Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Somos Crueles por Chibi-Chan

[Reviews - 160]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! Antes que nada ¡¡¡No me maten T.T!!!

Tuve muchas distracciones desde 2012 (¡Ay! Cómo me apenta decir desde el 2013 TwT), entre varias cosas estuve tan ocupada que me olvidé por completo de este fic. que lo quiero tanto T_T

Pero, en otras noticias, Naruto ha ganado, no se le puede hacer nada porque soy jodidamente imparcial. A las personas que votaron por ItaSasu, y para agradecerles el apoyo a su personaje favorito, haré final alternativo, y no me digan que no porque ese fue el trato n_n

 

El capítulo de hoy es algo corto, pero es para calentar, apenas volví a las andadas xD

 

Bueno, sin más por el momento, los dejo con el capítulo 15 de somos crueles.

No hace mucho, el esplendor del astro rey se había aproximado a la calle más grande del distrito Kai. La mayoría de las casas de éste distrito eran de colores agradables, vivos y apasionantes a la vista. Pero había una que destacaba más que las otras. Tal vez era por su gran espacio para los patios frontal y posterior, o por los colores tan distintos de las otras casas, o simplemente porque en ella habitaba la familia más envidiable de los alrededores. Los Uchiha.

 

Eran una familia que lo poseía todo a primera vista. Dinero, belleza, salud, prosperidad. Lo que cualquiera se pudiera imaginar, ellos lo tenían.

 

Además de lo material, se podía observar una familia preciosísima y deseada. Por ejemplo, Uchiha Fugaku, un esposo atento, dueño de una de las mayores empresas de todo Tokio. Uchiha Mikoto, buena esposa, madre y ama de casa dedicada por completo a su esposo y a sus dos queridos hijos. Uchiha Itachi y Uchiha Sasuke, los alumnos más sobresalientes de sus respectivos institutos, educados, difíciles de hacer enojar y con un gran atractivo físico.

 

Prácticamente, eran la familia que cualquiera quisiera tener. Pero había algo dentro del círculo familiar que no saldría de ahí.

 

A pesar de lo que pudiera creerse, Fugaku era un excelente padre, pero aplicaba mucha presión a sus hijos, sobre todo, presión psicológica. Un ejemplo es que, gracias a que Itachi era el tipo de chico sobresaliente en todo, Fugaku quería que Sasuke también siguiera sus pasos y así, los dos heredaran su empresa algún día. Pero dejando de lado la perfección, Fugaku sabía que sus hijos se traían algo entre manos, algo que, a su parecer, no era muy bueno ni digno de alardear a viva voz.

 

Esa misma mañana de jueves, una vez Sasuke se había ido al instituto y faltando dos días para que Itachi volviera a casa de la Universidad, Fugaku tuvo la idea de comentarle sus preocupaciones a su esposa, que en ese momento tomaba asiento junto a él para desayunar.

 

-Mikoto.-Dijo su nombre con dulzura, atrayendo su atención casi al momento.-Hay algo que me preocupa desde hace algún tiempo.-

 

La mujer miró a Fugaku con algo de seriedad, preguntándole qué era lo que se apoderaba de sus pensamientos.

 

-Es sobre nuestros hijos.-

 

-¿Acaso ocurre algo malo con ellos?-Preguntó la madre algo preocupada.

 

El hombre sacudió la cabeza en señal de negación.

 

-No pasa nada, aparentemente, pero tengo un presentimiento sobre ellos dos.-

 

-¿Se puede saber qué presentimiento es ese?-Preguntó llevándose un trozo de melón a la boca.

 

Sacudió la cabeza nuevamente.

 

-Quiero que me respondas con sinceridad, Mikoto. ¿Has notado algo extraño en Sasuke o en Itachi los últimos cinco años?-Preguntó algo inquisitivo.

 

-Dependiendo de a qué te refieras con “extraño” ¿no crees?-

 

-En el sentido que tú quieras, sólo responde.-

 

A Mikoto se le comenzó a formar sobre el rostro una rara mueca de duda, pues no había visto tan dedicado a su esposo para que alguien contestara una de sus preguntas.

 

-Pues he visto lo normal. Desde que Itachi está en la Universidad, Sasuke lo visita cada fin de semana sin falta, aunque cuando llega a casa se pone un poco triste, pero yo digo que es normal. Son muy unidos ¿No crees?-

 

Fugaku levantó un dedo, señalando la frase que la morena había utilizado.

