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Vuelve conmigo por Khira

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Vuelve Conmigo

por Khira

Capítulo 4

- Como que no ha venido?? – exclamó un pelirrojo en los pasillos de la preparatoria Shohoku.

- No, hoy no ha venido a ninguna clase – repitió Ishi, aún extrañado de que Sakuragi le hubiera preguntado donde estaba Rukawa.

- Es normal, Hanamichi – dijo Yohei – puede que quiera dejar pasar unos días para que las cosas se calmen. Mira a tu alrededor.

Sakuragi miró y se dio cuenta de que su amigo tenía razón. En Shohoku no se hablaba de otra cosa. En todos los rincones de la preparatoria se comentaban las pintadas del gimnasio y la huida del kitsune.

- Tienes razón, Yohei. Crees que vendrá al entrenamiento de esta tarde?

- No lo sé, Hanamichi. Ni idea.

oooooooo

- Kaede… - Seijuro llamaba a un medio dormido y resfriado Rukawa.

- … - Rukawa no abría los ojos.

- Kaede, como te encuentras?

- Me duele mucho la cabeza… - Porqué me llama Kaede?

- Normal, tienes fiebre. Escucha, voy a hacer unas gestiones. Te dejo antitérmicos en la mesilla. Volveré antes de la hora de comer, y si por la tarde te encuentras mejor te enseñaré Factory.

- mmpf.

Seijuro sonrió y dejó dormir al chico. Antes de irse, le echó un último vistazo, y sonrió aún más. Es muy hermoso, pensó.

Esa misma tarde, Seijuro y Rukawa entraban en el famoso Factory. Aunque Seijuro le había hablado de él como una discoteca, ésta estaba en realidad en el sótano. La planta baja era un sencillo bar de estilo muy juvenil, y a esa hora de la tarde estaba lleno a reventar. El camarero saludó a Seijuro y a Rukawa después de que el primero los presentara.

- Te gusta? – preguntó Seijuro una vez hubieron bajado a la discoteca.

- Es muy grande – dijo Rukawa.

- Eso es porque ahora está vacía. Ya verás el viernes.

- El viernes?

- Sí, la discoteca abre viernes y sábados. El resto de días trabajarás en el bar de arriba. Touya, el camarero que te acabo de presentar, te enseñará lo que necesites. Empezarás mañana.

- De acuerdo.

oooooooo

Como todas las tardes, el equipo de baloncesto de Shohoku entrenaba en el gimnasio. Sin embargo, ese día había algo diferente. Nadie gritaba, ni se quejaba. Apenas se pronunciaban palabras como “Pásamela” o “Te toca”.

Hacía una semana que Rukawa había desaparecido. Nadie sabía nada de él. Ni siquiera el profesor Anzai, que llamó a su casa el primer día que Rukawa faltó a las clases, sólo para descubrir que ni su propio padre sabía donde se encontraba. Se citaron ese mismo día, y Hiro Rukawa le explicó al profesor Anzai todo lo ocurrido la tarde del pasado lunes. El pobre hombre se veía tan arrepentido que el profesor Anzai no se atrevió a recriminarle nada. En cambio le prometió que haría lo posible para encontrar a su jugador. Tres días después dos policías se paseaban por el instituto, pero no averiguaron nada. Kaede Rukawa se había esfumado.

Donde coño te has metido, kitsune?, se preguntaba Sakuragi mientras practicaba los tiros en salto. Pero estaba tan desconcentrado que no le entraba ninguno. Ayako se dio cuenta de ello y se acercó al pelirrojo.

- Sakuragi… - empezó a decir.

- Que pasa, Ayako? – preguntó Sakuragi mientras cogía el balón con una mano.

- Seguro que está bien – dijo la mánager.

Sakuragi sabía a quien se refería, aunque estuvo a punto de hacer como quien no sabe de qué le están hablando. Forzó una sonrisa y dijo:

- Pues claro Ayako, no vale la pena preocuparse por ese kitsune. Seguro que estará escondido en su madriguera – dicho esto se giró y siguió con los tiros.

Ayako se quedó mirando al pelirrojo. Nunca le había visto una sonrisa tan falsa, pensó. Está en verdad preocupado. Como todos. En los años que hace que conozco a Rukawa, jamás había faltado a un solo entrenamiento de baloncesto, ni siquiera estando enfermo. Y hoy se cumple una semana… Ayako se encaminó de nuevo a un lado del gimnasio. Al cruzarse con Ryota, ambos se dirigieron una mirada de preocupación. La misma que tenían todos los integrantes del equipo.

