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Vuelve conmigo por Khira

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Vuelve conmigo

Por Khira

Capítulo 10

Se despertó. Notó que era de noche, y hacía frío. Trató de incorporarse, pero un fuerte dolor en el hombro derecho se lo impidió.

- Ouch! – exclamó, haciendo que la persona que había junto a la ventana se girara.

- Kaede!

- Papá…

- Cómo te encuentras, hijo? – dijo Hiro Rukawa acercándose a la cama.

- Me duele… – de pronto Rukawa recordó todo y se puso tenso – Y Sakuragi?

- Estaba aquí conmigo hace un momento. Ha ido a llamar por teléfono.

- Él está bien?

- Sí. Sólo tiene un pequeño rasguño en el brazo.

- Qué pasó?

- No lo sé muy bien… Sakuragi sólo me ha contado que después de que ese tal Seijuro Ito te disparara, intentó dispararle a él también, pero logró desarmarle dándole con una silla.

Al oír el nombre de Seijuro, Rukawa notó que se le revolvía el estómago. Miró hacia el techo de la habitación.

- Con una silla, eh? Ese doa’ho…

- Kaede…

- Qué? – Rukawa miró de nuevo a su padre.

Hiro Rukawa cogió la mano de su hijo, y empezó a llorar.

- Yo… yo… lo lamento mucho hijo, por favor perdóname! Me… me comporté como un estúpido, lo sé. Pero por favor, tienes que perdonarme! Te quiero Kaede…

Rukawa apretó la mano de su padre. "Papá… Es la primera vez que le veo llorar desde que mamá se fue."

- No llores papá… estás ahora aquí, y con eso me basta.

- Kaede… gracias.

Unos golpes en la puerta les interrumpieron. El padre de Rukawa se secó las lágrimas con la manga de su camisa, y sonrió.

- Debe ser Sakuragi. Os dejaré solos. Supongo que tendréis cosas de que hablar.

Rukawa notó que el corazón se le aceleraba. Vio como su padre se acercaba a la puerta de la habitación, la cual quedaba fuera de su alcance visual. Oyó unos murmullos, y al momento apareció el pelirrojo con una gran sonrisa.

"Vaya… es la primera vez que me sonríe así."

- Hola zorro. Ya te has cansado de hibernar?

- Doa’ho…

- Rukawa temeee! A quién llamas doa’ho?

- Al único que hay aquí…

Sakuragi sonrió de nuevo y se sentó junto a la cama.

- Que tal estás? – preguntó.

- Bien… y tu brazo?

- Oh, está perfectamente. No fue nada.

- Qué pasó… qué pasó con Seijuro?

- No nos tendremos que preocupar más por ese tipejo. Este genio le dio su merecido! Tanto que también él necesitó una ambulancia! MUAHAHAHA!! Aunque a estas horas supongo que ya debe estar en comisaría.

- Me alegro…

- Oye Rukawa… - de pronto Sakuragi estaba tenso.

- Qué pasa?

- Acabo de cruzarme con los policías que hablaron conmigo esta misma mañana. Les tuve que contar todo lo sucedido. Me preguntaron que tipo de relación había entre tú y Seijuro…

Sakuragi se sintió incómodo y no pudo evitar desviar la mirada.

- … pero yo les dije que de eso no sabía nada. Cuando tu padre les cuente que has despertado, supongo que vendrán a hablar también contigo y te preguntarán lo mismo…

- Entiendo – Rukawa también se sintió de pronto muy incómodo.

- Dime una cosa, zorro… tú… le querías? Bueno, quizás, no sé, tú… tú le quieres?

Las mejillas del pelirrojo adquirieron un leve matiz rosado al realizar la pregunta, cosa que no pasó inadvertida para Rukawa. Éste se tomó su tiempo para contestar, pero cuando lo hizo su voz sonó firme.

- No. No le quiero.

Sakuragi le miró y suspiró al escucharle. Luego volvió a girar los ojos hacia la ventana.

- Pues me alegro de oírte decir eso, zorro. Un problema menos. Ya has visto que ese tipo no te convenía.

