12 AÑOS DESPUÉS
Las luces, la música, las copas, los bocadillos exquisitos… de nuevo, así como los trajes ajustados, los zapatos, el gel en el cabello y el deber de saludar a ancianos aburridos. Sin embargo, hacia un par de años los gemelos (o más particularmente Kanon) habían inventado un juego para convertir el aburrimiento en diversión.
Pararse junto a las escaleras que ofrecía un paneo general del salón por completo.
-Anciano, vieja, operada, afeminado, glotón, ñoño…
Escanear.
-A tu derecha, a las dos en punto-murmuró Kanon.
Elegir el objetivo.
-Alto, cabello largo, bastante clase por como sostiene su copa-sintetizó Saga.
Atacar.
-¿Bailas conmigo?
El joven se sorprendió al sentir en simultaneo el agarre en sus muñecas así como la sensual pregunta en cada uno de sus oídos. Sorprendido retrocedieron dos pasos, alzó la vista, frunció el ceño coronado con dos puntos, sonrió.
-Saga-abrazó al peliazul a su derecha-Kanon-abrazó al peliazul a su izquierda.
La información fue procesada al unísono por los cerebros de los gemelos griegos: cabello lila, dos extraños puntos en la frente, ojos verdes.
-¡Mu!-exclamaron al mismo tiempo.
Por primera vez en muchos años ninguno de los dos ganó la competencia de llevarse a la cama al objetivo.
-Me dieron una beca en la empresa de su padre ¿no les contó? Deseo al igual que papá dedicarme al diseño de navíos. Por lo pronto alquilé un departamento en el centro, aún estoy desempacando-comentó entusiasmado el menor-¡dioses!-suspiró- no saben lo feliz que estoy de verlos, siguen… iguales jajaja-les sonrió y había algo en el modo en que se curvaban dulcemente sus labios, en que brillaban sus ojos, que los hacia enmudecer a ambos-¡vamos, chicos! ¿Desde cuándo ustedes tan callados? Díganme ¿cómo han estado? ¿Trabajan? ¿Estudian? ¿Se casaron?
-¡No!-gritaron en simultáneo, se miraron molestos.
-Por ahora no-le aclaró sonriente Saga revolviendo su cabello como en los viejos tiempo.
-Con el carácter de ogro de Saga ¿cómo se te ocurre imaginarlo casado?-lo miró divertido Kanon tomando una mano de Mu entre la suya.
-¿Quién se tomaría en serio a alguien como Kanon? Lo único que puede ofrecer es infidelidad-apuntó el griego cerca del oído del menor que se sonrojó de pronto.
-Si encontrará algo que realmente valiera la pena, eso no pasaría-se defendió el gemelo menor llevando la mano de Mu hacia sus labios y besando lentamente las yemas de sus dedos.
-¡Chicos! ¡Ni que estuvieran tratando de seducirme!-se apartó entre nervioso y sonrojado hasta las orejas el tibetano.
-¿Bailamos?-pidieron en simultaneo. Se miraron con odio.
-¡Vayamos al balcón!- cambiaron de idea… en simultaneo. Se miraron con odio.
-¿Al jardín?-se apresuraron… de nuevo al mismo tiempo.
-¡Rayos Saga! ¡Deja de copiarme!
-¡Rayos Kanon! ¡Deja de copiarme!
Exclamaron… en simultáneo.
-Jajajaja chicos, no hay apuro ¡siguen igual de peleadores! Puedo bailar primero con uno y luego con otro ¿No creen? Sólo se turnan y ya.
Turnos.
Esa palabra.
Esa maldita palabra les ponía los pelos de puntas.
¿Por qué Kanon tenía que ser tan molesto? Se preguntaba Saga.
¿Por qué Saga tenía que ser tan molesto? Se preguntaba Kanon.
Habían salido un sábado con Mu… cada uno… durante dos meses. La situación se volvió simplemente intolerable. Por ello, mientras almorzaban en el departamento que compartían Kanon decidió tomar cartas en el asunto de una vez por todas.
-Me gusta.
-¿Eh?
-Me gusta Mu ¿puedes dejar de fastidiarnos?
-Tú fastidias. Me gusta mucho, Kanon, a ver si de una buena vez dejas de comportarte tan inmaduramente queriendo todo lo de tu hermano mayor.
-Él no es tuyo.
-Él me ama, abre los ojos.
-Jajajaj ¡ya quisieras! ¡Hubieras visto como me miraba cuando lo llevé a jugar básquet! Está loco por mí, hermano.
-Puff tú y tus citas tontas, hubieses visto como le brillaban de placer los ojos cuando lo llevé a cenar a orillas del mar.
-Puff se habrá muerto de aburrimiento, seguro.
-Y contigo de vergüenza después de que lo llevaste a ver “Tonto y re que te mil veces tonto”
-¡Nos estuviste siguiendo!
-¿Pero qué decís? ¿Para qué? Lo nuestro ya está en tercera base, lamento herir tus sentimientos, querido hermanito, pero le hice el amor para que sepas y sé bien que tu no. Realmente lo siento-simuló pena el griego mayor en su voz.
-jajaja en tus fantasías en el baño se lo hiciste porque en las citas al zoológico o a ver barcos del siglo pasado apuesto que no.
-¡No seguiste, copia de cuarta!
-¡Tarado!
-¡Idiota!
-¡Copión!-gritaron al unísono.
Ya levantaban los puños cuando el “riiiiiiiiing” del teléfono los interrumpió.