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Nuestros besos por Ruka Hatake

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Notas del capitulo:

Hola aqui yo nuevamente. Espero les agrade este cap totalmente Kakashi/Iruka.

Lo que esta en negritas es son los pensamientos de Iruka ^w^

Nuevamente grax a:

Rikkathum, ranko-chan, Radharani

Por sus comentarios, realmente espero que disfruten este cap y en el siguiente veremos que paso despues de esta nochecita y porque Iru decidio cambiar su look  xD

Un saludo a todos y grax por su apoyo. abrazos.

 

NUESTRA NOCHE

Ruka Hatake

 

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Cuatro meses y trece días fue el tiempo que resistió Kakashi sin ninguna otra noticia aparte de las que asuntos de papeleo en la oficina le llegaban sobre Iruka. Tiempo suficiente para que su paciencia se agotara y los deseos de verle se desbordaran por completo poseyendo por completo cualquier deseo que antes pudo haber tenido.

 

 

Pero Kakashi era un ninja en medio de una tempestad dejada por la guerra todavía despues de más de dos años, así que el trabajo no les faltaba más que nada con tantas bajas. Así que aún tenia su tiempo sometido a un montón de misiones desde clase S hasta D, aunque eso no mermaba su deseo ni mucho menos su ingenio para de una u otra manera tomarse unos días, los suficientes al menos para ir a visitar al chunnin en la capital.

 

 

Lastima que la Hokague no estuviera muy de acuerdo en dejarlo viajar hacia esos lugares tan maravillosos de esparcimiento relajado como lo era la gran capital del país del fuego. Lo que implicara que Kakashi se partiera el lomo en hacer más trabajo del que en realidad su cansado cuerpo ya podía resistir por las heridas infringidas y todavía no sanadas, sumandole tambien la cantidad de chakra que día a día tenía que forzarse en gastar para terminar en tiempo y forma como le indicaban.

 

 

Lo bueno es que como siempre el trabajo duro trae su recompensa y la de él llego casi mes y medio mes después de iniciar con esa racha descomunal de trabajo bien realizado. El premio: dos semanas enteras de vacaciones, claro que perdería cuatro días en viaje de ida y regreso a una velocidad constante y apenas sificiente para descansar lo suficiente, no obstante, le parecía que todo aquel esfuerzo valdría la pena no solo por ir a ver a Iruka sino a arreglar en la medida de lo mejor posible su situación con él.

 

 

Estaba claro que aunque el tuviera todo el tiempo disponible en la capital, Iruka no contaría con el suficiente por estar bajo las ordenes del señor feudal, haciendo quien sabe que cosas por eso debía prepararse para aprovechar de la mejor manera posible los momentos que tuviera con el castaño. A final de cuantas lo que menos quería era que su relación se fuera todavía más en picada de lo que ya estaba.

 

 

Y vaya que su relación estaba casi al borde del precipicio y ahora incluso el preguntarse si al menos seguían siendo amigos llenaba gran parte de sus cavilaciones, ciertamente no podía culpar a Iruka por la situación en la que se encontraban. El único culpable aquí era el mismo, pues fue el quien primero rechazo al moreno de forma tajante y abrumadora siendo este el que luchara por un nuevo acercamiento quedando bajo los mismos términos enterrando su amor solo para estar cerca de el, lo que ciertamente lo volvió muchísimo más soberbio, soberbia que lo llevo hasta la locura iracunda al ver a Iruka intentar encontrar a alguien que correspondiera a sus sentimientos, sentimientos que él había rechazado.

 

 

Sabía por Naruto que KillerBee efectivamente se había marchado antes que Iruka y que este estaría allá sin la presencia del otro. O al menos esperaba que siguiera siendo así, después de todo no estaba seguro que tan bien podría manejar esta vez sus celos.

 

 

 

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-Entonces quiero cinco copias de esto y por favor que ahora sea en el papel correcto con la tinta azul, o si no tendremos que hacerlo nuevamente.-

 

 

La voz de Iruka era rasposa y entrecortada debido al resfrío que había cojido y que las medicinas apenas lograban menguar. Muchos de sus compañeros le habían sugerido irse a descansar para que se mejorara lo antes posible, lastima que a su "señor" se le ocurriera dar una fiesta, antes de firmar los papeles correspondientes con los acuerdos de comercio.