La posibilidad de que el motivo del suspiro fuese otro sonó fugaz pero con fuerza en la cabeza del chico tendido en la cama. No pudo reprimirse y sonrió.

- No será que estás celoso, doa’ho?

- Que dices zorro tarado y…! –calló de golpe. Sintió que el corazón le daba un salto.

"Está… sonriendo. Por Kami… Rukawa está sonriendo."

Por unos instantes Sakuragi se quedó embobado mirando a Rukawa, quien sonrió aún más viendo la cara de estúpido que se le había quedado al doa’ho.

- Qué pasa? Se te ha comido la lengua el gato?

Unos toques en la puerta hicieron que Sakuragi reaccionara y se levantara.

- Seguro que es la policía – dijo muy serio.

- …

- Yo me voy a casa a dormir, ya que supongo que tu padre se quedará aquí. Pero mañana vendré a verte.

- De acuerdo - "Se ha puesto triste de repente…"

- Hasta mañana pues.

- Hasta mañana.

Sakuragi se dirigió a la puerta mientras dos hombres trajeados entraban en la habitación y se acercaban a Rukawa.

"En fin, vamos allá. Esto no va a ser agradable."

Mientras, un pelirrojo muy confundido caminaba deprisa por los pasillos del hospital.

"Qué me ha pasado ahí dentro?

Ha sido por esa sonrisa… Ese zorro tiene una hermosa sonrisa, caramba. Si la hubiera mostrado en la escuela, los infartos se habrían contado por miles.

Incluso yo… a mí también se me ha parado el corazón. Pero porqué? Jamás me había sentido así. Ni siquiera cuando conocí a Haruko, la chica que más me ha importado hasta ahora. Es como sí… no, no puede ser.

Eso no puede ser!

No.

Yo no soy gay.



O sí?"

- Aaahhhh!

Unas cuantas personas entre enfermeros, médicos, pacientes y visitantes se quedaron asombrados cuando vieron a un gigante pelirrojo agacharse de pronto para darse un impresionante cabezazo en el suelo.

oooooooo

Pasaron unos días, en los que Sakuragi no fue el único en visitar a Rukawa. Ayako, Ryota, Mitsui, Kogure y Akagi también pasaron por el hospital para ver al herido zorro, por mucho que éste se negara al principio a ver a nadie más. Lo primero que hizo Ayako fue atizarle a Rukawa con su abanico, para a continuación, olvidando el decoro, echarse llorando sobre él. Por supuesto, el grito de dolor de Rukawa fue inmediato.

La visita más emotiva sin embargo fue la del entrenador Anzai. Aunque, en realidad, el que fuera emotiva fue algo que los miembros y ex–miembros del equipo del Shohoku se imaginaron, pues nadie más estuvo presente. Tampoco supieron nunca qué le dijo exactamente el gordito a su jugador estrella, pero después de esa visita Rukawa pareció mucho más tranquilo ante la idea de regresar a la escuela, y por ende, al equipo.

Finalmente los médicos decidieron darle el alta a Rukawa, aunque avisándole de que todavía debía esperar un poco antes de volver a la escuela y que por supuesto no podía realizar ningún tipo de actividad física.

Ese mismo día por la tarde un grupo de chicos se dirigía a su casa.

- No crees que se enfadará si vamos todos juntos a visitarle? – preguntó Takamiya.

- Es cierto Hanamichi. El médico le recomendó tranquilidad – dijo Ookusu.

- Además, con el carácter de Rukawa… seguro que nos echa – terció Noma.

- No os preocupéis. Ya es hora de que ese zorro se acostumbre a la gente – dijo Sakuragi.

Al llegar tocaron el timbre. El padre de Rukawa les abrió la puerta, y tras saludar, les invitó amablemente a que pasaran.

- Estoy muy contento de que vengáis a visitar a Kaede también aquí. Seguro que él también se alegra. Voy a mirar si está despierto.

Los chicos aguardaron en el salón. En menos de un minuto el padre de Rukawa volvió, muy asustado.

- Qué ocurre, señor Rukawa?

- No está…

- Qué? – preguntaron todos los chicos al unísono.

- Kaede no está… se ha ido.

