Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Somos Crueles por Chibi-Chan

[Reviews - 160]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, minna-san n//3//n Como prometí, aquí se reporta su servidora con otro capítulo. Puede que haya tardado algo pero me puse a leer el fic, perdí el hilo de la historia y se me escapaban detalles, pero bueno. Esperen el día de la bifurcación de este fic, llegará pronto, os lo prometo :3 Los dejo con el, algo corto, capítulo 16 de Somos Crueles desu n3n

Puede que parezca increíble, pero no imposible. Ya era el mes de julio. Uno muy relajado y sin problemas, casi como el mes pasado.

 

Apenas habían pasado un par de semanas, pero a decir verdad, eran las dos semanas más tranquilas que Sasuke pudo haber pasado. Recordaba haber salido del hospital tres semanas después del parto, donde sólo estuvo en observación y no lo dejaban irse. Lo único que podía hacer era estar acostado en la camilla de ese molesto hospital. No lo dejaban hacer nada más que eso, pues lo cuidaban como si él fuera el bebé. No podía estar parado mucho tiempo y siempre debía de guardar reposo, o al menos eso era lo que todos le decían.

 

Lo más estresante fueron los primeros días de julio. Por estar en pleno verano los días se hacían cada vez más y más largos. Los días y noches eran igual de calurosas y no lo dejaban ni salir a caminar un rato al jardín que Akaeda tenía en la parte posterior. Lo único que lo salvaba de estar al borde la locura era su hija, por lo menos ella lo mantenía ocupado.

 

Cuando estaba con ella se sentía dichoso. Le agradaba ver esa pequeña personita que lloraba, se movía, comía, balbuceaba y seguía llorando. Puede que alguna vez lo hubiera pensado, pero había descartado la idea de tener hijos algún día. No creía que, a pesar de saber la condición con la que había nacido, algún día fuera a tenerlos de verdad. Pero al tenerla ahí, entre sus brazos y mirándolo de una manera tan tierna, sabía que no era una ilusión.

 

No supo el porqué de haber salido varias semanas después, pero al llegar a casa por fin se sentía libre de cuidados o al menos eso pensaba al principio. Naruto no lo dejaba hacer nada. Él atendía a la bebé cuando lloraba por las noches, cambiaba pañales, preparaba biberones con leche tibia, se encargaba de la comodidad de ambos. Un lindo detalle lindo al principio pero algo asfixiante. Sasuke, lo único que hacía era reposar, dar una que otra caminata corta y dejarse consentir. Era todo.

 

Al moreno simplemente no se le daba el trato, así que, cuando Naruto dormía o no estaba en casa por corto tiempo, él se encargaba de consentir a su bebé. Jugaba con ella, la veía sonreír, la cargaba en brazos. Hacía de todo por verla feliz, además de que no se quería sentir inútil.

 

Ya era veinte de julio. Estaba más que feliz, pues su pequeña cumplía un mes de nacida. Pero un pequeño detalle lo sacaba un poco de sus casillas.

 

-       ¡¿Cómo que no se entregaron las invitaciones?!- Gritó el moreno a un rubio muy asustado.

 

Éste, estaba detrás de una pared, temblando de miedo y apenas viendo al moreno por temor a que le lanzara algo.

 

-          E- es que … hem… hemos estado ocupados con la llegada de la bebé,  S-sasuke.-

La voz de Naruto se quebraba de miedo con sólo tener la mirada de su compañero sobre él.

Sasuke trataba de controlar su genio, pues le hacía mal en su estado.

Bufó, cruzó sus brazos y se dio media vuelta.

-          E-es más…-La voz de Naruto no podía ocultar el estremecimiento de su cuerpo.- ¿qué tal si nos que-quedamos en casa por hoy?-

El miedo era notable en la voz del rubio, pero aun así, el moreno se puso a reflexionar un poco.

