Detrás de la puerta.
Detrás de sus ojos.
Tras la cortina blanca la luz del sol comenzó a filtrarse. El amanecer había llegado y con él, el final de mi tiempo con Yagami kun, sin embargo y a pesar que lo sabía, me quedé ahí, en mi silla sentado en cuclillas, mordiéndome el pulgar de la mano derecha, mirando fijamente al joven que dormía en la cama.
Tocaron a la puerta, un par de veces. Para que Yagami kun no se despertara me levante de un salto y corrí a abrir la puerta.
La chica del mostrador me sonrió del otro lado.
-e-este…señor…verá, su tiempo…-balbuceo
-lo sé- dije- cóbreme tiempo extra.
La chica me miró con desconcierto y ladeo la cabeza levemente como si analizara lo dicho.
-pero, señor… lo que sucede es que es hora de cerrar, de hecho le agradecería que le dijera a Yagami san que…
-yo le digo, y cóbreme extra no importa que la hora me la cobren el doble… es que- le guiñe el ojo- aun no termino.
La chica enrojeció, sonreí con picardía y cerré la puerta. Giré sobre mis talones y observe al chico que aun dormía.
Esperé pacientemente hasta que sus ojos se abrieron lentamente, parpadeo un par de veces acostumbrándose a la luz y se incorporó. Miró hacia la ventana y suspiró; entonces volteo y me clavó su mirada.
-¿qué haces aquí?- me dijo con el ceño fruncido.
-gastando mi dinero- dije y trepe por la cama para quedar cerca y de frente a él-solo porque quiero estar a tu lado.
Yagami kun se hizo para atrás, gruño algo ininteligible y se levantó de la cama escapando de mí.
-¿Qué hora es?- dijo
-mmm… como las siete.
-es tarde
Y sin más se metió a la ducha, al poco rato salió, con un uniforme limpio y secándose el cabello con una toalla.
-¿sigues aquí?-dijo
Asentí.
-¿por qué?- dijo- el hotel está por cerrar.
-cierto, pero esta noche no estarás, Yagami kun, iras a Tokio a hacer tu examen, ¿verdad?-el asintió tomando su mochila y guardando sus cosas- pues por eso estoy intentado tomar mi dosis diaria de Yagami kun.
-estás loco.
Se coloco la mochila al hombro y comenzó a caminar hacia la salida, yo lo seguí solo alcance a tomar la tarjeta con el número cinco.
-a todo esto Yagami kun ¿tu jefe sabe que vas a hacer ese examen?
-no, pero tengo derecho a un día al año de descanso y me tomaré este.
-¡solo un día al año!
-¿de qué te sorprendes?- dijo- no es como si te importara.
Con paso firme, Light camino hasta la recepción, era realmente esclavitud lo que mi joven compañero de insomnio vivía, mordí mis sentimientos de odio hacia ese hombre de risa idiota.
-¡Light kun!
La chica pelirroja que había visto antes en el catalogo le llamó desde el otro lado del vestíbulo. Él fue a su encuentro, iba a seguirlo pero la chica del mostrador me detuvo.
-señor, ¿me deja la llave?- dijo y me obligo a voltearme hacia ella- el jefe me dijo que le cobra las horas extra como usted propuso.
-claro- le extendí la tarjeta de crédito y voltee hacia atrás observando a Yagami kun y a la chica. Mantuvieron una pequeña conversación, ella le dio un abrazo y él continuo su camino.
-¿ya? – le pregunte a la chica del mostrador, tenía prisa por seguir a aquel joven pero, obviamente lo iba a perder.
Para cuando termine el trámite él se había ido. Me quedé a las afueras del hotel mirando a una calle vacía.
++++
-Light kun no regresará por más que vea la calle, señor.
La chica pelirroja hablo detrás de mí, me di la vuelta para mirarla.
-lo sé- dije y metí las manos en los bolsillos de mi pantalón- ¿tú eres cercana a él?
-un poco, sí…llegamos aquí el mismo día- la chica sonrió-además es un buen chico.
-¿ah sí? Lo supongo.
-¿cómo se llama señor?
-Hideki Ryuuga
-pues, Ryuuga san, le recomiendo que se aleje de Light kun.
Fruncí el ceño intrigado, de entrada ya era bastante raro que ella me hablara.
-¿y porque demonios lo haría?
La chica dejó de sonreír y su mirada se volvió seria, giró su rostro hacia atrás, comprobó que no había nadie y me hizo una seña con su dedo índice para que la siguiera.
Nos internamos en el parque, rodeamos la fuente con la escultura del beso de Rodan y seguimos hasta llegar a una banca. La chica se detuvo miró a su alrededor y después se sentó en aquella banca, con un gesto me indico que me sentará a su lado. Lo hice lentamente, perecía que tuviese miedo de algo, en mi clásica posición agudice el oído pero lo único que oía era el trinar de los pájaros.
La chica llevaba un abrigo de cuadros rojo que le llegaba por debajo de las rodillas y unas botas negras de tacón alto, era una mujer muy hermosa pero misteriosa. Dejo su bolso a un lado y coloco sus manos en sus rodillas, suspiró largamente antes de comenzar a hablar.