 

 

Eso sin contar que había llegado una docena más de papeles sobre reportes de aldeas que necesitaban urgentemente ayuda financiera y de mano de obra. Un caos por todo el país del fuego que a pesar del tiempo en vez de parecer volver a la normalidad ahora parecía más y más caótico, ciertamente agradecía que los acuerdos entre las principales aldeas ninjas estuviera finalizado, más que nada por la presión de los propios Kages que de los señores feudales que para quitárselos de encima simplemente aceptaron los acuerdos.

 

 

¿Entonces porque él seguía ahí?

 

 

-Iruka san nuestro Danna desea verlo.-

 

 

Claro, más por capricho de ese hombre que por otra cosa.

 

 

 

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-¡Iruka!-

 

 

Aquel grito fuerte y aterciopelado hizo que el cuerpo de Iruka se quedara estático por completo maldiciendo a su cansado cerebro traerle aquella voz llamándole con tanto entusiasmo.

 

 

-¡Iruka!- volvió a escuchar a sus espaldas un poco más cerca.

 

 

Esta vez y en contra de su propia lógica giro su cuerpo como quien posa para una cámara de forma lenta y delicada, buscando una imagen imaginaria allá de donde la voz provenía, la silueta de alguien conocido, pero no específicamente de esa persona. Pero sus sentidos se llenaron completamente de la imagen de un Kakashi sonriente que caminaba a paso largo hacía el con una mano oscilando en el viento en forma de saludo.

 

 

La boca se le seco al momento en que su corazón le dio un pinchazo, ese que había olvidado al estar tan atareado desde el momento en que puso sus pies en territorio de ese maniático feudal.

 

 

-Que gusto me da encontrarte finalmente Iruka estuve dando vueltas por todo el palacio como unas cinco veces y no podía encontrarte.- le dijo realmente feliz y aliviado.

 

 

Iruka volvió a tragar saliva al momento de cerrar su boca debido a la impresión y agradeció tener en esos momentos la mitad baja de su cara tapada con una gran bufanda para que el otro no notara como su mundo se trastoco desde que lo escucho pronunciar su nombre, pero si eso había sido un shock el abrazo fuerte y vigoroso en que lo envolvió Kakashi hizo que estallara todo lo dentro y fuera de sí.

 

 

-¿Que haces aquí?- fue lo más coherente que pudo preguntar con voz rasposa aún entre los brazos del otro.

 

 

-Vine a verte.-

 

 

Iruka enarco una ceja en cuanto sus ojos se cruzaron y apenas quedaba ya algo de contacto entre sus cuerpos.

 

 

-Oh vamos, hace tiempo que no nos vemos y ni siquiera nos despedidos adecuadamente. Vete aunque sea un poco feliz.- le animo

 

 

-Felicidad es lo último que ahora mismo puedo sentir.- soltó con total sinceridad sin referirse exclusivamente a la presencia del jounin

 

 

-Eso duele Iru chan.-

 

 

-Más dolor tengo yo.- ... - Tengo prisa, ¿tienes donde quedarte?-

 

 

-No, voy llegando, pero...-

 

 

-Ten. Espérame en la entrada norte del jardín principal del palacio a las 11.- le dijo dandole un par de llaves.

 

 

Sin dar más explicaciones Iruka giro sobre sus talones. Agotado y con el corazón latiéndole un poco más aprisa de lo que el mismo quería porque el sentimiento seguía ahí chocando contra las paredes de su cuerpo ligero y adormecido pero presente, siempre presente.

 

 

Subió y bajo como todos los días por entre los pasillos y escaleras del enorme palacio para que los consejeros de la corte pusieran atención a algo más que los cinco primeros renglones de los documentos que les prestaba antes que iniciaran con cabilaciones del tipo: “este traje seria perfecto para la fiesta”, “el te del sur esta exquisito”, “deberiamos pasarnos por...”.

 

 

E Iruka se repetía mentalmente las mil y un formas que conocía para mantener la calma y que sinceramente no daban tanto resultado como cuando las ponía en practica con sus niños en la academia ninja. Y con esos pensamientos el dolor y cansancio parecía disminuir un poco, acordarse de aquellos chiquillos siempre aliviaba su alma, era su tabla de salvación.