 

-Ahí está el problema.-

 

-¿Es problema que nuestros hijos pasen tiempo juntos?-

 

-Contrario a lo que piensas, sí.-

 

-¿Qué podría haber de malo en Itachi o en Sasuke?-

 

Fugaku acercó sus labios al oído de la morena, susurrándole lo que le aquejaba.

 

-¡Por Dios, Fugaku! ¡¿Cómo se te puede ocurrir algo así?!-Chilló indignada la pobre mujer.

 

-No son simples ocurrencias o suposiciones.-Comentó después de un rato.-Ya son varias las veces que he encontrado a los chicos bañándose y durmiendo juntos o incluso besándose. Tú misma lo has visto.-

 

-¡Pero lo dejé pasar, Fugaku! Tú debiste de haber hecho lo mismo. ¡Tenían menos de seis años, por todos los cielos!-

 

-Esa no es excusa.-Dijo bajito.

 

Tratando de calmar sus ánimos, se sentó nuevamente, pues por el alto tono de voz que había usado, ambos se habían parado de sus asientos.

 

-Además, yo no hablo de hace tanto tiempo, sino recientemente. Cómo cuando Itachi vino a casa la semana pasada.-

 

Tomó entre sus dedos una pequeña memoria USB de 16Gb y se lo mostró a su esposa.

 

-¿Qué es esto?-

 

-Videos de ciertas cámaras instaladas en ésta casa.-Dijo como si nada ante la indignación de su esposa, ya que nunca le había comentado sobre ellas.

 

-¿y qué quieres que haga con esto?-preguntó sosteniendo la USB del delgado hilo naranja que tenía colgado.

 

-Si no crees en mis palabras, entonces creerás en las imágenes que ahí se verán.-

 

Mikoto bajó la mano, apretando la memoria entre sus manos.-No lo haré.-

 

-¿Qué dices?-

 

-No lo haré.-Repitió mirando a los ojos del moreno.-La vida de nuestros hijos es privada. No nos incumbe en lo más mínimo.-

 

-¿Entonces, qué propones? Porque yo no me quedaré de brazos cruzados viendo cómo solapas a nuestros hijos.-

 

La pobre Mikoto lo pensó un poco. No quería sentirse mal por la repentina pelea que acababa de terminar, pero tampoco creía haber cubierto a sus hijos todos estos años.

 

Los pensamientos de Mikoto fueron interrumpidos por un folleto que, amablemente, Fugaku había puesto junto a ella.

 

-¿Y esto?-preguntó tomando el folleto entre sus delgados dedos.- ¿Qué es?

 

-Sólo es la mejor escuela de negocios de todo Europa, querida.-Dijo altivo.- European Business School. Lo he estado planeando mucho tiempo, y no, no es un premio, es para alejar a nuestros hijos un tiempo.-

 

La Uchiha se exaltó por un momento, no creía posible poder separar a sus hijos de una manera tan repentina, pero así era.

 

-¿Y cómo aseguramos que Itachi quiera ir a Londres sabiendo que aquí está su familia?-

 

-De una manera simple y muy poco recurrida por mí.-

 

Fugaku dio la media vuelta, dejando a su esposa con un poco de duda.

 

Al poco rato, ese mismo día, Fugaku llamó a Itachi, diciéndole que fuera a casa el viernes a mediodía, y que empacara todas sus cosas porque se iría a Londes, y que si quería podía llevar un amigo.

 

Como Mikoto se esperaba, Itachi se negó antes de que pudieran decir el nombre del colegio. Pero, gracias a la “manera simple y muy poco recurrida por Fugaku” (en otras palabras, extorsión a su propio hijo) logró su cometido. Su método fue usar a Sasuke como amenaza. Alegando que si no se iba a Londres, ellos enviarían a Sasuke a quién sabe qué punto del planeta. Tal vez, Canadá, Egipto, México, Francia, Corea del Sur. No había destino fijo, por lo que encontrarlo sin que supiera el destino de su pequeño ototo sería más difícil que encontrar una aguja en un pajar.

 

Así que, al final, aceptó a regañadientes. Mientras tanto, ese 15 de septiembre, la vida de Sasuke iba a dar un giro por completo sorpresivo y muy grande. Comenzando con un pequeño “Itachi se va a mudar a Gran Bretaña para estudiar la Universidad”, por parte de sus queridísimos padres.

