Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De príncipes y plebeyos por Eruka Frog

[Reviews - 57]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

 Este iba a ser su regalo de navidad, pero el martes no me abría la página. Feliz navidad atrasada, de todas maneras u-u

 

Mientras el tigre no puede dejar de ser tigre, no puede destigrarse, el hombre vive en riesgo permanente de deshumanizarse. 

José Ortega y Gasset

 

Capítulo VII: Somos idiotas por elección

—Eres el idiota más grande que conozco –con esas palabras dulces de aprecio, fue recibido en su ya oficial picadero. Fue a dejar su mochila en el sillón y luego se pasó como Pedro por su granja a la cocina, buscando algo para desayunar. Había salido de casa muy temprano,  evitando al pelirrojo, que seguro todavía estaba dormido. En el camino había llamado al moreno, avisándole que iba camino al piso de su hermano, y para su sorpresa éste le había avisado que ya estaba ahí.

 

—¿Te quedaste a dormir aquí? –interrogó.

 

—Nos quedamos –la voz gelidísima voz  de Sai lo atravesó de cabo a rabo, y tuvo el poco digno impulso de ocultarse tras Sasuke.

 

—Hola –saludó, no sabiendo muy bien qué es lo que se le dice al sujeto al que le quitaste el juguetito.

 

—Pensé que vendría contigo –confesó el de cabello corto. Antes le había parecido peligroso con toda su atinada sinceridad y con su aspecto altivo, pero ahora su furia bestial no era la de un chico soberbio y mimado, era  ira de verdad.

 

—No, de hecho no creo que sepa en dónde estoy –respondió. No iba a comportarse como si fuese culpable. Él no había encadenado a Gaara para que lo siguiera hasta su casa. En realidad, ni siquiera entendía cómo el pelirrojo había dado con su casa en primer lugar. La noche anterior no habían hablado  más que para señalarle el sofá en donde podía dormir.

 

—No importa –Sai terminó de abotonarse la chaqueta y le dirigió una mirada furibunda a Sasuke—dime en dónde vives e iré a buscarlo.

 

—Te puedo decir –repuso, armándose de valor—pero a menos que estés pensando llevar un collar y una cadena, no creo que consigas nada.

 

—Ese es mi problema –repuso quitándole importancia. Miró a Sasuke, que se había quedado en un aburrido segundo plano, los observaba sin interés y a Naruto le fastidió su actitud, aunque admitía que estaba hablando de dos de sus mejores amigos.

 

—No –se negó. No era tan hijo de puta como para chivarse.

 

—Sasuke –llamó, el otro moreno se encogió de hombros, negándose a tomar preferencias.

 

—Excelente –iracundo, lo observó durante unos segundos. Naruto estuvo seguro de que estaba planteándose el ir a soltarle unos puños bien dados, y se preparó para defenderse. No era lo que se dice el peleador karateka—ninja—samurai supremo del mundo, pero tampoco se iba a quedar con los puños abajo.

 

—Ni lo intentes –advirtió Sasuke, ahora sí, molesto. Se posicionó delante de Naruto, en actitud protectora. Más tarde tendrían que hablar de lo que a los dos les colgaba entre las piernas.  Sai los observó un rato más, y luego se dio la vuelta. Salió furioso, y Naruto estuvo seguro de que no habría fuerza humana que impidiera que encontrara a Gaara.

 

Cuando la tensión se disipó un poco, se sentó en el sillón que le quedaba más cerca, y Sasuke se sentó justo a su lado. El moreno lo besó suavemente, y él se dejó hacer porque no tenía energías para resistirse. Algo extraño estaba pasando a su alrededor y no tenía ni las ganas de evitarlo.

 

—Gracias por recibirlo –comentó Sasuke de pronto, y Naruto se sintió confundido—yo le dije dónde vivías –añadió. Los ojos azules lo miraron todavía más sorprendidos—ayer me llamó, me dijo que no se sentía bien y que no podía regresar con Sai. Quizás te diste cuenta ayer, pero él apenas tiene la capacidad de mantener una conversación. Kurenai—san ha intentado que vaya a terapia, pero Gaara se resiste a todo. Le ofrecí quedarse en mi casa, pero dijo que no se sentiría cómodo, entonces me contó que estuvo hablando contigo y bueno… ya supondrás que no podía dejarlo vagar por ahí.

 

—¿Y le contaste a Sai? –interrogó, desconfiado.