 

 

Entonces las horas pasaron como agua entre los dedos y un cansado Iruka se dirigió hacia su casa hasta que cayó en cuenta en la presencia de Kakashi así como le había entregado sus llaves. De esa forma redirigió sus veloces pasos para encontrarse con el peliplata en el lugar que le había indicado sentado en el verde pasto mientras como de costumbre leía uno de sus Icha Icha. Esta vez se sintió más calmado, ridiculizado de que el trabajo y la enfermedad lo llevaran incluso a olvidar lo que por tantos años estuvo clavado como estaca en su pecho, sin dejarlo vivir o morir.

 

 

-Yo.- saludo con la garganta un poco más cerrada imitando el saludo que casi siempre le dirigia Kakashi.

 

 

-Pensé ya te habías olvidado de mi.- contestó con falsa molestia cerrando su libro e incorporandose.

 

 

-Por algo te di mis llaves.- vio su reloj percantandose de que pasaba ya por mucho de la media noche.- Lo siento, te he hecho esperar mucho. - se disculpo raspando la garganta que le cosquilleaba.

 

 

-Esta bien, entiendo que tienes trabajo.-

 

 

-¿ya has cenado?-

 

 

-no.- mintió

 

 

-Vamos conozco un buen lugar.- ofrecio comenzando a caminar hacía la salida.

 

 

-¿Ramen?-

 

 

-No.Tendras que conformarte con una barbacoa a pesar de lo pesado que sea a estas horas.-

 

 

 

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En esa visita Kakashi tuvo más suerte de la que esperaba pues tuvo que cuidar de Iruka durante casi todo el tiempo que estuvo en la capital. La enfermedad termino haciendo que el chunnin cayera en cama siendo el peliplata su enfermero de planta, es cierto que no tuvo tiempo de acosar al moreno, de hablar de algo más allá de lo que era bueno para él y para su recuperación, pero también era cierto que se sintió más cerca de él de lo que habían estado desde hacía un muy largo tiempo.

 

 

Kakashi se acerco a Iruka.

 

 

Y eso lo hizo endemoniadamente feliz.

 

 

Tanto como para regresar con la suficiente fuerza y decisión de continuar trabajando lo mejor que pudiera para hacer esas vacaciones unas cuantas veces más al año en caso de Iruka no regresara pronto a la aldea.

 

 

 

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-"¿Qué forma se supone que debe tener el amor?, ¿qué clase de sabor es el que lo diferencia?"-

 

 

Un año completo nuevamente estuvo fuera de su villa en medio de una tempestad de burocracia y personas, alejado de lo que él siempre estuvo acostumbrado. Un año donde apenas tuvo la oportunidad de preguntarse que pasaría una vez regresara a su vida cotidiana yendo como maestro a la escuela ninja, como un oficinista en la torre de misiones y desempeñándose también en servicio activo como shinobi.

 

 

Un año donde inesperadamente Kakashi se presentó no una sino ya con esta cinco veces en solo siete meses, algunas veces por un periodo de hasta dos semanas como la primera vez. Y él sin querer ni poder preguntarse que sucedía, como era que la muralla que estuvo presente siempre entre ellos dos que incluso parecía más ancha y alta después de su reencuentro tras la guerra ahora parecía ser solo un papel que más que dividirlos los acogía dentro de sí.

 

 

Y es que como se podría explicar el mismo estar en su cuarto ya sin su camiseta, zapatos y chaleco bajo un ataque de besos en su cuello que lo hacían suspirar de total deseo y placer. Iruka no podía entender como era posible que sus brazos estuvieran rodeando la espalda del peliplata en un abrazo necesitado que estuvo parado en la nada durante tantos años.

 

 

Ahora mismo solo recordaba algunas frases sueltas de su conversación durante la cena, la risa que le daba escuchar acerca de los chismes que traía de la aldea. Lo peor de todo es que no podía culpar al alcohol de que su mente estuviera nublada y lo hiciera desesperadamente hacer chocar su cuerpo contra el de Kakashi, porque simple y llanamente no había alcohol de por medio.

 

 

Se estremeció cuando las manos de Kakashi subieron por su torso haciendo que se separaran un poco para besar su torso, y dejarlo recostado sobre la pequeña cama. Iruka se estremeció al verse reflejado en esos dos ojos dispares, ahí tuvo miedo, no, el miedo regreso a afrontarlo contra la que hasta entonces había sido toda su verdad.

