Capítulo 5
Recuerdos. (Parte 1)
Despertó, se dio la vuelta aún envuelto en las sábanas y su mirada topó con su reloj de noche; 1:00 de la mañana. No había dormido nada, sin embargo, no tenía sueño. Extrañamente su cerebro aún no descansaba, de tal manera que no dejaba de recordarle todo lo sucedido del día anterior. De pronto, unas grandes ganas de ir a ver a su nuevo huésped inundaron su cuerpo, el cual como si de una máquina se tratara, se levantó y caminó hasta el salón en donde yacía el cuerpo de aquel hombre recostado en el sillón profundamente dormido. Se apoyó en el marco de la puerta con los brazos cruzados, mirando a un punto fijo en el sillón. Ahora que se daba cuenta, no había tenido el tiempo suficiente para preguntarle sobre su vida, pero estaba seguro que lo haría. Un bostezo le vino enseguida para luego irse directo hacia su habitación.
Los sonidos provenientes de su cocina le hicieron despertar con un humor de perros. La luz de día se colaba por las ranuras de las ventanas fuertemente cerradas. Se sentó en su colchón y se frotó los ojos con cansancio mientras bostezaba, se levantó de la cama arrastrando los pies hacia su armario para tomar una ropa cómoda para después ir hacia el ruido el cual ya le estaba molestando.
-¿Qué se supone que estás buscando?-preguntó de mal humor al llegar a la cocina y encontrarse con el rubio del día anterior rebuscando entre los cajones algo en especial.
-¡Algo de comer! ¿No es obvio?-se dio la vuelta unos segundos para mirarlo, para luego volver a lo que hacía antes de ser interrumpido.
Frunció el ceño, jamás en la vida le había gustado tanto el ruido y el desorden. Con un visual mal humor se acercó al muchacho tomándole el brazo con un poco de fuerza para apartarlo de la cocina.
-¡¿Qué haces?!
Sin embargo no fue escuchado, pero antes de reclamar, el pelinegro habló.
-Quédate aquí, espera. No quiero desorden en mi cocina-hizo una pausa-, y no toques nada-dijo molesto, dicho esto se pasó la mano por el cabello totalmente irritado, mientras entraba a la cocina.
Él alzó una ceja totalmente indignado, mientras se cruzaba de brazos y hacía un puchero. Ahora ¿qué había hecho para que se pusiera así? Con un bufido se fue a sentar en el sillón. Al encontrarse totalmente aburrido esperando, tomó el control de la televisión para encenderla, así mataría el tiempo, mientras aquel hombre se digne a darle de comer por lo menos algo.
Exactamente no supo cuanto tiempo pasó que estuvo esperando, pero al fin había terminado la espera cuando vio asomar la cabeza de cabello negro por el marco de la puerta para luego hablar.
-Entra-ordenó.
E ignorando aquella orden entró a la cocina, más por sus ganas de comer que por hacerle caso. Al entrar, una honda de olores deliciosos inundó su nariz. En la mesa reposaban deliciosos platillos para el desayuno; sin esperar más se sentó rápidamente tomando los cubiertos para luego comenzar a devorar cada delicioso trozo de comida. En su mente varios recuerdos se le vinieron a la mente, y un toque de tristeza ocupó su rostro al recordar a su familia. Esto por supuesto lo pudo notar Sasuke.
-Y bien...
Su rostro se transformó completamente al de anterior y miró al más grande con una reluciente sonrisa.
-Está delicioso-exclamó feliz-, hacía demasiado tiempo que no probaban mis papilas gustativas un excelente platillo-sonrió, sin embargo fue más una sonrisa amarga.
Sasuke ignoró ese gesto y se sentó en la silla de enfrente.
-A todo esto... ¿cómo te llamas?-preguntó apoyando los codos encima de la mesa, viéndolo comer.
El rubio, dejo un momento su comida y lo miró.
-Naruto, Uzumaki Naruto-hizo una pausa.
-¿Naruto?-el rubio asintió.
Que extraño nombre.
-Tú no me has dicho cómo te llamas-agregó con curiosidad.
-Uchiha Sasuke-extendió la mano-, un placer-sonrió levemente provocándole un sonrojo mientras le correspondía al saludo.
-Un placer...-dijo soltando el agarre para después seguir comiendo.
Se le quedó mirando, comía como si no hubiera comido desde hace varios días. Realmente sí que tenía hambre.
-Cuéntame.-captó la atención del rubio, quien lo miró interrogante.
-¿Qué quieres que te cuente?-dijo con la boca llena.
-¿Cómo lograste sobrevivir?-preguntó ignorando el hecho de que había visto toda la comida que tenía mascada en su boca.
Naruto tragó lentamente su bocado, y se quedó mirando a un punto fijo en la mesa.
-No lo sé-comentó ido.
-¿Qué?
Naruto lo miró.
-Ya te dije; no lo sé...-repitió.
-¿Cómo no vas a saber?-frunció el ceño.
-¡Es que no lo sé!-gritó- ¿qué es lo que no entiendes?
Sasuke se quedó callado. Extrañamente su paciencia se había esfumado con ese grito. Aún no entendía porque se enojaba tanto al no saber exactamente cómo ese muchacho había podido sobrevivir todos estos días, no lo sabía, pero de lo que si sabía era que estaba totalmente furioso. Sin decir nada más, se levantó del asiento, y salió de la cocina para luego agarrar todo lo necesario para salir de su casa seguido de Max.
El sonido de la puerta cerrarse sobresaltó a Naruto, el cual se quedó sentado en la silla sin hacer ningún movimiento.
-Qué crío tan inútil...-bufó enojado pateando una lata oxidada la cual rodó por las calles con rapidez. Estaba molesto, bastante diría él, que respuesta tan tonta, ¿cómo que no lo sabía...? Pero lo que más le molestaba era el hecho de que no sabía el por qué se encontraba tan enojado.