 

—No… Gaara le dejó una nota, en la madrugada Sai fue a mi casa, lo estuvo buscando y luego me arrastró hasta aquí. Como me había escuchado decirte por teléfono que tendrías que pasar el día conmigo, creo que intentó emboscarte, no sé por qué creyó que Gaara vendría.

 

—¿Crees que descubra dónde vivo? –preguntó, algo preocupado. Todo ese rollo era cansado, pero intentó ser un Ser Humano decente y comportarse.

—Seguramente Kurenai—san está en eso, si no es que ya sabe.  No estoy muy seguro, pero creo que Gaara ayer se escabulló cual princesa escapando del dragón –se burló con cariño. Era extraño, ya no le molestaba que Sasuke hiciera burdas referencias a su apariencia de chica, pero le molestó que hablara así del taheño.

 

—Gaara es un hombre –espetó con veneno, sorprendiéndolo.

 

—Ya lo sé, sólo es…

 

—No es un chiste, tú y Sai lo ven como una especie de muñeco de tamaño real.

 

—Es mi mejor amigo –señaló, ofendido. Esa conversación no iba a ningún lado. Pasados unos minutos, el moreno fue acercándose más y más. La intimidad ya no era nueva para él, pero todavía sentía un desagradable nudo en la garganta cuando Sasuke le mostraba su  afecto.

 

Todavía no podía pensar en amor.

 

Todavía no podía creer.

 

**

 

Siendo sinceros, no estaba seguro de lo que hacía. No es como si pudiera tomar una guía telefónica y ponerse a revisar  todos los números, para ver si alguno de ellos era de  sus hermanos. La trabajadora social que lo había ayudado cuando salió de casa, le había dicho que probablemente habían cambiado su apellido, para que sus padres no los localizaran. No quería pensar en sus hermanos asustados, ignorantes de que la pesadilla de sus padres se estaba pudriendo en prisión. Él tenía el deber de liberarlos, así como su hermana le había dicho que su  deber era entregarse a su padre para que no le hicieran nada a él. Así como su hermano había tenido el deber de llevarse a su hermana para protegerla.

 

Quería decirles, también, que no pasaba nada por haberlo dejado atrás. Que él entendía, que no los odiaba.

 

No podía vivir más tiempo con la culpa, con las ansias de retribuirles a sus hermanos algo de lo que ellos habían hecho por él. Era una deuda tan grande que lo aprisionaba y no le permitía avanzar, que lo hacía sentirse como si todavía siguiera ahí, a los pies de sus padres.

 

Tampoco sabía que hacer con Sai.

 

Quería estar con él, ser parte de su vida, entregarle todo. Pero Naruto tenía razón, no podía entregarle nada que no tenía, y así, sólo le estaba entregando su mutismo, su pasiva resignación, una ofensa para la deuda que ya no los unía, sino que los separaba. Le parecía que lastimarlo estaba de más, y le hubiera gustado haber sido más fuerte desde el inicio, pero ahora la única solución era alejarse. Kurenai, estaba seguro, sería incluso más difícil, pero estaba seguro de que la mujer consolaría a Sai. Después de todo, no había para ésta ningún Ser Humano a quien amara más. Sai estaba celoso de la relación que tenía con su madre, pero no se daba cuenta de que lo que los unía hasta rozar lo enfermizo no era más que el amor que ambos le profesaban.

 

Cuando la puerta se abrió, no se molestó en sorprenderse, porque ya sabía que Sai se las arreglaría para encontrarlo. El moreno lo observó con tanto cariño y tristeza, que sintió como su deuda con él superaba los límites. Ojalá Sai lo quisiera menos, porque así podrían pelearse. Ninguno de los dos era pasional como Sasuke o el mismo Naruto. Al menos, no violentamente pasionales.

 

—No me hagas esto –suplicó por fin Sai, acercándose. Sintió como estaba rompiéndose, y también se dio cuenta de que hacía tiempo que no lloraba, lo suficiente como para que se le olvidara exactamente cómo empezar. Le tomó las manos y las besó, Sai tenía unas manos de lo  más bonitas, y se sentían bien contra sus labios.

 

—Simplemente no sé qué decir –confesó—no estamos rompiendo –añadió, inseguro.

 

—¿No? –se sorprendió. Lo abrazó con fuerza, y Gaara tuvo esa recurrente, familiar y reconfortante sensación de que nada podría apartarlo.

 

 Ojalá pudieran gritarse.

