Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Regalo de San Valentín por Ebth Terrible

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Bueno, antes que nada quiero disculparme por no cumplir mi promesa (prometí subir la actualización pronto y como es evidente no lo hice)

 

Además quiero disculparme enormemente con Tau... yo no quiero ser recordada como "la chica que te escribió un fic y no lo continuó" Quería acutualizar pronto, o cuando mínimo en tu cumpleaños, pero no se pudo... Sabes que yo no soy la mejor en estos temas y bueno... lo importante es que lo hice de todo corazón especialmente para ti. Aunque me pregunto cuándo lo leerás...

 

Y nada... espero que les guste.

 

 

Tenía a su otouto apoyado contra la puerta de su habitación, había intentado abrirla para poder ingresar y tener más comodidad dentro, pero al tener las manos demasiado ocupadas repartiendo caricias en las caderas y piernas de Sasuke, el abrir la puerta había pasado a segundo plano.  Moría de ganas por hacerle el amor justo ahí, pues no quería demorar más tiempo, empujó a su otouto contra la puerta ejerciendo presión con su cuerpo para tener libres sus manos el tiempo suficiente y así poder sacar la camisa que vestía Sasuke, ni bien logró  despojarlo de ella, alcanzó el picaporte de la puerta abriéndola, antes que su vengativo hermanito cayera de espaldas lo sostuvo con ambas manos como un auto-reflejo, y sin perder más tiempo caminó hasta su cama, en la que depositó gentilmente al menor.

 

–No escuché tu respuesta -– Habló bastante calmado, como si hace unos segundos no hubiesen estado devorándose mutuamente, Sasuke por el contrario lucía sonrojado y agitado, sus palabras definitivamente lo habían desconcertado.

 

– ¿Cómo dices? – Lo veía totalmente desorientado, no quería saber a lo que se refería su aniki, simplemente quería seguir comiéndole la boca y más, pero para variar al muy imbécil se le ocurría dejarlo cortado, ahí justamente, con una erección entre los pantalones.

 

– Que no escuché tu respuesta – repitió tranquilamente – antes de subir te pedí perdón, no me diste una respuesta, quiero saber si me perdonaste o si debo dejarte así – señaló la entrepierna bastante despierta de su otouto.

 

– Idiota… – susurró bastante frustrado mientras lo fulminaba con la mirada, de inmediato recuperó la compostura, surgiendo una perversa sonrisa en sus labios – tienes que ganarte el perdón, así que todo depende de ti – se recostó totalmente en la cama abriéndose de piernas y esperando que su aniki se ganara el perdón.

 

El mayor de los Uchiha se esperaba esa respuesta, así que con la mayor rapidez posible se deshizo de su ropa, excepto de sus bóxers, de los cuales pensaba su travieso hermanito debería hacerse cargo. Apoyó una de sus rodillas sobre la cama, empezando a gatear sobre ella, al estar a la altura de las rodillas de Sasuke con un tirón le sacó los pantalones y los lanzó hacia algún lugar de la habitación. Continuó subiendo por el bien trabajado cuerpo de Sasuke, cuando finalmente sus labios pudieron alcanzar los del menor no dudó en tomarlos como suyos, los atrapaba y soltaba una y otra vez, succionando ,mordiendo y lamiendo, le encantaba su sabor, no quería dejar de probarlo, pero mantenerse en esa posición le impedía acariciarlo como deseaba hacerlo.

 

Adoraba la forma en que lo besaba su aniki, tan dulce y a la vez tan apasionado, lo arrastraba al cielo y al infierno cada vez que sus cuerpos hacían contacto de cualquier tipo. Podía sentirlo abandonar sus labios, acto que le recriminó jalándole el cabello para que regresara a su posición anterior, afortunada o desafortunadamente el mayor no le prestó mucha atención, sentía cómo su hermano le marcaba el cuello con sus mordidas, dejando claro que le pertenecía, sonrió divertido, como si el mundo entero no supiera ya que era enteramente suyo. Rodeó la cintura del inconsciente que tenía sobre él, dándole a entender con esta acción que se apresurara, lo estaba torturando, y él quería ir más deprisa.