 

 

-Te quiero Iruka.- Le dijo suave y profundamente Kakashi viendo como el chunnin parecía volver a la cordura.- Iruka, te amo.- dijo esta vez con más confianza.

 

 

-" Dime como se supone debe ser el amor, quizás si me lo explicas yo pueda saber lo que sucede entre nosotros dos." -

 

 

Los dedos del moreno rozaron en una suave caricia la blanca piel de la cara de Kakashi sin atreverse a tocar aquella cicatriz que volvía a distanciarlo del otro. Pero esta vez el peli plata atendiendo a las acciones del chunnin sostuvo la morena mano y la guío a que tocara aquella marca de su pasado, para después guiar la mano hacía su corazón.

 

 

-Esta latiendo por ti, así de frenético.- aseveró aferrando todavía más el agarre.- Déjame tenerte esta noche Iruka, déjame demostrarte que te amo.-

 

 

-"¿Por qué apareces cuando finalmente dejo tu recuerdo descansar?, ¿cuándo tus sueños comienzan a ceder?"-

 

 

Iruka cerro sus ojos acercando su rostro al de Kakashi buscando un beso hambriento y desprotegido.

 

 

Esa noche ambos se entregaron entre caricias y besos. Descubrieron ambos sus cuerpos con ternura, delineando cada una de las formas de sus pieles, marcando con la lengua cada una de las cicatrices que las batallas a través de los años les habían dejado como muestra de su supervivencia.

 

 

Se besaron no solamente en la boca, si no en los lugares donde nunca antes ninguno de los dos soñó con encontrarse, saboreando los recuerdos dulces y amargos de entregas que nunca se efectuaron de otras que ya ni si quiera recordaban y muchas más que en silencio anhelaban se repitieran únicamente entre ellos dos.

 

 

-Créeme por favor sensei.- insistió en medio de un profundo beso

 

 

La voz que Kakashi le entregaba estaba no solo llena de deseo por poseerlo, por mantenerlo ahí debajo suyo haciéndole el amor, estaban impregnadas de la desesperación de hacerle ver a Iruka que su amor ya no era unilateral, que él lo amaba sinceramente y que ese sentimiento cálido lo llenaba más y más conforme pasaban los minutos, horas, días y ahora mismo no tenía la menor idea de cuanto fuera posible que creciera, a veces pensaba que saldría de su cuerpo e inundaría el mundo entero. Si, así de enamorado se encontraba.

 

 

Iruka por otro lado se entregaba, se dejaba hacer mientras sus ojos, sus manos, su cuerpo entero reconocía el de Kakashi, eso que soñó y que nunca creyó tener, no se arrepentía al contrario deseaba que esa noche no terminara, que esas palabras no se detuvieran ni murieran junto con la llegada del nuevo día. Porque era verdad que aún ahí estaba su amor por Kakashi, no en su corazón, no, ese amor era su propio corazón.

 

 

-Te amo...- repitió en su oído mientras entraba en Iruka de una sola estocada.

 

 

El calor dentro del cuerpo de Iruka fue algo realmente estremecedor para Kakashi, y supo que si se sentía de esa manera tan diferente era por que no solo estaba teniendo sexo, sino realmente estaba haciendo el amor con la persona que lo escogió, con la persona que el tercamente alejo.

 

 

Iruka ya no contó cuantas veces Kakashi le dijo "te amo".

 

 

Solo pensaba en la facilidad en que tales palabras sonaran como si fueran de verdad, como si fueran un hecho predispuesto y natural, tanto como el aire que necesitamos respirar. Y el nuevamente débil y confundido; alegre y enamorado; dependiente y embriagado rodeaba su cuerpo con sus brazos descansando ahí al lado suyo.

 

 

Iruka se mantuvo despierto lo más que pudo viendo dormir a Kakashi de forma apacible con una ligera sonrisa en sus labios, no se arrepentía, hacer eso era negar la ansiedad de su amor, de sus deseos. Pero tampoco significaba que aceptara ser solo el remplazo de alguien que había muerto antes siquiera de él mismo conocerlo.

 

 

No daría marcha atrás sobre sus pasos, pero tampoco iría corriendo por un camino equivocado.

 

 

Simplemente esa era su noche, la noche de ambos.


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