás a Dubhe morir aquí y ahora…