 

 

 

 

Con sus manos al volante, sus ojos fijos en el camino y unas grandes ansias de matar a ciertas personas, Sasuke pasaba por cada calle de la ciudad, conduciendo bajo la lluvia, con una leve resaca que se había atenuado con un par de aspirinas y mucha agua.

 

Veía las gotitas de lluvia recorrer el parabrisas, al tiempo que bajaba la velocidad para pensar mejor en una tortura o en varias opciones de cómo matarlos a ambos de una manera lenta, cruel y efectiva.

 

¿Qué más podía pedir? Quería verlos retorcerse del dolor, y nadie se lo iba a negar, pues lo que le habían hecho no tenía nombre.

 

Tal vez comenzaría con colgarlos de un balcón desde los dedos pulgares, o meter sus caras en aceite hirviendo. Cualquiera de esas opciones servía a la perfección.

 

 Moría por abrazar a su nena, de tenerla en brazos, pues la última vez que habló con ella fue cuando le explicaban ciertas cosas acerca de su nacimiento. También se preocupaba por su, recientemente descubierta hija, Naoko. Divagaba ese nombre en su mente. No podía creer que no haya notado las similitudes.

 

¡Por Kami-sama! Se supone que son gemelas, ¿Cómo no pudo haber notado las similitudes la primera vez que las vio juntas? Él no era un chico despistado, no era distraído. ¿Entonces, cómo pasó?

 

Dobló la última esquina antes de llegar a casa. Como se lo esperaba, Naruto le había obedecido en quedarse ahí, pues las luces estaban encendidas.

 

Apenas estacionó el auto enfrente de casa y una cabeza rubia se había ocultado por la ventana, al parecer, esperando su muerte.

 

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

 

~ 5 minutos antes ~

 

-¿Qué vamos a hacer, Kyuubi?-Preguntaba el rubio a la pequeña mascota que lo miraba pasearse de un lado a otro.- Cuando llegue Sasuke va a preguntar por Tomoyo, y si no la encuentra aquí….-

 

Kyuubi lo miró confundido, pues había escuchado algo afuera el día anterior.

 

-Sí, ya sé que le dije a Itachi que inventaría algo, ¡pero se supone que ella ya tendría que estar aquí!-

 

Seguía caminando sin parar, pensando que tal vez así se le pudiera ocurrir algo productivo.

 

-¡No puede ser, no puede ser, no puede ser!-Se repetía una y otra vez.- Sasuke me va matar en cuanto me vea.-

 

De repente, y como si fuera una señal divina, el teléfono comenzó a sonar.

 

-Mo… Moshi moshi.-Contesto nervioso por temor a que se tratara de Sasuke de nueva cuenta.

 

-¡Ohayo gozaimasu, Naruto-san!-

 

Quien se encontraba al otro lado de la línea tenía una voz delicada y dulce, casi infantil, seguida de una casi idéntica.

 

-¡Ohayo, Otou-san!-Dijo con alegría.

 

-¡Tomoyo!-Dijo aliviado al oír la voz de su hija.

 

-Sí, ¿esperabas la llamada de alguien?-Preguntó extrañada.

 

-No, me alegra que seas tú. ¿Cómo te está yendo con Itachi?-Preguntó para ocultar su nerviosismo.

 

-Muy bien.-

 

-No, si aquí la tratamos bien.-Interrumpió la morena.- Somos lo más parecido a un hotel de 5 estrellas.-Dijo para inmediatamente reírse, seguida de la rubia.

 

El Uzumaki, con sólo escuchar a Tomoyo reír junto con su hermana se sentía bien, pues nunca creyó que eso pasaría.

Poco después, sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Tomoyo y Naoko.

 

-Por cierto, también está aquí el tío Deidara.-Comentó alegre.

 

-Saluda, oji-san.-Dijo desde el fondo Naoko, poniendo la bocina cerca del ojiazul.

 

-No quiero.-Se escuchó de manera caprichosa.

 

-¡Vamos, oji-san!-

 

Después de un rato, y de varias amenazas, Deidara decidió contestar.