-como le dije él y yo llegamos a este lugar el mismo día, por razones diferentes, claro. Pero no soy cercana a él por ello…en este trabajo arriesgamos nuestra vida todas las noches, hay clientes que van desde lo más amable hasta lo más violento, te piden cosas realmente raras, en fin, una vez un hombre casi me mata- dijo y se llevó la mano a su pómulo derecho como si la herida aun estuviera ahí- Light kun escucho mis gritos y me ayudó. Le debo la vida y por ello intento protegerlo.
-¿y qué tengo que ver yo con ello? Yo no pienso lastimar a Yagami kun
-eso no está en duda Ryuuga san- fruncí el ceño de nuevo esta vez porque no comprendía, pero antes de que formulara mi pregunta ella siguió hablando- Usted no es el primero que se enamora de Light kun… pero todos ellos no duran mucho.
-entonces no lo amaban de verdad.
-¿y usted sí?- la chica me miró directo a los ojos, su mirada era penetrante y llegaba a atemorizar un poco, parecía que sus palabras eran enserio-porque si fuera así, ¿porqué paga por él todas las noches? ¿Por qué mejor no lo libera de esa estúpida deuda y lo saca de este lugar? Él no pertenece a este estilo de vida, lo sabe ¿cierto?, pero no hay nada que pueda hacer… usted no tiene la más remota idea de lo que él sufrió para acoplarse a esta situación. Ahora usted viene y lo desacostumbra, cuando se marché Light kun sufrirá de nuevo.
-yo no me iré- dije con mis manos en mis propias rodillas mirándola con decisión.
-ja- se burló ella- escuche, el padre de Yagami kun es un adicto al juego, no puede detenerse, y su deuda crece más y más, lo único que hace es disculparse con Light kun cada vez que lo ve, su madre no puede hacer otra cosa más que llorar por el destino de su hijo, un destino del cual no puede escapar.
-pagaré la deuda- dije en eso tenía razón aquella mujer, si quería la libertad de Yagami kun solo tenía que liquidar esa suma.
-no es tan fácil.
-el gerente de este lugar es un imbécil, si le doy un poco más de lo que pide lo liberara sin dudarlo.
La chica me miró de forma condescendiente ladeando la cabeza, cerró los ojos y suspiró.
-el hombre de risa estúpida “jeje”- lo imitó- no es el jefe. El hombre que está detrás de todo es alguien poderoso y cruel.
-¿Quién es?
-no lo sé pero los rumores, dicen que ese hombre estaba tras Light kun desde antes, y que solo aprovecho la debilidad de su padre para obtenerlo.
-hablas como si Yagami kun fuera un objeto.
-usted y yo sabemos que no, pero para ese hombre Light kun es solo de su propiedad, un trofeo más pero el más preciado. Las personas que han querido ayudar a Light kun no volvieron, una de dos, o se hartaron y lo abandonaron o fueron desaparecidas para que no regresaran.
La chica se levantó de la banca y desde arriba me miró severamente.
-Light kun lo estima demasiado Ryuuga san, sabe que los momentos a su lado son efímeros, que usted se marchará, pero no quiere aceptarlo, lo espera todas las noches con verdadero jubilo, es la primera vez que lo veo así. Por eso, porque para Light kun sería terrible que le pasará algo, aléjese ahora que está a tiempo, Ryuuga san.
Y si más se marchó. Mi corazón dio un vuelco; por un lado Light deseaba verme todas las noches, quizás no tanto como yo a él pero eso significaba que sus palabras de desagrado y su adusto gesto eran solo una pantalla, una barrera para protegerse y mantener distancia. Y por el otro lado, el hombre detrás de la organización parecía ser una persona poderosa, amenazaba a Light con su familia y consigo mismo. Me pregunto quién será, y que pretende.
Deseaba saber más y lo averiguaría, no por nada era el mejor detective del mundo.
++++
Como no tenía nada que hacer, me dedique el resto del día a vagar por los alrededores del hotel. Nunca lo había hecho, siempre iba aquel lugar por las tardes y después me quedaba encerrado en ese cuarto de hotel, hasta el amanecer.
Encontré una pastelería bastante bien surtida y me compre unos cuantos pastelillos y galletas, resultaron mi desayuno y comida. Eran casi las dos de la tarde, en ese momento Yagami kun debía estar por iniciar su examen, sin duda alguna, le iría más que bien. Ese chico era muy inteligente, brillante, y atractivo, definitivamente esa mujer tenía razón, estaba atrapado en un destino que no le pertenecía. Él no tendría necesidad de venderse, él de lo único que debía preocuparse era de tener éxito.
Bostece y regrese al parque frente al hotel, me senté en la orilla de la fuente y devoré un par de galletas. La intriga volvía envolver mi corazón, ¿quién era el verdadero hombre que amenazaba a Light kun? Deseaba preguntárselo, en realidad lo que más deseaba era verlo. Suspiré, de la noche a la mañana ese joven se había convertido en alguien muy importante para mí. Lo descubrí sentado en ese lugar.