 

—No puedo hablar, Sai… no puedo vivir por mí mismo…—expresó, con honestidad—cuando tu mamá me acogió en su casa, pensé en escapar durante todo el trayecto hasta tu casa, pensé en buscar a mis hermanos, darles las nuevas y luego vivir felizmente con ellos, tal como lo habíamos imaginado siempre. Y luego te vi… cuando me abrazaste me sentí bien, aunque ahora no entiendo cómo es que abrazaste a alguien que apenas conocías…

 

—Mi mamá me prometió comprarme una cuatrimoto –confesó, culpable—si abrazaba al chico al que le daríamos hospedaje por un tiempo. Shizune—san es su amiga desde hace años, cuando le habló de ti, mi mamá pensó que estaría bien si te cuidaba mientras se decidía tu futuro… y bueno, la verdad es que me pareciste de lo más bonito.

 

—No importa por qué lo hiciste… me sentí tan bien que se me olvidó todo. Contigo, con tu mamá, yo me sentí tan abrumado por la felicidad que se me olvidó que todavía tenía muchas cosas que pagar.

 

—No tienes nada que pagar… simplemente buscaremos a tus hermanos y es todo. No tienes que huir.

 

—No estoy huyendo… no de ti, al menos—expresó. Con Sai conversar era fácil, sobretodo cuando sus brazos lo tenían atrapado en amor puro y cálido.—huyo de la comodidad—admitió—si sigo así, aferrándome a ti… quiero darte lo mejor de mí.

 

—Ya me lo das… no me imagino nada mejor que lo que tenemos.

 

—Entonces vas a sorprenderte –le sonrió tímidamente, y el otro correspondió con un besito en la nariz.

Ojalá pudieran gritarse.

 

Sai se sentó con todo el fastidio del momento en el sofá desvencijado de Naruto, observando la sopa instantánea que al parecer el pelirrojo había tomado por desayuno. No estaba al corriente de la situación del rubio, que él supiera, Naruto no tenía el promedio ni las cualidades para obtener una beca, así que siempre había supuesto que tenía la solvencia del resto de los estudiantes.  Al parecer, no era así.

 

—¿Los padres de Naruto? –interrogó, no es que la vida de Naruto le importara en algo, pero tenía que dejar al taheño apaciguarse antes de reintentar una ofensiva más activa.

 

—Muertos –respondió. Le molestó comprobar que Gaara se sentía unido a Naruto, así que respiró profundamente. Podía cargar sin esfuerzo al más bajito, subirlo al automóvil conducido por el chofer de su madre y llevarlo de vuelta a casa, pero lo cierto es que no se sentía capaz de soportar el callado desagrado de Gaara.

 

Ojalá pudieran gritarse.

 

—Vámonos –ordenó por fin, decidiéndose a irse por la rama más sencilla. Gaara no se movió de su lugar y bien pudo haberse quedado callado, pues no parecía haberlo escuchado siquiera—vámonos –repitió, levantando sólo un poco la voz—¿de verdad prefieres quedarte con el imbécil de Uzumaki que conmigo?

 

—No estoy eligiendo –replicó, mirando a cualquier otro lado con tal de no hacer contacto visual con él. Perfecto, ahora su cerecita lo evitaba.

 

—Joder, Gaara –refunfuñó.

 

Ojalá pudieran gritarse.

 

—Me quedo…nos veremos en la escuela… si tu madre consiente pagar las mensualidades durante lo que queda del semestre, después aplicaré a una beca completa, tengo el promedio y…

 

—¿Piensas quedarte aquí más allá del final de semestre? –interrogó dolido.

 

 

—No sé hasta cuando…

 

Ojalá, ojalá…

 

—Te lo voy a dejar claro, Gaara –soltó, conteniendo toda la furia que sentía—si no sales de aquí conmigo, entonces mejor no te molestes en buscarme nunca más –una finta desesperada, pero sus palabras como hielo, su ira como hiel y su dolor como puñales eran reales.

 

—Grítame –pidió. Se acomodó en el sofá, esperando algo que sabía que no pasaría.

 

—Grítame tú –replicó—eres tú quien lo necesita… —se acercó al pelirrojo, tomando su barbilla con algo más de la fuerza necesaria para dirigir su rostro hacia él—si me gritas, dejaré que te quedes…

 

 

 

**

 

 

Naruto no quería tener sexo con él. No estaba muy seguro de por qué el rubio sí le “permitía” tocarlo en toda menuda extensión de su cuerpo, tenía “permiso” para hacer cualquier guarrada como chupar y mordisquearlo en cualquier parte privada, pero no para penetrarlo. No estaba seguro de si se debía a esa innata y encantadora aura de virginal orgullo que el otro tenía o si se trataba de la misma practicidad con la Naruto se engañaba, pero la cuestión es que a él le apetecía hacerlo más y más con cada negativa.