 

-Naruto, cuánto tiempo. ¿Qué has hecho? Yo, ser amenazado por un par de diablillos.-Comentó con sarcasmo.-

 

-Si no quieres hablar, no te fuerces, Deidara. Pero lo comprendo, jeje.-

 

-No, por mí está bien, sólo que no me gusta hablar bajo presión. Hasta luego.-Dijo pasando la bocina a las chicas.

 

-Después vendrá Sasori oji-san.-Comentó la morena.

 

-¿Está tou-chan contigo?-Le tocó el turno a la rubia.

 

-No.-Inmediatamente pensó en algo para no decirle de golpe a su hija que su padre querido no había vuelto en toda la noche.-Salió por algo cerca de aquí. No tardará en volver, jeje.-

 

-Pero está lloviendo.-Comentó Naoko.

 

-¿Crees que estará bien?-Preguntaron al unísono.

 

-Sí, eso seguro.-Susurró nervioso.

 

-Y hablando de todo un poco.-Interrumpió la ojicarmín.-¿Por qué no vino hoy, Naruto-san?

 

-¡Ah! Cierto, tou-san.- Continuó la ojinoche.- Itachi-san dijo anoche que ibas a venir temprano por mí, pero ya son casi las once.-Agregó sorprendida.

 

-Se vino un compromiso, pero más tarde iré.-

 

Sin notarlo, Naruto se había puesto en el marco de la ventana, observando la lluvia y esperando a Sasuke.

 

-¿Cómo está Kyuu-chan?-

 

-Pequeño. Pelirrojo. Y con un suéter que él solo se puso.-

 

-¡Te dije que las lecciones de entrenamiento servían!-Chilló la rubia a su hermana.-Me debes un tazón de ramen.-

 

La otra sólo suspiro, diciendo al mismo tiempo “ya qué”.

 

-Luego nos vemos, chicas. Me necesitan al frente.-Dijo mientras ocultaba su cabeza al ver el auto de Sasuke.

 

-¿Al frente?-Se extrañó la ojiónix.

 

-¿Va a una guerra?-Preguntó seguido la pelinegra.

 

-A-algo así.-Sonrió inquieto para después colgar.

 

La puerta se abrió intempestivamente, logrando asustar al ojiazul más de lo que ya estaba.

 

-¿Dobe?-Preguntó al entrar más tranquilo que enojado.

 

-Oka… Okairi, Sasuke.-Dijo cerca de la ventana.

 

-Quiero que me expliques un par de cosas.-Dijo sin dejar su pose tranquila, yendo a la cocina por un café que buena falta le hacía.

 

Al rubio se le hizo rara esta actitud por parte del Uchiha. Hace menos de diez minutos pareciera que era capaz de pasarse por la bocina del teléfono sólo para matarlo, y ahora estaba más pacífico que un gato con una bola de estambre.

 

Como era de esperarse, Naruto se acercó a él (a una distancia prudente) para ver con mayor detenimiento sus reacciones.

 

-Sa-sasuke, ¿te encuentras bien?-Preguntó escondido tras una pared.

 

-Sí. Estar mejor sería imposible.-

 

Después de estar un momento jugueteando con sus dedos mientras estaba el café, Sasuke miró con detenimiento al Uzumaki.

 

-Acompáñame.-Dijo tomando la mano de Naruto para sorpresa de éste.

 

Sin perder tiempo, el Uchiha dirigió sus pasos de nuevo a la sala de estar, donde jaló al ojiazul un poco, logrando que se sentara rápidamente.

 

-¿Qué estás haciendo, Sasuke?-Preguntó algo divertido, debido al cambio de actitud del chico.

 

-¿Que no podemos relajarnos un rato?-Dijo subiendo al sillón, poniéndose de rodillas y sentándose sobre el regazo del Uzumaki.

 

Naruto notaba cómo poco a poco se iba sonrojando gracias a las acciones de Sasuke.

 

-¿No crees que estás actuando extraño?-Volvió a hacer una pregunta mientras veía como el moreno lo despojaba de su chaqueta.

 

-¿Extraño? Creí que te gustaba.-Comentó en tono infantil mientras cubría los azulinos ojos con una pañoleta de color oscuro.

 

-Y no he dicho lo contrario, pero.-Fue interrumpido por el Uchiha para que le mostrase ambas manos al frente, lo cual no dudo en hacer.- Pero casi nunca tomas la iniciativa.-

 

Sasuke no dijo nada. Sólo se dedicó a sacar un rollo de cinta metálica con la que mantendría justas las manos del rubio al igual que sus tobillos.