Yo había ido por sexo a ese hotel que por fuera parecía cualquier cosa. Pero lo que encontré fue a un chico que despertó mi curiosidad, y no solo eso sino que con el paso de los días fue remplazando esa curiosidad con otro sentimiento, uno más profundo y hasta el momento desconocido: Amor.
Sonreí y me lleve el pulgar izquierdo a la boca. Amor. Nunca había sentido algo me quemara por dentro tanto, que se extendiera por todo mi cuerpo, nunca había sentido esos sentimientos de necesidad por alguien. Necesitaba ver a Yagami kun, escucharlo, saber que estaba ahí, necesitaba su presencia de forma absoluta y completa. Eso debía ser amor, tenía que serlo, no había más explicación. Me enamoré de él, sin siquiera darme cuenta.
++++
El sol descendió por el cielo, la noche llegó y yo permanecía en aquel lugar.
Una sombra se acerco al hotel, una sombra que reconocí bien. Salte de mi lugar y llegue hasta él.
-Yagami kun pensé que volverías mañana.
El joven me miró desconcertado.
-¿Qué-qué haces aquí?
-no lo sé- dije y era verdad, simplemente el tiempo había pasado mientras pensaba en él- ¿y tú? ¿No deberías estar en Tokio?
-termine antes, y Amame me llamo, el gerente le dijo que me tenía que presentar…
-Amame ¿Quién es Amame? Es la chica pelirroja.
-sí, ahora es pelirroja- sin decirme otra cosa como si de pronto se diera cuenta que había hablado de más abrió la puerta del hotel y entro.
Jocie la recepcionista lo saludo cuando pasó a su lado él solo asintió con la cabeza y continuo su camino hasta su habitación.
-lo de siempre – le dije a la chica que me extendió la tarjeta ya conocida, y seguí al muchacho hasta esa habitación.
++++
-¿eres un acosador o algo así?- me dijo una vez adentro.
-no, en realidad es una casualidad, una muy afortunada.
Él no me contestó se quitó el saco y la corbata y los aventó junto con la mochila a un rincón de la habitación. Se dejó caer en la cama y lanzó un largo suspiro.
-¿qué tal el examen, Yagami kun?
-aburrido- dijo
Sonreí, no esperaba menos.
-¿comiste?- pregunte.
-sí, ¿porqué preguntas esas cosas? Ni que fueras qué para hacerlo.
-es verdad, soy solo un hombre preocupado por ti.
-tonterías- dijo fríamente, se incorporó y comenzó a desvestirse. Se sacó el pantalón y la camisa quedando solo en cómodos bóxer, destendió la cama y se sumergió en ella.
-Yagami kun- dije trepando por la cama como en la mañana, si quería dormir le dejaría dormir eso era cierto pero…
-¿qué?
-hoy no me conformo con solo tu presencia.
El joven se incorporó y me miró de nuevo desconcertado.
-¿qué?
-tú siempre dices que harás lo que te pida porque soy quien paga ¿cierto?
Asintió.
-entonces quiero que hagas algo.
-¿qué?- dijo por tercera vez.
- en realidad son dos cosas… pero esta noche solo quiero una.
-solo habla ¿quieres?
-quiero un beso de Yagami kun
Él se quedó estático mirándome, para él no debía de ser más que un monigote trepado en la cama como vil chango, esperando un beso suyo. Para mí, él lucia como un hombre de brillo excepcional que no merecía un destino diferente a la felicidad.
-Has lo que quieras- dijo- es tu dinero.
Sonreí.
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Me acerque, su mirada era inexpresiva. Con la punta de mis dedos delinee su barbilla y mejilla. Lentamente cerré el espacio entre nosotros y por primera vez toque sus labios.
Me aventure y deje que mi lengua recorriera sus labios cerrados. Dulces, eran dulces. Con la punta de mi lengua entreabrí sus labios e ingrese en su boca. Era cálida y deliciosa mejor que cualquier pastel de alta repostería, me supe adicto de inmediato. Sus labios correspondieron a los míos, moviéndose para buscar un contacto diferente cada vez. Rozando nuestras lenguas desarrollando una batalla silenciosa.
Mis dedos se enredaron en su cabello atrayéndolo más a mí, evitando que huyera en cualquier momento. Pero parecía que él no tenía intenciones de alejarse, por el contrario se abrazó a mi espalda con fuerza. De pronto sin darme cuenta estaba sobre él en una posición bastante sugerente.
-Light kun- lo llame separando suavemente nuestros labios.
Su mirada de pronto lucia un poco acuosa, como si deseará llorar, no dijo nada y me atrajo de nuevo. Una lágrima descendió por su mejilla, pude sentirla en mis dedos. Esa noche nos besamos una y otra vez hasta que amaneció.
Cuando le di el último beso me miró de nuevo. Había una especie de suplica silenciosa, detrás de sus ojos claros y hermosos se escondía una tristeza más profunda e interminable que el tiempo.