 

Continuó bajando por el pecho blanco y sudado de su perdición, marcándole todo cuanto podía, a sabiendas que en poco tiempo esa piel tan blanca quedaría adornada por pequeñas y no tan pequeñas manchas púrpura, curvó sus labios en una sonrisa satisfecha. Las manos de su otouto le acariciaban el cabello y la nuca, acción que le hacía cerrar los ojos unos segundos y proseguir con los besos y caricias que le dedicaba al cuerpo bajo el suyo. Al deslizarse cada vez más abajo, las piernas que anteriormente le rodeaban la cintura acabaron a ambos lados de su cabeza, teniendo su rostro frente a los bóxers azul marino pudo notar con gran gusto el miembro más que despierto de su inocente hermanito, le separó las piernas para tener más espacio, pasó su lengua sobre la tela que aprisionaba la erección de su otouto, subía y bajaba con lentitud, haciendo partícipe de ese estímulo también a sus labios y dientes, lo escuchaba gemir cada vez con más fuerza, aumentando con esto su excitación.

 

 – Joder Itachi… – Estaba al límite, y el bastardo se demoraba con toda la intención de hacerlo sufrir, estaba levantándose para dejar más clara su molestia, pero un empujón de su aniki lo regresó a la cama, de inmediato fue despojado de la única prenda que llevaba puesta, las manos del mayor tomaron las suyas llevándolas hacia el bóxer de este, se sonrieron cómplices, observaba los ojos de ese desgraciado mientras sus manos acariciaban la espalda baja y los glúteos de su aniki, no queriendo retrasarse más los bajó de un solo, le dio un beso fugaz en los labios volviendo a su antigua posición y abriéndose de piernas esperando ansioso a que su hermano lo tomara.

 

Le divertía de sobre manera torturar a Sasuke, pero en ese momento ya había disfrutado lo suficiente, se acomodó entre las estilizadas piernas del menor, rozaba con su miembro la entrada de su otouto casi jugando,  al verle abrir la boca para protestar empujó su miembro dentro de este,  le escuchó emitir un gemido ronco que lo excitó todavía más, sin darle tiempo de acostumbrarse a la intromisión empezó a moverse más adentro, saliendo y volviendo a entrar lentamente en el interior del dulce niño. Hacer suyo al menor de los Uchiha era algo a lo que no terminaba de acostumbrarse, sin importar cuantas veces lo hiciera, cada vez que estaba dentro suyo se sentía en la gloria, y cada vez superaba a la anterior.

 

Se encontraba extasiado con la dureza que su hermano lo invadía, eran tan salvaje y tierno al mismo tiempo, con cada penetración lo desgarraba y complacía totalmente, llevó sus manos a la espalda de su amado hermano, acariciándolo y dejando marcas de sus uñas como un vago intento de apaciguar todo lo que le hacía sentir, lo llenaba y vaciaba con fuerza e intensidad, sentía cómo lo penetraba  cada vez más rápido y duro, no necesitaba que estimulara su miembro, pues el simple hecho de tener a su aniki dentro suyo y golpeando contra ese punto lograba satisfacerlo demasiado. Estaba a punto de correrse, atrapó con sus labios los de su hermano, ahogando en ellos sus gemidos.

 

Bastaron unos minutos más para que ambos alcanzaran el orgasmo, Sasuke manchando el abdomen de su aniki y el propio, e Itachi llenando el interior del menor. Agotado el mayor de los Uchiha salió del cálido interior de su otouto, colocándose a un lado de este y abrazándolo como última muestra de afecto antes de quedar dormido.

 

 

Lo rayos del sol atacaban sus párpados exigiéndole que abriera los ojos de una vez por todas, se molestó enormemente, si pudiera matar al sol por tal acto lo haría, ¿no se suponía que las cortinas gruesas de su habitación evitaban ese tipo de atentados contra su sueño? Intentó levantarse dispuesto a cerrarlas y volver a la cama, pero un peso sobre su cuerpo se lo impidió, entonces se dio cuenta. No estaba en su habitación, había dormido en cama de Itachi y por eso los rayos del maldito sol le habían agredido, con cuidado de no despertarlo se deshizo del agarre de su aniki y salió a terminar lo que había quedado pendiente el día anterior.