 

-Naruto.-Dijo mientras apretaba aún más la pañoleta sobre el rostro del ojiazul.-Tal vez esto te parezca aún más raro, pero…-Se interrumpió a sí mismo para susurrarle al oído.-… te has ganado un pase para ser secuestrado.-

 

Terminó diciendo para sorpresa del Uzumaki, que ahora estaba más alterado que nunca.

 

-Estás bajo arresto domiciliario hasta que contestes todas mis preguntas. Si no lo haces te esperará un castigo.-

 

-¿Qué… qué clase de… castigo?-Preguntó hasta donde su voz pudo escucharse sin quebrarse del miedo.

 

-¿Alguna vez te has preguntado qué se siente ser el que muerde la almohada?-Cuestionó para sorpresa del mayor.-Es agradable cuando te acostumbras, pero las primeras veces…- Chasqueo la lengua varias veces antes de continuar.- Créeme que si respondes mal acabarás en una silla de ruedas.-Dijo con una sonrisa maliciosa sobre su rostro.

 

Naruto, aún sin poder ver nada y tratar de mantener el equilibrio, quiso salir saltando. Pero un fuerte choque eléctrico lo había dejado paralizado en el sillón.

 

-¿Qué… qué fue eso?-Preguntó bajito.

 

-¿Te gusta? Es un Taser. Si intentas escapar esto te inmovilizará como acaba de pasar.-Dijo mostrando el objeto parecido a una pistola, pero Naruto no lo podía ver.- Tiene de cinco niveles diferentes, y el que acabas de probar era el 1ro. Así que más te vale responder.

 

-¿Qué quieres saber?-Preguntó ya rendido por temor a sufrir otro electroshock.

 

-Bien, ¿qué quiero saber?-Se preguntó a sí mismo de forma infantil.- ¡Ya sé! Te haré una pregunta sencilla.

 

El ojiazul se quedó en silencio, ni siquiera respiraba para oír con claridad al Uchiha.

 

-¿Dónde están mis hijas?-

 

 

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

 

-Mmm…. ¿qué habrá querido decir con que lo necesitaban al frente?-Se preguntó la rubia algo dudosa mirando al techo.

 

-Quién sabe.-Continuó la morena.-Pero lo más probable es que esté bien, así que no debemos preocuparnos.-

 

La ojinoche suspiró abnegada, pues no tenía sentido estarse preocupando cuando sabía que su rubio padre estaba bien.

 

-¡Arriba esos ánimos, Tomi-chan!-Dijo la morena levantando los brazos de su hermana al aire mientras ésta estaba más que distraída.- Aunque tengo que admitir que tengo ganas de ver a Sasuke-san.-Terminó por inflar sus morritos hasta que se pusieron rojos.

 

-Por cierto, Naoko.-Interrumpió bajito mientras se acercaba más a la pelinegra.-No sé si tú te lo has preguntado alguna vez, pero yo tengo curiosidad por saber cómo nacimos.-

 

-¿Cómo… nacimos?- Se preguntó a sí misma la morena.

 

La rubia sólo asintió.- Ya sabes… ¿Cómo, etto… nacimos de dos hombres?

 

La otra lo pensó un poco, pues nunca se había presentado la oportunidad de planteárselo ella misma, pues siempre creyó tener un papá normal y una mamá desaparecida normal.

 

-¡Ya caigo!-Dijo en tono risueño la ojicarmín, chocando ambas palmas en señal de iluminación.-La verdad es que no. Pero suponiendo que te lo has preguntado toda la vida, me pica un poco la curiosidad, es todo.-

 

-¡Vamos! Esta puede ser nuestra oportunidad de preguntar todo lo que podamos, nee-chan.-Dijo la rubia en tono suplicante.

 

-¿Nee-chan?-

 

Fue lo que alcanzó a suspirar la Uchiha, pues se había dado cuenta de que no sabía cuál de las dos era la mayor o menor, independientemente de cuantos segundos de diferencia las hayan separado al nacer.

 

-¿Y si mejor…?-Comenzó a susurrar cerca del oído de la Uzumaki, recibiendo un asentimiento de positivo ante la idea.

 

-¡¡¡Otou-sama!!!-Se escuchó gritar desde la estancia, donde un par de hermanas no dejaban de reír ante lo que se les acababa de ocurrir, seguido de un padre y un tío preocupados por tal grito.