-          Algo más personal, más discreto, en familia, Sasuke.-  Sin darse cuenta, se iba acercando cada vez más a Sasuke, sólo que se ocultaba tras los muebles por si a su pareja se le ocurría arrojarle algo en cualquier momento.

El rubio se fue acercando poco a poco hasta que por fin pudo abrazar a Sasuke. Éste, más tranquilo, no pudo resistirse al abrazo que le brindaba su pareja, se dejó querer por un instante, hasta que sintió un bulto duro cerca de su entrada. Claro está, esa reacción por parte de Naruto era pre consciente, pero igualmente se ganó una cachetada, dejándolo en el piso con una marca en la cara con la forma de la mano de Sasuke.

-          Siempre he querido ir al parque acuático.- Dijo antes de retirarse a su cuarto para cambiar a su nena con un short pequeño y una blusa de flores pequeñas, así como él también cambió los jeans por un pantalón más corto y una camisa ligera.- Te esperamos en el auto.-

El ojiazul tenía la mejilla hinchada, pero podían más sus ganas de pasar el cumpleaños de su hija con ella y Sasuke, se levantó y fue por lo necesario para lucir en el parque.

 

 

 

La cara de Sasuke era todo un poema, y de los épicos, no podía creer el lugar donde se encontraba su hija. Su pequeño corderito estaba en la cueva del lobo más atroz del planeta.

-  ¿D-dónde estás? – Preguntó el ojinoche sabiendo de antemano la respuesta.

- En casa de Itachi-san.- Río un poco al escuchar el tono que usaba su papá.

- La estamos cuidando bastante bien, Sasuke-san, así que no se preocupe.-Dijo Naoko abrazándose a la rubia mientras soltaban pequeñas risillas.

Sasuke quería gritar, quería gritarle a su hija que saliera de ahí, pero no podía hacerlo, no por teléfono, así que descargó su furia en el pobre de Naruto, el taser caía repetidas y dolorosas veces sobre la piel del rubio. No gritaba del dolor que le producía moverse.

-          Denme la dirección, iré para allá.- Le dijo a ambas chicas.

-          Necesitamos hablar contigo, tou-chan.- Comentó la rubia.- Sobre Naoko-chan.

El moreno no podía creer que su hija, se corrigió, sus hijas estuvieran al corriente en el asunto.

-          Será mejor que nos retiremos.- Dijo quedito Deidara a Sasori, y éste, muy silenciosamente, se levantó-. Se despidieron igual de silenciosamente de todos con un gesto de mano y salieron por la puerta.

Sin dar tiempo a responder, Itachi tomó el celular y contestó.

-          ¿Tienes dónde anotar la dirección?- Como respuesta recibió un gruñido afirmativo.

El tono de Itachi al tener una pseudo plática con Sasuke cada vez se iba haciendo más triste.

-          Estaré… digo, estaremos aquí todo el día, cuando quieras venir, te recibimos.-

-          Pásame a mis hijas, por favor.-

Itachi se dio cuenta que Sasuke ya había aceptado la verdad, no sabía cómo, pero de una manera u otra lo había hecho.

El moreno hizo lo que se le indicó y pasó el teléfono a manos de su dueña original.

-          Te esperaremos, otou-san, no te preocupes, no creo que vayamos a ningún lado.- Su voz se escuchaba como si sonriera al decir esto. La morena también sonrió y colgó el teléfono al mismo tiempo que Sasuke lo hacía.

-          Se siente algo incómodo tratar de decir “tou-chan” y obtener un “Sasuke-san”.-Sonrió triste la morena.

-          No tienes qué decirlo si no quieres, lo importante es que te nazca decirlo, no por haber cambiado la situación entre nosotros las cosas tienen que ser de forma distinta.- Expresó la ojinoche.

-          Tu hermana tiene razón, Naoko, no estás obligada a decirlo.-El moreno había escuchado todo desde la cocina.- ¿por qué no lo conoces mejor hasta que te sientas más cómoda? Sasuke es una buena persona, un buen chico y un gran her…- Se cayó por impulso. Sus mejillas se tornaron rojo intenso y por su frente comenzó a bajar sudor.