 

 

Unas horas más tarde Itachi se despertó de buen humor esperando encontrar a su otouto a su lado, y quizás convencerle de pasar un buen rato antes de salir de la cama, con una sonrisa abrió los ojos buscando el cuerpo del menor, pero no le encontró en la cama ni en ninguna parte de su habitación, bufó molesto y fue tranquilamente a darse una ducha. Al terminar preparó su desayuno y el de Sasuke, adornándole ridículamente con un corazón de miel los panques a su otouto, escuchó los pasos del menor cerca de la cocina y de inmediato se colocó la gabacha con el mensaje “Besa al chef” que astutamente -según él-  había comprado.

 

– Buenos días Sasuke, ¿qué tal amaneciste? – Le habló sonriente y esperando que notara los detalles tan dulces que le había dedicado.

 

–Nh… hola – Él sabía que ese día era especial, no es que fuera un desconsiderado por empezar a comer sin siquiera agradecer o esperar a que Itachi lo acompañara, pero se encontraba demasiado cansado por el gran esfuerzo que había realizado las últimas horas, como para ensalzar a su aniki por algo tan simple como un torpe, pero bien dibujado, corazón sobre su desayuno.

 

– Hola… – Repitió molesto y mandándole una mirada furiosa a su amado otouto, se sentó frente a él y empezó a comer, estaba bien que el menor no fuera el ser más afectuoso del mundo, pero tratarlo tan fríamente después de haber tenido una buena noche juntos lo desconcertaba bastante, pudiera ser que ese pequeño monstruo tuviera trastornos de personalidad y por eso cambiara tan repentinamente de humor.

 

 

Ni bien acabó sus alimentos, se levantó rápidamente de la mesa abandonando a su aniki, quien le lanzó una mirada furiosa, juraría que de poder hacerlo Itachi lo habría torturado en un plano alterno durante 72 horas sin tregua alguna, un escalofrío recorrió su cuerpo y se encerró de nuevo en el estudio para finalizar su plan maestro.

 

Desconocía si se encontraba más molesto que decepcionado, pues ambas emociones se peleaban por dominarle, ese día era San Valentín, y no es que apoyara esa fecha que su otouto acertadamente llamaba totalmente comercial, sino que ese día había sido en el cual ambos formalizaron su relación, fecha en la que también habían hecho el amor por primera vez.

 

Finalmente a media tarde todo había quedado listo, sonrió satisfecho consigo mismo y se dispuso a tomar una ducha y arreglarse para cuando Itachi regresara a casa. Regresó corriendo al estudio para cerrarlo con llave, y ya más tranquilo se encaminó a su habitación. Sacó de su armario el atuendo que había elegido especialmente para esa ocasión y lo colocó sobre su cama, tomó su ducha, se arregló y perfumó hasta quedar perfecto para recibir a su aniki. Pudo escuchar el auto estacionándose fuera de casa sabiendo que Itachi había llegado. Lo esperó en la sala, sentándose con su mejor pose para sorprenderlo cuando entrara.

 

Su pensamiento en esos momentos era uno solo – necesito más manos – al parecer Shisui tenía razón y había exagerado con los obsequios que había comprado para Sasuke, pues por más que tratara no podía tomarlos todos entre sus manos – o es que quizás son muy grandes –  y quizás eran ambas opciones, tomar cuatro objetos de ese tamaño en sus manos era bastante difícil para cualquier persona que no poseyera más de dos brazos.

 

Observó su reloj por décima vez, llevaba quince minutos esperando a que su hermano se apareciera por la puerta, se le había acalambrado la pierna y no había señales que indicaran que Itachi iba a entrar, molesto se levantó del sillón y se decidió a salir para indagar qué sucedía con su hermano.

 

Para ser un genio estaba siendo demasiado estúpido, demorarse tanto en sacar unos objetos del auto e ingresar a casa no debe tomar tanto tiempo, y mucho menos si no has logrado sacar uno solo, y es que sí había contemplado la posibilidad de llevar cada obsequio por aparte, pero la idea de imaginar a Sasuke viéndolo de brazos cruzados con una ceja alzada y esperando que terminara de entrar y salir de la casa con ellos se le hacía lo suficientemente humillante para desecharla de inmediato. Pero ahí estaba, justo en la puerta de la casa de brazos cruzados y observándolo con una ceja alzada desde sabía Kami-sama cuanto tiempo.

 

– ¿Itachi? – Se le hacía extraño y un poco divertido ver cómo el seguro y serio Itachi se inclinaba dentro y fuera del auto haciendo muecas de incomodidad y molestia, como si tuviese un animal salvaje en el interior del automóvil que intentaba hacer salir pero se negaba a obedecerle.