 

-¿Por qué gritan así?-Preguntó rápidamente al llegar el rubio.-Estas horas no son para andar gritando, eso déjenlo para más tarde.-

 

-Dejando de lado los gritos vespertinos, ¿para qué me llamaban?-Preguntó Itachi una vez se acordó que necesitaba cinta adhesiva desde el día anterior para cerrar unas cuantas bocas.

 

-Itachi-san, queremos saber quién nació primero.-Musitó inocentemente la ojinoche.

 

-¡Vamos, tou-san! Ni que fuera tan difícil, ¿o sí?-Se preguntó la morena.

 

Tanto Itachi como Deidara se habían quedado mudos, cada uno por sus propias razones. En primera, el rubio nunca pensó que ellas tuvieran curiosidad por algo así, pero debió haberlo esperado siendo que habían estado poco más de 14 años separadas una de la otra. Por otra parte, Itachi se había perdido en sus pensamientos, recordando aquel hermoso día donde, desgraciadamente, no había llegado a la concepción de las gemelas, y por lo tanto, se perdió de ese “mínimo” detalle por el que ahora ambas preguntaban.

 

-¿Entonces?-Animó la Uzumaki.- ¿Quién fue, Itachi-san?-

 

No sabía qué responder, simplemente no lo sabía.

 

-¿Y si lo dejamos al azar?-Se preguntó el ojiazul entre lagrimillas de cocodrilo.

 

A ambas se les hizo curioso este hecho, no sabían si tanto el moreno como el rubio ignoraban el dato o no querían decirlo o simplemente era para molestarlas un poco.

 

-Ya que Otou-san no quiere responder, vamos a cambiar de pregunta.-Dijo de espaldas la Uchiha, llenando el ambiente de una perturbante nube de misterio.- ¿Cómo nacen los bebes?-

 

Un pequeño destello de asomó por los ojos de ambas, dando a entender que estaban confabuladas en esto desde un principio.

 

-Preferimos la historia de cómo nacimos nosotras, si se puede. Siempre me lo he preguntado.-Dijo Tomoyo con una sonrisa delicada en su rostro.- Ni Tou-san ni tou-chan hablan de eso.-

 

-¿Y para qué quieren saber eso tan pronto?- Preguntó el moreno después de pasar a sentarse cerca de las gemelas.- ¿No quisieran esperar un poco más?-

 

Ambas movieron su respectiva cabeza en una negativa, pues la curiosidad que las invadía era demasiada.

 

De su resignada boca estaba a punto de salir lo que ambas chicas querían oír, pero no les duró mucho el gusto, pues alguien tocaba a la puerta. Para suerte de Tomoyo y Naoko, Deidara oji-san se ofreció a ver quién era tan temprano en la mañana.

 

-¡Sasori!-Dijo efusivamente mientras lo jalaba de un brazo a dentro del departamento.- ¡Qué bueno que estés aquí! Va a empezar una clase de sexualidad.-

 

Tanto Naoko como Tomoyo rieron tontamente ante la palabra “sexualidad”, pues además de darles risa, se sentían emocionadas por lo que Itachi tenía que decir.

 

-En primer lugar, no es una clase de sexualidad.- Replicó Itachi ante lo dicho por el rubio.- Es una historia de la vida cotidiana.-

 

“¿Desde cuándo una historia que implique incesto y un menor embarazado es de la vida cotidiana?”- Se preguntaron mentalmente los 2 adultos restantes.

 

-Raramente, estoy de buenas para contestar cualquier pregunta.-Dijo el Uchiha enlazando sus manos sobre su regazo.- ¿Qué quieren saber?-

 

Ambas chicas se alejaron un poco hablando en voz baja, tratando de ponerse de acuerdo en cuál pregunta primero, y luego cuál la siguiente, y la siguiente.

 

-¿Quién nació primero?- Comenzó la rubia.

 

-Tomoyo.-Dijo como respuesta al azar.

 

-No me esperaba eso.-Admitió la rubia segundos después.

 

-¡Me toca!-Comentó mientras terminaba de anotar las preguntas y respuestas en un pequeño cuadernillo.- ¿Duele?-

 

-¿El qué?- Preguntó Deidara con curiosidad recargándose en el respaldo del sillón.