- Cómo que se ha ido? – preguntó un alarmado Sakuragi.

- Se ha marchado… este hijo mío… es que nunca hará caso de lo que le dicen? Sólo tenía que esperar unos días más!

- De qué habla? – preguntó Yohei.

- Su balón. No está en la habitación.

Se oyó un suspiro unánime por parte de los cuatro amigos de Sakuragi. El pelirrojo sin embargo parecía muy enfadado cuando habló.

- No se preocupe señor Rukawa. Ahora mismo le traeré a su hijo de vuelta – dicho lo cual se marchó sin ni siquiera esperar a sus amigos.

- Espera Hanamichi! – gritó Yohei mientras le seguía hasta la calle. No le sirvió de nada. El pelirrojo era demasiado rápido.

"Maldito Rukawa… no me des estos sustos, joder!"

En unos minutos llegó a la cancha donde había visto jugar a Rukawa y a Sendoh. En efecto, ahí estaba el kitsune. Antes de entrar se quedó unos minutos contemplándolo. Rukawa estaba practicando tiros libres, y no fallaba ninguno.

"No te has olvidado de cómo se juega, eh zorro?"

Eso estaba pensando el pelirrojo cuando vio la cara del chico de ojos azules tensarse en un gesto de dolor mientras de disponía a efectuar un nuevo lanzamiento.

- Rukawa!

El chico volteó y no pareció muy sorprendido de ver ahí al pelirrojo, mientras sujetaba su hombro derecho con la mano izquierda.

- Serás baka! No te ha ordenado el médico que nada de ejercicio físico por un tiempo? Es que crees que te lo ha dicho por capricho? Eres un irresponsable! – gritaba el pelirrojo yendo hacia él.

Sakuragi parecía verdaderamente enfadado. Rukawa en cambio se limitó a sonreír, cosa que desarmó al pelirrojo, impidiendo que continuara regañándole.

- No podía esperar más – dijo tranquilamente.

- …

El que Rukawa le sonriera se había hecho costumbre desde aquel primer día en el hospital, pero sólo lo hacía cuando se encontraban los dos solos, como en ese momento. Eso provocaba que el pelirrojo estuviera aún más confundido.

- Un uno contra uno? – preguntó Rukawa.

Iba a empezar a regañarle de nuevo, cuando cayó en la cuenta.

- Es la primera vez que me propones eso, kitsune.

- Eso es porque como estoy lisiado el duelo será más parejo – dijo divertido.

- TEMEEEE! ESTE GENIO SERÍA CAPAZ DE GANARTE AUNQUE ESTUVIERAS EN PLENA FORMA, ZORRO ENGREÍDO!

Rukawa dejó escapar una risita que paralizó el corazón del pelirrojo.

- Escucha Rukawa… yo… aún no te he dado las gracias por… por aquello… - dijo de pronto Sakuragi.

Rukawa le miró con cara de no entender.

- Por protegerme cuando ese malnacido de Seijuro Ito me disparó.

- Ah! Bueno, yo tampoco te he dado las gracias aún por venir a salvarme de ese tipo. Se puede decir que estamos en paz – dijo Rukawa algo nervioso.

- Pero que dices? El hecho de venir a buscarte no se puede comparar con eso… puede que me salvaras la vida – insistió Sakuragi.

- No… no exageres, doa’ho.

- Porqué lo hiciste?

- No-no lo sé…

- Creía que tú también me odiabas.

- Yo nunca te he odiado, doa’ho... Al contrario…

Mil pensamientos pasaron raudos por la mente de Rukawa. "Qué hago? Se lo digo? No... Por que iba a estropearlo ahora que parecemos incluso amigos… Aunque por otro lado… cuando volveré a tener una oportunidad como ésta de decirle lo que siento por él? Pero se va a asustar… y si vuelve a odiarme? No… él no es así…"

Sakuragi observó que Rukawa parecía encontrarse mal de pronto, y se preocupó.

- Te pasa algo? – preguntó acercándose a él.

- Yo… yo…

- Tú qué?

Rukawa cogió aire, y soltó lo que escondía su corazón.

- E-estoy enamorado de ti, Sakuragi.




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