 

– Sasuke… entra a casa, sube a tu habitación y no salgas hasta que te lo pida – Sonaba ridículo y lo sabía, pero se había quedado sin más ideas, quizás por batallar tanto tiempo con los obsequios de su amado, vio al menor a punto de replicar y dulcificó el tono de su voz, añadiendo con una sonrisa – por favor, sólo hazlo, te prometo que te gustará –

 

Asintió con la cabeza tratando de comprenderlo o al menos apoyarlo, era inusual, sí, pero no iba a discutir en ese momento, se dio la vuelta siguiendo las indicaciones de su hermano y llegó hasta su habitación, pudo ver en su mesita de noche una pequeña caja forrada de terciopelo blanco, lo había olvidado, se acercó hasta él y lo guardó dentro de su chaqueta, ese era el regalo que le daría a su aniki y no lo llevaba consigo, suspiró aliviado de haber escuchado a Itachi, de no ser así habría arruinado el momento de entregarle su obsequio que con tanto esfuerzo había realizado.

 

Por fin había acabado de ingresar los pequeños detalles que quería entregarle a su otouto en ese día tan especial, iba a subir por Sasuke pero al saber que en cuanto llegara a su habitación estaría esperando sentado en su cama él se lanzaría de inmediato sobre el menor, decidió que era mejor llamarle, le habló lo suficientemente fuerte para que lo escuchara indicándole que podía bajar.

 

Entusiasmado al escuchar la voz de Itachi baja con rapidez a encontrarse con él, al verlo parado al final de las gradas, salta a su brazos besándole cálidamente en los labios – feliz aniversario – se separó un poco de su cuerpo y lo tomó de la mano dirigiéndolo hacia su estudio. Deteniendo sus planes el mayor lo abraza y niega con la cabeza.

 

– Espera Sasuke – Lo lleva hasta la sala en que minutos antes se encontraba, le señala la mesita sobre la cual tenía diferentes obsequios, toma una pequeña caja de cristal y se la entrega a su otouto – sé que no te gustan las flores porque no eres una chica, así que… – se encoje de hombros.

 

– Me das un cactus – sonríe divertido y a la vez agradecido. – Buena elección, pero ya que me has dado mi regalo quiero darte el tuyo–

 

– Pero aún faltan – replicó frustrado, siendo llevado a la puerta del estudio que misteriosamente llevaba días cerrada con llave.

 

– Sí, lo sé, pero el mío es sólo uno y quiero que lo veas ahora – sacó de su chaqueta la pequeña caja blanca y abriéndola se la entregó a su aniki – úsala para abrir – le indicó con una dulce sonrisa.

 

Veía la pequeña llave con duda, sin embargo decidió complacerlo, la tomó en sus manos e insertándola en la cerradura abrió la puerta. Sasuke encendió la luz del estudio y pudo ver todo claramente, la habitación se encontraba totalmente remodelada, las paredes y el techo pintado de blanco, eso explicaba por qué el día anterior lo había encontrado bañado en pintura de ese color. Los muebles antiguos que habían heredado de sus padres, y que según recordaba estaban totalmente arruinados y guardados en la azotea, se encontraban restaurados y estratégicamente colocados en el lugar. Y para cerrar con broche de oro las paredes se encontraban adornadas con pinturas que el mismo Sasuke había realizado desde hacía años, pinturas que se negaba totalmente a compartirlas con alguien y que guardaba celosamente. Se acercó a un cuadro que había llamado la atención, era un bosque al que solían ir de pequeños, y que en la esquina además de la firma de su otouto se encontraba una pequeña dedicatoria.

 

– Para mi único y verdadero amor – Susurró sabiendo que su hermano lo leía. – Sí, lo hice especialmente para ti. Feliz día de San Valentín– le sonrió de nuevo antes de ser aprisionado por los abrazos  de su hermano. 

 

Notas finales:

 

Ok, ok, no sé cómo quedó, admito que es mi primer lemon, y además que es probable que no escriba más historias felices, no se me da la comedia ni las cosas "rosas"

 

Espero que gustara a quien se haya tomado el tiempo de leer, y especiamente a Taumaturga por quien escribí esto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).