 

-Em… embarazar a alguien.-Volteó la cabeza rápidamente para que ni siquiera su hermana pudiera notar el sonrojo que se hacía presente en sus orejas y gran parte de su rostro.

 

Obviamente, la pregunta que le había tocado (de las muchas que iban a hacer) no era anda fácil de responder. ¿Cómo se puede explicar algo así?

 

-Cuando no se usa condón ocurren este tipo de cosas.-Dijo Sasori de la manera más relajada y rotunda en la que podría dejar caer una  noticia de tal magnitud.

 

Un par de miradas asesinas se posaron sobre el pelirrojo después de lo dicho.

 

-Hagan de cuenta que no dije nada.-Comentó pasando sus dedos sobre su boca simulando un pequeño cierre.

 

-Además de eso… No duele. Es algo natural.- Dijo el moreno en tono amable.- Tan natural como plantar flores.-

 

-Las flores tienen pesticidas y abono inorgánico que las hace crecer más de lo normal.-Comentó radiante la Uzumaki haciendo una pequeña observación de lo dicho.

 

-Pero sólo algunas.-Itachi tomó un poco de café de la taza que estaba en su mano izquierda.- El punto es… que no duele, princesa.-

 

-Ya sabía.-Contestó aún sin girar la cabeza debido a su sonrojo.

 

-¡Ahora yo! ¡Ahora yo!- Exclamó Deidara con entusiasmo desde un rincón de la habitación donde podía verlo y oírlo todo.

 

Quiso evitarlo, pero al final Itachi terminó por cederle una pregunta.

 

-¿Qué quisiera preguntar Deidara oji-san?-Se preguntó para sí la morena.

 

-¡Pensé que lo sabía todo!-Pensó la rubia saliendo de un pequeño shock, por así decirlo.

 

-Qué frío que hace aquí.- Comentó para sí el pelirrojo.

 

El ojiazul tomó una bocanada de aire, pero antes de que pudiera pronunciar si quiera una palabra, un teléfono celular de olor negro a rayas lila comenzó a vibrar.

 

La ojinoche no tuvo más remedio que atender.

 

-Moshi-moshi.-

 

-Hola, mi amor, ¿cómo estás? –

 

La voz al otro lado del teléfono se escuchaba tranquila, firme, cariñosa y muy familiar.

 

-¡Otou-chan!- Expresó la morena con una sonrisa en los labios.

 

La morena, como pudo, preguntó con señas si el que estaba al teléfono era Uchiha Sasuke. Bueno, más bien todos en la habitación se lo preguntaban.

 

La rubia contestó con un ligero asentimiento de manera positiva.

 

-Nos tenía preocupadas, Sasuke-san.- Dijo la morena acercándose lo más que podía al celular de Tomoyo, a la vez que inflaba unos hermosos morritos por una ligera molestia.

 

-¿Naoko?- Pensó al tiempo que sentía un extraño calorcito que provenía de su pecho. La misma sensación que tuvo al ver por primera vez a Tomoyo cuando era una recién nacida.

 

-Ah, es cierto, Tou-san.- Comentó a modo de protesta.- Uno no simplemente desaparece sin dejar rastro de a dónde fue, y mucho menos cuando se desaparece casi dos días.-

 

-Sí, lo siento por haberlas mantenido preocupadas.- Dijo con un tono de voz tan sincero que no les quedó la menor duda de que era real su disculpa.- Pero tuve que arreglar unos asuntos con ciertas personas.-

 

Tal vez nadie en la habitación podía saber lo que Sasuke estaba haciendo, así que daremos un pequeño vistazo a eso.

 

Sasuke, con su mano derecha, sostenía el teléfono inalámbrico de su residencia, y con la izquierda sostenía un rollo de cinta metálica con la que acababa de envolver a un cansado y chamuscado rubio.

 

Éste, tenía moretes y quemadura leves, y junto a él un taser que había llegado al nivel 5 y estaba algo caliente. El rubio seguía con los ojos vendados y de vez en cuando tenía ligeras convulsiones debido a los toques eléctricos.

 

-¿Dónde estás, cariño?- Sonrió de manera tierna al recordar a su bebé.

 

-En casa de Itachi-san.- 

Notas finales:

Bueno, aquí termina el cap. Mis amores n3n Espero les haya gustado, haré otro muy pronto si la Sra. Universidad me deja n_n

Hasta pronto n//3//n


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).