Al finalizar el entrenamiento, Sakuragi y su gundam iban hacia el Danny’s, como era costumbre. Todos sabían la causa del mal humor de Hanamichi, pero también sabían que no lo iba a admitir. Así que se pasaron el resto de la tarde hablando de trivialidades.

- Se te ve muy preocupado – dijo Yohei a Sakuragi, mientras caminaban solos por la calle. El resto de la gundam había tomado otro camino – Y no me harás creer que no tiene que ver con Rukawa.

Sakuragi miró a su amigo, y le pareció estúpido seguir disimulando.

- Es que… y si le ha pasado algo? – dijo al fin.

- Porque piensas eso? Quién sería capaz de hacerle algo a Rukawa?

- Y si… - Sakuragi dudó – y si se ha hecho algo él?

- Pero que dices, Hanamichi? – Yohei se sorprendió. No había pensado en esa posibilidad.

- No sé… sólo sé que para ese maldito zorro el baloncesto lo es todo, pero hace una semana que no aparece por el gimnasio. Nadie lo ha visto en ninguna cancha. Si ha pensado… si ha pensado, aunque sólo fuera por un momento, que por culpa de lo que ha pasado no podrá jugar en ningún equipo… - Sakuragi no pudo continuar hablando.

- Que no, Hanamichi. Rukawa es Rukawa, por muy mal que se sienta, estoy seguro que no haría una tontería así.

- Eso espero, Yohei. Eso espero.

oooooooo

No había sido tan horrible como esperaba. La música de la discoteca le gustaba, pero, aunque en la barra no se sentía tan fuerte, los oídos le habían pitado todo el fin de semana. Los demás camareros habían sido muy amables con él, y le habían enseñado todo tipo de combinaciones posibles de alcohol, refresco y zumo. Sin embargo, había notado que le miraban con cierto aire de preocupación, que desaparecía cuando Seijuro andaba cerca.

Seijuro…, pensó. Se le hacía extraño llamarle así, pues tenía casi 15 años más que él, pero él mismo se lo había ordenado. Así que tampoco podía quejarse de que Seijuro le llamara también por el nombre.

- Kaede… te falta mucho? – oyó que le llamaba.

- No, ya casi estoy – dijo Rukawa mientras se secaba con la toalla. Se puso la ropa interior y los pantalones del pijama, entonces notó que había algo en un bolsillo. Lo sacó. Sólo era un pañuelo de papel. Lo arrugó aún más haciendo una pelota, y se dispuso a tirarlo a la papelera del baño. Entonces sintió de nuevo aquel dolor agudo en el pecho.

Levantó ambos brazos, imitando un movimiento que sabía muy bien. Lanzó la pelotita que había hecho y ésta entró en la papelera. Notó que la vista se le nublaba.

Abrió la puerta del baño y se dirigió a su habitación, pero una mano le agarró de la muñeca.

- Qué te pasa? – preguntó Seijuro.

- Nada… - la voz de Rukawa apenas era audible.

- Como que nada… mírame.

- No…

- Mírame he dicho.

Rukawa le miró. Pero no veía nada. Se decidió a hablar.

- Yo… echo de menos algunas cosas…

Entonces dio un respingo. Seijuro le estaba abrazando.

- No te preocupes Kaede. Estás empezando de cero, y es normal que sientas añoranza, en especial del baloncesto.

Rukawa no se sorprendió de que él supiera qué era concretamente lo que añoraba. Seijuro se separó un poco de Rukawa, y poniendo las manos detrás de su nuca, continuó.

- Pero recuerda que esto sólo es una etapa de tu vida, y que yo estoy aquí para ayudarte.

Un amago de sonrisa apareció en los labios de Rukawa. Que habría sido de mí si casi no me hubiera atropellado?

Seijuro sonrió, y entonces acercó sus labios a los de Rukawa.

Rukawa se quedó paralizado de la impresión. Seijuro lo estaba besando?!