 

Su primera vez había sido con Sakura, haría cosa de un año. Después, se había ido moviendo entre Sakura, Ino, Karin y otras dos chicas, e incluso, hacía seis meses, con un chico. En ningún caso había sentido la pérdida o ganancia de algo, así que apenas lograba comprender porque el rubito se negaba. 

 

Hablando del rey de Roma, Naruto se revolvió a su lado, frotándose inocentemente contra su costado. No entendía cómo es que el rubio podía sentirse tan poca cosa, tan malvado y mezquino, cuando a todas luces era una persona, al menos, mil veces mejor que él. Desde que mantenía esa especia de relación con él, se había dado cuenta de los buenos atributos del blondo, y gracias a ello, se había dado cuenta de sus propias deficiencias al punto de sentirse avergonzado e intentar, de verdad, convertirse en alguien menos egoísta y centrado en sí mismo.  Naruto podía tender un poco a los pensamientos de auto miseria, pero fuera de ellos, era una persona alegre, espontánea y sumamente compasiva.  Lo hacía reír con su estupidez innata, su sonrisa era de lo más agradable y ni qué decir de su cuerpo. Lo volvía tan loco que apenas podía creerse lo bastante afortunado como para merecer estar al lado de él.  Estaba seguro que ninguna otra persona lo llenaría tanto como él.

 

Naruto le había demostrado que era digno de su admiración justo l noche anterior, cuando había hablado tan sinceramente con Gaara y luego, al recibirlo en su casa. No importaba qué clase de pensamientos había cruzado por su mente para hacerlo, porque él era así de confuso, importaba lo que su corazón no había podido evitar hacer. Ayudar.

 

Ayudar honesta y desinteresadamente.

 

Ser quien era, no quien creía ser.

 

—¿Qué hora es? –estaba tan ensimismado, que ni siquiera notó cuando su pareja despertó. Vaya que la cama de ese piso tenía una excelente capacidad para inducir el sueño,  era una verdadera suerte que Itachi no se pasara nunca por ahí, porque así podían disfrutarla plenamente. Estaba seguro de que Itachi sólo se había quedado a dormir ahí una docena de  veces, y eso por alguna cosa relacionada con su noviecillo, el escultor extraño, quien era expresamente odiado por su madre debido a su comportamiento excéntrico, e idolatrado por su hermano por las mismas razones.

 

—Las cuatro –informó, mirando la pantalla de su celular.

 

—Tengo que ir a casa… hoy me toca cuidar a los niños –se levantó, procurando que no lo observara demasiado, y cubriéndose la espalda con la sábana, con lo que no le permitía mirar su cuerpo mientras buscaba su ropa debajo de la cama.

 

—¿Sabes que hace apenas unas… dos horas, no sólo te miré sin tapujos, sino que también lamí miel de tu cuerpo? –interrogó divertido.

 

—Bueno… ya fue suficiente por hoy –repuso, sin mostrarse seriamente avergonzado, obviando la parte de no dejarse ver.

 

—Nunca es suficiente de ti –observó. Esta vez, pudo ver como Naruto se revolvía incómodo—¿puedo bañarte de miel y  llamarte nenita pero no puedo decirte cosas agradables? –inquirió.

 

—Tomaré un baño, con permiso –se escabulló hasta el baño, sin mirarlo otra vez, y este comportamiento lo hizo sonreír tristemente.

 

Algún día, esperaba, Naruto se daría cuenta de la persona que era.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¿Les ha gustado? Me cuentan en los comentarios qué tal.

 

Esta semana se acabó K project, ando tristona por eso. No sé qué va a ser de mis jueves desde ahora u-u Ando muy emocionada con la pareja FushimixMisaki, los amo *-* Sé que ahora mismo no es la gran cosa como para que los tiente, pero si me escriben/dibujan algo de la pareja, por más mínimo que sea, les escribo un fic de lo que quieran =D es que hay muy pocos fics de la pareja. Hay más en inglés, pero la verdad me fastidia un poco leer del fandom inglés después de escuchar los fastidiosos comentarios de algunas personas con respecto a que es mejor ¬¬ cerdos malinchistas xDD así que tengo una especie de huelga al respecto xDDD

 

Gracias por leer, comenten mucho y recuerden que a todos nos gusta que aprecien nuestro esfuerzo =D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).