-          ¿Un gran qué, Otou-san?-Preguntó la morena a su progenitor.-

Itachi miraba hacia todos lados buscando algo con lo qué justificar su respuesta.

-          U-un gran heraldo.-Su cara estaba consumida por el nerviosismo.- Lo hubieran visto en sus tiempos de preparatoria, siempre le ha gustado anunciar las cosas importantes antes de presentarlas.-

-          Cálmate, Itachi, mantente firme, y conserva la calma.- Pensaba el Uchiha para sí.- Ellas no saben sobre esto, mantén la compostura.-

Ambas intercambiaban miradas de duda, pues no pensaron que se pudiera definir así a una persona.

Rompiendo el silencio culposo, sonó el teléfono de la casa, y para su sorpresa, era Haruno en la otra línea.

-          ¿Dónde estás?- Preguntó desde el otro lado de la línea con un tono de gentileza fingida.- Hay problemas aquí, te necesito… err, es decir, todo mundo te necesita aquí en el corporativo.-

-          Estoy en mi departamento, con mis hijas, y qué bueno que llamaste, iba a faltar y que tú te hicieras cargo de la empresa por un día más.-

-          N-no puedes hacer esto, Itachi, realmente te necesitamos, es una emergencia.- La pelirosa parecía muy afectada, así que Itachi no pudo negarse.- Aquí te esperamos, Itachi.- Terminó la llama con una sonrisa en los labios.

Itachi le dijo a sus hijas que volvería en poco tiempo, sea cual sea el problema, él estaba confiado en resolverlo en menos de 15 minutos, y llegaría a tiempo para poder ver a Sasuke.

-          No le abran a nadie, a menos que sean Sasuke, Deidara o Kisame, ¿está bien?-

Ambas asintieron en una afirmativa al tiempo que el Uchiha les daba un beso en la frente a cada una y prometía volver a la brevedad.

Una vez se fue, la morena y la rubia se sentaron a esperar mientras veían televisión.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

La mujer estaba en una esquina de la habitación, mirando por la ventana como el cielo húmedo dejaba caer las gotas de lluvia sobre la ciudad. A pesar de hacer tanto frío, ella llevaba puesta una falda corta, sus piernas lucían medias largas de encaje negro, y lucía una blusa semi-transparente de color avellana, y debajo de ésta, se podía apreciar claramente una pieza de lencería fina en color negro con lazos rosas.

-          Tengo que separarte de ese mocoso lo antes posible.- Dijo para sí.

No tendría que esperar mucho, pero mientras lo hacía, alisaba su largo cabello rosa con ayuda de sus dedos. Esperaba que su plan fuera lo previsto.

El teléfono sonó entre las cosas que habían dentro de su bolso.

-          ¿Ya hiciste el depósito?-Preguntó la voz gruesa del otro lado de la línea.

El sólo hecho de escuchar a ese hombre, aunque fuera por teléfono, le daba un dolor de cabeza inmediato.

-          ¿Crees que se me olvidaría depositar ese dinero al banco después de tener la costumbre por más de 10 años?-

-          Querida, de ti se puede esperar todo, no eres una de las personas más precavidas que conozco, a veces me pregunto qué tienes en la cabeza.-

-          Si te interesa saber, tengo a Itachi en ella.-

-          Si lo tuvieras a él serías, por lo menos, un poco más astuta, pero bueno, tengo cosas más importantes de las cuales preocuparme, me alegra saber que ya hiciste lo que se te pidió.- Colgó la línea.

-          Maldito sea.- Decía pausadamente mientras le daba golpes al pobre teléfono contra el escritorio.-Desearía que me dejaras en paz.

Se sentó en la silla frente al escritorio a descansar mientras esperaba pacientemente la llegada del objetivo de su retorcida obsesión.

Notas finales:

Gracias por hacer de Somos Crueles tu producto de preferencia >uO

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).