Puso las manos en su pecho, como tratando de apartarlo, pero no lo hizo. Las manos de Seijuro seguían en su nuca. Abrió los labios queriendo decir algo, pero la lengua de Seijuro aprovechó rápidamente para meterse en su boca. Las manos de Rukawa bajaron del pecho de Seijuro a su cintura, mientras que una de las manos de Seijuro se colocó en la espalda de Rukawa, atrayéndolo más hacia él. Rukawa empezó a corresponder el beso. Que sensación tan increíble. Estuvieron así unos segundos, besándose apasionadamente, hasta que fue Seijuro el que se separó. Parecía muy serio.

Miró a Rukawa fijamente a los ojos. Éste notó con pesar que se ruborizaba. Le costaba mantener la mirada de Seijuro.

- Me gustas mucho, Kaede. Eres un chico muy especial – dijo Seijuro.

- Tú… tú también me… me gustas.

Seijuro sonrió.

- Ven – dijo simplemente, cogiendo a Rukawa de la mano. Entraron a la habitación de Seijuro.

- Siéntate en la cama – Rukawa obedeció. Seijuro se sentó a horcajadas sobre él y empezó a besarlo aún más apasionadamente que antes.

Rukawa sólo se dejaba llevar, incapaz de pensar en nada coherente. Notó que Seijuro le empujaba hacia atrás. Ahora estaba tumbado boca arriba en la cama, con Seijuro encima suyo quitándose la camisa. Luego éste se agachó y empezó a besar en el pecho a Rukawa, quien se estremeció de placer. Después de unos minutos Seijuro le quitó los pantalones y acarició el miembro de Rukawa por encima de la ropa interior, haciendo que soltara un gemido. Cerró los ojos.

Qué está pasando?

Cuando los volvió a abrir, vio que Seijuro estaba también en ropa interior, quitándole la suya. Cuando lo hubo conseguido, agarró el miembro de Rukawa y empezó a masturbarlo suavemente. Rukawa empezó a gemir. Pero gimió mucho más cuando notó que Seijuro empezaba a masturbarlo con la boca. El placer le hacía arquear la espalda, y no tardó en correrse. Seijuro se apartó y lo miró complacido. Cuando se hubo recuperado, se incorporó y miró a Seijuro a los ojos. Y ahora qué?

- Me toca – dijo Seijuro sonriente, mientras se quitaba la ropa interior. Rukawa dudó, pero alargó la mano hacia el miembro de Seijuro. Pero éste no se lo permitió.

- Que… qué pasa? – Rukawa no entendía nada.

- Gírate – la sonrisa de Seijuro adquirió un matiz extraño.

Rukawa comprendió. Un gesto de temor se formó en su rostro.

- No tengas miedo. Te prepararé. Gírate – Vio como Seijuro abría uno de los cajones de la mesilla y cogía un preservativo y un tubo que supuso era lubricante.

Muy despacio, Rukawa se dio la vuelta. No iba a admitirlo, pero estaba aterrado.

Notó como enseguida Seijuro le introducía un dedo húmedo. Se mordió los labios para no gritar de dolor. Al cabo de unos minutos, cuando el dolor remitió, notó como un segundo dedo intentaba reunirse con el primero. El dolor volvió de nuevo, pero se calmó más rápidamente, e incluso sintió algo de placer. De repente ambos dedos abandonaron su entrada. Rukawa se agarró fuerte a las sábanas, temiendo lo que venía. En efecto, notó el miembro de Seijuro introduciéndose en él, mientras sentía que un dolor inmenso le recorría todo el cuerpo. No pudo evitar el grito que salió de su garganta. Cuando Seijuro hubo conseguido introducirse completamente en Rukawa, se quedó un momento quieto esperando a que éste se acostumbrara. Notó que Rukawa estaba a punto de desmayarse, pero eso no lo hizo desistir. Poco a poco empezó con las embestidas. Rukawa ya no era capaz ni de gritar, sólo alcanzaba a gemir. Finalmente el dolor empezó a remitir, y sin apenas darse cuenta estaba siendo sustituido por placer. Perdió la noción del tiempo.

Seijuro empezó a gemir también, hasta que se vino. Salió de Rukawa y se desplomó en la cama junto a él, abrazándolo por la espalda. Estuvo un rato acariciándole el cabello. Iba a preguntarle algo, cuando notó que Rukawa se había quedado dormido. Sonrió, y se dispuso a dormir él también.

oooooooo

N/A: Evidentemente este es el primer lemon que escribo en mi vida, ya me dirán que les ha parecido…

Muchos besos

Khira-chan

PD: aah porque no sale la letra en cursivaaa!!


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